DOS JARDINES PABELLÓN DE VISITANTES DEL PARQUE VAZ FERREIRA
Proyecto Final de Carrera Taller Berio Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo Universidad de la República Montevideo, 2017 Autor Rodrigo Muñoz Equipo Docente Arq. Héctor Berio Arq. Marcelo Bednarik Arq. Alejandro Ferráz-Leite Arq. Javier Márquez Arq. Soledad Patiño Arq. Juan Viñar Arq. Laura Acosta Arq. Magdalena Sprechmann Equipo Asesor Estructura: Ing. Carlos Scosería Sanitario: T.S Pablo Richero Eléctrico: Arq. Susana Colmegna Lumínico: Carlos Galante Térmico artificial: Ing. Luis Lagomarsino Térmico natural: Arq. Alicia Picción Agradecimientos Cristina Echevarría Vaz Ferreira / Fundación Vaz Ferreria - Raimondi Ing. Pablo Ross / Botánica - Paisaje Arq. Fernando Tomeo / Construcción - Hormigón Ximena y Andrea - LabFabMvd / Impresión 3d
BITÁCORA
Cuaderno de bitácora 1. m. Mar. Libro en que se apunta el rumbo, velocidad, maniobras y demás accidentes de la navegación
A partir de la definición de la Real Academia Española, este cuaderno apuntará a reflejar un registro de los hitos, claves, maniobras y ajustes que formaron parte de este proceso de navegación arquitectónica que termina arribando al proyecto que se refleja en la Carpeta que lo acompaña. Para no repetirnos en vano, y serle fiel a las estrategias de mínimos que maneja el proyecto se ha elegido trabajar estas dos piezas como complementarias, una desde el relato proyectual, la otra desde la técnica del proyecto.
SITIO
DESDE EL ORIGEN
La ciudad de Montevideo nace a partir de sus características geográficas naturales como un intento de la corona española por detener el avance de los portugueses hacia sus territorios en el sur de las Américas. Si bien se menciona el sitio para un posible emplazamiento desde mucho tiempo antes de su fundación, la ciudad de Montevideo nace recién luego de que los portugueses fundan Colonia del Sacramento. El motivo de esa demora era la ausencia en la región de recursos valiosos en aquel momento para la corona, piedras preciosas, oro, etc. Lo que si había en estos territorios, y el motivo de esas menciones en comunicados para la corona, era una bahía que generaba un puerto de excelentes características naturales, un cerro en su borde que permitía su vigilancia desde todas las orientaciones cardinales, y un territorio fértil para establecer una colonia con una economía basada en la explotación agrícola-ganadera. Una vez fundada la ciudad, el Puerto de Montevideo se convirtió en el puerto de entrada y salida al Virreinato del Río de la Plata y eso dio origen a una puja de puertos con Buenos Aires que continúa hasta nuestros días. A partir de este breve resumen histórico, resulta innegable cuál es el núcleo, al menos geográfico, de nuestra ciudad: la Bahía y el Cerro. Tal es así que ambos están presentes en todas las ilustraciones y escudos que la misma ha tenido desde su nacimiento. Su influencia llega hasta el punto de que, según muchos historiadores, la ciudad de Montevideo debe su nombre al Cerro ya que fue catalogado como el sexto (VI) Monte de Este a Oeste: MONTE VI de EO.
Plano del Ing. Diego Cardoso - Montevideo - 1776
RESURGIMIENTO
Luego de décadas de abandono, en los últimos años la ciudad ha vuelto a poner su mirada sobre la bahía como parte de una estrategia para contener su dispersión hacia el este en una mancha de baja densidad y favorecer un desarrollo más cercano al centro dentro de áreas ya dotadas de servicios con todos los beneficios a escala de ciudad y crecimiento sustentable que eso conlleva. En ese sentido los planes y proyectos planteados desde el ámbito público para la costa de Capurro así como también para la rambla del Cerro y la isla de la Libertad son un claro ejemplo de cuál es la intención de los planificadores de la ciudad en lo que hace a su desarrollo a futuro. A partir de estas propuestas, parece interesante explorar un poco más allá del borde físico de la bahía y acercarnos al Cerro propiamente dicho. Cuando lo hacemos, descubrimos sobre su ladera sur un espacio público de características únicas en lo que hace a su paisaje y cuenca visual que parece haber quedado olvidado por el resto de la ciudad. Entendiendo que trabajar sobre el espacio público es trabajar sobre democracia y agregar valor a la experiencia de vida de los ciudadanos, es que se pone el foco en ese espacio.
