Amores solitarios. Morgane Ortin

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Amores solitarios Morgane Ortin

Traducciรณn de Marta Armengol


AMORES SOLITARIOS

Morgane Ortin ¿Quién ha dicho que los sentimientos están pasados de moda? Los sentimientos son la vanguardia. El romanticismo es atemporalmente moderno. Amores solitarios aspira a convertirse en el testimonio de esta nueva época.Una época en la que la poesía no sea un capricho. En la que las palabras vuelvan a estar en alza y revelen emociones profundamente íntimas y, a la vez, absolutamente universales. Amores solitarios es el manifiesto del amor moderno, del amor 2.0, que reagrupa cientos de mensajes de amor anónimos. Desde que creó la cuenta de Instagram (@amours_solitaires) Morgane Ortin ha recopilado miles de conversaciones íntimas de amantes anónimos. Palabras dulces, palabras crueles, exaltadas, eróticas, simples, divertidas, sensuales, hábiles, dulces, alocadas. En Amores solitarios cristaliza el momento único en que el amor se forma o un mero tono del teléfono despierta las emociones, en que elegir las palabras adecuadas para responder a un mensaje nunca había sido tan importante; en que cada nueva sílaba es una caricia para todos los sentidos, pero también el instante en que el amor, frágil, se apaga y desaparece. Pretende capturar un escalofrío para hacerlo inmortal, sin importar su origen o su autor, y compartirlo para traer alivio y consuelo a otros corazones. Morgane Ortin ha seleccionado 278 de estos mensajes para, a través de un maravilloso y lírico montaje, componer ahora en forma de novela la gran y hermosa historia de amor que estás a punto de leer. ACERCA DE LA AUTORA Morgane Ortin, tras estudiar Literatura, empezó en 2015 a trabajar como directora editorial de la casa DesLettres, especializada en la publicación de la correspondencia de los grandes escritores franceses. En 2017 abrió la cuenta de Instagram @amours-solitaires, en la que se publicaban diariamente centenares de mensajes de amor anónimos. Después de un año y medio, ha conseguido más de 200.000 seguidores. El canal cuenta con una versión inglesa llamada @DearAmours-solitaires, que se lanzó en septiembre de 2018. Instagram: @amours_solitaires www.amours-solitaires.com.


Prólogo

Estoy enamorada del amor. Me enamora amar, me enamora

decirlo, escribirlo, leerlo y releerlo. Me enamoran las palabras de amor que se susurran al oído, las que se exclaman de madrugada, las que se dejan por la mañana en la esquina de una mesa para que otro las encuentre, las que uno descubre en el teléfono en un momento inesperado. Son palabras que no quiero dejar perder, que quiero extraer del momento en el que se han escrito o leído para conservar su brillo. Hace dos años me enamoré hasta las trancas. Mi teléfono se convirtió en un paraíso oculto de intercambios apasionados que sería una pena olvidar. En el fondo tenía ganas de compartirlos, aunque fueran algo profundamente íntimo. Empecé a hacer capturas de pantalla de forma sistemática. Pero incluso así, almacenados en mi teléfono, esos recuerdos se perdían entre otras fotos y vídeos que se acumulaban inexorablemente. Necesitaban otro sitio, un lugar único, intangible, participativo y benevolente, un rinconcito aparte que encontré al crear una cuenta de Instagram en la que publicar mensajes de amor de forma anónima. Ese rincón es Amours Solitaires, en plural, porque, aunque al principio solo exponía en ella mis propios mensajes de amor, hoy en día recibo centenares de mensajes con regularidad. Enamorados Solitarios, enamorados del amor, ya no estamos solos. Cada día intento cristalizar a través de lo que publico el momento singular en el que el amor cuaja, en el que la emoción se dispara con un simple timbrazo del teléfono y en el que se vuelve más importante que nunca elegir las palabras para responder; en 5


el que cada nueva sílaba es una caricia para los sentidos; pero también el instante en que el amor, tan frágil, se apaga y desaparece. Para mí, cada mensaje que publico es una llamada al amor, a escribir sobre el amor, y rebate dos cosas: —En primer lugar, ese rumor que corre según el cual las letras han muerto, la gente ya no sabe escribir y la imagen ha sustituido a la palabra. Porque cada día circulan una multitud de mensajes que, aislados en la intimidad de los teléfonos, contradicen ese rumor de la forma más bella. Las letras no han muerto: han evolucionado gracias a los nuevos soportes que nos ofrece la tecnología. Puede que estén más vivas que nunca. —En segundo lugar, esa idea de que no está bien ser romántico. Durante muchos años se ha elogiado el distanciamiento y la resistencia al romanticismo, una actitud que parece inspirada por el refrán popular «En la guerra del amor, el que huye es vencedor». De ahora en adelante debemos destruir el imperio de la falsa indiferencia y el tabú de los sentimientos, que no están ni obsoletos ni pasados de moda. Los centenares de mensajes de amor que recibo a diario en Amours Solitaires son prueba de ello y, viéndolos en su conjunto, tengo la profunda convicción de que son los primeros signos de una revolución del amor. En el momento de escribir este prólogo he publicado ya 518 SMS en Amours Solitaires y he recibido cientos de mensajes más que del mismo modo merecerían ver la luz. Al leerlos seguidos he descubierto cómo se tendían vínculos entre mensajes que no se escribieron en respuesta mutua. Situándolos unos a continuación de otros, he visto intercambios, discusiones, declaraciones, conflictos, como si esos mensajes fueran piezas de un rompecabezas que pudieran ensamblarse para formar un todo. He elegido los mensajes de 278 contribuciones anónimas y, al unirlos, nació este libro, una historia de amor a través de mensajes de texto entre dos personajes cuya identidad desconocemos. Para mí, este libro es el lugar de encuentro de todos esos amores solitarios que, sin saberlo, se convirtieron en solidarios. Juntos han creado una gran historia de amor alimentada por 278 conversaciones anónimas. Hubieran podido escribirse miles de historias de amor diferentes con la preciosa materia prima de la que disponía. Yo he elegido la que sigue.

