Bloque Dos – Procesos Históricos y sociales
Documento Básico de Capacitación La Animación territorial en programa de jóvenes
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La animación territorial del programa de jóvenes - conceptos y alcances ¿Qué es la animación territorial del programa de jóvenes? Los grupos scouts y más precisamente las unidades, son las instancias de la organización scout que tienen por objeto aplicar el programa de jóvenes por medio de las actividades que ofrecen regularmente. Además de los grupos y unidades existen otras instancias o niveles de la organización (distrito, región, zona, nación, Etc.) cuya misión es servir de sostén y apoyo al grupo y la unidad para que estos puedan cumplir eficientemente su rol en la aplicación del programa de jóvenes. Estas acciones de sostén y apoyo que realizan las estructuras asociativas recibe el nombre de animación territorial.
Se denomina animación territorial del programa de jóvenes, al conjunto de acciones realizadas por las estructuras territoriales en forma permanente, sistemática y planificada, mediante las cuales se implementa, supervisa, evalúa e innova la puesta en práctica de las políticas asociativas de Programa de Jóvenes.
También la podemos definir como:
la intervención cercana, adecuada y oportuna que realizan el distrito, la zona o el nivel nacional – cada uno de estos en los ámbitos que corresponde - a los efectos de mejorar la calidad del programa de jóvenes.
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Analicemos más detalladamente las dos definiciones: conjunto de acciones: la animación territorial del programa de jóvenes es una “diosa de cuatro caras”, cada una de las caras nos muestra una faceta de la tarea pero no es la única. Estas cuatro caras son: la implementación, la supervisión o acompañamiento, la evaluación y la innovación. La segunda parte de la definición caracteriza al conjunto de acciones como: permanente, sistemática y planificada, o sea una actividad que no se realiza espontánea y esporádicamente, sino de manera racional y continua. Mientras que la primera definición enumera un conjunto de acciones, en la segunda, caracteriza el tipo de intervención (cercana, adecuada y oportuna). Ambas definiciones se complementan, pues mientras que la primera pone el objetivo en la puesta en práctica de la políticas asociativas del programa de jóvenes, en la segunda explicita el para qué, afirmando que este es el mejoramiento de la calidad del programa.
Innovación
Evaluación
Animación territorial es
Implementación
Supervisión
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Las cuatro caras de la animación territorial de programa de jóvenes
Tareas requeridas
Objetivo
Supervisión o acompañamiento
Implementación
Ayudar a mejorar las prácticas educativas de modo de estrechar la brecha entre los que postula el proyecto educativo y lo que realmente sucede en terreno.
Aplicar en las prácticas educativas los principales conceptos y contenidos del programa de jóvenes.
Observar: para obtener información que nos permita comprender.
Diseminar la información de manera estratégica.
Evaluar: para establecer estrategias de intervención adecuadas a cada caso, contexto, etc. Acompañamiento y seguimiento ameno, cercano y oportuno: para corregir errores y reforzar las buenas prácticas.
Comunicar el cambio a todos lo actores. Fortalecer a los equipos y a los actores de modo que cada vez se sientan más seguros y sean más competentes.
Evaluación
Innovación o actualización
Poseer información que permita tomar decisiones pertinentes y racionales.
Poner a disposición de la sociedad y de los jóvenes en particular un programa educativo actualizado y relevante que responda eficientemente a las demandas individuales y sociales.
Relevar y mantener una información relevante y actualizada.
Identificar las demandas sociales, económicas, políticas y culturales de nuestras comunidades y las necesidades e intereses de los niños, niñas y jóvenes.
Investigar de manera sistemática. Propiciar la reflexión sobre las prácticas educativas.
Aplicar una metodología de diseño. Producir material (bibliografía, insignias, posters, música, etc.)
Coordinar acciones con otras áreas; hacer equipos, comunicar adecuadamente.
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Ideas sobre la animación territorial del programa de jóvenes Desde hace algún tiempo se vienen revisando algunas de las concepciones que daban sustento a las prácticas de animación territorial del programa de jóvenes, en este cuadro presentamos algunas de ellas:
Del valor excluyente del curso y la formación en general como medio de mejoramiento de la calidad del programa de jóvenes.
A la política integral de Recursos Humanos y el valor del seguimiento y la animación territorial para mejorar la calidad del programa
Del control centralizado ocasional y burocrático.
A la confianza en los dirigentes y el acompañamiento cercano, oportuno y adecuado.
