Periodo medieval

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o Rubén Rivas



Periodo

edieval M o RubĂŠn Rivas



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urante la primera etapa de la Edad Media arraigaron en el pensamiento europeo ideas sobre la forma y la estructura del Universo directamente surgidas de la interpretación literal de la Biblia. Así, por ejemplo, se aceptó la idea de que la Tierra estaba inmóvil basándose en el pasaje bíblico donde se arma que Dios ordenó al Sol detenerse sobre la ciudad de Gabaón, para que así el ejército comandado por Josué tuviera tiempo de ganar la batalla que ahí se estaba librando. Además de la inmovilidad terrestre, ese pasaje implicaba que el Sol se movía en torno a la Tierra. Dios detiene el sol en la guerra contra Gabaón (Obra de Gustave Doré). En ese periodo surgieron varios dogmas, como el de la Tierra plana, idea que por cierto incorpora mitos cosmogónicos previos al cristianismo. Así arraigó el concepto mesopotámico de un océano que rodeaba a la Tierra plana y que estaba vedado a la navegación, ya que el castigo para quienes desobedecieran ese mandato era la caída al abismo sin límite. Como para la Edad Media política y derecho son en gran parte lo mismo, ella ofrece durante mucho tiempo un cuadro de perfecta unidad entre la Iglesia y el Estado, el cual, según la concepción germánica, es responsable del mantenimiento de la paz. Al principio (era de Constantino) se da la idea de gobierno teocrático, que aspira a la realización del reino de Dios sobre la tierra. Tantola Iglesia como los señores temporales aceptan este n y lo persiguen en armónica coordinación. Así, lógicamente, los reyes germánicos de los reinos nacidos de las invasiones en suelo romano son tenidos por vicarios


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de Cristo. El reino de los francos del siglo VII marca el camino por su nueva organización a la par política y misional, llevada a cabo por la monarquía merovingia en unión con el episcopado y monacato, de origen noble. Hacia 750 se dan los presupuestos para aquel paso decisivo por el que el papado se separa de Bizancio y se vuelve al reino franco. Tras la restauración de la dignidad imperial de occidente en el año 800, por obra del papa León III y del rey franco Carlomagno, ambos poderes supremos, papado e imperio, operan como representantes y garantes de la comunidad cultural de occidente que se está formando. En lo sucesivo el imperio franco, sintiéndose heredero de Bizancio, ejerce una función protectora respecto del papado y aspira a una posición universal según el modelo romano o bizantino. Así nace una teocracia espiritual y temporal de doble cabeza, que abarca casi todo el occidente cristiano. Cierto que ella pronto vuelve a disolverse; pero el poder imperial se renueva por obra de los señores germano-sajones del siglo X, sobre la base de la tradición carolingia (evangelización de los paganos).

Carlomagno

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a cristianización interna y los movimientos de reforma (reforma cluniacense) conducen a la crisis de las investiduras, en que, por la lucha entre el papa y el emperador, se rompe la unidad de Iglesia y Estado. De este modo, el señorío temporal se ve obligado cada vez más a fundar su posición por el derecho natural y romano, y llega a postular la autonomía de la autoridad civil

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l papado organiza el orden jurídico dela Iglesia e intenta deducir del poder espiritual el origen y modo de obrar de la autoridad secular (derecho canónico); al mismo tiempo, por su progresiva organización de los ocios, se convierte en maestro del Estado en el terreno administrativo. Desde el siglo XII los papas desgastan sus fuerzas afanándose por un monismo hierocrático en el terreno político, y así entran cada vez más en conicto con el deseo de soberanía -signo de los tiempos futuros- por parte de los Estados de reyes y príncipes, sobre todo en la Europa occidental. Con ello la curia romana va perdiendo cada vez más la posibilidad de imponer su autoridad en el campo de los intereses estatales, que ahora se conguran por su propio derecho. La respublica christiana medieval se convierte en un sistema secular de Estados, que abarca toda Europa; las autoridades seculares se conciben como guardianes del bien común y esgrimen en propio provecho el principio imperante de la razón de Estado. Se logra un punto nal cuanto todos los ciudadanos quedan referidos en igual forma a la autoridad central.