Anteproyecto Cerro - BahĂa. Fuente: mvd2030.montevideo.gub.uy
AL SUR
Ubicado en la ladera sur del Cerro de Montevideo, el Parque Vaz Ferreira surge como parte de una intervención realizada a fines de la década de 1950 por parte de la comuna que se enmarcaba dentro del Plan de Obras del Cerro, a su vez parte del Plan Director para Montevideo. En el citado plan se preveía la creación de varias unidades de habitación inspiradas en la ideas del movimiento moderno, en particular en las unidades de habitación de Le Corbusier. La que resulta de interés para este trabajo es la Unidad de Habitación Cerro Sur, encargada al arquitecto Román Fresnedo Siri que consistía en la implantación en la ladera sur del cerro de 6 bloques de viviendas de interés social, otros edificios de servicios y un parque que articulaba el conjunto. De las 6 unidades planeadas inicialmente, luego se redujeron a 3, y finalmente solo se construyó una. Lo que sí se completo fue la plantación de más de 80.000 árboles en la ladera sur del cerro, que como se puede ver en la foto de 1936 estaba originalmente poblada por una muy baja vegetación de superficie, generando de esa manera el Parque Vaz Ferreira.
Vista aĂŠrea del Cerro de Montevideo - 1936. Fuente: montevideocontigo.org
HOY
En la actualidad el Parque Vaz Ferreira se conforma como una frondosa masa verde que coloniza la ladera sur del cerro. Esta masa esta compuesta principalmente por eucaliptus, aunque también se encuentran en menor número ejemplares de pinos, acacias, cipreses y aloes. Pero esa masa, desde el punto de vista de su uso y percepción por parte de los ciudadanos, está lejos de ser unitaria. A partir del proyecto de Fesnedo Siri el parque queda dividido en dos grandes sectores por la calle Indio Arispe que corre en dirección este-oeste y define un sector de parque al sur en contacto con la rambla y un sector parque al norte en contacto con la Fortaleza del cerro. La realidad de estos dos sectores es bien distinta: uno se encuentra habitado, cuidado y en uso, mientras que el otro parece estar en estado de completo abandono.
Vista áerea del Cerro de Montevideo - 2011. Fuente: Arq. Soledad Patiño
ACTIVO
El sector de parque ubicado al sur de Indio Arispe que desciende hasta la rambla del cerro se configura como la parte ordenada, activa y cuidada del parque. En el centro de toda esta actividad y cuidado se encuentra el Memorial del los Detenidos Desaparecidos de Otero y Kohen, una obra de altísima calidad arquitectónica y profundo valor simbólico para los ciudadanos de Montevideo. Alrededor de éste se desarrolla una caminería sinuosa que ata la Rambla con la calle Indio Arispe partiendo desde los estacionamientos y llegando hasta el lateral de la Unidad de Habitación. Además del memorial y la caminería, este sector del parque cuenta desde 2007 (al igual que todos los parques de la ciudad) con servicio de Guardaparques para garantizar el cuidado del espacio público y su mantenimiento. A tales efectos se instaló frente al memorial una garita de cuestionable factura para otorgar cobertura de las inclemencias del tiempo a los dos guardparques que cubren el servicio por cada turno. A partir del mencionado equipamiento y cuidado este sector del parque (que cabe mencionar es el menor en superficie) recibe un uso constante por los vecinos de la villa así como también una gran cantidad de visitantes que van a conocer el memorial.
