Paradas (Sevilla) 27 de Agosto de 2011 Peña Cultural Flamenca “Miguel Vargas”
VI Festival Flamenco de Verano La historia de la Peña es la historia de una ilusión hecha realidad, una ilusión que tuvo su semilla en unos aficionados locales, como Juan José Hurtado Ramírez (El Hortelano) o Joaquín Gómez (Algarín), a los que dedicamos este VI Festival Flamenco de Verano, y otros aficionados, que merecen todo un reconocimiento como piedras angulares de nuestra Peña. Desde entonces hasta nuestros días, a pesar de las adversidades y de tiempos menos favorables, la Peña Cultural Flamenca Miguel Vargas no ha desistido en su cometido, ni menos aún le ha faltado la ilusión, ilusión que sembraron esos aficionados por los finales de los años sesenta y que se ha ido transmitiendo en las sucesivas Juntas Directivas.
Fundadores de las Peña Flamenca con Melchor de Marchena y aficionados locales, entre ellos, el presentador Pepe Sánchez (a la izquierda) Portada, Diseño y Maquetación: Roberto Suárez
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Consejo de redacción: María Hurtado, E.Pastor, R. Suárez. Fotografías y carteles de actuaciones: Archivos de Peña F. Miguel Vargas, Juan José Hurtado y Joaquín Gómez
Edita: Peña Cultural Flamenca Miguel Vargas y Ayuntamiento de Paradas. Imprime: Grafipérez - Paradas (Sevilla) Depósito Legal: SE- -2011
Los Orígenes de la Peña Según Juan José Hurtado Ramírez, primer presidente de nuestra Peña y miembro fundador de la misma, sus orígenes se remontan a finales de los años sesenta, cuando se reunía muchas noches, al terminar sus respectivos trabajos, con Manuel Rueda Maqueda (El Talabartero), Joaquín Gómez (Algarín), José Suárez Aguilar (El Pescaero), Juan Torres (El Rubio de los Tejeringos), Rafael Peña (El Sepulturero), José Rodríguez Sánchez y otros aficionados. El motivo que los unía no era otro que echar un rato de cante en cualquier bar de la localidad, cosa harto difícil en aquel tiempo puesto que los agentes de la autoridad les imponían el preceptivo silencio a partir de ciertas horas de la noche. Ante estas perspectivas no les quedaba otra solución que elegir como “escenario” de sus cantes cualquier domicilio particular, como la casa de José el Pescaero; lugares apartados, como el corralón del Talabartero o la Huerta de la Calle Laguna, o incluso salir a algún ventorro, cerca de Arahal o Marchena. Pero dejemos que sea el mismo Juan José quien nos ponga en antecedentes, de su puño y letra, de cómo este grupo sería el germen de una futura Peña Flamenca: “En una de nuestras reuniones, allá por el año 69, nos decidimos a dar los primeros pasos para constituirnos en peña flamenca, considerando que éste era el único modo de disfrutar de nuestra afición sin que nadie nos molestara. Comenzamos denominándola Peña Flamenca de Paradas y, a finales de 1970, decidimos por unanimidad darle el nombre de Miguel Vargas, por tratarse de un hijo del pueblo que despuntaba ya como una figura del flamenco. La Peña fue acogida por el pueblo con mucho entusiasmo, como lo demuestra el hecho de que el número de socios alcanzó una cifra impensable incluso para nosotros, llegando a sobrepasar los doscientos. Por nuestra Peña desfilaron muchos cantaores; hicimos varios concursos, tanto de flamenco como de saetas; además celebramos el Primer Festival con cantaores de Paradas, llegando a tener tanto éxito que a los participantes se les premió al final con más dinero del que tenían estipulado en sus contratos. Yo, Juan José Hurtado —el de la Huerta—, fui presidente durante los primeros años y me siento muy orgulloso de haber tenido esta iniciativa con mis amigos, y de haber dejado abiertas las puertas de la Peña para disfrute de todos los que habéis ido llegando después”. Extracto de la Revista de la VI Semana Cultural de Actividades Flamencas de Paradas (1997), redacción de Jerónimo Trigueros y Máximo López
