El niño secreto de los Dalí

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El niño secreto de los Dalí José Ángel Montañés


EL NIÑO SECRETO DE LOS DALÍ

José Ángel Montañés Joan Figueras i Oliveras tenía 5 años cuando pasó su primera noche en Portlligat, en casa de los Dalí. Era el verano de 1948, Salvador y Gala acababan de regresar de su estancia de casi diez años en Estados Unidos; allí, Dalí ya se cotizaba, mientras que en España era casi un desconocido. Dalí escogió a Joan como modelo para realizar el Niño Jesús de La Madona de Portlligat (representada por Gala). Eso motivó que pasara muchas horas posando para el pintor y la pareja le terminó cogiendo cariño, a pesar de la animadversión pública que mostraban ambos ante los niños. Pero Joan era muy simpático, extrovertido, listo y guapo. A partir de ese verano, el niño volvió, año tras año, a convivir con los Dalí en la casa de Portlligat construida a base de sumar las barracas que iban comprando a los pescadores de Cadaqués, y se creó una relación íntima, familiar, que se prolongó hasta la muerte de Gala en 1982 y el traslado de Dalí a Púbol. Joan Figueras no quiso contar nunca su historia, y años después de su muerte, José Ángel Montañés ha podido conocerla a través de su familia. Nadie hasta el momento se preguntó quién era ese niño que parecía de la familia. Este libro lo desvela. ACERCA DEL AUTOR José Ángel Montañés (Murcia, 1962) es un periodista e historiador, licenciado en Prehistoria e Historia Antigua por la Universidad de Barcelona y diplomado en Restauración por la Diputación de Barcelona. Desde 1990 trabaja en el diario El País, hasta 2007 como documentalista y desde entonces en la sección de Cultura, donde es el responsable de Arte y Patrimonio en Cataluña. Ha realizado un seguimiento exhaustivo de conflictos patrimoniales como el de las obras de arte de la herencia de Julio Muñoz Ramonet, el que enfrenta a Cataluña y Aragón por las obras del Monasterio de Sijena, en Huesca, o el descubrimiento del claustro románico de Palamós en 2012, entre otros muchos. Ha publicado un buen número de artículos sobre Antoni Gaudí y su obra y otros artistas como Pablo Pica­sso, Joan Miró y Salvador Dalí. ACERCA DE LA OBRA Esta historia real muestra que, leyendas aparte, la porción de vida de Dalí que aquí se cuenta está más cerca de la realidad cotidiana que los propios diarios del genio y, desde luego, que toda la parafernalia que el pintor ponía en marcha cuando veía una cámara y decía a los suyos: «Voy a hacer de Dalí un rato».


Índice

Nota a la edición ...................................................................... 9 Prólogo de Ian Gibson ............................................................ 11 I. Una historia jamás contada ........................................... 15 II. El regreso triunfal de los Estados Unidos ..................... 25 III. La familia Dalí y la familia Figueras ............................. 41 IV. «Joan, mi primer modelo de Niño Jesús» ..................... 61 V. La segunda Madona de Portlligat ................................. 77 VI. Los veranos en Portlligat ............................................. 105 VII. Protagonista de la película El alma ............................. 177 VIII. La exposición del padre pintor en Nueva York ........... 199 IX. Joan se hace mayor ...................................................... 219 X. ¿Por qué Joan y no Cécile? .......................................... 269 Agradecimientos .................................................................. 283 Fuentes documentales .......................................................... 285 Índice onomástico ................................................................. 301 Notas ..................................................................................... 307


nota a la edición

E ste libro ha sido fruto de una investigación que ha reuni-

do testimonios personales y múltiples fuentes de distintos países. Esta multiplicidad de voces supone una falta de unificación en las formas de referirse, por ejemplo, a los títulos de la obra de Salvador Dalí. El autor ha querido respetar estas particularidades hasta 9 el punto de que se reproducen literalmente los textos originales de Dalí y Gala, que contienen numerosos errores tanto ortográficos como sintácticos y mezclan palabras de distintos idiomas; estas irregularidades se resaltan con cursiva. Cuando se ha creído necesario, se adjunta una transcripción que aclara su contenido. Sin embargo, los títulos de las obras se nombran de acuerdo al Catálogo Razonado de Pinturas (1910-1983) de la Fundación Gala-Salvador Dalí, salvo en los casos en que son citados por fuentes o personajes con denominaciones que bien fueron modificándose con los años, o bien se apocopan (La Madona, por La Madona de Portlligat). Algunos medios incluso escriben siempre Madonna, que es el término correcto para designar en italiano a la Virgen. Sucede algo similar con la toponimia: se usan distintas formas para nombrar Portlligat (como Port Lligat, e incluso con guion en medio). Todos estos usos se mantienen por fidelidad a las fuentes y como una peculiaridad de la época.


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A pesar de esta riqueza de documentos, no habrá lugar para la duda: todas las referencias a obras de Dalí aparecen identificadas como CRN (Catálogo Razonado Número), seguido de su numeración en dicho catálogo de la Fundación de Figueres. Así, La Madona de Portlligat más conocida está referenciada como CRN 660; cualquiera pueda acceder a este catálogo en la página web oficial de la Fundación. En cuanto al abundante aparato de notas, solo se han dejado a pie de página aquellas que complementan algún detalle del texto; las meramente bibliográficas y documentales se ofrecen en un apartado final, al que se ha añadido la indicación de en qué bloque de páginas están las llamadas a esas notas. El autor agradece a Ian Gibson que haya compartido esta idea y espera que sea útil para el lector interesado en ese contenido. 10


prólogo

A ún hay muchos detalles que no conocemos sobre Dalí y

Gala, ¡vaya pareja complicada!, y creo que descubrir su larga relación con Joan Figueras nos ayudará a apreciar la ternura humana que a veces se les niega como personajes públicos, como si hubieran sido unos insensibles. Esta ardua investigación también puede desvelarnos mucho acerca de la obra del 11 pintor, no solo de los cuadros donde aparece el nen, y de la petite histoire de Cadaqués y Port Lligat, petite histoire sin la cual no se puede entender cabalmente el mundo daliniano. Este libro posee para mí el valor añadido de recordarme las incontables horas de mi vida pasadas en la comarca, hurgando en archivos, entrevistando a la gente y paseándome, una y otra vez, por el cabo de Creus, paisaje de fábula sin el cual Dalí no es Dalí. O sea, tratando de sacar algo en claro, a veces en vano, a veces con éxito. Así es la investigación biográfica: nunca llegamos al fondo del pozo, pero a veces, si tenemos suerte y perseverancia, logramos dar con un dato sumamente revelador. Seguro que esta ha sido también la experiencia del autor, al que agradezco haberme puesto al tanto de su proyecto, cuyos pormenores se plasman en estas apasionantes páginas. Ian Gibson Lavapiés, Madrid, 26 de agosto de 2020


A mi familia: Tomás, Rosario, Charo, Esther, Gustavo, Laura, Víctor, Àlex y Germán. Sin ellos, este libro no habría sido posible.


I Una historia jamás contada

L a primera noche que se quedó a dormir en la enorme casa

de Portlligat, a un kilómetro y medio de Cadaqués, por los nervios, no pudo contenerse y se orinó en la cama. Por la mañana, cuando Salvador Dalí descubrió el incidente y le 15 preguntó de forma cariñosa qué había pasado, el pequeño Joan, de apenas cinco años, respondió con rapidez: «Es que he sudado mucho, señor Dalí». Joan Figueras fue una persona muy importante en la vida del pintor y de su compañera Gala a lo largo de más de cuatro décadas: desde que conocieron al niño, cuando la pareja regresó en el verano de 1948 de su estancia americana de casi diez años, hasta el fallecimiento de Gala en junio de 1982, a partir del cual Dalí se quedó a vivir en el castillo de Púbol, no regresó nunca más a su hogar de Portlligat y comenzó su aislamiento hasta que falleció en enero de 1989, lejos de casi todo el mundo. Durante todos estos años, el nen —así lo llamaban todos en la casa de Portlligat— estuvo presente casi de forma ininterrumpida en la vida de esta pareja irrepetible y nada convencional. Joan los acompañó en las largas temporadas estivales que, cada año, Dalí y Gala pasaban en Cadaqués, desde los meses de abril o mayo hasta octubre o noviembre, mo-