La Iglesia cristiana Para este mundo que se estaba desarrollando en lo cultural y político por la síntesis de lo germánico y lo romano, revistió mayor importancia todavía el encuentro de los germanos con la fe cristiana durante la edad media. Dentro del imperio romano los germanos conocieron el


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cristianismo como religión estatal. Desde Constantino y Teodosio la religión cristiana era el credo obligatorio para todos los ciudadanos del imperio romano; y la Iglesia cristiana, apoyándose muy directamente en las instituciones del Estado, se había convertido en iglesia imperial, dentro de la cual el emperador ocupaba una posición dominante (era de Constantino). E igualmente, a causa de la función providencial que la teología cristiana atribuía al imperio romano, éste siguió teniendo gran importancia para la Iglesia cristiana. Estatua ecuestre de Constantino. En relación con esto, la sustitución progresiva del gobierno imperial por autoridades germanas en la parte occidental del antiguo imperio y, de otro lado, la prolongación de la gura del emperador en el oriente, fueron hechos que repercutieron en la separación entre la Iglesia occidental y la oriental; y la separación se hizo más profunda por las diferencias dogmáticas (monosismo), litúrgicas (disputas sobre el día de la pascua) y culturales (lucha de las imágenes). Además, de aquí resultó para los Estados germanos cristianos del occidente, que no tenían ninguna vinculación con el imperio o la tenían muy escasa, un vacío que debía llenarse necesariamente con nuevas formas de autoridad y de organización. Y en esta situación era lógico que las miradas se dirigieran a la sobresaliente posición del obispo de Roma como sucesor de Pedro. Su supremacía en el ámbito espiritual, que inicialmente le fue reconocida también por la Iglesia del oriente y que tuvo su expresión visible en los grandes concilios imperiales, hizo que él fuera la suprema autoridad moral y jurídica para el occidente cristiano.

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Se puede considerar como la nota característica de la Edad Media occidental la unidad religiosa, política y cultural que se produjo mediante la síntesis paulatina entre los antiguos elementos cristianos y los germánicos. Esa unidad promovió también la fusión del mundo germánico, que antes era heterogéneo. Su base fue el orden feudal de una aristocracia poseedora de latifundios, con formas económicas y de gobierno fundadas en una economía natural. Su estricta gradación por estamentos quedó expresada en un ramicado sistema de feudos y se justicó mediante la idea de orden querido por Dios y referido a él. En este orden de rangos acuñado por el espíritu aristocrático, también la Iglesia ocupó la alta posición que le correspondía. Además, en virtud del principio dela Iglesia propia, que ha de explicarse sobre todo por el pensamiento germánico, ella fue incorporada a la constitución del Estado y dentro del imperio germánico concretamente por el llamado «sistema otónico-sálico de las iglesias del reino». Para los prelados, que mayormente procedían de la nobleza, era un deber obvio la participación activa en la vida política; y la convicción de que era posible unir las tareas eclesiásticas con las estatales, constituía una expresión de la compenetración total entre la esfera espiritual y la profana durante la Edad Media.


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Simbologia

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esde la caída de Roma en manos de los godos (476 d.C.) y hasta el siglo XV, en el mundo occidental, la superstición impidió la realización de estudios serios de anatomía y patología quirúrgica. Prevalecía el concepto de Galeno del "laudable pus", encontrar una sustancia milagrosa para prevenir la infección e inducir la curación. Su dogmatismo perduró durante siglos al amparo del oscurantismo en que se vio sumido el mundo occidental tras la caída del Imperio Romano. En la baja Edad Media, los monasterios recogieron y transmitieron conocimientos con la veneración por lo antiguo y el desinterés o alejamiento de la realidad. Sin embargo, su labor permitió la supervivencia de un cuerpo doctrinal en Occidente. La terapéutica abandonó los incipientes criterios cientícos y volvió a las simplicaciones de la medicina popular y a las interpretaciones sobrenaturales. La inuencia del cristianismo otorgó a la medicina un importante componente de misticismo religioso. Por otra parte, la asociación de los primeros hospitales cristianos de benecencia y el desarrollo de las órdenes monásticas permitió que los monasterios asumieran parte de la asistencia médica de occidente. Paralelamente, la práctica de la cirugía se devaluó, siendo ejercida por profanos, iletrados y charlatanes. Así, los curanderos germánicos daban masajes, reducían luxaciones y fracturas y curaban heridas. No fue hasta el siglo XII cuando Europa comenzó a despertar gradualmente de su edad oscura. Empezaron a fundarse universidades y hospitales, la disección humana se reanudó y los importantes textos griegos comenzaron a traducirse del árabe al latín. Sin embargo, hasta