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Juan José, mi padre, ese gran cantaor Ya de niño apuntaba maneras y sus hermanos, Antonio y Manuel, se disputaban entre sí quien de los dos les habría de enseñar más cantes, pues el niño era una como una esponja que absorbía todo cuanto les enseñaban con suma facilidad. La primera vez que cantó en público fue a los siete años en la boda de su hermana Mª Josefa, la cual le llevaba catorce años. Él recuerda que lo subieron a una mesa para que allí cantara y lo pudieran ver todos. Pero también los vecinos lo llamaban en las tabernas para escucharlo cantar, cosa que su padre desaprobaba, hombre serio y recto al cual él admiraba y quería con delirios, tanto que un día le sorprendió un comentario que su padre hacía a su madre porque le había escuchado cantando una saeta y era así: “Niña, el Juan José cuando sea grande va a ser saetero, que te lo digo yo, que canta bien”. Mi abuelo sabía lo que decía, él también fue un gran saetero y creador de sus propias letras. Y así puedo decir, con la boca grande, que mi padre ha sido y es un gran saetero y aficionado al cante flamenco, conocedor de los cantes de artistas como Pepe Marchena, El Niño de la Huerta y Vallejo, imitador de los tres rayando la perfección. En una ocasión cantó delante del Niño de la Huerta, recibiendo de éste un gran abrazo y las felicitaciones porque le dijo el cantaor: “No he escuchado a nadie que cantara por mi, tan bien como lo había hecho usted, Juan José”. Canta perfectamente la saeta de Vallejo, así como la seguiriya, los fandangos, etc.…También fue gran amigo de Pepe Marchena al cual visitaba con frecuencia en su chalet de Marchena. Él me contó como con 14 años tuvo la ocasión, o mejor buscó la ocasión para poder ver a su admirado artista. Como ocurría en aquella época durante las noches estivales, los adolescentes solía llevar “a prao” ,como se solía decir y ustedes lo recordareis, a los mulos que servían durante el día para las tareas labriegas, en su caso, en la Huerta de la Calle La Laguna que era donde vivía. Pues bien el llevó los mulos por la parte de Marchena, como llevaba tres, dos de ellos los ató para que estuvieran comiendo durante la noche y no se escaparan y con el tercero se montó encima de él y se dirigió hacia Marchena donde por primera vez vería cantar a su cantaor más admirado, luego por la mañana se volvió con los mulos y nadie se enteró de nada. Pasaron los años y él seguía cantando. Una noche estando en el bar de Carrasquilla cantando, entran por la puerta un matrimonio, los dueños del llamado teatro Soria, que todas las temporadas acudían por el pueblo; cuando lo escucharon cantar le gustó tanto que le ofrecieron un contrato en el que ganaría sesenta mil pesetas de la época. En principio le dijo que lo tenía que pensar, pero al final lo rechazó, porque él tenía su vida hecha aquí en su pueblo, en fin, las cosas de la vida. 4
VI Festival Flamenco de Verano
Fundadores de la Peña Flamenca con Melchor de Marchena y aficionados locales, en otra instantánea en la que el Maestro está en plena ejecución de la sonanta.
Por otra parte, mi casa era un museo de Pepe Marchena, entre discos, pósters, almanaques, etc… Todo en ella recordaba al cantaor y mucho más la voz de mi padre cantando todo el día: Porque no vienes jardines míos / Porque no vienes En mi casita había un viejo / Cuatro padres, Francisco y cuatro del Carmen Fue tanta su afición por el cante que le llevó a participar en numerosas tertulias sobre cante flamenco, tertulias que él grababa en su radiocasete de la época y que luego escuchábamos en casa en la hora de la sobremesa. También participó en concursos hasta casi mayor, tiene una cinta de video en la que le toca el Niño Elías en un concurso en la Peña Flamenca Niña de los Peines de Arahal, en el 1994 y en otro, dice que le ganó Calixto Sánchez. 5
