Red Mundial
GOHNET
de Salud Ocupacional No. 1
The Global Occupational Health Network
¡Bienvenido a la GOHNET! Con este Boletín inaugural, la OMS lanza la Red Mundial de Salud Ocupacional. Forman parte de esta red mundial gobiernos, universidades, organizaciones de trabajadores, empleadores y organizaciones no gubernamentales que se ocupan de la salud de los trabajadores. En consonancia con la Estrategia mundial de salud ocupacional para todos de la OMS, la GOHNET se centra en la prevención de los peligros para la salud en el trabajo. Concretamente, la GOHNET va encaminada a aumentar la capacidad nacional de los países en desarrollo para fortalecer la salud en el trabajo aportando información pertinente en un formato utilizable y permitir a sus miembros crear lazos de colaboración. Véase información suplementaria sobre los objetivos de la GOHNET y la salud ambiental y ocupacional en los artículos que siguen a esta introducción o visítese nuestra página en la red Internet: http://www.who.int/peh/ En la primera edición del Boletín de la GOHNET figuran también ensayos de tres dirigentes mundiales. El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, escribe sobre la prioridad de la salud y la seguridad en el trabajo; Juan Somavia, Director General de la Organización Internacional del Trabajo, presenta una descripción del programa SafeWork y la Directora General de la OMS, Dra. Gro Harlem Brundtland, examina la difícil situación de las mujeres en el lugar de trabajo. En la hoja de datos de la OMS “La salud en el trabajo: una cuestión ética y de rentabilidad económica”, se presentan cifras sobre la carga mundial de las enfermedades ocupacionales y se resumen algunas cuestiones actuales en materia de salud en el trabajo. La publicación del Boletín de la GOHNET corre a cargo del equipo de salud ambiental y ocupacional de la OMS. Se publicará periódicamente para informar a sus miembros de las novedades importantes en materia de salud en el trabajo. Las organizaciones que deseen incorporarse a la GOHNET deberán devolver rellenado el formulario de encuesta que figura al final de este Boletín. Siempre se recibirán con agrado observaciones, ideas, artículos y propuestas.
GOHNET: Una Red Mundial de Salud Ocupacional para fortalecer la formación y la investigación en materia de salud en el trabajo Antecedentes La Organización Mundial de la Salud, mediante su Estrategia mundial de salud ocupacional para todos, ha propuesto diez objetivos en pro de la salud de los trabajadores: 1.
Fortalecer las políticas nacionales e internacionales en pro de la salud en el trabajo y formular los instrumentos normativos necesarios. 2. Crear ambientes de trabajo saludables. 3. Formular métodos de trabajo saludables y fomentar la salud en el trabajo. 4. Fortalecer los servicios de salud en el trabajo. 5. Crear servicios de apoyo en pro de la salud en el trabajo. 6. Formular normas de salud en el trabajo basadas en una evaluación científica de riesgos. 7. Desarrollar los recursos humanos en pro de la salud en el trabajo. 8. Crear sistemas de registro y de elaboración de datos, desarrollar los servicios de información para expertos y la transmisión eficaz de datos y sensibilizar al público mediante información pública. 9. Fortalecer la investigación. 10. Desarrollar la colaboración en materia de salud en el trabajo y con otras actividades y servicios.
Equipo de salud ambiental y ocupacional Departamento de Protección del Medio Humano Organización Mundial de la Salud 20, Avenue Appia – CH-1211 Ginebra 27 Suiza
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EN ESTE NÚMERO: GOHNET: Una Red Mundial de Salud Ocupacional para fortalecer la formación y la investigación en materia de salud en el trabajo
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Salud ocupacional para todos – De los datos a la acción
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Salud y seguridad en el trabajo: Máxima prioridad en el programa de acción mundial, internacional y nacional
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Trabajo decente, trabajo seguro
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El trabajo de las mujeres
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Salud en el trabajo
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Un país por sí solo, en particular si pertenece al mundo en desarrollo, en modo alguno puede alcanzar la mayoría de estos objetivos. Para lograrlos, es absolutamente necesaria la colaboración dentro de los países y entre ellos. Existen numerosos centros e institutos que trabajan en la esfera de la salud de los trabajadores y pueden beneficiarse mutuamente de sus experiencias. Los centros colaboradores de la OMS en materia de salud ocupacional son un ejemplo importante de una red ya existente y en funcionamiento. Sin embargo, esa experiencia e información en muchos casos no llega a los trabajadores, los empleadores o los especialistas en salud ocupacional en el terreno. En virtud de la globalización, los procesos de producción y consumo cada vez están más estrechamente conectados y se asemejan más, como también los problemas y las soluciones relacionados con ellos. El de conectarse de forma similar y beneficiarse de las experiencias ya existentes en materia de investigación y formación y formulación y aplicación de soluciones es un imperativo para quienes trabajan en la esfera de la salud en el trabajo. Constituirá un paso importante con vistas a encontrar soluciones para problemas mundiales, nacionales y locales. El problema del acceso no equitativo a la información dentro de los países y entre ellos ha propiciado un aumento de la desigualdad entre ricos y pobres. Ha llegado a ser aun más apremiante velar por que la información sobre la prevención de los problemas de salud en el trabajo llegue hasta los trabajadores, los empleadores o los profesionales en materia de salud ocupacional en el terreno, en particular en países que tienen un acceso limitado a Internet. Al mismo tiempo las soluciones creativas formuladas en países pobres pueden ser beneficiosas para los trabajadores, los empleadores y los profesionales de países más ricos. En ese marco la OMS propone la creación de una Red Mundial de Salud Ocupacional (GOHNET) que conecte los centros de todos los países del mundo que cuentan con experiencia y una posición de vanguardia en la esfera de la salud en el trabajo.