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mento en que regresaban a Nueva York para pasar el invierno y vender las obras que el pintor había realizado a lo largo de todo el verano. El pequeño Joan convivió con ellos y compartió las jornadas de pintura de Dalí, entrando y saliendo del estudio a su antojo. Comía habitualmente con la pareja, bien al aire libre en la terraza creada junto a la casa, bien en compañía de otros invitados en torno a la sobria mesa de roble de estilo gótico, casi monacal, que presidía el salón principal. Jugaba con Dalí entre los olivos del jardín, salía a navegar con los dos por las recónditas calas del Cap de Creus, en unas travesías que incluían continuos baños en las calmadas aguas de la bahía de Portlligat, y tomaban el sol los tres juntos durante el tórrido verano cadaquense. Joan Figueras es el niño que Dalí utilizó como modelo para 16 uno de sus cuadros más famosos: La Madona de Portlligat, de la que hizo dos versiones: una primera de menor tamaño en 1949 y la definitiva, en 1950, de mayores dimensiones.1 En ambas pintó a Gala como una Virgen entronizada, a la manera de las obras renacentistas, mientras sostiene en su regazo a un Niño Jesús para el que posó Joan cuando tenía cinco y seis años, respectivamente. Joan siempre fue para Dalí «mi primer modelo» o «mi modelo del Niño Jesús», tal y como repitió a partir de entonces en muchas entrevistas y en una dedicatoria que le escribió en 1961, cuando Joan ya tenía dieciocho años, en una lámina de su famoso Cristo de San Juan de la Cruz2 que la familia de Joan Figueras sigue conservando. «A Juan Figueras i Oliveras. Mi primer modelo de niño Jesús, con un abrazo de Salvador Dalí», le escribió en los márgenes, donde además pintó un segundo Cristo crucificado y dos ángeles, uno sentado y el otro de pie, con enormes alas.3 Dalí lo pintó en más cuadros: Joan es el modelo de los dos apóstoles que aparecen a derecha e izquierda de Jesucristo en La Última Cena, de 1955.4 También es, según algunos habi-


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tuales de Portlligat durante aquellos años, uno de los personajes que aparece en La pesca de los atunes,5 creado entre 1966 y 1967. Y sabemos que posó para otros dibujos y pinturas porque así lo muestran las fotografías conservadas. La presencia de Joan en la vida de Dalí y Gala, hasta ahora desconocida más allá del entorno familiar y del círculo más próximo a la pareja, sobre todo en Cadaqués, queda reflejada en más de un centenar de fotografías, la gran mayoría inéditas de los años cincuenta y sesenta, pero también de décadas posteriores. Muchas fueron realizadas por Gala, gran aficionada a la fotografía; otras, por el propio Dalí, y también por Arturo Caminada, el hombre de confianza que durante cuatro décadas trabajó para ellos en Portlligat. Son imágenes de escenas cotidianas de la pareja con el niño que transmiten naturalidad y que muestran al pintor y a su mujer relajados y sonrientes, 17 lejos de las escenas típicas y tópicas que estamos acostumbrados a ver del genio de Figueres cuando interpretaba a su personaje Dalí ante el objetivo de cualquier cámara. Joan no solo comparte momentos en la casa del pintor, también va con ellos a Barcelona y se alojan los tres en el hotel Ritz, además de acudir juntos a diversos actos públicos. La casa de Portlligat fue durante años un auténtico lugar de peregrinaje para amigos y conocidos, para políticos y personajes del espectáculo que querían compartir una jornada, una tarde o solo un instante con el genio de Cadaqués. Muchos fotógrafos nacionales e internacionales inmortalizaron esas visitas con su cámara desde comienzos de los años cincuenta y a lo largo las dos siguientes décadas. En muchas de estas fotografías aparece Joan como uno más de la casa: a veces, él solo; muy a menudo, junto a Dalí; también en compañía de Gala o de los dos, casi siempre en actitud íntima y doméstica, comiendo, paseando, bañándose o tomando el sol.


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Realizadas por Francesc Català-Roca, Daniel Farson, Charles Hewitt, Melitó Casals Meli y Juan Gyenes, entre otros muchos, fueron publicadas en revistas, semanarios y periódicos de la época, en su mayor parte extranjeros. En todas estas publicaciones, cuando aparece Joan solo se le identifica como «el modelo de la madonna» y como el hijo de un pescador de Cadaqués, algo que no es del todo cierto, como se comprobará más adelante. La relación entre Dalí, Gala y Joan también ha quedado reflejada en un buen número de cartas y postales cruzadas entre el joven y la pareja, casi todas inéditas también, que guardan los familiares de Joan Figueras o que se conservan en el Centro de Estudios Dalinianos de la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres y en algunos archivos y colecciones particulares. Las misivas están escritas tanto por el pintor como 18 por Gala, quien se expresa en un sorprendente catalán mezclado con castellano e italiano, y enviadas desde tierras americanas, pero también durante alguno de los viajes a Roma y París de esos años. En todas ellas queda reflejada, de forma evidente, la proximidad entre la pareja y el joven, al que en muchos de los casos le piden que les escriba más, le anuncian su próxima llegada a Cadaqués, le adelantan los regalos que le van a llevar o le preguntan por las clases de francés a las que la madre de Joan apuntó a su hijo, por ser el idioma que se hablaba en can Dalí entre la famosa pareja. El pintor tenía planes para Joan, que se conocen porque le escribió sobre ellos a la familia Figueras y los explicó en varias ocasiones a los medios de comunicación. Tras su regreso de su etapa americana, no paró de darle vueltas a la idea de hacer una película místico surrealista de la que quería que Joan fuera el protagonista absoluto. La película se iba a llamar El alma. Dalí declaró a la prensa que ya había comenzado a dar clases de interpretación al joven para que llevara a cabo su papel. La película no llegó a realizarse, como tantas


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otras en las que estaba inmerso Dalí en esos años, pero en varias ocasiones los medios publicaron el inminente comienzo del rodaje e incluso se anunció que participaría en el Festival de Cine de Venecia. Con el paso del tiempo, la relación entre Joan, Dalí y Gala no desapareció. A los dieciséis años, Joan comenzó a trabajar con su padre, Jaume Figueras, que además de pintor influido por el surrealismo de su amigo Dalí, se ganaba la vida pintando paredes y fachadas de casas en Cadaqués. Su nueva actividad, pese a que no le permitía pasar tantas horas junto al famoso matrimonio, no le impidió seguir acudiendo casi a diario a la casa de Portlligat, de modo que Joan y el inseparable y fiel Arturo Caminada se convirtieron en los únicos vínculos de la pareja con el exterior. Las visitas de Joan a can Dalí continuaron incluso después de casarse en 1966 y de que se convirtiera en padre. Mantuvo 19 la relación con la pareja hasta que Gala falleció en junio de 1982 y Dalí se trasladó al castillo de Púbol, comenzando su encierro y aislamiento. Como no podía ser de otra manera, Joan estuvo en la ceremonia que se celebró en Cadaqués y en la del Teatro-Museo Dalí de Figueres tras el fallecimiento del pintor el 23 de enero de 1989. Hubo bastantes personas vinculadas, en un grado más o menos cercano, a Dalí que acabaron publicando su relación con él. Ya en 1958 lo hizo su amigo estadounidense Albert Reynolds Morse,6 el mayor coleccionista de su obra. Lo siguió el exalcalde de Figueres Ramon Guardiola,7 artífice máxime de que Dalí acabara enterrado bajo la cúpula de su Teatro Museo y no en Púbol. La década de los noventa vio salir a la luz el libro de Amanda Lear, la cantante y modelo que durante más de quince años fue la acompañante y protegida del pintor;8 el de Emilio Puignau, el contratista de obras encargado de reformar la barraca de pescadores que habían comprado Dalí y Gala en 1930, que también fue el primer administrador de la pareja y


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llegó a ser alcalde de Cadaqués,9 y el de Enrique Sabater, el segundo de sus secretarios.10 Ya en este siglo, se publicaron las memorias de otros conocidos que pasaron largas estancias en Portlligat, como las del actor colombiano Carlos Lozano;11 lo siguieron Robert Descharnes,12 el último de sus tres secretarios, el peluquero Lluís Llongueras,13 el arquitecto Óscar Tusquets14 y el pintor Jean-Gabriel Jonin.15 Entre los últimos, el libro del capitán John Peter Moore, el primer secretario, en el que cuenta sus casi veinte años de trato con Dalí,16 y el de su último colaborador, el pintor Antoni Pitxot.17 Pero otras personas del entorno del pintor jamás contaron sus años junto a los Dalí. Es el caso de Arturo Caminada, el inseparable colaborador que ejerció funciones de mayordomo, de chófer y de barquero de la pareja, sobre todo de Gala, a la que acompañaba por las interminables calas del Cap de 20 Creus, desde que comenzó a trabajar para ellos a los dieciséis años al poco tiempo de regresar de Estados Unidos, hasta la muerte del genio. Él fue quien, llorando desconsoladamente, tapó con un pañuelo la cara del pintor muerto mientras estaba expuesto en su museo de Figueres para que sus admiradores se despidieran de él (acudieron más de 15.000 personas) porque sabía que a Dalí no le hubiera gustado que lo viesen en ese estado. Caminada conocía muchos secretos de los Dalí, pero se los llevó a la tumba en diciembre de 1990 cuando falleció a los 57 años. Un silencio que en 2017 rompió su viuda, Paquita Llorens, cocinera de la etapa de Púbol y Torre Galatea, en los últimos cinco años de vida del pintor. Llorens escribió, a cuatro manos con Dominique de Gasquet, un libro que mezcla la estancia de apenas unos días de Gasquet en el castillo de Púbol invitada por Gala y los recuerdos de Llorens, junto a lo que debió contarle su marido, que, como se recuerda en el libro, hizo prometer a sus hijos que no difundirían nada de la intimidad de la famosa pareja.18 Joan Figueras no contó nunca su relación con el matrimo-