Juan José, mi padre, ese gran cantaor Fue invitado en bastantes ocasiones a tertulias sobre la saeta en Marchena. Le ha cantado saetas tanto a las imágenes de Paradas, como de Marchena. “Ya de niño me desplazaba a Marchena en tren para ello y más tarde le cantaba aquí en nuestro pueblo a las imágenes nuestras y hace nada en la Exaltación de la saeta”—cuenta sonriente. También en mi casa había un lugar para sus amigos a los que él ha querido siempre muchísimo. Yo siempre he escuchado de sus labios hablar de su gran amigo Joaquín Gómez “Algarín”, de Manolo Rueda “El Talabartero”, Juan Torres “El Rubio de los Tejeringos” y José Suárez “El Pescaero”, mi vecino que además era el tesorero de la peña. Solían reunirse por las noches en el bar de Marín. Allí derrochaban su arte y yo creo que hasta las paredes temblarían al resonar sus voces. Pero había un problema, pues vivíamos en época de represión y en cuanto daban las doce de la noche ya tenían allí a los “municipales” para dispersar aquella reunión de arte y amistad. Y ellos pensaban y pensaban preocupados por aquella situación ridícula e insostenible: ¿Y si tuviéramos una peña donde reunirnos y cantar todo lo que quisiéramos sin que nadie nos molestara ni nos dijera que nos teníamos que ir? Sería estupendo. Por aquellos entonces mi padre compra la casa del porche donde ahora tiene los electrodomésticos Antonio Segura, siendo la parte de atrás el actual Bar La Peña de los Jardines. Vende la mitad a Antonio Segura y con la otra la arregla estupendamente de bien e instala allí lo que sería la primera sede de nuestra peña flamenca. Al pueblo le encantó la idea volcándose en ello y en unos meses ya contaban con más de doscientos socios. Recuerdo algunos festivales como en sueños y aquello me encantaba, los cuales tuvieron bastante éxito entre la vecindad. En uno de ellos vinieron La Fernanda y La Bernarda de Utrera que en aquellos entonces eran artistas de mucho éxito y difícil de traer a un pueblo tan pequeño como el nuestro. También hicieron un festival con todos los aficionados del pueblo, entre ellos el Labao y el Quincalla, recuerdo los trajines de mi padre y las irritaciones. Acudía frecuentemente por la Peña Flamenca Melchor de Marchena, un gran guitarrista y como no mencionar a su fiel y gran amigo y además, gran guitarrista como era Rafael Peña, el sepulturero del pueblo, a los que ellos llamaban “el enterraor”, por la profesión que desempeñaba. Mi padre me cuenta que era un hombre muy noble y que por mediación de él aprendió mucha gente a cantar. Por faltar, no faltaba de nada, tenían un presentador, Pepe Sánchez, extraordinario en su faceta, el cual poseía el don de la palabra, manejándola a su antojo en aquellos elogios en los que resaltaba la personalidad de los artista que presentaba. ¡A mí, me embobaba! 6
VI Festival Flamenco de Verano Más tarde entre ellos deliberaron y le pusieron el nombre de Miguel Vargas porque era un cantaor del pueblo que estaba despuntando como artista, obteniendo grandes premios como el de Mairena del Alcor y al que mi padre admiraba y decía de él: “Veis todo lo grande que es, así es de noble, y va a ser un gran cantaor, sobre todo por seguiriyas”. Pero lo que a mi más gracia me hace es que se dieron cuentas de que estaba todo muy bonito y muy bien, pero lo que menos hacían era cantar, que era lo que verdaderamente ellos querían. Fue una iniciativa y un proyecto cargado de ilusiones y que más tarde fue retomado por los presidentes y juntas directivas que le siguieron, resaltando la labor de mi amigo Manolo Martín que hizo resurgir la Juan José templando unos tercios. Al toque Rafael Peña peña cuando estaba en cenizas, así como reavivar en mí aquella ilusión por la peña que nació de la mano de mi padre cuando era una niña y que estaba dormida dentro de mí sin yo darme cuentas. Desde esta tribuna yo os doy las gracias a todos, desde mi padre que tuvo la iniciativa, junto con todos sus amigos a los que nunca olvidaré, hasta Hogacero en nuestros días por amar tanto y mantener viva nuestra peña. MARÍA HURTADO PARRILLA. 7
Programa de Actos VI FESTIVAL FLAMENCO DE VERANO Homenaje a Juan José Hurtado (El Hortelano) y Joaquín Gómez (Algarín), Primer Presidente y Vicepresidente de la Peña Flamenca “Miguel Vargas” Sábado 27 de Agosto de 2011 - a las 22,00 h. Plaza del Santísimo (Escuelas de la Plaza)