Vista desde la rambla del Memorial de los Detenidos Desaparecidos. Montevideo - 2016.
LIBRE
Por el contrario, el sector del parque que avanza al norte desde Indio Arispe hasta la Fortaleza se encuentra completamente libre de intervenciones de equipamiento. Librado al acontecer de la naturaleza se presenta desde el acceso por Indio Arispe como una masa tupida e indomable de árboles, arbustos y vegetación diversa que crece sin límites. Esa condición agreste tiene una consecuencia de doble cualidad. Por un lado lo configura como un espacio público único en la ciudad, libre del sometimiento a los caprichos del paisajismo tradicional y antropizante. La vegetación, una vez sembrada en la década de 1950, ha crecido y se ha desarrollado cubriendo todas las superficies donde las condiciones se lo permiten. Pero por el otro lado, esa misma condición libre lo vuelve inhóspito para quien no lo conoce, dadas las características socio-económicas de la zona un visitante nuevo siente una fuerte aprehensión antes de aventurarse en su interior. Debido a eso, esta parte del parque es solamente usada y disfrutada por una pequeña fracción del público que potencialmente podría recibir, configurándola como un agujero negro en vez del punto notable que podría ser dentro de la malla de espacios públicos del barrio, la zona e incluso la cuidad.
Vista desde lndio Arispe del Parque Vaz Ferreira. Montevideo - 2016.
CLAVES
CARLOS VAZ FERREIRA
La primer clave en busca de una estrategia para intervenir en este sito pasa por explorar el pensamiento de quien le da nombre. A tales efectos, y como resumen de una presentación que a rigor se haría demasiado extensa y requeriría un libro en si misma, se cita a continuación la introducción a una muestra en honor de los 50 años de su muerte realizada en 2008 por el Centro Cultural de España y curada por Aguistin Courtoisie.
UTOPÍAS CON LIBERTAD
Es algo arbitrario fijar los ejes conceptuales de un pensador tan amplio, tan preocupado por la realidad circundante y tan reñido con todos los dogmatismos como Carlos Vaz Ferreira. Fue su constante preocupación pensar para hacer mejor la vida, en lo social y en lo individual. No solamente dan prueba cabal de ello sus proyectos exitosos como la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias, o la inspiración de la ley del divorcio, o el ejercicio ejemplar de altos cargos (fue Rector de la Universidad y Decano de la Facultad de Humanidades) o su vocación docente desarrollada en distintos ámbitos, particularmente en la Cátedra Libre de Conferencias a partir de 1913. Porque incluso sus fracasos muestran un impulso que trascendió siempre lo meramente académico. Tal es el caso del proyecto de “Parques escolares”, que buscaba educar a los niños en medio de la naturaleza siempre, y no como esporádico paseo; o de su proyecto de asignación de “tierra de habitación” para todos los uruguayos, “sin pagar precio ni permiso”, que no hay que confundir con la “tierra de producción”. Pero no conviene reducir a Vaz Ferreira a una imagen tibia y cautelosa. Aun siendo considerado el pensador de la sensatez y la razón razonable, encontró un buen argumento en favor de las utopías. Consiste en atreverse a imaginarlas basándose en que el propio orden actual socio-económico –que resultará inconcebible, decía Vaz, para los hombres del futuro– parece una utopía. Está lleno de tanta injusticia y tanto dolor, que haber llegado hasta él es lo absurdo. Claro que se oponen al camino de las utopías con rostro humano aquellos que “son liberales para todas las libertades ya adquiridas y formidables conservadores para las que aún hay que adquirir”.
Carlos Vaz Ferreira en su estudio. Fuente: vazferreira.org
QUINTA VAZ FERREIRA
Siguiendo el derrotero planteado por el estudio de las ideas y obras de Vaz Ferreira, su casa quinta es la segunda clave de proyecto a citar. Declarada patrimonio de la nación en 1975, es, al igual que todo en su obra y entorno, fiel representación de las ideas del filósofo.
