Tecnología y espacio público hibridación tecnológica en la ciudad contemporánea

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TECNOLOGÍA Y ESPACIO PÚBLICO. HIBRIDACIÓN TECNOLÓGICA EN LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA.

MIATD

MASTER UNIVERSITARIO EN INNOVACIÓN EN ARQUITECTURA: TECNOLOGÍA Y DISEÑO

MÁSTER DE INNOVACIÓN EN ARQUITECTURA: TECNOLOGÍA Y DISEÑO. CURSO (2012/13).

Trabajo realizado por: Trabajo dirigido por:

MARÍA DEL ROSARIO DÍAZ GARCÍA. MARIANO PÉREZ HUMANES.




© 2013, María del Rosario Díaz García.

Título: Tecnología y Espacio Público. Hibridación tecnológica en la ciudad contemporánea. Autor: María del Rosario Díaz García. Tutor: Mariano Pérez Humanes. Maquetación y diseño: María del Rosario Díaz García.

Portada: Instalación Vectorial Elevation, Relational Architecture 4", 1999. (Rafael Lozano-Hemmer). Zocalo Square, Mexico City, México. Fuente. En: http://www.lozano-hemmer.com/images.php. Photo by: Martin Vargas.


TECNOLOGÍA Y ESPACIO PÚBLICO. HIBRIDACIÓN TECNOLÓGICA EN LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA.

MARÍA DEL ROSARIO DÍAZ GARCÍA. MARIANO PÉREZ HUMANES.

MIATD

MASTER UNIVERSITARIO EN INNOVACIÓN EN ARQUITECTURA: TECNOLOGÍA Y DISEÑO

MÁSTER DE INNOVACIÓN EN ARQUITECTURA: TECNOLOGÍA Y DISEÑO. CURSO (2012/13).



AGRADECIMIENTOS: Principalmente a mi tutor, Mariano Pérez Humanes, por su implicación y paciencia, por facilitarme muchísimo el proceso de investigación y guiarme en un trabajo tan complejo, y porque sin su ayuda la realización de este trabajo hubiera sido mucho más difícil. Al Máster de Innovación en Arquitectura, al conjunto del profesorado, por permitirme conocer otros aspectos de la arquitectura. Finalmente, a mi familia y amigos, por su apoyo, paciencia y cariño. Muchas gracias.



RESUMEN. El estudio realizado tiene como objetivo analizar la relación que se establece entre espacio público y tecnología en el contexto de las ciudades contemporáneas. Para ello operaremos desde la realización de una genealogía de aquellos procesos tecnológicos que han producido importantes cambios socio-espaciales en el entorno urbano, realizando una interpretación crítica de dichos acontecimientos. Para comprender la problemática actual hemos establecido una estructura de análisis por la cual se estudian las innovaciones tecnológicas más importantes en cada una de las actividades urbanas que hemos considerado más significativas. Tras elaborar un estudio teórico de los cambios que se han producido en el concepto de espacio público en función de la introducción de nuevas tecnologías, hemos contrastado cada una de estas transformaciones con algunos de los acontecimientos más relevantes en la constitución del actual espacio público. Comprobamos como esta serie de transformaciones ha influido en la actividad urbana, en el usuario del espacio público, y en la configuración de las actuales ciudades. Tras todo esto intentaremos clarificar si la innovación tecnológica es el instrumento adecuado para la configuración del espacio público o si por el contrario el empleo de estas nuevas tecnologías están pervirtiendo las principales características inherentes a él. Nuestro principal objetivo es establecer un esquema general de la problemática actual para, posteriormente poder elaborar estudios mucho más profundos e individualizados sobre cada uno de los epígrafes aquí propuestos o sobre cada una de las cuestiones surgidas de él. Palabras clave: tecnología, espacio público, hibridación tecnológica y procesos socioespaciales.

ABSTRACT. This study is aimed to analyze the relationship established between public space and technology in the context of contemporary cities. To reach that aim, we will set the genealogy of those technological processes that have produced important socio-spatial changes in urban environments, and make a critical interpretation of those facts. To fully understand the current situation, we have established an analysis to study the most important technological innovation in every urban activity that we have considered most significant. After conducting a theoretical study of changes produced in the public space due to the integration of new technologies, we have weighed every of these transformations against some of the most significant events in the shaping of current public space. We concluded that these transformations have affected not only the urban activity, but also the user of the public space as well as the shaping of the cities. We will try to clarify whether technological innovation is the right tool to build up public space or, on the contrary, distorts the main features inherent in it. Our main goal is to present a general overview of this current situation in order to be able to conduct much more specialized and individual studies on each of the sections hereby presented. Key words: technology, public space, hybrid blending of technology and socio-spatial processes.

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ÍNDICE. INTRODUCCIÓN. OBJETO DE ESTUDIO Y OBJETIVOS..........................................................................................................................11. ANTECEDENTES Y ESTADO DE LA CUESTIÓN......................................................................................................13. METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN...................................................................................15.

0. CONCEPTOS GENERALES: Una aproximación a la terminología.........................................17. 0.1. TECNOLOGÍA: Técnica, arte y oficio........................................................................................................................19. 0.2. ESPACIO PÚBLICO: Acciones y discursos..............................................................................................................23. 0.3. CIUDAD Y TECNOLOGÍA: Cambios urbanos y novedades tecnológicas.....................................................29.

1. TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS...............................................................................................41. De la domesticación a la vigilancia y el control. 1.1. HIGIENE Y SALUD............................................................................................................................................................47. El espacio público como espacio domesticado e higienizado. 1.2. TRANSPORTE Y MOVILIDAD........................................................................................................................................57. El espacio público como espacio motorizado. 1.3. SEGURIDAD Y ACCESIBILIDAD.....................................................................................................................................75. El espacio público como espacio vigilado y controlado.

2. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES................................................................................97. De la publicidad a la brandificación. 2.1. LA PUBLICIDAD EN EL ESPACIO URBANO.............................................................................................................101. El espacio público como espacio mostrado. 2.2. LAS MARCAS EN EL ESPACIO URBANO.................................................................................................................111. El espacio público como espacio de aparición de las marcas. 2.3. EL ESPACIO DE LAS MARCAS..................................................................................................................................123. El espacio público como espacio patrocinado y brandificado.

3. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS....................................................................145. De la normalización a la interacción programada. 3.1. LA NORMALIZACIÓN URBANA....................................................................................................................................151. El espacio público como espacio dominado. 3.2. LA FIESTA Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA..................................................................................................159. El espacio público como espacio apropiado. 3.3. LA NUEVA INTERACCIÓN URBANA..........................................................................................................................171. El espacio público como espacio programado. CONCLUSIONES................................................................................................................................................................201. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................................................205.

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OBJETO DE ESTUDIO Y OBJETIVOS. Nuestro principal objetivo es estudiar la transformación de los espacios públicos de la mano de la innovación tecnológica en el contexto de la ciudad contemporánea. Sabiendo que nos enfrentamos a una investigación muy compleja y extensa, hemos de señalar que nuestra intención es elaborar una aproximación al estado de la cuestión, estructurando cada una de las temáticas que aquí hemos encontrado, organizando y presentando una bibliografía, de forma que este primer estudio sirva para otros posteriores más específicos. Para ello investigaremos los cambios en el diseño urbano provocado por la incorporación de las diversas tecnologías. Así, los nuevos dispositivos como la domótica, la electrónica, los nuevos medios digitales y las energías renovables serán contempladas en este estudio. Entre otros muchos objetivos específicos podemos destacar los siguientes: - Comprobar como las tecnologías de la construcción se han ido hibridando en este proceso junto a los modos de vida y comportamientos públicos. - Analizar el cambio en el concepto de habitante de la ciudad, de usuario del espacio público. ‐ Confrontar los nuevos modos de uso del espacio público. - Analizar el cambio en la idea de espacio público y estudiar la sustitución de los modelos tradicionales por los nuevos comportamientos en público. - Descubrir las nuevas posibilidades de uso del espacio urbano, basados en la interacción a través de los nuevos medios, así como los nuevos modos de recuperar las calles y re-activar el espacio público. - Determinar cuales son las repercusiones del uso de la tecnología en el comportamiento del usuario del espacio público y en las nuevas formas de habitar la ciudad. - Describir los nuevos tipos de actividades que se están desarrollando en el espacio público mediante la implantación de nuevas tecnologías. Para concluir, intentaremos aclarar si las nuevas tecnologías son las herramientas adecuadas para la revitalización del espacio público y comprobar si realmente existe una hibridación tecnológica. Y sobre todo de qué modo son accesibles dichas tecnologías a los usuarios, ya que éstas lo mismo pueden ayudar a fomentar las relaciones entre los ciudadanos como acabar convirtiéndose en auténticos instrumentos de exclusión, construyendo espacios de excepción. En definitiva, resulta clave para nosotros descubrir si la tecnología hace posible una mayor interacción entre el ciudadano y el espacio público y cómo se está empleando en la construcción de los nuevos espacios.

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ANTECEDENTES Y ESTADO DE LA CUESTIÓN. El estudio del desarrollo y evolución de las ciudades desde el punto de vista tecnológico y el análisis de los nuevos entornos urbanos teniendo en cuenta la importancia de la tecnología en la construcción de estas nuevas realidades, ha sido abordado desde muchos puntos de vista, sobre todo desde disciplinas como la sociología, la filosofía o la economía, como también desde la arquitectura. Si bien el desarrollo de la arquitectura y, por tanto, las modificaciones que ésta ha provocado en los espacios públicos, siempre ha estado a expensas de la innovación tecnológica, los cambios surgidos de la presencia de los nuevos dispositivos tecnológicos se caracterizan por una celeridad que posiblemente haya hecho más difícil advertir lo que se está produciendo en la concepción y percepción de los nuevos espacios públicos. Nuestra intención es un estudio general y panorámico de la repercusión que la innovación tecnológica está teniendo en los espacios públicos. Este tema siempre se ha tratado teniendo en cuenta aspectos muy concretos, o fenómenos muy específicos: la movilidad, los servicios urbanos, el impacto del comercio, las diversas actividades y manifestaciones urbanas, etc; Pero nunca se ha llevado a cabo un estudio global de la situación, que tenga en cuenta los procesos más importantes que están sucediendo y establezca relación entre unos y otros. Han sido muchos los autores que han tratado este tema, aunque como ya hemos dicho de manera sesgada y parcial. Así, nos apoyamos en el estudio de bibliografía muy diversa que nos permite comprender el estado de la situación actual, estableciendo y señalando aquellos procesos que supusieron un cambio importante en el desarrollo urbano y que han influido en la actual concepción de nuestros espacios y prácticas urbanas. Sin embargo, lo que aquí proponemos es un análisis mucho más actualizado de la problemática, procurando hacer ver que la relación entre espacio público y tecnología se ha ido estrechando progresivamente hasta llegar a un punto extremo, en el que el campo tecnológico domina casi todos los procesos urbanos, y en el que el papel de la arquitectura está siendo modificado en virtud de nuevos modos de percepción de la realidad, del espacio y de las relaciones sociales. El estudio de los fenómenos y consecuencias de la concomitancia de espacio público y tecnología está presente en el trabajo de diferentes autores. En los últimos quince o veinte años, pero sobre todo en la última década autores como William J. Mitchel, Saskia Sassen, Edward Soja o Manuel Castells han establecido las características que definen nuevos modelos de ciudad y nuevas relaciones espaciales dentro de un mundo tecnológicamente globalizado, procurando interpretar los cambios sucedidos en la forma de crecimiento de las ciudades y la nueva morfología adquirida por sus sistemas de comunicación. Habrá que destacar a Michel Foucault, como uno de los pocos que ha realizado un estudio riguroso sobre el desarrollo de las tecnologías de higiene dentro del contexto urbano, y su magnífica aportación en relación a los espacios de control. En este sentido, autores como Francesc Muñoz o Mattelart han llevado a cabo diferentes análisis relativos a los sistemas de control y vigilancia en los entornos urbanos, describiendo fenómenos que están sucediendo simultáneamente en puntos muy alejados del mundo. Por otro lado, con respecto a los nuevos fenómenos espaciales y sociales, existen multitud de investigaciones, apareciendo autores tan señalados como De Certeau, Lefebvre, Doreen Massey, o el español Manuel Delgado. En la observación de la perversión del espacio público como tal mediante la introducción de diversas actividades comerciales, estableciendo la confrontación entre espacio público y 13


privado, así como la transformación de la imagen de las ciudades con respecto a dichos procesos, aparece la figura de Naomi Kein o Alissa Quart. La distorsión en la relación públicoprivado ya había sido tratada anteriormente por otros muchos, entre los que destaca Hannah Arendt, mientras que el estudio del surgimiento de la imagen como paradigma de las sociedades contemporáneas tiene como exponente a Jean Baudrillard. Por otro lado, también encontramos una profunda reflexión sobre las nuevas sociedades motivadas por el consumo en la descripción de la sociedad del espectáculo realizada por Guy Debord. El análisis de los fenómenos más actuales, de actividades más concretas, de actuaciones que realmente manifiestan el profundo cambio que se está llevando acabo en el espacio público, se está produciendo en otros ámbitos. El reconocimiento y crítica de estos acontecimientos proviene de otros sectores como el arte, donde la experimentación con los nuevos dispositivos digitales en el espacio público muestran las nuevas posibilidades espaciales y relacionales de lo urbano. Son numerosos los artistas que, mediante el empleo de los nuevos medios digitales, profundizan en distintas problemáticas como la exclusión social, la vigilancia, el control sobre el individuo y la perversión de la arquitectura. También en el entorno universitario están surgiendo iniciativas de estudio de ámbitos más concretos que permiten la interpretación de este nuevo panorama. El grupo de investigación Outarquías viene realizando desde hace unos años diferentes trabajos sobre las nuevas maneras de producción de espacios mediados por la tecnología. Así, y en el seno del Máster en Innovación, Arquitectura, Tecnología y Diseño ,destacan los TFM de Natalia di Carli -La construcción del espacio público frente al miedo: identidad, seguridad y control-, Manuela Rodríguez Díaz -Procesos de apropiación y negación del espacio público. El caso del Aljarafe de Sevilla- y Fernando Garrido Naranjo -Utopía e innovación urbana-. Cabe destacar que cada vez más están surgiendo un mayor número de investigaciones que concentran su interés en desentrañar la complejidad de los nuevos entornos urbanos y de las prácticas que se están llevando a cabo sobre ellas a partir de la implicación de los nuevos medios, por lo que se adivina que es necesario y pertinente dicho estudio.

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METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN. Metodológicamente esta investigación ha elaborado una genealogía de la tecnología en el espacio público. Para ello hemos estudiado aquellas intervenciones, modificaciones o innovaciones, en nuestro caso tecnológicas, realizadas sobre el espacio público, que han constituido lo que en la actualidad son los nuevos espacios de nuestras ciudades contemporáneas. Por tora parte, hemos empleado la interpretación (de textos e imágenes) como medio para comprender y dilucidar la forma en que esos fenómenos han llegado a contribuir en la construcción de la ciudad actual. Para este fin, nos hemos nutrido de diversas fuentes, de carácter muy diverso, pretendiendo no sólo mostrar aquellas transformaciones físicas o arquitectónicas que pudieran darse, sino también asimilar los cambios que se han producido en la configuración de la sociedad urbana y en el habitante de la ciudad. De este modo hemos intentado establecer una identificación entre la estructura y carácter de la sociedad, y el funcionamiento de la actividad urbana. Las fuentes y referencias bibliográficas provienen de contextos tan diversos como la arquitectura, la sociología, la filosofía, la antropología, la urbanística, el arte, la economía o la informática. Además, el material empleado en esta investigación es de naturaleza muy diferente, desde textos, revistas o imágenes hasta conferencias, vídeos o películas, adquiriendo gran importancia la interpretación de las distintas actuaciones o intervenciones en el espacio público, ya sean artísticas o de otra índole, las cuales nos han servido para la comprensión de la problemática de estudio. En primer lugar, hemos necesitado realizar una aproximación a los conceptos fundamentales de nuestra investigación (la tecnología y el espacio público), para más tarde estudiar la relación y la interacción entre ambos. Para ello hemos considerado oportuno el estudio de los cambios urbanos surgidos como resultado de la aplicación de las diversas novedades tecnológicas.. Aunque la casuística de estos procesos socio-espaciales donde tecnología y espacio público se encuentran es muy diversa, hemos optado por estructurar la investigación en tres bloques. De esta manera, encontramos un primer bloque dedicado a los servicios urbanos, constituido a su vez en tres epígrafes, higiene y salud, transporte y movilidad, y seguridad y accesibilidad. El segundo bloque se refiere a las actividades comerciales, y comprende el estudio de fenómenos como la publicidad, las marcas y los logos. El último bloque, quizás el que nos puede resultar de mayor interés, trata de las actividades lúdico‐festivas, abarcando problemáticas como la normalización, la participación ciudadana o la interacción programada. Basamos nuestro proceder en la lectura de textos y la búsqueda de aquellas intervenciones que hemos considerado pertinentes para la justificación del contexto urbano actual. Los textos nos han facilitado el acercamiento a la terminología y a los distintos fenómenos que se están produciendo en las ciudades contemporáneas. Este aprendizaje nos servirá más tarde para una mejor interpretación y entendimiento de las irrupciones tecnológicas producidas a lo largo del desarrollo de las ciudades. Finalmente, el estudio de las intervenciones sobre el espacio público nos ha llevado a una investigación más alejada de los textos teóricos para conducirnos hacia una búsqueda menos específica y más compleja, apoyada en la búsqueda de distintos acontecimientos urbanos basados en la aplicación de la tecnología, como puedan ser festivales, conciertos, intervenciones urbanísticas, proyectos arquitectónicos o incursiones artísticas.

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0. CONCEPTOS GENERALES.. Una aproximaci贸n a la terminolog铆a.



0.1. TECNOLOGÍA. Técnica, arte u oficio. El hombre no se encuentra en el claro con sus manos vacías, ni como un pastor alerta, inerme junto al rebaño, como sugieren las metáforas pastorales de Heidegger. Tiene piedras y las sucesoras de la piedras en sus manos. Cuanto más poderoso se vuelve, tanto más rápido abandona las herramientas con mangos y las reemplaza por otras con teclas. En la edad de las segundas máquinas, la “acción” retrocede y es reemplazada por operaciones de las puntas de los dedos. (SLOTERDIJK, 2000:13).

Muy alejado de la idea que se tiene de la tecnología,- más asociada a la era digital, a los nuevos medios, a la innovación y a su uso en la ciudad contemporánea- este texto nos sirve para comprender el amplio alcance de la palabra “tecnología”, su importancia en el desarrollo de la vida del hombre, y de esta forma situarnos en nuestro campo de estudio, comprendiendo la magnitud del mismo, conociendo sus límites, posibilidades y dominando el panorama. A partir de ahí, será posible establecer aproximaciones a los diferentes fenómenos surgidos de la relación entre tecnología y ciudad contemporánea y así elaborar una genealogía de los mismos en la medida que significaron un aporte o un cambio significativo en el desarrollo de las ciudades, o mejor, en el uso y evolución del espacio público de las mismas. ¹Según su definición el término “tecnología” tiene su origen etimológico en el griego (τεχνολογíα, de τεχνολóγος). Estos vocablos encuentran su raíz en la unión de dos términos “tekné” (τεχνη) y logos( λóγος). El primero de ellos, “tekné”, hace referencia a la -técnica, arte u oficio-, mientras que el segundo, “logos”, se define como -conjunto de saberes-. En base a ello encontramos diferentes acepciones que la definen como: 1. Conjunto de teorí as y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento cientí fico. 2. Tratado de los términos técnicos. 3. Lenguaje propio de una ciencia o un arte. 4. Conjunto de los instrumentos y procedimientos industriales de un determinado sector o producto. De los diferentes significados que se le atribuyen, se nos muestra la tecnología como como técnica, como lenguaje o como conjunto de instrumentos de un sector u oficio. Por tanto, se supone como la técnica para el aprovechamiento práctico de la ciencia, del conjunto de saberes , es la parte activa del conocimiento, hecho que le otorga una relevancia máxima en la vida activa de las ciudades. Si bien también se le da carácter de lenguaje, vuelve a comportarse como medio, esta vez como medio o vehículo de expresión del conocimiento científico. Puede decirse que más que

¹ Definición obtenida de la RAE (Real Academia Española de la Lengua).

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CONCEPTOS GENERALES. Una aproximación a la terminología.

nunca, en las ciudades contemporáneas, la tecnología como lenguaje se encuentra muy presente en los modos de comunicación, convirtiéndose en el principal elemento articulador de las relaciones humanas. Finalmente, se nombra como conjunto de instrumentos y procedimientos de un sector, lo cual hace referencia a la idea de conjunto de conocimientos relacionados con los oficios. Si partimos de este punto, vemos que el esquema de nuestra investigación mucho tiene que ver con los diferentes oficios que se desarrollan en el entorno urbano, en el espacio público. Así, hablamos de los oficios como prácticas que se ejercen en el medio urbano, como lo puedan ser los relacionados con la higiene, el transporte, la seguridad, el comercio o el entretenimiento. Haremos, pues, un seguimiento del ejercicio de estas acciones sobre el espacio público a lo largo del desarrollo urbano, de forma que si en un primer momento era el ser humano el que se encargaba de llevarlas a término a través de la mediación de herramientas o útiles, éstas, las nuevas tecnologías, tienen en la actualidad mucho mayor protagonismo en el ejercicio de dichas acciones, de forma que estos medios, este conjunto de herramientas o “tecnología”, ha ido copando la actividad pública urbana. Este fenómeno del incremento de mediatización de las acciones urbanas nos sirve para comprender la sociedad actual como “sociedad mediatizada”, teniendo en cuenta como medio la tecnología, la “sociedad tecnológicamente mediatizada”. En otras palabras: los acontecimientos sólo existen verdaderamente, socialmente, informativamente, etc., si se conducen a través de, mediante la tecnología que los hace transitar, discurrir; en denitiva: existir social y culturalmente. (SOLÀ-MORALES, 2002). Solà-Morales concibe así la tecnología como medio a través del cual se conducen todas las acciones y prácticas que tienen lugar dentro de la sociedad, por tanto, dentro de la ciudad y sus espacios públicos; por ello nos resulta más que pertinente la realización de un estudio sobre el modo en que la tecnología se introduce en el espacio público, como principal agente modelador y modulador de las calles, plazas y demás entornos compartidos de la ciudad. Volviendo a la reflexión conceptual del término, éste además de configurarse como técnica u oficio, se revela como arte, modo o manera de hacer, de proceder. Volvemos nuevamente a la tecnología como medio de expresión, entendiendo el arte como uno de los primordiales instrumentos de manifestación de la actividad humana. Dedicamos un apartado de nuestra investigación a la tecnología hibridada en el espacio público en forma de arte, tema que resulta de gran interés por ser uno de los fenómenos que mejor puede motivar la participación ciudadana, dentro del conjunto de las actividades lúdicas que pudieran sucederse. Para nosotros, adquiere mayor valor si cabe, en tanto que afecta directamente a la percepción y estética de los elementos arquitectónicos que construyen el espacio público, de forma que las posibilidades del espacio no dependen sólo de los elementos constitutivos físicos, tangibles, que en algún tiempo llegaron a constituir una estética determinada, una imagen casi estática. Con la introducción de los nuevos medios, la percepción del espacio es cambiante, sus posibilidades se incrementan exponencialmente, su unicidad desaparece. Así, si un espacio podía caracterizarse por una corriente artística o arquitectónica definida y asimilada, ahora se le pueden imponer otras muchas, este espacio ya no es sólo él mismo, sino que puede llegar a ser cualquier otro. Otro aspecto importante que extraemos de la definición de “tecnología” y que nos ayuda a comprender mejor la carga que sustenta ésta en la historia del desarrollo del hombre, sobre todo como habitante de la ciudad; viene reflejado en las palabras de Sloterdijk señalando que el hombre y la tecnología siempre estuvieron juntos. Volviendo al texto: El hombre no se 20


TECNOLOGÍA. Técnica, arte u oficio.

encuentra en el claro con sus manos vacías...., ésta es una de las reflexiones más importantes que nos sirven para comprender que la relación entre hombre y tecnología siempre estuvo presente de algún modo, al igual que sucede con el espacio. De hecho la tecnología nos ha acompañado desde siempre, pero desde que el ser humano se estableció en un lugar, dejando aparentemente su nomadismo inicial, esta conexión surgió con más fuerza, transformando y modelando el espacio de la vida cotidiana. (LÓPEZ CATALÁN Y VIVAS ELÍAS, 2006:9). Dicho esto, y comprendiendo el inconmensurable panorama que se nos presenta y lo difícil que resultaría elaborar un completo análisis de la relación tecnológica en el espacio, resulta primordial señalar o establecer una tipología dentro del campo de la tecnología, de forma que podamos enfocar nuestro trabajo hacia aquellos procesos urbanos que realmente nos interesen y sean relevantes en nuestro caso. De forma general se establecen dos tipos de tecnología: LAS TECNOLOGÍAS BLANDAS: son aquellas en las que su producto no es un objeto tangible, pretenden mejorar el funcionamiento de las instituciones u organizaciones para el cumplimiento de sus objetivos. Dichas organizaciones pueden ser empresas industriales, comerciales o de servicios o instituciones, con o sin fines de lucro. Entre las ramas de las tecnologías llamadas blandas destaca la educación (en lo que respecta al proceso de enseñanza), la organización, la administración, la contabilidad y las operaciones, la logística de producción, el marketing y la estadística, la psicología de las relaciones humanas y del trabajo, y el desarrollo de software. Este tipo de tecnología se funda en su mayoría en las bases de ciencias blandas como la psicología, la economía y la administración, esto no quiere decir que no se tengan en cuenta las demás sino que no es tan común. LAS TECNOLOGÍAS DURAS: son aquellas que se basan principalmente en el conocimiento de las ciencias duras, como la física y la química, esto sin dejar de lado las demás ciencias. La otra cosa que las diferencia es que en este caso el producto tecnológico es un objeto tangible. Aparentemente aquellas tecnologías que consideramos como elementos de estudio en nuestro trabajo son las tecnologías duras, ya que producen objetos tangibles que configuran los nuevos espacios urbanos. Sin embargo, en estrecha relación con ellas están las tecnologías blandas en cuya interacción se acaban estableciendo los nuevos modos de relación urbana, los nuevos comportamientos, dinámicas y prácticas. Hemos de señalar por tanto, que son las tecnologías blandas las que ayudan a configurar este nuevo panorama, ejemplo de ello son la tecnología de organización o la de educación; ambas imbricadas en la disciplina, y que como veremos más adelante han influido en las tecnologías de vigilancia y control y en el diseño de los nuevos espacios de excepción. (FOUCAULT, AGAMBEN). Por otra parte, ya sabemos que nuestro fin es elaborar una genealogía de la tecnología en el espacio urbano para así poder entender la situación actual. Por ello, pese a que en este proceder es evidente que haremos un seguimiento de tecnologías tradicionales o tecnologías que ayudaron a definir otros tipos de sociedades anteriores a la actual, nuestro mayor esfuerzo se concentrará en analizar las nuevas tecnologías presentes en el espacio urbano, cuya naturaleza iremos descubriendo más adelante. Finalmente, resulta interesante el estudio sobre la convivencia de estas tecnologías tradicionales con otras más innovadoras, la simultaneidad en el espacio público de lo nuevo y lo viejo, siendo conscientes de todo aquello que comprende el concepto tecnología. También 21


CONCEPTOS GENERALES. Una aproximación a la terminología.

resultará significativo el estudio de la resistencia mostrada frente a la aplicación o la introducción de las innovaciones tecnológicas en el espacio público, su aceptación; y el grado de conocimiento requerido para el empleo y disfrute de las mismas.

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0.2. ESPACIO PÚBLICO. Acciones y discursos. La palabra “público” significa dos fenómenos estrechamente relacionados, si bien no idénticos por completo. En primer lugar significa que todo lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible.(...). En segundo lugar, el término “público” significa el propio mundo, en cuanto es común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él. (ARENDT, 2011:71). En un primer lugar se determina lo público como algo manifiesto, conocido por todos; en este caso nos referimos a que cualquier acción realizada en o sobre el espacio público llegará a alcanzar este nivel de visibilidad, de publicidad. Lo siguiente que concluimos de cada una de las acepciones, así como del texto de Arendt, es la alusión a una idea de propiedad, de forma que se define como aquello que es común, perteneciente a todos, por tanto sería algo a lo que todos tendrían derecho o podrían disfrutar. De ahí surge también el derecho de accesibilidad, como otros muchos conceptos que se irán desarrollando. El derecho romano consagrará las categorías de lo público y lo privado a través de aquello que refiere a la condición del “populus” y aquello que refiere a la utilidad del individuo. La “res publica” supondrá la propiedad accesible universal al “populus” y como tal “extra commercio”. Utilidad común, ley común y accesibilidad general se vinculan en esta caracterización de la “res publica” mientras que la “res privata” se encuentra por contraste situada “in commercio” e “in patrimonio”, relacionada con un poder diferente, el “pater familias” situado en el ámbito cerrado, replegado sobre sí mismo del “domus”, la casa. (RABOTNIKOF, 1993:77). También habría que considerar lo público como aquello diferenciado y contrario a lo privado¹. Esta afirmación aplicada al espacio público resulta bastante cuestionable, no por el concepto en sí, sino por la existencia de espacios considerados como públicos cuya naturaleza ha sido subvertida, al igual que está sucediendo con aquellos espacios calificados o considerados como privados. Otro de los objetivos que se plantearán en el desarrollo de este trabajo será la alteración de dicho espacio público como tal. Así, estudiaremos como la distinción entre esfera privada y esfera pública es cada vez más difícil de realizar, más aún con la implementación de las nuevas tecnologías. Remontándonos al origen del espacio público, podemos recordar la idea de esfera pública en Aristóteles, a partir de su definición de la bios politikos, de la mano de Hannah Arendt. El nacimiento de la ciudad‐estado significó que el hombre recibía ¹Recientemente Manuel Delgado ha afirmado que lo contrario de lo público no es lo privado sino lo fusionado. Véase Congreso Procesos Extremos. Conferencia 8 de Noviembre, 2013. E.T.S.A. Sevilla Outarquía.

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CONCEPTOS GENERALES. Una aproximación a la terminología.

“además de su vida privada, una especie de segunda vida, su “bios politikos”. Ahora todo ciudadano pertenece a dos órdenes de existencia, y hay una tajante distinción entre lo que es suyo (idion) y lo que es comunal (koinon)”.(...) De todas las actividades necesarias y presentes en las comunidades humanas, sólo dos se consideraron políticas y aptas para constituir lo que Aristóteles llamó bios politikos, es decir, la acción (praxis) y el discurso (lexis), de los que surge la esfera de los asuntos humanos... (ARENDT, 2011:52). Decimos, por tanto, que el nacimiento de la esfera pública surge de la mano del nacimiento de la ciudad-estado. Se refuerza la idea de lo público como algo común, dominio de todos; y como elemento diferenciado de aquello que es privado, por lo que existe, en sus orígenes, una clara distinción entre lo privado y lo público, dialéctica que será transformada con la llegada de los nuevos modelos urbanos. Lo que en la definición de Arendt resulta más determinante es también la contemplación de los dos elementos constituyentes de la esfera pública, de la vida pública, el discurso y la acción. A este respecto hace alusión en varias ocasiones, sobre todo cuando define el espacio de aparición. El espacio de aparición cobra existencia siempre que los hombres se agrupan por el discurso y la acción, por lo tanto precede a toda formal constitución de la esfera pública y de las varias formas de gobierno, o sea, las varias maneras en que puede organizarse la esfera pública. (ARENDT, 2011:225). Asimilados ya los conceptos de público y de esfera pública, así como sus orígenes, atendemos ahora a lo que se puede considerar como la primera definición de espacio público. Se atribuye a Jürgen Habermas esta primera referencia al término “espacio público”,apareciendo como tal en sus primeros trabajos alrededor de los años sesenta. Por espacio público entendemos un ámbito de nuestra vida social, en el que se puede construir algo así como opinión pública. La entrada está fundamentalmente abierta a todos los ciudadanos. En cada conversación en la que los individuos privados se reúnen como público se constituye una porción de espacio público. Los ciudadanos se comportan como público, cuando se reúnen y conciertan libremente, sin presiones y con la garantía de poder manifestar y publicar libremente su opinión, sobre las oportunidades de actuar según intereses generales. (HABERMAS, 1981). De su interpretación también entendemos el espacio público, la esfera pública, como lugar surgido del discurso, de la opinión pública, de la conversación; y también ahora se habla de lugar accesible a todos, con entrada abierta a todos los ciudadanos. Continúa identificando este espacio como lugar de manifestación o de expresión, actos que deben realizarse desde la libertad; frente a ello surge la controversia del espacio público entendido como espacio de control, a los que hace referencia Michel Foucault. También aquí Habermas introduce el concepto de espacio público como espacio metafórico. 24


ESPACIO PÚBLICO. Acciones y discursos.

Si bien se puede establecer la dualidad del espacio público como espacio material y espacio metafórico, abstracto; el espacio público, según Habermas, se constituye allí donde el público se manifiesta, allí donde se produce el encuentro, la conversación, tomando la forma del lugar en el que surgen dichas prácticas, no tratándose de un lugar programado. De otro lado, el espacio público como espacio material, corresponde a un lugar geográfico, un lugar físico de encuentro, esta vez son lugares programados, proyectados, previamente existentes y destinados a ello, surgidos más del campo de la arquitectura o la planificación urbana que de la acción espontánea del ciudadano. Así, podemos relacionar esta dualidad metafóricomaterial con la otra presentada por Arendt, discurso-acción; pero no podemos caer en la trampa de adjudicar al espacio metafórico el discurso, la opinión pública, y al espacio material la acción, o mas bien la interacción; porque ambas, acción y discurso, son constituyentes del espacio público y ambos se dan tanto en el ámbito material como en el metafórico. A ello también se refiere Naomi Kelin en No Logo al afirmar. Lo que me obsesiona no es tanto la ausencia de espacio real, como la profunda ansia del espacio metafórico: de liberación, de escape, de cierta especie de libertad sin condiciones. (KLEIN, 2012:94). Esta confrontación entre espacio de libertad y espacio de control, se relaciona de algún modo con la distinción entre esfera privada y esfera pública, sobre todo si atendemos a la noción de espacio público como espacio de la publicidad, o más bien a la perversión de esa misma noción. La alteración de esa diferenciación se ha manifestado de manera mucho más perceptible con la llegada de la Edad Moderna, y así lo manifiestan diferentes autores. La distinción entre la esfera privada y pública de la vida corresponde al campo familiar y político, que ha existido como entidades diferenciadas y separadas al menos desde el surgimiento de la antigua ciudad‐estado; la aparición de la esfera social, que rigurosamente hablando no es pública ni privada, es un fenómeno relativamente nuevo cuyo origen coincidió con la llegada de la Edad Moderna, cuya forma política la encontró en la nación‐estado. Lo que nos interesa en este contexto es la extraordinaria dicultad que, debido a este desarrollo, tenemos para entender la decisiva división entre las esfera pública y privada, entre la esfera de la polis y la de la familia... . ...nos hallamos en una posición mucho mejor para darnos cuenta de las consecuencias que, para la existencia humana, se derivan cuando desaparecen las esferas pública y privada, la primera porque se ha convertido en una función de la privada y la segunda porque ha pasado a ser el único interés común que queda. (ARENDT, HANNAH, 2011: 55,84). También Habermas habla del nacimiento de la esfera social como resultado de un proceso de cambio entre la esfera privada y la pública. Podemos deducir la esfera de lo público como aquella que, en sus orígenes, se entendía asociada en su mayor parte al espacio público, de manera que la mayoría de las acciones que correspondían a la esfera pública se llevaban a cabo en este espacio. La esfera de lo social surge cuando estas acciones no sólo se extienden al espacio público sino que toman el lugar del espacio privado o mejor aún cuando las acciones que, en otro momento pertenecían a la esfera de lo privado, toman su forma en el espacio 25


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público, alterando así la dualidad público-privado. ...la substancial separación de estas dos esferas (pública y privada), significa por lo pronto tan sólo la desconcentración de dos elementos que estaban articulados por el tipo de formas de dominaciones propias de la Alta Edad Media: la reproducción social y el poder político. Con la extensión de las relaciones de mercado surge la esfera de lo “social”, que rompe las relaciones del dominio señorial‐estamental obligando‐ a la adopción de formas de relación pública. (HABERMAS, 1994). Este fenómeno es visible en las sociedades contemporáneas, donde la extensión de las relaciones de mercado, llega a tal extremo que han copado casi todo el espacio que constituye la esfera pública; donde la esfera pública se ha convertido en una función de la privada. ...mientras más empresas compiten para ser la marca omnipresente bajo cuyo imperio consumimos, creamos arte y hasta construimos nuestros hogares, todo el concepto de espacio público es objeto de una nueva definición. (KLEIN, 2012:167). Otra de las alteraciones que sufre el espacio público con la llegada de la Edad Moderna es la de ser capaz de construir identidad, de ser lugar representativo tanto de los propios usuarios como de la ciudad a la que pertenece. Esto puede resultar sencillo si tratamos de espacios públicos que se insertan en contextos urbanos con una identidad clara, con una comunidad de ciudadanos estable y bien definida; resulta mucho más complicado establecer una identidad o ser instrumento de identificación de contextos urbanos caracterizados por los flujos masivos de usuarios, característico de las ciudades contemporáneas. Si la figura del usuario del espacio público es reformulada hacia otras tipologías, como puede ser la del territoriante¹ o la del turista, resulta francamente compleja la representación de comunidades tan heterogéneas y cambiantes, aunque no imposible. Quizás haya que abandonar el modelo tradicional de espacio público para repensarlo de forma que pueda llegar a ser representativo de los nuevos modelos de sociedad. Si hubo un momento en que el espacio público confería identidad a la ciudad y a sus ciudadanos mediante los elementos arquitectónicos que lo configuraban, es posible que la arquitectura deba ser implementada con otros medios para poder realizar este cometido. Por lo que se refiere a su uso y funciones, los lugares públicos se concibieron como un espacio común, compartido, diverso, múltiple y de uso colectivo. Y en cuanto a las relaciones urbanas que se materializan en el espacio público, este tipo de espacios urbanos se caracterizaron por su papel importante en la construcción de un imaginario colectivo y por ser el lugar de la representación de los propios individuos; es decir, de su identificación tanto con la propia ciudad como con la comunidad a la que pertenecían, incluyendo cualquier momento de afirmación colectiva, de la protesta a la fiesta,

¹ Francesc Muñoz define territoriante como habitantes a tiempo parcial, que utilizan el territorio de distinta forma en función del momento (2008:27). ² Véase el artículo “Sociedad y autorepresentación: la imagen de lo global” de Mariano Pérez Humanes (2004).

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de la memoria a la celebración. (MÚÑOZ, 2008:87). Resulta tremendamente difícil poder desarrollar todos los aspectos que conforman este concepto de espacio público que otros autores ya han abordado con enorme profundidad. Por ello, a lo largo de esta investigación nos limitaremos a estudiar algunos procesos surgidos de esta interacción entre tecnología y espacio público y cómo dicha relación ha servido para la transformación no sólo de nuestras ciudades sino de nuestra vida urbana.

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0.3. CIUDAD Y TECNOLOGÍA. Cambios urbanos y novedades tecnológicas. Podría parecer que la tecnología no lleva tanto tiempo asociada a la ciudad. No obstante, históricamente, siempre ha estado conectadas, más allá de las imágenes de acero, cristal y silicio que nos evocan estos dos conceptos. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006:9).

Una vez esbozada una aproximación a los conceptos de tecnología y espacio público, introducimos esta cita para reforzar, más si cabe, el hecho de que la tecnología ha estado presente durante toda la historia de la construcción de las ciudades y por tanto de sus espacios públicos. De ahí partimos para desarrollar este estudio que, pese a centrarse en la copresencia de las nuevas tecnologías y los espacios públicos surgidos en el marco las ciudades contemporáneas, debe tener muy en cuenta las características de los tradicionales modelos de ciudad surgidos y condicionados también por la aplicación de la tecnología. Los observadores con mentalidad histórica no podrán evitar anticipar que, esta última ola de interconexión de infraestructuras urbanas jugará en gran manera el papel que desempeñaron sus predecesores en las anteriores eras de la metamorfosis a través de la tecnología ‐en la época de los romanos, las calzadas y los acueductos; en el floreciente siglo XVIII, la navegación y los canales; en el apogeo del siglo XIX, los capitalistas sin escrúpulos del ferrocarril; y en los expansivos años del siglo XX, la red de suministro eléctrico y las autopistas interestatales. (MITCHELL, 2001:19). Resulta imprescindible, para conocer el funcionamiento de los nuevos espacios públicos, conocer las características de las ciudades en las que se inscriben, a partir de las cuales se originan y son pensados. A su vez, para conocer dichos modelos de ciudad, hemos de atender a la tecnología que las construye; podríamos decir, de alguna manera, que las ciudades son reflejo de la tecnología del momento, y podríamos establecer un paralelismo entre la evolución de las tecnologías y el desarrollo de las ciudades. Pues bien, el progreso tecnológico que se sucede en las últimas décadas, definido por las TICs (tecnologías de la información y de la comunicación), generará tipologías urbanas que mucho tienen que ver con la sociedad de la información y con la sociedad mediatizada, ya que, al igual que la ciudad es reflejo de los nuevos procedimientos tecnológicos, las tipologías sociológicas son su consecuencia, aunque no siempre en ese orden. Es en el contexto urbano actual cuando resulta idóneo el estudio de la implicación de la tecnología en el proceso de generación de la ciudad, no sólo por la celeridad con que se está produciendo esta hibridación entre tecnología y espacio urbano, sino por las consecuencias que ello implica, que nunca resultaron tan determinantes, ni tan perturbadoras. Los cambios que se están produciendo en el concepto de ciudad jamás fueron tan numerosos, tan rápidos, tan relevantes; tanto es así que se ha llegado a hablar de la desaparición de la ciudad, quizás debido a las enormes diferencias que se establecen con respecto a los modelos tradicionales; la ciudad, podríamos decir, se vuelve irreconocible.