AL CANTE: María Hurtado Lidia Rodríguez Manuel Parrilla Paco Morillo
Ana María González Manuel Vera "Quincalla" Francisco Morilla Manuel García "El Chino" AL TOQUE:
Domingo González Manuel Fernández "El Peroles"
Carmelo Picón Marcos Serrato
AL BAILE: Academia de Baile de Eli Parrilla Manuel Romero (cante) Carmelo Picón (toque) PRESENTA: Eduardo J. Pastor, Rocío Montero y Fidel Humanes Entrada: 5 Euros Organiza: Peña Cultural Flamenca Miguel Vargas Aula Municipal de Cultura La Comarcal 41610 Paradas (Sevilla) Teléfono 954849891 Web: http://pcfmiguelvargas.jimdo.com Email: pcfmiguelvargas@gmail.com 8
Colabora: Ayuntamiento de Paradas y Diputación de Sevilla
Los Artistas María Hurtado: Saetera y cantaora como su padre, Juan José Hurtado “El Hortelano”. Participó en el Coro Rociero San Eutropio, en el Coro Sabor Añejo y actualmente en el Coro de la Hermandad del Cautivo, Zambomba Flamenca de la Peña Miguel Vargas y Escuela de Saetas de Marchena, Exaltadora de la Saeta y Pregonera de la Feria de Paradas, entre otras de sus facetas. Más tarde, después de terminar la Carrera de Derecho, inicia sus estudios en la Escuela de Cante Flamenco de Fernando Rodríguez. Ana María González: Viene de familia cantaora, los Quincalla por parte materna y los Sevillanos, por parte paterna. Componente de la Zambomba de la Peña Flamenca Miguel Vargas e integrante de la Escuela de Saetas de Marchena, inició su andadura en la copla y más tarde empieza sus estudios en la Escuela de Cante flamenco de Fernando Rodríguez. A partir de este año se ha presentado en numerosos concursos de cante flamenco, obteniendo el Tercer Premio en el Concurso de Cante Flamenco de la Peña “David Serrano“ de Écija Lidia Rodríguez: Esta joven cantaora, que empezó sus estudios en la Fundación “Cristina Heeren” de Sevilla resalta por su gran voz y afición al cante. Más tarde, ingresa en la de Escuela de Cante Flamenco de Fernando Rodríguez de la Puebla de Cazalla. Manuel Vera Parrilla “Quincalla de Paradas”: Nació en Paradas (Sevilla) en 1952, en el seno de una familia cantaora, de larga tradición flamenca en la campiña sevillana. Hijo de Quincalla el "Niño Paradas" quién le trasmitió desde muy pequeñito los cantes que hacía su familia flamenca. Su andadura profesional la inicia a los 18 años el Ballet de Andalucía “Pepe Moreno”. Ha pertenecido al grupo de teatro flamenco "La Cuadra" de Salvador Távora, con el que ha recorrido todos los continentes; también actúa en los tablaos sevillanos "Curro Vélez" y "La Cuadra". Participó en la película Carmen de Vicente Aranda, cantando la Liviana primitiva. En sus cantes demuestra sobradamente su capacidad para quejarse por derecho y enduendar al público. Manuel Vera “Quincalla” ha conseguido importantes premios entre los que destaca el Primer Premio en La Unión (cantes por Tonás y Siguiriyas), Primer Premio Bulerías por Soleá (Mairena del Alcor), Primer Premio Velero de la Unión del Cante (Mijas), entre otros. Dispone de varias grabaciones colectivas. Manuel Parrilla: Está vinculado a la Peña Flamenca Miguel Vargas desde los comienzos de ésta, cantando siempre en reuniones de cabales. Aunque es conocedor de muchos estilos flamencos, destaca sobremanera en el fandango. Desde hace ya algunos años se prodiga en actos organizados por la Peña Flamenca demostrando afición y conocimiento, caso de recitales y Zambomba flamenca, así como cantaor en espectáculos de su sobrina Eli Parrilla. Francisco Morilla: Paradeño afincado en la vecina localidad de Arahal, no ha perdido nunca el contacto con la Peña Flamenca “Miguel Vargas”. A finales de 2003 dio el paso al cante “alante” y lo hizo por primera vez en la Peña Flamenca Miguel Vargas. Seguidor de los cantes de Miguel Vargas, destaca por granaínas, peteneras o serranas. Paco Morillo: Mairena del Alcor Carmelo Picón: Huelva Manuel Fernández “El Peroles”: Carmona
Manuel García “El Chino”: Aguadulce Domingo González: Campillos (Málaga) Marcos Serrato (Sevilla)