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nio. En los años ochenta, cuando los medios de comunicación se hicieron eco de que el italiano José Van Roy Dalí aseguraba que era hijo de Dalí y Gala, todo el mundo en Cadaqués que conocía la existencia de Joan tenía claro que, si alguien podía considerarse hijo de la pareja, ese era él. Solo considerarse, porque Gala, tras dar a luz en 1918 a Cécile, fruto de su matrimonio con el poeta Paul Éluard, fue sometida a una histerectomía en julio de 1931 en París para extirparle un fibroma, y esto le impedía volver a quedarse embarazada. El reposo de Salvador Dalí bajo la cúpula de su museo en Figueres se vio alterado a mediados de 2017, cuando una jueza de Madrid aceptó la denuncia de paternidad presentada por Pilar Abel Martínez. Esta pitonisa de Figueres aseguró a sus 61 años que era hija del pintor, pues este mantuvo una relación con su madre, que en 1955 servía en la casa de una familia de Cadaqués. El 20 de julio de 2017 la jueza ordenó desenterrar 21 el cadáver momificado del pintor para extraerle muestras de ADN (de su pelo, varios molares, algunas uñas de las manos y de los pies, las dos tibias y los dos peronés). A comienzos de septiembre, pocos días antes de la fecha prevista para la vista del juicio, se conoció el resultado de los análisis: Pilar Abel no era hija de Dalí; el nuevo intento de aprovecharse del tirón mediático, la fama y el negocio que giran alrededor del pintor se vio frustrado. Si hubiera coincidido su ADN, habría podido reclamar su derecho a llevar el apellido Dalí, acceder a parte de su herencia (más del 25 por ciento de lo que el artista legó al Estado en 1989) y a los múltiples beneficios que generan sus derechos de autor.19

Comencé a elaborar este libro en junio de 2015, cuando tuve conocimiento por el fotógrafo Cristóbal Castro de la existencia de Joan Figueras mediante unas imágenes de los años cincuenta en las que se veía a este niño junto a Salvador Dalí.


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Después de comprobar que la historia no había sido tratada en ningún artículo ni publicación, en septiembre de ese mismo año contacté con Mercè Cabanes, la esposa de Joan desde 1966 hasta que este falleció en 1999 a los 57 años. Ella mostró interés por el proyecto desde el primer momento, y esa actitud me animó a emprender un intenso trabajo recorriendo los lugares donde se vivió esta prolongada relación: Cadaqués, Portlligat y Figueres, principalmente. En la primera de nuestras conversaciones, Mercè Cabanes comentó: —Cuando falleció Dalí, vino un periodista de una revista francesa a casa y le dijo a Joan si quería contar su historia a cambio de mucho dinero, pero él se negó. Decía que les debía mucho a Dalí y a Gala porque había recibido mucho de ellos, como la educación que sus padres nunca podrían haberle dado. 22 Incluso Dalí le había dado más afecto y cariño que su padre. —¿Y cree que ahora Joan hablaría de esa relación? —Ahora sí, porque han pasado ya muchos años y es bueno que se conozca esta historia. La pena es que casi todos sus protagonistas ya no están, porque han fallecido y no pueden contarla.20 Desde entonces he entrevistado a muchas más personas que pudieran aportar datos y vivencias propias: a los familiares de Joan, a algunos de sus amigos, a compañeros de trabajo y a bastantes vecinos de Cadaqués que lo conocieron y compartieron momentos con él. A la vez, comencé un rastreo por la bibliografía existente sobre el pintor: libros, revistas y publicaciones que se conservan, sobre todo, en el Centro de Estudios Dalinianos de Figueres. También me dediqué a recopilar imágenes que reflejan su relación con Joan, empeñado en reconstruir de la mejor manera posible esta historia. Ya desde el principio tuve claro que no me iba a inventar a un personaje y que evitaría hacer literatura. Habría sido fácil,


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si el interés hubiera sido novelar esta historia tan novelesca e incluso cinematográfica; pero he realizado este acercamiento a esta relación de Joan, Dalí y Gala a partir de la documentación conservada y de los testimonios que me han proporcionado los que vivieron estos momentos de la compleja y no tan pública vida de Salvador Dalí y de su musa y pareja que han pasado desapercibidos hasta ahora.

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II El regreso triunfal de los Estados Unidos

S alvador Dalí y su compañera Gala regresaron a Europa el 21

de julio de 1948. Habían permanecido ocho años en Estados Unidos después de huir de los efectos de la Segunda Guerra Mundial. El pintor tenía 44 años y estaba en lo más alto de su 25 fama tras conquistar al público americano con su obra: sus teléfonos en forma de langosta, sus relojes blandos, sus desolados paisajes con peñascos y sus aisladas y fantásticas vegetaciones. También con su desbordante personalidad. En Estados Unidos había conseguido una popularidad comparable a la de las grandes estrellas de cine, un medio en el que Dalí había colaborado durante esos años; realizó decorados, como los de las escenas oníricas de Recuerda de Alfred Hitchcock, y trabajó con Walt Disney en 1946 en Destino, una película de animación que no llegó a terminarse nunca. La pareja había cruzado por primera vez el Atlántico en 1934, y al año siguiente su fama ya era enorme, tras participar en la Exposición Universal de Chicago con La persistencia de la memoria,1 cuadro en el que ya pintó sus icónicos relojes, «el camembert paranoico-crítico tierno», y sus no menos conocidas hormigas, uno de sus animales más admirados. En noviembre de 1941 el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York inauguró una gran retrospectiva de su obra. Desde


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entonces, la sociedad estadounidense le abrió las puertas de sus salones de arte y de sus grandes museos, adquiría y le encargaba obras con devoción y le había convertido en uno de los pintores jóvenes más conocidos y ricos del mundo. La pareja pronto comprendió que aquel país sería su mejor campo de operaciones para vender las nuevas obras, sobre todo después de que la Segunda Guerra Mundial convirtió Nueva York en la capital de todas las artes. Con su regreso, Dalí buscaba recuperar los paisajes y los colores de su infancia, sobre todo los del Cap de Creus y las llanuras del Alt Empordà, cuyo recuerdo tanto había reproducido en los últimos años desde la distancia. «Me sé de memoria todos los contornos de las rocas y las playas de Cadaqués, todas las anomalías geológicas de su paisaje único y su luz», escribió en su libro Vida secreta de Salva2 26 dor Dalí. «Yo no soy el hombre que robó un paisaje. El paisaje me robó a mí», dijo al periodista que lo entrevistó por primera vez tras regresar de Estados Unidos.3 Pocos artistas del siglo xx han vivido una simbiosis tan fuerte con el paisaje de su infancia y juventud como Dalí con Cadaqués. «En California siempre pinta entre cuatro paredes. Su luz es la de la Costa Brava al atardecer: sus rocas, aquellas. Una memoria óptica extraordinaria le permite pintar aquí la luz de Port Lligat a las cinco de la tarde», escribía el periodista Carles Sentís, que había visitado al pintor en Nueva York en febrero de 1948, en una carta que anunciaba al notario Salvador Dalí Cusí el inminente regreso de su hijo: «Señor Dalí, pronto tendrá usted, en Cadaqués, a su hijo y a Gala, su ángel guardián, su manager». El autor, en un tono ameno y con sentido del humor, recomienda al padre: «No le dé arroz el primer día. El otro día, ante una gran bandeja de arroz muy suculento que preparó una gitana andaluza que regenta la cocina de un restaurante del Greenwich Village, Salvador se desmayó. No se trataba, esta vez, de surrealismo. Fue un desmayo, brevísi-