LA CASA
Ubicada en el barrio Atahualpa de Montevideo ocupa un predio de 3600 m2 que comprende la casa de 630 m2 y su jardín circundante. Fue construida en 1918 por la Empresa Constructora Alberto Reborati y ampliada por única vez en 1928 por la firma Bello&Reborati. El diseño ambiental de los interiores, mantenido hasta hoy, fue realizado en forma integral por el pintor Milo Beretta de acuerdo a pautas de diseño impartidas por Pedro Figari en la Escuela de Artes y Oficios entre 1915 y 1917, cuando fue su director y Beretta su colaborador. Figari impulsó un arte decorativo de carácter regional y racional. Regional en cuanto a las referencias formales, a la materia prima empleada y a los criterios de producción y racional en la búsqueda de una lógica integradora de material, forma, función y ornamentación, apuntando a expresar la verdad constructiva de los objetos. Siguiendo estos principios, Beretta, proyecta en forma integral los ambientes principales de la casa hasta los mínimos detalles: plantea un equipamiento de gran sencillez estructural integrado al espacio arquitectónico que, dentro de lo sustentado desde la escuela de Artes y Oficios resulta referido a las corrientes modernistas europeas de los secesionistas de fin de siglo XIX y la tradición inglesa de las artes y oficios. Utiliza materiales con elementos decorativos de inspiración prehispánica dentro de una concepción modernista, en cortinas, alfombras, y en la pintura del cielorraso del escritorio de Vaz Ferreira. La casi totalidad del equipamiento y piezas de diseño fueron contratados a la Carpintería Girola & Seregni y la Herrería Juan Ferraudi.
Fuente: quintavazferreira.org.uy
Quinta Vaz Ferreira - 1961. Autor: Plácido Añon - ICUR (UdelaR)
LOS JARDINES
El jardín que envuelve la casa y que se ve hoy, de aspecto agreste y silvestre, no es un jardín abandonado. Se puede hablar de la existencia de dos jardines dentro de la Quinta: el jardín de árboles y el jardín de flores, de características muy diferentes. El conjunto fue creado por el matrimonio Vaz Ferreira como parte de un proyecto de vida en armonía con la naturaleza. Su apariencia no se corresponde con el de un jardín convencional, con el aspecto clásico de los jardines de influencia europea comunes en el Prado, barrio aledaño al de Atahualpa, donde el crecimiento de las especies está supeditado a un diseño invariable preestablecido. EL JARDIN DE ÁRBOLES Vaz Ferreira respetó la vegetación que existía cuando compró el predio. Paulatinamente incorporó especies exóticas y nativas creando un jardín de árboles librado a su evolución natural, que permitiera desarrollar los ejemplares seleccionados, con una mínima intervención en el control de especies invasoras. Este jardín tiene la peculiaridad de ser muy cambiante. El libre y continuo desarrollo de los árboles, o su caída, modifica las condiciones ambientales de su entorno inmediato provocando su expansión en búsqueda de condiciones apropiadas para su desarrollo. Como consecuencia de este movimiento, los espacios originales del jardín van variando en el tiempo, el trazado de los senderos sufre desplazamientos. La naturaleza produce un ambiente excelente para la perfecta reproducción de las especies vegetales y resulta un fuerte atractivo para las aves cuyo canto se escucha todo el tiempo. EL JARDIN DE FLORES Contrastando con el jardín anterior, el matrimonio conformó además, un jardín de flores de corte, convencional, para el disfrute de Elvira, cercado, carpido, con riego, organizado en canteros con variedad de flores, rosales, violetas, magnolias, jazmines, lilas que poblaban los ambientes de la casa.