Objetivos
El objetivo general en materia de desarrollo de la GOHNET es el de favorecer el intercambio de información sobre peligros en el trabajo y problemas de salud conexos, con insistencia particular en la prevención, y apoyar las actividades de formación e investigación en el marco del desarrollo sostenible.
Objetivos específicos: 1.
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La red va encaminada, en primer lugar, a conectar institutos y organizaciones en el terreno con la intención, en particular, de incluir centros de los países en desarrollo de todas las regiones. Se espera que los efectos de esa conexión no se limiten exclusivamente al fortalecimiento de los centros. En los países permitirá la producción de información y el consiguiente acceso a ella por parte de los trabajadores, los empleadores y otros interesados directos, lo que contribuirá a la creación de capacidad y el fortalecimiento de la investigación y la formación donde se necesiten. 5.
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Crear una Red Mundial de Salud Ocupacional de gobiernos, universidades, organizaciones de trabajadores, empleadores y organizaciones no gubernamentales cuyas actividades correspondan a la esfera de la salud de los trabajadores. Los miembros de la GOHNET recibirán un boletín periódico y otros documentos por correo electrónico o postal. Esa documentación se centrará en la prevención y en soluciones prácticas para la lucha contra los peligros en materia de salud en el trabajo y su reducción. Brindar un mecanismo mediante el cual los miembros de la GOHNET puedan crear lazos de colaboración entre sí. Mediante esas redes nacionales o internacionales los miembros podrán compartir información, experiencias o recursos, buscar soluciones para problemas comunes o crear equipos para ayudarse. La base de datos de la GOHNET constituirá un punto de partida ideal para determinar posibles colaboraciones entre las instituciones. Mejorar la difusión de esa información en el nivel local alentando a los miembros de la GOHNET a que creen redes nacionales o regionales de gobiernos, universidades, organizaciones de trabajadores, empleadores, organizaciones no gubernamentales y profesionales especializados en salud ocupacional que no sean miembros de la GOHNET. Crear y fortalecer servicios locales de educación y capacitación en materia de prevención de los peligros para la salud en el trabajo. Para que las nuevas actividades locales sean sostenibles, la GOHNET facilitará “material de formación” en materia de normas, prestará apoyo a las redes nacionales para que hagan pruebas y demostraciones de materiales y métodos en materia de formación y brindará oportunidades para “formar a los instructores”. También se centrará en el fortalecimiento de los programas de salud ocupacional en universidades y otros centros de formación. Establecer un diálogo con los miembros de la GOHNET y de éstos entre sí. Mediante encuestas
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Datos para la formulación de políticas y legislación y para prestar apoyo a los encargados de la adopción de decisiones
periódicas entre los participantes en la red y la solicitación de propuestas por parte de éstos, se puede mejorar el programa de la GOHNET para que atienda mejor las necesidades de sus miembros. La OMS espera que, al final del primer año, la GOHNET tenga al menos 250 miembros con una importante participación de organizaciones de los países en desarrollo.
Carga de morbilidad Repercusiones económicas Repercusiones de la mundialización Planes de acción nacional
Las organizaciones interesadas en incorporarse a la GOHNET deberán rellenar el breve formulario de encuesta adjunto a este Boletín y enviarlo a la siguiente dirección:
Lugares de trabajo saludables Ciudades sanas Industrias pequeñas Sector no estructurado Niños que trabajan Protección y fomento de la salud de los trabajadores
Evelyn Kortum-Margot Salud ambiental y ocupacional Departamento de Protección del Medio Humano Organización Mundial de la Salud 20, Avenue Appia CH-1211 Ginebra 27 Fax: +41-(0)22-791-4123 Correo electrónico: kortummargote@who.ch
Apoyo y desarrollo infraestructural
Figura 1. Aspectos en los que se centran las actividades mundiales de la OMS en materia de salud en el trabajo
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Protección y fomento de la salud de los trabajadores: insistencia particular en las industrias pequeñas y el sector no estructurado y en los problemas relacionados con los niños que trabajan.
3.
Apoyo y desarrollo infraestructural:
Se puede solicitar por correo electrónico una copia electrónica del formulario o visitar nuestra página en la red Internet: http:/ /www.who.int/peh/
Salud ocupacional para todos – De los datos a la acción En 1996, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la Estrategia mundial de salud ocupacional para todos[1] para abordar las esferas que inspiran mayor preocupación en materia de salud en el trabajo. Se han llevado a cabo varias actividades en estrecha cooperación con la Red de Centros Colaboradores de la OMS en materia de salud ocupacional. En la cuarta reunión de la Red de Centros Colaboradores de la OMS en materia de salud ocupacional, celebrada en Helsinki los días 7 a 9 de junio de 1999, se lanzó un nuevo programa de actividades en cooperación con una red ampliada, de la que formaba parte la Organización Internacional del Trabajo [2]. Como parte de su contribución a las actividades conjuntas de la Red, la OMS está formulando un programa que se centrará en tres sectores principales de actividades (figura 1). Son los siguientes: 1.
Creación de capacidad, formación: desarrollo de recursos humanos Difusión de la información GOHNET
Apoyar, desarrollar o fortalecer las infraestructuras y los recursos humanos necesarios, así como la difusión y el intercambio de información, mediante la preparación de materiales docentes y documentos de orientación práctica, la cooperación técnica y la creación de la Red Mundial de Salud Ocupacional (GOHNET).
Referencias 1.
Organización Mundial de la Salud. Estrategia mundial de salud ocupacional para todos – La vía para la consecución de la salud en el trabajo. Doc. No. WHO/OCH/95.1, Ginebra, 1995.
2.
Organización Mundial de la Salud. Cuarta reunión de la Red de Centros Colaboradores de la OMS en materia de salud en el trabajo. Doc. No. WHO/SDE/OEH/99.B, Ginebra, 1999.
