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Seminario de valores en lo comĂşn


SEMINARIO DE VALORES EN LO COMÚN

Sesión No. 1 Nombre: ¿Qué es un valor?

Contextualización Si bien en una época de relativismo como la nuestra preguntarnos qué son los valores resulta confuso, la respuesta se hace presente desde dos ámbitos: la economía y la experiencia humana. Aunque a primera vista el concepto parece el mismo en ambos casos, al hacer un análisis más profundo podemos encontrar diferencias sustanciales que, a su vez, son decisivas para comprender su significado.

A modo de ejemplo, analizaremos muy brevemente algunas de estas alternativas éticas, no tanto para ver los antagonismos que existen entre ellas, sino para reflexionar sobre las soluciones que nos ofrecen y comprender, de este modo, que las exigencias éticas de la persona han sido una constante en la historia de la humanidad.

Así, en Grecia, en el siglo III a.C., encontramos tres posturas morales diferentes: la de los estoicos, la de los cínicos y la de los epicúreos. La ética griega en general trata de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué debo hacer para ser feliz? Veamos pues, muy brevemente, qué nos responden tanto estas tres escuelas como el cristianismo.

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Introducción al Tema El hombre siempre se ha hecho preguntas como: •

¿Qué debo hacer para ser feliz?

¿Qué debo hacer para comportarme correctamente?

¿Qué debo hacer para conseguir la paz interior?

¿Qué debo hacer para ser un buen soldado, un buen arquitecto o un buen profesional?

¿Qué debo hacer para ser digno de consideración y respeto?

De un modo u otro, el pensamiento humano ha respondido a todas estas preguntas. Entrar en el análisis de estas respuestas supondría hacer una historia de la ética. No obstante, acercarse a las alternativas de comportamiento que se han dado a lo largo de la historia es una labor apasionante y llena de sorpresas, porque en estos menesteres, como en tantos otros, los hombres no se han puesto de acuerdo y las alternativas son tan dispares y diferenciadas que a un lector interesado en estos temas le aseguramos un amplio abanico de posibilidades a elegir y la seguridad de que, al final, si no le convence ninguna alternativa de comportamiento de las que la historia ofrece, de algo sí podrá estar seguro, y es de que la respuesta a cuestionamientos como los anteriores ha ocupado a muchos hombres durante muchos siglos, lo cual refrenda aún más su importancia.

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Explicación I.1 Descubrir valores ven la vida cotidiana Escuelas éticas Los estoicos parten de la siguiente premisa: “El mundo está regido por una ley cósmica que todo lo tiene previsto”. Esta ley es inmutable, incontrovertible. Aceptando esta premisa, el estoico propone que para ser feliz basta con aceptar sin alegrías y sin tristezas todo lo que nos ocurra, pensar que somos parte del mundo, que estamos sujetos a la ley cósmica y que no podemos rebelarnos contra ella. Siguiendo esta disciplina, dicen, alcanzaremos lo que ellos llaman ataraxia, que puede traducirse como imperturbabilidad, absoluta y total tranquilidad de ánimo, que es, en suma, la felicidad para los estoicos. Podemos comprender con facilidad que se trata de una ética de la resignación a la que muy bien podríamos llamar fatalista. Los cínicos, por el contrario, afirman que la espontaneidad es la característica fundamental del hombre. La sociedad ha creado leyes que van en contra de esa espontaneidad, que la aniquilan o reprimen; por ello, para ser feliz hay que ser espontáneo, y para ser espontáneo hay que obrar según la naturaleza y no según los convencionalismos sociales. Los cínicos predicaron también la indiferencia ante la sociedad y sus normas. Por su parte, para los epicúreos la felicidad consistía en el placer, postura a la que se conoce como hedonismo. Hacían un análisis de los placeres y consideraban dos tipos: placeres en movimiento y placeres en reposo. El cristianismo recomienda acatar la voluntad de Dios para llegar a ser felices, aunque la plena felicidad sólo se encontrará en la vida después de la muerte. El cristianismo tiene un concepto trascendente del hombre, esto es, el cristiano no sólo vive esta vida, sino también la del más allá. La conducta correcta consiste en el cumplimiento de la voluntad divina que nos es dada a través de los mandamientos y por el Sermón de la Montaña. Al regir la conducta por las virtudes típicamente cristianas —en especial el amor al prójimo—, se alcanzará la paz interna y finalmente la bienaventuranza eterna.