Fuente: quintavazferreira.org.uy
Quinta Vaz Ferreira - 1961. Autor: Plácido Añon - ICUR (UdelaR)
JARDINES
DOS JARDINES
A partir de las claves registradas hasta el momento, parece interesante y viable el trazar un paralelismo entre la situación del sector norte del parque y la lógica que rige los jardines de la Quinta Vaz Ferreira, de ese modo el parque ya no solo llevará el nombre del filósofo, sino que también podría reflejar algunas de sus ideas y ser un vector para transmitirlas a la ciudadanía. En ese sentido uno podría conceptualizar al sector norte del parque en su estado actual como el jardín de árboles de la quinta, con su naturaleza en estado de mínima o nula contención por parte del hombre, en perpetuo cambio y diálogo con quienes se aventuran a recorrer su interior. De esa manera queda establecido el escenario para la verdadera intervención, para el proyecto, cerrar ese paralelismo e introducir dentro del parque un segundo jardín, el de flores.
Quinta Vaz Ferreira - 1961. Autor: Plácido Añon - ICUR (UdelaR)
Parque Vaz Ferreira - 2017
FLORES
En este segundo jardín se evitará la literalidad con relación a la quinta y en vez de plantear un jardín de flores tradicional, de corte, con especies que requieren cuidado constante y de corta vida, se plantea avanzar un paso mas allá en la conceptualización e implantar un jardín de flores, pero uno que se configure a partir de una lógica en consonancia con las ideas de belleza natural que profesaba Vaz Ferreira y que se demuestran en el jardín de árboles. Para eso se buscan referencias en el paisajismo contemporáneo dentro del cual figuras como Giles Clement con sus “Moving Gardens” (jardines en movimiento) o los “Perennial Gardens” (jardines perennes) de Piet Oudolf ofrecen claves de la dirección en la cual encarar este jardín. Finalmente se elije componer el jardín de flores a partir de una sola familia, las gramíneas, incorporando individuos de varias especies para conformar un jardín que ofrecerá un abanico de colores y texturas hasta ahora ausentes en el parque. La elección por esta familia se basa en su afinidad con las condiciones ambientales presentes en el parque, lo cual garantiza un jardín que requerirá muy bajo mantenimiento, requerimiento fundamental para garantizar el éxito de las infraestructuras públicas dentro de nuestros parámetros culturales en lo que hace al cuidado del espacio público.
JardĂn de Flores, Quinta Vaz Ferreira. Fuente: quintavazferreira.org.uy
Maximilian Park - Piet Oudolf - 2017. Fuente: pietoudolf.com
PABELLÓN
NÚCELO Y LÍMITE
La introducción en el parque de un segundo jardín, el de flores, abre la oportunidad de introducir también un tercer jugador en este ambiente. Así como en la quinta está la casa articulando el terreno, así como en el sector sur del parque está el memorial oficiando de núcleo, ésta es una oportunidad para incorporar una pieza arquitectónica notable en el sector norte que aporte una cuota de civilización al libre albedrío de la naturaleza y se transforme en punto de referencia para los visitantes. Esta pieza debe además ser capaz de resolver el límite entre los dos jardines y aportar al parque la infraestructura que se espera de cualquier parque urbano en este siglo XXI. En ese sentido deberá trabajar en dos escalas. Para el parque oficiará como núcleo, y para el jardín de flores como piel que lo separa del entorno.
CLARO
El parque puede ser modelado, a los efectos de su análisis en busca de áreas de oportunidad para implantarse, como tres capas. En primer lugar aparece la superficie con su topografía en pendiente, el manto verde que define el parque y las preexistencias que marcan puntos de interés. En segundo lugar se reconocen las trazas y caminos marcados en la superficie del parque. Las mismas están formadas por el sucesivo pasaje de quienes recorren el parque desde hace años. Estas trazas marcan los recorridos de menor resistencia a la hora de ascender a la cima, así como también los descensos más veloces. Por último aparece la capa de árboles que coloniza la ladera en la medida que la profundidad de la capa de materia orgánica que conforma el suelo se lo permite. Del cruce de las tres capas surge el lugar ideal para la implantación del pabellón de manera que pueda cumplir con los cometidos planteados anteriormente. Se trata de un claro ubicado relativamente cerca del centro del parque que es a la vez recorrido perimetralmente por el camino principal de ascenso y no se encuentra muy lejos del borde por Indio Arispe.