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ÉL YA HABÍA CONOCIDO EL AMOR. ELLA TAMBIÉN LO HABÍA VISTO PASAR. ESTA ES LA HISTORIA DE AMOR DE LOS DOS. EL AMOR QUE CAE COMO UN METEORITO, AQUÍ Y AHORA.


CAPÍTULO 1

¿QUIERES MI NÚMERO?


14 de enero

00:45

¿Quieres mi número? Lo quieras o no, aquí lo tienes. Llámame para cualquier urgencia/preguntarme lo que quieras sobre mi vida/un baño a cualquier hora. Gracias por la cena y todo lo demás. Me lo he pasado muy bien. Hasta pronto, espero. 02:22

Me encuentro en un estado anormal y no quiero decir nada anormal, pero te deseo la mejor noche desde que la noche es noche y el mundo es mundo.

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15 de enero

16 de enero

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17 de enero

12:00

Hola, solo me preguntaba cómo estarías, andando por estas calles soleadas.

Vaya, qué curioso, justo estaba pensando en ti. Estoy muy bien. Estoy escuchando un fragmento de las Vexations de Satie, no sé si las conoces, pero es increíble, y como estuvimos hablando de él la otra noche… Es una pieza que compuso después de que Suzanne Valadon lo dejara. La melodía es muy corta y está pensada para que la toquen 840 veces seguidas, entre doce o veinticuatro horas de ejecución. Me ha parecido fabuloso y he tenido ganas de compartirlo.

Es increíble las estupideces que se llegan a hacer cuando se sufre mal de amores. Hay una frase que Satie le escribió a ella que me marcó mucho: «En todas partes, no veo más que tus ojos».

La obsesión de una mirada.

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18 de enero

19 de enero

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20 de enero

08:05

¿Qué haces un martes por la mañana cuando no has dormido más de tres horas pero tienes que estar despejado para ir a trabajar? 09:05

Tomarte un café o un zumo. Poner música muy alta. Dar vueltas por tu piso varias veces seguidas. Pasar de todo y volver a la cama.

He empezado por el café. Luego, 20 minutos más tarde, me he decidido por la última solución.

Que descanses, pues. Mi música preferida para echarme la siesta: Desmond, de Boe Strummer. Quizá te ayude.

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21 de enero

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22 de enero

00:47

No consigo conciliar el sueño. Hace una semana que estoy así.

¿Duermes?

No, aún no.

Elige un tema, el que quieras, y lo hablamos por aquí.

Las fantasías.

¿Has tenido fantasías alguna vez?

Sí, muchas veces.

¿Y qué me dices del deseo?

Eso no lo conozco tanto.

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Es algo que siempre he fingido involuntariamente.

Sentí deseo una vez. Me hizo temblar.

El deseo debería causarlo alguien por quien, de entrada, no sentías deseo. Debería explotarte en la cara.

Siempre cuando menos te lo esperas. Liberado de cualquier imagen preconcebida.

Las fantasías no deberían expresarse en imágenes. Solo en palabras y mediante lo desconocido.

¿Y tus fantasías?

Ahora mismo intento prohibírmelas. Acabo de salir de una relación bastante larga, la ruptura ha sido muy dura, intento centrarme y darme tiempo para superarlo.

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23 de enero

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24 de enero

00:10

He bebido un poco y es curioso porque ahora mismo tengo ganas de compartir contigo lo que oigo, leo o veo.

Cuántos temas de conversación posibles.

Un océano de posibilidades, querrás decir.

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25 de enero

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26 de enero

23:45

Me aburro, pero si pienso en ti me aburro menos. Mándame algo bonito, algo que se parezca a ti. 00:35

«La piedra que soy es una imagen. Seikilos me trae aquí. Signo inmortal de un recuerdo eterno.»

Es la canción más antigua del mundo.

Es una canción de amor.

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27 de enero

28 de enero

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29 de enero

11:12

Esta mañana estoy con Nabokov, leyendo muchas cosas que me hacen pensar en ti. Me da escalofríos. ¿Quieres que te las mande?

Claro, me encantaría.

Pero te aviso: es muy romántico.

Perfecto.

