Cuentos infantiles cortos

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Cuentos Infantiles Cortos


Tabla de contenido Caperucita Roja ..................................................................................................................................3 Los tres Cerditos.................................................................................................................................5 El Gato con Botas ...............................................................................................................................7 EL FLAUTISTA DE HAMELIN ............................................................................................................9


Caperucita Roja Había una vez una una niña llamada Caperucita roja. Un día le dijo su mamá: “Caperucita, lleva esta cesta de mimbre con pasteles, a la abuelita que se encuentra enferma, y no te entretengas por el camino porque el bosque es peligroso y anda suelto un lobo“. Caperucita respondió: “¡sí mamá!” Caperucita se dirigía saltando sin parar y muy feliz a casa de su abuelita, pero de repente, apareció el lobo: – ¿Dónde vas caperucita? - Voy a casa de mi abuelita a llevarle estos pasteles El lobo consiguió mentir a Caperucita para que tomara el camino más largo, y mientras tanto, el lobo cogió el camino corto, para así adelantarse y comerse a su abuela y a Caperucita a su llegada. Entonces, cuando el lobo se encontraba durmiendo al lado del río, después de habérselas comido a las dos, el leñador del bosque que había perseguido al lobo, salvó a Caperucita Roja y a su abuelita, sacándolas de la tripa del lobo. Y al lobo, lo llenó de piedras y lo lanzó al río.



Los tres Cerditos Érase una vez tres cerditos que iban a construirse una casa para así estar a salvo de las garras del lobo, quién últimamente acechaba los alrededores de aquel lugar, y derribaba casas paracomerse a los cerditos que habitaban dentro de ellas. Los tres cerditos pensaban de forma distinta, así que cada uno se hizo su casa de la forma que pensaba que era la mejor. Tocinete, que era el pequeño de los tres cerditos, decidió hacerse la casa con paja para así terminar antes, e irse a jugar con el resto de cerditos.

Jamoncín, el mediano de los tres hermanos cerditos, se hizo la casa con madera, pues no le llevaría mucho tiempo, y podría ir a jugar pronto. Cochinín, el mayor de los tres cerditos, decidió hacerse la casa con ladrillos, porque aunque iba a tardar más en construirla y poderse ir a jugar con el resto de cerditos, sería una casa muy resistente, y estaría a salvo del lobo feroz. Cuando las casas de los tres cerditos estaban terminadas, de repente, un día, el lobo fue a por los tres cerditos, y éstos corriendo fueron a la casa de paja de Tocinete, sin embargo, el lobo sopló y sopló y la derribó. Así que, los tres cerditos corrieron hacia la casa de Jamoncín.


El lobo los persiguió, y al llegar a la casa de madera de Jamoncín, volvió a soplar y la casa se derribó, así que lo único que les quedaba a los cerditos era ir a la casa de ladrillo del cerdito mayor. Los tres cerditos estaban muertos de miedo, porque pensaban que también podría derribar la casa, pero el lobo sopló y sopló y sopló, pero no pudo derribar la casa, así que se fue derrotado hacia el interior del bosque y nunca más volvió a molestar a los tres cerditos.


El Gato con Botas Había una vez un muchacho joven que vivía en la calle con su gato. El muchacho era pobre, y llevaba puestas ropas araposas. El joven casi no tenía para comer, y lo único que se llevaba al estómago era lo que podía encontrar en la basura para su gato y para él.

Un día, el gato, que se daba cuenta de la pobreza extrema de su amo, cogió unas botas, un sombrero y una capa, los limpió hasta que parecieron nuevos y se los puso. A continuación, el gato con botas se fue a cazar al campo, y cuando volvió con un jabalí a sus espaldas, se lo llevó al rey, y le dijo: “Excelentísimo señor, mi amo el marqués le regala este jabalí para que lo disfrute con su familia“. El rey le dio las gracias, y esa noche en el castillo del reino se cenó jabalí asado, a la salud del marqués. Al día siguiente, el gato se volvió a poner las botas y volvió a cazar un jabalí para regalárselo al rey en nombre del marqués. El gato con botas repitió durante una semana sus regalos al rey.


Un día, mientras el gato con botas y su amo estaban en el río bañando y lavándose, pasó la carroza del rey cerca del río. El gato con botas lo vio, y rápidamente le dijo a su amo que se quitara toda la ropa.. La carroza del rey paró junto al río para descansar, y el rey vio al gato con botas, y le preguntó: “¿Qué hacéis tú y tu amo en el río?“. A lo que el gato contestó: “Han robado a mi amo el marqués y le han quitado toda la ropa!“. El rey rápidamente le dio un traje elegante al supuesto marqués y él y el gato con botas subieron a la carroza real. Dentro de la carroza iba la hija del rey, una muchacha muy hermosa. Sólo hizo falta una mirada, y los dos muchachos se enamoraron.. Ahora, el muchacho que vivía en la calle sin dinero, ni ropa elegante, ni comida, se había convertido en el príncipe del reino, y todo esto gracias a su amigo, el gato con botas.


EL FLAUTISTA DE HAMELIN

Érase una vez, un pueblo muy bonito llamado Hamelin. El pueblo estaba situado entre bonitas montañas, y tenía unos preciosos prados en los alrededores. La historia de el flautista de Hamelincomenzó cuando, un día empezaron a llegar ratas de todos los lugares a vivir a Hamelin, ya que era un sitio idóneo, donde había comida en abundancia para las ratas.

El pueblo se acabó llenando de ratas, y los habitantes del pueblo protestaron ante el ayuntamiento. El alcalde del pueblo se puso a pensar para ver cómo solucionar el problema de la plaga de ratas que había aparecido. Mientras pensaba, se presentó misteriosamente en el ayuntamiento un joven flautista que le ofreció librar a Hamelin del problema de las ratas en un sólo día, a cambio de 1 millón de euros. El alcalde emocionado le dijo: “Si nos resuelves este gran proble ma y haces desaparecer a las ratas, te pagaré tu millón de euros“.


Así que el flautista salió a la calle, cogió su flauta y empezó a tocar una melodía. Poco a poco se iba oyendo un murmullo cada vez mayor…, eran las ratas del pueblo que salían persiguiendo al flautista de Hamelin cautivadas por la música. El flautista se llevó las ratas hacia el río, donde finalmente se ahogaron todas.

Cuando volvió a hablar con el alcalde, éste le dio las gracias por haberles salvado de las ratas. Y a continuación el flautista le pidió su millón de euros al alcalde, a lo que el alcalde contestó: “¿De verdad te creíste que te iba a pagar un millón de euros? No tengo tanto dinero, y además lo que tú hiciste es muy fácil..” El flautista de Hamelin empezó a ponerse furioso, y como el alcalde no quería pagarle, se dio la vuelta, salió del ayuntamiento y empezó a tocar su flauta mágica… Poco a poco fue creciendo un murmullo en el pueblo…, ¡ahora los niños estaban siguiendo al flautista! Los padres y madres de todo el pueblo estaban desesperados, porque sus hijos no dejaban de acompañar al flautista y su melodía. El flautista de Hamelin se llevó a todos los niños del pueblo fuera de él, y en Hamelin nunca más volvió a haber niños. El alcalde aprendió la lección para siempre, y no volvió a mentir a nadie más, pero nunca pudo hacer regresar a los niños que el flautista de Hamelin se había llevado.


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