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Marshall McLuhan, 1967: “La ciudad ya no existe, salvo como espejismo cultural para los turistas”. Lo sé, lo sé: es una metáfora familiar ‐ la muerte de Dios, la muerte del sujeto, la muerte del autor, la muerte del “drive‐in”, el fin de la historia, el agotamiento de la ciencia, y tantos otros. Pero resultó estar en lo cierto, aunque varias décadas por delante de su momento, como siempre. Ahora ya es evidente. La ciudad tal como la entendieron los teóricos urbanos desde Platón y Aristóteles hasta Lewis Mumford y Jane Jacobs, ya no es capaz de mantener su cohesión ni de cumplir su función como ocurría anteriormente. Es a causa de los “bits”; ellos la han matado. El modelo urbano tradicional no puede coexistir con el ciberespacio. (MITCHEL, 2001:7). Las nuevas ciudades, tan distintas, tan complejas, no pueden adscribirse a un solo modelo urbano, de modo que surgen multitud de tipologías que pretenden desentrañar cada una de las facetas que configuran el actual entorno urbano. Así, surgen diferentes nociones de ciudad, siempre relacionadas con algún proceso tecnológico; la ciudad inteligente, la ciberciudad, la ciudad-Internet, la ciudad-chip, la tecnópolis, SimCity, e-topía, mediacity...). No se ha visto, desde la Prehistoria ( La Edad de Piedra- el Paleolítico, el Neolítico-, la Edad de los Metales- la Edad de Bronce, la Edad de Hierro), que la definición del desarrollo humano estuviera tan ligado a la tecnología. Siguiendo con Mitchell, es a partir de sus reflexiones sobre la ciudad que surge el concepto de E-TOPÍA. Tal como él la define -ciudades servidas electrónicamente y conectadas globalmente-, ‐ciudades económicas y ecológicas que funcionen de manera más inteligente, no más dura- son ciudades que han mejorado su funcionamiento al incorporar, de manera inteligente, al sistema de infraestructuras las nuevas tecnologías digitales, al incorporar software. Esta incorporación de las nuevas tecnologías ha supuesto, explica Mitchell lamentándose, cambios en el lugar de encuentro de las comunidades, en el espacio público, en su configuración y uso; la introducción de nuevas infraestructuras han supuesto un cambio en el empleo y concepción del espacio y en la percepción de la distancia. También refleja el cambio o pérdida en el modelo de las relaciones sociales dentro de las comunidades, ya sean familiares o dentro de comunidades de mayor entidad, por lo que el tejido social también aparece afectado. Por último, se refiere a los desplazamientos, en tanto que eran instrumento de conexión entre personas y lugares: las infraestructuras necesarias para realizar dichos desplazamientos han ido cambiando hasta el punto en que dicho desplazamiento no es necesario para establecer la conexión. Finalmente establece cinco fenómenos producidos con este nuevo modelo de ciudad que define como beneficioso tanto desde el punto de vista económico como ecológico. 1. Desmaterialización. Si no producimos un objeto material, y se utiliza en su lugar un equivalente desmaterializado, nunca se convertirá en un residuo que hay que tratar. Un “bit” usado no contamina. (MITCHELL, 2001:156).

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Hoy en día sin embargo, la nueva economía de presencia ofrece la posibilidad de volver a preguntarse las cuestiones mas radicales: “¿Es realmente necesario este edificio?”. (MITCHELL, 2001:157). Mitchell presenta la posibilidad de que ciertos objetos o espacios desaparezcan en su forma física, para llegar a constituirse en elementos digitales o virtuales; o también plantea la miniaturización a partir de la sustitución de ciertos objetos por chips. Todo esto supondría un ahorro de materia, un cambio en el concepto de la sociedad de consumo de cosas, para pasar a la reducción de las mismas a través de las nuevas tecnologías. Desde un punto de vista más extremo se nos sugiere si será necesaria la construcción de ciertos edificios en este nuevo contexto de comunicación digital. Visto desde esta perspectiva, la situación afecta sobremanera a la constitución de los espacio públicos físicos, planteando si no serán los nuevos entornos sociales en red los únicos necesarios para llevar a cabo sus funciones como espacio común de expresión e interacción, o si lo realmente interesante y beneficioso sería la combinación de lo físico y lo digital, como ocurre en otros muchos ámbitos. 2. Desmovilización. También se ahorran recursos siempre que se sustituyen, total o parcialmente, viajes por telecomunicaciones. En general, mover “bits” es inconmensurablemente más eficiente que mover personas y mercancías. (MITCHELL, 2001:157). Es posible que las grandes infraestructuras que en su día llegaron a reconfigurar las ciudades y el tejido urbano resulten obsoletas con la llegada de los nuevos sistemas de comunicación. Esto supondría nuevamente un ahorro en costes y un ahorro en energías y materia, por lo que nuevamente se constituyen estas nuevas ciudades como más económicas y ecológicas, aunque también supondrían una alteración en las relaciones sociales, no sólo una mejora en las relaciones comerciales. 3. Personalización en masa. Las máquinas “tontas” de la era industrial nos trajeron las economías de estandarización, repetición y reproducción en masa, pero las máquinas inteligentes de la era informática pueden ofrecernos ya las muy distintas economías de la adaptación inteligente y la personalización automatizada. (MITCHELL, 2001:159). En nuestro caso, este planteamiento nos sugiere otra serie de cuestiones. La personalización del espacio público a través de la tecnología, en cuanto que una plaza o una calle pueden llegar a ofrecer diversas posibilidades al igual que una fachada o un suelo pueden llegar a transformarse. Así, la implementación del espacio físico con las nuevas tecnologías aumenta en gran manera sus posibilidades. Los espacios polifuncionales, o aquellos que en su día fueron constituidos como monofuncionales, pueden apoyarse en los nuevos dispositivos tecnológicos para multiplicar sus opciones y para agilizar el mismo proceso de transformación, beneficiándose además del ahorro de materiales y tiempo.

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4. Funcionamiento inteligente. Poniendo mayor inteligencia en los mecanismos y sistemas que necesitan estos recursos se reduce el despilfarro y se pueden introducir estrategias dinámicas de precios para gestionar con eficacia la demanda y estimular el ahorro. (MITCHELL, 2001:161). Nuevamente se vuelve al concepto de ahorro y ecología, y es que ciertamente, los nuevos sistemas inteligentes aplicados a los sistemas de infraestructuras posibilitarán un mayor control y ahorro de los recursos. De otro modo, estas nuevas tecnologías no implican sólo un control del consumo, sino que también puede llegar a aplicarse sobre los usuarios de los mismos espacios urbanos, alterandose así su primigenia función. Esto trastoca el concepto de espacio público como espacio de libertad; si bien es cierto que el control ejercido sobre el ciudadano en el espacio público sucedió en otras sociedades anteriores, ahora no es comparable ya que el alcance que el empleo de las nuevas tecnologías permite es muy superior al de otros sistemas aplicados anteriormente. 5. Transformación suave. Afortunadamente, los cambios que se adivinan no tienen por qué traer estos efectos devastadores. Mientras que las nuevas infraestructuras de transportes necesitan grandes cantidades de espacio, destruyen con frecuencia zonas de valor natural e histórico y aumentan el ruido y la contaminación, la nueva infraestructura de telecomunicaciones es mucho más moderada y menos molesta en sus efectos físicos. (MITCHELL, 2001:163). Este último punto que describe Mitchell nos sugiere tres cosas. La primera de ellas tiene que ver con el hecho de que tal como se refleja en sus palabras “la nueva infraestructura de comunicaciones es menos molesta en sus efectos físicos”, y es así, las nuevas tecnologías aplicadas sobre el espacio urbano son menos visibles, ocupan menos volumen físico, lo que no significa que su grado de ocupación en la actividad urbana sea menor que las anteriores, por lo menos en un futuro cercano; de ello se deriva que los nuevos dispositivos de control, de almacenamiento de información, no son perceptibles por el ciudadano, por lo que éste desconoce cuales son las consecuencias de su actividad urbana o la manipulación a la que puede estar sometida. Otro punto nos habla de la resistencia que se ejerce por parte del ciudadano o de la propia ciudad para no aceptar en su vida o en su actividad urbana, respectivamente, la presencia de estas nuevas tecnologías, pudiendo darse el caso de que este fenómeno innovador también llegue a convertirse en un elemento discriminatorio para aquéllos que no pueden acceder a estas tecnologías, circunstancia que también se dio en otros momentos de la historia urbana. Por ello llegamos a la idea de que una transformación suave no sólo tiene que ver con la celeridad del proceso, sino con la idea de la convivencia entre los antiguos modelos tecnológicos y los nuevos, de modo que si la nueva era digital no ocupa todo los intersticios de la vida urbana, será posible una hibridación entre las tradicionales formas de construcción urbana y los nuevos sistemas, como siempre ha sucedido en todo proceso innovador. Más adelante, Mitchell reflexiona sobre otro concepto de ciudad, la CIUDAD INTELIGENTE o SMART CITY, muy arraigado en el de e-topía. Pero en la ciudad inteligente se va más allá, y se 32


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concibe una tipología urbana regida por una tercera ola de innovación tecnológica que establece relaciones inevitables entre el mundo físico y el sistema nervioso artificial antes introducido en la descripción de las e-topías. Pero mientras tanto, una tercera ola de innovación tecnológica ‐la de los sensores e identificadores digitales‐ hacía notar su presencia. Las minúsculas cámaras digitales y los micrófonos dieron a internet ojos y orejas por todos lados. Los GPS y otras tecnologías de localización permitieron a aparatos como los automóviles y los teléfonos móviles saber en todo momento donde se encontraban. Los identicadores RFID integrados en productos y embalajes empezaron a revolucionar la logística y la venta al por menor. Todo esto tuvo el efecto de tejer una compacta telaraña de conexiones entre el ahora global sistema nervioso artificial y el mundo físico. (MITCHELL, 2007). Por tanto las ciudades digitales se identifican por un mayor grado de conectividad de las nuevas tecnologías con la ciudad. También Jordi Borja, a través de las palabras de Louis Wirth la define así. La ciudad inteligente es la que maximiza las conexiones posibles; es decir, la que multiplica las dimensiones positivas del tamaño, de la densidad y de la diversidad. (BORJA, 2007). Finalmente, Mitchell, reestructura la ciudad a través de estos nuevos componentes como si de un organismo se tratase, de modo que su funcionamiento deriva de la combinación cada vez más efectiva de redes de telecomunicación digital (los nervios), la inteligencia integrada de forma ubicua (los cerebros), los sensores e indicadores (los órganos sensoriales) y el software (el conocimiento y la competencia cognitiva). Además de los modelos presentados por Mitchell aparecen otros, como la CIUDAD INTERNET. En la definición de la misma se produce un paralelismo entre la estructura de la ciudad y la de Internet, ambas se interrelacionan para, de alguna manera, influir la una en la otra, de forma que una adopta formas de organización de la otra y viceversa. El concepto se vuelve más complejo, aunque todavía diferenciamos la ciudad Internet perteneciente al mundo virtual de la ciudad internet de nuestro entorno físico, un entorno que cada vez presenta más similitudes de funcionamiento con el entorno de red virtual. Existiría por tanto un proceso mucho más avanzado y futuro en que ambos elementos, internet y ciudad se encuentren totalmente imbricados, de modo que constituyan un sólo entorno. En la actualidad, Internet es una ventana que permite aproximarnos a las ciudades desde nuevos puntos de vista y “construirlas” bajo nuevos parámetros arquitectónicos, relacionales y simbólicos. Pero las ciudades también han influido en Internet. La red nos evoca una construcción de una inmensa condensación de espacios, de una red de calles, plazas y edificios, de una presentación simultánea de lugares por los cuales los cibernautas, los ciudadanos, paseamos. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006). Pese a las similitudes presentes entre el modelo virtual y el modelo físico de ambos 33


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entornos, aparecen diferencias entre ellos. Pero si hay dos características que afectan particularmente a la metáfora virtual en relación con el espacio urbano, éstas son que el espacio virtual es distal (los agente pueden interactuar a gran distancia) y reticular (su tipología se basa en redes no en recintos). (VIVAS Y LÓPEZ, 2006). A su vez, Vivas y López advierten de que existen otras distinciones en el modo de uso de un entorno y otro. En nuestro particular caso del estudio del espacio público nos interesa tanto el modo en que nos movemos -que en el caso de Internet sería mucho más rápido que en los entornos físicos- como la versatilidad, Internet multiplica sus posibilidades, y el modo en que nos relacionamos. Si establecemos una analogía entre los chats de entorno virtuales y las plazas o calles de los entornos físicos, el concepto de espacio público como espacio de identidad se pervierte, de modo que en los nuevos entornos de encuentro virtuales los individuos tienen la posibilidad de reconstruir casi por completo su identidad frente a los demás. La CIUDAD CHIP se relaciona con la anterior en que también define un nuevo tipo de ciudad a partir de su configuración física, si la anterior, se caracterizaba por presentar estructura de red, a base de nudos y sendas, representados por las grandes infraestructuras de comunicación como las autopistas (sendas) y las grandes concentraciones urbanas (nodos); ahora la ciudad es metáfora de los chips. Haciendo referencia a Carlos García Vázquez (2004), Vivas y López describen esta nueva tipología. La “ciudad chip” surge de la metáfora tecnológica basada en la superposición de las nuevas tecnologías y la ciudad, en una comparación de la forma del chip con las formas urbanas. Un microchip está estructurado a partir de la repetición de miles de elementos, interconectados por líneas (circuitos) con funciones específicas. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006:21). Las cualidades que se atribuyen a la ciudad-chip son la descentralización, la desregulación y la desidentificación. La descentralización implicaría una pérdida del centro, propio de los modelos tradicionales y a partir del cual se articulaba la actividad urbana. La desregulación responde a una falta de previsión, de planificación urbana, este modelo la ciudad surge de la necesidad de la urgencia económica que la caracteriza y termina por definir la falta de identidad: si en la ciudad Internet era el usuario el que podía eludir su verdadera identidad sustituyéndola por una nueva, en la ciudad-chip es el entorno físico el que se desprende de ésta. Al igual que Francesc Múñoz describe en Urbanalización, la ciudad chip se compone de paisajes urbanales, heterogéneos, en los que la diferenciación se diluye a causa de una identidad cultural del lugar que desaparece. Como resultado de la hibridación entre tecnología y tejido urbano nace también la TECNÓPOLIS definida por Manuel Castells y Peter Hall (1994). A través de ellos, Vivas y López (2006) definen las tecnópolis como consecuencia de tres procesos. 1. La revolución tecnológica: principalmente la más actual, la que hace referencia a las nuevas tecnologías -y que ha resultado tan trascendental como las otras revoluciones

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Imagen 2/3. Silicon Valley como ejemplo de ciudad chip. Su nombre Silicon (silicio) Valley (valle de Santa Clara) hace clara referencia al chip, tratándose de industrias relacionadas con la tecnología. Fuentes. En: http://onlyhdwallpapers.com/tag/chip/ ;http://www.diarioandino.com.ar/diario/2012/05/18/lahistoria-de-silicon-valley/

Imagen 4. El proyecto 22@ (Barcelona) como referencia al modelo urbano de tecnópolis. Situada en la zona de desarrollo industrial reúne en torno a 900 empresas destinadas al desarrollo de nuevas tecnologías, biomedicina y energía. Fuente. En: http://www.noucicle.org/obiols_cas/?p=113

Imagen 5. Plaza perteneciente al distrito 22@, los nuevos espacios públicos se caracterizan por estar diseñados como lugares de paso, suelen ser entornos amplios, diáfanos, de gran visibilidad, poca presencia de elementos vegetales y pensados para estancias cortas. Fuente. En: http://www.e-architect.co.uk/barcelona/mediacomplex_22.htm

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anteriores: la industrial y la agraria. 2. La formación de una economía global. 3. La aparición de una nueva forma de producción y gestión informacional basada en la generación de nuevos conocimientos y en la posibilidad de acceder a la información adecuada. Bajo este nombre se incluyen diversos intentos deliberados de planificar y promover, dentro de un área concentrada, una producción relacionada con la industria y tecnológicamente innovadora. (CASTELLS Y HALL, 2001). Esos intentos se corresponden con una serie de subtipos como son las ciudades de la ciencia o los parques tecnológicos. De otra manera, surgen aquellas tecnópolis sin una planificación urbana clara y aquellas que se utilizan como herramientas de desarrollo urbano en regiones retrasadas. Sería muy interesante, aunque no es nuestros objeto, hacer un estudio de la presencia que tienen los espacios comunes o públicos dentro de estos modelos urbanos, que de manera general suelen estar constituidos por centros comerciales o plazas duras, cuyo cometido se aleja ciertamente de ser espacios para el encuentro, la interacción o la identidad. Originada como única forma de escape a la Bit City y a la Old City, surge la SimCity, como modelo alejado de ambas pero en cierto modo resultado de la suma de ellas. Heredera de los parques de atracciones, SimCity es una suerte de “parque temático” basado en la remodelación del mundo en su totalidad (no sólo del núcleo antiguo de las ciudades) para ponerlo a disposición de los ciudadanos de la no‐ciudad. Se trata, en definitiva, de una ciudad construida de forma exclusiva sobre el simulacro y la apariencia”. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006) Lo que puede resultar más característico de este tipo de ciudades es la pérdida de identidad o la suma de todas las identidades posibles. El papel que tiene el espacio público en estos contextos urbanos es realmente dudoso a menos que nos lleguemos a plantear la cuestión de si todo el espacio se ha convertido en espacio público, espacio para el juego, el espectáculo y el ocio; dejando de lado el valor de espacio público como espacio para la manifestación y la diferenciación identitaria. Pese a que posiblemente existirán otros muchas definiciones de ciudad surgidas en base a este nuevo contexto urbano tecnificado, concluimos esta disquisición con el desarrollo del término CIBERCIUDAD. Nacida de los discursos que interpretan el ciberespacio (su medio “físico”) como una metrópoli compuesta por datos tridimensionales codicados en formas arquitectónicas por los cuales se puede navegar, y que describen a los cibernautas (sus habitantes) como un nuevo tipo de ser humano basados en la separación de las barreras entre ordenador y usuario, la ciberciudad se considera, generalmente, como una ficción. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006).

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Imagen 6. Ciudad de las Vegas como consabido modelo de ciudad simulacro, suma de identidades. La tematización de los espacios urbanos se expresa mediante la copia, la reproducción de imágenes culturales, produciéndose un debilitamiento del espacio público como elemento identitario, de diferenciación cultural. Fuente. En: http://www.tripadvisor.es/Tourism-g45963-Las_Vegas_Nevada-Vacations.html

Imagen 7. Ciudad virtual perteneciente al juego SimCity. Se está produciendo un desarrollo urbano en el que los espacios virtuales y físicos se hibridan, al igual que los entornos virtuales se construyen como imagen de los espacios físicos, estos últimos comienzan a tomar como modelos de proyección el ciberespacio. Fuente. En: http://www.meristation.com/pc/simcity/avance-juego/1762983/1797826

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Podemos además establecer una analogía entre la ciudad física y el ciberespacio, al igual que vimos entre la ciudad y el chip o la ciudad e internet, para ello destacaremos la característica, a nuestro entender más relevante, de este último concepto de ciudad y que, paradójicamente, contraviene su definición como ficción. ...cuando no se trata, como afIrma Wakabayashi (2002) de si la ciberciudad es “real” en el sentido ordinario, sino de que si más acciones sociales y relaciones se integran en ella, sus consecuencias se convierten, indudablemente en reales y corpóreas. En denitiva, son las prácticas sociales y los significados (y un poco más) los que constituyen lo real, y por tanto la ciudad es perfectamente real, en tanto que practicada. (VIVAS Y LÓPEZ, 2006). Esperamos que sirva para nuestro estudio esta reflexión a la hora de enfrentar los espacios virtuales o cibernéticos, en este caso, como espacios públicos válidos, que aún sin ser presenciales o físicos, son reales y mucho tienen que ver con la actual forma de enfrentar la construcción de los nuevos espacios de interacción social.

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BIBLIOGRAFÍA.

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1. TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.



1. TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control. Si se impone la tecnología de la inteligencia integrada de forma ubicua, los vehículos y los diferentes sistemas mecánicos y eléctricos de los edificios se convertirán en robots especializados, que podrán responder de manera inteligente a los entornos mayores en los que están integrados Además, los recursos se gestionan de forma más sofisticada y los efectos en los modelos de uso de espacio y en los sistemas de edificios serán inimaginables. (MITCHELL, 2007:3).

Para comprender el funcionamiento de los servicios urbanos a partir de la aplicación de las nuevas tecnologías volvemos al concepto de ciudad inteligente descrita por Mitchell. A lo largo de la historia del desarrollo urbano, la introducción de nuevas tecnologías ha supuesto una mejora o un incremento en los servicios urbanos. Así, encontramos la introducción del abastecimiento de agua y las calzadas por parte de los romanos, en el siglo XVIII la construcción de los canales de navegación, la aparición del tendido eléctrico en la ciudad industrial del siglo XIX, junto con el ferrocarril y el tranvía. Más tarde el auge del automóvil y ya en el siglo XX las autopistas e internet, por nombrar algunas tecnologías que han transformado revolucionariamente lo urbano. En las ciudades contemporáneas los servicios urbanos comienzan a regirse por la aplicación de las TICs, por la introducción de nuevos sistemas informáticos aplicados a las infraestructuras urbanas de forma ubicua. Para comprender el funcionamiento de los nuevos sistemas de servicios urbanos recordamos la estructura descrita por Mitchell de nervios (redes de telecomunicación digital), cerebros (inteligencia de forma ubicua), órganos sensoriales (sensores) y el conocimiento y competencia cognitiva (el software). La aplicación de los nuevos sistemas computacionales, informáticos, a las nuevas realidades urbanas viene definido por el concepto URBÓTICA, que se desprende de esa tercera ola tecnológica que distinguía a las ciudades inteligentes. En efecto, este tipo de sistemas surge de una evolución natural de los sistemas informáticos, que empezó con los primeros grandes ordenadores centrales (mainframes), pasando a los ordenadores personales (que pusieron la informática al alcance de todo el mundo), a los dispositivos móviles (teléfonos, tablets, etc.) y, llegando en la actualidad, a lo que podemos denominar computación ubicua y pervasiva. Es decir, la informática disponible en cualquier ambiente y empotrada en todos los objetos y cosas: edificios, aparatos, etc. (NAVARRO BUITRAGO Y PIATTINI VETLTHUIS, 2011:24). La primeras aplicaciones de la informática en los espacios arquitectónicos se inició en el ámbito doméstico, de ahí la domótica. Más tarde, se extendió a los edificios industriales o de oficinas, tratándose como inmótica, cuya consecuencia es una mejora considerable en el funcionamiento de los mismos.

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TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

La aparición de estas nuevas tecnologías en los espacios públicos viene de la mano de la urbótica o urbanótica, también denominada en otras ocasiones como domótica urbana, en relación a los primeros modelos de aplicación. 4

El término urbótica proviene de la suma del término latín urbs, que significa ciudad, y de la palabra francesa automatique que significa automático. Dicho esto, podemos situar el origen de la urbótica en los años 60, con el surgimiento de los autómatas programables de la industria automovilística. A estos primeros autómatas se añadió en los 70 la tecnología de los microcontroladores y en los 80 se incorporaron los microprocesadores. Ahora, estos autómatas se emplean en todos los sectores de la industria, teniendo aplicación en la domótica y, por ende, en la urbótica. Por tanto, definimos la urbótica como el conjunto de servicios e instalaciones públicas que se encuentran automatizados en una ciudad con el fin de mejorar la gestión energética, la seguridad, el bienestar o confort, las comunicaciones de todos los usuarios de estos servicios públicos y la calidad de vida de los ciudadanos. (NAVARRO BUITRAGO Y PIATTINI VELTHUIS, 2011). La urbótica se erige, entonces, como principal elemento constituyente de las ciudades inteligentes, tejiendo esa compacta telaraña de conexiones definida por Mitchell. Como veremos en el desarrollo de cada uno de los epígrafes de este capítulo, la urbótica se encuentra presente en la nueva configuración de los servicios públicos o urbanos comprendiendo campos tan diversos como la movilidad, la eficiencia energética, la gestión de infraestructuras o la seguridad. Atendiendo a la estructura tomada por las ciudades inteligentes de nervios, cerebros, órganos sensoriales y conocimiento, la urbótica adopta un funcionamiento acorde a dicho sistema capturando información del medio a través de cámaras y sensores, luego procesando y analizando dicha información para tomar decisiones y ejecutando las acciones correspondientes, optimizando recursos y aumentando la eficiencia , de acuerdo con los principios de ecología y economía de las e-topías. (NAVARRO, BUITRAGO, Y PIATTINI VELTHUIS, 2011). Al respecto de la urbótica en los espacios públicos haremos el estudio de algunas iniciativas y proyectos como OUTSMART o CIUDAD 2020, combinándolo con otras intervenciones artísticas que pongan en duda la bondad de estas nuevas tecnologías.

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Definición obtenida de: es.wikipedia.org

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TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

Imagen 9/10/11. Pavimento inteligente en la Plaza Mayor de Cáceres. Primera instalación de vía inteligente en España (2011), más tarde también se instaló en la Puerta del Sol (Madrid). Mediante la aplicación de tecnología Wifi, Bluetooth, Zigbee, RFID, se ofrece a los transeúntes la posibilidad de comprar entradas, utilizar aplicaciones de seguridad ciudadana, disfrutar de servicio de mensajería, internet, el empleo de dispositivos de localización de personas e información turística, cultural y de ocio, etc. La presencia de la tecnología aplicada a la urbótica es prácticamente imperceptible por el ciudadano, de forma que el espacio urbano no viene transformado por ella, no así la actividad urbana. Se trata de una tecnología omnipresente e invisible de modo que el transeúnte no es plenamente consciente del alcance que puede llegar a tener este tipo de tecnología en su vida urbana, sistemas de localización y vigilancia pueden ser empleados para el control de la vida en las ciudades en favor de ciertos intereses comerciales (estadísticas de uso mediante procesos de localización) o de otros intereses particulares.

Fuente. En: http://www.artmarketing.es/2011/04/la-plaza-mayor-de-caceres-sera-la-primera-instalacion-devia-inteligente-en-espana/ http://www.fayerwayer.com/2011/03/global-crossing-asume-responsabilidad-en-problemas-deinternet-de-algunos-isp/ http://www.mundokurioso.com/2012/05/pavimento-inteligente.html

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1.1. HIGIENE Y SALUD. El espacio público como espacio higienizado. Es preciso señalar que salubridad no es lo mismo que salud, pero se re fiere al estado del medio ambiente y sus elementos constituyentes que permiten lo mejor a ésta última. La salubridad es la base material y social capaz de asegurar la mejor salud posible a los individuos. Correlacionado con ella surge el concepto de higiene pública como la técnica de control y de modificación de los elementos del medio que pueden favorecer o perjudicar la salud. (FOUCAULT, 1974:18). Podemos encontrar los primeros procesos tecnológicos de la aplicación de la higiene y el cuidado de la salud sobre el espacio público en el nacimiento de la medicina social, cuyo origen y desarrollo fue descrito por Foucault. Dicha medicina social, germen de lo que sería la medicina moderna, se configura entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, en el contexto del sistema capitalista, suponiendo el paso de una medicina individualista, propia del medievo, a una medicina social. Foucault describe tres etapas en la formación de la medicina social; la medicina del Estado, la medicina urbana y la medicina de la fuerza laboral, cuyas características desarrollaremos estableciendo nexos con la problemática actual propia de los nuevos espacios públicos. Es en el nacimiento de estas nuevas prácticas médicas donde comienzan a aparecer aquellos fenómenos que ahora caracterizan el funcionamiento de los servicios urbanos relacionados con la salud y la higiene. Como modelo de medicina del Estado se toma el caso de Alemania. Esta práctica médica tiene como objeto de estudio el funcionamiento del Estado y sus recursos en un contexto en que Alemania empieza a unificarse como un único Estado a partir de otros pequeños estados heterogéneos, lo que hace obligatorio un profundo conocimiento del funcionamiento de cada uno de ellos. En este contexto, surge una práctica médica preocupada por el mejoramiento de la salud de la población, que anteriormente no se había dado. En un primer momento el control de la salud de la población se llevaba a cabo, simplemente, a partir de la elaboración de tablas de natalidad y mortalidad. Con la aparición de la medicina del Estado se origina una nueva figura, la de la policía médica (Medizinischepolizei). A parte de la normalización de la medicina como actividad profesional y la asunción por parte del Estado de la regulación de esta práctica; por primera vez se establece el control de la población a través de la medicina, el hecho de que este nuevo sistema sea denominado como “policía” médica implica el ejercicio del poder sobre la población a través de la práctica médica, la población será registrada y clasificada en función de parámetros médicos, al igual que se ejercerá control sobre los profesionales y la actividad profesional; comienza a haber una regulación de las actividades que se realizan en la ciudad. Se produce un proceso de cambio en el que el control pasa de ejercerse sobre una colectividad, a realizarse sobre el propio cuerpo del individuo. Si bien mediante la implantación de la medicina del Estado se pretende el control tanto del Estado como del propio individuo o ciudadano, es en el concepto de medicina urbana donde encontramos los primeros indicios de control no sólo poblacional, sino del espacio urbano. Es en el seno de la medicina urbana, en sus efectos sobre la ciudad, sobre el entorno urbano, donde encontramos el origen de las principales cualidades que describen los espacios públicos

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de las actuales ciudades. La medicina urbana no es realmente una medicina del hombre, del cuerpo y del organismo, sino una medicina de las cosas: del aire, del agua, de las descomposiciones, de los fermentos; es una medicina de las condiciones de vida del medio de existencia. (FOUCAULT, 1974:18). Para describir el concepto de medicina urbana Foucault toma el caso de Francia. El surgimiento de esta práctica médica tiene lugar a finales del siglo XVIII, y si bien la medicina del Estado se apoyaba en el propio Estado, la urbana tiene su razón de ser en la urbanización, en las estructuras urbanas. Nació entonces lo que podía calificarse de temor urbano, miedo a la ciudad, angustia ante la ciudad, con ciertas características: miedo a los talleres y fábricas que se están construyendo, al hacinamiento de la población, a la excesiva altura de los edificios, y también a las epidemias urbanas, a los comentarios cada vez más numerosos y que van invadiendo la ciudad; miedo a las cloacas, a las cuevas sobre las que se construían las casas expuestas al peligro de desmoronarse. (FOUCAULT, 1974:12). Foucault encuentra en este punto, en la aparición del temor urbano, el origen de los grandes cambios que se suceden en el espacio urbano. Este fenómeno tiene lugar frente a una situación política caracterizada por los cambios producidos por la unificación de las ciudades y de la población de las mismas. Como consecuencia, surgen una serie de revueltas que desembocan en un mayor control político sobre la ciudad, ejercido a través de la reconfiguración del espacio urbano. Frente al miedo a las epidemias y enfermedades aparecen una serie de cambios, un mayor control de la población, una reubicación de las instituciones sanitarias, una zonificación de la ciudad, implantación y mejora de las infraestructuras, rediseño de los espacios de circulación, etc. Podemos establecer una distinción entre las medidas tomadas en las ciudades antes y después de la aparición de la medicina urbana, de forma que anteriormente el control se ejercía únicamente sobre el individuo y con la aparición de esta nueva práctica médica prima el control sobre el espacio urbano, sin desaparecer efectivamente el control sobre el individuo. En la Edad Media, en cuanto se descubría un caso de lepra era inmediatamente expulsado del espacio común, de la ciudad, desterrado a un lugar confuso donde su enfermedad se mezclaría con la de otros. El mecanismo de la exclusión era el de la puricación del medio urbano. Medicalizar a un individuo significaba separalo y, de esta manera, purificar a los demás. Era un medicina de exclusión. (FOUCAULT, 1974:14). La puesta en práctica de las medidas surgidas de la medicina urbana comienza creando espacios de exclusión, espacios de excepción (AGAMBEN, 2003), los individuos son expulsados del entorno urbano para ser recluidos en hospitales y lazaretos. Los cementerios y los mataderos también se sacan fuera de la ciudad. Los enfermos, los locos, los pobres, comienzan a ser vistos como amenazas para la higiene y salud del conjunto de la población. También podemos hablar de heterotopías (FOUCAULT, MICHEL,1967), descritas como 48


HIGIENE Y SALUD. El espacio público como espacio higienizado.

Imagen 12. Hospital de los apestados. Autor: Goya. (1808-1810). Colección Marqués de la Romana. Madrid, España.

Imagen 13. Corral de Locos. Autor: Goya. (1974). Meadows Museum. Dallas, Texas.

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TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

especies de contra‐emplazamientos, especies de utopías efectivamente realizadas en las cuales los emplazamientos reales, todos los otros emplazamientos reales que se pueden encontrar en el interior de la cultura están a la vez representados, cuestionados e invertidos, especies de lugares que están fuera de todos los lugares, aunque sean sin embargo efectivamente localizables. Si con la medicina urbana se pretendía un entorno urbano salubre, los otros lugares, los lugares de enfermedad y muerte, se convierten en contra-emplazamientos y se expulsan del entorno urbano. Lo mismo que sucede con los individuos, con la medicina urbana se excluye la enfermedad del espacio urbano, desplazando fuera de la ciudad los lugares de los enfermos, que lógicamente son también expulsados. Podemos decir, de esta manera, que con la llegada de la medicina urbana las heteropías como lugares que están fuera de todos los lugares se hacen efectivas, si bien antes eran heterotopías por poseer un funcionamiento distinto al del resto del espacio urbano, ahora confirman su naturaleza siendo alejados del centro urbano para ser trasladados a la perifería. Esta dinámica de la exclusión llega hasta nuestros días creando periferias urbanas de pobreza y enfermedad. Si en el medievo la inmundicia y la suciedad formaban parte del espacio urbano, los efectos de esta expulsión y de la introducción de las tecnologías de la higiene con la recogida y exclusión de la basura, llevan al espacio urbano a un espacio de dualidad que no sólo excluye basura, epidemias y enfermedades sino también individuos. ...la peste. En este caso la medicina no excluía ni expulsaba al enfermo a una región tétrica y llena de confusión. El poder político de la medicina consistía en distribuir a los individuos unos al lado de otros, aislarlos, individualizarlos, vigilarlos uno a uno, verificar su estado de salud, comprobar si vivían o habían muerto y en mantener así a la sociedad en un espacio dividido, inspeccionado constantemente vigilado y controlado por un registro. (FOUCAULT, 1974:14). El otro aspecto de la aplicación de estas nuevas tecnologías es la creación de espacios de control y vigilancia, no sólo se refiere a los hospitales, sino que dicho control se ejercía también sobre el espacio privado de las viviendas, como en el caso de la aplicación del reglamento de emergencia. El entorno urbano comienza a zonificarse según espacios salubres e insalubres, nuevamente se hace patente la dualidad del espacio. Esto ha llegado hasta nuestros días, en la ciudad contemporánea las nuevas tecnologías de la salud se hibridan en los espacios públicos clasificándolos, apareciendo, así, zonas libres de humos, zonas urbanas de atmósfera protegida, espacios cardioprotegidos.... Resulta evidente que las nuevas tecnologías de vigilancia y control de las ciudades contemporáneas tienen también su origen en los inicios de estas prácticas médicas. Analizar los lugares de acumulación y amontonamiento de todo lo que en el espacio urbano podía provocar enfermedades, lugares que generaban y difundían fenómenos epidémicos o endémicos. Se trataba fundamentalmente de los cementerios...comenzaron las primeras grandes emigraciones de los cementerios hacia la periferia de la ciudad alrededor de 1780. Otro ejemplo es el caso de los mataderos, también situados en el centro de París, respecto a los cuales se decidió, después de consultar con la Academia de Ciencias, instalarlos en los alrededores de la ciudad... (FOUCAULT, 1974:14-15). 50


HIGIENE Y SALUD. El espacio público como espacio higienizado.

Imagen 14. Espacios cardioprotegidos. Tótem digital que incorpora un desfibrilador para uso público. En sus pantallas se pueden difundir mensajes de emergencia a la población, contenidos sobre salud pu"blica, búsquedas de personas desaparecidas, técnicas para salvar vidas... Fuente. En: http://www.rpsaudiovisuales.com/empresa/partners/infinitus/infinitus-imotion.asp?area=_alianzas

Imagen 15. Panel de control de niveles de contaminación (Zaragoza). La creación de zonas urbanas de atmósfera protegida traerá consigo medidas como limitar el acceso a los vehículos más contaminantes, tasas por emisiones, fomento de automóviles eléctricos o híbridos. Fuente. En: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/temadia/el-ayuntamiento-de-zaragoza-estudia-crear-

Imagen 16. Como ejemplo de tejido inteligente mostramos WEAR AIR, camisetas expresivas para la detección de calidad del aire. La camiseta indica la medida compuestos orgánicos volátiles (COV) y la expresa públicamente a través de los niveles de expresión visual de patrones. Se trata de una tecnología de acercamiento entre el ciudadano y su entorno, donde se obtiene un mayor conocimiento de éste. Fuente. En: http://www.viainteligente.com/articulos/WearAir.pdf

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TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

También en este momento es donde se originan los primeros análisis de la salubridad de los entornos urbanos, el espacio urbano empieza a registrarse según sus características higiénicas. El control que se ejercía entonces se ve reflejado en los modelos de ciudad inteligente mediante el empleo de la tecnología propia de los sensores de análisis de aire, o incluso usando como medio el propio individuo. En el empleo de tejidos inteligentes para el análisis y control del estado del aire, el control de los niveles de polución del medio ambiente, vemos un ejemplo claro de la conexión entre el individuo y el entorno urbano característica en las ciudades contemporáneas, donde el practicante de la ciudad recibe información del entorno en el que se mueve, de modo que se produce una hibridación no sólo entre espacio público y tecnología, sino que también implica al individuo, por lo que la participación del ciudadano en el entorno que habita se hace más plena. Pero ¿cómo mantener las cualidades del aire en una ciudad y lograr un aire sano cuando este está bloqueado y no puede circular entre los muros, las casas, los recintos, etc.? Surge entonces la necesidad de abrir grandes avenidas en el espacio urbano para mantener el buen estado de salud de la población. (FOUCAULT, 1974:16). Como vemos, los cambios en el diseño de las ciudades, de las calles y plazas, la aparición de las grandes avenidas, no sólo responde, como se puede pensar, a la introducción del automóvil o de otros medios de transporte como pudiera ser el tranvía o el ferrocarril, sino que también tiene que ver con las medidas higiénicas que se tomaron a finales del siglo XVIII, de ahí la relevancia de la medicina, de la salud y la higiene, en la configuración de los espacios públicos modernos. Por ello decimos que el alcance de las tecnologías de control de la higiene y salud de la población es bastante considerable en el desarrollo urbano, debido al hecho de que muchos de los lugares importantes dentro de la actividad urbana fueron trasladados a la periferia, porque el mismo tejido urbano cambió en su concepción inicial y porque la percepción que el ciudadano tenía de su entorno y la manera en que actuaba sobre él se vio trastocada. Otra gran finalidad de la medicina urbana fue la organización de lo que podríamos llamar distribuciones y secuencias. ¿Dónde colocar los diferentes elementos necesarios a la vida común de la ciudad? Se planteaba el problema de la posición recíproca de las fuentes y los desagües o de las bombas y los lavaderos fluviales. ¿Cómo evitar la filtración de aguas cloacales en las fuentes de agua para beber? (FOUCAULT, 1974:16). La importancia que tiene en el diseño de las ciudades la creación de un sistema de abastecimiento y recogida de aguas no radica en el siglo en que se impuso la medicina urbana, sino que debemos retrotraernos a los modelos griegos o romanos, con sus acueductos y redes de alcantarillado. Esta infraestructura hidraúlica tuvo un mayor impacto visual en aquellas ciudades que los nuevos sistemas en las ciudades contemporáneas, debido a que las nuevas tecnologías persiguen cada vez más el principio de no visibilidad; mientras, podemos ver que algunas ciudades de origen romano, como Segovia, por nombrar la más conocida, configura gran parte de su imagen pública en base a la implantación de su infraestructura hidraúlica, a la monumentalidad arquitectónica de la misma; quizás sea este un claro ejemplo de desarrollo tecnológico en el espacio público, de la importancia que tiene o tuvo la tecnología en la confección de los entornos urbanos, al igual que sucede en las ciudades inteligentes. El desarrollo de las infraestructuras de abastecimiento y recogida de aguas ha sido 52


HIGIENE Y SALUD. El espacio público como espacio higienizado.

desigual a lo largo de la historia, de modo que el sistema de recogida de aguas residuales, sobre todo las pertenecientes al ámbito privado, fue olvidado en el medievo, volviendo a resurgir entre los siglos XVIII y XIX con la irrupción de las epidemias en Europa. Esta nueva tecnología hidraúlica, surgida a raíz de la medicina urbana, es la base del sistema de alcantarillado moderno, (Edwin Chadwick, Hamburgo, 1842). Fue ideada para evitar la expansión de las enfermedades e introdujo el doble sistema, de forma que se separaban las aguas de consumo de las residuales, evitando de este modo la propagación de enfermedades a través de las mismas, una vez solucionado el problema de la circulación de aire. Esta tecnología ha ido evolucionando hasta las ciudades contemporáneas de forma que se ha incrementado el control sobre los contaminantes del agua, a través de los dispositivos de control de componentes nocivos o mediante los sistemas de depuración que, al igual que los cementerios y hospitales, son trasladados a las afueras de la ciudad, o también mediante la separación de las aguas pluviales de las fecales, que supone un mayor aprovechamiento de las mismas. Mediante el ejemplo de Inglaterra, Foucault nos introduce en el concepto de medicina de la fuerza laboral. Esta surge en un contexto de temor por parte de las clases acomodadas frente a las posibles enfermedades y contagios en el contacto con el proletariado y las clases pobres. Tomemos esta situación como claro ejemplo de discriminación y exclusión urbana a raíz de la aplicación de las tecnologías por la higiene y la salud. A partir de esa época, se decidió dividir el recinto urbano en sectores pobres y ricos. Se consideró que la convivencia de pobres y ricos en un medio urbano entrelazado constituía un peligro sanitario y político para la ciudad, y ello organizó el establecimiento de barrios pobres y ricos, con viviendas de pobres y de ricos. (FOUCAULT, 1974:20). Es posible que este fuera uno de los primeros sistemas de discriminación y exclusión urbana. Los nuevos dispositivos de higiene pública pervertían el concepto de espacio público como espacio de accesibilidad, por lo que el disfrute del mismo solo era permitido a ciertas clases sociales. Otra de las consecuencias de la medicina de la fuerza laboral, como ya vimos en los efectos de la medicina urbana, es la zonificación de la ciudad, su parcelación en sectores ricos y pobres, aunque en este caso mucho más acentuada. Los pobres, expulsados a la periferia, eran privados de los privilegios del espacio público y de las bondades de las nuevas ciudades. Este fenómeno de cuarteamiento de la ciudad en sectores ricos y pobres nos recuerda a las ciudad de Buenos Aires descrita por FRANCESC MUÑOZ (2008) o a la ciudad dual de MANUEL CASTELLS (1995), donde los procesos capitalistas de globalización de la economía produce modelos urbanos regidos por la desigualdad y la exclusión urbana. Los pobres de la ciudad hacían diligencias, repartían cartas, recogían la basura, retiraban de las ciudades muebles, ropas y trapos viejos que luego redistribuían o vendían, etc. Formaban parte de la instrumentación de la vida urbana. En esa época las casas no estaban numeradas ni había servicio postal y nadie mejor que los pobres conocían la ciudad con todos sus detalles e intimidades y cumplían una serie de funciones urbanas fundamentales, como el acarreo de agua o la eliminación de desechos. (FOUCAULT, 1974:19). Vemos como el desarrollo tecnológico aplicado a los servicios urbanos, recogida de desechos, distribución de agua..., se caracteriza por el paso de la realización por parte del 53


TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

hombre de dichos trabajos a través de útiles y herramientas, evidentemente tecnología, a una automatización de esta misma actividad en las ciudades contemporáneas; como ya señalamos en la descripción de la urbótica y las ciudades inteligentes. La monitorización de las nuevas ciudades, el control mediante sensores o cámaras, se aplica a todos los niveles de actividad urbana. Se controla al individuo y, como veremos en el desarrollo de otras actividades, también controla el espacio urbano, medido y vigilado, de forma inteligente, para una mejora de las condiciones de vida. De forma semejante al proceso de separación de recogida de aguas, la recogida de desechos se comienza a caracterizar, ya a finales del siglo XX, por una separación de los residuos, el reciclaje urbano, que empieza a ser uno de los principios fundamentales para la protección del medioambiente, y que, por lo tanto, repercute tanto en la calidad del aire como en la del agua. Estos dos fenómenos, el de automatización y el de reciclaje, se hacen presentes en las ciudades contemporáneas mediante distintas tecnologías, como los sistemas neumáticos de clasificación y recogida de basuras, los sistemas de identificación y control de llenado de contenedores, etc. Aparecen multitud de iniciativas, que nos resultaría imposible abarcar en este estudio, que no es más que un mero acercamiento a la problemática de los nuevos sistemas de infraestructuras urbanas de sensores y microchips; aún así nos parece interesante mostrar algunos ejemplos o iniciativas posibles en un futuro gracias al desarrollo de la urbótica. De entre ellas se describen: la asistencia de emergencias mediante pulsadores móviles, pulseras o llaveros, asistencia médica remota, la información de presencia de alergómenos en el ambiente, información sobre la calidad ambiental, detección de fugas de agua o gas, detección de presencia de contaminantes, recogida y almacenamiento de datos de la ciudad. También existen nuevos sistemas donde el transporte público capta datos de contaminantes de toda la ciudad y vuelca esos datos en las zonas habilitadas con pavimento inteligente, control individualizado de cada punto de consumo de energía, control de plagas, etc. Todo ello proporciona una serie de beneficios pero a su vez conlleva un gran ejercicio de poder y control sobre la actividad urbana, sobre el individuo, a través, por ejemplo, del uso de localizadores (pulseras, llaveros, pulsadores). De esta manera la tecnología motivada en un principio para la mejora de la higiene en el espacio urbano redundará en un incremento de los sistemas de vigilancia, seguimiento y control de los ciudadanos.