Del estructuras asociativas rígidas y de compartimientos estancos
A estructuras asociativas flexibles, interrelacionadas y acordes a la estrategia
Del horror al vacío
Al valor de “un sombrero por cabeza”
De adecuaciones parciales y ocasionales del programa
A un proceso de renovación y actualización permanente y sistemático del programa
De la evaluación de textos
A la evaluación de las prácticas educativas
Del valor de la tradición
Al valor de la “tradición de la innovación”
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Dificultades usuales en las prácticas tradicionales de la animación territorial del programa de jóvenes El objetivo de este documento es describir algunos de los problemas usuales detectadas en las prácticas de animación territorial, no para señalar los errores de los actores en forma individual, sino para presentarlos como una problemática organizacional, de modo que al tomar conciencia de ellos podamos corregirlos. Muchas de estas acciones han quedado fijadas como una “foto” de lo que debe ser y hacer quien ocupa una posición distrital, zonal, etc. Pensamos que el primer paso hacia la solución de un problema, es la toma de conciencia de su existencia. Nos referimos casi exclusivamente al nivel distrital, por considerarlo una instancia clave en la supervisión del programa de jóvenes, pero estas mismas observaciones le caben, en mayor o menor medida, a los otros niveles territoriales. Para los fines de este documento denominamos “prácticas tradicionales” al conjunto de acciones que los animadores territoriales suelen hacer frecuentemente, y que por ser ejercidas habitualmente quedaron fijadas como un “foto” de aquello que “debe hacerse” en materia de animación territorial de programa.
Problemas para reflexionar sobre las propias prácticas educativas En el Movimiento Scout , como en muchos ámbitos de la educación no formal, es usual que los educadores tengan problemas para realizar una reflexión crítica y sistemática de sus propias prácticas educativas. Por reflexión pedagógica, nos referimos, a una revisión lo más consciente que pueda de sus acciones como educador de tiempo libre, preguntándose sobre la pertinencia de las mismas en relación con el proyecto educativo, y si responden o no a las necesidades y demandas de los jóvenes del lugar donde actúa. Un dirigente que tiene el hábito de reflexionar sobre su accionar como educador tiene la posibilidad de autoevaluarse y aprender de sus propia experiencia, esto es un proceso básico cuando buscamos que los adultos incorporen conductas relacionadas con el aprender a aprender. La dificultad mayor radica en que los animadores territoriales y formadores, quienes debieran propiciar este tipo practica entre los dirigentes de sección, tampoco tienen incorporada esta conducta y, como bien sabemos, nadie pueda dar lo que no contiene.
Problemas originados en la captación ¿De dónde provienen y quiénes son las personas que trabajan en los niveles territoriales? Generalmente el distrito y la zona tiene como ámbito de captación de sus dirigentes a los grupos scouts de su territorio. Los animadores territoriales son convocados de entre aquellos dirigentes considerados más exitosos - no nos detendremos aquí a analizar qué se considera un “dirigente exitoso”- , de mayor ascendiente entre sus colegas, o simplemente quien tiene más tiempo para dedicarse.
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En algunos territorios, existe la costumbre que quienes coordinan las ramas son elegidos de entre los dirigentes de sección por sus mismos pares. Esto introduce el problema que no es la autoridad territorial quien finalmente elige a su equipo de colaboradores. En ambos casos, estas modalidades de captación hacen que se dupliquen las funciones de los dirigentes, quienes en la mayoría de las veces, no abandonan su posición como dirigente de unidad para pasar a servir como animador territorial, sino que suma una responsabilidad a la que ya tenía, justamente en dos posiciones críticas para el éxito del programa (dirigente de unidad y animador territorial). El buen desempeño de una función siempre va en detrimento de la otra, ya que ambas requieren ser realizadas en el mismo tiempo libre de las personas. Un problema adicional es que no necesariamente un buen dirigente de unidad es un buen animador territorial, pues las competencias que se requieren para una y otra posición son diferentes. Problemas de horror al vacío y de falta de especificidad En los niveles de animación territorial suele existir una preocupación mayor por ocupar las posiciones previstas en los reglamentos y organigramas, que en captar aquellas personas que reúnan los perfiles necesarios para llevar adelante los requerimientos del rol. Es así que, en muchos territorios, se hace un esfuerzo por completar las posiciones previstas en su organigrama, aun que los dirigentes que detentan esos cargos no tengan ni el tiempo, ni las competencias necesarias para el desempeño del mismo. Por otra parte las expectativas que tienen los dirigentes respecto de las personas responsables de la animación territorial son muy variables, escasas y poco específicas. Esto contribuye a que la acción del animador se limite a las tareas estereotipadas que describiremos más adelante o que, en algunos casos, los emprendimientos para acompañar y mejorar las prácticas educativas de los dirigentes de unidad sean vistos como una invasión, o una carga más a las obligaciones que la asociación “impone” a los grupos.