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mo, clásico y patriótico».4 El pintor también quería recuperar el contacto con su familia, en horas bajas por el tiempo que había durado su estancia americana y por haber decidido mantener su relación con Gala pese a la oposición de su padre y su hermana. En una carta dirigida a ellos enviada poco antes de regresar muestra su interés por un buen reencuentro y sus ganas de restablecer una buena relación con todos: «Que Dios quiera que la historia no se mezcle más en nuestros proyectos, ya que deseamos mucho pasar este verano juntos».5 Elena Ivanovna Diakonova, la enérgica rusa nacida el 26 de agosto de 1894, probablemente en Kazán, ciudad de la república de Tartaristán,* era al menos diez años mayor que Dalí. Gala estaba casada desde 1917 con el poeta Paul Éluard, al que no dudó en abandonar tras conocer al pintor en su primer viaje a Cadaqués en agosto de 1929. Llegó con su marido y Cécile, la hija de ambos, que entonces tenía 11 años, acompa27 ñados por el galerista Camille Goemans y su compañera Yvonne Bernard, el pintor belga René Magritte y su esposa Georgette.6 El heterogéneo grupo se alojó en la fonda Miramar, hoy hotel La Residencia. A los pocos días se les sumó Luis Buñuel, que acudió con la intención de preparar su segunda película con Dalí tras el éxito de Un perro andaluz, estrenada el 6 de junio de ese mismo año.7 El cineasta aragonés pudo comprobar cómo entre la pareja había surgido una especie de flechazo. «De la noche a la mañana Dalí ya no era el mismo», cuenta Buñuel en sus memorias,8 donde califica al pintor de «trastornado» y «transfigurado», tras el encuentro con Gala. No es extraño. Según cuenta el propio Dalí en su Vida secreta, para impresionar en su primera cita a la que sería su * Siempre ha habido dudas sobre la fecha y lugar de su nacimiento. En Gala, película dirigida por Sílvia Munt en 2003, la realizadora viaja hasta Kazán y no logra localizar la partida de nacimiento. Cuando Gala falleció el 10 de junio de 1982 los medios cuestionaron su edad real publicando que tenía desde 88 hasta 93 años, y por lo tanto habría nacido entre 1898 y 1894, fecha esta última que aparecía en su pasaporte.


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pareja, no dudó en rociarse con estiércol de cabra a modo de perfume, rasurarse las axilas dejando sangrar los cortes, teñirse el torso con azulete, ponerse flores detrás de una oreja, además de hacer jirones su camisa y ponerse los pantalones del revés. No hay duda de que la tuvo que impresionar, a ella y a todo el grupo.9 Por su parte, Gala no solo escandalizó a los habitantes de la pequeña, recóndita y conservadora Cadaqués, habitada por austeros pescadores y unos cuantos veraneantes que empezaban a frecuentarla; la rusa mandó de vuelta a casa a su marido, se quedó con su hija Cécile y se echó en brazos del hijo del notario de Figueras. Durante los casi dos meses que permaneció en la localidad (no regresó a París hasta finales de septiembre) llamó la atención por su ademán resuelto y su singularidad, que hacía que mucha gente se diera media vuelta 10 28 cuando se la cruzaba para seguir mirándola. Tampoco se cortó en su actitud provocadora y se paseó por las playas del entorno luciendo sus senos desnudos, además de besar, acariciar y abrazar a su amante en público, algo poco habitual en la España de esos años. Al comportamiento de Gala no hay que negarle ciertas dosis de riesgo y, por qué no, de profundo enamoramiento, si tenemos en cuenta que ella tenía en París una vida acomodada y de éxito al lado de Paul Éluard y que lo dejaba todo por un joven excéntrico y excesivo que todavía no había alcanzado la fama y más bien pasaba penurias económicas. Además, su nueva relación la llevaría a pasar una buena parte del año lejos del mundanal ruido, recluida en una diminuta barraca de pescadores en la recóndita cala de Portlligat, donde por no haber no había ni electricidad ni agua corriente.11 Su relación encontró una oposición frontal en la familia del pintor, marcada por el carácter estricto, el mal genio, los ataques de ira y los arranques de temperamento atramontanado de Salvador Dalí Cusí, abogado y notario perteneciente


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a la burguesía progresista de trasfondo conservador.12 Una familia que había estado hasta entonces unida y haciendo piña como un clan. Pese a las reticencias iniciales, el padre había accedido a que su hijo estudiara pintura gracias a la insistencia de su hermano Rafael —médico en los bomberos de Barcelona al que su sobrino pintor llamaba Galeno— y de su cuñado Anselm Domènech, dueño de la librería Verdaguer de Barcelona, que le proporcionaba revistas y material al joven. En septiembre de 1922 su padre y su hermana Anna Maria lo acompañaron a Madrid cuando hizo el examen de ingreso para la Academia de San Fernando. Anna Maria y la tieta Catalina también fueron con Salvador en su primer viaje a París en la primavera de 1926,13 cuando conoció a Pablo Picasso en su estudio de la Rue de la Boétie y le mostró su obra Muchacha de Figueres.14 Durante su visita al Louvre pasó largas horas extasiado ante las obras de Leonardo da Vinci, Rafael e 29 Ingres. Toda la familia disfrutaba junta de los veranos en Cadaqués, donde los amigos del hijo, entre ellos Federico García Lorca, eran recibidos como un miembro más del grupo. Pero con Gala fue diferente. El padre pronto comenzó a llamarla la Madame, y al poco tiempo de que ella volviera a París, el 26 de septiembre de 1929, no dudó en cambiar su testamento perjudicando seriamente a su hijo. Desde ese día, Anna Maria, cuatro años menor que Salvador —y su primera musa, a la que retrató al menos en una docena de ocasiones, como en la famosa Muchacha en la ventana, de 1925, cuando la joven tenía dieciséis años—,15 recibiría todos sus bienes, que no se repartirían de forma equitativa entre los dos hermanos. Salvador heredaría solamente la legítima. En cuanto a la casa familiar, situada en Es Llaner, sería suya si Anna Maria moría antes que Salvador, pero solo podría disfrutarla tras el fallecimiento de la tieta Catalina.16 Ese año de 1929 concluyó con un sabor agridulce. Dulce porque en París su amigo y marchante Goemans le organiza


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una exposición, entre el 20 de noviembre y el 5 de diciembre, donde Dalí muestra y vende once lienzos, nueve de ellos pintados ese mismo año. La pareja no estuvo presente en la inauguración, ya que dos días antes regresaron a Barcelona y estuvieron en Sitges en lo que fue «un viaje de amor», según Dalí.17 Esa exposición supuso su adscripción al surrealismo oficial de pleno derecho, pasando a ser uno de sus miembros más activos, después de que el cabeza de grupo, André Breton, realizara el prólogo del catálogo y la presentación del joven pintor.18 Luego la pareja se separó: ella volvió a París y él a Figueres para continuar con Buñuel el guion de su segunda película, para la que manejaban el título de La bestia andaluza y que terminó siendo La edad de oro. Y amargo, ese final de década de los 20, porque en Figueres su padre lo esperaba encolerizado tras enterarse, por un artícu30 lo publicado el 15 de diciembre en La Gaceta Literaria por Eugenio d’Ors, adalid del noucentisme, de que, en una de las obras expuestas en París, El sagrado corazón, realizado en tinta sobre tela, había escrito la frase: «A veces escupo por placer al retrato de mi madre». Su padre no solo lo echó de la casa familiar, sino que lo condenó «al destierro irrevocable de la familia» y le comunicó que lo había desheredado.19 Según Dalí, lo había escrito siguiendo los dictados de su subconsciente, por una «inscripción onírica», y la frase «tenía solo un valor psicoanalítico ya que nada mermaba el amor filial que sentía por mi madre», tal y como se lo explicó al periodista Manuel del Arco en una entrevista en agosto de 1951 en la que le decía que lo que había motivado la expulsión paterna había sido escribir: «A veces he escupido en mis sueños sobre el retrato de mi madre», añadiendo en ese momento un punto onírico a la frase que veinte años antes no tenía.20 Dalí no volvió a hablar con su padre ni con su hermana hasta que pasaron casi seis años, cuando el 3 de marzo de 1935 padre e hijo se volvieron a ver.