¿Eso crees? En el punto en el que estamos… Pensaba en eso esta noche, he tardado muchísimo rato en dormirme.

¿Pensabas en qué?

En el punto en el que estamos.

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«Porque contigo es preciso hablar de un modo asombroso, de la manera que hablamos con las personas que ya no están, no sé si me sigues, en el sentido de pureza y levedad y precisión espiritual, pero yo… Me tambaleo de un modo horrible. Ya sé que se te puede lastimar con un diminutivo feo… Pues toda tú eres tan sonora como el agua de mar, preciosa mía.»

Me quedo sin palabras.

Soy un gran enamorado del amor. Que sepas que me encantaría escribirte cartas así, de verdad.

¡Qué idea tan bonita! Pero, visto el ritmo de nuestros mensajes, me da miedo que las cartas no estén a la altura de esta maquinita infernal. Tenemos que recuperar muchos años de cosas que no nos hemos dicho.

Es cierto, a veces me pregunto si será demasiado. Pero entonces me digo: ¿dónde está el límite? El exceso no existe.

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No quiero molestarte.

No te preocupes por eso. Que tengas un buen dĂ­a

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30 de enero

23:05

Esos deben de ser los espacios más bonitos que he recibido jamás.

¿Cómo estás? ¿Qué haces?

Leo las cartas de amor de Flaubert. Son hermosas y sencillas a la vez. Mira:

«Me di cuenta de que te amaba este invierno, cuando sentí como mías las angustias que te atormentaban. Desde entonces, ocupas un rinconcito aparte…».

Es maravilloso. La época de las cartas y el papel.

A veces me pregunto lo que Internet hace con nuestros corazones hoy en día.

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Creo que los destroza.

Y les prende fuego.

Pero también llega a resucitarlos.

De todas formas, el amor es muy frágil. Tal como viene, se va. De repente. Por la mañana con el alba.

¿Es esa fragilidad la que hace que el amor sea tan terrorífico y bello?

Probablemente. Sabemos que nace tal como muere. Con intensidad. Como cuando se dispara una flecha.

Se habla mucho de cuando Cupido clava sus flechas en medio de nuestros corazones, pero menos del momento en el que las arranca.

Es una flecha de doble filo: te da la vida, pero, a la vez, te mata.

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31 de enero

16:45

Me apetece tomarme un vino contigo esta noche.

Pero no parece un plan muy serio, ¿no?

Para nada, en efecto. Siempre podemos invitar a un sujetavelas.

Por si la cosa se sale de madre.

Eso pasará seguro. Tan seguro como jugar con cerillas cerca de un bidón de gasolina.

Esta noche estaré en casa. Pásate si quieres.

Rápidamente, a hurtadillas.

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23:30

Me has iluminado la noche.

Eso me fascina. No hemos cruzado ningún límite. Cierra los ojitos y cierra este paréntesis. Tú y yo vivimos solo de paréntesis. Es tan bonito como respetable.

Eres un amor. Me da la impresión de haber perdido muchos años de mi vida por no haberte encontrado antes.

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1 de febrero

08:20

Por ridículo que pueda parecer, me hubiera encantado despertarme contigo. 10:10

A mí me hubiera encantado que fuera posible.

Especialmente cuando, desde el momento en que nos conocimos, has conseguido hacer latir mi corazón, que yo intentaba en vano mantener en pausa.

Me hizo ilusión que te atrevieras a venir anoche. Sé que es difícil para ti. Me hizo feliz.

Me acosté como un idiota alelado. Esta situación me da placer y me excita, aunque a veces me acojona.

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Son muchas cosas confusas que se mezclan.

No sé adónde llegará esto. Eres como un flechazo que llega en mal momento. Eso también forma parte del encanto del asunto, paradójicamente.

El placer de la espera. De la moderación. De las emociones.

¿Sabes? Hacía mucho tiempo que no sucedía algo así. No suele pasarme, así que en este momento de mi vida intento gestionarlo tan sabiamente como puedo, intentando mantener las promesas que me he hecho.

Es necesario.

Me contendré para no presentarme en tu casa de madrugada, te lo prometo.

Para nada. Me encantaría que eso pasara cada noche.

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2 de febrero

22:55

Se te estarĂĄn poniendo fuertes las piernas de tanto dar vueltas por mi cabeza.

La sonrisita imbÊcil que me sale cada vez que me mandas un mensaje empieza a hacerse molesta‌

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3 de febrero

22:10

22:50

Me pueden las ganas de decírtelo: tengo muchas ganas de verte.

Y hay muchas otras cosas que quisiera decirte. 01:05

No nos pasemos de pudorosos, ¿qué quisieras decirme?

Que esta noche lo siento aún más fuerte…

¿Tú también?

Un poco más cada día.

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© 2018, Éditions Albin Michel Primera edición en este formato: mayo de 2019 © de la traducción: 2019, Marta Armengol © de esta edición: 2019, Roca Editorial de Libros, S. L. Av. Marquès de l’Argentera 17, pral. 08003 Barcelona actualidad@rocaeditorial.com www.rocalibros.com ISBN: 9788417771768 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.


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