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SEMINARIO DE VALORES EN LO COMÚN I.2 Valor y valoración La disciplina que se ocupa de los valores se llama axiología. En torno a la naturaleza del valor existe una polémica entre dos escuelas: los objetivistas y los subjetivistas. Como su nombre lo indica, el objetivismo axiológico (uno de cuyos representantes es Platón) sostiene que los valores existen objetivamente, son entidades eternas inmateriales y no dependen de si el hombre las capta o no. El subjetivismo axiológico, en cambio, mantiene que las cosas no son valiosas en sí, sino que algo es valioso en la medida en que es deseado. Para esta escuela, lo valioso no radicaría en el valor como tal, sino que dependería del deseo. Los valores serían, entonces, creaciones humanas. Los valores pueden referirse a cosas, por ejemplo a la belleza o a la fortaleza, como cuando decimos: “Ese cuadro es bello” o “Ricardo es fuerte”. Las cosas depositarias de valores se denominan bienes. Los valores de las personas, por otra parte, son valores morales, por ello se dice de una persona que es buena o mala, virtuosa o viciosa. Hay, además, valores positivos y negativos: una acción justa es un valor positivo, en tanto la no existencia de una acción justa que debería haber existido es un valor negativo. Desde una perspectiva objetivista, los valores se conocen por la vía de la intuición, esto es, mediante una capacidad cognoscitiva específica (cuya existencia es impugnada por los axiológicos no objetivistas). Además, los valores se intuyen jerárquicamente, es decir, que existe en ellos un orden o escala que nos lleva a preferir unos a otros. Para Platón, la idea del bien es el máximo valor al que todos los demás se subordinan. Para Max Sheler (1874-1928), los valores materiales son inferiores a los espirituales; así, por ejemplo, el placer del sentido del gusto es un valor fugaz, mientras que valores como la justicia o el valor religioso son permanentes. El hombre es un ser “utópico” por naturaleza; es decir, tiende siempre a soñar en un futuro mejor, ya sea para sí mismo o para los que le rodean. De ahí que haya filósofos que opinan que en realidad todos buscamos el bien de nuestras acciones. En lo que se ha dado en llamar intelectualismo moral, Sócrates llegó a la conclusión de que el bien es un conocimiento y que es tal conocimiento el que

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SEMINARIO DE VALORES EN LO COMÚN conduce al hombre a realizar el acto bueno. Para este filósofo, el bien es la virtud y su ejercicio, de lo que dio testimonio con su vida y con su muerte. El mal es producto de la ignorancia humana acerca de lo que realmente es el bien. El conocimiento nos hace buenos; la ignorancia, malos. Siguiendo esta lógica, Sócrates proponía que a los malhechores no se les castigara, sino se les enseñara qué es la virtud. Cuenta la leyenda que Diógenes vivía en un tonel en la máxima pobreza; se decía, además, que iba rastreando los caminos con una linterna porque buscaba a “un hombre”, al hombre verdadero y auténtico, al hombre independiente de los bienes exteriores, al hombre puro. Por el contrario, los epicúreos —moralistas que junto con los estoicos aparecieron en Grecia hacia el siglo iii a.C— buscaban la felicidad mediante el placer, pero proponiéndose que esta búsqueda al mismo tiempo fuera acompañada de un intento por evitar el dolor en la medida de lo posible. Recordemos las palabras de Bernard Shaw: “La gente siempre está culpando a las circunstancias de su situación, yo no creo en las circunstancias. En este mundo triunfan aquellos que se levantan y buscan las circunstancias que sean y, si no las encuentran, las fabrican”. Es muy fácil decir que las cosas están como están por culpa de los gobernantes, de la crisis, de la sociedad o del sistema. Constantemente estamos justificándonos para evadir nuestras obligaciones morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades abstractas u organismos que nada solucionan. Hemos visto, sin embargo, que el hombre es un ser incierto, que tiene varias posibilidades de acción moral y que es precisamente esta condición la que provoca el conflicto de no saber qué hacer, cómo responder. El hombre que se contenta siempre con lo que hay no está haciendo valer su condición de persona, es decir, de sujeto autónomo en desarrollo de sus potencialidades. Ya sabemos que el hombre no “tiene” la libertad; estamos condicionados por varios frentes — político, cultural, social— que “ordenan” qué tenemos que pensar y desear, como se constata, por desgracia, en los medios de comunicación de masas.

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SEMINARIO DE VALORES EN LO COMÚN Sin embargo, el hombre sí sabe lo que es la libertad y siente en sí mismo la aspiración hacia ella. Esta aspiración es la que le impulsa a la acción; por ejemplo, a la búsqueda de justicia para que todos alcancen la misma posibilidad de ser libres. No basta, por otro lado, con ponernos una etiqueta y conformarnos, como advierte Harris: “Es más fácil ser ‘humanitarios’ que dar a nuestro país lo que le corresponde; es más sencillo ser “patriotas” que hacer de nuestra propia comunidad un sitio más agradable para vivir. Cuesta menos ser ‘líderes sociales’ que tratar a nuestras propias familias con amor y comprensión. Cuanto menor es el foco de atención, más ardua es la tarea”. Y es que, en nuestra calidad de personas morales, somos, por tanto, personas siempre comprometidas en todas las circunstancias en que nos encontremos.

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Conclusión Al concluir esta sesión el alumno identificará los valores que enmarcan nuestra vida cotidiana, así analizará las diferencias entre un valor y la valoración que hacemos en distintos contextos, con esto evaluará los contrastes que pueden darse entre lo que simplemente se aprecia y un valor que dignifique al hombre.

En la siguiente sesión continuaremos con los temas de esta unidad que son El ser es el fundamento del valor e Identificar, apreciar y elegir los valores

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Actividad de Aprendizaje

El alumno debe elaborar un resumen en Word, con una extensión de 1 cuartilla sobre los temas tratados en esta sesión, evita copiar lo expuesto en el material presentado, trata de redactarlo con tus propias palabras, tomando en cuenta que se evaluarán los siguientes puntos: Bibliografía. Ortografía y redacción. Introducción (presentar de manera clara y precisa las ideas principales del texto). Contenido (presentar de manera breve y objetiva el texto). Al finalizar el desarrollo de éste tendrás que subirlo a la plataforma.

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Referencias •

Frondizi, R. (1972). ¿Qué son los valores? México: FCE.

Marín Ibáñez, R. (1976). Valores, objetivos y actitudes en educación. Valladolid: Miñón.

• Rokeach, M. (1973). The Nature of Human Values. Nueva York: Free Press

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