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Lali Bas Dalí, nieta de Rafael Dalí, que hizo de intermediario entre su hermano notario y su sobrino pintor, recordaba en el salón de su casa de Barcelona esta difícil relación entre padre e hijo:21 —Mi abuelo, por ser médico o por su pensamiento más liberal, fue el único que no perdió contacto con su sobrino y consiguió que padre e hijo se vieran en Figueres para ver si se perdonaban, pero creo que no se consiguió del todo. En todo caso, tras ese encuentro, el padre volvió a cambiar el testamento, le concede la legítima del 20 por ciento del patrimonio y lo incluye de nuevo en la familia. No sería la última vez que iba a cambiar sus últimas voluntades. Según el historiador Ian Gibson, en los últimos quince años de su vida, Salvador Dalí Cusí hizo hasta ocho testamentos en los que la preo­cupación máxima era siempre su hija Anna Maria.22 Los testamentos se conservan en el archivo notarial de Figueres. 31 A finales de junio de 1940, Salvador Dalí y Gala abandonan la ciudad de Burdeos, donde se había instalado en septiembre del año anterior, tras el avance de las tropas nazis por Francia. Gala marcha a Lisboa para preparar el viaje a Estados Unidos y Dalí visita a su familia en Figueres, donde puede ver los estragos de los bombardeos del bando franquista durante la Guerra Civil, y Anna Maria le relata su detención en 1938, acusada de espionaje por el Servicio de Inteligencia Militar comunista y su tortura durante dos semanas en una checa de Barcelona. Dalí visita Cadaqués y luego viaja a Madrid antes de embarcar rumbo a América en compañía de Gala.23 Con su regreso en 1948, el pintor también quería acabar con la conspiración y el silencio que en España se había tramado alrededor de su figura. Él lo ilustraba explicando en un periódico una anécdota que le había contado un amigo estadounidense que había visitado Barcelona: cuando preguntó en un museo si había obras de Dalí, el encargado le respondió que no conocía a ningún Dalí, que debía referirse a Galí, por el pintor


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barcelonés noucentista Francesc d’Assís Galí. «Creo que ese silencio es involuntario, debido a que he vivido muchos años fuera de España», se lamentaba el artista ninguneado.24 Después de empaquetar todas sus pertenencias y, tras viajar de Monterrey a Nueva York en un automóvil conducido por Gala y cruzar el océano en el transatlántico América, la pareja desembarcó el 21 de julio en el puerto de Le Havre y puso rumbo a París. Un viaje mucho más largo, pero más seguro, según Dalí, que nunca pudo superar su pavor a volar en avión, pese a que en los primeros viajes en barco también sufría mucho con la posibilidad de naufragar y perder sus preciosos cuadros en la travesía. Incluso contaba que viajaba parte del trayecto abrazado a ellos.25 Una semana más tarde un tren expreso los condujo a Portbou, y desde allí fueron en coche hasta Figueres, donde fueron recibidos en el café Astoria de La Ram32 bla por Emilio Puignau, el maestro de obras que se ocupaba de acondicionar la barraca que habían comprado años atrás para convertirla en su casa. Al llegar a Cadaqués se instalaron de forma provisional en la casa familiar de Es Llaner a la espera de que la suya estuviera lista.26 La llegada de Salvador Dalí y Gala no tuvo que pasar desapercibida en la pequeña localidad costera. La comitiva estaba formada por dos automóviles cargados con 50 bultos de equipaje que pesaban un total de 950 kilogramos y que abarrotaban los dos vehículos. Y aún faltaban los baúles, que llegaron la semana siguiente al puerto de Barcelona a bordo del trasatlántico Monte Iziar,27 junto con el reluciente Cadillac que fue conducido hasta el final de la serpenteante carretera que termina en Cadaqués28 y que, por entonces, se tendría que antojar más peligrosa que ahora. Hasta que dispusieron de garaje propio, ese haiga se guardaba en el garaje del hotel Rocamar. En las imágenes conocidas del primer encuentro con su familia vemos al pintor radiante, joven y atractivo, vestido con una camisa negra con bolsillos, manga larga y las solapas del


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cuello ribeteada de blanco, pantalón gris, esparteñas atadas al tobillo, el pelo engominado, peinado hacia atrás, y bigote fino y erecto por la acción del azúcar de miel. Así lo reprodujo la portada de la revista Destino, bajo el título «Bienvenida a Salvador Dalí», que le dedicó cinco páginas tras enviar a su director, el periodista y novelista Ignacio Agustí a convivir durante tres días con Dalí y Gala en Es Llaner y Portlligat, para contar el regreso del hijo pródigo.29 Dalí, en esa fotografía de José Compte, aparece sentado con las piernas cruzadas, mirando a la cámara fijamente, pero sin exagerar, como hará a partir de entonces casi de forma instintiva ante cualquier objetivo. En sus manos sostiene un enorme ejemplar de 50 Secrets of Magic Craftsmanship (50 secretos mágicos para pintar), su libro recién publicado en Estados Unidos. Al lado está sentado su padre, que tiene ya 85 años, con semblante más serio, pero con ganas de agradar al fotógra33 fo. El editor de la revista eliminó a Gala de la imagen y la publicó sin ella; antes de ese corte de edición, aparece sentada al otro lado del banco, junto al notario, vestida con camisa y falda con estampados geométricos y una chaqueta que le cubre los hombros. A diferencia de padre e hijo, ella no mira a la cámara. En otras de las imágenes de esos primeros días, Salvador Dalí aparece con la misma camisa, pero con chaqueta, en la terraza de Es Llaner, a pocos metros de la playa, bajo la sombra del pitósporo y del enorme eucalipto, un entorno que Dalí había pintado en múltiples ocasiones de joven. En una de ellas está sentado entre su padre y la tieta Catalina, con los brazos cruzados y semblante serio. En otra, al grupo se les ha unido Anna Maria, situada de pie detrás de su padre, vestida con pantalones, demostrando que es una mujer a la última, tan moderna como la amante de su hermano. A los pies, también mirando la cámara, Dumbo, el perro de la casa, en una estampa realmente familiar. Salvador, Gala, el notario y Anna Maria solo aparecen juntos, apenas unos segundos, en una filmación muda


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del noticiario cinematográfico No-Do en la que los cuatro pasean sonrientes por la playa de Es Llaner: Dalí habla y juega con Gala delante de la cámara mientras Anna Maria y su padre, cogidos del brazo, hacen lo mismo, pero en ningún momento interactúan entre los cuatro.30 En esos primeros días, la familia Dalí recibió la visita de Montserrat Dalí, su marido Camil Bas y Eulalia, Lali, la hija de ambos. Montserrat era la prima favorita del pintor, nacida con dos semanas de diferencia respecto a él; por ser hija única de Rafael, el hermano médico del notario, solo ella, además de Salvador y Anna Maria, llevaba Dalí de primer apellido. Fue a ver a los recién llegados a Es Llaner, como muestran las fotografías donde ella y su hija Lali comparten una plácida jornada en la terraza junto al mar. Casi setenta años después, Lali Bas recuerda, rodeada de un 34 buen número de pinturas que llenan las paredes de toda su casa, esa visita con toda claridad:31 —Fue una tarde muy agradable y Gala me pareció muy simpática. —Y se remite a las fotografías que ha publicado en el libro Los Dalí. Historia de una familia—. Recuerdo que se notaba cierta tensión entre ellos, aunque Salvador hacía todo lo posible para disimularla y actuaba cariñosamente con todos. Anna Maria y la tieta me decían que le cantara a Gala: Gala fumada, cap d’arangada, coixa d’un peu, a Can Dalí no la voleu! [Gala ahumada, cabeza de arenque, coja de un pie, ¡en casa Dalí no la queréis!]. La broma parecía presagiar la tormenta que estaba a punto de estallar tras la publicación, a finales de 1949, de Salvador Dalí visto por su hermana, un relato de la infancia y la adolescencia del pintor escrito por Anna Maria. El primer libro de la hermana, construido a base de recuerdos propios y de la tradición familiar, mezcla de nostalgia y venganza, se publicó con un prólogo de su padre en el que expresaba el bienestar que le producía «leer este libro que refleja la histo-


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ria de nuestro hogar con fidelidad absoluta».32 Fue la puntilla y el fin de la relación, que se transformó en enemistad pública y privada entre el padre que, por su edad avanzada, no acababa de comprender la actitud de su hijo, y entre los dos hermanos, que pronto dejaron de verse y, sobre todo, de hablarse pese a que casi la mitad del año y durante décadas fueron vecinos, ya que vivían en la misma localidad, apenas a un kilómetro de distancia el uno del otro.33 Anna Maria siempre consideró que Gala le había robado a su hermano. Dominique Bona, una de las biógrafas más reputadas de Gala, asegura que Anna Maria pensaba que había sido Gala la responsable de la denuncia que la acusó de espionaje.34 Anna Maria también culpabilizaba a Gala de la frase que había escrito Dalí en 1929 insultando la memoria y el recuerdo de su madre. Otro motivo de fricción fue el hecho de que cuando Dalí fue expulsado de la familia, había dejado, tanto en la casa 35 de veraneo de Cadaqués como en la de Figueres, la mayoría de sus pertenencias personales, así como docenas de cuadros, cientos de dibujos, cartas y libros de su juventud. El pintor los había reclamado a lo largo de todos esos años, pero su padre y, sobre todo, su hermana, se habían negado a devolvérselos.35 A los pocos días de regresar de Estados Unidos, Dalí y Gala se instalaron en la casa de pescadores que habían comprado a Bienvenido Costa Nogués el 20 de agosto de 1930 en Portlligat por 250 pesetas,36 una pequeña parte de los 20.000 francos que el vizconde de Noailles y su mujer Marie-Laure le habían ofrecido por uno de sus cuadros (a elegir entre toda su obra) durante una visita de Dalí y Gala a su castillo de Hyères, en Francia. Noailles escogió La vejez de Guillermo Tell.37 Bienvenido era uno de los dos hijos de Lidia Nogués, un personaje de Cadaqués por el que Dalí sintió auténtica devoción desde que la conoció hasta que ella murió en 1946, ingresada en un asilo de Agullana (Girona). Lidia había acogido en su casa de huéspedes y comidas a personajes de la talla de Pablo Picasso, que pasó