Datos para la formulación de políticas y legislación y para prestar apoyo a los encargados de la adopción de decisiones: Para ello es necesario crear una base de datos sólida sobre la carga de morbilidad resultante de los factores de riesgo ocupacionales y un cálculo aproximado de sus repercusiones económicas.
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Salud y seguridad en el trabajo: Máxima prioridad en el programa de acción mundial, internacional y nacional Kofi A. Annan Secretario General de las Naciones Unidas (pasaje de Työterveiset, número especial 1/1998, “Empresas pequeñas”)
contrario, el desarrollo y la producción económicos deben estar al servicio de los hombres y las mujeres. La seguridad y la salud en el trabajo son medios decisivos con vistas a la consecución de ese fin. Como componente esencial de la concepción del “progreso social y la elevación del nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad” que figura en la Carta de las Naciones Unidas, es y debe seguir siendo una prioridad máxima en el programa internacional. Reproducido con permiso.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, reconoce el derecho de todas las personas a unas condiciones de trabajo justas y favorables. Por desgracia, centenares de millones de personas de todo el mundo están empleadas en condiciones que las privan de dignidad y valor. Según cálculos aproximados, los trabajadores sufren 250 millones de accidentes todos los años a consecuencia de los cuales se producen 330 000 defunciones. Otros sufrimientos evitables son los causados por 160 millones de casos de enfermedades ocupacionales y un número aún mayor de amenazas para el bienestar físico y mental de los trabajadores. Las pérdidas económicas equivalen al 4 por ciento del producto nacional bruto del mundo; el daño en familias y comunidades destrozadas es incalculable. Los encargados de la formulación de políticas y los empleadores deben velar por que una consideración fundamental en todas las decisiones en materia de inversión y producción sea la de brindar un ambiente de trabajo seguro y saludable y por que los trabajadores participen en la adopción de dichas decisiones. Se trata de una tarea inmensa para los gobiernos, los empleadores y los trabajadores. Por su parte, el sistema de las Naciones Unidas desempeña un papel importante en la formulación de normas, la realización de investigaciones, la prestación de asistencia técnica y la sensibilización pública. Entre las iniciativas adoptadas recientemente figuran el Programa mundial sobre seguridad y salud en el trabajo y el medio ambiente de la Organización Internacional del Trabajo y la Estrategia mundial de salud ocupacional para todos de la Organización Mundial de la Salud. En una economía mundial cada vez más interdependiente, esa clase de cooperación internacional ofrece una vía eficaz para alcanzar nuestras metas. El mundo del trabajo seguirá experimentando cambios espectaculares. Ahora mismo vemos que aumentan las demandas de flexibilidad, movilidad y productividad. Al encarar el futuro, debemos recordar siempre que los seres humanos no son servidores de las economías. Al
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Afr Newslett on Occup Health and Safety 1997;7(3).51: 31 de diciembre de 1997. Asian-Pacific Newslett on Occup Health and Safety 1997; 4(3):59. 31 de diciembre de 1997. Työterveiset, Työterveyslailtoksen tiedotusiehti 1998/1:3. 15 de marzo de 1998. (también en versión finlandesa). Työterveiset Boletín del Instituto Finlandés de Salud Ocupacional 1998/número especial 1:3. 15 de marzo de 1998. Estonian Newsletter on Occupational Health and Safety 1998/1:3-4. 15 de abril de 1998 (también en versión estonia). Barents Newsletter on Occup Health and Safety 1998; 1(1):3-4. 15 de abril de 1998. (también en versión rusa) Annual Report 1997 of the Finnish Institute of Occupational Health. 31 de marzo de 1998. Työterveyslatos, Vuosikertomus 1997. 31.3.1999.
Trabajo decente, trabajo seguro Juan Somavia Director General de la Organización Internacional del Trabajo (pasaje de African Newsletter on Occupational Health and Safety, volumen 9, No. 3, diciembre de 1999, “Occupational Health and Safety Indicators”) El derecho a la vida es el derecho primordial. Sin embargo, todos los años 1,2 millones de hombres y mujeres se ven privados de ese derecho por accidentes ocupacionales y enfermedades relacionadas con el trabajo. Según cálculos por lo bajo, los trabajadores sufren 250 millones de accidentes en el trabajo y 160 millones de enfermedades ocupacionales todos los años. En los países en desarrollo, en los que se dan grandes concentraciones de trabajadores en actividades primarias y extractivas, tales como la agricultura, la industria maderera, la pesca y la minería –que son algunas de las industrias más peligrosas del mundo-, el número de víctimas mortales y de heridos es particularmente elevado. Esa carga social y económica no está distribuida de forma uniforme. Las tasas de víctimas mortales en algunos países europeos representan el doble de las de otros y en
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ciertas zonas del Oriente Medio y de Asia las tasas de víctimas mortales aumentan vertiginosamente hasta cuadruplicar las de los países industrializados con una mejor ejecutoria al respecto. Ciertos empleos peligrosos pueden entrañar un riesgo de 10 a 100 veces mayor. Asimismo, la cobertura de los seguros en materia de salud y seguridad en el trabajo varía en gran medida en las diferentes partes del mundo: los trabajadores de los países nórdicos gozan de una cobertura casi universal, mientras que sólo el 10 por ciento o menos de la mano de obra de muchos países en desarrollo cuenta con la probabilidad de gozar de algún tipo de cobertura. Incluso en muchos países desarrollados, puede darse el caso de que sólo la mitad de la mano de obra esté asegurada contra las heridas y las enfermedades ocupacionales. La Organización Internacional del Trabajo fue fundada para garantizar a todos el derecho a ganarse la vida con libertad, dignidad y seguridad, en una palabra, el derecho a un trabajo decente. Nunca hemos aceptado la creencia de que las heridas y las enfermedades sean “gajes del oficio”. Durante