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el siglo XVI, todos los avances se realizaron a la sombra de Hipócrates. Los primeros hospitales de la época medieval surgieron en Bizancio. De ellos, el más importante fue el de Constantinopla, fundado en el siglo XII, y que de un total de 50 camas dedicaba 10 a pacientes quirúrgicos. En conuencia con el mundo árabe, se organizaron en torno al Mediterráneo algunos centros de excepción en los que el saber médico era transmitido. La Escuela de Salerno, o la de Montpellier, comenzaron el desarrollo de la enseñanza médica organizada, recibiendo inuencias desde el mundo islámico.

Copistas Medievales

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a historia de los copistas comienza en Grecia y más tarde en Roma, donde el señor hacia copiar a sus esclavos cualquier libro destinado a su biblioteca particular. Pero en la Edad Media esta función pasa a manos de los centros monásticos, donde los monjes eran los encargados de reproducir los libros, copiándolos (por ello se les llamaba copistas). Las copias de los libros se realizaban en El scriptoriu, donde los libros eran copiados, decorados, encuadernados y conservados. Y las principales herramientas que utilizaba el copista eran: penna (pluma), rasorium (raspador), atramentum (tinta) y pigmenta (colores para iluminar).

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una serie de instrumentos: libros, pupitre, pluma, etc, que lo distinguen del clérigo de la Alta Edad Media, cuya enseñanza era eminentemente oral. Esto genera un gran contraste con una etapa anterior denominada Renacimiento Carolingio (en referencia a Carlomagno, siglo ix), durante el cual se aanzan los estudios del latín, se ponen por escrito los primeros cantos épicos y se da un mayor impulso a la corrección de libros. Estos libros no están hechos para ser leidos sino para ser atesorados por las iglesias: son, ante todo, un bien económico. En el siglo XII se produce un movimiento intelectual de suma importancia dado que comienzan a circular manuscritos que introducen la cultura greco-árabe en el occidente cristiano. A su vez, comienzan a constituirse importantes centros universitarios como Pars y Bologna. Sin embargo, el siglo XIII es el que marca un verdadero hito en la historia de la educación ya que las universidades se consolidan y logran su autonomia luchando tanto contra los poderes eclesiásticos como laicos. En este periodo se intensica el uso del libro: es un producto industrial y un objeto comercial. En torno a las universidades se forma todo un pueblo de copistas.

Del rollo al libro impreso

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a forma predominante del libro en la Antigüedad clásica era el rollo, rotulus, que medía un promedio de entre 6 y 9 metros de longitud. Se diferenciaba entre rollos de pergamino, el llamado rotulus, y el rollo de papiro, llamado volumen. El pergamino recibe su nombre de la ciudad de Pérgamo y su uso está documentado desde el siglo ii ac. Se fabricaba con pieles de corderos, cabras y becerros. Fue sustituido por el papel alrededor del siglo xv. El papiro, por su parte, fue utilizado por los

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egipcios desde principios del siglo IIIac. Esta planta, que crece a orillas del Nilo era cortada en tiras muy nas que se superponian y apretaban una contra otra en direccion horizontal y vertical. Las piezas se pegaban en rollos largos y eran vendidas de ese modo. El libro en formato de rollo conllevaba unaserie de dicultades para la lectura, esencialmente se trataba de un problema de espacio y de velocidad (era muy dicil buscar citas en ellos). Desde el siglo IV d.c. el códice fue sustituyendo al rollo. En sus origenes los codices eran tablillas de madera enceradas sobre las que se escribia y que se mantenian agrupadas mediante un lazo. Mas tarde esas tablas de madera fueron desplazadas por el papiro y hojas de pergamino. El codice esta formado por hojas individuales que se doblan y se encajan unas en otras para formar pliegos. Debajo de las cubiertas de madera se sujetan varios pliegos en un formato semejante al del libro actual. Este nuevo formato adoptado por el libro resulto mucho mas manipulable y permitía, a diferencia del rollo, escribir por las dos caras de la hoja. Pero los que encontraron aún más ventajas fueron los miniaturistas, quines podían realizar ilustraciones sobre la hoja plana sin temor a que se resquebrajara la pintura de sus obras. Esto resultó en la producción de verdaderas obras de arte cuya ornamentación nunca volvió a repetirse en la historia del libro.