El problema de la carencia de capacitación para el rol Mientras que aquellos dirigentes que se inician en las tareas de formación de responsables tienen a su disposición cursos y bibliografía específica para capacitarse, quienes acceden a los roles de animación territorial específicamente en el área de programa de jóvenes, no poseen nada de eso. Los coordinadores y comisionados aprenden a desempeñar su rol a partir de la experiencia que tienen como supervisados y la imagen que conservan de sus supervisores en acción. La ausencia de una instancia formal de capacitación - que sirva además como ámbito de reflexión y corrección - produce una práctica en muchas casos estereotipada, conservadora y con énfasis en lo administrativo, atributos que la hacen poco orientada a los fines de mejorar realmente la calidad del programa. Problemas para percibir el entorno Se suma a lo descrito, la falta de importancia que se le otorga a una mirada más amplia que comprenda al entorno sociocultural al cual se pretende dar respuestas desde el Movimiento Scout.
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Muchas veces se toman decisiones prescindiendo de información cuanti-cualitativa, como estadísticas, información sobre experiencias de otras ONGs, alguna problemática juvenil específica como condiciones de empleo, salud, educación y tiempo libre, etc. Esta mirada más amplia no es percibida como necesaria y en consecuencia, las prácticas educativas supervisadas sólo se referencian a las experiencias intra-movimiento. Visitar grupos, organizar eventos, participar de reuniones: tres tareas estereotipadas Presentamos a continuación tres actividades que surgen como tareas típicas de lo animadores territoriales , y que se estereotipan a partir de su repetición frecuente, sin un análisis crítico sobre su eficacia y pertinencia. Visitar grupos Si bien nadie duda de la necesidad de ir a terreno y tomar contacto con lo que está pasando en los grupos, la visita suele volverse una mera formalidad cuando:
Se realiza sin una planificación adecuada (el coordinador o comisionado viene cada tanto, sin un objetivo claro y conocido por todos),
Se desconoce una metodología de intervención y de observación que le dan al animador territorial las herramientas de su trabajo en terreno.
El animador territorial carece de tiempo para realizar un acompañamiento sostenido y eficaz, por ejemplo: para dar una ayuda significativa a una unidad, debiera trabajar al menos tres meses con el equipo de dirigentes, pero no tiene tiempo, con quien queda su propia unidad, qué hace con los módulos que se comprometió a dar, etc.
Existe una modalidad de la observación excesivamente administrativa, caracterizada por el visado de los registros de asistencia y de planificación de actividades. Si bien reconocemos la utilidad de reunir este tipo de información, cuando ocurre sin un objetivo claro, estas prácticas son más parecidas a un ejercicio administrativo que a una acción efectiva de supervisión y acompañamiento.
Organizar eventos Los distritos y las zonas tienden mucho más a producir un calendario de actividades típicas y tradicionales, que uno que dé respuestas a una estrategia de crecimiento y desarrollo, y que considere las demandas y necesidades de los jóvenes que integran el área territorial. Los eventos distritales y zonales se relacionan más con actividades tradicionales que el territorio debe proveer cada año, que con una forma de intervención privilegiada para el cambio y mejoramiento de la calidad del programa de jóvenes. Es así que, año tras año, los eventos se repiten en fechas similares, con nombres y estilos muy parecidos, esta situación es semejante al de una unidad con excesivas actividades fijas. Existe poca conciencia por parte de los distritos y zonas, de su responsabilidad de brindar actividades de una calidad tal, que aporten un plus al programa realizado por cada uno de los grupos semanalmente. Esto ocurre, porque en muchos casos, el diseño y organización de estos eventos recae también sobre los mismos educadores de las unidades. Si bien nadie duda que la participación de todos los dirigentes en el proceso de diseño y organización de un evento contribuirá a mejorar la calidad del mismo y creará una atmósfera de compromiso con la tarea, es responsabilidad de la estructura de animación territorial liderar este
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proceso, haciéndose responsable no sólo de la calidad del evento que se produzca, sino además de aprovechar el proceso como una oportunidad de crecimiento para los dirigentes de las unidades que participen del mismo. Participar de reuniones: Los distritos y zonas proponen un modelo de reunión centrado en brindar información, organizar eventos y evaluar, pero en muy pocos casos se exploran otros motivos y formatos de reunión. No son usuales los ateneos o foros para discutir y buscar soluciones a problemáticas comunes, o la presentación de actividades ejemplares llevadas a cabo por las unidades o la promoción de actividades que favorezcan el crecimiento personal de los educadores - conciertos, cine debate, muestras de arte, etc. En general, no se percibe la necesidad de brindar oportunidades para el crecimiento personal de los dirigentes, más allá de los contenidos formales previstos en los cursos de formación. Héctor Carrer (2001), Oficina Scout Mundial, Región Interamericana
Material del Sistema Virtual de Formación en Programa de Jóvenes. Experiencia piloto realizada en cooperación entre Scouts de Argentina y la Oficina Scout Mundial, Región Interamericana.
© 2010 Organización Mundial del Movimiento Scout Oficina Scout Mundial, Región Interamericana www.scout.org
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