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allí cerca de dos meses en 1910, al año siguiente de que los padres de Dalí comenzaran a pasar los veranos en Cadaqués, aunque no hay constancia de que los dos pintores se encontraran entonces. También tuvo de huésped al escritor Eugenio d’Ors. Eso llevó a que durante años ella dijera que había inspirado el personaje de Teresa, la protagonista de La ben plantada, uno de los más populares de este autor, algo que Lidia y Dalí creyeron siempre a pies juntillas. De hecho, Dalí explica a Vila San Juan, el periodista que lo entrevistó tras su regreso en 1948, que después de publicar The secret life en 1942 en Nueva York, la novela Rostros ocultos sobre sus recuerdos de París, además del recién publicado Cincuenta secretos, que luce orgulloso en las fotografías, su próximo libro será La real bien plantada, sobre Lidia de Cadaqués, que escribirá en español y en el que incluirá muchos recuerdos 38 36 y una interpretación personal de los paisajes de Cadaqués. En «uno de los lugares más áridos, minerales y planetarios de la tierra», pero en «el sitio que más me gusta del mundo», según escribió el pintor,39 la casa situada en la recóndita cala que se encuentra a quince minutos andando de Cadaqués, por una vereda que pasa por delante del cementerio donde está la ermita de Sant Baldiri, era más bien un habitáculo minúsculo, de apenas veinte metros cuadrados, sin techo, donde guardaban los pescadores sus aparejos.40 La construcción primigenia era poco más que el vestíbulo actual, en el que comienzan su recorrido los miles de visitantes que acuden cada año y donde les da la bienvenida un enorme oso polar blanco disecado que le regaló a Dalí el magnate inglés Edward James —lo tuvieron en el piso parisino de la pareja del número 88 de la Rue de l’Université—41 y que él tuneó como portabastones, paragüero y lámpara tras cargarlo de collares y medallas. Con una pequeña reparación consiguieron hacerla habitable. Allí instaló también Dalí su primer taller en Portlligat.42 Y escribió:


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Nuestra casita debía componerse de una pieza de unos cuatro metros cuadrados, que debía servir de comedor, dormitorio, taller y vestíbulo. Se subían unos peldaños y, en un rellano, se abrían tres puertas que comunicaban con una ducha, un retrete y una cocina apenas lo bastante grande para moverse en ella. Deseaba que fuera muy pequeña, cuanto más pequeña, más intrauterina.43

En la parte superior construyen un terrado donde podían tomar el sol, algo que les gustaba a los dos, y dominar todo el paisaje circundante. Esa es la vivienda en la que la pareja se fotografía en 1931, tumbados sobre la cama y mirando sonrientes y plenos de felicidad a la cámara.44 Salvador Dalí, pelo revuelto sin fijador, camiseta blanca tipo imperio y un collar de gruesas bolas, abraza por el cuello a Gala, plácidamente relajada a su lado. La estancia está decorada con una fotografía de Gala y el mapa esco37 lar Cuadro de los meteoros de Faustino Paluzíe, situados sobre un pequeño armario. En una de sus puertas puede verse un póster de L’homme comme palais de l’industrie, de Fritz Khan, de 1926. Un pañuelo estampado con flores hace de cabecera de la cama. Lo que más sorprende es ver unos guantes de boxeo y cuatro mancuernas para hacer ejercicio, que Dalí y Gala utilizarían para mantenerse en forma. Es parte del equipaje con el que la pareja se instaló; lo llevaron en diez maletas y se completaba con libros, fotografías de insectos y obras de arquitectura, además de una colección de mariposas y hojas secas en cajas de cristal y un buen número de lámparas de petróleo para iluminar su nueva casa, a falta de electricidad.45 Pero a lo largo de cuatro décadas la barraca fue ampliándose «como una verdadera estructura biológica […]. A cada nuevo impulso de nuestra vida le correspondía una nueva célula, una habitación». En 1932 se añade una segunda barraca que hará las funciones de comedor, sala de estar y dormitorio, mientras que en el olivar que existe en la parte posterior se


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consolidan algunos bancales y empieza a configurarse como el escenario de actuaciones y fotografías durante treinta años. En 1935 el matrimonio contacta con el aparejador y constructor de obras Emilio Puignau (que fue a recibirlos a su regreso, trece años después) para que acometa la ampliación, dotándola de un piso superior en el que instalar un nuevo taller y el dormitorio. Las obras comenzaron ese otoño y deberían estar terminadas en el verano siguiente, el de 1936. Esa es la casa que se encuentran a su regreso en 1948. Es este mismo año, Salvador Dalí y Gala compran una casa colindante, la barraca de Arsenio, y la unen construyendo la biblioteca y la sala de estar, que en la primavera siguiente ya estaba lista para ser habitada. Para la primavera de 1950 ya se habían sumado tres barracas más en las que ubican el último y definitivo taller que se construyó en la barraca de los señores Sala, adquiri38 da durante el segundo verano de los Dalí en Portlligat, sin ni siquiera discutir el precio porque se trataba de la única oportunidad de seguir ampliando. Entre las condiciones que puso Dalí a Puignau figuraba que las ventanas fueran grandes y se abrieran totalmente para que pudieran pasar obras de gran formato, algo que se mostró totalmente necesario al poco tiempo.46 En 1951 construyen sobre la biblioteca el dormitorio de la pareja, donde se instalan unas camas gemelas con baldaquín que le confieren un aspecto regio. En 1952 amplían la vivienda con las áreas de servicios. En 1954 construyen el palomar redondo y al cabo de dos años compran la barraca del Reloj, la casa situada enfrente de la entrada de su vivienda que hoy es la consigna para los visitantes, llamada así por el reloj de sol que luce en la fachada. En 1958 construyen también la llamada Vía Láctea, un empedrado blanco de cal que dibuja la estela de un camino paralelo al mar. El patio y la muralla que la rodean son una realidad en 1960, y así se ocultan de las miradas de los curiosos, que son cada vez más, y en 1961 ya está terminada la sala ovalada y su cúpula de medio huevo, «el huevo de Gala»,


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según un diseño realizado por Dalí para una discoteca de Acapulco y que acabó siendo el lugar preferido de Gala, donde pasaba largas horas sola, leyendo, cosiendo, escribiendo cartas y rezando ante sus iconos rusos. También era donde ella recibía a sus visitas, sentada sobre los cojines de seda india que había colocado sobre el banco de obra que lo circunda.47 En 1963 inau­guran el comedor de verano y la piscina de forma fálica se llena de agua en el verano de 1971, pasando a ser el lugar de mayor uso social desde entonces.48 Según recordaba Puignau años después, con Dalí nunca hubo problemas y todo le parecía bien resuelto, pero con Gala ocurría todo lo contrario: «Era muy exigente tanto en los trabajos como en el coste de los mismos». Si Puignau le decía que no tendría tiempo de realizar la obra por la dureza del invierno, Gala le contestaba que en «el mismo periodo, en Nueva York se levantaba un rascacielos».49 En esta enorme barraca convertida en hogar, taller, castillo, 39 jardín y refugio vivirán durante sus estancias en España Gala y Dalí, cada año desde los meses de abril o mayo. Dalí pinta de forma incansable, bajo una disciplina impuesta por él mismo a base de practicarla desde muy joven, pero controlada muy de cerca por Gala para que el genio no se dispersara y acabara las obras previstas. Siempre un gran cuadro, que marcaba la producción del año, cuya realización simultaneaba con una serie de obras de menor tamaño «para que no resultara tan monótono».50 Casi a finales de año, abandonaban su casa y viajaban a París y luego, en diciembre, a Estados Unidos, donde se alojaban en el Saint Regis de Nueva York. En esta ciudad, Dalí vendía las obras realizadas durante el verano tras mantener contactos con compradores y coleccionistas, además de desarrollar una agitada vida social. Y así, durante casi cuatro décadas.