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Tipografia

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Escritura Semiuncial

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n contra de lo que pueda parecer, no es una escritura que proceda de la uncial, lo que indica es que en parte es uncial y en parte no. Su característica esencial lo constituye la cursiva de modo que es una escritura propiamente minuscula mientras que la uncial es mayúscula. A partir de entonces y con la practica ya individualizada de la uncial como tipología básica, además de la semiuncial y la capital clásica, ésta irá evolucionando y adquiriendo caracteres propios en cada país e incluso cada scriptorium, ya que con la práctica los monjes irán adquiriendo destrezas e introduciendo sus propios estilos. Así, poco a poco a partir de la 'escritura nueva romana', empezaron a darse escrituras que se denominaron "nacionales", como la longobarda, la merovingia, la visigótica, etc. Esta denominación de "nacionales" no parece muy acertada, así que hoy en dia se suelen conocer como "precarolinas"


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Escrituras Precalorinas

Escrituras Carolinas

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arlomagno, en el alba del siglo IX, representa en la Historia el intento de revivir en Europa la unidad del Imperio Romano, de hacer un nuevo imperio en Occidente. Esta romanización tiene su traducción en el campo gráco con un renacimiento, con todas las connotaciones de la palabra, intencionado, de la escritura de Roma: la escritura carolina, la escritura nueva del imperio antiguo en el nuevo imperio nace para devolver a Europa la unidad gráca que había perdido con las escrituras nacionales.

in detenernos exahustivamente, hemos de mencionar por un lado la Merovingia o Franca, nombre que proviene por haberseusado durante la dinastía que tomó el nombre del rey Mereveo, fundador de la monarquía franca en las Galias. Se dió en los siglos VI y VII. Es una letra extremadamente cursiva, enmarañada, confusa y llena de ligaduras. La Longobarda o norteitaliana, estuvo vigente fundamentalmente en los siglos VII y VIII. A diferencia de la anterior, es un trazo sencillo sin complicaciones cursivas. Su característica principal es la quebradura de las letras que llegó a acentuarse tanto que a veces se confunde con la gótica. La Visigótica o mozárabe, aparece en la península ibeŕica durante los siglos VIII al XII. Fue una época de intensa actividad cultural por lo que aparece en numerosos objetos visigóticos. La llegada de los árabes le dió unas características peculiares contribuyendo a la formación de la letra. La escritura Benvetana apareció en el sur de italia, nombre que proviene del ducado de Benavente. Su trazado es limpio y elegante y se aplicó tanto a códices como a documentos públicos y particulares. La Insular viene del vocablo "ínsula" (isla). Escritura utilizada en las Islas Británicas e Irlanda, se le ha conocido como irlandesa, sajónica o británica. No son pueblos bárbaros que invadieron territorios romanos, sino pueblos autóctonos que asimilaron parte de la cultura romana. No hay que olvidar que la colonización romana de estas islas fue supercial, sin imponer siquiera su lengua -el latín-

Wikipedia Commonsescritura minuscula carolingia Surgida en los últimos decenios del siglo VIII, la escritura carolingia sustituyó a las minúsculas en los países francos, la Italia septrentional y central, en Alemania y en Suiza difundiéndose posteriormente a Inglaterra y en el siglo XII a España. Primero sustituyó a la precarolingia en los pirineos y lentamente al resto de la península. Curiosamente, en los siglos X y XI que marcan el apogeo de esta letra, no se realizó en la península -al menos que se conozca- ningún manuscrito con esta letra. La minúscula carolingia era clara y uniforme, con formas redondeadas, disciplinada y sobre todo, legible. Las letras capitales claras y los espacios entre palabras se convirtieron en estándares en la minúscula carolingia, resultado de la unicación pretendida por Carlomagno. Los documentos evolucionan hasta los comienzos de IX con escritos por completo de la escritura carolina hasta el siglo XII que es desplazada por la gótica. A pesar de ello, la escritura carolingia después parecía tan clásica a los humanistas del principio del Renacimiento que tomaron esos manuscritos carolingios como los romanos originales y modelaron su letra renacentista sobre la carolingia, y así pasó a los impresores de