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HIGIENE Y SALUD. El espacio público como espacio higienizado.

Imagen 17. Programa Gestión de recogida de residuos perteneciente al proyecto OUTSMART. Cluster Alemania (Berlín). El proyecto OUTSMART contiene diferentes programas adscritos a diferentes ciudades europeas de modo que éstas mejoren las condiciones de salud e higiene a partir de la implementación de los sistemas tecnológicos, en este caso es un programa de gestión de los contenedores públicos de residuos. Se basa en la teoría de “Limpieza Just-in-time” de los contenedores públicos. Sobre 20.000 contenedores de basura públicos en la ciudad de Berlín eran vaciados según la propia experiencia y el buen ojo, sin ninguna información sobre el estado actual. Se realizará una automatización de procesos e integración de datos provenientes de sensores y usuarios, así los principales objetivos de este programa serán: - La monitorización del nivel de llenado y frecuencia de uso de los contenedores de basura públicos. - La creación de una red de comunicaciones de seguimiento. - Optimización de las rutas de vehículos de recogida de basura. - Identificación de las papeleras dañadas o llenas. - Optimización del tratamiento de los residuos. - Apoyo económico a los empleados de las empresas de limpieza de la ciudad. Los mayores beneficios serán: - Reducción de CO2 debido a la optimización de las rutas. - Mayor sensación general de trabajo para la limpieza pública. - Mejora de la imagen pública de la ciudad. - Reducción de los esfuerzos y costos para el procesamiento de residuos. Fuente. En: http://fi-ppp-outsmart.eu/en-uk/Pages/default.aspx

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TECNOLOGÍA Y SERVICIOS URBANOS. De la domesticación a la vigilancia y el control.

Imagen 18. Programa Gestión de inundaciones y alcantarillado perteneciente al proyecto OUTSMART. Cluster Dinamarca (Aarhus). Normalmente en las ciudades, la capacidad del alcantarillado es llevada hasta el límite en días de fuertes lluvias causando el desborde de las tuberías de alcantarillado y en ocasiones contaminando el suministro de agua. Frente a esta situación, este programa ofrece: - Monitorizado de los niveles de capacidad del sistema de alcantarillado. - Obtener información del servicio meteorológico. - Modelos predictivos de la capacidad del alcantarillado. - Identificación de contaminaciones. - Informar a la población de las zonas afectadas por los contaminantes. - Instalación y monitorización de separadores de agua y aceite. - Monitorizar el consumo de energía de las estaciones de bombeo y plantas de tratamiento. - Supervisar el rendimiento de las estaciones de bombeo y plantas de tratamiento. - Correlación de los caudales de agua y consumo de energía. - Instalación de contadores de agua sociales e inteligentes. (supervisión inalámbrica del consumo de agua, datos de consumo de agua compartidos mediante medios de comunicación social)-(crear incentivos para el ahorro, por ejemplo, crear interfaces inteligentes de usuario para el presupuesto y el control de su consumo). Los posibles beneficios serán: - Aumento en la seguridad del agua potable. - Informar sólo a las personas afectadas. - Aumentar la eficiencia en la gestión del desborde de alcantarillado en momentos de fuertes lluvias. - Aumento de la seguridad del agua potable. - Prevención de los desastres ambientales. - Alivio de la operación de la planta de tratamiento y el seguimiento. - Mejor comprensión de uso de energía y del nexo de agua y energía. - Identificación de las bombas de menor rendimiento. - Ahorro de energía y costo. - Mejores datos para la planificación de la red sostenible de agua. - Mejor comprensión del consumo de agua de uso. - Ahorro de agua y energía. Fuente. En: http://fi-ppp-outsmart.eu/en-uk/Pages/default.aspx

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1.2. TRANSPORTE Y MOVILIDAD. El espacio público como espacio motorizado. Para comprender el paradigma actual de movilidad que rige en las ciudades contemporáneas hemos de prestar atención a los cambios sufridos en los conceptos de espacio y tiempo¹ en el origen y desarrollo del capitalismo y su influencia en los modelos urbanos. Las consecuencias que ha traído consigo esta modificación del modelo espacio-tiempo ha sido crucial en la configuración de los nuevos entornos urbanos, responsable de los nuevos sistemas de comunicación entre personas, objetos y lugares, en los nuevos modos interactivos entre el ciudadano y el espacio público, en el cambio en la percepción de los espacios y distancias, en la evolución del tejido urbano y por supuesto en la actividad urbana. La compresión, o si se quiere, la aniquilación del espacio a manos del tiempo, en términos marxistas, sería la consecuencia lógica de la progresiva introducción de tecnología para facilitar y reducir el tiempo necesario en las comunicaciones entre personas y territorio. (MUÑOZ, 2008:23). La revolución en los sistemas de transporte de mercancías y personas, sobre todo entre los siglos XVIII y XIX con la industrialización de las ciudades, supuso una cambio radical en la relación que se establecía entre espacio y tiempo, de modo que un incremento de velocidad en los procesos o las actividades urbanas y mercantiles, trajo consigo un nuevo modo de estar en el espacio. La búsqueda de una mayor productividad que acarrearon los cambios socioeconómicos desde los siglos XVI y XVII, iniciaron las mejoras de las comunicaciones, lo cual se vio resuelto con la llegada, en la Era Industrial, de revolucionarios sistemas de transporte y nuevos sistemas productivos. En el desarrollo de las sociedades modernas, los características del espacio se han visto modificadas como consecuencia de la aceleración de los procesos de comunicación , ya sea de personas, de objetos o de lugares. Así, se inician procesos paralelos en la unificación tanto del tiempo como del espacio, de forma que el espacio se vuelve global y el tiempo mundial. Las nuevas tecnologías aplicadas a los sistemas de comunicación y transporte, traen consigo el hecho de que ahora todos compartamos el mismo tiempo y el mismo espacio, aunque con diferentes acentos.² La puesta en práctica del tiempo real de las nuevas tecnologías es, se quiera o no, la puesta en práctica de un tiempo sin relación con el tiempo histórico, es decir, un tiempo mundial. El tiempo real es un tiempo mundial. (VIRILIO, 1997:15). Con las nuevas tecnologías, la introducción de sistemas mucho más veloces que permiten la ubicuidad y el deseo de la inmediatez, se ha hecho posible que el tiempo se reduzca al instante actual, al momento, al presente; los nuevos sistemas de comunicación hace que todos compartamos el mismo tiempo, la misma historia, desaparece la historia local al igual que los

¹ Véase el libro coral Temporalidades contemporáneas, editado por C. Guerra, M. Pérez y C. Tapia. ² Eso nos dice Josetxo Beriain en su libro Aceleración y tiranía del presente. Madrid. Anthropos. 2008.

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Imagen 19/20. Manifestaciones públicas en la avenida de la Constitución(Sevilla). Fuentes. En: http://www.albertoyoan.com/2012_03_01_archive.html; http://elcorreoweb.es/2013/06/15/hoy-secumplen-cuatro-anos-de-la-manifestacion-que-acabo-con-lopera/

Imagen 21/22. Cambios en el transporte en la Avenida de la Constitución(Sevilla). Fuentes. En: http://betisdelayer.com/2011/07/10/el-camino-hacia-la-plaza-nueva-titulos-en-el-corazon/; http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=541053&page=3

Imagenes 23/24/25. Avenida de la Constitución (Sevilla) a principios del siglo XX. La llegada a las ciudades de los nuevos sistemas de transporte, como el coche, supusieron importantes cambios en el trazado urbano, como la ampliación de la avenida de la Constitución en su encuentro con la calle Alemanes. Fuente. En: http://elpasadodesevilla.blogspot.com.es/2013/04/la-punta-del-diamante-y-gran-capitan.html

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espacios dejan de ser referentes locales para convertirse en espacios globales, compartidos por todos, a su vez homogéneos y carentes de identidad. Sin embargo, frente a esta nueva idea de espacio global, surge una paradoja, un nuevo proceso de segregación y compartimentación espacial, también fruto de la evolución en los sistemas de comunicación y transporte, que definirán nuevas tipologías urbanas basadas en la división de los espacios y en la creación de entornos monofuncionales. El problema principal es que el espacio ‐lejos de hacerse permeable al intercambio de experiencias y culturas, gracias a la enorme movilidad de la que se dispone‐ acaba segregándose brutalmente en compartimentos estancos que sólo disponen de entradas y salidas controladas y vigiladas (tanto en los guetos ricos como en los pobres). (PÉREZ HUMANES, 2010: 110). Otra de las principales alteraciones que han sufrido los términos espacio y tiempo, dentro de las sociedades capitalistas, es su inevitable evolución hacia elemento u objeto de consumo. Es fácil asimilar la idea de espacio como objeto con el que comercializar y es posible que esto se haya producido, aunque en menor medida, mucho tiempo atrás en la historia de las ciudades; sin embargo la noción de tiempo como objeto consumible es mucho más revolucionaria o, en cualquier caso, más influyente en las nuevas formas de habitar las ciudades. La realidad del tiempo ha sido reemplazada por la “publicidad” del tiempo. (DEBORD, 1995:97). La idea de una mayor productividad establece una relación más cercana entre la mercancía y el tiempo, entre el capital y el tiempo; de modo tal que el tiempo pasa directamente a convertirse en mercancía, en objeto de consumo. Nos atrevemos a decir que uno de los objetos de consumo más importante de las nuevas sociedades es el tiempo, más aún el tiempo libre y de ocio. Tal como explica Hanna Arendt (1958); La revolución industrial ha reemplazado la artesanía de la labor, con el resultado de que las cosas del Mundo Moderno se han convertido en productos de la labor cuyo destino natural consiste en ser consumido, en vez de productos del trabajo destinados a usarlos. Paralelamente, tanto el tiempo como los espacios han pasado de ser usados a ser consumidos, como abordaremos en la irrupción o revolución del concepto de turismo frente al antiguo concepto de viaje. La diferencia que existe entre consumir objetos y usarlos radica en el tiempo de relación que se establece entre el individuo y el objeto. De este modo el tiempo se convierte en algo fugaz, al igual que las relaciones entre el ciudadano y los nuevos entornos urbanos son efímeras. Si los espacios han dejado de usarse, es poco probable que el ciudadano llegue a identificarse con él, o consiga asimilarlo como algo suyo, por lo cual los espacios, más aún los públicos, pierden ese carácter de identitario. ...se sabe que el ahorro de tiempo buscado constantemente por la sociedad moderna ‐ya se trate de la velocidad en el transporte o del uso de las sopas de sobre‐ se traduce positivamente para la población de los Estados Unidos en el hecho de que la sola contemplación de la televisión le ocupa por término medio entre tres y seis horas diarias. La imagen social del consumo del tiempo, por su parte, está exclusivamente dominada por los momentos de ocio y de 59


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vacaciones, momentos representados “a distancia” y postulados como deseables como toda mercancía espectacular. (DEBORD, 1995:96). Subproducto de la circulación de mercancías, la circulación humana considerada como un consumo, el turismo, se reduce fundamentalmente al ocio de ir a ver aquello que ha llegado a ser banal. La organización económica de la frecuentación de lugares diferentes es ya por sí misma la garantía de su “equivalencia”. La misma modernización que ha retirado del viaje el tiempo le ha retirado también la realidad del espacio. (DEBORD, 1995:103). Nuevamente, retomamos el tiempo y el espacio como producto de consumo en las sociedades contemporáneas para ahondar en el fenómeno actual del turismo. Uno de los momentos clave para la intensificación del turismo, sin obviar la importancia de la masificación del uso del vehículo a principios del siglo XX o el empleo del ferrocarril en los siglos XIX y XX, es la aparición del transporte aéreo para pasajeros, antes centrado en el transporte de mercancías. La introducción, en 1947, del Boeing 747, que podía llevar desde 360 a 500 pasajeros en vuelos regulares, supuso la socialización de este tipo de transporte y la intensificación del turismo tanto nacional como internacional; surgía, entonces, la posibilidad de recorrer largas distancias con una reducción importante del tiempo empleado. El tiempo para la realización del viaje se reduce en extremo de modo que la importancia del lugar visitado también desaparece, así los lugares pierden su función inicial, ya no son usados según fueron concebidos, sino que son consumidos fugazmente según una imagen preconcebida, que ayuda aún más si cabe a la inmediatez de esta actividad. Mitchell señala la desmovilización y la deslocalización como dos de las consecuencias de la introducción de las nuevas tecnologías de transporte y comunicación en las ciudades contemporáneas. Los nuevos sistemas telemáticos de comunicación, que Mitchell describe en E-topía (2001), supondrán un menor empleo de los sistemas de transporte, sobre todo a la hora de realizar operaciones burocráticas o desplazamientos de índole laboral. Se ha visto que los beneficios económicos y ecológicos no son tan inmediatos como se preveían, por lo que el empleo de los medios de transporte urbano no ha visto mermada su actividad. De un modo u otro el transporte y movilidad de personas en los entornos urbanos es necesario. Otro fenómeno descrito es el de la deslocalización, la separación de las cosas y las personas de su contexto, y la distorsión en la percepción real del espacio, a causa de la aceleración en las comunicaciones se erige un sistema espacial configurado por redes y nudos, donde la esencia del camino, la ruta, el itinerario o el recorrido, comienzan a ser afectados por la virtualidad de los nuevos sistemas de geolocalización , desapareciendo en el tiempo. El espacio físico y el virtual comienzan a hibridarse provocando la consecuente confusión por parte del usuario de los entornos urbanos. La calle, como elemento transitorio entre un lugar y otro, como ruta, como medio espacial de comunicación entre lugares, va perdiendo su entidad en favor de los nuevos dispositivos de realidad virtual, del mismo modo que sucede con la plaza. Creo que conseguí mis espuelas de “swarmer” cuando volé en el aeropuerto de DWF tarde una noche, me recogió un coche de alquiler con un sistema de navegación electrónico, el cual le dejó dirigirme, 60


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Imagen 26. La llegada del modelo Ford T a las ciudades en las primeras décadas del siglo XX, supuso una revolución en el transporte y movilidad urbanos, el sistema de producción más económico favoreció la compra y uso masivo del mismo en las calles de las ciudades, donde el peatón y el tranvía comenzaron a ceder su protagonismo en las calles, lo que trajo consigo una aceleración en la actividad urbana. Fuente. En: http://sembury.weebly.com/boom-time-society-in-the-20rsquosa-consumer-societyhenry-fordassembly-lines-and-the-model-t.html

Imagen 27. Sistema de autopista de Los Ángeles (Estados Unidos). El coche como nuevo sistema de transporte privado facilitó la comunicación entre ciudades cercanas y más tarde entre grandes nodos de producción , favoreciendo el desarrollo del capitalismo y el nacimiento de nuevos modelos de ciudad.. Fuente. En: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?p=14533538

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suavemente, a través del paisaje no diferenciado del Dallas suburbano (terreno completamente desconocido para mí) a un destino. Nunca hubiera estado allí si el destino no hubiera aparecido en el menú del sistema de navegación, en otras palabras, si no hubiera sido un punto de referencia (lugar conocido) electrónicamente reconocible. Cuando llegué, no tenía mapa mental de donde había estado. (MITCHELL, 2001: 01.3). Relacionado con la aparición de los nuevos sistemas de transporte y su hibridación tecnológica en el entorno urbano, surgen nuevas figuras en el espacio público, como consecuencia de las nuevas actividades que se producen en él, como puede ser el turismo. Se repite el fenómeno por el cual los elementos que constituyen el espacio público se ven modificado, en este caso la figura del ciudadano. Su forma de habitar la ciudad cambia, por lo que su sentido original se ve alterado en favor de una nueva generación de agentes urbanos. Encontramos así al turista, al trenseúnte, al territoriante, o las posteriores revisiones que se han hecho del flâneur baudelariano o del caminante extraviado de los situacionistas. ...estudiaremos la inversión de esa relación habitual entre viajero y receptor en la que el que viaja lo hace para conocer las culturas que están asentadas en el lugar de acogida y en donde permanecen intactas sus costumbres, sus hábitos y su identidad. Es posible que invirtiendo esta tradicional mirada haya que ver esa aldea rural y tradicional idealizada como una sala de tránsito parecida a las salas de esos intercambiadores de transporte (”estaciones” de autobuses, de trenes o aeropuertos). (PÉREZ HUMANES, 2010:129). Frente al concepto de viaje referido por J. Clifford (1999), surge una nueva práctica en torno a la idea de abandonar el hogar para ir a otro lugar, el turismo y con ello la nueva figura del turista. La distancia que prevalece entre el viaje y el turismo, entre el viajero y el turista deriva, como hemos señalado anteriormente, en una mayor celeridad del tiempo de desplazamiento y en la transformación del lugar en objeto a ser consumido; por otra parte, la mediación de las nuevas tecnologías en dicha práctica ha convertido una actividad cuyo propósito entraña obtener conocimiento en otra actividad donde dicho conocimiento es previo; difícilmente el turista se ve sorprendido en la búsqueda, su actividad se centra en constatar una imagen del lugar que ya tenía aprehendida, el espacio pierde su capacidad de sorpresa, lo inesperado deja de suceder en una actividad donde las experiencias están completamente programadas. El territoriante se presenta como el nuevo paradigma de ciudadano de los nuevos espacios urbanos. Éste surge en un contexto urbano en el que la masificación y multiplicación de los desplazamientos, así como la aceleración de los mismos, hacen que dejemos de denominara éstos como tal para calificarlos como flujos. Los nuevos sistemas de comunicación y transporte, ahora más tecnificados, han facilitado la realización de dichos desplazamientos, provocando un continúo movimiento de los agentes urbanos y de las mercancías.. Es decir, se trata de flujos, muchas veces cotidianos, entre puntos del territorio cada vez más distantes. Las relaciones urbanas se extienden así sobre espacios no estrictamente metropolitanos a partir de una utilización más intensiva de los medios de transporte ya existentes ‐como el automóvil, con las mejoras en redes básicas 62


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y orbitales, o el avión, con un uso mucho más masivo y doméstico del transporte aéreo ‐y también a partir del uso creciente de nuevos sistemas de transporte, como el tren de alta velocidad. (MUÑOZ, 2008:22). Los territoriantes son, por supuesto, habitantes o residentes de un lugar pero no sólo eso. Al mismo tiempo, son usuarios de otros lugares y visitantes aún de otros. En otras palabras, son habitantes a tiempo parcial, que utilizan el territorio de distinta forma en función del momento... (MUÑOZ, 2008:27). A este respecto Manuel Delgado (2007:105) establece una apreciación, donde pasa de hablar de territorio a territorializaciones; Empleando la terminología etológica, el espacio urbano no se parecería tanto a un “territorio” ‐entendido como una zona que un animal o grupo de animales defiende como exclusiva‐ como lo que los especialistas en conducta animal llaman un área familiar (home range), espacio frecuentado pero no reclamado como propio. Así, mas que de territorio cabría hablar de territorializaciones, esto es, de apropiaciones temporales de un espacio que nadie puede reclamar como privado, puesto que es por definición accesible a todos. El territoriante, que también engloba en sí el concepto de turista, distorsiona el concepto de habitante de la ciudad. El nuevo usuario metropolitano ejerce sus actividades en diversos lugares, por lo que podría pensarse que pertenece a todos ellos, o que todos ellos le son poseídos, pero la realidad es que se ha convertido en un individuo entre lugares, de forma que no pertenece a ninguno de ellos y ninguno le es propio; así, surge un nuevo practicante de la ciudad que difícilmente se identificará con un lugar o con una cultura local, al igual que el espacio que es practicado carece de la capacidad de representación de los individuos. Otro personaje que surge en el estudio de la movilidad de las nuevas sociedades es el flâneur de Charles Baudelaire, más tarde recuperado por Walter Benjamin y que puede

retomarse nuevamente en las ciudades contemporáneas tal como surgiere Renato Ortiz. Este personaje urbano, según lo describe Baudelaire, vaga por las calles, callejea, dejándose sorprender por lo que pueda suceder, por la espontaneidad de lo urbano, por la sorpresa, en oposición a lo expuesto en la disertación de la actividad del turista, en cuanto a fenómeno programado. Si bien el flâneur de Benjamín pretende una comprensión de la ciudad como un todo a través del paseo y la observación, el cambio estructural de las actuales ciudades frentes a las del siglo XIX, suponen un cambio en la descripción del flâneur que es propuesta por Ortiz del siguiente modo. ...un mundo globalizado en el cual el flâneur viaja en avión y tiene sus pasos medidos por la técnica y el mercado. Ya no es un observador de la ciudad, pues la propia idea de ciudad como un todo integrado se deshace. Al trasladarse por el espacio de la modernidad‐mundo, él construye un rompecabezas, construido por partes de París, capas de Río de Janeiro, rodajas de Nueva York. (ORTIZ, 2000:125). Si bien hemos considerado que la práctica urbana de recorrer la ciudad no queda obsoleta en las nuevas ciudades, cabe hacer alusión a los textos de Michel de Certau. Éste menciona esta actividad, la de caminar por la ciudad, como medio, no de lectura de la ciudad, a lo que obedece el término flâneur, sino de elemento de escritura sobre la misma. 63


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Imagen 28. Flâneur. El flâneur descrio por Walter Benjamin como figura presente en los nuevos espacios urbanos, como practicante de la ciudad contemporánea. Fuente. En: http://www.bifurcaciones.cl/2005/09/la-metropolis-y-la-vida-mental/flaneur/

Imagen 29. Fotograma película “Up in the Air” (2009, Jason Reitman) “Todos los detalles que odiáis de viajar para mi son cosas que me hacen sentir en casa” (Ryan Bingham). Podemos tomar a Ryan Bingham como paradigma de territoriante. Este fenómeno se lleva a tal extremo que dicho personaje carece de casa, de lugar fijo, es un habitante entre lugares. Fuente. En: http://bplusmovieblog.com/category/movies/page/50/

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El caminar del ciudadano como medio, como arte ejercido sobre el entorno urbano. Se comprende el acto de caminar como actividad creadora de tejido urbano, si un lugar no es practicado, caminado, no pertenece al entorno urbano, podría decirse que algunos de esos no‐ lugares, formulados por Marc Augé, los espacios entre espacios, los espacios residuales, no forman parte de la esencia metropolitana. Llegamos pues a una encrucijada, si nos situamos en el panorama contemporáneo en el que los espacios públicos, calles y plazas, espacios dispuestos para el paseo, para el arte de caminar, son cada vez menos recorridos, menos practicados, ano se que se emplee como lugar de paso, podría decirse que la ciudad tal como la concibe Certeau desaparece, si no es recorrida, si no es practicada, no existe. En los nuevos entornos metropolitanos este arte de caminar se ve sometido a la celeridad de la propia actividad urbana, quizás más programada. Ya no se trata reconocer la ciudad, sino de utilizarla como mero lugar de tránsito de un punto a otro, de un nodo a otro. Los paseos por la ciudad van desapareciendo en favor de trayectos mucho más cortos y seguros, propiciados por un objetivo inicial. El “abajo” al contrario “down”, a partir del punto donde termina la visibilidad, donde viven los practicantes ordinarios de la ciudad. Como forma elemental de esta experiencia, son caminantes, Wandersmänner, cuyo cuerpo obedece a los trazos gruesos y a los más nos [de la caligrafía] de un “texto” urbano que escriben sin poder leerlo. (DE CERTEAU, 1980:105). El acto de caminar es al sistema urbano lo que la enunciación (el speech act) es a la lengua o a los enunciados realizados. (DE CERTEAU, 1980:109). Paralelamente a la emergencia de diferentes agentes urbanos, aparecen nuevos modelos de ciudad, nuevas definiciones de la misma con base en la innovación tecnológica producida en el ámbito de la movilidad y sistemas de transporte. Estos nuevos espacios metropolitanos nacen de aquellos fenómenos antes descritos como la globalización o mundalización del espacio y el tiempo, la segregación del espacio, la ubicuidad del individuo o la telemática. La ciudad global definida por Saskia Sassen proviene de la dialéctica que se produce en el nuevo panorama mundial de centralización-descentralización. Si por un lado las nuevas tecnologías, los nuevos sistemas de transporte y comunicación, han posibilitado la dispersión de la actividad económica, por otro se intensifica la actividad financiera en determinadas localizaciones que se erigen como puntos de control de la actividad económica mundial. Se trata de un espacio que está centrado en el lugar, en el sentido de que está inserto en determinados emplazamientos estratégicos, y al tiempo es transterritorial, porque conecta emplazamientos que no están geográcamente próximos y, sin embargo, están intensamente conectados entre sí. (SASSEN, 1991:44). Relacionada y originada por la telemática se constituye la telépolis como modelo urbano que desdibuja, más aún, la dicotomía entre privado y público. La telemática, los nuevos sistemas de telecomunicación, han afectado profundamente a la forma de funcionar de las ciudades y ha repercutido en gran medida en su actividad, sobre todo en su actividad urbana. Actividades que anteriormente se llevaban a cabo en entornos públicos comienzan a tomar forma en espacios privados, y viceversa, lo cual se manifiesta claramente en el espacio público. En la telépolis el ámbito doméstico también se ve ampliamente modificado, ya que comienza a asumir procesos que no le eran propios, como puede ser el trabajo u otras 65


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actividades lúdicas y de relación social que antes tenían lugar en la calle. Desde otro punto de vista, la telépolis no define el nuevo espacio urbano según una morfología o esquema, no se adhiere a un modelo formal como la ciudad red o la ciudad chip. Telépolis, en cambio, no está asentada sobre un territorio bidimensional que pudiera ser cercado por círculos concéntricos y vías de salida, ni es reducible a un conjunto de volúmenes edicados sobre dicha planta: no tiene perspectiva visual, ni geografía urbana dibujable sobre un plano. Es multidimensional por su mismo diseño y ni siquiera desde las alturas es posible acceder a una visión global de la nueva ciudad. ( ECHEVERRÍA, 1994). La metápolis a la que hace referencia François Ascher supone un paso más en el desarrollo y constitución de la metrópolis. Si bien la metrópolis suponía una idea de aglomeración de actividad económica y de personas en grandes concentraciones urbanas gracias a los sistemas de transporte, la metápolis se ve caracterizada por la intensificación de estos mismos sistemas, junto con un nuevo paradigma de movilidad, el surgimiento de los flujos y el incremento en las tecnologías de la información y la comunicación, por lo que las ciudades superan su ámbito territorial para conectarse con otras grandes concentraciones urbanas más allá de sus límites y configurar así una nueva polis mucho más compleja. Se constituyen de este modo las “metápolis”, es decir, grandes conurbaciones, extensas y discontínuas, heterogéneas y multipolarizadas. (ASCHER, FRANÇOIS, 2001). El territorio de la “ciudad difusa” aparece formado por una retícula, con hitos y nodos de distinto nivel (núcleos urbanos de media y pequeña dimensión, pueblos, conjuntos residenciales o de actividad, etc.), mientras el territorio, por así decirlo, atrapado entre estos hitos resulta edificado en un modo que podemos describir bien como difuso. El principio de ordenación que prevalece parece el de las infraestructuras de comunicación. Los hitos, principales y secundarios, constituyen “polos” (débiles) de atracción. (INDOVINA, 2003.:11). Así es como, de forma general, describe Indovina la ciudad difusa. Nuevamente, se sobrepasa la ciudad compacta, éste es un modelo urbano donde, a pesar de la falta de proximidad física entre los elementos, aparecen condiciones urbanas sobre el territorio que describen las características propias de la ciudad. Si bien sabemos que en la ciudad difusa prima el concepto de accesibilidad a las distintas localizaciones, esta otra tipología urbana que surge, tiene su razón de ser a partir de las infraestructuras de transporte y comunicación, sobre todo a partir de la masificación en el uso de los automóviles y la prolija construcción de autopistas. Pese a que Indovina asume la ciudad difusa como una tipología que no ha de describirse según una morfología, también la señala como una red, donde cada uno de los nodos son puntos de atracción, mientras que la red se conforma principalmente por vías de tránsito de automóviles. Podemos definir la ciudad difusa a través del fenómeno por el cual los modelos de ciudad antigua, las ciudades compactas, pudieron conectarse entre ellas a partir del surgimiento de una nueva cultura del automóvil. El fordismo de principios del siglo XX propició que el automóvil pasase a erigirse como el objeto de consumo por excelencia en la ciudad moderna; esto acarreó la construcción de las diversas redes de comunicación por carretera que unían, en un principio, los principales núcleos urbanos, favoreciendo el flujo de mercancías. Alrededor de estas nuevas vías de comunicación, con mucho mayor accesibilidad, comenzaron a surgir diversos elementos, centros comerciales, distintos conjuntos residenciales constituyéndose en forma de tejidos suburbano, centros de ocio..., elementos que en otro momento llegaron a conformar la ciudad compacta. De esta forma, la dualidad campo-ciudad 66


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comienza a debilitarse, en un momento en que los principales elementos de la ciudad comienzan a colonizar el espacio del campo, que entes quedaba entre ciudades. Como dice Massimo Cacciari, “si todo es ciudad, ya nada es ciudad”, entonces tendremos que hablar más de territorio que de ciudad. O como dice Francesc Muñoz “si se tiene en cuenta la creciente importancia de la movilidad como atributo del espacio urbano, más importante incluso que la densidad, la ciudad difusa puede plantearse como una visión postfordista de la tradicional ciudad compacta o concentrada”. (PÉREZ HUMANES, 2010:140). La ciudad difusa es otro modelo en que la ciudad se expande, al igual que la metápolis, gracias a los nuevos sistemas de transporte, más allá de lo que en su momento eran sus límites. La difícil distinción entre lo urbano y lo rural es a lo que hace referencia Cacciari, la ciudad se esparce por todo el territorio, de modo que ya no se concluye lo que es ciudad y lo que no, por lo que este revolucionario cambio en el concepto de ciudad, que rompe de manera sustancial con lo que era la ciudad antigua, hace que nos planteemos si realmente este nuevo fenómeno construye ciudades. Todos estos nuevos fenómenos urbanos de expansión, globalización o yuxtaposición da lugar, a otra escala, a la generación de nuevos espacios, o a la perversión de espacios existentes que en otro tiempo se distinguieron por características muy distintas. Así, se describe la aparición de estos nuevos espacios. La dimensión de lugar está desapareciendo en beneficio de los no‐ lugares, el espacio de los “flujos”, los “terrain vagues” o los espacios “basura.” En este proceso de desterritorialización donde lo que se busca mediante la aceleración de la vida es la superación del espacio y el tiempo y la ansiada inmediatez de las acciones, se está produciendo un desarraigo real y una clara pérdida del valor simbólico. Parece que ya no es la ciudad ni el espacio público, tal como lo hemos entendido hasta hace poco, el lugar del hombre actual. Un hombre que en su condición de estar siempre en tránsito, se ha convertido en un “nómada prisionero”. (Cacciari, 2002) (PÉREZ HUMANES, 2010:140). La revolución en los sistemas de transporte ha supuesto la intensificación en el uso de lugares que antes eran de paso, como los aeropuertos o las estaciones de tren, que han pasado a contener actividades urbanas cada vez de mayor importancia. Así, podemos ver que en estos nuevos espacios de interconexión, aparecen actividades que preferentemente tenían lugar en la calle, en la plaza, en los tradicionales espacios públicos; ahora son estos nuevos espacios, fuera de la ciudad, los que albergan manifestaciones, resistencias, actividades de ocio, de relación social, actividades comerciales, de publicidad... Podemos decir que los sistemas de transporte, como germen de los nuevos sistemas de comunicación, han sido uno de los que más han alterado el concepto clásico de ciudad, y por ende, el de espacio público. En el seno de la cuidad difusa es donde mejor podemos entender el concepto de no‐lugar introducido por Marc Augé.

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Imagen 30. Melbourne (Australia). Con una extesión de alrededor de 8800Km² y 3,8 millones de habitantes, Melbourne se erige como claro ejemplo de ciudad difusa. Fuente. Imagen tomada de Google Earth. (2013).

Imagen 31. Melbourne (Australia). El centro histórico consta tan sólo de unos 70.00 habitantes, frente a las 3,8 millones de personas que la habitan. El centro financiero, de mayor altura, se distingue claramente del resto de la ciudad. Fuente. En: http://www.travelvictoria.com.au/regions/melbourne/melbourneobservationdeck/

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Los no lugares son tanto las instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales, o también los campos de tránsito prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta. (AUGÉ, 1992: 41). Si Cacciari denomina al ciudadano de las sociedades contemporáneas como nómada prisionero, Augé llega a tratarlos de refugiados, nuevas facetas del individuo urbano que se añaden a las anteriormente expuestas. De otra forma, hemos de destacar la importancia de los sistemas de transporte en el nacimiento de estos nuevos espacios, Augé llega a tal extremo que identifica los no lugares como estos mismos medios de transporte. El nuevo ciudadano se encuentra inmerso en un constante movimiento de tal manera que su espacio vital llega a convertirse también en espacio en movimiento, los espacios en tránsito, los espacios contenidos en los medios de transporte, los coches, los aviones, los trenes, llegan a convertirse en el negativo del lugar, en la perversión de lo que antes considerábamos lugar, el no lugar es paradójicamente el nuevo lugar de este nómada prisionero, atrapado en “lugares” en movimiento. Si la ciudad difusa surge de la negación de la ciudad compacta, los no-lugares también nacen de esta negación de la ciudad, de ahí la ausencia de historia de estos lugares, su incapacidad para identificarse con la ciudad antigua o con la historia, no ofrecen la posibilidad de que el individuo encuentre su identidad, y tampoco pretenden su integración en la ciudad. Suelen ser lugares alejados, situados en puntos de gran accesibilidad. Los no lugares se están consolidando, en muchas ocasiones, como sustitutos de los espacios públicos, de ahí que el diseño de los nuevos complejos de ocio y centro comerciales incorporen en su estructura calles y plazas, zonas de recreo, áreas de descanso, de juego, de restauración; ya no son sólo lugares de compra y venta de productos, sino que incorporan las actividades que contenían los antiguos centros urbanos. Siendo esto así, los modernos espacios públicos carecerán de las principales características que definían a éstos como espacios para la identidad, para la cultura o espacios de referencia histórica. De esta incorporación y multiplicación de nuevas actividades en los espacios de tránsito, que ha ampliado el tiempo de estancia en los no lugares, surge el nuevo concepto de espacio multiplex. Son espacios que acumulan casi todas las actividades propias de la vida urbana, actividades propias de los centros históricos, cine, restauración, juego..., la aparición de estos espacios es una de las causas del debilitamiento del espacio público tradicional. No son espacios públicos propiamente dichos, pero están asumiendo gran parte de sus actividades. Los “multiplex” constituyen un territorio nuevo que participa de la lógica de los flujos. Son grandes atractores de movilidad que estiran y atraen hacia sí los arcos temporales de movilidad de los habitantes metropolitanos, de los habitantes entre lugares. (MUÑOZ, 2008: 83). También en oposición al espacio de los lugares, como concepción tradicional de espacio, Manuel Castells, introduce el concepto de espacio de los flujos. Muy ligado a las características de movilidad en las ciudades contemporáneas, el espacio de los flujos es el resultado directo de la perversión en el concepto de tiempo, donde la simultaneidad en los procesos que se llevan a cabo en las sociedades contemporáneas nos vuelven a llevar a la idea de un tiempo mundial, frente al anterior tiempo histórico y tiempo local. Así definimos el espacio de los flujos como la organización material de las prácticas sociales en tiempo 69


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compartido que funcionan a través de flujos. (CASTELLS, MANUEL, 1999:445). Finalmente, una nueva revisión de la movilidad urbana y los nuevos sistemas globalizados de transporte, dará lugar al fenómeno del hubbanismo, entendiendo el nuevo paradigma urbano como una serie de flujos controlados en una serie de puntos o nodos ubicados estratégicamente denominados hubs. Son los lugares, o no lugares, donde los flujos se concentran o se dispersan, de algún modo también podría clasificarse como lugares heterotópicos y sin duda alguna estos espacios se han convertido o evolucionarán hacia espacios multiplex. Así, existen multitud de matices para describir fenómenos que, de un modo u otro, hacen referencia a unos mismos procesos de cambio, regidos principalmente por la transformación del concepto de tiempo y espacio en la cultura contemporánea. Ir rápido quiere decir hacer pocas paradas, lo cual produce un efecto túnel y optimiza la concentración y la dispersión de flujos a partir de unas plataformas nombradas “hubs”. Este tipo de organización reticular se extiende no sólo al transporte aéreo, con el desarrollo de inmensas plataformas aeroportuarias, sino también al transporte de mercancías por carretera y tren, con la constitución de plataformas logísticas multimodales ubicadas cerca de los nudos de comunicación e, incluso, al transporte de personas en el medio urbano e interurbano, con la polarización de toda clase de actividades próximas a las estaciones multimodales y a los nudos de carreteras periurbanos. (ASCHER, 2004:15). Una vez comprendidos y asimilados algunos de los efectos que han provocado la introducción de los nuevos sistemas de transporte, nuevas tecnologías de comunicación, las modificaciones en la movilidad, los cambios estructurales de las ciudades y la manera de ser practicada, haremos un acercamiento a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías en el espacio público mediante algunos ejemplos. Recogidas en el nuevo concepto de urbótica, estas nuevas tecnologías tienen consecuencias en muchos de los elementos que constituyen y dan forma al espacio público. Para comprender el alcance de estos dispositivos en el diseño de las nuevas ciudades en cuanto a transporte y movilidad se refiere, enumeramos algunas de las aplicaciones que ofrecen. Aparecen pulseras infantiles para detección de niños, sistemas de cierre temporal de calles al tráfico para crear plazas y espacios de juego infantiles, sistemas de localización de mayores en zonas delimitadas, puestos de información turística y horarios en zona de influencia, visitas en grupo con seguimiento de geoposicionamiento, eliminación de colas, con avisadores de turno móvil, rutas y caminos turísticos-sociales con sellado (electrónico), sistemas de encaminamiento (pavimento podotáctil inteligente), actuadores/sensores para perros guía, peatonalización con barreras móviles, mecanismos de control de tiempos y actividad para deportistas en zonas de ocio o ajardinamiento, controles del servicio del carril bus, controles de acceso de tráfico rodado a centros de ciudad, monitorización de procesiones, desfiles y eventos de calle, elementos de información red pública de transporte, controles de aforos y medidas de tráfico de viandantes, monitorización y gestión del tráfico rodado, gestión eficiente del aparcamiento, estadísticas de uso y consumo en vías públicas, semáforos con aviso para bastones vibradores, mecanismos de solicitud automática de semáforo para peatones. La mayoría de ellas suponen el ejercicio de control sobre los movimientos del peatón en el 70


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espacio, con su consecuente pérdida de libertad, nuevamente hacen aparición los dispositvos de geolocalización, en algunos casos en beneficio de intereses particulares. Los servicios de vigilancia también son empleados usando como excusa una mejora en el tráfico de las ciudades. La apertura y cierre del espacio público en función de diferentes intereses hace de éste un espacio que deja de ser de libre acceso, controlado por diferentes actividades, horarios y usos. Se produce, por tanto, una zonificación de los espacios y una intensificación de los usos, potenciando los espacios monofuncionales y por tanto los espacios de exclusión; es mediante estas prácticas que se diluye la complejidad y riqueza de lo urbano. Finalmente, se redunda en un supuesto beneficio medioambiental para generar un mayor control sobre la circulación rodada de forma que el individuo se encuentre permanentemente localizable, tanto si actúa como peatón como si actúa como conductor, controlado en cada una de las actividades urbanas que ejerce. Pese a la evidencia de los avances tecnológicos en cuestión de transporte, la idea de una ciudad completamente automatizada deriva, en muchas ocasiones, en la pérdida de las capacidades del espacio público.