este siglo, en los países industrializados ha habido un claro descenso de las heridas graves, en particular gracias a los avances reales con vistas a lograr que el lugar de trabajo sea más saludable y más seguro. El imperativo pendiente es el de hacer extensivos los beneficios de esa experiencia a todo el mundo del trabajo. Nuestro nuevo programa SafeWork está concebido para atender esa necesidad. Sus objetivos primordiales son los siguientes: a) sensibilizar al público del mundo entero sobre las dimensiones y las consecuencias de los accidentes, los traumatismos y las enfermedades relacionados con el trabajo; b) fomentar la consecución de la meta de la protección básica para todos los trabajadores de conformidad con las normas internacionales del trabajo; y c) aumentar la capacidad de los Estados miembros y de la industria para formular y aplicar políticas y programas eficaces en materia de prevención y protección. En el programa se aplicará un doble planteamiento. Se crearán alianzas y lazos de cooperación emprendiendo actividades que puedan aprovechar los miembros de la OIT, las organizaciones no gubernamentales y los grupos de derechos humanos en campañas de sensibilización y en los llamamientos en pro de la adopción de medidas enérgicas por parte de los gobiernos. En segundo lugar, se apoyarán las medidas adoptadas en el nivel nacional mediante un programa integrado de asistencia técnica directa, que consistirá, entre otras cosas, en la formulación de instrumentos de gestión y servicios de supervisión e información encaminados a prevenir los accidentes y las enfermedades en el trabajo y proteger la
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salud y el bienestar de los trabajadores y el medio ambiente. Se centrará primordialmente en las profesiones peligrosas. Irá destinado a trabajadores de profesiones muy peligrosas, categorías de trabajadores vulnerables por razones de sexo o de edad y trabajadores del sector urbano no estructurado, que suelen carecer de protección sanitaria básica. El éxito de nuestras gestiones dependerá de la movilización y la participación de nuestros miembros e interlocutores, incluidos los numerosos profesionales entregados a su labor en materia de salud y seguridad en el trabajo. Así, pues, quisiera hacer un llamamiento a los gobiernos, las organizaciones de empleadores y trabajadores, la comunidad de donantes y la comunidad internacional en sentido amplio para que concedan un lugar prominente en el programa de actividades públicas a la eliminación de los peligros en el lugar de trabajo y eliminen esa inaceptable carga que pesa sobre la mano de obra del mundo. Por último, quisiera invitar a los lectores de este mensaje a que se nos unan en nuestra campaña mundial para velar por que todos los trabajadores y trabajadoras del mundo gocen de condiciones de trabajo decentes. Reproducido con permiso. Juan Somavia. Trabajo decoroso, trabajo seguro. Afr Newslett on Occup Health and Safety 1999;9(3):59. Asian-Pacific Newslett on Occup Health and Safety 1999; 6(3):59. Työterveiset, Työterveyslaitoksen tiedotusiehti 1999/4:4-5. Barents Newsletter on Occup Health and Safety 1999; 2(3):63.
El trabajo de las mujeres Dra. Gro Harlem Brundtland Directora General Organización Mundial de la Salud (pasaje de Työterveiset, número especial 2/1999, “Las mujeres y el trabajo”) En los últimos años la situación de las mujeres ha mejorado mucho en muchas partes del mundo. No obstante, los encargados de la adopción de decisiones y los dirigentes políticos de todas partes deben adoptar medidas eficaces para garantizar oportunidades de empleo adecuado a las mujeres, junto con un salario igual y una plena participación social. Para lograrlo, se necesita una mayor sensibilidad para con los problemas de la desigualdad de los sexos en las políticas de empleo y en todas las políticas de desarrollo y socioeconómicas conexas.
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Para grandes números de mujeres pobres, todo lo que hacen es “trabajo”. Debemos reconocerlo adoptando una definición oficial más amplia de trabajo, que comprenda las actividades remuneradas y las no remuneradas, lo que permitirá reconocer las importantes contribuciones no monetarias de las mujeres a las economías nacionales. También ampliará el número de actividades en las que podríamos ver riesgos para la salud relacionados con el trabajo. Según cálculos aproximados de las Naciones Unidas, en 1995 el trabajo doméstico y no remunerado de las mujeres representaba el 40 por ciento del PNB a escala mundial. Otra de sus conclusiones fue la de que en los países en desarrollo hasta el 66 por ciento del trabajo de las mujeres está excluido de los mecanismos contables nacionales. Hoy los modos de vida tradicionales están cambiando y la demanda de trabajo remunerado se está intensificando en todas partes. Las características de la mano de obra están cambiando junto con los papeles sociales. Ahora las mujeres están entrando en gran número a formar parte de la mano de obra, si bien en muchos casos con menos instrucción y menos aptitudes que los hombres. Y, a la inversa, las cifras correspondientes al empleo masculino se han reducido o han permanecido inalterables. Puede parecer algo ventajoso para las mujeres. Sin embargo, muchas de las tareas que pueden realizar están concentradas en el sector no estructurado, lo que brinda flexibilidad y ayuda a las mujeres a desempeñar, como auténticas malabaristas, sus múltiples papeles. Pero suelen carecer de prestaciones laborales en forma de licencia pagada, licencia por maternidad, seguridad social o seguro de enfermedad. Los hogares encabezados por una mujer o las familias cuyos miembros masculinos están desempleados pueden resultar aún más desfavorecidos por esa razón. Hoy las mujeres desempeñan cada vez más tareas tradicionalmente desempeñadas por hombres, ya sea por elección o por necesidad, si bien en muchos casos con menor recompensa o reconocimiento. Las razones pueden ser positivas o negativas. Una de las positivas puede ser la mejora de la instrucción y las aptitudes. Las negativas pueden estar vinculadas con la escasez de hombres en la sociedad debida a la emigración o a conflictos civiles, lo que aumenta las obligaciones y el volumen de trabajo de las mujeres. Otras cuestiones sociales y de desarrollo pueden agravar los problemas de las mujeres que trabajan. Por ejemplo, el analfabetismo aumenta los riesgos de las trabajadoras