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libros de Siglo XV, como Aldus Manutius de Venecia. De este modo, la minúscula carolingia es la base de nuestras tipografías modernas. Si en la Alta Edad Media el libro era casi un objeto sagrado, durante la Baja Edad Media se convertirá en una materia de trabajo de los estudiantes. A la sombra de estas escuelas y universidades surgieron numerosas librerías y bibliotecas. A causa de la creciente e imparable demanda de libros, al lado de los talleres de copias se establecieron talleres similares para seglares en los centros universitarios. Estos escritores o copistas, fueron, con toda seguridad también calígrafos que con el tiempo y por méritos propios volvieron a merecer el título de letrados. Debido a las necesidades de los nuevos soportes empleados, hubo que hacer modi-caciones en el tipo de letra empleada, haciéndola un poco más comprimida que la Carolingia, la cual recibiría el nombre de gótica debido a su forma estilizada, aguda y calada evocando los arcos y bóvedas ojivales de las construcciones góticas de la época.

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ABCDEFGHI JKLMNOPQ RSTUVWXYZ abcdefghijklmno pqrstuvwxyz Escritura Gotica

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ambién llamada por algunos tratadistas como "escolástica" o "monacal" es el resultado de la transformación de la escritura carolina.

En el siglo IV, tribus godas llegadas al mar Negro desde la lejana Suecia penetraron en Capadocia donde hicieron como prisionero a Ullas, obispo arriano y erudito que inventó un alfabeto para dar forma escrita a la lengua que aquel pueblo hablaba sobre todo para traducir la Biblia. Ullas fue, en denitiva, responsable de que, muchos siglos después, los godos pasaran a la historia por haber dado nombre a uno de los períodos artísticos más brillantes de la historia europea: el gótico. A lo largo de varias generaciones la minúscula carolina (letras independientes, redondeadas y bien denidas, pero lentas de elaborar) fue convirtiéndose en una escritura llena de puntas, ángulos y rasgos verticales, más rápida de escribir y que podía comprimirse a voluntad (ahorro de trabajo y materiales), que se llamó o bien carolina tardía o gótica temprana. El ciclo gráco gótico no supone una ruptura con el alfabeto Carolino. Trátase más bien de una serie de tendencias - también procedentes de Francia que, gradualmente, transforman los signos alfabéticos proporcionando un nuevo aspecto de escritura.Son típicos de este nuevo estilo el fuerte contraste entre los rasgos gruesos y los nos que provoca un aspecto anguloso de las letras; las líneas de alzada y caída de las letras que se salen notablemente de la línea de escritura o el gusto por inclinar la letra hacia la izquierda.


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Libros

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l libro medieval, conocido como códice o manuscrito, nace y muere a causa de dos revoluciones técnicas muy distintas; nace cuando, hacia el siglo IV d. C., se reinventa el libro como un objeto de forma rectangular consistente en varias hojas apiladas y cosidas, que se pueden hojear una tras otra (el formato de los libros de hoy día), y muere con la invención de la imprenta en el siglo XV, cuando los libros dejan de copiarse a mano. Antes de su invención, los libros consistían en varias hojas de papiro escritas, pegadas una junto a otra por los bordes, hasta formar una tira más o menos larga que se guardaba enrollada (nuestra palabra “volumen” viene de ahí: en latín volvere signica “enrollar”). Con la consolidación del Cristianismo como religión ocial, en el siglo IV, se extiende el uso de la nueva forma de libro, el códice de hojas cosidas. Las ventajas de esta nueva disposición de los textos son evidentes para una religión que transmite una verdad revelada por escrito, una religión basada en un libro, la Biblia, que era necesario consultar constantemente. Otros factores favorecen su difusión, como la compilación y codicación (en el sentido de “poner en un códice”) del Derecho Romano a nales de la Antigüedad, y por obra sobre todo del emperador Justiniano, en el siglo VI. Era evidentemente mucho más fácil buscar rápidamente un determinado pasaje de la Biblia o de un código de Derecho en un libro que se puede hojear que en uno que hay que desenrollar y enrollar cada vez. Al mismo tiempo, se impone el uso del pergamino, y no ya del papiro, para la confección de las hojas.