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Imagen 32. Hong Kong en movimiento. Las grandes metrópolis manisfiestan en su actividad urbana la creación de espacios de flujos. Fuente. Fotografía Bryen (Brian Yen).

Imagen 33. Aeropuerto de Barcelona (El Prat). Tomamos la ciudad como ejemplo de “hubbanismo”, ésta se erige como nodo de comunicaciones, con la interconexión de diversos modos de transporte. Fuente. En: http://como-llegar.info/lugar/aeropuerto-de-barcelona-el-prat

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Imagen 34. Niños jugando en un centro comercial. Los nuevos diseños de los centros comerciales comienzan a adoptar la morfología de los centros urbanos de calles y plazas, apropiándose también de sus actividades urbanas Fuente. En: http://www.panoramio.com/photo/21723661

Imagen 35. Movilización de estudiantes y organizaciones sociales en el Aeropuerto de Santiago de Chile. (2013). Las actividades propias del espacio público se trasladan a los nuevos espacios pseudopúblicos. Fuente. En: http://www.elmundo.es/america/2013/07/11/noticias/1373557970.html

Imagen 36. Aeropuerto de Changi (Singapur). Los nuevos aeropuertos, como el de Changi, toman formas inherentes al espacio público; plazas, paseos, zonas de juego, jardines... Fuente. En:

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Imagen 37. Programa Gestión transporte público sostenible perteneciente al proyecto OUTSMART. Cluster Reino Unido (Birminghan). Se trata de un nuevo enfoque de incentivos que impulsa la gestión del transporte multimodal y la provisión de información con el fin de optimizar la utilización de la infraestructura de transporte en las zonas urbanas y reducir al mínimo el impacto sobre el medio ambiente. El desarrollo el programa "TRAVELSMARTER" se basará principalmente en la prueba y validación de la información del recorrido dispuesto por los operadores de transporte público y las respectivas agencias de carretera. Se incorporarán las condiciones de viaje en tiempo real, incluyendo influencias de los incidentes y las obras en vivo. Los gastos de viaje se basarán en las tarifas de viaje publicadas y los costos privados de los vehículos (por milla) y se incluirán los costes medios de aparcamiento según la duración prevista. Se crearán incentivos destinados a fomentar el uso de modos de transporte sostenibles. Los viajeros, visitantes y compradores pueden recibir ayuda para elegir los modos de transporte más sostenibles, al ser informado de sus tiempos de viaje, costos, costos de carbono y ahorro de los compradores. Fuentes. En: http://www.birminghammail.co.uk/news/local-news http://fi-ppp-outsmart.eu/en-uk/Pages/default.aspx

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1.3. SEGURIDAD Y ACCESIBILIDAD. El espacio público como espacio vigilado y controlado. Al estar sobre estas aguas, Ícaro puede ignorar las astucias de Dédalo en móviles laberintos sin término. Su elevación lo transforma en mirón. Lo pone a distancia. Transforma en un texto que se tiene delante de sí, bajo los ojos, el mundo que hechizaba y del cual quedaba “poseído”. Permite leerlo, ser un Ojo solar, una mirada de Dios. Exaltación de un impulso visual y gnóstico. Ser sólo este punto viviente es la ficción del conocimiento. (DE CERTEAU, 1996:104). El control del espacio de la ciudad a partir de la mirada ha sido un continuo a lo largo de la historia, ello demuestran los numerosos intentos de representación de los territorios a partir de las diferentes cartografías; aun siendo imposible entonces dicha mirada, siempre se ha pretendido tener una imagen unificada, global, del espacio urbano. La mirada ha estado presente en los mecanismos de protección de los individuos en el espacio y del espacio mismo. Es en este punto donde se diferencia la sociedad actual con respecto a las precedentes: la innovación tecnológica ha permitido o ha provocado una mayor complejidad en los mecanismos de seguridad y control del espacio, basados ahora, no únicamente en los procesos de visibilidad sino en otros mucho más sofisticados como los de reconocimiento y los de localización, relacionados con la acumulación de información y con el deseo de ubicuidad propias de las sociedades contemporáneas. Para interpretar correctamente los acontecimientos urbanos relacionados con la seguridad y la accesibilidad que se presentan actualmente en las ciudades, hemos de atender al proceso por el cual la sociedad llegó a convertirse y definirse como sociedad de control o sociedad de seguridad. El origen de las principales características que describen la sociedad de control se encuentran en lo que Foucault llegó a denominar como sociedad disciplinaria, que precede a aquella y que, a su vez, es posterior a la llamada sociedad de soberanía. Es el análisis de este proceso de cambio lo que nos servirá para poder establecer conexiones con los fenómenos que actualmente están sucediendo en los espacios públicos. La sociedad anterior, llamada de soberanía, se ejercía dentro de los límites del territorio. La disciplina en cambio, se ejerce sobre el cuerpo de los individuos, con su connnivencia, puesto que aquéllos y aquéllas que están sometidos a ella “están atrapados en una situación de poder de la que ellos mismos son portadores”. (MATTELART, 2009:18). A diferencia de la sociedad disciplinaria, que se ejerce sobre los cuerpos, la sociedad de seguridad se ejerce sobre el conjunto de la sociedad, la “vida de los hombres”. (MATTELART, 2009:19). El origen de la actual sociedad de control se encuentra más en la desaparición de la sociedad de soberanía, que en el paso de los métodos disciplinarios a los mecanismos de control, cuyos principios se mantienen constantes, aunque podamos establecer diferencias notables entre ellos. 75


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La transformación de los mecanismos de castigo que tuvo lugar entre los siglos XVII y XVIII propició un cambio en los modos de ejercer el poder, y de establecer el orden y la seguridad en las ciudades. Ello supuso que el castigo pasara de ser un arte de las sensaciones insoportables a una economía de los derechos suspendidos. (FOUCAULT, MICHEL, 2009:18). Así, se pasa del suplicio, del espectáculo de la muerte en público del condenado, al control del cuerpo como elemento de castigo, a la disciplina como medio. Es el paso de la arquitectura defensiva, de cercados, fosos y muros al encierro, a la creación de las instituciones disciplinarias, destinadas a la coerción del individuo y al control de su mente. Se define de este modo el tránsito del poder defensivo a la vigilancia en el interior de los espacios. Las características de los espacios para la disciplina, como los hospitales, la escuela, la prisión, se encuentran vigentes en los espacios públicos de las ciudades contemporáneas como dispositivos de seguridad; la sociedad de control es el modelo en el cual los modos empleados en los lugares de encierro de los siglos XVIII y XIX comienzan a aplicarse en la calle, es el modelo en que la vigilancia y el control del individuo pasa de ejercerse en las instituciones destinadas para tal a implantarse en el espacio exterior, modulando de esta manera las actividades urbanas y, consecuentemente, las relaciones sociales. La sociedad de seguridad no elimina a la sociedad disciplinaria. La integra, la completa, sin suprimirla. Ambas se articulan. Cada una a su manera fomenta la producción de un nuevo conocimiento de los individuos como objetivos de una anatomía y una economía de las formas de poder. (MATTELART, 2009:20). La definición de la sociedad actual como sociedad de control a partir del debilitamiento de las instituciones fue realizada por Deleuze a finales del siglo XX, donde el régimen disciplinario era actualizado a consecuencia de la aparición de nuevos dispositivos tecnológicos que permitían el traslado de la vigilancia operada desde el interior de los espacios a la vigilancia en cualquier punto. El auge de los sistemas de información y de localización permitieron la libre disposición de los elementos de control del individuo, de modo que el espacio público se convierte en el nuevo escenario de coerción del hombre. Este cambio de panorama lleva consigo, al igual que ha sucedido con la introducción de otras tecnologías, la supresión de alguna de las bondades inherentes a dicho espacio público. Así, el entorno urbano se redefine en las ciudades contemporáneas a partir de la introducción de estos dispositivos tecnológicos que alterarán de manera indiscutible el concepto de espacio público en cada una de sus facetas. Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión: pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando a la puerta. Son las “sociedades de control” las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias. (DELEUZE, 1991:1). Una de las características heredadas de los espacios disciplinarios es la disposición de dispositivos de dispersión. Así, las relaciones sociales son moduladas de modo que se eviten las manifestaciones incontroladas o espontáneas, difícilmente el espacio público se utiliza para la protesta de forma que ésta no esté regulada por disposiciones legales. De este modo, la regulación espacial de los nuevos espacios públicos presenta formas incompatibles con la

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Imagen 38. Plano de las Salinas Reales de Arc-et- Senans (Claude-Nicolas Ledoux, s. XVIII). Análoga al Panóptico de Bentham, donde el control espacial se ejerce desde un único punto central al cual todo se hace visible. Fuente. En: http://www.architecturaldigest.com/blogs/architects-eye/2013/08/

Imagen 39. Ejercicio en el patio. (Gustave Doré). Ilustarción para el libro “London, a pilgrimage”, de William Blanchard Jerrold (1872).

Imagen 40. Carceri d’Invenzione. (Giovanni Battista Piranesi, s.XVIII). Los lugares de encierro, como las cárceles, se dispusieron como los nuevos espacios de control, donde empezaron a desarrollarse los primeros mecanismos disciplinarios.

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estancia duradera, cada vez más los espacios se vuelven impracticables, destinados a encuentro puntuales o al tránsito. Nos encontramos frente a espacios diáfanos, prácticamente desiertos. Proliferan las denominadas “plazas duras”, carentes de elementos de sombra, lugares de reposo o de encuentro, la fuente, los pequeños pabellones, los árboles... El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos o elementos que repartir hay. Es preciso anular los efectos de las distribuciones indecisas, la desaparición incontrolada de los individuos, su circulación difusa, su coagulación inutilizable y peligrosa, táctica de antideserción, de antivagabundeo, de antiaglomeración. (FOUCAULT, 2009:146). Así, el espacio público deviene espacio de exclusión. Si bien los asilos, manicomios, hospitales, eran descritos por Foucault como instancias disciplinarias, a su vez como heterotopías, ahora los nuevos espacios urbanos adquieren sus mismas características. Se vuelven espacios de dualidad, accesible sólo a unos pocos, contradiciendo el principio de espacio público como espacio común. Estos dispositivos de exclusión espacial se ven reforzados por la presencia de nuevas tecnologías: la videovigilancia, los sistemas de reconocimiento y clasificación de individuos sirven de filtro de acceso. Los nuevos sistemas de control de paso, el escáner, los chips, los códigos QR, intensifican unos procesos que contraponen el sentido inicial de lo urbano. El espacio público se convierte en un espacio de segregación social que anteriormente solo existía en instancias privadas. Esta selección no se ejerce únicamente sobre los individuos, el propio espacio es segregado en función de su uso, proliferando lo que podemos llamar como espacios monofuncionales. Esto deriva en una pérdida de complejidad del espacio, lo que facilita el control del mismo. La especialización de los entornos urbanos se hace visible, sobre todo en las playas de ocio, las zonas de juego, cercadas e intensificadas que se separan de otras posibles actividades; la actividad comercial es relegada a los grandes centros comerciales, o se multiplican los paseos marítimos con actividades restringidas (correr, montar en bici, patinar...). Se trata de una zonificación de las actividades y, por tanto de una discriminación de los individuos. La calle como espacio de articulación de diferentes actividades y de encuentro de diferentes individuos va desapareciendo en favor de un mayor dominio y control. La regla de los emplazamientos funcionales, va poco a poco, en las instituciones disciplinarias, a codi ficar un espacio que la arquitectura dejaba en general disponible y dispuesto para varios usos. Se fijan unos lugares determinados para responder no sólo a la necesidad de vigilar, de romper las comunicaciones peligrosas, sino también de crear un espacio útil. (FOUCAULT, 2009: 147). Los elementos arquitectónicos de control de paso, el muro, la alambrada no desaparecen como pudiera intuirse, en favor de una tecnología mucho más sofisticada, sino que se ven exponencialmente reforzados por estos nuevos dispositivos. En la situación actual existe una dialéctica muy confusa entre el cierre de determinados espacios y la apertura total de otros. Las zonas infantiles valladas, los parque cercados, las urbanizaciones acotadas, compiten con el principio de visibilidad creciente en los entornos públicos, espacios cada vez más abiertos, más vacíos, donde las grandes explanadas se erigen como las nuevas plazas. Los elementos de cierre conviven con los sistemas de videovigilancia. 78


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Imagen 41. Fotograma de la película El proceso (Orson Welles, 1962). El espacio de trabajo como espacio para la disciplina, en el que éste se divide en tantas partes como individuos haya, imagen propia de las sociedades disciplinarias, heredadas en la actualidad. Fuente. En: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-279/fotos/detalle/?cmediafile=19828656

Imagen 42. Fotograma película: Papillón (J. Schafnner, 1973). Nuevamente se trata el tema de la prisión, del encierro, el espacio vuelve a organizarse de forma que los vigilados alcancen la máxima visibilidad posible, mientras el vigilante permanece en el anonimato; el cuerpo desnudo de los prisioneros expresa la vulnerabilidad del individuo.

Imagen 43. Los espacios públicos de las nuevas ciudades presentan claras analogías con los mecanismos de control de las sociedades disciplinarias, el empleo de la nueva tecnología de videovigilancia no supone más que un perfeccionamiento de aquellos modos.

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Imagen 44. Mobiliario urbano en la ciudad de Barcelona. La individualización del practicante del espacio público supone una perversión de las relaciones sociales, de las actividades que le son propias, los espacios de encuentro van desapareciendo en favor de otros que faciliten el control sobre cada individuo. Fuente. En: http://salidadesocorro.blogspot.com.es/

Imagen 45. Casule Hotel (Japón). Nuevos espacios claustrofóbicos empiezan a proliferar en el desarrollo de las grandes urbes. Fuente. En: http://www.holytaco.com/coffin-homes-capsule-hotels-and-the-tiny-asian-house-epidemic/

Imagen 46/47. Rehabilitación de plaza. Los espacios públicos se regeneran en función de los nuevos sistemas de videocontrol, en este ejemplo, un antiguo pabellón cubierto es sustituido por una columnata descubierta, los nuevos espacios públicos tienden a la exclusión mediante mecanismos de transparencia y vigilancia. Fuente. En: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1322547&page=2; http://es.webcams.travel/webcam/1195049064-Tiempo-Plaza-del-Mamel%C3%B3n-Jerez-Jerez-de-la-Frontera

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Imagen 48. Parque de juegos.(Sevilla). Los mecanismos de vigilancia se multiplican dividiendo la ciudad en espacios monofuncionales. La sensación de estar protegido no es tan aguda como la de estar encerrado.

Imagen 49. Parque protegido por rejas. (Sevilla). Los parques y plazas quedan separados de la calle, como si no perteneciese al resto del espacio urbano; la ciudad es controlada mediante espacios de acceso y horarios; se modula el espacio y se regula el tiempo de uso de éste, en favor de una mayor seguridad. La ciudad comienza a parcelarse mediante interminables vallas.

Imagen 50. Controles de acceso en estación de tren. Las nuevas tecnologías se ponen a disposición de los sistemas de seguridad, los dispositivos de control de acceso comienzan a multiplicarse en los espacios de uso común, convirtiéndolos en mecanismos de exclusión.

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Un aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo perfectamente. Un punto central sería a la vez fuente de luz que iluminara todo, y lugar de convergencia para todo lo que debe ser sabido: ojo perfecto al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas. (FOUCAULT, 2009:178). El espacio panóptico como paradigma de las sociedades disciplinarias sigue patente, de alguna manera, en los espacios creados por la sociedad de control. Así, se sigue el principio de visibilidad, esta vez perfectamente ejecutado por los dispositivos de videovigilancia. El poder omnipresente y omnisciente que procuran los nuevos dispositivos hace más efectivo el sistema panóptico generado por Bentham. La evolución de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control muestra una de sus mayores diferencias en la importancia de la mirada, los nuevos dispositivos tienden cada vez más a un perfeccionamiento de las seguridad en las calles basándose en la acumulación de información, no sólo de los individuos, sino también del espacio. Sin embargo los procedimientos de poder puestos en práctica en las sociedades modernas son mucho más numerosos, diversos y ricos. Sería falso decir que el principio de visibilidad dirige toda la tecnología del poder desde el siglo XIX. (FOUCAULT, 1980:2). En el modelo anterior se pretendía preservar la seguridad de la sociedad mediante el control del individuo, ahora el espacio también es controlado, insertándose en los nuevos sistemas de información. La protección del individuo dentro del espacio público se procura mediante la transferencia de información, el individuo puede obtener información del propio espacio a través de los nuevos sistemas digitales, de esta forma el propio usuario puede regular las condiciones de su entorno o conocer sus parámetros, los nuevos mecanismos proporcionarán datos sobre el estado del tráfico, del clima, de la iluminación... Contrariamente, el usuario del espacio público podrá, a través del propio entorno urbano, ahora digitalizado, enviar información, advirtiendo situaciones de peligro o solicitando ayuda. Como ya se ha dicho, la tecnología destinada a la geolocalización está muy presente en los sistemas de seguridad urbana. Los beneficios de estos nuevos sistemas de localización se ven confrontados con el incremento del control sobre el individuo, continuamente localizable. Muchas de estas nuevas tecnologías de localización se encuentran destinadas más a fines de consumo y control de las actividades comerciales que a resolver problemas de seguridad real del individuo. El control de la actividad urbana que se ejerce con estos nuevos medios juega a favor de la modulación del espacio público, el control y la programación de la actividad urbana, y en contra de un espacio público destinado a la espontaneidad y al conflicto. Uno de los principios que rigen en la sociedad contemporánea es el miedo, la inseguridad en los espacios públicos, fenómeno que ya estudió Foucault cuando habló del temor urbano frente a la proliferación de las epidemias en los siglos XVII y XVIII. Este sentimiento de desprotección se ha visto agravado en este último siglo; los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, la amenaza nuclear, los conflictos derivados de la inmigración, el incremento de los actos terroristas...; todos estos hechos han favorecido la creación de una sociedad que se confiesa bajo amenaza constante. La creación de una sociedad para la seguridad ha facilitadola imposición de una serie de mecanismos de control y el establecimiento de ciertos principios en favor de la protección ciudadana.

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Imagen 51. Códogos QR en las calles de Gangnam. Son 8 códigos QR, que se encuentran dispersos por la Calle Garosu-gil de Sinsa-dong y el centro comercial COEX, y ofrecen a los usuarios de teléfono inteligente, información útil de turismo del área de Gangnam. Este es ejemplo de los nuevos dispositivos a través de los cuales el usuario recibe información sobre el espacio que transita, de forma que puede ejercer un mayor control sobre sus características, este tipo de sistemas tiene funciones tanto para la seguridad del ciudadano como para el turismo o la publicidad. Fuente. En: http://www.visitkorea.or.kr/spa/ET/ET_10_1_1.jsp?cid=1781512

Imagen 52. Anuncio en marquesina (Reino Unido). Las cámaras de vigilancia y los sistemas de reconocimiento facial al servicio de la publicidad. Se trata de un sistema con cámaras biométricas que permiten determinar el género y edad aproximada de las personas que se acercan, así el anuncio sólo puede ser visto por mujeres. Estas tecnologías, propias de los sistemas para la seguridad, comienzan a ser empleadas por intereses particulares para la búsqueda de clientes potenciales. Fuente. En: https://www.pinterest.com/rociomartinlope/streetmarketing/

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Lo malo es que, además de la inseguridad, es posible que también desaparezcan de las calles las principales atracciones de la vida urbana, como la espontaneidad, la exhibilidad, la capacidad para sorprender y ofrecer aventura. El sustituto de la inseguridad no es el éxtasis de la calma, sino la maldición del aburrimiento”. (BAUMAN, 2006). El miedo al otro, al forastero, al desconocido, no resulta novedoso en el desarrollo de las ciudades, sin embargo este temor se ha visto incrementado por los últimos fenómenos migratorios masivos y la consecución de graves actos terroristas, que han motivado una actitud más defensiva en la convivencia con el diferente. Las nuevas tecnologías de videovigilancia (CCTV, IP...) se combinan con innovadores sistemas de reconocimiento facial, extremando el control sobre el individuo dentro del espacio público. Estos nuevos sistemas de reconocimiento suponen la perversión de la idea de espacio público como espacio de acceso libre, de espacio común o de espacio donde se proclama el derecho al anonimato (DELGADO, 2007). Estos nuevos procedimientos producen una tipificación del practicante de lo urbano, mediante un proceso de detección, normalización, extracción de características y cotejo con diferentes bases de datos. El individuo se ve sometido, sin su conocimiento y consentimiento, a un proceso de clasificación y marcaje que provoca una alteración grave de su libertad y de su identidad. El empleo de prejuicios, el establecimiento de los estereotipos, tan fuertemente despreciados en la sociedad moderna, es uno de los principales dogmas de la actividad en público. Por tanto, podemos poner en crisis el objetivo final del empleo de estas tecnología como medios para la seguridad, para definirlos de manera más acertada como instrumentos de exclusión social. Nuestra sociedad no es la del espectáculo, sino de la vigilancia; bajo la supercie de las imágenes, se llega a los cuerpos en profundidad; detrás de la gran abstracción del cambio, se persigue el adiestramiento minucioso y concreto de las fuerzas útiles; los circuitos de la comunicación son los soportes de una acumulación y de una centralización del saber... (FOUCAULT, 2009:220). Porque permite intervenir a cada instante y la presión constante actúa aun antes de que las faltas, los errores, los delitos se cometan. Porque, en estas condiciones, su fuerza estriba en no intervenir jamás... (FOUCAULT, 2009:209). La principales propiedades atribuidas por Bentham al espacio panóptico se ven manifestadas de forma clara en los espacios generados por la sociedad de control, sobre todo a partir de los mecanismos de videovigilancia; se puede establecer una clara analogía entre la tecnología del panóptico y los nuevos medios de vigilancia. De una parte se perpetúa el principio de invisibilidad del poder vigilante, el anonimato del vigilante es realmente efectivo, ¿Quién está detrás de las cámaras de vigilancia?. Por otro lado, se produce un distanciamiento entre los hechos que se producen en el espacio público y el vigilante, producto o consecuencia de la telemática, lo que nos hace plantearnos si es realmente efectiva dicha vigilancia. Se trata entonces de cuestionar si verdaderamente es una tecnología para la seguridad, como así nos lo proclaman, o si es más bien un dispositivo de control, donde la observación y la vigilancia se hacen exclusivos.

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Imagen 53. Untitled (It’s a small world but not if you have to clean it). Barbara Kruger. 1990. La obra de Kruger está plagada de composiciones de imágenes y texto abordando diversos temas como la construcción cultural de poder, la identidad y la sexualidad. Fuente. En: http://www.moca.org/pc/viewArtWork.php?id=35

Imagen 54. Fotograma de la película “1984". (Michel Radford), basada en el libor de mismo título (George Orwell). “Constituía un terrible peligro pensar mientras se estaba en un sitio público o al alcance de la telepantalla.” Fuente. En: http://www.newspeakdictionary.com/go-movie.html

Imagen 55. Fotograma spot publicitario de Coca-cola, “Miremos el mundo con otros ojos”. (2013). Las cámaras de vigilancia han cambiado el paradigma de seguridad empleando como herramienta la mirada. Fuente. En: http://www.youtube.com/watch?v=noxUH58RPhE

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Una de las particularidades del poder disciplinario consiste en introducir una sensación de continuo sometimiento, se trata de un dispositivo por el que el individuo, al saberse observado, vigilado o grabado, modifica su comportamiento en base a la consciencia de encontrarse en un entorno bajo control constante, así se evita la mala conducta; no se trata de actuar frente a las fechorías, sino que se produce un fenómeno de anticipación, se actúa por indicios, no por hechos constatados. La sensación de estar permanentemente bajo sospecha, bajo vigilancia, es la que hace que el individuo público modere o modifique su comportamiento. Nuevamente se produce una supresión de derechos y el espacio público como espacio de libertad pierde su sentido. De este modo el poder disciplinario difiere del poder ejercido por la sociedad de control en el hecho de que el primero se ejercía principalmente sobre el cuerpo del individuo, fenómeno de coerción. Se trataba de un poder más arraigado en el control del hombre mediante su posicionamiento en el espacio. En el segundo prima el control sobre la mente del individuo, sobre su comportamiento al saberse vigilado. Puede decirse que este poder tuvo su origen en el espacio panóptico, pero nunca ha llegado a ser tan manifiesto como en esta época de la tercera ola de innovación tecnológica. En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio, impone a aquellos a quienes se somete un principio de visibilidad obligatorio. En la disciplina, son los sometidos los que tienen que ser vistos. Su iluminación garantiza el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto constantemente, es lo que mantiene en su sometimiento al individuo disciplinario. (FOUCAULT, 2009:192). La era de la nanotecnología, de los microchips es la que ha posibilitado, más que nunca, que los mecanismos de poder, los medios, los instrumentos de control sobre el espacio y el individuo sean más ligeros que nunca, casi imperceptibles. Uno de los principios de la urbótica y de las nuevas tecnologías empleadas en las nuevas y flamantes ciudades inteligentes es la de la invisibilidad, por lo menos en lo que concierne a los sistemas de vigilancia e información, depurando otro tipo de tecnología que, como veremos más adelante, supondrá una revolución en el aspecto de los actuales entornos públicos. Este otro punto, el de la falsa futilidad, es otro de los objetivos pretendidos en los espacios panópticos. Bentham se maravillaba de que las construcciones panópticas pudieran ser tan ligeras; nada de rejas, ni de cadenas, ni de cerraduras formidables; basta con que las separaciones sean definidas y las aperturas estén bien dispuestas. (FOUCAULT, 2009:206). Se trata, por tanto, de la invisibilidad del vigilante y total visibilidad del vigilado. Dicho esto, el principio de visibilidad se convierte en punto clave tanto en las sociedades disciplinarias como en las de seguridad. Una de las tecnologías que han jugado un papel más importante en la consecución de este objetivo es la de la iluminación. La introducción de la infraestructura de alumbrado público en las ciudades mucho tiene que ver con los mecanismos de protección, vigilancia y seguridad. La figura del sereno es una de las más importantes en la historia de la seguridad en las calles, éste se encargaba de vigilarlas, protegerlas de malhechores y regular la iluminación nocturna en beneficio de una mayor seguridad. De ahí que uno de los servicios urbanos que más redunden en la seguridad callejera sea la iluminación. Obviando otros factores, el temor urbano o la obsesión por la consecución de una sensación plena de seguridad ha conllevado un incremento de espacios iluminados, una sociedad segura las veinticuatro horas también requiere de una iluminación continuada. La completa visión del

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entorno, el dominio perfecto y absoluto sobre el espacio, también se ha visto reflejado en la arquitectura. Esto ha propiciado el empleo de materiales cada vez más livianos, no sólo en el espacio público, sino en el conjunto de la ciudad, y ha teniido como consecuencia la búsqueda de una sociedad que acaba refugiándose cada vez más en la esfera de lo privado, y donde el anonimato en el espacio público, ha comenzado a debilitarse progresivamente. Ya no se es anónimo ni en el espacio público. Un miedo obsesivo ha recorrido la segunda mitad del siglo XVIII: el espacio oscuro, la pantalla de oscuridad que impide la entera visibilidad de las cosas, las gentes, las verdades. Disolver los fragmentos de noche que se oponen a la luz, hacer que no existan más espacios oscuros en la sociedad... (FOUCAULT, 1980:6). Una vez indicadas las concomitancias , los puntos de encuentro, entre el modelo panóptico y los espacios producidos por las sociedades de control, hemos de señalar que las sociedades de seguridad, aunque muy cercanas a la psicología del sistema panóptico, se rige por otro esquema espacial o visual. Es Zygmunt Bauman el que establece el cisma entre modelo panóptico y sinóptico, y el que, de otra manera, marca el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. Bauman hace referencia a Thomas Mathiesen para indicar que la introducción del poder panóptico significó la transición fundamental “de una situación en la que los que los más vigilan a los menos a otra donde los menos vigilan a los más”. (MATHIESEN, 1997:215‐234). En el ejercicio del poder, la vigilancia reemplazó al espectáculo. Este proceso vuelve a revertirse en las sociedades contemporáneas y se ve reflejado, y a su vez propiciado, por los nuevos sistemas tecnológicos de información y comunicación, que Debord señaló en su Sociedad del Espectáculo (1967). Se trata de una revisión del Gran Hermano, convertido en espectáculo televisivo, en la que se establece un cambio de escala. Si el Gran Hermano vigilaba a unos muchos, ahora esos muchos se encuentran observados por una multitud de telespectadores. Esta es la perversión del sistema de vigilancia en la sociedad de control, o del todos vigilando a todos. Se ha pasado de una vigilancia descendente a otra lateral, a otra global. Quizás este fenómeno de las sociedades contemporáneas pueda verse reflejado de mejor modo en el “ámbito privado”, o mejor dicho en el espacio público virtual, donde una nueva red de conexiones sociales permite la completa visibilidad de todos los integrantes de esta nueva sociedad. Nos encontramos en un contexto en el que la visibilidad no sólo es permitida sino deseada, que es lo que realmente ha provocado un cambio de identidad del individuo. La distorsión de la identidad del individuo presentado en este innovador contexto social nunca ha sido tan inquietante. El Sinóptico es global por naturaleza; el acto de vigilar libera a los vigilantes de su localidad, los transporta siquiera espiritualmente al ciberespacio, donde la distancia no importa, aunque sus cuerpos permanezcan en lugar. Ya no tiene importancia si los blancos del Sinóptico, transformados de “vigilados” en “vigilantes, se desplazan o permanecen “in situ”. Donde quieran que estén y que vayan, pueden conectarse a la red extraterritorial en la que los más contemplan a los menos, y lo hacen. El Panóptico “obligaba” a la gente a ocupar un lugar donde se la pudiera vigilar. El Sinóptico no necesita aplicar la coerción: “seduce” a las personas para que se conviertan en observadores. (BAUMAN, 1999:71). 87


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Imagen 56. La ciudad de Nueva York iluminada en la noche. El paisaje nocturno de las ciudades cambia radicalmente con la llegada de la electricidad. Fuente. En: http://www.hdwallpapersdj.com/2013/10/new-york-city-wallpapers/

Imagen 57/58. XX. Plano de la Penitenciaria Panopticon de Bentham. XX. Arrangement Stasi, (1990). Ange Lecci. Instalación con 2 cámaras originales de vigilancia de la Stasi en carcasas resistentes a la intemperie, dos monitores RFT VEB. Comparativa entre el espacio panóptico, propio del espacio disciplinario y el sinóptico, promovido en la sociedad de control. Fuente. En: http://pensamientoarte.wordpress.com/page/3/ http://hosting.zkm.de/ctrlspace/d/works/06

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SEGURIDAD Y ACCESIBILIDAD. El espacio público como espacio vigilado y controlado.

Si en otro momento hablábamos del espacio y el tiempo como objetos de consumo en el desarrollo de las nuevas tecnologías de transporte y movilidad, en el caso de la seguridad sucede lo mismo. El temor, fundado o infundado, que se está instaurando en todos los sectores de la sociedad, crea un situación constante de ansiedad frente a la amenaza no sólo exterior, sino interna; el temor a la ciudad, a lo urbano, a la calle. Los avances tecnológicos en los sistemas de transporte y movilidad han repercutido en un incremento de los movimientos migratorios, fenómeno que no es objeto de este trabajo, pero que contribuye en gran parte a acrecentar el temor al otro; y si bien decimos que el espacio público es el espacio de encuentro con el otro, con el diferente, este espacio deviene en el principal escenario de temor social. Esta y otras muchas son las causas de la proliferación del temor en las calles; no es pertinente, en nuestro caso, el análisis de éstas, pero si señalar este fenómeno generalizado de angustia como la causa capital de una instauración descontrolada y desmedida de dispositivos de seguridad en los entornos públicos. La calle y los espacios públicos se han convertido en escenarios amenazantes y sospechosos, los cual nos lleva, en un bucle sin fin, a la demanda, cada vez mayor, de vigilancia y control. (G. CORTÉS, 2010:40). A este respecto Francesc Muñoz introduce dos nuevas ideas, la ciudad construida a partir de paisajes de seguridad y la seguridad como objeto de consumo, anteriormente señalado. Se trata de nuevas prácticas de encierro en urbanizaciones (gated communities): garitas de control de acceso, regulación de los espacios, implantación de sofisticados sistemas de vigilancia... El fenómeno -que en un principio afectaba a la propiedad privada, las urbanizaciones cercadas, separadas de la amenaza exterior, vigiladas y que, eran ejemplo de exclusividad, de lujo, de cierta categoría espacial- comienza a trasladarse al espacio público. El espacio público empieza a sufrir un proceso de segregación social mediante el empleo de estas nuevas tecnologías. Estamos frente a un fenómeno donde el espacio público comienza a desaparecer como tal, como espacio común, propio de todos, al generarse en él nuevas prácticas de exclusión social por denegación de acceso en función de la clase social. El vagabundo, por tanto, pierde su espacio por excelencia, la calle. El conflicto urbano como catalizador del progreso social, desaparece. Dicho de otra manera, la seguridad urbana no deja de ser un objeto de consumo más y, en este sentido, habría devenido un elemento con capacidad para diferenciar estatus económicos y sociales o bien definir estilos de vida distintos. (MUÑOZ, 2004:3). En la actualidad, los últimos avances en urbótica proporcionan diferentes aportaciones relacionadas con la seguridad urbana. Aparecen servicios de notificación de asistencia a centros educativos, pulseras para solicitar ayuda, sistemas de localización en diferentes puntos (paradas de autobús, pabellones deportivos, bibliotecas, salidas de escuela...), puntos de localización e información en paseos marítimos y playas, sistemas de detección/presencia de personas, balizas de control y seguridad, técnicas para soportar servicios de geolocalización (RFID, Bluetooh, Zigbee), para el seguimiento de niños, ancianos o animales. Este tipo de tecnologías no hace más que intensificar todo lo dicho anteriormente, de modo que se incrementa el control sobre la actividad urbana y disminuye gravemente la complejidad del espacio de la ciudad.

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Imagen 59. Reloj Doomsday (Reloj del Juicio Final). Este reloj, emblema del Bulletin of the Atomic Scientists, el grupo en defensa del planeta formado en 1945 por científicos del Proyecto Manhattan, es el símbolo gráfico que representa la proximidad de la aniquilación nuclear del mundo. Nada sucederá a nivel atómico. El riesgo de una pulverización nuclear no sirve más que de pretexto a través de una falsa competición en la sosticación de las armas ‐ para la instalación de un sistema de seguridad universal de prevención, de control, cuyo efecto disuasivo no apunta en modo alguno al enfrentamiento atómico(...), sino a la probabilidad de todo evento real. (BRAUDRILLARD, JEAN, 2012:66). Fuente. En: http://redinfodesign.org/blog/2008/11/the-doomsday-clock-el-reloj-del-juicio-final/

Imagen 60. POEMA VISUAL PARA ESCALERAS - Estación de Lanus, 19 de Octubre de 2002. Grupo G.A.C. Consiste en una lista de acciones represivas ejecutadas por las fuerzas de seguridad, leídas en orden ascendente, mientras la violencia de las palabras crece a medida que subimos cada escalón. Se llevó a cabo posteriormente en otros espacios urbanos. ¿Quieres seguridad? Dame tu libertad, al menos buena parte de ella. (BAUMAN, ZYGMUNT, 2003). Fuente. En: http://grupodeartecallejero.blogspot.com.es/search?updated-max=2011-12-23T06:58:00-08:00&maxresults=7&start=4&by-date=false

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Imagen 61. Parque las llamas. Programa Gestión del alumbrado público para el proyecto OUTSMART. Cluster España (Santander). El programa consiste en desarrollar herramientas de software interactivo que recojan datos de distintos dispositivos y sensores para administrar la información e integrar las diferentes funcionalidades. El objetivo principal es optimizar los recursos de los costos de mantenimiento de alumbrado público, mientras que se mejoran las condiciones de iluminación de la ciudad. Con él se pretende adaptar la iluminación de las calles a las necesidades reales programando la intensidad luminosa de los puntos de iluminación según los requisitos reales, adaptando la intensidad luminosa al flujo de personas y coches y también al grado real de las condiciones naturales de luz y atmosféricas. De esta manera se alcanza un nivel mínimo de iluminación mejorando la sensación de seguridad con el mínimo consumo de energía. Además, permite utilizar la red de iluminación para proporcionar funciones diferentes a la iluminación, como por ejemplo informar de accidentes con los postes, contenedores llenos o lugares de aparcamiento cerca de una farola . También incluye el desarrollo de una web / mejora de servicio móvil con el objetivo de atender la petición de diversos usuarios, que por un lado ayuda a mejorar la calidad del servicio y adaptarla a la necesidad real y por otro lado, mejora los trabajos de mantenimiento a través de las incidencias detectadas por los ciudadanos. También servirá para adaptar la intensidad luminosa de las farolas en las carreteras y autopistas de acceso según la densidad del tráfico y las condiciones ambientales. Patrones del horario operativo de iluminación según las predicciones de tráfico mientras permite la modificación de los niveles de iluminación cuando se detectan situaciones anómalas. En las salidas de las carreteras y autopistas, aumentar la intensidad luminosa de las farolas de las calles cuando se detecta un vehículo y disminuirlo lo contrario. De este modo se aumenta la eficiencia energética, se reduce el consumo y costes de mantenimiento, se mejora la iluminación de la ciudad, se adapta el servicio a las necesidades de los ciudadanos ,se minimiza la sensación de contaminación lumínica y mejora la seguridad de los ciudadanos. Fuentes. En: http://mw2.google.com/mw-panoramio/photos/medium/44940118jpg. http://fi-ppp-outsmart.eu/en-uk/Pages/default.aspx

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2. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.



2. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación. Frente a ella se alza la publicidad, según la autocomprensión de los griegos, como un reino de la libertad y la continuidad. A la luz de la publicidad todo se manifiesta tal como es, todo se hace a todos visible. (HABERMAS, 1981:43). El espacio público como espacio para la publicidad es inherente a él mismo; aunque en nuestro caso centraremos nuestro estudio en la publicidad comercial, el espacio público estuvo concebido, de otra manera, como espacio de publicidad del poder gobernante, espacio de comunicación entre el Estado y la sociedad civil, espacio donde se instaura la opinión pública en respuesta a la actividad de gobierno del Estado (HABERMAS). De esta manera, se establece un lugar de comunicación entre ambos, donde el pueblo legitima su poder a través de la visibilidad. No podemos entender el fenómeno de publicidad comercial sin atender a éste y otros aspectos, donde el espacio se constituye como medio de comunicación, de expresión, de manifestación de los diferentes estamentos sociales. Entendiendo el actual concepto de publicidad como actividad comercial, Pardo se refiere a éste como subproducto del anteriormente definido por Habermas. Se trata de una degeneración del primero donde ya no existe proceso comunicativo, puesto que no existe respuesta por parte del público; se concibe, por tanto, la actividad comercial, la publicidad entendida como tal en la actualidad, como un proceso no de diálogo, sino de comunicación en una sola dirección, donde el público o el ciudadano pierde, poco a poco, su capacidad de respuesta, donde el espacio deja de concebirse como lugar de opinión. Es el fIn del raciocinio y, en consonancia, el fin del público, sustituido por la masa indiferenciada de consumidores. “Publicidad” sería, entonces, un arcaísmo que ya no designa nada, y lo que actualmente entendemos bajo este título (los anuncios comerciales en los medios de comunicación) sería un modo de comprender la degeneración del concepto tras la muerte de la cosa, la conversión del público raciocinante en masa pasiva de consumidores. (PARDO, 2004:56). También Arendt hace referencia a este debilitamiento o exclusión de la política en el espacio público como un proceso previo de desarrollo de lo comercial hasta la aparición de la sociedad de consumo. Refiriéndose a algunas comunidades griegas, dice. El rasgo característico de estas comunidades no políticas era que su plaza pública, el ágora, no era un lugar de reunión de los ciudadanos, sino una plaza de mercado donde los artesanos exhibían y cambiaban sus productos. (ARENDT, 2011:85). Siguiendo con Arendt, podemos establecer la Edad Media como contexto temporal donde reseñar el origen de la actividad comercial en las ciudades; la entonces llamada sociedad de productores, donde los artesanos exhibían y vendían sus productos en el espacio público, en el mercado público; sigue su desarrollo hasta la aparición de la sociedad de consumo, origen del actual paradigma de publicidad en el espacio urbano de las ciudades contemporáneas. 99


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

Históricamente, la última esfera pública, el último lugar de reunión relacionado al menos con la actividad del “homo faber”, es el mercado de cambio en el que exhibe sus productos. La sociedad comercial, característica de las primeras etapas de la Época Moderna o del comienzo del capitalismo, surgió de esta “conspicua producción” con su concomitante apetito de universales posibilidades de truque y permuta, y su fin llegó con el auge de la labor y de la sociedad laboral que reemplazó a la conspicua producción y su orgullo por el “conspicuo consumo” y su concomitante vanidad. (ARENDT, 2011:185). El estudio de la evolución de esta actividad comercial, el cambio sucesivo en sus procesos y medios, nos servirá para realizar un seguimiento de los modos en que la tecnología se ha ido hibridando en los entornos urbanos hasta ocupar cada intersticio del espacio público. No sólo del espacio físico, se trata de un proceso en que lo comercial se apodera de toda actividad propia de la esfera pública. El análisis que ha de realizarse en esta capítulo es uno de los más concluyentes en cuanto a la hibridación tecnología-ciudad, puesto que la relación entre tecnología y actividad comercial es más estrecha que en otros ámbitos de la actividad urbana. La evolución de la publicidad exterior, de la actividad comercial en los entornos urbanos, en las calles, en las plazas; está claramente ligada, es paralela, a las diferentes etapas de innovación tecnológica, de modo que el hecho de que la publicidad haya ido conquistando cada punto de lo urbano ha sido propiciado por el empleo de la tecnología. Se constituye la tecnología como principal medio de construcción del espacio público a través de la publicidad, atreviéndonos a decir que la tecnología comercial se conforma, de esta manera, en uno de los principales elementos de los que deriva la actual sociedad de consumo, una de las principales herramientas para la construcción de la misma.

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2.1. LA PUBLICIDAD. EN EL ESPACIO Espacio público como espacio mostrado. La historia de la publicidad está ligada a la historia de las ciudades. En las sociedades o en las épocas en las que la población no se constituía en ciudades o ‐por la razón que fuese‐ las abandonaba, la publicidad, incluso en sus manifestaciones más elementales, dejaba de tener función alguna. (EGUIZÁBAL, 2011:19). Volvemos a retomar la definición de Arendt del concepto de público para abordar los inicios de la actividad publicitaria en nuestras ciudades. Se define el espacio público como espacio de aparición, lugar donde todo lo que aparece puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible.(ARENDT, HANNAH, 2011: 71). Arendt, junto con muchos otros, parten de la actividad comercial en las plazas publicas del medievo, de la constitución de los barrios artesanales y de los mercados, para hacer un desarrollo teórico de la actividad comercial en las urbes. Es por tanto, así, como definimos las plazas públicas, los barrios comerciales, los antiguos mercados medievales, como espacio de aparición de los productos, como espacio para publicitar dichos productos. Arendt señala que, en un principio este espacio de aparición se empleaba no sólo para la exhibición del producto, sino también para la producción misma, el modo de hacer los productos, la labor de los artesanos, donde la tecnología se hace muy presente. Lo que caracterizaba a estas plazas de mercado, y más tarde caracterizó a los barrios comerciales y artesanos de las ciudades medievales, era que la exhibición de productos para la venta iba acompañada de la exhibición de su “producción”.. (ARENDT, 2011:184). Así, en un primer momento, las calles, espacio para la venta de productos, comienzan a tomar el nombre de las diferentes actividades comerciales, la calle de los zapateros, la calle de los alfareros, tomando el nombre del trabajo que allí se realizaba. La aparición del comercio en las ciudades surgirá de la necesidad de abastecerse de aquellos productos que la propia ciudad, por limitaciones de territorio no puede producir; si en un primer instante el autoabastecimiento era posible, llegará un momento en que la población crecerá de tal modo que necesitará cubrir sus necesidades básicas buscando la relación comercial con otras poblaciones. De esto deducimos que las primeras actividades comerciales, en calles y plazas, será ambulante, no se trata de una actividad comercial fija y se hará valer de una serie de tecnologías propias para ello. En sus primeras manifestaciones, la actividad comercial se llevaba a cabo a través de figuras como los pregoneros o buhoneros, personajes encargados de hacer públicas las características e inigualables calidades de los productos en venta, además de otros muchos anuncios políticos o de cualquier otra índole. Se dice por tanto, que estas primeras manifestaciones orales se combinaban con una serie de tecnologías móviles para mostrar el producto al público. Aparecen así las primeras carretas y bancos de trabajo. Si como ya hemos mencionado la actividad del artesano también se hacia visible a todos, estos bancos de trabajo se colocaban en las calles a modo de espacio de muestra tanto del producto como de la artesanía, caracterizando la actividad en las calles; otras tecnologías como los carros en los

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TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

que se transportaban los productos de una ciudad a otra, también servían de soporte para publicitar los diferentes objetos una vez ocupaban su lugar en las calles y plazas. En estas primeras actividades, la publicidad radicaba en la muestra del producto, en conseguir hacerlo visible a la mayor parte de público posible. La publicidad era inherente al producto, dependía de él , de sus características y de la forma de presentarlo en público; si bien también existían algunas enseñas y carteles, algún tipo de marcaje que diferenciaba unos productos de otros. La venta, la publicidad se llevaba a cabo a través de la propia mercancía, sin apenas abstracciones de la misma, el producto se hace tangible. El hecho de que el proceso de elaboración del producto se realice a la vista de todos, en la calle, es otra muestra más de la importancia del producto, de la calidad del producto, como estrategia de venta. Esta metodología comercial es propia de los bazares y mercados centrales que tanta importancia han tenido en la configuración de los entornos urbanos de las ciudades, de la construcción de la imagen de las ciudades, así lo fue entonces y así lo sigue siendo. Es importante señalar la prevalencia de la tecnología publicitaria como elemento constitutivo principal de los entornos urbanos, no sólo de las antiguas urbes medievales, sino también de las actuales ciudades contemporáneas. La actividad comercial sigue desarrollándose tras estos primeros fenómenos en forma de ferias y con el nacimiento del comercio estable, lo cual tuvo gran repercusión en la tecnología empleada para la publicidad comercial. Se pone un mayor énfasis en la presentación del producto, apareciendo diferentes artilugios, como elementos de cuelgue de los productos, palos, ganchos, mesas de muestras más elaboradas, y algunas banderolas con dibujos, comenzando a producirse las primeras abstracciones, las primeras reproducciones de los objetos. De otro lado, el tránsito de un mercadeo ambulante a otro estable supuso el paso del banco de trabajo a la constitución de las tiendas y los huecos en fachada para la muestra de los productos. Son los primeros indicios de la transferencia de la actividad comercial al interior de los edificios, lo que más adelante, devendrá en la creación de otro tipo de tecnología de persuasión, como los escaparates o expositores. Cuando el mercadeo ambulante fue dejando paso al comercio establecido, el banco se convirtió en tienda. Un hueco en la fachada de la tienda hacía las veces de local, y las contraventanas abiertas funcionaban de expositores. La enseña o divisa colocada sobre el establecimiento servía de nuevo para su reconocimiento por parte de una población analfabeta. (EGUIZÁBAL, 2011:46). Esta primera etapa de mercaderes y artesanos, de ferias y degustaciones, siguió su curso hasta la aparición de la imprenta (Gutenberg, s.XV). Podemos tratar este momento de innovación tecnológica como uno de los más revolucionarios en la historia de la publicidad en las ciudades. La llegada de la imprenta no fue sólo importante para la divulgación de la cultura, para la reproducción de libros, para la regeneración de la actividad política en las calles y en la plaza públicas, sino que también tuvo un lugar muy importante en el desarrollo comercial de las ciudades. Aunque ya se habían dado los primeros indicios de cartelería en la actividad comercial de las ciudades, a modo de texto identificativo de las mercancías o de los locales de venta, la irrupción de la imprenta como medio de producción del cartel publicitario supuso un cambio radical en este concepto y sobre todo en el noción de propaganda, de publicidad de mercancía, de difusión de las diferentes actividades urbanas, ya fuesen comerciales, políticas o culturales. 102


LA PUBLICIDAD EN EL ESPACIO. Espacio público como espacio mostrado.

Imagen 62 .Fabricante de espuelas del s.XV. Los artesanos de las ciudades medievales trabajaban a la vista de los viandantes, se sirve de un banco como expositor y algunos elementos de cuelgue Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicdad. Fragua. 2011:47.

Imagen 63. Vendedor ambulante de sombreros, folleto del s.XV. Aparecen los primeros artilugios de venta de objetos, como soportes y banderas. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:43.

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TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

Imagen 64. Mercadillo de Santa Isabel (Madrid). Finales s. XIX. Los antiguos puestos callejeros se encargaban de diseñar el paisaje de las calles. Fuente. En: http://www.colchonero.com/las_fotos_del_madrid_antiguo-itemap-115-92212-62.htm

Imagen 65. Mercado en calle Escorial. (Madrid). El producto se expone directamente al público en los distintos carros o tenderetes. La venta se hace a granel. Fuente. En: http://www.colchonero.com/las_fotos_del_madrid_antiguo-itemap-115-92212-62.htm

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Al igual que indicamos este momento, el de la aparición de la imprenta, como punto de inflexión en el proceso de transformación del espacio público a manos de la innovación tecnológica, señalaremos la Revolución Industrial como otro hito. Ambos han contribuido, cada uno en su dimensión, en la transformación de la sociedad y su actividad económica y urbana, entendiendo éstos como dos fenómenos de un mismo proceso de cambio en el modo de producción de objetos. La producción en serie ha facilitado de forma exponencial el progreso de las distintas actividades urbanas, así como de la actividad comercial, no se trata sólo de la producción masiva de objetos sino de la elaboración masiva de tecnología que publicite e incremente la adquisición y, posteriormente el consumo, de dichos artículos. El aumento de la actividad de compra-venta no sólo se ha visto beneficiado por la aparición de excedentes, consecuencia de la aparición de nuevos medios de producción, sino además por una intensificación en los medios de publicidad de dichos excedentes. En este período de tiempo, desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, el cartel publicitario se va transformando y va incrementando su presencia y efectividad en los entornos urbanos gracias a la evolución de la tecnología. En este sentido, aparecen los primeros folletos, carteles en fachadas, propaganda, etiquetas... En un principio el formato de dichos elementos es discreto pero, con el paso del tiempo y, sobre todo a partir del s. XVIII, este va tomando mayor presencia y por tanto va ocupando mayor espacio público y espacio de visibilidad. Podemos datar el primer cartel comercial en torno al año 1480 de la mano de William Caxton, años más tarde no tarda en aparecer el primer cartel ilustrado (1482, Jean Dupré, París). El nuevo medio del cartel se encontraba en los siglos XV y XVI más cerca aún del letrero que del cartel ilustrado. Frente a la todavía rudimentaria técnica del anuncio en prensa, e incluso del cartel, fundamentalmente tipográfico, los folletos parecen aportar un poco más de riqueza visual. (EGUIZÁBAL, 2011:58). La ilustración de los carteles supone un primer paso en la creación de la imagen de los productos, la reproducción del mismo implica un nuevo contexto publicitario, se trata de los indicios, muy primigenios, de la parcialización de las características de los artículos. Ya no nos encontramos frente a una actividad que consiste sólo en hacer visible, tangible, la mercancía al público, sino de resaltar algunas de sus características, de diferenciar mediante diversos medios unos productos de otros, es un nuevo escenario donde el engaño publicitario comienza, de alguna manera, a tomar forma. Este avance en los modos de impresión influyó además en el marcado del los productos, empezaron a diseñarse las primeras marcas y etiquetas, trayendo consigo el paso de la venta a granel a una mayor individualización del los objetos, a una mejor identificación de los mismos; ya no era tan necesaria la manifestación oral, el producto se vendía de forma más autónoma. Sin embargo, hemos de hacer notar que este marcado tenía un fin informativo más que comercial, no es hasta finales del siglo XIX, principios del siglo XX, que las marcas se convierten en un verdadero reclamo publicitario. Como ya hemos dicho es durante la Revolución Industrial cuando el cartel publicitario experimenta una mayor transformación, momento en el que se encuentra en su mayor apogeo, aunque la actividad publicitaria mediante cartelería nunca llega a agotarse, permaneciendo vigente en la actualidad como método eficaz de anuncio, aunque debidamente

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Imagen 66. Cartel del Gran Perdón de Notre-Dame de Reims. París. Jean Dupré, 1482. Primer cartel ilustrado de la historia, en él se prometía el perdón de los pecados a cambio de cierta cantidad de dinero a la Iglesia, coincidiendo con la visita del Papa. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:58.

Imagen 67. Ilustración de un pegacarteles francés del s. XVII. El cartel se emplea como principal herramienta publicitaria en las calles, del que surge el oficio de pegacarteles. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:99.

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revisado según las nuevas tecnologías. Es en este contexto de progreso social, el propio de la Revolución Industrial, donde se empieza a gestar el concepto de publicidad tal como hoy la entendemos, es en estos años cuando la publicidad comienza a apoderarse de gran parte de la actividad urbana, donde su grado de visibilidad en los espacios públicos aumenta en tal grado que surgen una serie de fenómenos que hoy día siguen vigentes, como la publicidad móvil o la iluminación de los anuncios. Con el desarrollo de la maquinaria y los continuos progresos en ámbitos como la ciencia y la técnica, la creación de nuevas fábricas más especializadas, y la aparición de nuevos sistemas de transporte y comunicación, la producción aumenta, por lo que se comienza a generar un excedente de mercancía. Frente a esta situación, el aumento de los mecanismos publicitarios fue el camino para que la sociedad encontró para dar salida a estos stocks. Desde este punto de vista, la aparición de la litografía (1796, Aloys Senefelder) supuso una mayor agilización en el proceso de creación de carteles, así como una mejora de las características artísticas de los mismos, que aumentarán la capacidad del cartel como reclamo, de modo que es en este momento cuando se estrecha, aún más, la relación del arte y el cartel publicitario. También es en esta coyuntura cuando las marcas empiezan a adoptar, iniciáticamente, el sentido que actualmente poseen, cuando la publicidad comienza a alejarse del producto para centrarse en la marca, en la imagen, cuando el envase se emplea como elemento publicitario. La mercancía ya no es tal, ya no se hace tan tangible y visible al público como antes, ahora se utiliza la publicidad como medio de comunicación. En estos años la calidad del producto no viene directamente dada por éste, por sus características, sino que empieza a ser definida por la marca que lo identifica. Las primeras marcas, en el siglo XVIII, se desarrollaron fundamentalmente en productos que suponían la combinación de otros productos ya fabricados, cosas como medicinas de patentes, salsas, licores, betunes, etc. Mientras que bienes como la harina, el azúcar o el vino eran vendidos sin identicación. La forma de producir masivamente aquellos productos que suponían varios ingredientes, era comprando grandes cantidades de esto para su combinación; y los benecios de la marca, fueron pronto obvios para estos fabricantes. (EGUIZÁBAL, 2011:95). Otros descubrimientos, además de la litografía, impulsaron el cartel como modelo de reclamo publicitario en las calles de las nuevas ciudades industrializadas; inventos como la fotolitografía sobre zinc, la propia fotografía o el cine, supusieron la madurez de la publicidad impresa, se trataba de una publicidad mucho más persuasiva, donde se combinaba la imagen con el texto y con el color. Estas nuevas técnicas también supusieron el aumento progresivo del tamaño de los carteles que tomaban cada vez más presencia. La saturación del espacio público como espacio publicitario, dado por la proliferación del uso del cartel, llegó a tal punto que se empezaron a estudiar otras vías para su distribución. La consecuente falta de espacio generó la aparición de numerosos artilugios que permitieron ubicar los anuncios en otros soportes; de esta manera, las columnas publicitarias comenzaron a adornar las calles y plazas, los carteles se colocaban como pancartas en los bordes de astas de modo que pudieran ser portados por las personas, nació el concepto de hombreanuncio (el hombre sandwich), algunos vehículos comenzaron a portar carteles, así como carrozas e incluso caballos, se diseñaron columnas portátiles... Fue el comienzo de la liberación de la publicidad, la publicidad móvil permitía ampliar el alcance del mensaje, 107


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Imagen 68. Acuarela de George Scharf, 1820. Los carteles comienzan a ser portados por personas en el extremos de astas, de esta manera la publicidad comienza a ser móvil. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:143.

Imagen 69/70. XX. Columna de anuncios de mediados del s. XIX. XX. Columna de anuncios móvil en la ciudad de Londres. En las grandes ciudades comienzan a aparecer sofisticados artilugios para el soporte publicitario. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:142/147.

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la publicidad comenzaba a invadir todos los elementos de la ciudad. Otro momento importante fue la aplicación de la iluminación artificial a los carteles, en un principio consistía en iluminar el anuncio con algún foco de luz de gas. Hasta la llegada de la luz eléctrica, que supuso grandes cambios en los modos publicitarios, como la publicidad mediante luminosos. Estos dos últimos avances, el de la movilidad y la iluminación, hicieron que la actividad publicitaria se intensificase espacial y temporalmente. La movilidad propició que el alcance de la actividad fuera casi total dentro de los entornos urbanos, mientras que la introducción de iluminación trajo consigo que dicha actividad se llevara a cabo las veinticuatro horas del día. Al igual que una ciudad iluminada las veinticuatro horas del día, era una ciudad constantemente segura, una ciudad iluminada constantemente es una ciudad expuesta continuamente a la publicidad. La ciudad se convierte en un teatro publicitario, un desfile de mensajes comerciales y marcas, un devenir de persuasión al servicio de los intereses de la nueva economía y de los sectores sociales más pujantes de la sociedad. Símbolo de la modernidad, la ciudad es tomada por la publicidad. (BALANDRÓN PAZOS, 2007:80). El paisaje urbano queda totalmente definido por todos estos cambios. La usurpación del espacio y de la actividad urbana por parte de la publicidad comienza a gestarse en este contexto, ya no se trata de una actividad más, sino de aquella que empieza a protagonizar los más importantes cambios de la percepción urbana, que se apodera de todos los mecanismos posibles para la creación de una nueva sociedad, la sociedad de consumo. Tan importante como el cambio efectuado sobre el paisaje de las ciudades, es el del cambio del papel que desempeña el ciudadano en este nuevo entorno, creado y concebido para la publicidad. El espacio pierde parte de su poder como lugar de expresión política, ahora relegado a otros medios, como los periódicos o la radio; la opinión pública es desplazada a otros sectores, menos visibles. No ignoramos las grandes manifestaciones, revoluciones y demás revueltas acaecidas a finales del siglo XIX y durante todo el s.XX, nos referimos a la normal actividad política que en un tiempo se dio en estos espacios. Y no es ésta la única actividad que se vio relegada, el espacio público como espacio de reunión, de encuentro, de interacción social empieza a debilitarse al estar sometido por las nuevas actividades económicas. La pérdida progresiva del original sentido y naturaleza del espacio público, de las normales características que lo constituyen como tal, no ha sido un fenómeno que haya tenido lugar en estas últimas décadas, sino que es un proceso que viene gestándose desde finales del s.XVIII. Pese a que muchos han pretendido hacer ver que la publicidad no es más que el nuevo medio de interacción social en los espacio públicos, este planteamiento pierde su sentido al tratarse éste de un nuevo modo de comunicación, de relación, en la que el ciudadano se comporta como un agente pasivo, que no participa realmente en un diálogo con el entorno, en el que no es partícipe de la construcción de tejido urbano o carece casi totalmente de presencia en su actividad. Si a estas alturas del desarrollo de la actividad comercial podemos anticipar estos acontecimientos, no podemos más que decir que estas tempranas actuaciones no son más que la antesala de lo que en el siglo XX será la sociedad de consumo, en la que las marcas se encargarán diseñar los nuevos espacios urbanos. 109


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Imagen 71. Carteles en una calle de Londres. 1899. A finales de siglo los carteles colapsan las calles, cada fachada, cada muro sirve de soporte publicitario. Fuente. Balandrón Pazos, Antonio J. - Martínez Pastor, Esther - Pacheco Rueda, Marta. Publicidad y ciudad. La comunicación publicitaria y lo urbano: perspectivas y aportaciones. Comunicación social. 2007:112.

Imagen 72 Carteles londinenses. 1890. El paisaje urbano se distingue en estos años por el arte de la cartelería. Fuente. Barnicoat, John. Los carteles. Su historia y su lenguaje. Gustavi Gili. 2003:219.

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2.2. LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio público como espacio de aparición de las marcas. El producto con marca costaba más que el tradicional, pero el consumidor respondió a la publicidad solicitando cada vez más, los productos marcados y empaquetados en sus envases individuales. Eran más higiénicos, mejor conservados y con una calidad constante y garantizada. Ya no acudían a la tienda en busca de una mercancía, sino en busca de una marca. (EGUIZÁBAL, 2011:168). La aplicación de los nuevos descubrimientos tecnológicos que tuvieron lugar a finales del siglo XIX se hizo efectiva a lo largo del siglo XX, lo cual también se manifestó en los medios publicitarios. Como fruto de la Segunda Revolución Industrial, acaecida en la última década del s. XIX, se produjo en la sociedad un profundo cambio, la llegada de la electricidad, el coche, el cine, la radio, etc. tuvo consecuencias inimaginables en la funcionalidad de las ciudades. La revolución en los transportes, la llegada del coche y el ferrocarril, imprimió velocidad al desarrollo económico de las urbes. La mejora de las comunicaciones facilitó y agilizó las actividades comerciales, lo que produjo, nuevamente, un impulso en la producción comercial. El aumento de esta producción iniciada ya a mediados de siglo tuvo un nuevo empuje a principio del siglo XX. Frente a esta situación de continuo crecimiento, se hizo necesaria una nueva estrategia de ventas que permitiese la venta de un mayor número de artículos. Después de la II Guerra Mundial y superada la reconstrucción de las ciudades europeas, la estrategia de venta de productos cambió considerablemente. Superada la venta de productos de primera necesidad, ya no se trataba abastecer a la ciudadanía como de producir productos en masa. Es en este momento cuando nace la sociedad de consumo, como respuesta a una realidad económica basada en la contínua producción. Y simultáneamente las marcas comienzan a aparecer en el espacio público. La mejora en los transportes, sobre todo la revolución del automóvil, supuso grandes transformaciones en el funcionamiento y morfología de la ciudad. La ciudades comienzan a expandirse en el territorio, las conexiones entre centros urbanos se hace más fluida gracias a la aparición de las carreteras. La construcción de grandes autopistas de circulación supone un nuevo modo de entender las relaciones comerciales y por tanto, un nuevo modo de concebir la publicidad. Una de las manifestaciones más directas de estas nuevas construcciones, es el aumento de la movilidad en la publicidad, que ya vino manifestándose a finales del siglo anterior. Los principales efectos de esta nueva situación fue la ubicación de vallas publicitarias en la carretera. El cartel, que anteriormente había sufrido grandes cambios en sus dimensiones, gracias a los avances en la impresión y a la influencia de la aparición de las pantallas de cine, se traslada a las afueras de la ciudad. Las primeras vallas comienzan a situarse en las entradas y salidas de las ciudades de acuerdo con el nuevo paradigma de movilidad urbana impuesta por el coche. así, los anuncios publicitarios eran visibles para los nuevos usuarios del automóvil. Los servicios de transporte público, en crecimiento, también sirvieron como mecanismos publicitarios. Ellos también ayudaron a incrementar la visibilidad de los anuncios, el tranvía, los autobuses, los vagones de tren, comenzaron a ser empleados como soportes publicitarios móviles.

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Imagen 73. Valla publicitaria en carretera. A principios del siglo XX surgen la publicidad en las carreteras como respuesta al aumento de los desplazamientos en automóvil. Fuente. Eguizábal, Raúl. Historia de la publicidad. Fragua. 2011:250.

Imagen 74. Publicidad en tranvía de Barcelona, principios del s.XX. La publicidad adquiere, cada vez, mayor mobilidad. Fuente. En: http://www.tmb.cat/es/sala-de-premsa/-/seccio/noticies/historia/noticies-publicitat-transportpublic-20110621-cultura-oci

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LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio público como espacio de aparición de las marcas.

Aunque ya vimos pequeños indicios en los años anteriores, con la iluminación a gas y los primeros luminosos eléctricos, es en el desarrollo del siglo veinte cuando las ventajas de la electricidad comienzan a aplicarse verdaderamente a los medios publicitarios. Los carteles y las vallas publicitarias amplían su ámbito de influencia en el espacio gracias no sólo al empleo de la iluminación directa de los anuncios, sino también a la instauración del alumbrado público en las principales urbes. La visibilidad de los anuncios se hace mucho mayor en el espacio público, esto supone otro nuevo estímulo para la publicidad en el espacio exterior, en la calle. Las grandes ciudades incrementan vertiginosamente su actividad nocturna, los luminosos empiezan a construir la imagen de las avenidas de las grandes ciudades, el paisaje urbano de las más importantes ciudades se redefinen en función de esta nueva tecnología de luces, colores y movimiento. Quizás sea este contexto, el de la ciudad en continua actividad, en el que la sociedad de consumo comienza a definirse no sólo por la adquisición masiva de productos, sino también por el consumo de tiempo de ocio, es en estos años cuando los teatros, los cines y restaurantes empiezan a copar la mayor parte de la actividad urbana, propiciada por esta nueva tecnología publicitaria. Los acontecimientos que caracterizarían la actividad comercial en las ciudades de principios del siglo veinte fueron, sin duda, las exposiciones universales y grandes ferias. El exceso de producción supuso la aparición de estas grandes concentraciones comerciales, que se constituyeron como laboratorios de prueba para la venta de artículos. En ellas se desarrolló gran parte de la actual tecnología de ventas; los stands, expositores, los escaparates, el maniquí, las vidrieras, los nuevos diseños de envases y paquetes, las etiquetas, etc. El auge de las marcas también se vio impulsado por este tipo de fenómenos, en ellas empezó a constituirse lo que posteriormente significó la creación de imagen de la marca. Desde entonces, los nuevos envoltorios son más llamativos y elegantes, los envases se afianzan como reclamo publicitario, como imagen de la marca. El cliente empieza a alejarse del producto, que deja de ser tangible para ser percibido únicamente por la vista; así es como el producto deja de ser objeto de consumo, pasando a ser la marca el elemento principal. La calidad y características objetivas del producto comienzan perder importancia, se trata de una abstracción, a veces engañosa, en la cual el cliente comienza a tener más preferencia por el consumo de marcas que por el consumo de productos. Como ya hemos dicho, todos estos nuevos artilugios, al servicio de la presentación y venta de productos de marca, comienzan a implantarse en los puntos de venta de los centros urbanos, éste es uno de los modos en que las marcas hacen aparición en el espacio público. Los grandes almacenes se sirven de estas nuevas tecnologías para propulsar el consumo de masas; los grandes escaparates, las nuevas galerías, las boutiques, empiezan a adueñarse de los centros urbanos, de las grandes avenidas, en ellas las marcas pasan de servir como elemento de diferenciación entre unos objetos y otros, a ser utilizadas como signo de distinción social, de estatus económico. En los años 60 con el crecimiento exacerbado de las ciudades de la mano del desarrollo de los sistemas de transporte y de las infraestructuras viarias, comienza una nueva tendencia en la actividad comercial de las periferias. Allí se instalarán grandes centros de consumo, las supertiendas, las cadenas comerciales, los supermercados o los autoservicios; lugares de almacenamiento masivo de artículos de venta. Hablamos de enormes centros que impulsan nuevamente la venta y el consumo en masa. Esta tendencia se hace visible sobre todo en el desarrollo urbano de las ciudades de Estados Unidos, siendo mucho más tardía en otros territorios. La aparición de estas edificaciones, a modo de naves, abre un nuevo camino para la actividad publicitaria en función del nuevo paradigma de las marcas. Comienza a hacer

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Imagen 75. Primer luminoso para anuncio de Kellogg, 1912 (Nueva York). En este año se llevó la publicidad a un nuevo nivel. Fue la señal eléctrica más grande conocida por el hombre y se construyó en una azotea en Times Square, con un tamaño de quince por treinta y dos metros. Éste fue un paso audaz en la publicidad y funcionó muy bien. Llamó mucho la atención de la gente, ya que destacó entre los otros anuncios. La señal eléctrica apeló a un público mucho más amplio, ya que era imposible perderla de vista. Fuente. En: http://adhistory.wikispaces.com/Kellogs

Imagen 76. En las primeras décadas del s.XX los primeros escaparates empiezan a adornar las calles de las grandes ciudades, destinados principalmente a moda y comestibles, son los mecanismos de persuasión de los grandes almacenes. Fuente. En: http://www.mobiliariocomercialmaniquies.com/blog/un-paseo-por-la-historia-del-escaparatismo/

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LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio público como espacio de aparición de las marcas.

Imagen 77. Broadway (Nueva York) a principios de siglo XX. Los luminosos proliferan por las avenidas de las grandes ciudades, impulsando el ocio y agitando la actividad urbana. Fuente. En: http://www.skyscrapercity.com/show thread.php?t=1133829&page=5

Imagen 78. Broadway noche (Nueva York), a principios de siglo XX. Los luminosos activan la vida nocturna de las ciudades, comienza a diseñarse el paisaje urbano nocturno. Fuente. En: http://www.allposters.com/sp/Neon-Signs-at-Night-Time-onBroadway-in-New-York-

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TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

aparición el concepto de marca en tres dimensiones. Estos grandes establecimientos se convierten en anuncios gigantes, en grandes referencias de las distintas marcas. Nos encontramos, por tanto, en el inicio del empleo de la arquitectura como soporte publicitario, de modo que ésta sirve de medio para que la marca, el anuncio, alcance una mayor difusión y visibilidad. Si la actividad urbana se traslada o se extiende a la periferia, también lo hace la publicidad. La arquitectura en las ciudades va cediendo su carácter de constructor de identidad urbana para ponerse al servicio de una nueva cultura, la cultura de las marcas. Este acontecimiento, junto con otros muchos, ayudaron a multiplicar la presencia de las marcas en el paisaje de las ciudades, hasta llegar en la actualidad a conformar un panorama en que la ausencia de marcas resultaría inquietante. En el capitalismo de producción, la publicidad era referencial, los mensajes se referían a los objetos que anunciaban. En el capitalismo de consumo, la publicidad es estructural, los mensajes se combinan entre sí. Por una parte, los objetos anunciados se transforman en mensajes: en meros signos. Por otra parte, se invierte la relación entre objeto y mensaje: el mensaje no habla del objeto, el objeto habla del mensaje. La marca de un producto no marca al producto, marca al consumidor como miembro del grupo de consumidores de la marca. El objeto se transforma en mensaje. (IBÁÑEZ, 1994). El gigantismo comercial hace aparición en las ciudades, ya no se trata sólo de las grandes tiendas y supermercados. Ahora, los carteles, inspirados en las dimensiones de las pantallas de cine, comienzan a adquirir formatos extraordinarios, ya no hablamos de una cartelería de grandes dimensiones para ser vista desde la carretera, hablamos simplemente de la idea de ocupar el mayor espacio posible del entorno urbano. Uno de los acontecimientos más influyentes en la configuración de la marca como paradigma de la publicidad contemporánea, fue la creación de las agencias, cuyo arranque se sitúa a finales del siglo XIX, pero que tuvo su mayor desarrollo a lo largo del siglo XX, de forma que su influencia en la publicidad ha ido creciendo progresivamente hasta nuestros días. En las agencias publicitarias es donde comenzó a gestarse la idea de eslogan publicitario, como modo más rápido y efectivo para expresar las cualidades del producto. Nuevamente, se produce otro proceso de conceptualización del artículo publicitario, o mejor de la marca. Aparecen los mensajes rápidos e incisivos, aquellos que comienzan a poblar las vallas y carteles del espacio urbano. Además del eslogan como atractivo, la concepción de la marca va tomando forma en función de la imagen que ésta proyecta. El distanciamiento progresivo entre el objeto de compra y la marca se ve reflejado en este otro avance, la marca ha de expresar no un concepto que la diferencie de otra, sino una idea, un estilo de vida, una imagen. Resultado de esta distorsión de la publicidad como medio de representación del objeto o producto es el fenómeno por el cual comenzaron a surgir, muy avanzado el último siglo, macro-empresas que acogían bajo una única marca productos de diferente índole. En los anuncios, dejó de hablarse del producto, de sus características, de sus calidades, para pasar a la generación de imágenes que poco tenían que ver ya con los objetos. Se trata de un proceso de abstracción de tal embergadura que el producto desaparece, ya no hace falta que las zapatillas aparezcan en el cartel porque eso no es lo que está en venta. Podemos hablar, entonces, de la conquista de la ciudad por parte de la imagen. Como adorno indispensable de los objetos hoy producidos, como exponente general de la racionalidad del sistema, y como sector 116


LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio público como espacio de aparición de las marcas.

avanzado que da forma directamente a una multitud creciente de imágenes‐objeto, el espectáculo es la “principal producción” de la sociedad actual. (DEBORD, 1995:12). Si bien con anterioridad los medios más poderosos en el ejercicio de la actividad publicitaria fueron los periódicos o la radio, obviando la actividad publicitaria exterior, a partir de mitad del siglo XX aparece un nuevo medio que supondrá un cambio radical en la publicidad, la televisión. Es la televisión la que distorsiona, de manera contundente, el concepto de publicidad; la publicidad en tanto que actividad pública pasa a desarrollarse en el ámbito privado, esto deviene en un cambio absoluto en las estructuras sociales, pudiendo considerar éste fenómeno como uno de los más importantes en la perversión de la relación públicoprivado, el espacio privado deviene público en cuanto que la actividad publicitaria, ligada por esencia al espacio y la actividad pública, empieza a estar presente en los ámbitos domésticos; por otro lado, el espacio público comienza a perder su razón de ser en el momento en que el interés privado se encarga de modular y regular las relaciones en público. Nuevamente volvemos a Habermas para recordar el original concepto de espacio público como espacio para la actividad política, para la expresión de la opinión pública. En este sentido, emerge la denominada sociedad del espectáculo, como aquella en la que el interés privado prevalece sobre la actividad pública. El espectáculo señala el momento en que la mercancía ha alcanzado la “ocupación total” de la vida social. La relación con la mercancía no sólo es visible, sino que es lo único visible: el mundo que se ve es su mundo. (DEBORD, 1995:24). De alguna manera la evolución de la actividad publicitaria en función de la aparición de este nuevo medio ha influido en los modos empleados en la publicidad de calle, aunque realmente estos efectos no han sido manifiestos hasta finales de siglo; nos referimos concretamente a los mecanismos tecnológicos, representados esencialmente por las pantallas urbanas o las proyecciones en fachada. De otro modo, sí existe una estrecha relación, ya desde un principio entre la publicidad propia de los anuncios televisivos y la de la publicidad exterior. Se refuerza el mecanismo de reconocimiento de las marcas, de los anuncios, el individuo ya conoce previamente la información del cartel publicitario, puesto que esta imagen ya ha sido consumida en el ámbito privado de los hogares; se produce, por tanto, una vuelta de tuerca en la conceptualización del anuncio, la publicidad exterior pierde gran parte de su función informativa, ahora llevada a cabo por los spots publicitarios, hablamos de un nuevo grado de abstracción; la calle es invadida por los logos de las marcas, una nueva estructura social de símbolos emerge en este sentido. De otro modo, también estos nuevos procedimientos, son significativos en los mecanismos de manipulación de la actividad pública como actividad espontánea, de forma que ésta es reconfigurada como actividad programada, aunque estos nuevos esquemas de regulación y control de la actividad urbana se hacen más patentes en otros ámbitos como el turismo o el ocio. No se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, de una operación de disuasión de todo proceso real por su doble operativo. (BAUDRILLARD, 2012:11).

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TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

Imagen 79. Picadilly Circus, Londres, 1949. Los carteles y luminosos aumentan considerablemente su tamaño. Los nuevos diseños se basan en el nombre de la marca y un pequeño slogan, las marcas se apoderan del espacio urbano. Las fachadas quedan en un segundo plano para convertirse en soportes de los nuevos anuncios. Fuente. En: http://theimagegallery.wordpress.com/tag/historia/

Imagen 80. Cartel anuncio Coca-cola, Francia, 1951. El cartel publicitario adquiere unas dimensiones colosales, ocupando gran espacio visual en las ciudades. Nuevamente toman protagonismo la marca y un pequeño mensaje; el espíritu, la imagen de la marca, comienza a reflejarse en los anuncios. Fuente. En:

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LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio público como espacio de aparición de las marcas.

La invasión de las marcas y, por consiguiente, de las imágenes en el espacio público ha sido llevada a cabo mediante la diversificación de las tecnologías dispuestas para los anuncios publicitarios. En el transcurso del siglo XX, se ha dado una multiplicación de los medios empleados para la manifestación publicitaria; si, como ya vimos, en las últimas décadas del siglo XIX el cartel publicitario empieza a tomar los más diversos soportes (columnas, hombres sandwich, carros...), en este último siglo se produce una nueva explosión publicitaria en el espacio exterior. La publicidad se adueña de cualquier elemento urbano que le sea posible para convertirlo en soporte. Aunque ya hemos señalado el cine y la televisión como las innovaciónes tecnológicas más importantes en el devenir publicitario del siglo pasado, no hemos de ignorar la importancia de la proliferación de nuevos elementos urbanos en la publicidad. Se trata de un paso más en la ubicuidad publicitaria, de modo que todo elemento urbano es susceptible de convertirse en soporte publicitario. En este caso, se habla más de una estrategia de repetición que de ocupación espacial, consiste en reiterar el mismo mensaje en el mayor número de soportes posibles, para que sea de una forma u otra percibido por el practicante del espacio público; esto no significa que el gigantismo comercial también siga su curso. Lo más importante en la acción devastadora de los medios publicitarios como invasores del espacio de la ciudad es que han optado por todos los mecanismos posibles de forma extrema. Esta forma de ocupación del espacio público se manifiesta en las calles con la presencia de anuncios publicitarios en los más diversos soportes. Surgen nuevas tipologías de vallas (vallas pintadas, vallas murales, de papel, sobre lona, cajas de diapositivas, vallas dinámicas, vallas silueteadas, vallas de metro, vallas de efecto mosaico...). También surgen los carteles en tres dimensiones, las pancartas en avionetas, los tándems publicitarios, la publicidad en el transporte público... Aparecen distintas versiones del llamado MUPI (mobiliario urbano de publicidad e información): nuevas columnas publicitarias, publicidad en las cabinas telefónicas, en los relojes, en los barómetros digitales, en las marquesinas, en los quioscos de prensa.... Tanto es así que aparecen nuevos modelos de mobiliario urbano destinados especialmente para el anuncio comercial como el OPI (objeto publicitario iluminado), situados en las zonas de mayor concentración de tráfico para ser percibidos por los usuarios del transporte publico o por los conductores de las grandes ciudades. Todos estos cambios en la actividad publicitaria provocan un profundo trastorno en el individuo, en su relación con el espacio público, y en su relación con los demás usuarios; se preconiza una reconfiguración del espacio público como espacio para la total visibilidad. Con respecto al entorno urbano como espacio de visibilidad total, consecuencia de una prolífica actividad publicitaria, podemos, de alguna manera, hacer referencia a la interesante reflexión que realiza Pardo. En ella, establece una comparación entre la actual situación de la relación medios-espectador, y la relación vigilante-vigilado propia del espacio panóptico definido por Foucault; una nueva situación donde la mirada como mecanismo de control social, de poder, ha desaparecido. Sin embargo, es el propio Foucault quien ha denunciado la inoperancia de esta imagen del poder: “ver sin ser visto”. El poder de ver‐sin‐ser‐visto se ha vuelto banal, se ha convertido en una nada‐de‐poder, en un poder‐sobre‐nada. Porque lo único que se ve son banalidades. El destinatario se ha puesto en condiciones de verlo todo en el mismo momento histórico en el que la mirada perdía todo poder; ahora son los objetos que él mira (en la pantalla) quienes le mantienen prisionero de un ojo invisible. La imagen ha 119


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES COMERCIALES. De la publicidad a la brandificación.

adquirido tal poder legitimador que resulta prácticamente imposible sostener un discurso acerca de algo que no haya sido visto (en los medios), pero que, al mismo tiempo, hace innecesario y trivial todo comentario, ya lo hemos visto (y oído). (PARDO, 1989). El nuevo usuario del espacio público se convierte en espectador, consumidor de imágenes (publicitarias), se transforma en sujeto pasivo. No podemos expresar de mejor manera este fenómeno por el cual el individuo pese a convertirse en el que “vigila”, en el que todo lo ve, no sustenta el poder, sino que se convierte nuevamente en sujeto sometido; mientras consideramos el poder como centrado en el Emisor, asistimos a su presencia exorbitante y omnisciente; cuando, al contrario, pensamos el poder del lado del destinatario, éste se vuelve invisible (PARDO, 1989). Así, el individuo como espectador del espacio público reduce su actividad al simple hecho de asistir a una sucesión de imágenes, no participa activamente, toda actividad urbana aparece mediatizada por la imagen publicitaria. Sin esta mediación los diferentes sucesos que pudieran darse en estos espacios pierden valor e interés. El espacio se convierte en un gran escenario donde el individuo deviene en público que asiste al gran espectáculo tecnológico de modelos y figuras publicitarias cada vez más impactantes.