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de la limpieza y del servicio doméstico expuestas a agentes y disolventes tóxicos, pues no pueden leer las advertencias y adaptar su utilización de los productos conforme a ellas. Y cada vez resulta más claro que una causa frecuente de mala salud, incomodidad y molestias para las trabajadoras es el diseño ergonómicamente inapropiado de las herramientas, del equipo y de los terminales de trabajo que utilizan. Por lo general, se sigue diseñándolos conforme a criterios masculinos y no están adaptados a la fisiología de las mujeres. Está resultando cada vez más claro que debemos estudiar muy detenidamente los riesgos para la salud que entrañan las tareas que gran número de mujeres desempeñan. Investigaciones innovadoras sobre la intensidad del trabajo han revelado que ciertas tareas femeninas que se consideran relativamente sencillas y, por tanto seguras, pueden en realidad tener también algunas características del trabajo considerado como “duro” y que suelen realizar los varones. Un ejemplo es el trabajo a destajo repetitivo y a gran velocidad hecho por mujeres en fábricas o en su domicilio; con el tiempo, esas tareas pueden originar graves trastornos osteoarticulares y discapacidad, así como niveles altos de tensión nerviosa. Esa consideración del trabajo como difícil o fácil puede afectar al comportamiento en materia de salud de las mujeres, a las consecuencias de las enfermedades, a las modalidades de compensación por discapacidad y al bienestar psicológico. Una comprensión más amplia de los factores de riesgo ocupacionales en el caso de las mujeres es decisiva a medida que entran a formar parte de la mano de obra en el mundo de hoy, cada vez más interdependiente. La mundialización tiene repercusiones considerables para el trabajo y la salud de las mujeres. Así se ve en el pronunciado aumento del empleo femenino en las industrias de exportación radicadas en países en desarrollo. Dichas industrias, que recurren predominantemente a una mano de obra joven y femenina y con salarios bajos, presentan a un tiempo ventajas e inconvenientes. Las mujeres gozan de la ventaja del trabajo en el sector estructurado y de cierta independencia, pero los salarios son bajos y en muchos casos la reglamentación en materia de salud y seguridad es deficiente. Además, esos empleos pueden entrañar riesgos específicos. En la industria de la floristería y la industria de la microelectrónica, por ejemplo, hay riesgos de exposición a sustancias químicas tóxicas. En la floreciente industria de la vestimenta a escala mundial, hay riesgos de enfermedades respiratorias y están muy extendidos los problemas osteoarticulares. Para que las ventajas superen los inconvenientes, esas industrias deben volverse más seguras para las mujeres.
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Por fortuna, nuestra concepción de los riesgos para la salud relacionados con el trabajo está empezando a cambiar. La insistencia tradicional en las enfermedades, los accidentes y los traumatismos relacionados con el trabajo en el sector estructurado (con frecuencia trabajo de hombres) está dando paso a un nuevo planteamiento. Éste requiere la formulación de métodos integrales que tengan en cuenta todas las actividades llevadas a cabo en el hogar o en el trabajo. Con ellos podemos estudiar más eficazmente las múltiples tareas que, al acumularse, contribuyen a los problemas de salud de las mujeres. Esto es importante para lograr una mejor comprensión de los riesgos para la salud existentes en el sector informal, en el que la legislación o la reglamentación es mínima. Sin embargo, si no logramos rápidas mejoras en las políticas y en los servicios sociales para apoyar la participación de las mujeres en la mano de obra, ninguna medida en materia de salud y seguridad en el lugar de trabajo podrá ser eficaz. Y ello requerirá, a su vez, una representación y una participación mayores de las mujeres en la adopción de decisiones relacionadas con dichas políticas.
Se estima que cada año se presentan en el mundo unos 160 millones de casos nuevos de enfermedades relacionadas con el trabajo, en particular enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer, pérdidas de audición, afecciones osteoarticulares y musculares, problemas de la reproducción y enfermedades mentales y neurológicas.
En los países industrializados, un número creciente de trabajadores padecen estrés psicológico y laboral. Se ha constatado que estos factores psicológicos suelen estar asociados a trastornos del sueño y a depresión, así como a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, en particular hipertensión.
Se estima que, de todos los trabajadores, sólo un 5% a un 10% en los países en desarrollo y un 20% a un 50% en los países industrializados (con algunas excepciones) tienen acceso a servicios adecuados de medicina del trabajo. En los Estados Unidos de América, por ejemplo, el 40% de un total de aproximadamente 130 millones de trabajadores activos carecen de acceso a dichos servicios.
Aun en los países con una economía avanzada, gran parte de los lugares de trabajo no se someten regularmente a inspección para verificar la salud y la seguridad laborales.
Reproducido con permiso. Afr Newslett on Occup Health and Safety 1999;9(2):27-28. Asian-Pacific Newslett on Occup Health and Safety 1999; 6(2):27-28. Työterveiset, Työterveyslaitoksen tiedotusiehti 1999/2:3-4. Työterveiset, Boletín del Instituto Finlandés de Salud Ocupacional 1999/número especial 2:3. Estonian Newsletter on Occupational Health and Safety 1999/2:3-5. Barents Newsletter on Occup Health and Safety 1999; 2(2):35-37.
LA SALUD EN EL TRABAJO Una cuestión ética y de rentabilidad económica Centenares de millones de personas en el mundo entero trabajan en condiciones poco seguras y/o nocivas para la salud:
Se estima que, en el mundo, cada año, las enfermedades y traumatismos ligados a la actividad laboral provocan 1,1 millones de defunciones, es decir, prácticamente tantas como el paludismo.