CÍRCULO
A la hora de formalizar el pabellón, y teniendo en cuenta lo irregular del contexto que lo rodea, parece sensato plantear una forma geométrica pura. Con este gesto además se remarca su condición de ser foráneo a la naturaleza dominante del parque, de hito civilizatorio instalado por el hombre. Luego de un análisis de las condicionantes del sitio se elige el círculo como base para la planta del pabellón, ya que ofrece la contundencia formal que anteriormente se mencionó, pero además permite responder de manera unitaria y continua al contexto irregular que lo rodea, definiendo claramente en el mismo gesto un adentro y un afuera. Como el pabellón encerrará un jardín a nivel de superficie, se decide que su pavimento en primera instancia copie la topografía ascendente.
RECORRIDO
El segundo gesto de formalización del pabellón ocurre cuando se desdobla a partir de su punto más alto y recompone la horizontal. Con esta operación se remarca la pendiente de la ladera del cerro que al no tener horizonte visible, es difícil de constatar para quien realiza el ascenso por el parque. Se ofrece una nueva condición de terreno al parque, una explanada horizontal transitable. Y por último se refuerza la presencia del jardín de flores al configurar un nuevo recorrido de ascenso por el interior del pabellón que lo tiene como punto central.
ENIGMÁTICO
El último gesto que define la formalización del pabellón conteniendo el jardín de flores es una piel monolítica que cierra su perímetro. Se trata de un muro continuo que refuerza la geometría pura prevista en planta y otorga un carácter enigmático al conjunto al esconder su interior. El mismo se abre al norte y se levanta sutilmente al sur generando los dos accesos al pabellón, que a la vez se encuentran tangentes a los recorridos del parque, invitando al visitante a dar un paso al costado y descubrir su interior.
ÚNICO
Avanzando hacia el interior, la composición geométrica del proyecto sigue las líneas planteadas hasta el momento de gestos puros, simples, contundentes y unitarios. Todas las líneas guía del proyecto son círculos perfectos que parten desde 4 centros alineados por un eje inclinado 45˚ con relación a la vertical norte-sur. Esta alineación permite componer tangencias y lograr curvas que parecen complejas a partir de círculos puros.
MATERIA
MONOLÍTICO
Para reforzar el carácter de monolito artificial en medio de un contexto natural se busca una solución material que permita generar un edificio, y en particular una piel exterior, única y continua. Para eso se apuesta por el hormigón, pero no cualquier hormigón, debido a las dimensiones del proyecto y la intención de resolverlo sin juntas, como un verdadero monolito, se decide emplear hormigón autocompactante (HAC). El hormigón autocompactante permite llenar piezas de geometrías complejas y con armaduras muy densas debido a su fluidez. Su característica principal es que no requiere vibrado, se distribuye homogéneamente por el molde gracias a la acción de la gravedad. Debido a estas propiedades resulta ideal para un proyecto como este donde además el hormigón será la terminación final. Las propiedades antes mencionadas permiten lograr hormigones muy compactos, de gran resistencia, rigidez y durabilidad, que ademas tienen muy finas superficies de terminación. El uso de este material, y las características del proyecto, implicarán que el llenado se deberá hacer en un solo procedimiento. Para lograrlo se deberá fabricar un molde metálico especial que garantice la estanqueidad interior y posea los elementos rigidizantes suficientes para resistir los empujes interiores por la presión del llenado sin necesidad de colocar tensores entre las caras que luego dejarían marcas en la fachada.
Ensayo de HAC.
