LAS NORMAS COMO PARTE DEL SER HUMANO Las normas forman parte del ser humano, esto se debe a que cuanto más se practiquen, mejor será nuestro compromiso ante la sociedad y la comunidad con la que nos relacionemos es decir con el entorno del que debemos mantener equilibrado según nuestra imagen personal, no solo el lugar de trabajo, familia sino cualquier momento en el que interactuemos. Las mismas normas también cuidan de nuestra idiosincrasia. Estas son las que dan sabor y orientaciones especiales a las leyes del actuar. Debemos ser analistas y participativos de los buenos actos para mantener en práctica los valores y normas que rigen el qué hacer y el qué evitar. Características de las normas. Orientan a las leyes, esto es un complemento de las mismas pues todo lo que hacemos, decimos, y lo que está presto a poner en seguridad o peligro nuestra realidad, se considera como pequeños fomentos y realidades que encaminan al cumplimiento de la ley que lo podemos considerar como algo superior o complejo. Los valores y las normas se dice que son un complemento de la ley porque según nos formemos en el hogar y en la familia así mismo iremos creando nuestro propio caminar y el actuar, conducta y visión de las cosas, nuestras costumbres y cualidades personales que más delante podrán impedir o permitir que seamos ya sea integrados o ajenos de grupos con características que se consideren inadecuadas. Aquí cabe mencionar aquel famoso dicho “árbol que nace torcido jamás se endereza”. Si anteriormente dijimos que una ley no se puede modificar a diferencia de una norma que se puede adaptar de acuerdo a los reglamentos propios de un grupo, recordemos que a mejor aplicados los valores, normas y disciplina, más fácil será acoplarnos a las leyes, esa es la relación que tiene la ley y las normas, ya que estas últimas contribuyen enormemente a que seamos sensibles en la práctica de reglamentos más complejos y exigentes como son las leyes. La mala práctica de los valores puede representar un castigo cruel para la vida de la persona misma. Debido a que nuestras acciones desarrollaran consecuencias o resultados que no se pueden obviar una vez cometido nuestros actos y estas consecuencias pueden ser malas o buenas y dependiendo de la calidad de persona que seamos, así conllevará a enfrentar la realidad de la vida. Hay momentos que la persona tiende a cometer errores tan prácticos como el de percibir mal los valores de quienes estén a su alrededor, pero es indispensable conocer que a veces el actuar de los demás está también influido por las personas mismas, ejemplo no podemos tildar de orgulloso a alguien que “no habla”, puede ser que esta persona lo que necesita es encontrar una mejor oportunidad para poder expresarse, y que, en realidad no sea como aparenta. A veces podemos decir o tener una mala idea de alguien como lo puede ser un niño que fácilmente le diríamos “niño malcriado”, pero debemos estar seguros y más que convencidos de lago cuando queremos hacer una crítica o juzgar a alguien. (Esto es una mala interpretación de los valores). Hemos mencionado que las normas y los valores salvaguardan nuestra dignidad humana, es decir es nuestra forma más eficaz de proteger la personalidad y la manera como nos ven los que nos rodean y, lo importante no es lo que nos dicen de manera personal y en presencia sino lo que la gente piensa de nosotros cuando ya no estamos en una dada reunión de la que hemos participado y en la que nos han oído. Lo que se debe valorar es aquellos comentarios que se quedan en la mesa cuando ya nosotros nos hemos ido, esas palabras son verdaderas, concretas y son la realidad de lo que estos piensa que somos. La conciencia es la voz de Dios y la voz de la naturaleza que nos dice cuando hemos obrado bien o mal.