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LAS MARCAS EN EL ESPACIO. El espacio p煤blico como espacio de aparici贸n de las marcas.

Imagen 81. OPI. Marquesina publicitaria. Fuente. En: http://bajobecomunicacion.blogspot.com.es

Imagen 82. OPI. Columna publicitaria. Fuente. En: http://www.periodicopublicidad.com/Anunciantes/7645 /Las-columnas-de-Madrid-se-transforman-enSol%C3%A1n-de-Cabras-con-JCDecaux/

Imagen 83. MUPI. Reloj term贸metro publicitario. Fuente. En: http://www.manexpublicidad.com/exterior/mobiliariourbano/

Imagen 84. MUPI. Quiosco publicitario. Fuente. En: http://laconvencional.blogspot.com.es/2012/12/sneake rs-create-it.html

Imagen 85. MUPI. Marquesina publicitaria. Fuente. En: http://www.informabtl.com/2009/04/30/meten-aikea-en-un-mupi/

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2.3. EL ESPACIO DE LAS MARCAS. EL espacio público como espacio patrocinado y brandificado. La continua ansiedad por parte de las agencias publicitarias de expandir la marca en el espacio, de ocupar cada punto de la vida urbana, supone que a finales del siglo XXsucedan una serie de fenómenos que llegarán a constituir lo que Francesc Muñoz denomina como “la tercera fase en la evolución de las marcas”. En una primera etapa la marca se empleaba como parámetro de diferenciación entre productos, como garantía de calidad y medio de control de precios; en la segunda empezó a surgir el concepto de imagen de la marca, alentado por los slogans y por la supremacía de la imagen frente al texto informativo, comenzando un proceso de concreción de la idea. Por fin, la tercera fase no sólo se caracteriza por incrementar la ocupación de espacio por parte de la marca, sino de hacerse cargo, protagonizar y regular, según sus propios intereses, cada una de las actividades que se dan en el espacio público; produciéndose así una ocupación total de lo público. La tercera fase en la evolución de las marcas correspondería al momento actual y se habría iniciado cuando las empresas comenzaron a diseminar sus marcas a través de una amplia variedad de canales, como el patrocinio de eventos culturales o el amplio abanico de las actividades relacionadas con la experiencia del consumo audio visual, desde la música hasta el cine pasando por todo tipo de productos multimedia. (MUÑOZ, 2008:70). Por otro lado, esta nueva era de la publicidad es descrita por Naomi Klein como aquel proceso en el cual la evolución y la presencia de las marcas en la actividad comercial es tal, que surge como nuevo concepto, diferenciado de la publicidad, que lo supera y lo engloba. Las marcas no son una consecuencia de la publicidad, ahora la publicidad es una herramienta al servicio de las gestión de las marcas. Ya no hablamos de anuncios tal como los habíamos conocido, las técnicas publicitarias van mucho más allá de los tradicionales mecanismos, se trata de la usurpación de la vida urbana, de la suplantación y consecuente banalización de la cultura. Aunque los conceptos de marca y de publicidad suelen entremezclarse, el proceso al que aluden no es el mismo. Publicitar los productos es sólo un aspecto del plan mayor de la marca, como lo son también el patrocinio y las licencias comerciales. Debemos considerar la marca como el significado esencial de la gran empresa moderna, y la publicidad como un vehículo que se utiliza para transmitir al mundo ese signicado. (KLEIN, 2012:33). Como hemos visto, el camino que ha seguido la publicidad comercial desde sus orígenes se ha caracterizado por una constante, el progresivo distanciamiento del producto; esto no se ha dado únicamente entre el consumidor y el objeto a consumir, cada vez más abstracto, sino que el producto prácticamente desaparece de la actividad publicitaria. La publicidad deja de actuar como medio de representación, de reproducción de objetos, para servir a la marca. El objeto publicita la marca, pero ya no en función de la excelencia de sus características, producto de calidad- marca de calidad; ahora la supremacía de la marca está ligada al diseño del objeto, en cuanto imagen de un estilo de vida o una noción cultural. Y no en cuanto a calidad funcional o

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material. Tras la decadencia cada vez mayor del valor del producto, se producen una serie de cambios en el funcionamiento de las grandes empresas. El paso de una sociedad de productores a una sociedad de consumidores de marcas, ha supuesto un cambio total de las estructuras de mercado, recogido en los procesos de globalización y desterritorialización de las actividades económicas. Estos dos procesos no son exclusivos de los procesos de producción de mercancías, los espacios públicos se ven afectados por ellos, de forma que el paisaje urbano ha iniciado una tendencia a la banalización, a la replicación, y a la reproducción en masa. Hacia la misma época (1980) apareció un nuevo tipo de organización que disputó a las antiguas compañías estadounidenses su cuota de mercado: empresas del tipo de Nike y Microsoft, y más tarde las del tipo Tommy Hilfiger e Intel. Estos pioneros plantearon la osada tesis de que la producción de bienes sólo es un aspecto secundario de sus operaciones, y que gracias a las recientes victorias logradas en la liberalización del comercio y las reformas laborales, estaban en condiciones de fabricar sus productos por medio de contratistas, muchos de ellos extranjeros. Lo principal que producían estas empresas no eran cosas, según decían, sino “imágenes” de sus marcas. (KLEIN, 2012:32). Tal como lo describe Naomi Klein, esta pérdida de valor del producto se vio reflejado en lo que llegó a denominarse como “el Viernes de Marlboro”, día en el que la empresa Philip Morris anunció una rebaja del 20% en el precio de su producto. Esto hizo manifiesto a la sociedad el hecho de que el precio al que se vendían los objetos poco tenía que ver con su condición, más bien tenía relación con el valor asignado a la marca. Esta revelación trajo consigo una sensación de desconfianza por parte del consumidor, que sirvió, paradójicamente, para que surgieran nuevos resortes que afianzaran, más si cabe, la presencia y la relevancia de las marcas en la actividad comercial. Este modelo es producto de la firme convicción de que las marcas necesitan aumentar continua y constantemente la publicidad para mantenerse en la misma posición. Según esta ley de la reducción de los beneficios, mientras más anuncios hay (y en razón de esta ley, siempre hay muchos), las marcas deben ser más agresivas si quieren mantenerse vivas. (KLEIN, 2012:37). Una nueva estrategia nace de esta coyuntura, el empleo de logos empieza a extenderse en los medios publicitarios, son el nuevo paradigma de las marcas. Es un nuevo escalón en el proceso de abstracción publicitaria. Éstos comienzan a establecer un nuevo orden de comunicación a través de símbolos. Los logos se imponen tanto en los anuncios publicitarios como en los objetos, simplificando el mensaje, si la idea ya estaba aprehendida, ahora sólo era necesario un proceso de referenciación continua. Aparece una nueva tendencia de marcado de objetos, la marca se hace más visible a través de los logos. Pero esta práctica de marcado no sólo afecta a los objetos de consumo o al nuevo diseño de las vallas publicitarias, aparecen nuevos soportes, es el momento en que los espacios públicos y los propios individuos se convierten en portadores de 124


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Imagen 86. Campaña publicitaria para Nike: Porterías de fútbol. (Ámsterdam, 1996). La campaña consistía en pintar con tiza porterías en las paredes de ladrillo de Ámsterdam, junto con el logo auténtico, y no una imitación de Nike. Se trata de una de las primeras iniciativas alejadas de los medios usuales como los carteles o spots. De esta manera, los logos empiezan a marcar el espacio público. Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:38-39. Lo que me obsesiona no es tanto la ausencia de espacio real, como la profunda ansia del espacio metafórico: de liberación, de escape, de cierta especie de libertad sin condiciones. (KLEIN, NAOMI, 2012:94).

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Imagen 87. Campaña publicitaria para Microsoft: Mejor con la mariposa. (Manhattan, 2002). La iniciativa consistió en cubrir los edificios, escaparates y aceras de la ciudad con 16000 pegatinas del logo de la mariposa. Las mariposas trazaban un sendero desde Times Square hasta Central Park. Los logos toman la ciudad, cualquier soporte es invadido. Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:22-23.

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marcas, en anuncios. Al igual que Naomi Klein, Alissa Quart hace referencia a este fenómeno en su obra “Branded”, en ella se nos muestra una profunda reflexión sobre la perversión de las relaciones sociales entre jóvenes como consecuencia de la mediación de las marcas, se refleja el modo en que cada uno de los acontecimientos de sus vidas se ven condicionados por este fenómeno. Esta potenciación del papel de los logos es tan exagerada que la esencia de éstos ha adquirido un nuevo signicado. Durante la década pasada, los logos alcanzaron un predominio tan grande que han transformado sustancialmente las prendas donde aparecen convirtiéndolas en simples portadoras de las marcas que representan. (KLEIN, 2012:33). Paralelamente, y una vez agotado el mecanismo de ocupación del espacio, comienzan a proliferar otros mecanismos de dominio de lo urbano, esta vez la publicidad se establece como medio de producción de la actividad cultural a través del patrocinio. Los eventos y espacios patrocinados no son una actividad nueva en la vida urbana, la diferencia está en el grado de regulación que impone la publicidad en este tipo de eventos, que cada vez más, acaban transformándose en la medida en que deben ser reflejo de la imagen de la marca. De este modo se invierten los papeles, el evento al tener que patrocinar a la marca, pasa a un segundo plano sucumbiendo a sus objetivos. estamos ante mecanismos de asociación a través de los cuales las actividades culturales empiezan a carecer de sentido, pierden su esencia, mientras las marcas comerciales necesitan de eventos para aparecer omnipresentes en todos los ámbitos de la vida urbana. A este respecto Klein ilustra la situación con varios ejemplos como es el caso de Ives Saint Laurent patrocinando la Navidad en Regent Street. Más allá del tradicional patrocinio de eventos, las propias empresas comienzan a crear los suyos, por lo que la actividad cultural pasa a estar a expensas de los intereses privados. Nuevamente se va un paso más allá, en el que las marcas pasan de patrocinar cultura a ser cultura. Lo que es más importante, provocó un mayor interés en potenciar las identidades de las marcas, en emprender proyectos que consistían en algo más que lanzar unos cuantos anuncios murales o televisivos. Se trataba de mejorar el envoltorio con convenios de patrocinio, en imaginar nuevas zonas donde “extender” la marca y también en estudiar constantemente el “espíritu” de la época para garantizar que la “esencia” elegida para la marca hiciera impacto en el karma de su mercado objetivo. (KLEIN, 2012:36). Por medio del patrocinio de los acontecimientos culturales, podían abrirse al mundo y reivindicar partes de él a guisa de nuevos espacios para sus marcas. Para estas empresas, las marcas no sólo eran un añadido de valor a los productos. Se trataba de absorber ávidamente ideas e iconografías culturales que sus marcas pudieran reflejar proyectándolas otra vez en la cultura como “extensiones” de las mismas. (KLEIN, 2012:57). 127


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Imagen 88. Navidad patrocinada por Yves Saint-Laurent en Regent Street (Londres). A cada paso, los rótulos luminosos de cinco metros y medio de alto recordaban a cada comerciante quién les había permitido celebrar las Navidades. (KLEIN, NAOMI, 2012:63). Fuente. En: http://impactphotos.com/Preview/PreviewPage.aspx?id=1259435&licenseType=RM&from=search&back =1259435&orntn=2.

Imagen 89. Escenario verde, festival Heineken Jazzaldia (San Sebastian). Ahora las marcas no se dedican únicamente a patrocinar los actos culturales, los organizan, les proporcionan una imagen y les dan su nombre; la marca se convierte en cultura. Fuente. En: http://www.heinekenjazzaldia.com/es/

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Naomi Klein también hace referencia al fenómeno de las supertiendas. Las Nike Town, las tiendas Apple, la tiendas Disney, Ikea, no son más que ejemplos de este fenómeno. De las tiendas multimarca se llega a una nueva situación donde éstas desaparecen para ser sustituidas por estos grandes contendores de marca única. Estos nuevos edificios se constituyen como anuncios gigantes, que reflejan en su interior la cultura, el diseño, de todo un mundo precedido por la marca. Ya vimos esta tendencia en los orígenes del siglo XX, pero ésta no se hace realmente notoria hasta la llegada de la marca como principio básico de la publicidad. Esta nueva estrategia se lleva a cabo también con otros elementos urbanos, sobre todo se aplica a los transportes públicos. En las décadas anteriores, incluso desde principios de siglo XX y finales del siglo XIX, el transportes urbano, autobuses, tranvías, taxis, trenes, metro, habían servido como soporte de publicidad. Ahora esto se produce pero en un grado mucho mayor, de tal modo que los vehículos pasan de ser meros soportes a convertirse en anuncios sobre ruedas, pierden su apariencia real; al igual que las supertiendas, se transforman en anuncios en tres dimensiones, pero con una ventaja añadida, la de la movilidad. Poco a poco todo elemento de la ciudad pierde su esencia para convertirse en anuncio. Ahora los autobuses, los tranvías y los taxis, con ayuda de la imaginación digital y grandes cantidades de adhesivo de vinilo, se han convertido en anuncios sobre ruedas, conduciendo a los pasajeros a su destino dentro de barras de chocolate o de chicle, tal como Hilfiger y Polo convirtieron la ropa en anuncios para vestir. (KLEIN, 2012:65). En este proceso de marcado generalizado de los objetos urbanos surge una nueva corriente, el de la brandificación de la ciudad; si bien los eventos culturales, los jóvenes o las supertiendas, se habáin convertido en marca de modo acelerado, ahora se da un paso más, por el que el propio espacio urbano también se convierte en marca. Es un paso más en el gigantismo publicitario, ¿Dónde encontrar un soporte más grande y efectivo que en la propia ciudad?. Antes señalábamos que los elementos sometidos a la brandificación perdían su esencia, su naturaleza como objetos; lo mismo podemos decir cuando la ciudad se somete a este brutal proceso de transformación. De esta manera el espacio urbano, el espacio público, ahora plenamente dominado y fagocitado por la publicidad, pierde sus principales cualidades o más aún, pierde su carácter de espacio público; lo público, ya sea desde la perspectiva del espacio o desde la perspectiva de la actividad, se diluye. Después de que el espacio urbano se haya convertido en un lugar privilegiado para representar a las marcas, la ciudad puede entenderse ya como una marca en sí misma y, por tanto, el propio engranaje urbano puede explicarse desde las coordenadas de la “brandificación”. (MUÑOZ, 2008:73). Este recorrido por el “branding” muestra como los valores y atributos de las marcas han ido pasando del “marketing “ y del anuncio en soportes físicos diversos, a su materialización en soportes físicos reales. (MUÑOZ, 2008:73). Esta nueva actividad brandificadora se ha extendido cada vez más por nuestras ciudades. Naomi Klein y Francesc Muñoz recogen alguna de ellas en sus textos. De entre ellas 129


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destacamos la de Saldford (Manchester) o la de Júzcar (Málaga). En la primera, para promocionar sus productos y celebrar el mes de la Barbie, la empresa Mattel se dedicó a pintar toda una calle, Ash Street, de rosa chicle, de modo que el espíritu de la muñeca quedara reflejado en el espacio de la ciudad. De esta manera, las casas, los árboles, las aceras, los coches, se convirtieron en accesorios de la muñeca Barbie. Por otro lado, en el pueblo de Júzcar sucedió un fenómeno parecido, con motivo del estreno mundial de la película Los pitufos, en el año 2011, todo el pueblo, incluso la Iglesia y el ayuntamiento, fueron pintados de azul, se constituyó, por tanto, la primera aldea-pitufo real. Son las primeras estrategias en las que el mundo imaginario creado por las marcas comienzan a tomar el mundo real y hacerlo suyo. Esto fue llevado un poco más lejos por Disney. Con la construcción de Celebration se llevó a cabo un acontecimiento extraordinario, supuso el culmen de la transposición al espacio real de la idea de la marca. Se construye toda una ciudad anuncio, el espíritu de la marca, la imagen que esta proyectaba, su espíritu, toma forma física. La marca ya no toma referencias, ni necesita medios para reproducir su mensaje, se trata de un proceso directo, la utopía contenida en los modos de vida sugeridos por las grandes empresas se hace realidad. Pero al igual que la frustración que padece el consumidor al no ver satisfecho su sueño de ideal de vida mediante la adquisición del objeto, Disney fracasó en su idea de hacer los sueños realidad. Aquí es donde interviene Celebration, Florida, la primera ciudad Disney. El proyecto, meticulosamente planificado, incluye casa con cercos de madera, una asociación de propietarios nombrados por Disney y una falsa torre de aguas. Para las familias que viven allí todo el año, Disney ha logrado el último objetivo de la imposición de las marcas al estilo de vida: que la marca se convierta en la vida misma. (KLEIN, 2012:192). Esta tematización de los espacios se extrapola a la ciudad, como una consecuencia más de los procesos de comercialización. El turismo, como principal motor de la creación y consumo de la imagen de las ciudades, termina por convertir los centros urbanos en abstracciones interesadas de su propia cultura. Ésta queda reducida a favor de los intereses del turismo de masas, por lo que la natural actividad de las ciudades queda truncada por los intereses privados, los lugares pasan de ser usados en su original sentido y ahora son consumidos; así las iglesias no se utilizan para el culto, las plazas no sirven para el encuentro o la manifestación, los palacios no se habitan; todo pasa por el filtro de la mirada, por la imagen. Estamos ante otro de los causantes de la banalización de la cultura urbana, que queda mermada en su complejidad para facilitar las rápidas asociaciones impuestas por el capitalismo. Afirmaciones inconciliables disputan sobre la escena del espectáculo unificado de la economía abundante, igual que las diferentes mercancías‐vedettes sostienen simultáneamente sus proyectos contradictorios de organización de la sociedad; donde el espectáculo de los automóviles requiere una circulación perfecta que destruye las viejas ciudades, el espectáculo de la ciudad misma necesita a su vez barrios‐museo. (DEBORD, 1995:37).

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Imagen 90. Maison Hermés. (Tokio). Tienda Hermés diseñada por Renzon Piano, la tienda consta de doce pisos de altura, y cuenta con una boutique, talleres, espacios para exposiciones y está coronada con un jardín colgante. Estas gigantescas tiendas comienzan a constituirse como verdaderos museos para las marcas. Fuente. En: http://viajesaeromexico.com/haz-del-shopping-una-experiencia-arquitectonica.html

Imagen 91. Tienda Prada. (Tokio). Diseñada por Herzog & De Meuron, consta de seis plantas, áreas de exposición, oficinas, zona de administración y espacios de venta. En Tokio están proliferando este tipo de tiendas diseñadas por famosos arquitectos, la imagen de la marca se ve reforzada por este tipo de arquitecturas. Fuente. En: http://at.yoka.com/url_518757b54b093fc815000008.html

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Imagen 92. Niketown store (Nueva York). Las supertiendas invaden las grandes ciudades como superanuncios. Fuente. En: http://theoriginalwinger.com/2010-05-12-times-square-niketown

Imagen 93. Tienda-anuncio Adidas. (Festival Primavera Sound, Barcelona). Fuente. En: http://www.yalosabes.com/almacen-de-zapatos-con-forma-de-caja-de-zapatos.html

Imagen 94. Autobús-anuncio del zoo de Copenhague. El transporte urbano aparece como anuncio móvil. Fuente. En: http://www.carleso.com/publicidad-en-autobuses

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Imagen 95. Campaña publicitaria de Sony Pictures Releasing para la promoción de la película Los Pitufos (2011) en el pueblo de Júzcar (Málaga). Fuente. En: http://positiveviajes.com.ar/impacta-tus-sentidos/juzcar-el-pueblo-de-los-pitufos/

Imagen 96. Campaña publicitaria para Mattel con motivo del Mes de la Barbie (1997), en Ash Street (Salford, Manchester). Fuente. En: http://www.publiseek.com/publicity-stunts/barbie-publicity-stun/

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El museo, en vez de quedar circunscrito a un reducto geométrico, aparece ya en todas partes, como una dimensión más de la vida. (BAUDRILLARD, JEAN, 2012:22). Todo esto encaja con la idea de la imagen de la ciudad como marca, otro fenómeno surgido de la extraordinaria capacidad de las empresas publicitarias para hacerse con todo. A esto hace referencia Francesc Muñoz cuando habla de los casos de Berlín y Barcelona. Otra vez, la diversidad propia de la ciudad se sintetiza. Es un bucle por el que este proceso de simplificación, de lo que constituye la ciudad, pasa a convertirse en realidad, gracias a los procesos de globalización y deslocalización. Los ayuntamientos junto con las agencias comerciales se encargan de diseñar esta nueva imagen, la ciudad como objeto de consumo para los turistas, ha de abstraerse al igual que ha sucedido con los productos, se ha de crear una idea de ciudad que recoja las principales bondades de ésta y que establezca un programa de visitas, de consumo de aquellos elementos preconcebidos como representativos y definitorios de su cultura. Barcelona potencia así, en sus últimas intervenciones urbanísticas, una serie de características, las más atractivas a nivel turístico, la cultura mediterránea con el puerto, la arquitectura modernista de Gaudí que es reproducida en cada esquina de la ciudad, la arquitectura más actual que se erige como modelo de contemporaneidad, y finalmente la imagen de ciudad cosmopolita, que no es más que la fachada tras la que se esconden graves problemas de inmigración e integración social. La ciudad se replica y se convierte en producto de engaño al igual que los anuncios. Una imagen que se vende y explota de forma global, la ciudad entra en el mercado, se vende. Desde finales de la década de 1970, sin embargo, empieza a entenderse que “todo” en la ciudad puede ser diseñado, incluso elementos no estrictamente urbanísticos como la misma imagen urbana o el sentimiento de pertenencia a ella por parte de los habitantes. Campañas de entonces como el “I love NY” nos parecen ahora ingenuos experimentos comparados con los actuales programas de imagen urbana, cada vez más sosfiticados y, al mismo tiempo, más comunes y estandarizados. (MUÑOZ, 2008:68). La marca ciudad no deja de ser una concreción mayor de lo que hemos apuntado anteriormente: una localización geográfica es convertida en un valor comercial basada en una serie limitada de atributos asignados. (LOSADA DÍAZ Y CORREYERO RUIZ, 2007:208). Todos estos acontecimientos se han llevado a cabo gracias a un proceso paralelo de innovación tecnológica. La evolución de la ciudad siempre ha estado condicionada por los avances, por los descubrimientos, y esto se proyecta en la actividad publicitaria de las ciudades contemporáneas. El hecho de que se pase del anuncio a la campaña publicitaria implica que la actividad propia de la publicidad comience a diversificarse, a multiplicar sus medios, sus estrategias de persuasión. La tercera ola de innovación tecnológica, definida por Mitchell, se hace presente en los actuales espacios urbanos, y se pone al servicio de la nueva publicidad creativa. La cultura digital, como medio de manifestación del arte contemporáneo, reafirma la íntima relación que han mantenido arte y publicidad, en sus inicios con el diseño de cartelería y en la actualidad con el empleo de las herramientas digitales. Leds, pantallas LCD, proyecciones sobre fachadas 134


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Imagen 97. Estrategia de promoción turística de la ciudad de Ámsterdam mediante el diseño de la marca de la ciudad. Fuente. En: http://ecosistemaurbano.org/tag/city-branding/

Imagen 98. Imagen publicitaria de la ciudad de Barcelona. El ayuntamiento de Barcelona tomó la iniciativa a finales de 2011 de registrar la marca Barcelona (solicitud de marca Nº 3012390) para promocionar turísticamente la ciudad y evitar un uso indebido de la misma. Sin duda alguna estos fenómenos tendrán gran efecto en la forma en que se concebirán y construirán las ciudades en un futuro a partir de la idea de consumo. Fuente. En: http://www.modaes.es/blogs/lamodapasa/barcelona-a-traves-del-espejo-de-la-moda.html

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y suelo, pantallas táctiles, show glass en los escaparates, sistemas GPS y bluetooth para personalización de la publicidad, son los principales mecanismos que configuran y diseñan los nuevos paisajes urbanos. La tecnología, al igual que la publicidad, se hace ubicua, la actividad urbana no sólo estará mediatizada por la publicidad sino también por las nuevas tecnologías. En la actualidad, la calle vuelve a convertirse en el medio más efectivo para la publicidad, con la aplicación de los nuevos mecanismos ésta ofrece muchas más posibilidades que el spot publicitario emitido en televisión, se vuelve a invertir el proceso anterior. La publicidad como arte en el espacio público. Sin embargo, la diferencia es que ahora las agencias de publicidad se han dado cuenta de la necesidad de competir con lo que ofrecen estas otras empresas, ya que ven cómo la televisión está ganándoles terreno en las opciones mediáticas. Las grandes multinacionales de la publicidad tienen hoy los medios adecuados para realizar campañas más arraigadas en la tradición de las relaciones públicas que en los spots clásicos de una agencia de publicidad. (DORRIAN Y LUCAS, 2006:16). Dicho todo esto, podemos tomar esta última parte de la vida de la publicidad en el espacio público como un importante componente del arte público, aunque sus objetivos no sean compartidos. La creciente presencia de arte en el espacio público coincide con una nueva era de publicidad callejera; esta concomitancia se verá reflejada en la similitud de procesos y actuaciones, de modo que llegue a cuestionarse la diferencia real entre una actividad y otra, más allá de sus intereses. Otro punto que incide en este fenómeno es la enorme creatividad de la que presumen estas nuevas campañas publicitarias que, fuera ya de los circuitos tradicionales, empiezan a surgir como verdaderos actos de ingenio. La interactividad, fruto de los nuevos medios digitales se convierte en una de las premisas de las nuevas técnicas publicitarias. De otro modo, muchos han visto en ésta un medio para devolver al individuo el espacio público, para restablecer la relación entre éste y la ciudad, para recuperar las calles, para reactivar la vida urbana. Según este principio el ciudadano dejaría de comportarse en el medio urbano pasivamente, de forma que su participación dejaría de estar condicionada por otros intereses parciales. A la cultura de la imagen se le añaden nuevos mecanismos de persuasión propiciados por las nuevas tecnologías, basados en nuevos tipo de conexiones, en el establecimiento de nuevos modos relacionales, nuevas estructuras de comunicación bullen en el tejido urbano. Visto desde el punto de vista de la publicidad, esta interactividad no es más que un nuevo mecanismo de engaño, se trata de hacer que el individuo, acostumbrado a otros procedimientos publicitarios, quede sorprendido y retenga el mensaje. La publicidad pasa de ser imagen a ser una experiencia real. De consumir una imagen a consumir una experiencia. Las nuevas tecnologías, diversifican de manera exponencial los modos de comunicación, los canales de información, las formas de atraer la curiosidad del individuo, una tecnología muy al servicio del espectáculo. El espacio urbano se convierte en superficie de prueba para todos estos nuevos dispositivos, lo que facilitan estos nuevos medios es que cualquier parte de la ciudad se haga sensible digitalmente, cualidad que aprovecha la publicidad para introducirse en todo resquicio de la vida urbana. La ciudad se colmata de sensores, de pantallas, de proyectores, de sistemas de reconocimiento, tecnología infrarrojos, un sinfín de nuevas herramientas que reconfiguran el paisaje urbano haciéndolo mucho más dinámico y diverso. Se ha llegado al límite de la referencialidad, si antes el anuncio de televisión encontraba su 136


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réplica en el cartel de calle, las nuevas tecnologías permiten una ubicuidad extraordinaria al anuncio publicitario: el mensaje pasa de las aceras al móvil, de ahí al ordenador, luego a los escaparates, al mp3, a las fachadas y así sucesivamente. Los nuevos medios posibilitan la celeridad de la globalización, lo que también repercute en la publicidad. Los nuevos medios unifican el soporte urbano, lo convierten en uno solo, ahora comunicado a través de infinitos mecanismos. La interacción es la palabra clave: los anunciantes deben saber cómo interactuar con el público. Si no lo consiguen, los consumidores borrarán o no recordarán sus mensajes. (DOWGIERD, PHIL, AGENCIA HAPPEN). Las posibilidades que ofrecen los medios clásicos son cada vez más limitadas, debido a varios motivos. En primer lugar por los costes. En segundo lugar por la fragmentación de los medios; y en tercer lugar, y en relación con el segundo punto, por el desarrollo de nuevas tecnologías. El reto más importante es seguir diferenciando servicios y productos de un modo mucho más potente, creativo y constructivo. (SORREL, MARTIN, 2005).

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Imagen 99. Microsoft planta una Surface 2 gigante en Trafalgar Square (Nueva York). Se trata de una gigantesca pantalla LED interactiva que hace partícipe al público del nuevo producto. La plaza se convierte en escenario de promoción. Fuente. En: http://www.digitalsignagecreativo.com/

Imagen 100. Campaña publicitaria para The Economist: Bombilla. (Londres, 2004). Se trataba de una valla que exhibía una enorme bombilla tridimensional que se encendía cada vez que alguien pasaba por debajo. Se emplea la tecnología propia de los sistemas de seguridad, como los sensores de movimiento. Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:70-71.

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Imagen 101. Campaña publicitaria McDonald’s en Picadilly Circus (Londres). Se trata de una pantalla LED gigante que permite a los transeúntes “interactuar con McDonald’s”. La pantalla se utilizaba como telón de fondo para que el viandante pudiera hacerse diferentes fotos temáticas con los distintos elementos que aparecían en la pantalla. Fuente. En: http://drprem.com/marketing/mcdonald-s-led-billboard-at-london-s-piccadilly.html

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Imagen 102. Campaña para J-Wave Radio: Rascacielos ecualizado. (Tokio,2003). La idea partía de crear un ecualizador gráfico sobre la torre Roppongi Hills Mori, un imponente rascacielos, y ponerlo en funcionamiento utilizando 300 luces verdes situadas en las ventanas de las plantas superiores del edificio de forma que fuera visible a kilómetros de distancia. Los edificios como soporte publicitario. Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:140-141.

Imagen 103. Fotograma campaña publicitaria Philips: Innovation and you (2013, Ámsterdam). Presentación de la nueva línea de marca de Philips que, mediante el uso de proyectores interactivos de luces 3D, pretendía interactuar con el público como método de persuasión e impacto. Fuente. En: http://www.youtube.com/watch?v=KLAQHzzvuXs

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Imagen 104. Campaña publicitaria para Nike iD: Pantalla de Nike iD en el edificio. (Nueva York). Para relanzar la web nikeid.com, que permite a los usuarios diseñar sus propias zapatillas, se propuso esta experiencia interactiva. Se trataba de una pantalla digital instalada en un edificio de Times Square, en ella aparecía un número de teléfono al cual los transeúntes podían llamar de forma que utilizaban su móvil como ratón virtual para diseñar su propia zapatilla haciendo que los colores de la imgen cambiaban en la pantalla Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:46-47.

Imagen 105. Campaña publicitaria para Adidas: Barras paralelas/anillas. (Singapur). Se basaba en el uso de referencias deportivas en cualquier entorno de la ciudad, colocando al lado el logo de la marca y el eslogan de la campaña. Las anillas de sujeción de un tren se convierten en una referencia a las anillas de gimnasia, igual que las barras. Nuevamente se marca el espacio público y se condiciona la actividad urbana. Fuente. Dorrian, M. - Lucas, G. Publicidad de guerrilla. Gustavo Gili. 2006:58-59.

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BIBLIOGRAFÍA.

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3. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.



3. TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada. La fiesta busca ante todo trastocar ese proscenio para la vida cotidiana que es la calle y la plaza, dislocarlo hasta obligarle a desvelar sus funciones ocultas, pero constantemente insinuadas, a la hora de definir en qué consisten las dinámicas sociales extremadamente complejas que tienen lugar bajo su falsa normalidad. (DELGADO). La fiesta, como actividad urbana, cambia el normal uso y actividad del espacio público, convirtiendo a su vez, este tiempo y este espacio para la fiesta, en extraordinarios; de modo que la utilización del espacio se aleja de lo cotidiano, de la rutina, establece una excepción, un paréntesis. Desde este punto de vista, la aparición de la fiesta en el espacio supone una perversión de la norma, una reconfiguración de la misma, el espacio se normaliza bajo nuevos parámetros, bajo nuevas directrices, la fiesta se apodera del espacio y lo domina, es una nueva forma de dominio de lo público, posiblemente la más idónea, la que mejor corresponde a su naturaleza en cuanto que le devuelve a éste su original sentido y se encarga de resaltar aquellas primordiales características que lo definían en su origen. Nuevas trayectorias recorren el espacio, la alteración de éste a manos de la fiesta introduce nuevas cartografías. El espacio público de las nuevas sociedades contemporáneas concebido como espacio de tránsito, de paso entre un contenedor y otro, espacio para territoriantes, espacio de flujos, deja de comportarse como tal para establecer una nueva situación en la que el individuo pasa a vivir el espacio, conocerlo, practicarlo, establecer relaciones de identidad con él, de manera que la habitual relación espacio-tiempo se ve alterada. Ya no se trata de espacio de paso o espacio de consumo, se trata de espacio de uso, espacio vivido, la estancia en las calles y plazas se torna continuada, se intensifican los usos, los ritmos son alterados, los recorridos se multiplican, toman otras morfologías. Recordando a De Certeau, es en este tipo de actividades donde se construye ciudad, la ciudad comienza a ser recorrida, las actividades culturales y los festejos tradicionales suponen un redescubrimiento de la ciudad mediante nuevas trayectorias y procedimientos. La percepción de lo urbano se multiplica en tanto que se convierte en soporte de gran diversidad de actividades, la fiesta y actividades lúdicas en la ciudad suponen una transformación, la aparición de un nuevo escenario, donde se introducen nuevas arquitecturas, donde nuevos entornos aparecen. La fiesta tiene la capacidad de retrotraernos a otros tiempos, a otros lugares, nos ofrece la posibilidad de representar nuevos personajes. La propia arquitectura, sobre todo a partir de los nuevos medios, eleva su capacidad de representación de distintos estilos y formas, la imagen cotidiana que esta ofrece a los practicantes de la ciudad siempre se ha visto alterada con la presencia de nuevas y espontáneas actividades, pero esto se hace mucho más notorio con la llegada de la nuevas tecnologías y la manipulación de la imagen, de la apariencia normal de las cosas. Lo normal se convierte en excepcional. Muchos han considerado estas prácticas como aquellas que poseen la capacidad de reactivar el espacio público, de recuperarlo como espacio para el ciudadano, de reestablecerlo en su original esencia; sobre todo han planteado esta posibilidad mediante la aplicación de los nuevos medios digitales, con gran capacidad de establecer nuevas situaciones de interactividad y de conectividad, interactividad con el espacio y conectividad entre los 147


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.

participantes. Dicha opinión resulta muy justificable si atendemos a la convicción de que las actividades festivas son la mejor herramienta para recuperar las principales cualidades inherentes al espacio urbano, desgastadas por el nuevo contexto establecido por el actual sistema socioeconómico. La actividades lúdicas como medio para recuperar el sentido de espacio público como espacio de identidad se expresa de alguna manera en su concepción de espacio teatral. En este sentido surge una aporía entre espacio para la reafirmación de identidades o para la aniquilación o más bien sustitución de las mismas. De un modo u otro tanto espacio como individuo ven trastocadas sus identidades. El recurso de la tradición en la fiesta, de la recuperación de antiguas costumbres, de la escenificación de primigenias actividades públicas, no supone más que un intento de recuperar la identidad cultural tanto del individuo como del espacio. Las plazas, ahora convertidas en pistas de juegos medievales, recuperan el tradicional uso de la arquitectura, las casetas de feria, con diseños apoyados en el regionalismo, no hacen más que trasladar al espectador a otro tiempo en que la identidad cultural se centraba en la diferencia con el de fuera: lo propio y único, lo inherente al lugar se hace presente, se recupera como modo de reafirmación de la identidad. Cada elemento propio de la fiesta se hace útil en este sentido, los arreglos florales, los escudos y emblemas, las banderolas, los colores, los adornos, los faldones, las imágenes religiosas, los símbolos de poder, las elementos arquitectónicos, no son más que recursos culturales de distinción, referencias a lo propio. El individuo también sufre este proceso, los trajes regionales, los disfraces, los bailes, los comportamientos, son rescatados, se devuelve al individuo sus raíces, su cultura. Por lo que se refiere a su uso y funciones, los lugares públicos se concibieron como un espacio común, compartido, diverso, múltiple y de uso colectivo. Y en cuanto a las relaciones urbanas que se materializan en el espacio público, este tipo de espacios urbanos se caracterizaron por su papel importante en la construcción de un imaginario colectivo y por ser el lugar de la representación de los propios individuos, es decir, de su identificación tanto con la propia ciudad como con la comunidad a la cual pertenecían, incluyendo cualquier momento de afirmación colectiva, de la protesta a la fiesta, de la memoria a la celebración. (MUÑOZ, 2008:87). De otro modo, estos procesos también hacen referencia a lo común, el espacio público como espacio de lo común, de lo compartido, de lo que te hace pertenecer a una comunidad, a un grupo, a una ciudad, de lo que te convierte en igual a otro y, a su vez, de lo que te diferencia del forastero, del extranjero; se exalta así la identidad común, una identidad compartida, de un conjunto social diferenciado del resto en un contexto social contemporáneo en que lo global se apodera de esta herramienta de diferenciación. Desde otro punto de vista y haciendo referencia a la aporía antes señalada, la fiesta será útil al individuo tanto para reafirmar su identidad como para negar la misma. Así, uno puede adoptar un comportamiento más natural, recuperar su auténtica forma de ser, su verdadera identidad, en el contexto festivo de la ciudad, alejado ya de los convencionalismos sociales o del código normativo implícito en la actividad cotidiana. Se trata de la recuperación del espacio como espacio de libertad, de libre manifestación del individuo. Por otro lado también se ofrece la posibilidad de negarse a sí mismo, de desaparecer por un lapso de tiempo, el espacio de la 148


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fiesta como espacio de excepción, como tiempo extraordinario, permite deshacerse de la propia identidad, convertirse en otro. A ello hacen referencia los carnavales, donde el disfraz niega la propia identidad, la oculta bajo la apariencia de otro ser, los bailes tradicionales con sus trajes regionales que te convierten en un individuo de otro tiempo, las manifestaciones religiosas que ocultan la identidad del pecador y a su vez lo presenta ante todos; la mayoría de estas actividades pervierten, en un sentido u otro, la identidad del participante, convirtiéndolo en actor. Quizás desde un planteamiento aparentemente opuesto, la actividad festiva también supone la concepción del espacio urbano como espacio de encuentro con el otro, con el diferente. Hacemos referencia a los forzados encuentros multiculturales, incluso las fiestas más tradicionales, sobre todo apoyadas por la nueva actividad turística, cuando se hacen accesibles al extranjero y éste es recibido e integrado en las antiguas tradiciones. Pero también esto hace referencia al hecho de que este extraordinario espacio sirva como soporte de nuevas relaciones, el encuentro con el desconocido o conocido de vista describe un nuevo panorama de acercamiento, por el que se comparte un mismo espacio, actividad y tiempo, y se estrechan las relaciones, el ambiente festivo propicia un cambio en los vínculos, en el protocolo, supone una simplificación de las relaciones, más abiertas y distendidas. También hablamos desde el punto de vista de la reunión, de la concentración de individuos que actúan como grupo en un mismo espacio. Frente a este espacio colectivo nos encontramos el nuevo concepto de espacio seguro e individualizado. En la fiesta también se constituye el concepto de espacio como espacio de la visibilidad del individuo que aparece ante la comunidad y se presenta como individuo urbano. La fiesta intensifica la idea de espacio público como espacio de aparición, de exaltación de lo social. También el espacio se hace visible, se manifiesta mediante los más llamativos recursos y proclama su identidad; las luces, las proyecciones, los ornamentos, sirven de estímulo visual tomando como pretexto la consecución de la fiesta. Otro de los aspectos importantes de las actividades lúdico-festivas en el ámbito urbano, es su capacidad para transformar el normal uso del espacio, intensificándolo. Se trata de la concentración útil del espacio, de modo que éste se utilice para una única actividad, hablamos de las concentraciones deportivas, de los bailes, de los conciertos, los encierros, donde las plazas y las calles se emplean para la realización y exaltación de una única actividad, lo cual podría devenir en la concepción del espacio festivo como espacio de exclusión. A través de este recurso también se recupera el espacio como soporte de la espontaneidad, donde cualquier cosa puede suceder en tanto que el rígido protocolo de lo ordinario queda relegado tras una configuración de poder mucho más laxa. Esto se contrapondrá a la actual tendencia hacia una programación de lo festivo. De alguna manera las actividades quedan normalizadas, se crean recintos feriales destinados únicamente para estos eventos, los nuevos planes urbanos prevén grandes explanadas, espacios vacíos, donde se llevarán a cabo estas manifestaciones culturales. En cierto sentido estas actividades se trasladan, se alejan de los centros urbanos, la ciudad ya no se utiliza como soporte de la fiesta, de lo cultural; los nuevos entornos urbanos, regidos por estrictas medidas de control, son caracterizados por una progresiva tematización, la cual tiende a convertirse en la única manifestación cultural posible. Los nuevos mecanismos de control se contraponen a la esencia de estas actividades destinadas a lo imprevisible y a la libertad del individuo. Si bien se pretende una recuperación de la normal actividad urbana de calles y plazas, ésta de algún modo está siendo impedida por las estructuras de poder. Finalmente podemos entender que la tecnología es, sobre todo en el ámbito de las sociedades contemporáneas, un instrumento que hace posible que la actividad lúdico festiva 149


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sea el medio más idóneo para la restitución del espacio público y una de las vías más interesantes para proclamarlo. La tecnología es la que hará posible esta nueva configuración espacial y temporal revolucionada por los nuevos dispositivos tecnológicos.