Se registran cada año unos 250 millones de accidentes de trabajo, que causan aproximadamente 300 000 defunciones. Muchos de estos accidentes dan lugar a una incapacidad parcial o total para trabajar y ganarse la vida.
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La promoción de la seguridad y la salubridad de las condiciones de trabajo - lo que constituye la razón de ser de la medicina del trabajo - beneficia tanto a los trabajadores como a los empleadores, a los gobiernos y al público en general. Esta idea sencilla y aparentemente evidente no ha sido aún universalmente reconocida. Esta dificultad obedece a razones múltiples y complejas, en particular la impresión de que siempre habrá numerosos trabajadores jóvenes y fuertes para sustituir a los de más edad, tanto desde el punto de vista de la cadena de producción como de las cajas de pensión. Pero, en los 30 a 40 años venideros esa idea probablemente dejará de tener validez general.
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La carga de las enfermedades y los traumatismos ocupacionales, como las tendencias mundiales en esta esfera, deberían ser un motivo particular de preocupación, sobre todo porque casi seguramente el panorama actual se basa en subestimaciones. Subestimaciones: La carga mundial de las enfermedades y los traumatismos ocupacionales es difícil de evaluar. Son muy escasos los datos fiables sobre la mayor parte de los países en desarrollo, en particular por el hecho de que hay graves deficiencias en lo concerniente al diagnóstico de las enfermedades ocupacionales y a los sistemas de notificación. Por ejemplo, la OMS estima que en América Latina se notifican solamente entre un 1% y un 4% de las enfermedades ocupacionales. Incluso en los países industrializados, los sistemas de notificación se hallan a veces fragmentados. Así pues, un análisis de las repercusiones económicas en la reglamentación sobre las sustancias peligrosas en Australia en 1993 permitió constatar que faltaban datos en numerosas esferas y fue necesario conformarse con extrapolaciones a partir de datos escandinavos y norteamericanos. En los países desarrollados como en los países en desarrollo se observan dos problemas principales, a saber: la negativa a reconocer el origen ocupacional de determinados traumatismos o problemas de salud y la falta de notificación de problemas reconocidos. La historia de la medicina del trabajo es la de una lucha que han librado, por un lado, los trabajadores deseosos de obtener protección y hacer adoptar medidas preventivas o compensatorias y, por el otro, los empleadores que tratan de negar o limitar su responsabilidad respecto de las enfermedades y traumatismos relacionados con la actividad laboral. Este conflicto ha condicionado enormemente la notificación de los datos y, por consiguiente, las cifras sobre la carga de morbilidad debida a la exposición ocupacional suelen ser subestimaciones. Repercusiones económicas: El estado de salud de la población activa de cada país tiene repercusiones inmediatas y directas en la economía nacional y mundial. Las pérdidas económicas totales debidas a las enfermedades y los traumatismos ocupacionales son enormes. Constituyen una carga grave para el desarrollo económico e, independientemente de las consideraciones sanitarias, la mejora de las condiciones de trabajo constituye una buena inversión económica.
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La OIT ha estimado que en 1997 las pérdidas económicas mundiales resultantes de las enfermedades y traumatismos asociados al trabajo equivalían al 4% del PIB mundial.
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En 1992, en los países de la Unión Europea, los pagos directos en concepto de compensación por enfermedades y traumatismos asociados al trabajo alcanzaron los 27 000 millones de ecus.
Se ha estimado que en 1994 el costo global para la economía británica de todos los accidentes de trabajo y problemas de salud asociados a la actividad profesional oscilaba entre los 6 y los 12 000 millones de libras esterlinas.
En 1992, los costos directos e indirectos asociados a los traumatismos y enfermedades ocupacionales en los Estados Unidos de América se estimaron en un total de US$ 171 000 millones, es decir mayores que los del SIDA y tan grandes como los del cáncer y las cardiopatías.
En los Estados Unidos de América, los gastos de salud son casi un 50% mayores entre los trabajadores que sufren niveles elevados de estrés en el trabajo.
Envejecimiento de la población: En los 25 años próximos, el envejecimiento de la población (con menos niños y más personas de edad que vivirán durante más tiempo) modificará considerablemente la relación entre la población activa y los jubilados, en particular en los países desarrollados. Esta evolución aumentará la presión que se ejerce sobre la población activa en las esferas de la productividad y las cotizaciones a las cajas de jubilación. Solamente una población activa sana puede sobrellevar una carga semejante.
En la actualidad, en el mundo hay unos 590 millones de personas mayores de 60 años. En 2020, según las estimaciones, el número de personas de esa edad sobrepasará los 1000 millones, de los cuales más de 700 millones vivirán en países en desarrollo.
En los 25 años venideros, Europa seguirá siendo la región de más edad del planeta (con aproximadamente un 20% de personas de edad en la actualidad y un 25% en 2020).
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Según un informe de 1999 del Gobierno de Francia, este país tendrá en 2040 unas 70 personas mayores de 60 años por cada 100 personas de 20 a 59 años de edad, es decir casi dos veces más que en la actualidad. Se estima que el déficit de la seguridad social y del régimen de pensiones pasará a ser entonces de 800 000 millones de francos franceses (US$ 130 000 millones).
Riesgos y exposición ocupacionales: Centenares de millones de trabajadores de los países desarrollados y los países en desarrollo se hallan expuestos a riesgos físicos, químicos, biológicos, psicosociales o ergonómicos en el entorno laboral. En muchos casos se trata de una serie de exposiciones a factores diferentes cuyo efecto se combina.
En los países desarrollados aproximadamente un 30% de la población activa y en los países en desarrollo de un 50% a un 70% de la misma está obligada a realizar un trabajo pesado o a trabajar en condiciones ergonómicamente mediocres que pueden provocar traumatismos y afecciones osteoarticulares o musculares. Los más expuestos son los mineros, agricultores, pescadores, obreros forestales, trabajadores del sector de la construcción, estibadores y personal de salud.