Academia de Baile de Eli Parrilla (Paradas)
Manuel Romero (Sevilla)
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Algarín y la musicalidad del cante Podemos decir que hay personas que nacen cantando que ya en sus primeros pasos y en sus primeros gemidos se advierte la afinación de sus oídos y el eco transparente de su voz y eso le ocurría a nuestro querido Algarín, cuando escuchaba con atención aquellos cuplés que les cantaba su padre y que con motivo de ofrecerle un regalo a cambio hacía que él los repitiera y así aprendiera a cantar, y como lo hacía bien se llevaba el regalito. Con diez años ya destaca cantando El Romance a Córdoba, cante de aquella época que cantaban las cupletistas de los teatros como Adela López, la cual él recuerda con cariño como cantaba cuplés y pregones, que luego los practicaría junto a su padre, como el de la Sartenera. Su referente principal, su padre, gran saetero y cantaor por El Niño de la Isla. Él puede presumir con orgullo de las saetas antiguas que su padre cantaba, aquellas cuartas que ha conservado en su mente, que las ha cantado a las imágenes y transmitido a las generaciones posteriores como nosotros. Joaquín Algarín dice con cariño que le gustaría que nunca se perdieran pues es un legado de su padre, porque: Como los padres de uno no hay “ná” en el mundo. Pero nunca se va a perder porque de ello cuida Roberto Narváez, al frente de la Escuela de Saetas Señor de la Humildad de Marchena, tratando que los saeteros paradeños que se acercan a la escuela aprendan la antigua saeta de Paradas como él la llama. Si de su progenitor hereda el entusiasmo y la admiración por los cantaores de la época, también Algarín encuentra el cante flamenco en la vida cotidiana, como él dice: “Que en su época el flamenco estaba por todas partes, cuando ibas por un camino por el campo y se escuchaba un cante muy lejano, pero muy bonito, de alguien que realizando las tareas de labranza lo estaba ejecutando y que hoy día esa preciosa costumbre se ha perdido”. Algarín se queja y con razón, de que en la actualidad el flamenco no lo encontramos accesible en los medios de comunicación, radio o televisión, sino que hay que buscarlo mucho más allá en los festivales, en directo. Es por ello que la juventud se encuentra un poco más apartada de lo que es el cante flamenco. Esperemos que de aquí en adelante con las nuevas tecnologías como Internet podamos volver a disfrutar del flamenco en su más pura esencia. Es más que admirable ver Joaquín Algarín hablando con su amigo Juan José. Con que cariño y admiración se tratan el uno al otro, como recuerdan a los que ya no están y los momentos entrañables vividos. Ellos parten del mismo tronco, de la misma raíz de los cantes, tanto que cantaban los mismos cantes. Juan José le dice: “Por malagueñas, Algarín, como tú sólo sabes”. 10
VI Festival Flamenco de Verano Algarín como saetero llegó a participar en numerosos concursos, especialmente los celebrados en Marchena, tertulias sobre saeta, pero sobre todo, lo que más le emociona es cantarle a las imágenes, tanto en Marchena como en Paradas. En lo que respecta al cante flamenco, Joaquín llegó a participar en numerosos concursos. De los que recuerda con más cariño son aquellos celebrados en Marchena en las puertas del Ayuntamiento, unos eran sobre fandangos y otros sobre malagueñas, palos muy bien dominados por él. También ha cantado en el Festival de la Guitarra de Marchena, junto a Juan José El Hortelano y Manolo El Talabartero, amigos inseparables y en Paradas, en la Gran Noche Flamenca celebrada en el Salón del Foti, a beneficio del entonces Secretariado (CARTEL AdJuNTo).
de izquierda a derecha, Juan Torres (El Rubio de los Tejeringos), Juan José Hurtado Ramírez (El Hortelano), Joaquín Gómez (Algarín) y Manuel Rueda Maqueda (El Talabartero)
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Algarín y la musicalidad del cante
La Peña Flamenca Miguel Vargas en sus albores. Fundadores de la Peña Flamenca y aficionados locales, acompañados de un joven Miguel Vargas.