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3.1. LA NORMALIZACIÓN LA FIESTA URBANA. EL espacio público como espacio dominado. En los acontecimientos festivos ‐cíclicos o no‐ son peatones quienes circulan o se detienen, aunque ahora lo hagan de una forma protocolizada, congestionando un conducto habitualmente destinado al tráfico rodado, llenándolo con un fluido excepcional de ciudadanos que marchan de manera compacta o se acumulan, ostentando un deseo compartido de exhibirse en tanto que colectivo movilizado. (...) La fiesta transforma el espacio urbano convirtiéndolo en mapas, redes y escenarios rituales, panorama trascendente en que la sociedad en su conjunto o una de sus fracciones proyecta e inscribe en términos místicos su propio ser, un ser del que no siempre brinda pruebas unequívocas de su realidad. (DELGADO). Como ya hemos dicho la fiesta introduce un nuevo código normativo en el espacio, las normas que antes prevalecían son sustituidas por aquellas que rigen cada uno de los acontecimientos festivos que se producen, más aún en aquellas actividades denominadas juegos urbanos. Sin embargo esto es notorio en todo tipo de actividades lúdicas, cualquier tipo de fiesta o encuentro festivo aporta al espacio un nuevo esquema de uso, introduce nuevas normas sociales percibidas no por su expresión explícita sino apoyada en su reconfiguración espacial. Los acontecimientos festivos establecen nuevos límites espaciales a través del empleo de distintos mecanismos o tecnologías, se describen nuevos mapas, se restringen pasos y surgen nuevos accesos, el modo de recorrer el espacio varía en función de diferentes y nuevas arquitecturas, el modo de estar en el espacio se modifica, la concepción espacial cambia en función de la introducción de nuevos elementos. Este cambio en el modo de recorrer la ciudad, en la posición del individuo en el espacio, se manifiesta sobremanera en aquellas actividades basadas en la movilidad. Así, los desfiles militares, las procesiones, los pasacalles, las cabalgatas, las competiciones deportivas, alteran de modo notorio el modo de recorrer el espacio y la ocupación de los mismos. En este tipo de eventos el espacio se replantea a partir de diferentes mecanismos: el vallado, las balizas, las metas de llegada, los palcos, los graderíos, los cordones de separación, pavimentos, alfombras, tatamis,etc. En la actualidad los mecanismos de acceso y control son más sofisticados y se realizan mediante tarjetas, chips, semacodes.... Todos ellos, viejos y nuevos mecanismos acaban modificando el uso normal del espacio y estructurando el comportamiento social. De este modo se multiplican los modos de transitar la ciudad, las carreras, las bicis, el paso de las carrozas, los pasos de Semana Santa, las carreras de sacos, los tanques de los desfiles militares, las carreras de caballos, transforman de manera extraordinaria el tráfico normal de las ciudades. La actividad ordinaria de la urbe se paraliza, se cortan calles, se precintan plazas, se acotan espacios, se rehabilitan unos, se inutilizan otros. El espacio que antes servía de paso se convierte en uno de estancia y viceversa; mediante estas actuaciones se exponen las diversas opciones que permite el espacio urbano, por lo que la actividad urbana y el propio espacio se vuelven más complejos, más ricos en matices y formas. Se trata de devolver el espacio público al ciudadano, desplazando aquellos elementos que le han arrebatado su inherente protagonismo, de modo que el tráfico rodado se sustituye por el peatonal en muchos de los casos. En otros se sustituye por el motorizado de las carrozas, 151


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.

Imagen 106. Maratón de Nueva York a su paso por el Puente de Verrazano. El tráfico de las grandes ciudades viene interrumpido por este tipo de eventos, se trata de un modo de apoderarse del medio urbano y transformarlo. Fuente. En: http://torcas59.blogspot.com.es/2010/11/maraton-de-nueva-york-mi-cronica.html

Imagen 107. Desfile militar con motivo de la fiesta nacional del 12 de Octubre en el Paseo de la Castellana. (Madrid). En los desfiles la nueva posición de los individuos establece un nuevosesquema espacial. Fuente. En: http://fuentedebernia.blogspot.com.es/2011/07/cuando-el-18-de-julio-era-festivo.html

Imagen 108. Procesión de Semana Santa. (Sevilla). En este tipo de manifestaciones religiosas se crea un nuevo escenario urbano que divide a los participantes en actores y espectadores. Fuente. En: http://www.sixtblog.es/eventos-y-ferias/semana-santa-en-sevilla/attachment/procesionessemana-santa-sevilla/

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LA NORMALIZACIÓN DE LA FIESTA URBANA. EL espacio público como espacio dominado.

por las carreras, por los desfiles... El uso por parte del peatón, de la calles, se ha restituido, una calle que ha sido devastada en el último siglo por la presencia masiva del automóvil. El protocolo de circulación, diseñado según las necesidades del tráfico rodado se invalidan y se someten a la acción del peatón. La señales, los semáforos, los pasos de peatones, los límites entre acerado y carretera, se diluyen en un nuevo orden espacial controlado por estos nuevos mecanismos fronterizos. De esta manera el ritmo de la ciudad cambia, la percepción temporal de los usos de la ciudad se transforman al igual que lo hace el espacio. Se producen aceleraciones y dispersiones, se marcan las distintas actividades según los programas culturales, los horarios de trabajo cambian. De modo más general, las actividades festivas siempre han ritmado el tiempo de las ciudades, la vida en los entornos urbanos queda marcada por cada uno de estos hitos culturales, por sus manifestaciones y fiestas. La actividad urbana acoge esta nueva temporalidad y esto afecta a los usos del espacio, de modo que zonas que antes eran restringidas se hacen accesibles en función de nuevos horarios. Así, podemos comprobar cómo en distintos eventos se produce el acceso libre a distintas instituciones, se abren museos, se visitan iglesias, las tiendas amplían su horario de atención; se produce una alteración no sólo del espacio sino también del tiempo de la ciudad. En este mecanismo de transformación del espacio y el tiempo aparecen diversos elementos fronterizos, nuevas estructuras espaciales, se crean nuevas calles y se desarticulan otras. Las hileras de casetas, de puestos, de tiendas al aire libre, introducen un nuevo esquema espacial, no sólo hablamos de elementos de delimitación, cintas, pintado de calles, barreras, sino también de nuevos elementos arquitectónicos, extraordinarios volúmenes conquistan el espacio. Se abren nuevas calles y pasos, se configuran nuevas plazas, lugares de encuentro, nuevos hitos y puntos de referencia. Desde este punto de vista aparece una tecnología a disposición de las llamadas arquitecturas efímeras. Los stands, las ya nombradas casetas, las carpas, los escenarios; en realidad cada uno de los elementos que configuran estos espacios extraordinarios y temporales no pueden sino ser elementos provisionales, estructuras desmontables y portátiles. Las grandes Exposiciones Universales sirvieron de laboratorio para este tipo de arquitecturas, estructuras espaciales ligeras, elementos textiles y demás tecnologías aparecen diseñando los grandes espacios expositivos. Precisamente por al carácter efímero de la fiesta urbana en el espacio público, aparece un fenómeno muy relevante en la relación entre ciudad y fiesta. Así, podemos encontrar en los antiguos cascos históricos huellas arquitectónicas y ornamentales de la presencia de la fiesta en el espacio urbano. Aparecen pabellones y templetes de las verbenas y ferias ubicados en las plazas y parques, marcas en las fachadas, elementos de cuelgue de banderolas en los muros, columnas que han servido de hitos para juegos, e incluso a veces el propio diseño de la plazas, concebidas para la actividad lúdica y los juegos deportivos desde tiempos muy remotos. La relación entre lo urbano y la fiesta es innegable, pero desde este punto de vista podemos decir que su influencia en la ciudad se ha ido transformando, ha ido perdiendo importancia. Gracias a los avances en tecnología este tipo de actividad urbana ha ido haciéndose más temporal, menos trascendental en el diseño del espacio público. El empleo de arquitecturas portátiles, modulares, han propiciado que la fiesta urbana sea algo accesorio en la concepción de las ciudades, no se constituyen a partir de referentes arquitectónicos fijos, puesto que ya no los necesitan y, de esta manera, su existencia no se refleja en el uso cotidiano del espacio. El transcurso de una fiesta en el espacio público no deja huella física, ni hay impronta de la forma en que se celebran las tradiciones, al igual que van desapareciendo estas mismas costumbres; la ciudad pierde, en parte, su carácter de soporte físico de tradiciones y costumbres. 153


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.

Imagen 109. El Palio de Siena. (Italia). En la ciudades de origen medieval podemos contemplar este tipo de eventos donde las plazas vuelven a recuperarse como campos de juego, retomando las antiguas tradiciones. Fuente. En: http://v.labrujulaverde.com/destinos/el-palio-de-siena/

Imagen 110. Giostra del Saracino. Arezzo. (Italia). Las tribunas establecen un nuevo orden en el espacio, ahora convertido en escenario de juego. Las banderolas, escudos y emblemas se emplean como símbolos de identidad de cada uno de los barrios participantes. Así, puede identificarse a que “quartiere” pertenece cada uno de los asistentes. Fuente. En: http://www.flickr.com/search/?q=saracino

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LA NORMALIZACIÓN DE LA FIESTA URBANA. EL espacio público como espacio dominado.

También queremos señalar respecto a esta tradicional normalización del espacio público festivo el empleo de la tecnología como instrumento de dominación del espacio visual del ciudadano. Aquí la tecnología, además de establecer nuevos límites dentro del espacio transitado, también se encarga de guiar la mirada, abrir nuevas perspectivas, y ubicar al habitante de la ciudad dentro del contexto festivo. De esta forma nos encontramos con las banderolas, los juegos de luces, los cohetes, los fuegos artificiales, los espectáculos de agua, los emblemas, las pancartas, las pantallas, las proyecciones sobre fachadas, los faldones, los alumbrados, las portadas de feria; un sin fin de mecanismos tecnológicos que sirven para poner de manifiesto que la ciudad está de fiesta. Se indica al individuo que el contexto ha cambiado por lo que su comportamiento también ha de ser excepcional, de algún modo el espacio urbano se hace espectáculo y el ciudadano espectador. La capacidad que tienen la tecnología para transformar el aspecto de los espacios públicos en el transcurso de las fiestas es capital, más aún ahora con el empleo de las proyecciones de imágenes que pueden llegar a transformar cualquier edificio y el propio lugar en otro totalmente diferente, quizás sea esta la actividad más competente para transformar el aspecto ordinario de la ciudad, del espacio público. Es a partir de la tecnología que es posible transformar el espacio público en espacio teatralizado, en escenificación. Si bien los individuos adoptan otra personalidad, pervirtiendo su identidad mediante disfraces y máscaras, el espacio ha de atender a su papel de escenario de representación. Observando la mayoría de los actos festivos que se suceden en las ciudades, la reconfiguración espacial trae consigo no sólo un cambio en la posición del individuo, sino en el conjunto de ellos. Así, la fiesta, como paradigma de espectáculo, convierte a un sector de la población en espectadores y a otro en actores; eso se ve bien reflejado en los pasacalles, en los desfiles, en las carreras populares, en las procesiones, donde el espacio delimita claramente quien actúa y quien observa. Pero sobre todo esto viene ejemplificado claramente en las tecnologías empleadas en los escenarios de conciertos, teatros al aire libre, tablaos improvisados, púlpitos, plataformas, tarimas; son estos elementos los que indican claramente que el espacio público es espacio para la representación. De esta forma también aparecen los decorados, constituidos por las pantallas, los telones, las proyecciones e incluso el mobiliario y los adornos, que no son más que la otra parte de la escena. En esas circunstancias el espacio público es objeto de una transformación no sólo por los cambios en la intensidad y la calidad del flujo que por él se arremolina o se mueve, sino también por todo tipo de manipulaciones acústicas y ornamentales, que dan idea de la naturaleza que los actos festivos tienen de auténticas “performances”, de las que las aceras, las calzadas, las esquinas, los balcones, los quicios, las esquinas, los comercios y todos los demás elementos escénicos de la vida ordinaria de la ciudad, son al mismo tiempo decorado y, por la súbita revitalización, parte misma del cuadro de actores. (DELGADO). Desde este punto de vista la tecnología no sólo ha servido para normalizar el espacio festivo, sino que ha servido para normalizar lo lúdico como actividad. Este tipo de manifestaciones, que en un principio surgen de la espontaneidad han ido adquiriendo distintos protocolos, se han ido estableciendo distintos esquemas temporales y espaciales gracias a la intervención de la tecnología. El modo en que se genera el espacio para la actividad lúdica ha ido adquiriendo ciertos patrones hasta configurar con el paso del tiempo un reglamento. La 155


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forma en que se construyen las casetas y portadas de feria, la estandarización de sus dimensiones y su montaje, los esquemas estructurales al servicio del levantamiento de escenarios, los mecanismos de los juegos de luces, los mecanismos de alumbrado, la delimitación de las calles, los protocolos de montaje de los stands y las atracciones, el modulado de piezas, su dimensionado, el modo de transporte; es decir todo un sistema que ha ido diseñándose a lo largo del tiempo mediante la aplicación de diferentes tecnologías. Pese a tratarse normalmente de actividades que provienen de las más antiguas tradiciones, la innovación tecnológica se ha ido abriendo paso en la configuración de los elementos. Así se pasa del alumbrado mediante faroles de gas a las bombillas, para después pasar a la iluminación por leds; de las pancartas y carteles a las pantallas y luminosos, de las estructuras de madera a las metálicas, de las carrozas tiradas por animales a las motorizadas, de las casetas de mampostería a las textiles, incluso del mobiliario pesado a uno mucho más ligero y flexible. De todo ello podemos decir que el sistema de producción en masa ha repercutido mucho en la tecnología al servicio de la actividad lúdica, marcando los procesos de montaje y desmontaje, es en estos acontecimientos urbanos donde se aprecia de manera más clara la convivencia entre tradición e innovación tecnológica. Por tanto concluimos que la tecnología al servicio de la fiesta es herramienta de normalización del espacio público, mediante la cual se introduce un nuevo protocolo espacial y social, transfigurando brutalmente la apariencia de lo urbano.

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LA NORMALIZACIÓN DE LA FIESTA URBANA. EL espacio público como espacio dominado.

Imagen 111. Fuente Mágica de Montjuic. (Barcelona). El primer espectáculo de las Fuente de Montjuic tuvo lugar en 1929, durante la Exhibición Internacional de Barcelona. Se trata de uno de los primeros espectáculos que combinaba agua, luces y música. Fuente. En: http://www.arbarcelona.es/?p=1474&lang=es

Imagen 112. Fuegos Artificiales en la inauguración de las Fiestas de La Mercè, 2013. (Barcelona). Éste y otros muchos recursos, como cohetes o luminosos son empleados en la ciudad como símbolo festivo. Fuente. En: http://merce.bcn.cat/es/fotomerc%C3%A82

Imagen 113. Correfoc de la Fiesta Mayor de Vilanova y la Geltrú. (Barcelona). Este tipo de manifestaciones culturales cambia radicalmente el aspecto del espacio. Fuente. En: http://www.websegur.com/2011_07_01_archive.html

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TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.

Imagen 114/115. Concierto en Plaza Sant Jaume. (Barcelona). La actividad cotidiana de la ciudad queda completamente transtornada por la presencia de este tipo de eventos, el modo en que se ocupa la plaza cambia sustancialmente, por lo que la percepción del espacio es completamente diferente. Fuente. En: http://www.eventos-barcelona.com/merce-2012/conciertos-merce http://www20.gencat.cat/

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3.1. LA FIESTA Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. El espacio público como espacio apropiado. Habitar, para el individuo o para el grupo, es apropiarse de algo. Apropiarse no es tener en propiedad, sino hacer su obra, modelarla, formarla, poner el sello propio. Habitar es apropiarse un espacio (...) el conflicto entre apropiación y constreñimiento es perpetuo a todos los niveles, y los interesados los resuelven en otro plano, el de lo imaginario. (LEFEBVRE, 1971:210). Al concepto de propiedad hace referencia Lefebvre en sus reflexiones sobre el derecho a la ciudad, tan cuestionado en la historia de las ciudades. Muchos han sido los pensadores que han escrito al respecto de esta cuestión, el derecho a la ciudad por parte individuo, la forma en que éste vive la ciudad y se apodera de ella. Nosotros pretendemos abordar este tema, el de la apropiación del espacio urbano desde las perspectiva de la fiesta, como ésta puede ser empleada por parte del usuario de lo público como herramienta de apropiación, más concretamente cómo por medio de la tecnología propia de las actividades lúdicas y festivas el ciudadano se hace con el espacio y lo convierte en algo suyo, en algo que lo identifica. Si anteriormente hemos descrito los eventos festivos, más bien la tecnología empleada para su realización, como aquella que nos sirve para reafirmar o recuperar la identidad tanto del espacio como del individuo urbano; ahora mostraremos como es el propio individuo, de manera directa, el que se encarga de reivindicar esta identidad, no sólo de reclamarla sino también de proclamarla, de emplear el espacio de la ciudad como soporte de manifestación de la cultura y de la identidad. Este tipo de actividades se hacen más necesarias que nunca en un contexto mundial de globalización de lo urbano, enmarcado en un proceso de reduplicación e imitación del paisaje, afectada por un fenómeno mundial de urbanalización (Muñoz, 2008). Frente a esta situación el ciudadano y la propia ciudad exigen su derecho a la diferenciación, el derecho a ser únicos, a identificarse. Podemos decir, por tanto, que mediante la práctica de las distintas actividades festivas de apropiación se le devuelve al espacio público su carácter de espacio para la identificación y para la libre manifestación, por lo que de alguna forma dentro de estas actividades se pueden enmarcar las propias manifestaciones y protestas que, en estos últimos tiempos, también toman tintes festivos y cuyos parámetros se rigen por una apropiación del escenario urbano. Es por ello que cada vez más podemos observar como las manifestaciones públicas vienen acompañadas de banderas, música, bailes, pancartas, insignias, incluso disfraces, también son formas de apropiación del espacio público a través de la fiesta, también proclaman la identificación del individuo en el entorno urbano, su presencia, su capacidad inherente para actuar en el espacio, para adueñarse de él porque, en efecto, éste le pertenece. Esto también se refleja en las acampadas que se están sucediendo en parques y plazas como medio para requerir este derecho, el derecho a la ciudad. Uno de los aspectos más importantes de este tipo de actividades de apropiación es el cambio que se produce en el individuo, en el usuario del espacio urbano. Éste deja su papel de espectador, de agente pasivo para convertirse en practicante de la ciudad en cuanto a que ejerce acciones motivadas por intereses propios, o comunes, sobre la ciudad. Deja de ser un territoriante (Muñoz, 2008) más para convertirse en constructor del espacio, de usuario del mismo. Volvemos al concepto de uso del espacio frente a la idea de consumo, el concepto de masa frente al concepto de individuo urbano. 159


TECNOLOGÍA Y ACTIVIDADES LÚDICO-FESTIVAS. De la normalización a la interacción programada.

Imagen 116. Protestas del Movimiento 15-M en la Puerta del Sol. (Madrid). En este tipo de manifestaciones la apropiación del espacio público es llevada a puntos extremos, los participantes acampan en las plazas, mientras una nueva estructura social emerge. Fuente. En: http://en.wikipedia.org/wiki/2011%E2%80%9312_Spanish_protests

Imagen 117. Jornada de protestas en Brasil. (2013). Cada vez más, las protestas comienzan a adquirir tintes festivos, música, bailes y disfraces se emplean como recursos. Fuente. En: http://www.eltiempo.com/Multimedia/galeria_fotos/internacional10/GALERIAFOTOS-WEBPLANTILLA_GALERIA_FOTOS-12877506.html

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EL ESPACIO DE LA FIESTA URBANA. Espacio público como espacio dominado.

Son los practicantes de la ciudad quienes constantemente se desentienden de las directrices diseñadas, de los principios arquitecturales que han orientado la morfología urbana y se abandonan a apropiaciones efímeras y transversales, todo un océano poliédrico e interminable de acontecimientos, de descargas energéticas moleculares y masivas. Se sueña con una ciudad digitalizada y se encuentra uno con una ciudad manoseada, gastada por las vidas que la recorren y que la someten a intereses y funciones “otros” y lo pliegan a todo tipo de argucias de apropiación. (DELGADO, 2007:15). Si bien Arendt (1958) se refería al espacio público como lugar constituido por la acción y el discurso, podemos decir que en este tipo de manifestaciones urbanas se reivindica la ciudad como soporte de acciones, lugar donde se llevan a cabo las más diversas actividades de apropiación. La ciudad, programada y diseñada por los distintos planes urbanísticos, queda constriñida bajo una serie de normativas, el ciudadano queda al margen del proyecto de construcción de la ciudad. Las actividades festivas que encarnan algún tipo de apropiación del espacio urbano reivindican este natural derecho del ciudadano a participar en la construcción de la ciudad, de dejar su huella. Este proceso de creación de ciudad ha sufrido un progresivo alejamiento de la figura del individuo, si bien podemos ver como en las antiguas comunidades eran los mismos habitantes los que se encargaban del levantamiento de la ciudad o de algún modo tenían potestad para decidir sobre alguno de sus aspectos, éste se ha convertido en un derecho cada vez más limitado. Al igual que la constitución de la ciudad, muchas de las actividades festivas han quedado normalizadas con el paso de los años, por lo que el carácter espontáneo que pudieran tener algunas actividades de asunción del espacio quedan mermadas para convertirse en actos previamente planificados. Por todo ello, quizás las acciones urbanas que más nos pueden interesar son aquellas que provienen de actos espontáneos e imprevisibles, surgidos directamente de la necesidad de manifestación y de reivindicación del espacio propio. El principal objetivo de las actividades de apropiación, al igual que el de cualquier actividad festiva, es el de la transformación del espacio a través de diversos mecanismos. Desde un primer punto de vista podemos hablar del propio individuo como agente transformador del espacio, de forma que actúa como elemento constructor. La ocupación del espacio es una de las principales herramientas de modificación del entorno, como ya pudimos ver anteriormente. Dentro de este fenómeno se incluirían los desfiles, los pasacalles, las carreras, las propias manifestaciones, los castillos humanos, y de manera muy característica los juegos que, al igual que el resto aplican al individuo una posición concreta en el espacio. Se trata de la acción directa del participante, la forma en que el individuo o el conjunto de ellos ocupa el espacio es un modo de reconcebir la ciudad, el espacio mengua o crece en función de la morfología de las agrupaciones. El conjunto de individuos actuando como un solo cuerpo llega a constituir auténticos elementos de construcción urbana. No sólo hablamos del lugar que pasa a ocupar en el espacio, también hablamos de los atuendos que les distinguen proporcionando a lo urbano un nuevo código de colores y una identidad específica. El individuo se comporta como elemento de identificación cultural de la ciudad. Es a través de los distintos elementos que portan, banderas, escudos, adornos, que se otorga al espacio un carácter particular. Atendiendo a las actividades que se encargan de actuar directamente, físicamente, sobre 161


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Imagen 118. Castillo humano en Times Square. (Nueva York). Fuente. En: http://www.castellersdevilafranca.cat/internacional/viatge-a-nova-york.html

Imagen 119. Carnaval Río de Janeiro. (Brasil). Fuente. En: http://boystoys.es/blog/viviendo-el-carnaval-rio-de-janeiro

Imagen 120. Pasacalles en Ecuador. Fuente. En: http://tierradevientos.blogspot.com.es/2013/02/pasacalle.html

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el entorno urbano, sobre los elementos físicos que los constituyen, encontramos otro tipo de tecnologías. Aparecen así acciones sobre fachadas, suelos, sobre el propio transporte público, nos encontramos frente a acciones mucho más evidentes en su deseo de transformar el espacio y que en algunas ocasiones pasan de ser temporales a ser permanentes. Dentro de este bloque encontramos los grafittis, junto con las distintas manifestaciones de arte urbano, los murales, los juegos florales, los juegos pintados en el suelo, la construcción de diferentes estructuras, la quema de muñecos, el decorado de plazas y patios; lo que distingue a estas actuaciones de otras es la participación directa de las personas, su propia acción influye en el discurso urbano, es cierto que en muchas ocasiones vienen regidas por una normativa, pero la espontaneidad está mucho más presente que en otras ocasiones, es por este mismo hecho que muchas de estas actuaciones han sido criminalizadas, por su carácter transgresor. Hubo un momento en que el decorado de las fiestas urbanas era realizado por las mismas comunidades, ahora esto sólo es posible verlo en las pequeñas fiestas de barrio, la organización de eventos se ha ido profesionalizando con la ayuda del avance tecnológico de modo que la participación urbana ha quedado en una posición más bien simbólica o de espectador, es por ello que están emergiendo muchas fenómenos alternativos, e incluso marginales, a la fiesta. La exclusión del ciudadano en la actividad urbana ha propiciado este tipo de manifestaciones artísticas. Éstas han servido, además, como medio de reivindicación política, de protesta, aquí si tiene más cabida el discurso, de modo que distintos mensajes van colmando las fachadas de las grandes ciudades, aquellas en la que los individuos tienden en mayor medida a la marginación y al desplazamiento. Se restablece, por tanto, el espacio público como seno de la opinión pública. Cabe destacar en este discurso al arte público como uno de los fenómenos más significativos dentro de las actividades de apropiación de lo urbano. Pero para ello se ha de distinguir entre el arte en el espacio público y el arte público. En la historia de las ciudades siempre ha existido el arte público, los monumentos, las esculturas e incluso la pintura, han servido para definir el carácter de la ciudad. Y es posible que en un primer momento este tipo de arte sirviera para fomentar la participación ciudadana, sin embargo en éste último siglo esta situación ha cambiado radicalmente. De todas formas, es un hecho que el arte monumental, el cual centraba los grandes espacios públicos de las urbes decimonónicas, ha pasado a la historia, enquistado como está en nuestras ciudades como un resto del pasado. Y es que los monumentos cumplían al menos dos importantes funciones, hoy casi periclitadas: 1) En cuanto “creadores” de un espacio abierto por ellos permitían que el público se reuniera en torno suyo (...) formaban parte de un triple modo de espaciar, de “hacer sitio” público y de “hacerle sitio” al público, creando un “vacío”(...). 2) Los monumentos y sus espacios estaban proyectados también de acuerdo a un idealizado orden temporal, histórico: enlazaban el pasado y el presente (...) dando así a la nación sus señas (más bien míticas) de identidad... (DUQUE, 2008). Una vez debilitado el arte monumental como práctica artística que confiere identidad al espacio urbano, surge en los años sesenta un nuevo fenómeno que pretende volver a instaurar el objeto de arte en el contexto urbano. Pero este tipo de prácticas nada tendrán que ver con la participación ciudadana ni con hacerle espacio al ciudadano y mucho menos con 163


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Imagen 121. Alfombra de Flores. Araira. (Venezuela). Fuente. En: http://miarchivodeimagenes.blogspot.com.es/2012_08_01_archive.html

Imagen 122. Hoguera para quemar las fallas en el Pont de Suert. (Cataluña). Fuente. En: http://visitpirineos.com/tag/fallas-vilaller/

Imagen 123. Celebraciones de la “Notte Rosa” en Arezzo. (Italia). Fuente. En: http://www.letruria.it/Ad-Arezzo-secondo-appuntamento-con-Shoppingsotto-le-stelle

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una clara identificación cultural o por lo menos de identificación personal. Hablamos de una expresión artística en la que el ciudadano se comporta como mero espectador, no participa en el hecho urbano en tanto que ni siquiera alcanza a comprender el sentido de aquellas mismas obras. Sin embargo, este tipo de prácticas han ido aumentando su presencia en los espacios públicos hasta la actualidad, se ha tratado de un proceso afectado gravemente por la mercantilización, de forma que las ciudades han asumido estas obras como intentos vanos de expresión cultural, o de otro modo como meros objetos de consumo, como símbolos de ciudad cosmopolita, como medio de elitización de los espacios. Aludiendo a Klein, no se trata más que de otro proceso de marcado del espacio a través de la obra de arte en función de la fama o popularidad de la que goce en ese momento el artista. Desde nuestro punto de vista no podemos más que considerar este tipo de obras como “arte en el espacio público”, un concepto muy diverso a aquel que pretende hacer partícipe al ciudadano de la construcción de lo público. No basta con que una colección de arte esté a la intemperie (como Chillida Leku, en Guipúzcoa; o la de Montenmedio, en Cádiz) para que sus obras sean consideradas como arte “público”, por más que éstas sean públicamente accesibles en determinado horario, de forma gratuita o pagando un determinado canon. (DUQUE, 2008:19). Sin embargo, frente a esta situación aparecen en los años 90 una serie de intervenciones urbanas que otorgan al arte en el espacio público otras capacidades, éste fue un fenómeno que estuvo gestándose años atrás, pero que encontró su auge a lo largo de la última década del siglo XX y a principios del XXI. Se empieza a hacer partícipe al espectador, éste pasa a formar parte de la creación artística, el protagonismo del nombre del artista como marca o como seña de identidad se pierde en este tipo de actuaciones. Se trata de intervenciones que realmente alteran la cotidianidad del espacio público, éste es verdaderamente transformado y, en este proceso, también se tiene en cuenta al ciudadano. De este modo el individuo abandona realmente su anonimato, deja de ser pasivo y protagoniza el espacio transformándolo. Una de las experiencias más reveladoras con respecto a este hecho fue la llevada a cabo por el artista Braco Dimitrijevic. En su obra de los años 70 The Casual Passer‐By se dedicó a instalar gigantescas fotografías en blanco y negro de personas anónimas, de desconocidos, en las fachadas de los grandes edificios de varias ciudades europeas. Metafóricamente, cada uno de estos individuos, se apropiaron del espacio público que les pertenecía; se les proporcionó una visibilidad urbana muy significativa, la cual habían ido perdiendo con la evolución de las ciudades. Mostramos esta obra como ejemplo de lo que ha de representar y perseguir el arte público, el cual ha de servir como herramienta para devolver a los habitantes de las ciudades su protagonismo en la ciudad, para hacerlo partícipe de la actividad urbana, para perseguir su relevancia en el espacio. ...el arte público en espacios públicos (es decir: el verdadero arte público del espacio político) sería aquel en el que tanto quien proyecta y costea la obra (una institución política, en sus diversos niveles) como el artista que la ejecuta renegaran en la medida de lo posible de sus propios intereses y características (por caso: la utilización ideológica y propagandística de la obra, y la ganancia y el prestigio ‐o el capricho‐ personal, en cada caso) para ponerse en el lugar de un sector determinado del público (determinado por su 165


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ubicación geográfica y urbana, o por las necesidades, duraderas o momentáneas, como en el caso de espectáculos festivos), y a su servicio, con la intención final de fomentar la participación del público no solamente en la fruición activa de la obra, sino también en el proceso de su gestación. (DUQUE, 2008:19). En relación a lo dicho y como veremos más adelante, la intervención de las nuevas tecnologías ha facilitado el acercamiento del arte al ciudadano, al espacio público. Las obras de arte han sufrido un proceso a lo largo de la historia de acercamiento al individuo público. En un primer momento el arte se encontraba únicamente adherido a estamentos privados, pertenecían y eran disfrutados por aquéllos personajes pertenecientes al Estado, a la Iglesia o a las clases privilegiadas, en forma de colecciones privadas. Más tarde todas estas obras comenzaron a ser más asequibles, siendo expuestas públicamente en museos o galerías. En la actualidad, esto está siendo llevado un paso más allá, de forma que las obras de arte ,mediadas por la tecnología, empiezan a proliferar en el espacio, sobre todo comienzan a emplearse como reclamo en los distintos eventos festivos; las pantallas urbanas, las proyecciones, los códigos QR, suponen una aproximación a la cultura del arte, una mayor accesibilidad. Los historia de los murales urbanos también revelan, en algunos casos, una serie de procedimientos por los cuales se fomenta la participación ciudadana, hablamos sobre todo de los juegos en murales y de aquellos murales que directamente vienen realizados no por artistas especializados sino por personajes anónimos. Podemos decir que la pintura es una de las principales herramientas de apropiación y transformación del espacio. El apogeo del arte mural en los años sesenta supuso que éste comenzase a tomar cierta condición social, pasando de ser un instrumento propiamente estético, a uno de protesta y manifestación, de crítica social o política. La ciudad se transforma a través de estos fenómenos, los artistas comienzan a tomar la calle, a hacerla suya. La influencia del estilo internacional en el diseño de las ciudades supuso la pérdida de elementos de significación, de símbolos, la arquitectura dejó de lado su capacidad de representación y los espacios comenzaron a homogeneizarse. Este tipo de arquitectura generó multitud de fachadas y muros vacíos donde se vio el soporte ideal para el arte callejero; si la arquitectura no proporcionaba los necesarios símbolos de identidad, el arte callejero comienza a proclamarlos. El arte callejero no sólo ha consistido en pintar murales, mucho menos en la actualidad; al igual que la publicidad, éste ha empezado a ocupar cada elemento urbano, no en vano arte y publicidad han llegado a convertirse en elementos casi indistinguibles. Podemos encontrar las señales de tráfico convertidas en elementos creativos, los pasos de cebra en obras de arte, incluso el suelo de plazas y calles comienzan a estar plagados de interesantes creaciones, las aceras, las escaleras, los transportes urbanos, el mobiliario, los escaparates, todo se convierte en soporte artístico y todo ello es transformado y apropiado. El arte se está convirtiendo en la principal herramienta de apropiación del espacio urbano, ya sea por parte de las agencias de publicidad, por parte del artista o del propio ciudadano. A raíz del mural urbano surge una nueva disciplina que puede calificarse como más transgresora, puesto que se desentiende completamente de las normas urbanas, hablamos del grafiti. Surge en los años setenta, pero alcanza su mayor repercusión en los ochenta y sobre todo en los noventa. Posee un espíritu más radical y un carácter mucho más social, con mucho mayor ánimo de protesta. Se diferencia del mural por el hecho de que los artistas no eran considerados como tal, eran individuos procedentes de la calle y de sectores marginales, 166


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aunque esto haya cambiado con el paso de los años. Es por eso que este tipo de actividades es mucho más representativa de la idea de apropiación urbana. La conquista de los elementos de la ciudad es mucho más libre llegando a la ilegalidad, no tenía vínculos con los ambientes artísticos ni políticos y no atendía a ninguna estructura de poder. Es un medio para salir del anonimato, cada artista dejaba su impronta en la obra, era un modo de marcar el espacio, de hacerlo suyo, en muchas ocasiones sólo consistía en plasmar el nombre o el seudónimo. El espíritu transgresor de esta práctica artística ha sido contravenida por parte de los mecanismos de control del Estado, en un intento por restablecer el orden público. Mientras, estas actuaciones sobre el entorno público no expresan sino un ansia por recuperar el poder sobre el espacio, una forma de reivindicar aquello que poco a poco ha ido desapareciendo. Si el espacio público ha perdido su capacidad de ser soporte de opinión pública, estas intervenciones no son más que mecanismos de conquista de ese derecho. Desde Nueva York hasta Vancouver y Londres, los ataques de la policía contra los “graffitis”, los pósters, la mendicidad, el arte urbano, los muchachos que limpian los parabrisas de los automóviles, las iniciativas de jardinería popular y los vendedores de alimentos están criminalizando rápidamente todo lo que hay de realmente público en la vida de las ciudades. (KLEIN, 2012:363). Podemos destacar todos estos fenómenos artísticos, los murales, los graffitis, las fiestas urbanas, como el origen de un movimiento que comienza a extenderse por el ambiente social de las grandes ciudades, una corriente que empieza a reivindicar su derecho sobre la ciudad. Finalmente, muchos verán en los nuevos medios tecnológicos la herramienta perfecta para la consecución de este objetivo, el de la apropiación de lo urbano, en respuesta a todos estos fenómenos de subversión y protesta. La nuevas tecnologías comienzan a percibirse como la herramienta para construir un modelo ideal de ciudad que sirva de plataforma al ciudadano y que realmente le permita ejercer su poder de transformación sobre las arquitecturas del entorno urbano.

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Imagen 124. Obra: “The Cassual Passer Bye”. Autor: Braco Dimitrijevic. (1970). Posters gigantes con fotografías en blanco y negro de personas anónimas son pegados en carteles y fachadas de viejas ciudades europeas. Fuente. En: http://www.flickr.com/photos/diogenes24/6220862959/

Imagen 125. Obra: “The Wall of Respect”. Chicago. (1968). Se trata de uno de los primeros murales influenciados por el grafiti y el espíritu radical de los 70, que hará más explícita la condición social de este tipo de arte callejero. Fuente. En: http://xroads.virginia.edu/~UG01/hughes/mural.html

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Imagen 126. Grafiti en las favelas de RĂ­o de Janeiro. (Brasil). Autor: Grafitero JR. Fuente. En: http://www.taringa.net/posts/imagenes/15868054/Arte-callejero--imagenes-imperdibles.html

Imagen 127. Concurso de pintura sobre el suelo. Fiestas patronales de Monforte de Lemos(Lugo). 2009. Fuente. En: http://www.jrcasan.com/2009/patronales/fiestasdemonforte.htm

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3.3. LA NUEVA INTERACCIÓN URBANA. El espacio público como espacio programado. Las ciudades pueden y deben ser planificadas. Lo urbano¹, no. Lo urbano es lo que no puede ser planicado en la ciudad, ni se deja. Es la máquina social por excelencia, un colosal artefacto de hacer y deshacer nudos humanos que no puede detener su interminable labor. En cambio, en todo el mundo se pueden constatar las evidencias de que el proceso que se sigue es exactamente el contrario. (DELGADO, 2007:18). Afinales del siglo XX, sobre todo a partir de los noventa ,surgen en las grandes ciudades diversos movimientos artísticos y sociales que comienzan a manifestar su oposición al nuevo concepto de espacio público que se está generando como resultado del ejercicio de las nuevas estructuras de poder que rigen en las ciudades contemporáneas. Ya hablamos de la aparición en los años setenta de movimientos artísticos como el arte mural o el grafiti que, junto con otro tipo de manifestaciones creativas, reclamaban un cambio en el concepto de espacio público. Lo que interesa no es tanto la intención explícita de los actores en relación con cierto contexto institucional político o económico, sino la realidad que construyen con su acción grupos sociales que no se conforman con esperar y mirar, sino que entienden que pueden y deben intervenir en el curso de los acontecimientos y hacerlo en el lugar en que ésos se producen, que es ante todo la calle. (DELGADO, 2007:176). Todos estos grupos pretenden la restauración del espacio público como espacio de libre acceso y espacio donde tenga cabida una actividad urbana caracterizada por la espontaneidad La urbanística de las grandes ciudades, cada vez más normalizada, ha ido disminuyendo las capacidades del espacio público. Es la libre actividad del individuo la que otorga complejidad al espacio urbano, pero dicha actividad se ha visto afectada por los procesos de normalización. Una normativa cada vez más estricta ha ido constriñendo la actividad de las ciudades limitándola a meros procesos comerciales, relegando la actividad social a un segundo plano o diluyendo ésta en ciertos programas culturales que impiden una auténtica participación ciudadana. Los grandes proyectos urbanísticos no sólo pretenden el control del espacio, sino también la dominación de cualquier elemento de actividad social. Es la pérdida de la verdadera actividad urbana, el desgaste de la esfera social asumida por otros entornos que no le son propios, lo que ha inducido a una serie de manifestaciones de protesta y reivindicación en el espacio público. A esto hace referencia Naomi Klein cuando se refiere al fenómeno por el cual la actividad comercial comienza a apoderarse de toda actividad urbana y social. Encontramos en este sentido un movimiento de protesta que tuvo gran repercusión en la última década del pasado siglo y en los primeros años del actual, hablamos del movimiento Recuperar las Calles (RLC, Reclaim the Streets), surgido en Londres y que

¹Manuel Delgado define “lo urbano” así: la no‐ciudad –lo urbano‐ es la ciudad…, menos la arquitectura. (2007:82).