Los riesgos físicos que pueden tener consecuencias nocivas para la salud son sobre todo el ruido, las vibraciones, las radiaciones ionizantes y no ionizantes, el calor y otras condiciones microclimáticas nocivas para la salud. De un 10% a un 30% de la población activa en los países industrializados y hasta un 80% en los países en desarrollo y en los nuevos países industrializados se halla expuesta a varios de estos factores potenciales.
La exposición a centenares de agentes biológicos tales como virus, bacterias, parásitos y hongos es corriente en numerosos entornos laborales, tanto en la agricultura como en las oficinas. Los virus de las hepatitis B y C, el VIH/SIDA y la tuberculosis (en particular entre los trabajadores de salud) y las parasitosis crónicas (sobre todo entre los obreros agrícolas y forestales) son algunas de las enfermedades ocupacionales más corrientes debidas a este tipo de exposición. Millares de sustancias químicas tóxicas que conllevan riesgos graves para la salud pueden provocar cáncer, enfermedades respiratorias, dermatosis y trastornos de la reproducción. Los trabajadores pueden estar y a menudo se hallan
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expuestos a agentes químicos peligrosos, como disolventes, plaguicidas y polvos metálicos.
También pueden estar expuestos a diferentes tipos de polvos minerales y vegetales. Por ejemplo, el silicio, el amianto y el polvo de carbón provocan enfermedades pulmonares irreversibles, en particular diferentes tipos de neumoconiosis. La silicosis, conocida desde la época de Hipócrates, sigue siendo la enfermedad pulmonar de origen ocupacional más extendida y puede predisponer a la tuberculosis y al cáncer de pulmón; es progresiva e incurable, pero evitable. Los polvos vegetales pueden provocar cierto número de enfermedades respiratorias (como la bisinosis) y reacciones alérgicas (como el asma).
El riesgo de cáncer debido a una exposición en el entorno laboral es motivo de especial preocupación. Unas 350 sustancias químicas están consideradas como carcinógenos presentes en lugares de trabajo. Se trata en particular del benceno, el cromo hexavalente, las nitrosaminas, el amianto y las aflatoxinas. Además, existe también riesgo de cáncer en caso de exposición a peligros físicos tales como los rayos ultravioleta y la radiación ionizante. Las formas más corrientes de cáncer de origen ocupacional son, además de los sarcomas, las que afectan a los pulmones, la vejiga, la piel y los huesos. En los países de la Unión Europea, unos 16 millones de personas pueden estar expuestas a riesgos en el trabajo, en particular a productos cancerígenos.
La exposición a miles de alergenos, en particular a polvos vegetales, constituye una causa cada vez más frecuente de morbilidad ocupacional. Un gran número de alergenos ya catalogados pueden provocar dermatosis y enfermedades respiratorias (entre ellas el asma). El número de esos trastornos se halla en constante aumento en varios países industrializados.
Las condiciones sociales reinantes en el entorno laboral que suscitan preocupaciones graves por causa del estrés son la desigualdad y la injusticia en el trabajo, una modalidad de gestión que excluye al trabajador del proceso de adopción de decisiones, la falta de comunicación, una mala organización del trabajo y las tensiones entre los directivos y los empleados. El estrés en el trabajo va asociado a riesgos más elevados de morbilidad cardiovascular, en particular hipertensión, así como de trastornos mentales.
En los países menos adelantados, los problemas de la medicina del trabajo se presentan
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fundamentalmente en la agricultura y en otros sectores de la producción primaria. El trabajo pesado, a menudo en climas de calor opresivo, la intoxicación por plaguicidas y la presencia de polvos orgánicos se ven agravados en muchos casos por factores extraocupacionales, como enfermedades parasitarias e infecciosas crónicas. Una higiene y condiciones de saneamiento mediocres, los problemas nutricionales, la pobreza y el analfabetismo aumentan el riesgo de morbilidad y/o traumatismos ocupacionales. La salud de la mujer en el trabajo: Las trabajadoras, que son cada vez más numerosas en sectores como los de la agricultura, la industria y los servicios, constituyen aproximadamente el 42% de la población activa mundial según las estimaciones. Ahora bien, pese a su contribución apreciable a la economía de los países, rara vez se satisfacen sus necesidades específicas, incluso cuando tienen acceso a servicios de salud ocupacional.
Cuando están expuestas a riesgos de origen ocupacional, las mujeres en edad de procrear pueden sufrir efectos tales como abortos espontáneos (por causa de agentes embriotóxicos) o malformaciones fetales (por causa de agentes teratógenos).
Las trabajadoras son a menudo víctimas de afecciones osteoarticulares o musculares porque las tareas que desempeñan o el material que utilizan no están adaptados a su morfología.
Las trabajadoras también sufren problemas relacionados al estrés causado por las prácticas discriminatorias en el ámbito laboral (por ejemplo la desigualdad de los salarios y una participación menos importante en la adopción de decisiones) o por acoso sexual.