Algarín responde al criterio de que le gusta el cante con melodía, haciendo alusión al vibrato que en ciertas personas le aparece en la voz y según él también Juan José poseía. De esta manera son gargantas privilegiadas las que pueden ejecutar cierto tipo de cantes. En esta tesitura hallamos a Vallejo, Niño de la Huerta, Marchena, Canalejas, Pinto, El Sevillano, Valderrama, Molina, Farina o Carbonerillo, entre otros. A pesar de todo ello reconoce que cantaores como Cepero, aun teniendo una voz más seca también cantan muy bien y por eso a él le gustan. También habla con agrado de Antonio Mairena y sobre todo de Miguel Vargas.
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VI Festival Flamenco de Verano
La afición por el cante heredada de su padre la comparte con sus amigos, dándole sentido a aquellas reuniones de antaño convertidas en verdaderas tertulias de cante flamenco, donde se habla y además se canta para hacer la demostración de lo que se está diciendo, porque para Algarín el cante es sentimiento y él dice: “Que si no sientes lo que estás cantando no puedes transmitirlo”. En estas reuniones, la verdadera amistad, el cariño y la admiración entre unos amigos estaba por encima de toda contradicción que pudiera surgir en el cante. Ellos querían tener una peña para poder reunirse y cantar. Nunca supusieron que una peña flamenca va más allá de los recursos humanos que ya lo eran ellos, sino una 13
Algarín y la musicalidad del cante organización, un balance económico y un sinfín de responsabilidades de las que quizás ellos no fueran conscientes cuando tuvieron la maravillosa idea de fundar en Paradas, la primera peña flamenca en la historia de nuestro pueblo, como cantaran los entonces llamados, “Romeros del Carmen”. Han pasado más de cuarenta años de la fundación de la Peña Flamenca y Algarín, como primer vicepresidente, se siente muy orgulloso de haber llevado aquel cometido y recuerda con nostalgia, a Miguel Vargas cantando por soleá, en aquellas noches de sábado de cante ininterrumpido, donde la musa del cante se hacía presente en cada uno de los rincones de la Peña, situada por aquellos entonces en una de las partes más alegres del pueblo, como son los Jardines de Gregorio Marañón. Hoy por hoy, en los albores del siglo XXI, ellos se encuentran un poco más apartados de la peña porque creen que a su edad, con sus facultades mermadas, como es natural, no son útiles, y es todo lo contrario, pues la opinión de Algarín o Juan José vale su peso en oro para cualquier aficionado que se precie de nuestra peña flamenca. Ya Miguel Vargas les agradeció en su momento el que se hubieran acordado de él para ser el titular de la peña y no sólo se lo demostró cantando con ellos sino que además paseó el nombre de Paradas y de nuestra peña por medio mundo. Algarín habla con orgullo de aquellas noches de cante en las que la peña era visitada por gente afamada de las localidades vecinas, como el guitarrista Melchor de Marchena, de Mairena de Alcor, de Arahal o de la Puebla de Cazalla. ¡Qué noches de sábado!, no faltaban aficionados para cantar en nuestra peña. —recuerda Algarín con nostalgia y satisfacción. También se acuerda de la organización de concursos por saetas y sobre todo del gran festival de aficionados del pueblo, en el que lo califica, como uno de los mejores momentos vividos en la peña, haciendo mención a los grandes de Paradas, como fueron LABAO Y QUINCALLA. Pero en aquel mítico festival también cantaron, MIGUEL VARGAS, El SEVILLANO DE UTRERA, familiar de la aficionada local Ana González Avecilla, que en palabras de Algarín, cantaba estupendamente de bien y El NIÑO COLCHÓN que lo hacía por Meneses, entre otros. Para terminar que mejor que lo haga el propio homenajeado con sus palabras: “Sólo decir que me encuentro muy feliz y entusiasmado con la idea de recibir este homenaje por parte de la actual Peña Cultural Flamenca con Antonio Rodríguez “Hogacero” a la cabeza como Presidente y de su Junta directiva. desde aquí quiero transmitir mi más sincero agradecimiento a toda la organización y dar un aliento de ánimo a la juventud para que se acerque al flamenco y así a nuestra peña. Muchas gracias y un abrazo muy fuerte de parte de Joaquín Gómez Algarín”. 14
MARÍA HURTADO PARRILLA
Cartel de actuación correspondiente al año 1972 en el que intervienen los homenajeados junto con otros aficionados locales.
Organiza:
Colabora:
Peña C. Flamenca Miguel Vargas
Ayuntamiento de Paradas Diputación de Sevilla