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El pergamino toma su nombre de la ciudad helenística de Pérgamo, pues una leyenda transmitida por Plinio el Viejo nos cuenta que fue allí donde se inventó, obligados por la necesidad de un nuevo soporte escriptorio después que Egipto hubiera interrumpido sus exportaciones de papiro a dicho reino. Hecho con pieles de animales tratadas con agua y cal, es un material orgánico de duración casi eterna, que requiere pocos cuidados. Los árabes introducirán en España el papel, un nuevo material procedente de China que sustituirá al pergamino en toda Europa. El primer molino de papel en suelo europeo será el de Játiva, a mediados del s. XI, y de ahí se difundirá al resto de Europa, principalmente a partir de molinos italianos como el de Fabriano, que será uno de los mayores exportadores desde el siglo XII. Al ser un material mucho más barato y rápido de fabricar que el pergamino, acabó por sustituir a éste; su uso se impone casi denitivamente a partir del siglo XV, con la ayuda decisiva de la imprenta. El libro manuscrito, que cubre un larguísimo período de más de mil años, preserva no sólo las lecturas que acompañan al devenir de la historia medieval, sino también una de sus manifestaciones artísticas más elevadas: la miniatura, la principal manifestación pictórica de la época, así llamada no porque se trate de obras de arte diminutas (que lo eran), sino porque contienen minio, un pigmento rojo muy utilizado. El libro en sí es un objeto artesanal que requiere una alta cualicación y el concurso de varios especialistas (un miniador, un escriba experto en caligrafía, un revisor del texto, un encuadernador…) que lo construyen con la combinación de distintos materiales: pergamino o papel y tinta para escribirlo, pigmentos de distintos colores y pan de oro para decorarlo, cuerda, madera, hilo, cuero y

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broches metálicos para encuadernarlo. Se comprende pues que fueran carísimos, y que allí donde escaseaban se convirtieran en tesoros celosamente protegidos, e incluso en objetos de culto religioso (pues contenían la palabra divina) capaces de hacer milagros por sí solos. Cada manuscrito se escribe en hojas sueltas que se ensamblan luego para encuadernarlas, y normalmente el copista escribe apoyando las hojas en las rodillas (el uso del pupitre no era tan obvio como podría parecernos) y en muchos casos al aire libre, en el claustro del monasterio, aprovechando la luz del día. Muchos manuscritos conservan al nal las quejas del copista por lo duro del trabajo (“Tan sólo escriben tres dedos, pero es todo el cuerpo el que trabaja”), o expresiones de alivio por haber llegado al nal de la obra (“Como el marinero se alegra de ver la orilla acercarse, así me alegro yo de ver el nal de este libro”). Los libros eran muy distintos entre sí. Las diferencias, obviamente no sólo de contenido, sino de modo de presentación del texto o de estilo decorativo, dependían fundamentalmente del destinatario de la obra. Los libros se hacían (y se hacen) siempre para un tipo concreto de lector. Nada tiene que ver el evangeliario ricamente miniado y con tapas de marl o cuajadas de piedras preciosas, regalado por un emperador a un gran monasterio como símbolo de poder, con el de uso cotidiano, pequeño y sin decorar, de un monje misionero en las Islas Británicas. Por lo que a los siglos XII y XIII se reere, lo más relevante es que es precisamente entre ambos siglos cuando el monopolio monástico en la producción de libros llega a su n. En los tres últimos siglos del período medieval no fueron los monjes, sino los profesionales laicos, los que se ocuparon de la producción de códices. La causa del cambio está en el nacimiento de las universidades; los estudiantes necesitan libros, y la demanda universitaria dará lugar a un comercio librario en el XIII que pasará a manos de talleres urbanos profesionales, autores de una