El trabajo de los niños: Según la OIT, de los 250 millones de niños de 5 a 14 años que trabajan hoy día en los países en desarrollo, casi el 70% lo hacen en condiciones peligrosas. El 61% de los niños que trabajan viven en Asia, el 32% en África y el 7% en América latina. Pero es en África donde la proporción de niños que trabajan es la más elevada, puesto que llega al 41% de los niños de 5 a 14 años, en comparación con un 22% en Asia y un 17% en América latina. Poblaciones vulnerables: Las mujeres, los migrantes, los grupos minoritarios y los niños son particularmente vulnerables a los riesgos ocupacionales. Lo son sobre todo en el sector paralelo, donde la mano de obra no está necesariamente protegida y trabaja a menudo en
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instalaciones rudimentarias y en condiciones de inseguridad pronunciada. Familias enteras pueden hallarse expuestas a riesgos asociados al ejercicio de una actividad industrial a domicilio o comunidades enteras pueden estar afectadas por emisiones tóxicas incontroladas provenientes de fábricas vecinas. La respuesta de la OMS: Desde su creación en 1948, la OMS reconoce que es de capital importancia mejorar el estado de salud de la población activa y se ha consagrado a establecer una colaboración internacional en esta esfera. Hoy día, los centros colaboradores de la OMS efectúan actividades de investigación, analizan datos, definen tendencias, preparan y difunden informes, y formulan recomendaciones destinadas a los servicios de salud pública y a las instancias decisorias nacionales. Pero los países en desarrollo no se han asociado aún plenamente a este trabajo. Para conseguir mejores estimaciones de la carga mundial de las enfermedades y traumatismos ocupacionales, es preciso mejorar y normalizar la notificación a este respecto en todos los países, sobre todo en los países en desarrollo. Otra esfera que debe ser objeto de especial atención es la de perfeccionamiento de métodos que permitan estimar las repercusiones económicas de las enfermedades y traumatismos ocupacionales así como la eficiencia de las intervenciones tempranas. En la actualidad, el programa de salud ocupacional de la OMS se concentra en el acopio y el análisis de datos, la investigación, la formulación de estrategias y recomendaciones sobre la prevención y la limitación de riesgos, el fomento de los recursos humanos, sobre todo en los países en desarrollo, y el despliegue racional de la red internacional de centros colaboradores. El programa de salud ocupacional de la OMS se interesa asimismo por los grupos de trabajadores con necesidades especiales, como las mujeres y los trabajadores de las empresas pequeñas o del sector paralelo, que a menudo no están protegidos por la ley y no tienen acceso a servicios de medicina del trabajo. El fortalecimiento de los lazos de asociación internacionales en la esfera de la medicina del trabajo es otro aspecto importante. La OMS ha prestado una atención especial a la cooperación y a la coordinación de sus actividades con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El Comité Mixto OIT/OMS sobre Higiene del Trabajo se reúne periódicamente para examinar las prioridades y formular recomendaciones apropiadas con miras a una acción internacional. La OMS colabora activamente con la Comisión Internacional de Medicina del Trabajo, la Asociación
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Internacional de la Higiene Ocupacional, la Asociación Internacional de Ergonomía, la Comisión Europea y otras organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales que procuran proteger la salud de los trabajadores. La OMS ha emprendido asimismo el proyecto mundial de intercambio en materia de prevención y control de riesgos (PACE), que tiene por objeto contribuir a fortalecer la capacidad de los países para la transferencia de tecnologías apropiadas, el fomento de los recursos humanos, la promoción de la investigación aplicada y la difusión de la información. Entre las actividades en marcha se pueden mencionar la elaboración de documentos sobre la lucha contra riesgos específicos tales como los ruidos y polvos. La publicación sobre los polvos interesa igualmente al programa internacional conjunto OIT/OMS de eliminación mundial de la silicosis. Cada año, la OMS y sus centros colaboradores, así como las ONG, prevén actividades comunes para aplicar la estrategia mundial de salud ocupacional para todos.
Contactos en la OMS
Departamento de Protección del Medio Humano Programa de Salud Ocupacional y Ambiental Ginebra (Suiza) Fax: +41-(0)22-791-4123 Correo electrónico: nelsond@who.int Asesores regionales de la OMS en materia de salud ocupacional: Oficina Regional para África (AFRO) Harare (Zimbabwe) (sede temporal) Fax: (263) 4 79 01 46 ó 4 70 45 90 Correo electrónico: nitcheug@whoafr.org Oficina Regional para las Américas (AMRO) Organización Panamericana de la Salud (OPS) Wáshington D.C. (Estados Unidos) Fax: (202) 974 36 63 Correo electrónico: tennassm@paho.org Oficina Regional para el Mediterráneo Oriental (EMRO) El Cairo (Egipto) Fax: (202) 670 24 92 ó 670 24 94 Correo electrónico: arnaouts@who.sci.eg Oficina Regional para Europa (EURO) Copenhagen, Dinamarca Fax: (31) 30 22 94 120 Correo electrónico: bba@who.dk Oficina Regional para el Asia Sudoriental (SEARO) Nueva Delhi (India) Fax: (91) 11 332 79 72 Correo electrónico: caussyd@whosea.org Oficina Regional para el Pacífico Occidental (WPRO) Manila (Filipinas) Fax: (63) 2 521 10 36 ó 2 526 02 79 Correo electrónico: ogawah@wpro.who.int Redactores: D. Nelson, E. Kortum-Margot, G. Eijkemans, C. Corvalan Diseño: J-C Fattier
Impreso en papel fabricado con madera de coníferas procedente de plantaciones controladas, en las que por cada árbol cortado se planta al menos un árbol.
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Gracias por haber rellenado este cuestionario. Tenga la bondad de enviar este formulario a la Organización Mundial de la Salud, 20, Avenue Appia, 1211 Ginebra 27 (Suiza) – A la atención de Evelyn Kortum-Margot, PHE/OEH, o a kortummargote@who.ch por correo electrónico
Red Mundial de Salud Ocupacional (GOHNET) Encuesta Tenga la bondad de escribir con letras mayúsculas y claras o utilice una máquina de escribir o solicite una versión electrónica del formulario por correo electrónico a kortummargote@who.ch o en http://www.who.int/peh/Occupational_health/occindex.html Nombre de la institución: …………………………………………………………………………..........................…………………………… ……………………………………………………........................…………………………………………………………………………….. Dirección postal: Calle y número: ………………………………………………………………………………………………………………… Apartado postal* ……….……...............…… Ciudad y código postal ……......…….…. Sector y provincia* …………..............………. * Inclúyase sólo si es necesario para recibir el correo País........................................................................................................................................................................................................................ Teléfono** ……………………………...........……………..…. 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