Índice onomástico

Abel Martínez, Pilar, 21 Agustí, Ignacio, 33, 72, 80 Ainaud de Lasarte, Joan, 175 Alabrús, Miguel, 62-63 Albaretto, Giuseppe (Pepe) y Mara, 164, 168, 232 Amaro, Blanquita, 190 Amo, Laly del, 190 Antonioni, Michelangelo, 192 Aragon, Louis, 179, 271 Arbó, Manuel, 190 Arco, Manuel del, 30, 117, 173, 206-207 Argamasilla, Joaquín, 191 Arp, Hans, 180 Balañá, Pere, 132 Barker, Lex, 247 Baró, Adrià, 235 Baró, Àngel, 130, 146, 171, 222, 235, 246, 248, 262-263 Baró, Pacià, 52 Barrie, James Matthew, 157 Bas, Camil, 34 Bas Dalí, Eulalia (Lali), 31, 34, 43, 91, 129, 146, 261, 279, 281 Baviera, Luis II de, 194 Bea, Isidro, 54, 211, 215, 261 Beatles, los, 248 Beaton, Cecil, 105, 124 Beistegui, Carlos de, 123 Bélgica, María José de, 155 Bergman, Ingrid, 181 Bermejo, Maite, 280 Bernard, Yvonne, 27 Bertomeu, Asunción, 130 Bizet, Georges, 194 Bofill-Amargos, Joan, 275

Bohigas, Oriol, 250-251 Bombelli, Franco, 250 Bona, Dominique, 35, 281 Bonet, Jordi, 102 Borbón, Alfonso de, 245 Borbón, Gonzalo de, 245 Borbón, Juan Carlos I de, 149 Borrat, Ceferí, 234 Bosco, el, 206 Bouchage, Luc, 110, 152 Braque, Georges, 232 Brassaï, 105 Breton, André, 30, 72, 78, 107, 172, 271 Brin, Irene, 66 Brook, Peter, 65 Brunet, Jacques (Jaquito), 132 Brunet, Manuel, 92, 132 Buetas, Paquita, 112, 116-117, 151, 169, 170, 219-224, 230, 234, 238, 239244, 247, 249-250, 253, 259, 263267, 270, 274, 276-277 Buñuel, Luis, 27, 30, 57, 156, 178-180, 182, 271 Cabanes, Mercè, 22, 53, 112, 118-119, 130, 132-134, 138, 156-157, 159, 165-166, 169-176, 213, 225-227, 237, 239, 241-242, 245, 258, 262263, 270 Cabot Llompart, Juan, 206 Cabré, Mario, 109, 190 Cahner, Max, 102 Calzada Oliveras, José, 225 Caminada, Arturo, 17, 19-20, 44, 52-53, 105, 108-109, 111, 113, 117, 119124, 134-135, 139, 141-142, 144, 150-152, 157, 167, 174, 215, 220-

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221, 223, 225, 242-243, 249, 262263, 265, 267 Caminada, Evaristo, 52, 109 Caminada, Teófilo, 52-53 Carbona, Maria, 49 Carcasona, Josep Maria, 147 Carranco, Lupe, 159 Carrero Blanco, Luis, 226 Casals, Melitó (Meli), 18, 105, 226 Casas, Antonio, 190 Castillo, Alberto del, 175 Castro, Cristóbal, 21, 283 Català, Anna Maria, 149 Català-Roca, Francesc, 18, 105, 139-140 Cauvin, André, 187 Cavero, José, 135 Cazenave, Catherine, 165-166, 256 Chagall, Marc, 232 Chamorro, Paloma, 243 Chaplin, Charles, 177, 184 Chirico, Giorgio de, 271, 276 Churchill, Clementine, 123 Clerici, Fabrizio, 65 Coderch, José Antonio, 251 Colón, Cristóbal, 172, 177, 183, 227 Colle, Pierre, 253 Compte, José, 33 Coromines, Pere, 49 Correa, Federico, 251 Costa Nogués, Bienvenido, 35 Custodio, Ana María, 190 Cowles, Fleur, 110, 235 Crevel, René, 107 Cusí, Joaquim, 48-50, 90 Cusí, Josefina, 49-50, 58, 88, 172, 192 D’Assís Galí, Francesc, 31-32 Dale, Chester, 101, 148 Dalfó Hors, Javier, 196 Dalí, Montserrat, 34, 79, 88, 129, 154 Dalí Cusí, Rafael, 29, 31, 34, 49, 79, 91 Dalí Cusí, Salvador [aludido como ‘el notario’], 26, 28, 31, 33-34, 41-42, 44-48, 57-58, 79, 81, 83, 88-91, 243 Dalí Domènech, Anna Maria, 29, 31, 33-35, 41-42, 44, 46, 50, 53-58, 78, 80-81, 88-90, 92, 120, 132, 148, 172, 177, 199, 263, 276 Dalí Viñas, Galo, 41 Decaunes, Luc, 269, 272 Descharnes, Robert, 20, 105, 153, 162,

210, 254, 256-257, 260, 266-267 Diba, Farah, 164 Dieuzaide, Jean, 135, 166 Dior, Christian, 123, 264 Diosdado, Enrique, 109 Disney, Roy, 184 Disney, Walt, 25, 156-157, 177, 183184 Domènech, Anselm, 29, 49 Domènech Ferrés, Catalina [aludida como ‘la tieta’], 29, 33-34, 41-42, 88, 90 Domènech Ferrés, Felipa, 41-42, 45 Domínguez, Miguel, 63, 135 Dominguín, Luis Miguel, 193 Dostoyevski, Fiódor, 271 Dubarry, Jean-Claude (La Vérité), 260 Dunn, James Hamet, 100 Eduardo VIII (duque de Windsor), 154 Éluard, Cécile, 21, 27-28, 55-56, 243, 269-280, 284 Éluard, Nusch, 272-274 Éluard, Paul, 21, 27-28, 56, 71, 107, 226, 244, 269-274, 277-279, 281 Ernst, Max, 64, 107, 180, 271, 278 Escofet, Isidre, 215 Eyck, Jan van, 224 Fages de Climent, Carles, 49 Faixó, Joan, 151 Farson, Daniel, 18, 126, 139 Fedeli, Franco, 124 Fellini, Federico, 177, 193 Fenholt, Jeff, 259 Ferrer, aparejador, 211 Ferrer, Pepe, 146 Ferrés, Maria Anna, 41 Figueras, María Teresa, 130, 170 Figueras Cabanes, Eva, 240-242, 259, 263, Figueras Cabanes, Marta, 240 Figueras i Francesch, Jaume (Jaumet), 19, 47-54, 58-59, 69, 80-83, 85, 87, 94-96, 101, 107, 111, 113, 118, 158, 160-161, 169-171, 192, 196, 199205, 207-217, 219-221, 227 Figueras i Francesch, Pere, 45-46, 5459, 118, 216, 234, 270, 274 Figueras i Francesch, Juanita, 57-58, 94 Figueras Mascle, Sebastián, 45, 51


el niño secreto de los dalí Figueras i Oliveras, Sebastián, 47-48, 50, 95-96, 111, 113, 114, 130, 146, 160, 164, 235, 245-249 Fortuny, Joan, 152, 227-228 Fortuny, Mariano, 231 Fortuny, Pere, 151, 152, 227 Fortuny, Quimet, 152 Francesca, Piero della, 66 Francesch, Maria, 45, 51 Franco, Francisco, 132, 245, 258, 265 François, M. (el Corsario), 203 Freixa, Àngels, 209 Freud, Sigmund, 107, 194 Fuchs, Ernst, 258 Garbo, Greta, 188 García Lorca, Federico, 29, 73, 75 García Márquez, Gabriel, 46 Gasquet, Dominique de, 20 Gaudí, Antoni, 201, 231 Gay, Joan, 44 Gay, Joaquim, 80 Genauer, Emily, 74 George, Waldemar, 97 Gibson, Ian, 10, 11, 31, 238, 279-280 Gil, Rafael, 194 Giralt, Ricard, 49 Giró, Pepe, 248 Gironès, Angeleta, 42 Gironès, Antonia, 42 Gispert, Heribert, 235 Goddard, Paulette, 184, 187 Godett, Robert J., 97 Godó, Africano, 81-82 Goemans, Camille, 27, 29, 75, 179, 271 Gomberg, Dimitri Ilich, 251 Gómez de Liaño, Ignacio, 237, 266 Gómez-Santos, Marino, 61 González Ruano, César, 204 Goya, Francisco de, 245 Grayson, Robert, 184 Greco, el; Domenicos Theotocopoulos, 64, 67, 165 Gregory, Elizabeth, 65 Guardiola, Ramon, 19 Guereta, Fernando, 101 Guerrero, Jacinto, 187, 189 Guimerà, Àngel, 91 Guisset, Concepción, 256 Gummà, Alejandro, 118 Gyenes, Juan, 18, 105, 125-127, 155, 189