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obtuvo fama a partir de los incidentes ocurridos en 1996, cuando diez mil personas ocuparon la autopista M41 de Londres, para protestar por sus obras. En estos incidentes decenas de aparatos de música tomaban la autopista, la gente bailaba y gigantes mujeres aparacían con faldas bajo las cuales activistas armados con martillos neumáticos agujereaban la autopista para plantar árboles. Comenzó así una estrategia de apropiación de la calle, que ya tuvo sus primeros indicios en las protestas de Mayo del 68 y en las manifestaciones artísticas de décadas anteriores. La apropiación de la calle se llevaba a cabo mediante marchas peatonales, comitivas ciclistas o desfiles. Las protestas comenzaron a adquirir carácter festivo, haciendo aparición la música, los disfraces, los juegos de niños, los bailes, etc.; nuevamente la fiesta se apoderaba del espacio público, de forma que ésta vuelve a tomarse como herramienta de apropiación de lo urbano, la fiesta como la mejor estrategia para volver a a convertir el espacio público en soporte de la actividad social. Desde 1995, el RLC asalta las calles más concurridas y las esquinas más importantes y llega hasta las carreteras, donde organiza fiestas espontáneas. De pronto, una multitud transforma de manera aparentemente casual una arteria ciudadana en un escenario surrealista. (KLEIN, 2012:364). La importancia del movimiento Recuperar las Calles radica en su carácter global, no se trataba de un fenómeno aislado, era la expresión de un malestar que estaba surgiendo simultáneamente en multitud de ciudades. En este sentido, las manifestaciones comenzaron a multiplicarse y empezaron a constituirse las Fiestas Callejeras Globales. Los nuevos sistemas de comunicación sirvieron para que activistas de distintas ciudades convocaran multitudinarias protestas de manera simultánea, las mismas herramientas que sirvieron para establecer las nuevas estructuras de globalización, fueron tomadas en su contra. Se trataba de una respuesta internacional a la pérdida de los espacios públicos. A finales de siglo comienza a surgir una nueva corriente creativa como respuesta a todos estos fenómenos de recuperación del espacio público. La tercera ola de innovación tecnológica supuso que muchos artistas y pensadores vieran en los nuevos mecanismos tecnológicos de comunicación y representación, la herramienta perfecta para la restauración del espacio público, para la apropiación del mismo por parte del individuo; era un posible medio para devolver la calle al habitante de la ciudad contemporánea, un modo de revertir el proceso que se había venido gestando en los últimos siglos. Aunque se ha achacado a las nuevas tecnologías de la comunicación una influencia grande en un mayor aislamiento de los individuos, también es cierto que pueden favorecer nuevas formas de socialización; y de hecho en las comunidades de gente joven hay un potenciamiento recíproco de la comunicación a distancia y la presencial dado que ésta dispone de cualidades imposibles de ser sustituidas por las actuales tecnologías.¹ (DI SIENA, 2009:94). Especialmente se encuentra una solución en la hibridación entre espacio público y

¹En referencia a la entrevista personal realizada a Serrano, E. (2009).

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LA NUEVA INTERACCIÓN URBANA. El espacio público como espacio programado.

Imagen 128/129. Manifestaciones surgidas del movimienrto “Recuperar las Calles”, iniciado en la década de los 90 en la ciudad de Londres. Una vez bloqueado el tráco, se declara “abierta” la calle. Se levantan pancartas que dicen “Respire”, “Prohibidos los automóviles” y “Recuperemos los espacios”. Se eleva la bandera de RLC –un rayo sobre un fondo de varios colores‐, y el equipo de sonido comienza a emitir de todo, desde los últimos hallazgos electrónicos hasta “What a Wonderful World” de Louis Armstrong. Luego, y como si salieran de ninguna parte, aparece el carnaval ambulante de los RLC: en bicicleta, en zancos, bailando y tocando tambores. En las estas anteriores en las esquinas se colocaban juegos infantiles, así como gigantescas cajas de arena, hamacas, piscinas inflables, colchonetas, alfombrillas y redes de voleibol. (KLEIN, 2012: 365). Fuente. En: http://www.nosoyeltipicofriki.com/2007/07/18/recuperar-las-calles/

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tecnología, la cual dotará nuevamente de complejidad al espacio y lo hará accesible, propiciando una mayor participación ciudadana. Las nuevas tecnologías introducen nuevos modos interactivos, la comunicación visual, mediante la proliferación de imágenes, comienza a complementarse con otros mecanismos relacionales, como el tacto, el movimiento, el sonido, las propias constantes vitales; se introducen nuevas posibilidades de manipulación del espacio, este tipo de tecnologías permiten que el individuo abandone su posición de espectador para convertirse en practicante de la ciudad. La nueva sensibilidad es la de unos sujetos íntima y estructuralmente mediados por sus interacciones desde y con la tecnología. Es en la trama de interacciones entre sujetos donde hoy las mediaciones tecnológicas revelan su potencial alternativo, por más que para los apocalípticos las mediaciones tecnológicas signiquen todo lo contrario: la tendencia de los adolescentes al ensimismamiento, el computador volviéndolos agorafóbicos, dominándolos como una adicción que los aísla y desvincula de la realidad. (MARTÍN-BARBERO, 2009:4). La relación entre el entorno físico, el virtual y el individuo se hace mucho más estrecha y fluida; si en un principio se contemplaban los nuevos entornos virtuales como herramientas de distanciamiento entre el individuo y el espacio urbano, mediante las nueva tecnologías estos entornos virtuales se ponen al servicio del espacio físico urbano para permitir una mejor integración del individuo, una mejor accesibilidad al espacio a partir de nuevos sistemas como la realidad aumentada o los nuevos códigos de almacenamiento de datos. En los últimos diez años, performances e instalaciones interactivas han emergido en el espacio público como una nueva forma de arte. Este tipo de arte interactivo, con su aspecto lúdico, su acento en la comunicación y su reflexión sobre el poder de las nuevas tecnologías, ha demostrado su adecuación al espacio público. (STRUPPEK, 2010) Estas nuevas tecnologías interactivas responden a un deseo generalizado de participar en la actividad urbana. Sin embargo, estos nuevos medios se constituyen como herramientas de gran complejidad que pueden ser empleadas según intereses muy opuestos, recordemos como las nuevas pantallas interactivas, las fachadas multimedia o las proyecciones han sido utilizadas como mecanismos de persuasión publicitaria. En este sentido la interactividad no se emplea como medio de integración del ciudadano en una auténtica actividad urbana, sino como mecanismo de intensificación de una actividad comercial ya de por sí omnipresente. Igualmente, muchos de estos artificios están siendo empleados en los programas culturales y festivos de las grandes ciudades, aunque en muchos de ellos podemos ver ciertos intentos de aproximación entre lo urbano y el espectador, éste no sale realmente de esa condición de espectador, de consumidor de imágenes, mientras en otros casos estas nuevas tecnologías son empleadas por el Estado para la disuasión política. Es realmente desde la actividad libre del artista donde estos nuevos medios comienzan a utilizarse para la creación de entornos urbanos interactivos donde el ciudadano manipula el espacio y contribuye a su creación, donde la opinión pública toma su lugar. Desde otro punto de vista estas mismas tecnologías han servido para establecer rígidos programas culturales, aunque realmente la integración de estos mecanismos en el espacio no están siendo inmediatamente efectiva, sobre todo si atendemos a su carácter temporal. Pese 174


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Imagen 130. Proyecto interactivo. Una gran alfombra interactiva de baldosas LED se sitúa debajo de la marquesina de entrada del edificio, un dispositivo detecta a los visitantes y muestra los patrones de luces interactivas en respuesta a sus movimientos. Al mismo tiempo, un panel de lámparas LED en la fachada del edificio muestra los mismos patrones de luz a la ciudad circundante. Los usuarios de la alfombra pueden ver los efectos de sus acciones, tanto bajo sus pies como en la fachada del edificio.. Fuente. En: Libro: KRAUEL, JACOBO. (2010). Event Art. Innovation and creativity. Barcelona. Links.

Imagen 131. Pantalla interactiva en Cádiz procedente del proyecto “Watching and being watched”. Martine Verwoerd. Se trata de una pantalla que conecta Cádiz con Cartagena de Indias (Colombia). Mediante este dispositivo se puede conectar en tiempo real una ciudad con otra de forma que se puede ver lo que pasa en la otra ciudad y hablar con las personas que se encuentren en ese momento frente a la pantalla. Fuente. En: http://www.que.es/cultura/fotos/habitantes-historicas-ciudades-cartagena-indias-f624543.html

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a que es en la actividad festiva donde realmente se proclama y se recupera el espacio público, donde éste se configura como lo que es, el carácter efímero y excepcional de este tipo de actividades impide que la situación cotidiana del espacio urbano, la actividad normal de las ciudades, pueda ser revertida. En este sentido, estos mecanismos parecen no servir más que para intensificar la actividad espectacular en el espacio en determinadas fechas, aunque esto no es exactamente así. Si prestamos atención a los extensos programas festivos de las grandes ciudades, éstos se estrucuturan según esquemas muy estrictos de participación, las actividades urbanas basadas en el empleo de las nuevas tecnologías apenas hacen posible la manipulación de las mismas por parte del ciudadano, éstos se dedican a dejarse sorprender por las maravillas de los nuevos y más sofisticados espectáculos. Volvemos a incidir en que esta interactividad no es visible en este tipo de eventos. La dominación del espacio público a través de la proliferación de imágenes no se contrapone a todo este fenómeno, aunque las nuevas tecnologías presentan nuevas alternativas de comunicación y relación entre los individuos o entre éstos y su entorno, también han conseguido intensificar el poder de la imagen en la actividad urbana. Las proyecciones, las fachadas interactivas, las pantallas digitales, no han hecho más que afianzar la cultura del espectáculo, alimentar la cultura de consumo de imágenes. Quizás este nuevo tipo de relaciones urbanas mediadas por la innovación tecnológica aplicada a la reproducción masiva de imágenes no suponga más que la aparición de nuevos modos de relación social en el que la interactividad no es más que una simulación. En el otro extremo, nuestra “sociedad” está quizás poniendo fin a lo social, enterrando lo social bajo la simulación de lo social. (BAUDRILLARD, 2012:173). Toda la vida de las sociedades en que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de “espectáculo”. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación. (DEBORD, 1967:8). Así mismo, la actividad artística está siendo asumida por estos medios. Asistimos a un nuevo contexto en el que la actividad cultural en las ciudades no consiste más que en consumir imágenes proyectadas en fachadas y suelos, o de asistir a la transposición de diferentes estilos arquitectónicos. Frente a la idea de que lo que se está produciendo es la liberación del arte y una mejora en su accesibilidad, lo que realmente estamos viendo es una mercantilización de las propias obras, lo cual viene intensificado por el uso de estas nuevas tecnologías. La superposición de imágenes en fachadas no hacen más que intensificar el fenómeno de deslocalización propio de las sociedades capitalistas, la pérdida de identidad cultural viene renovada por este tipo de tecnologías; ya no hace falta trasladarse a Las Vegas para adentrarse en un espacio donde la cultura se ha banalizado de forma masiva por medio de la réplica o la reproducción, nuestros futuros entornos urbanos estarán dotados de esta capacidad a través de la cual las obras arquitectónicas que han dotado de significado las antiguas ciudades europeas comienzan a ser reproducidas por doquier. Lo hiperreal se hace cada vez más presente en la configuración urbana de las ciudades contemporáneas, donde el proceso de producción masiva por repetición ha pasado a ser revisado por las nuevas tecnologías mediante nuevos procesos de abstracción a través de imágenes digitales, y códigos de representación.

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Imagen 132. Proyección artística sobre fachada, perteneciente al proyecto Urban Screen Cáceres. Fuente. En: http://www.flickr.com/search/?q=URBAN%20SCREEN%20CACERES

Imagen 133. Proyección artística sobre fachada, perteneciente al proyecto Urban Screen Cáceres. Fuente. En: http://www.flickr.com/search/?q=URBAN%20SCREEN%20CACERES

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Imagen 134. Actuación audiovisual en el marco de los 100 años de la Universidad William Marsh Rice en Houston, Texas, EE.UU. El espectáculo narra la historia de la universidad mediante la interpretación de diferentes décadas y su historia inspiradora. Fuente. En: www.urbanscreen.com

Imagen 135. Proyección sobre el Parlamento de Cataluña dentro de las celebraciones de la Fiesta de la Mercè 2013. La ciudad del bullicio: Espectáculo 'Pasado con Futuro', en los actos de la “Barcelona del tricentenario". Fuente. Imagen propia.

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Lo hiperreal es la abolición de lo real no por destrucción violenta, sino por asunción, elevación a la potencia del modelo. (BAUDRILLARD, 2012:189). Es un paso más en la abstracción de la cultura, la cultura real queda sustituida por la réplica, por su imagen proyectada. La complejidad de las nuevas tecnologías incrementa este proceso, de modo que esta actividad de transponer una ciudad en otra, puede llevarse a cabo constante e ininterrumpidamente; ya no es necesario reconstruir de nuevo el edificio en otro lugar, las nuevas tecnologías hacen posible estos procesos sin la necesidad de cambiar de lugar. Lo que es sugerido… es que la supercie semiótica de la arquitectura, entendida como un desplazamiento de lo más viejo, volumétrico, formal, es completamente adecuado a –completamente conforme con‐ los nuevos términos de los medios. De ahora en adelante el sistema social será inaccesible sin un concepto de medios y sus dos componentes –electrónica, tecnología y comunicación heterogénea, así, de acuerdo con nuestro tiempo, los medios llegan a ser la solución espontánea del sistema de representación de la arquitectura. (ECKARDT, 2008:33). La arquitectura como principal elemento de configuración de la ciudad está siendo cuestionado. La concepción de la arquitectura como elemento que dota de identidad el espacio urbano y como remitente de la historia de las ciudades, desaparece. La nueva arquitectura mediatizada carecerá de un estilo propio, no se constituirá en referente de un lugar o un tiempo puesto que en esta nueva arquitectura caben todos los lugares y todos los tiempos. En primer lugar, la transición de la presencia irrepetible de la obra –asociada a un espacio y a un tiempo concretos y, por tanto, a un criterio de autenticidad‐, hacia una presencia masiva producto de la ubicuidad que la obra empezaba a mostrar gracias a la reproducción técnica. En palabras de Benjamin, la obra podía así salir a encontrar a cada destinatario. De esta forma, la autenticidad del producto se convierte en actualidad. En segundo lugar, la afirmación de que la capacidad para reproducir técnicamente la obra estaba alterando su propia naturaleza remite al hecho de que los productos empezaban ya a producirse con el objeto específico de ser reproducidos. (MUÑOZ, 2008:187). Sin embargo, también están surgiendo otras tecnologías que revierten el proceso anterior, un ejemplo de ello serían los nuevos sistemas de realidad aumentada. Como proceso inverso a la abstracción y a la deslocalización, la realidad aumentada pretende dotar de significación a los espacios. Se trata de un nuevo fenómeno tecnológico por el cual se le asigna al espacio una información o por el que se le atribuye a una imagen o a una información un elemento virtual en tres dimensiones. Es un proceso inverso al de síntesis, que venía produciéndose anteriormente, el espacio comienza a convertirse en un elemento mucho más complejo, producto de su hibridación con la tecnología. Los nuevos mecanismos de geolocalización también pueden ser orientados en este sentido, aunque realmente podemos cuestionar si todas estas sirven como herramientas para reasignar a los lugares sus referencias y al 179


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Imagen 136. Arte callejero animado mediante tecnología de realidad aumentada. Artista: BC “Heavy” Biermann. Mediante esta iniciativa se pretende reinventar el espacio urbano mediante aplicaciones de realidad aumentada para el móvil con animaciones interactivas. Fuente. En: http://www.digitalavmagazine.com/2013/03/27/el-arte-callejero-se-anima-con-la-realidadaumentada/

Imagen 137. Proyección sobre la Galería de Arte Contemporáneo de la Hamburger Kunsthalle en Hamburgo. Nombre del proyecto: 555 KUBIK. "¿Cómo sería si una casa estuviera soñando”. La concepción de este proyecto deriva de la arquitectura subyacente. La idea básica de la narración fue disolver y romper la estricta arquitectura del edificio mediante la proyección de imágenes en movimiento. Fuente. En: www.urbanscreen.com

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Imagen 138. Proyección sobre la ópra de Sydney. Nombre del proyecto: SYDNEY OPERA. "Iluminación de las velas | Vivid Sydney 2012". Esta proyección audiovisual sobre la Ópera de Sydney es un homenaje poético a la arquitectura y al concepto de la construcción del arquitecto Jørn Utzon. Si bien Utzon quería darle a su arquitectura una expresión humana, la capa de vídeo proyectado en ese mismo sentido se propone establecer una expresión arquitectónica inmediata. Fuente. En: Fuente. En: www.urbanscreen.com

Imagen 139. Proyección sobre fachada, perteneciente al proyecto Urban Screen Cáceres. En esta proyección se hace una manipulación sobre la apariencia arquitectónica del edificio, de forma que se simula la caída de la fachada para así poder ver el interior del mismo. Fuente. En: http://www.flickr.com/search/?q=URBAN%20SCREEN%20CACERES

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Imagen 140. Proyección sobre el Parlamento de Cataluña dentro de las celebraciones de la Fiesta de la Mercè 2013. La ciudad del bullicio: Espectáculo 'Pasado con Futuro', en los actos de la “Barcelona del tricentenario". La apariencia arquitectónica, incluso la geometría del edificio puede ser visualmente transformada mediante el uso de los nuevos dispositivos. Fuente. Imagen propia.

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espacio su identidad. …invertir en tecnologías públicas que recuperen para la calle el flujo de las comunicaciones que han migrado al espacio virtual. En mi opinión la palabra mágica es la realidad aumentada, que sencillamente volvería a poner la información en su lugar de origen. (DI SIENA, 2009:99). Los espacios, los lugares, dejan de tener una localización concreta, no pertenecen únicamente a una posición, la ciudad queda fragmentada en geometrías variables. Los procesos de reproducción han posibilitado que tanto la arquitectura, como el arte, la cultura, o el propio espacio urbano se deshagan de sus referencias, de su identidad. La unicidad de los espacios comienza a desvanecerse. O tome como ejemplo escuchar la ópera. Puede descargar económicamente el MP3 de, más o menos, cualquier representación que pueda querer, en todas partes en las que le gustaría escucharlo. Pero hay sólo una Scala. Los admiradores de la ópera seguirán buscando los escasos billetes y seguirán pagando altos precios, debido exactamente a las asociaciones históricas únicas, resonancia cultural y aura. (MITCHEL, 2001). Frente a la sociedad del espectáculo descrita por Debord surge un nueva tendencia por la cual el espacio público está siendo reclamado como espacio para la representación y la participación ciudadana. Si como hemos señalado, es cierto que las nuevas tecnologías ayudan a una configuración del espacio de las relaciones sociales mediado por imágenes, en el que el ciudadano actúa como simple espectador, también se están detectando una serie de movimientos artísitcos que emplean las cualidades de las nuevas tecnologías como medio de protesta urbana. Allí donde el mundo real se cambia en simples imágenes, las simples imágenes se convierten en seres reales y en las motivaciones ecientes de un comportamiento hipnótico. El espectáculo, como tendencia a “hacer ver” por diferentes mediaciones especializadas el mundo que ya no es directamente aprehensible, encuentra normalmente en la vista el sentido humano privilegiado que fue en otras épocas el tacto; el sentido más abstracto y más mistificable, corresponde a la abstracción generalizada de la sociedad actual. (DEBORD, 1995:13). Además de intensificar el empleo de imágenes en el espacio urbano, las nuevas tecnologías presentan alternativas muy interesantes para la recuperación del espacio público. Ahora es posible apropiarse de la ciudad, del espacio urbano, mediante la tecnología, éste es el principio que utilizan movimientos como el hacking urbano, los locative medias o el arte electrónico. El hacking urbano deriva del hacking informático, y explora los usos de la tecnología, no en el sentido previsto, sino experimentando sus límites y posibilidades. De este movimiento surgen diferentes iniciativas de conquista de la ciudad. Las fachadas son empleadas para transmitir mensajes de protesta, son utilizados como paneles de juego, los sistemas de iluminación son intervenidos, todo aquel elemento de lo urbano controlado mediante la 183


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tecnología puede ser intervenido en un acto de reivindicación del poder del ciudadano. Por otro lado, los locative medias parten de la utilización de las nuevas tecnologías móviles. Éstas se utilizan como medios de comunicación móviles pero vinculados a lugares geográficos en un intento de devolver al lugar su capacidad de reunión, el espacio urbano vuelve a ser practicado. También están emergiendo una serie de artistas electrónicos como Jenny Holzer o Rafael Lozano- Hemmer, que a través de sus obras realizan una interesante crítica de los procesos que se están dando en los actuales espacios públicos. Todos ellos reivindican la tecnología como medio para recuperar la ciudad, para reactivar el espacio público, ven en la tecnología interactiva una posible solución a algunos de los principales problemas surgidos de las estructuras sociales contemporáneas. Mediante el empleo de estas tecnologías se pretende, entre otras cosas, fomentar la interacción y la relación entre desconocidos, realizar una crítica y una reflexión sobre los nuevos modelos urbanos, facilitar la integración social y erradicar los espacios de exclusión, así como propiciar la participación activa del individuo en la creación de los nuevos escenarios urbanos. Lo que puede ayudar a encontrar vías más sostenibles para revitalizar el espacio urbano involucrando activamente a sus habitantes. Las obras de arte basadas en la participación activa, y que cuestionan la necesidad de controlar su accesibilidad, tratan a las personas no como a meros consumidores sino como a ciudadanos responsables. (STRUPPEK, 2010). Las nuevas tecnologías de vigilancia, los sistemas de reconocimiento, los elementos luminosos, los mensajes digitales, las proyecciones, las fachadas interactivas, las pantallas y suelos digitales, las tecnologías móviles, la tecnología smart, los sistemas GPS, los semacodes, las performances, los juegos móviles, etc., todos ellos son empleados para cuestionar las estructuras de poder, para subvertir los procesos de creación de los nuevos espacios urbanos. Es en estas iniciativas donde realmente podemos ver la importancia de las tecnologías como elemento constructor de la ciudad, valorar sus posibilidades y establecer una posición crítica.

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Imagen 141. Instalación Spots. Fachada multimedia en el edificio de la Potsdamer Platz 10 (Berlín). La fachada consta de 1774 lámparas, 1.014 de forma anular y 760 rectas. La superficie total iluminada es de 1350 metros cuadrados, atravesada por más de 10 mil metros de cable, mediante un ordenador se manipula individualmente cada lámpara. Así, en la fachada se recrean diseños, gráficos y secuencias de animación. Fuente. En: Fuente. En: Libro: KRAUEL, JACOBO. (2010). Event Art. Innovation and creativity. Barcelona. Links.

Imagen 142. Instalación Light Proyección de mensaje sobre el edificio del Ayuntamiento de Londres. Jenny Holzer. 2006. Fuente. En: http://projects.jennyholzer.com/projections/london-2006

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Imagen 143. Actuación de Hacking Urbano perteneciente al proyecto Blinkenlights. Nombre: Stereoscope. Edificio del Ayuntamiento, Toronto. (2008). Se emplea una nueva tecnología para controlar de forma inalámbrica las luces colocadas detrás de las 960 ventanas del edificio. Se invita al público a ser parte de la instalación mediante la apertura de una gran variedad de formas de interactuar con y proporcionar contenido, de forma que todo el mundo puede jugar a juegos clásicos de ordenador de la fachada , simplemente usando un teléfono móvil. Fuente. En: http://prototypen.com/blog/falk/archive/media/blinkenlights/

Imagen 144. Actuación de Hacking Urbano perteneciente al proyecto Blinkenlights. Nombre: Arcade. Torre T2 de la Biblioteca Nacional de Francia. (2003). La fachada se usa como una panatalla de ordenador gigante para juegos Arcade, permitiendo a todo el mundo jugar en el edificio con su teléfono móvil. Fuente. En: http://www.reallybigroadtrip.com/2012/10/gracefully-chaotic/

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Imagen 145. Actuación de Hacking Urbano perteneciente al proyecto Blinkenlights. Nombre: Reloaded. Edificio Haus des Lehrers, Alexanderplatz, Berlín. Alemania. (2001). Las primeras ocho plantas del edificio, se transformaron en una enorme pantalla mediante 144 lámparas situadas detrás de la fachada. Durante la noche, se podían ver las animaciones. Además había un componente interactivo, se podían colocar cartas de amor en la pantalla, o jugar a juegos arcade. Fuente. En: Libro: LIESER, WOLF. (2010). Arte digital. Nuevos caminos en el arte. Alemania. H.f.Ullmann.

Imagen 146. Actuación de Hacking Urbano perteneciente al proyecto Blinkenlights. Nombre: Arcade. Torre T2 de la Biblioteca Nacional de Francia. (2003). Esta vez se proyectó sobre la fachada una imagen referencia a la película “1984". Fuente. En: http://www.reallybigroadtrip.com/2012/10/gracefully-chaotic/

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UNDER SCAN. (BAJO RECONOCIMIENTO). AUTOR: Rafael Lozano Hemmer. AÑO: 2006. TECNOLOGÍA: proyectores, computadoras, cámaras de vigilancia. FUENTE: http://www.lozano-hemmer.com/

DESCRIPCIÓN: Instalación de arte público basada en la auto‐representación. Miles de “video‐retratos” tomados en las ciudades de Derby, Leicester, Lincoln, Northampton y Nottingam se proyectan sobre el suelo; inicialmente los retratos no pueden verse por la intensa luz procedente de un potente proyector. Conforma la gente camina, sus sombras aparecen en suelo “descubriendo” las secuencias de retratos. Las secuencias de vídeo comienzan con los sujetos viendo hacia un lado; según aparecen dentro de las sombras del público, los retratos se mueven y se giran hacia ellos directamente, estableciendo contacto visual. Cuando una sombra se retira de un retrato, de forma automática el retrato se gira para mirar a otro sitio y eventualmente desaparece. (LOZANO-HEMMER, 2007:33).

Podemos encontrar en esta instalación una crítica a la tecnología empleada en los actuales sistemas de vigilancia, es por ello que se emplean estos mismos dispositivos, de modo que se pervierte el modo en que éstos se emplean normalmente. Una de las principales características de las obras de Lozano-Hemmer es la utilización de este recurso, el de utilizar los dispositivos tecnológicos empleados en los entornos urbanos para el control del individuo de forma que esta sirva para establecer cierta interactividad entre los participantes o entre el participate y el espacio, pero sobre todo para realizar una interesante reflexión sobre los parámetros que rigen en las actuales relaciones de poder. Mediante el recurso del juego de sombras, Lozano-Hemmer hace referencia a la representación del individuo en el espacio público, al modo en que éste ve condicionada su identidad a través de los nuevos dispositivos de control, de este modo en el reflejo de su sombra, aparece la figura de otra persona, al igual que los nuevos sistemas de reconocimiento clasifican al individuo según una serie de patrones distorsionando su auténtica identidad. En el juego de imágenes proyectadas en la sombra de cada sujeto, de alguna forma se hace referencia a los sistemas disciplinarios de control sobre el individuo basados en la mirada, el dispositivo detecta el movimiento del participante y le sigue con la mirada. El individuo se enfrenta a otro que le mira o vigila, que a su vez es su reflejo, es una operación que persigue hacer consciente al espectador que hay alguien que vigila constantemente sus movimientos en el espacio.

Imagen 147. Instalación Under Scan. Rafael Lozano-Hemmer.

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DISPLACED EMPERORS. (EMPERADORES DESPLAZADOS). AUTOR: Rafael Lozano Hemmer. AÑO: 1997. TECNOLOGÍA: proyector de xenón de 7kw con rodillos robóticos, transferencias en duraclear. FUENTE: http://www.lozano-hemmer.com/

DESCRIPCIÓN: En esta instalación, los participantes utilizaban el interfaz “arquitacto” para transformar el castillo Habsburgo de Linz, Austria. Sensores tridimensionales calculaban el lugar exacto donde los participantes apuntaban con el brazo y controlaban una gran mano proyectada sobre la fachada. Según la gente “acariciaba” el edificio, éste se convertía en el castillo de Chapultepec, residencia de los emperadores Habsburgo de México. Por diez chelines la gente podía apretar el botón de Moctezuma y lanzar una animación poscolonial del Penacho Azteca que permanece en el museo etnológico de Viena, seguido de un desle de imágenes de joyas del imperio austro‐húngaro con música de Toña la Negra. (LOZANO-HEMMER, 2007:61).

En esta intervención se nos muestra como a partir de las nuevas tecnologías se puede facilitar la participación del individuo en la creación o en la configuración del entorno urbano. También tomamos esta instalación como ejemplo de que el empleo de nuevas dispositivos permite una relación con lo urbano a partir de un sentido diferente al de la mirada, el individuo ya no es espectador, se le ofrece la posibilidad de manipular las imágenes que aparecen en el espacio público, se le otorga el privilegio de participar en el diseño del entorno, se le devuelve, en cierto modo, el control sobre la ciudad. También se hace una sugerente reflexión sobre el concepto de arte, mediante este juego de proyecciones se encuentra el modo de hacer accesible la obra de arte, ésta se presenta en el espacio público, se convierte en un objeto común, en tanto que perteneciente a todos, es una forma de acercar el arte al individuo urbano. Sin embargo ,esta propuesta también podemos tomarla como ejemplo del fenómeno de globalización cultural, de deslocalización de la arquitectura. En el empleo de las nuevas tecnologías de la imagen encontramos un instrumento capaz de desvirtuar la relación entre arquitectura y lugar, la arquitectura pierde su valor de referencia, puesto que puede proyectarse sobre cualquier lugar, al igual que sucedió en la aplicación de los principios del estilo internacional, estos nuevos dispositivos facilitan un proceso de globalización y banalización de los estilos arquitectónicos.

Imagen 148. Instalación Displaced Emperors. Rafael Lozano-Hemmer.

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SANDBOX. (CAJA DE ARENA). AUTOR: Rafael Lozano Hemmer. AÑO: 2010. TECNOLOGÍA: Cámaras de vigilancia infrarrojas, iluminadores infrarrojos, computadoras, cámaras DV, 4 proyectores, rastrillos de plástico. FUENTE: http://www.lozano-hemmer.com/

DESCRIPCIÓN: Sandbox es una instalación interactiva a gran escala creada originalmente para Glow, Santa Mónica. La pieza consta de dos pequeñas cajas de arena donde se puede ver pequeñas proyecciones de las personas que están en la playa. Mientras los participantes tocan estos pequeños fantasmas, una cámara detecta las manos y las retransmite en directo a dos de los proyectores más brillantes del mundo, que cuelgan de un ascensor y que proyectan las manos sobre más de 8.000 metros cuadrados de playa. De esta manera, las personas comparten tres escalas: las imágenes minúsculas de la caja de arena, la escala humana real y la escala monstruosa de efectos especiales. El proyecto utiliza equipos de vigilancia infrarroja ominosa no muy diferente de lo que se podría encontrar en la frontera Estados Unidos‐México para rastrear a los inmigrantes ilegales, o en un centro comercial para realizar un seguimiento adolescentes. Estas imágenes son amplicadas por los proyectores de cine digital que crean una topología animada sobre la playa, haciendo tangible la asimetría de poder inherente a las tecnologías de amplicación. (En: http://www.lozano-hemmer.com/).

En “Sandbox” se refleja como a partir de la aplicación de las nuevas tecnologías el espacio se convierte en un elemento mucho más complejo, se trata de un auténtico proceso de hibridación de espacio y tecnología. Tanto el espacio como el individuo se muestran en diferentes escalas, lo que hace manifiesta la posible ubicuidad de ambos elementos. Lo que más sorprende de esta instalación es la forma en que el artista manifiesta la capacidad que poseen las nuevas tecnologías de establecer revolucionarias relaciones entre el individuo y el espacio, cómo unos individuos pueden ejercer poder sobre los otros, cómo se puede llegar a tal grado de manipulación del espacio y de la actividad que en él se produce. También aquí se hace una demostración de que la tecnología puede ser empleada según intereses muy diversos, la actividad del individuo puede verse condicionada fácilmente por los nuevos dispositivos, la configuración del espacio puede ser implementada muy positivamente con el empleo de estos nuevos instrumentos, las posibilidades de utilización del espacio se multiplican en este sentido, el espacio se hace mucho más dinámico, complejo y rico.

Imagen 149. Instalación Sandbox. Rafael Lozano-Hemmer.

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SUBTITLED PUBLIC. (PÚBLICO SUBTITULADO). AUTOR: Rafael Lozano Hemmer. AÑO: 2005. TECNOLOGÍA: proyectores, sistema de vigilancia computerizada. FUENTE: http://www.lozano-hemmer.com/ DESCRIPCIÓN: Esta instalación se desarrolla en un espacio vacío donde los visitantes son detectados por un sistema de vigilancia computerizada. Al entrar, el sistema genera un subtítulo por persona y lo proyecta sobre él o ella: el subtítulo es elegido aleatoriamente de una lista de todos los verbos conjugados en tercera persona. La única forma de deshacerse de una palabra es tocando a otra persona, en cuyo caso se intercambian las palabras. (LOZANO-HEMMER, 2007:91).

Es posible que ésta sea la intervención que más claramente refleja una crítica a los nuevos dispositivos de vigilancia y reconocimiento que comienzan a instaurarse en los espacios públicos. Los usuarios de los nuevos entornos urbanos comienzan a sufrir un proceso de estigmatización, de clasificación automática y control debido a la aparición nuevas tecnologías de reconocimiento. Al igual que en la instalación, empiezan a surgir individuos temáticos, que ven distorsionada su identidad en función de unos dudosos parámetros étnicos. También podemos relacionar esta intervención con el concepto de individuo marcado al que hizo referencia Alissa Quart en su libro “Branded”. Si bien Quart describe a los jóvenes de las nuevas sociedades como individuos cuyas relaciones sociales vienen reguladas por las marcas publicitarias, cuya identidad es construida en función de la marca de ropa que utilizan; en esta intervención artística el individuo padece el mismo proceso. Aunque también podemos relacionar este fenómeno con el de la “brandificación urbana” descrita por Francesc Muñoz o todos aquellos procesos de patrocinio y marcado de los espacios y de la actividad urbana a los que hace referencia Naomi Klein. Los dispositivos de control y detección de aeropuertos y fronteras llevan a cabo una tarea similar de marcado y clasificación del individuo, de modo que su actividad urbana es controlada de un modo mucho más estricto. De otra manera, el hecho de que el individuo deba entrar en contacto con otro para deshacerse del subtítulo obliga a que el participante establezca con los demás una cierta interacción, al igual que en el resto de instalaciones de Lozano-Hemmer.

Imagen 150. Instalación Subtitled Public. Rafael Lozano-Hemmer.

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CONCLUSIONES. La lucha de la tradición y de la innovación, que es el principio del desarrollo interno de la cultura de las sociedades históricas, no puede ser continuada más que a través de la victoria permanente de la innovación. (DEBORD, 1967:110). Me resultaba muy atractivo realizar este estudio por la importancia que están teniendo los cambios tecnológicos en la configuración de los actuales espacios públicos, en la construcción y en la transformación de las ciudades. Pienso que éste es uno de los momentos más acertados para realizar esta investigación, puesto que en la historia de las ciudades no se han sucedido tan importantes cambios en un lapso de tiempo tan reducido. Es por ello que debemos atender a todos estos procesos, ya que posiblemente inicien la configuración de un espacio público completamente diferente. También parece idónea esta investigación en un contexto en el que muchos teóricos están detectando profundos cambios en el concepto de espacio público, según los cuales las propiedades más características del este espacio están siendo redefinidas. El continuo proceso de debilitamiento de la esfera pública de la ciudad ha llevado a muchos pensadores a proclamar la muerte de la ciudad. Es evidente que el espacio público es el componente urbano por excelencia, a través de él se deduce el comportamiento y descripción de la sociedad y a partir de él se reconoce a la ciudad, los principales cambios urbanos se manifiestan en el espacio público. Pues bien, las más importantes transformaciones en el espacio público actual vienen de la mando de las innovaciones tecnológicas, nunca la tecnología ha estado tan presente en el a confinguración del espacio. No sólo eso, es en este momento cuando la tecnología resulta definitiva en los nuevos modelos de relación social. No sólo es interesante abordar este estudio desde el punto de vista de la arquitectura o el urbanismo, resulta igual de importante por las consecuencias que está teniendo en la forma en que los usuarios del espacio público se relacionan. Los modos de relación social siempre han venido influidos por las avances tecnológicos, el telégrafo, el teléfono, internet, pero esto siempre ha sido más manifiesto en el ámbito de lo privado. En la actualidad todos estos avances están siendo aplicados sobre el espacio público, transformando radicalmente la actividad urbana y el propio espacio. Este fenómeno también está pervirtiendo la relación público-privado, más bien está acelerando un proceso de disolución que venía gestándose en las últimas décadas. Al igual que espacio público y tecnología comienzan a hibridarse, la relación o mejor dicho la diferencia entre lo público y lo privado comienza a diluirse. Con respecto a este panorama de debilitamiento de la esfera pública, podemos decir que la propia tecnología puede reforzar el debilitando del tradicional concepto de espacio público, pero también puede proporcionar una alternativa a esta situación, o al menos eso proclaman muchos pensadores y artistas. A partir de los acontecimientos de los últimos años, relacionados con las protestas frente a la pérdida del espacio público como espacio de opinión y espacio de relación social, surgen nuevas iniciativas que, mediante el uso de nuevas tecnologías, pretenden una recuperación del espacio urbano como espacio de participación ciudadana. Como hemos visto a lo largo de cada uno de los epígrafes, la tecnología al servicio de la vigilancia, de la higiene, del transporte o de la publicidad, no ha hecho más que acrecentar esta sensación de usurpación del espacio público por parte de los intereses privados. Pero eso no es culpa de la tecnología sino del uso que hagamos los ciudadanos y aquellos que gobiernan las ciudades. Poe ello, el empleo de la tecnología produce resultados

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muy diversos según el objetivo perseguido. Lo grave de la actual situación es que el uso de las nuevas tecnologías en el espacio urbano está siendo empleado en beneficio de unos y no en beneficio de todos. La aplicación de las nuevas tecnologías en el espacio público es definida por parte de los organismos como un instrumento por el cual se mejoran las condiciones de seguridad ciudadana, las condiciones ambientales, las de movilidad, las de transporte, y las de relación social; sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el empleo de estos nuevos dispositivos no buscan otra cosa que incrementar el control sobre la actividad urbana y sobre las condiciones del propio espacio. Son las estructuras de poder y los intereses privados los que regulan el el empleo de estos nuevos dispositivos, por lo que este empleo deja de constituir una alternativa a la actual situación y una mejora de las condiciones urbanas. Es por ello que, según nuestra opinión, es muy interesante ampliar el estudio de la relación entre espacio público y tecnología en el ámbito del arte o de las actividades lúdico-festivas. Es en el desarrollo de estas actividades donde el empleo de las nuevas tecnologías realmente sirve de instrumento de apropiación de lo urbano, donde el espacio urbano vuelve a constituirse como soporte de la opinión pública, donde se cuestionan las nuevas estructuras de poder y el lugar donde lo social toma forma. En cuanto a la influencia que pueden tener las nuevas tecnologías en la construcción del espacio público hemos de establecer ciertas diferencias. Es cierto que la tecnología aplicada en el espacio público revierte en la transformación de los espacios urbanos, pero esto es más notorio en unas actividades que en otras. Así, las nuevas tecnologías aplicadas en el contexto de los servicios urbanos, englobadas a su vez bajo el fenómeno de la urbótica, presentan la característica de que son casi imperceptibles por el usuario, eso no significa que no influyan en la construcción del espacio, sino que su influencia es menos notoria que en otras actividades urbanas. El desarrollo de las tecnologías al servicio del transporte y los dispositivos de vigilancia han influido mucho en el desarrollo de la morfología urbana, pero, actualmente, la publicidad, el arte o las actividades festivas, han visto en las nuevas tecnologías el mejor instrumento de transformación del espacio público. La publicidad como mecanismo de control del espacio ha sido muy importante en el desarrollo de las ciudades. La progresiva ocupación de todo intersticio del espacio público y de la vida urbana por parte de la actividad comercial es un fenómeno que realmente merece toda nuestra atención. Es posiblemente esta actividad urbana la que mejor ha aprovechado los avances en tecnología y la que los ha aplicado en el espacio público con más vehemencia. La morfología del espacio público ha estado muy condicionada por la actividad publicitaria y la innovación tecnológica no ha hecho otra cosa que acelerar la transformación de la ciudad a través de los nuevos dispositivos de control publicitario. A esto hay que añadir que esta actividad también ha sido la máxima responsable del cambio perceptivo en la relación entre espacio público y espacio privado, y la que más ha colaborado en la transformación de la esfera pública. Si atendemos al tipo de tecnología y a los dispositivos que se emplean, podemos decir que existen grandes analogías entre la actividad publicitaria y la actividad lúdica en los espacios públicos. Muchos de los mecanismos de persuasión empleados en la publicidad son empleados en las iniciativas artísticas para incrementar la participación ciudadana y reactivar el uso del espacio público, como dispositivos de protesta y reivindicación. En los últimos años, la interactividad, surgida de las nuevas tecnologías digitales, ha sido considerada como el mejor instrumento para la recuperación del espacio público; el estudio de este fenómeno es muy importante si prestamos atención al hecho de que puede suponer un cambio en la actual cultura de la imagen; las nuevas tecnologías ofrecen alternativas a la imagen como medio de relación social, ahora es posible establecer nuevos modelos relacionales. 202


Volvemos a señalar la actividad lúdico festiva y dentro de ella la actividad artística, como el mejor modelo de crítica de las actuales estructuras sociales. Es muy significativo que, mediante el empleo de los mismos dispositivos empleados por los sistemas de vigilancia y control, se puedan establecer nuevos mecanismos y dinámicas de recuperación del espacio público. Es en el estudio de estos nuevos fenómenos artísticos donde podemos encontrar la mejor definición de los actuales problemas urbanos. Es en estas nuevas intervenciones en el espacio urbano donde se hace patente como las nuevas tecnologías al servicio del poder son las responsables de la transformación del espacio público en espacio de exclusión, pero también donde esas mismas tecnologías pueden ser utilizadas contra el propio poder. También sería interesante abrir una línea de estudio basada en los cambios que se están produciendo en el concepto de arquitectura debido a la aparición de estas nuevas tecnologías, fenómenos como la deslocalización o la realidad aumentada supondrán una revolución en el diseño arquitectónico. Si bien la ciudad y todos sus componentes están siendo transformados por la presencia de estas nuevas tecnologías, la arquitectura como principal disciplina en la construcción de las ciudades también va a sufrir sus consecuencias. Finalmente no podemos más que reseñar la importancia que están teniendo la aparición de estos nuevos espacios híbridos en la construcción de nuevos modelos de ciudad, su influencia en el surgimiento de un nuevo tipo de arquitectura y la necesidad de tomar esta coyuntura como un tema de estudio y como una oportunidad para revertir aquellos procesos que están acabando con la esencia del espacio público.

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