CAMBIANTE
Considerando que se deberá fabricar un molde especifico para el encofrado del hormigón del proyecto, y buscando que esa materia no se desperdicie y que toda la energía involucrada en ese proceso quede dentro del edificio definitivo, se plantea que estos encofrados se realicen en acero corten. Luego del desencofrado, mientras la obra avance y el hormigón fragüe, los paneles de corten que conformen el encofrado serán desarmados, cortados y plegados para ser utilizados como revestimiento de los muros interiores del proyecto. Se elige el acero corten porque es un acero con una composición química tal que ante la exposición a ambientes corrosivos genera una primer capa de oxidación que oficia de capa protectora al resto de la masa del material. Debido a esta propiedad se lo puede usar sin agentes de protección anticorrosiva obteniéndose un material de terminación superficial en tonos rojizos y marrones que se encuentra en perpetuo cambio. Es así que dentro del proyecto, una vez pasado el umbral de la piel monolítica de hormigón, tanto la naturaleza como la arquitectura se encontrarán en perpetuo cambio motivadas por los agentes climáticos del sitio.
Textura de acero corten.
RECORRIDO
DESTINO
Esta bitácora se cierra llegando a destino, el proyecto se ha informado y generado a partir de los distintos datos y posturas enumerados en estas páginas. Sus recaudos técnicos han sido expresados en la carpeta adjunta. Finalmente, para cerrar este registro de un recorrido que deviene proyecto, sólo resta mostrarlo. A continuación, una serie de imágenes que intentan presentar al proyecto como pretende ser vivido, como parte de un todo más grande, como parte del parque Vaz Ferreira, como parte de su recorrido, como un recorrido en sí mismo, como una piel y como un núcleo.
Desde la calle Pedro Indio Arispe miramos al norte, hacia el cerro, y el parque se nos presenta como un retazo de terreno abandonado, librado al azar de la naturaleza. Una condiciรณn distinta a la usual para los parques urbanos.
Siguiendo los caminos marcados en la superficie por miles de suelas que buscan la ruta de menos resistencia en el ascenso al cerro, vemos desde el principio del recorrido, que entre la masa de รกrboles, asoma a lo lejos un punto iluminado, un lugar donde el bosque se abre.
A medida que avanzamos por el camino y nos acercamos al claro empezamos a discernir este muro monolítico que se erige en medio del parque y la curiosidad aumenta animándonos a seguir avanzando hasta llegar al claro.
Cuando salimos del bosque y ponemos pie en el claro descubrimos este gran círculo de hormigón que con llamativa levedad levanta su cortina al costado del camino y nos invita descubrir su interior.
Tras el monolítico velo de hormigón que se levanta para darnos paso descubrimos una piel oxidada, cambiante, que nos empuja tangencialmente continuando nuestro descubrimiento.
Tras unos metros por ese pasaje oscuro entre hormigón y metal oxidado se abre un nuevo espacio, la luz penetra entre los grandes paños de metal y estamos cada vez más cerca de descubrir el interior.
Y es entonces cuando encuadrado entre los grandes paños de metal descubrimos el jardín de flores, contenido dentro del monolito de hormigón y metal, nos espera lleno de vida y color.
El perímetro del jardín es también parte del recorrido, seguimos azanzando, lo apreciamos en todo su esplendor mientras continuamos el ascenso.
Una vez arriba descubrimos un nuevo espacio, de descanso y de movimiento, la única porción de pavimento verdaderamente horizontal en todo el parque, nos invita a experimentar el borde entre ambos jardines, podemos descansar aquí mientras contemplamos el entorno antes de continuar el ascenso.
Una vez superado el Pabellón, cuando miramos atrás desde la parte alta del claro y mientras nos cruzamos con los que vienen bajando, descubrimos que el pabellón ya no es un monolito enigmático, ahora su forma circular es clara y su cometido aparente, en su interior al jardín de flores espera para sorprender a nuevos visitantes.
Tras un segundo tramo de camino por el bosque tupido se abre un nuevo claro, esta vez mĂĄs grande y con el horizonte a la vista, ya no estamos rodeados de ĂĄrboles. Al este nos sorprende la bahĂa de Montevideo encuadrada entre naturaleza, agua y ciudad.
Poniendo fin a nuestro recorrido, por el norte asoma ya la silueta de la fortaleza y nuestra bandera, pronto habremos llegado a la cima.