Haldorn, Enid, 65 Halsman, Philippe, 105, 147, 208 Harnden, Peter, 250 Haupt, Enid e Ira, 74 Hewitt, Charles, 18, 111, 136, 138-139 Hitchcock, Alfred, 25, 181, 184 Huntington Hartford, George, 228, 232 Hutton, Barbara, 123 Ibáñez Serrador, Narciso, 247 Imperio Argentina, 190 Ingres, Jean-Auguste-Dominique, 29 Irurozqui, J. A., 126 Jacomet, aparejador, 211 James, Edward, 36 Jarolymek (n. Diakonova), Lidia, 244, 275-276 Jonin, Jean-Gabriel, 20 Kalaschnikoff, Nanita, 260 Keaton, Buster, 177 Khan, Fritz, 37 King, Martin Luther, 213 Koyama, Shigeyoshi, 239 Lacroix, Marc, 105 Lang, Fritz, 183 Langelaan, George, 126 Lear, Amanda, 19, 238-239, 247, 259260 Leonard, Jacques, 147 Leveroni, Manuel, 158 Leveroni, Rosa, 158-160 Levin, Albert, 64 Linder, Max, 177 Llonch, Joan, 49 Llongueras, Lluís, 20 Llorens, Paquita, 20, 265 Lifar, Serge, 153 López Willshaw, Arturo, 152-154 Lozano, Carlos, 20, 215, 260 Lucía, Luis, 190 Luis Mariano, 190 Magnani, Anna, 185, 187-188, 194-196 Magritte, René, 27 Malla Figueras, Huc, 57, 284 Marquina Pichot, Luis, 56, 191, Martínez, Pelayo, 233-234 Martínez, Saúl, 234

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jos é ángel montañés

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Martínez-Bordiú, Carmen, 245 Martínez-Bordiú, Cristóbal (marqués de Villaverde), 245 Marx, Hermanos (Harpo, Groucho, Chico y Zeppo), 177, 182 Marx, Karl, 194, 196 Masaveu, familia, 164 Masó, Julio, 225 Masoliver, Juan Ramón, 175 Massip, Josep Maria, 73 Mateu, Carmen, 226, 245 Mateu, Miquel, 132, 226, 237, 245, 258 Maupassant, Guy de, 64 Mayo, Archie, 183, 192 Mercé Varela, Andreu, 129 Mercedes, camarera, 223, 265-266 Meredith, Burgess, 187 Milà, Alfons, 251 Milà, Joan, 187 Millet, Jean-François, 185-187, 234 Miravitlles, Jaume, 49 Miró, Joan, 103, 232 Momplet, Antonio, 190 Monféry, Dominique, 184 Monreal, Luis, 175 Monroe, Marilyn, 177 Montcanut, Joan de, 129, 176 Montiel, Sara, 175, 238 Monzonis Díaz, Mariana, 45 Moore, John Peter (capitán Moore), 20, 212, 254-255, 261, 266 Morales, Luis de (el Divino), 64, 212 Morera, Enric, 49 Morohashi, Teizo, 232 Morse, Albert Reynolds, 19, 57, 153, 161-165, 167-168, 222, 228, 242, 252, 254, 270 Morse, Eleanor, 57, 161-164, 167-168, 222, 228 Munt, Silvia, 27, 219, 264 Murillo, Bartolomé Esteban, 120 Myers, John y Dennis, 260 Nangaku, Masao, 103 Niarchos, Stavros, 153-154, 156, 164 Nicholson, Jenney, 136 Nicolas, Eduvina, 165-168, 239, 256, 260, 270 Nicolas, Jean Georges, 165, 167-168, 239, 256, 270 Nietzsche, Friedrich, 194

Noailles, Charles, 35, 172, 179 Noailles, Marie Laure de, 35, 179 Nogués, Lidia, 35-36, 137, 173 Obiols Vié, Joan, 249 Oliveras i Ayats, Mercè, 47, 49-50, 95, 118, 160, 169-171 Olivier, Laurence, 177, 254 Onassis, Aristóteles, 153-154 Orduña, Juan de, 190 Ors, Eugenio d’, 30, 36 Ostier-Heil, André, 124-125 Pachevich, Nada, 65 Pagnol, Marcel, 177 Palladio, Andrea, 65 Palmer, Lilli, 194 Paluzíe, Faustino, 37 Panero, Leopoldo, 175 Peck, Gregory, 181 Péret, Benjamín, 107 Pérez Piñero, Emilio, 258 Perrot, Catherine, 255 Pertegaz, Manuel, 264 Phillips, Timothy, 115, 121, 152, 210 Picasso, Pablo, 29, 35, 56, 92, 103, 188, 208, 232, 244, 258, 276 Pichot, Julia, 42 Pichot Gironès, Josep (Pepito), 42, 44, 49 Pichot Gironès, María Lourdes (María Gay), 44 Pichot Gironès, Ramon, 42 Pichot Gironès, Ricard, 49 Pitxot, Antoni, 20, 116, 129, 215, 259, 266 Pío XII, 70, 77 Pla, Josep, 46, 80 Planells, Ramon, 151 Pol Arau, José, 225 Polo, Carmen, 226, 245 Pomès, Avelino, 158 Pomés, Emilia, 58 Postius, Josep, 105 Puig Palau, Alberto, 149, 166, 187, 204 Puig Palau, Jorge, 149 Puig Pujades, Josep, 49 Puignau, Emilio, 19, 32, 38-39, 44, 5254, 56, 62, 82, 84-85, 90, 92, 113-114, 128, 210-211, 215, 251, 257, 265-266 Pujol, Jordi, 102


el niño secreto de los dalí Radkai, Paul y Karen, 124 Rahola, Carles, 214 Ray, Man, 105, 179-180 Redé, Alexis de, 153 Rodríguez-Aguilera, Cesáreo, 91 Roi, Giuseppe, 65 Romans, Rosita, 109, 113, 115, 134, 146, 151, 220 Romans Vehí, Francisco, 109, 151-152 Romero, Luis, 43, 58, 62, 140, 215, 229, 231, 261, 267 Roquer, reverendo, 187 Rosi di Montelera, Theo, 154 Rothschild, Felipe de, 153 Roy Dalí, José Van, 21 Ruspoli, Dado, 260 Sabater, Enrique, 20, 105, 117, 161, 247, 254-256, 265 Saboya, Humberto de, 155-156 Saboya, María Pía de, 156 Salart, Ramon, 162 Salvat-Papasseit, Joan, 154 san Juan de la Cruz, 64, 128, 209 Sans, Ricardo, 64, 105, 120, 122-123, 127, 149, 151, 210, 228, 236 santa Teresa, 64, 188 Santamaría, fraile, 63, 135 Santos Torroella, Rafael, 61, 164, 257, 267, 280 Sanzio, Rafael, 29, 77, 94, 120, 243 Saporiti, Piero T., 94-95 Sauguet, Henry, 153 Saunders, Russ, 128 Scalopan, Diana, 235 Sempronio; Andreu Avel.lí Artís i Tomàs, 174-175, 204 Seriñana, Alfonso (Frare), 146 Serra, Arturo, 161 Schaal, Eric, 105, 183 Schlumberger, Jean, 110 Seguranyes, Mariona, 55, 81, 88 Sentís, Carles, 26 Serraclara, Gonçal, 51, 72, 79-80, 89, 92, 96, 148-149, 151-152, 192 Serraclara, Josep Maria, 49 Sevilla, Carmen, 190 Shakespeare, William, 65, 68 Sigall, Mitzi, 65

Simpson, Wallis, 154 Sitter, Inger, 203 Soupault, Philippe, 271 Stevens, Jan Adam, 248 Strauss, Richard, 65 Subias, Joan, 49 Suqué, Artur, 226, 245 Tanguy, Yves, 107, 180 Tàpies, Antoni, 232 Temple, Shirley, 177 Tharrats, Joan-Josep, 158, 204 Theodoracopulos, John, 164 Theotoky, George, 154 Tiepolo, Giambattista, 214 Tomeo, Javier, 46 Trotski, León, 107 Tusquets, Óscar, 20 Urtarán, fraile, 63, 135 Utrillo, Miguel, 117, 195-196 Vallès Llopart, Evarist, 132 Vehí, Catalina, 109, 113, 115, 151-152, 215 Vehí, Joan, 53-54, 105, 115, 139, 155 Velázquez, Diego, 208, 243 Vermeer, Johannes, 139, 243 Vila, Francisco, 225 Vila Puig, Joaquim, 55 Vila San Juan, Juan Felipe, 36 Vilbert, Henri, 194 Vinci, Leonardo da, 29, 134 Viñas, Alicia, 216 Visconti, Luchino, 65, 70 Vulliamy, Gérard, 269 Wagner, Richard, 237 Warner, Jack, 128, 156, 183 Wells, Orson, 123 Weissmuller, Johnny, 247 West, Mae, 177 Weyler, Jean, 233 Whitaker, Robert, 234 Wilcook, Reginal, 154 Xirau, Joan, 49 Zabludosky, Jacobo, 61, 255

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© 2020, José Ángel Montañés Bermúdez Primera edición en este formato: noviembre de 2020 Fotos 15 y 16: © Fondo Fotográfico de F. Català-Roca-Arxiu Històric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya Fotos de Ricardo Sans Condeminas: © Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2020 Derechos de imagen de Gala y Salvador Dalí reservados. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2020 © de esta edición: 2020, Roca Editorial de Libros, S. L. Av. Marquès de l’Argentera 17, pral. 08003 Barcelona actualidad@rocaeditorial.com www.rocalibros.com ISBN: 9788418249501 Todos los derechos reservados. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.


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