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producción masiva y en serie que alimentará las necesidades no sólo de ésta, sino también de un emergente estamento laico acomodado cada vez más culto. Es también el nuevo libro escolástico universitario, el nuevo tipo de producción libraria, la nueva forma de leer y estudiar, lo que favorece la creación de otra forma de escribir. Se introduce ahora la escritura gótica, que sustituye al tipo de letra usado en Europa desde el siglo IX, la llamada escritura carolina. Con la gótica se difunde también una presentación del texto más clara y legible: mejor separación de las palabras, signos de puntuación, muchísimas abreviaturas que agilizan la lectura, división del texto en dos columnas en cada página… Sus contemporáneos denominaban a esta escritura littera moderna; el nombre gothica se lo dan despectivamente los humanistas del XVI, y con él querían decir “letra de bárbaros”, porque les parecía ilegible. Ellos se encargarán de recuperar y difundir la que erróneamente consideraban la escritura de los antiguos romanos, la antiqua, que no es otra que la letra carolina, de formas redondas, pausadas y elegantes; ésta fue la escritura con que se difundió la nueva cultura renacentista, y ésta fue la escritura utilizada para imprimir los primeros libros, Esta es, fundamentalmente, la escritura con que seguimos imprimiéndolos. Hacia 1510 la mayor parte de los libros hechos en Europa eran ya impresos. Con este fenómeno acaba el período medieval europeo. Sus libros, que ya no son manuscritos, ni miniados, ni de pergamino, se han convertido en nuestros libros.

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Heraldica

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a heráldica es la ciencia que estudia los escudos de armas o blasones, y su origen y sus fundamentos se remontan a la Edad Media. En ella se estudian los componentes que intervienen en los escudos, pero de una forma desligada de su signicado histórico, siendo algo así como la gramática de los blasones, por lo que es en sí una ciencia ardua y de escaso interés. El interés comienza cuando termina la heráldica en su sentido más estricto, y se empiezan a establecer las relaciones de dichos escudos con los linajes que los poseyeron, con las causas que los determinaron, y con los posibles episodios históricos relacionados con ellos.

Origenes de la Heraldica El uso de los escudos de armas parece ser que comenzó en Alemania hacia el siglo XI, y después se fue extendiendo por toda Europa. En España no hizo su aparición hasta el siglo XII. El motivo de su nacimiento fue el regular los símbolos que los caballeros utilizaban en los torneos para identicarse, pues al llevar armadura y yelmo esto resultaba bastante difícil. Para ello elegían una serie de símbolos, que colocaban en el lugar más apropiado y visible, cual era el escudo defensivo, el cual ha pasado a ser el soporte habitual de los escudos de armas, junto con el yelmo, que también ha pasado a resultar casi imprescindible en ellos, aunque su función es puramente ornamental.


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La heráldica estableció como ciencia unas rígidas leyes para la composición de los mismos, su descripción y la combinación de los colores, pero como es normal la ciencia nació después de que se hubo generalizado el uso de los escudos. La misión de los escudos de armas pasó de la identicación familiar quedó asignada a la identicación de los linajes o familias de una manera inequívoca. Cuando estos símbolos dejaron de ser puramente personales para pasar a ser hereditarios y ser adscritos a linajes determinados, es cuando podemos hablar propiamente de escudos de armas. Inicialmente el contenido de los escudos era muy simple, sobre la base de colores simples o combinaciones de ellos, complicándose poco a poco con la aparición de las guras - de simbolismo dudoso - y a las que se han asignado casi siempre orígenes o signicados fabulosos y legendarios casi siempre inadmisibles. Vamos a tratar de dar siquiera unas pequeñas ideas sobre la heráldica, glosando su terminología y algunas de sus características

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25 Elementos Fundamentales de la Heraldica En rigor, únicamente tienen signicación heráldica y referencia al linaje familiar los elementos incluidos en el interior de escudo, siendo todo lo demás accesorio, o referente a atributos personales y no hereditarios, como luego veremos. La forma de escudo varía de unos países a otros, habiéndose generalizado en España en la Edad Media y comienzos del Renacimiento la forma más clásica española, redondeada por abajo, aunque también ha tenido bastante inuencia el tipo francés, que termina por abajo de forma redondeada, con una pequeña punta, el cual puede que sea en la actualidad, por ignorancia, el más utilizado. Los colores que se utilizan en la heráldica se denominan esmaltes y se dividen en colores propiamente dichos y metales. Los colores son cinco: rojo (gules), azul (azur), verde (sinople), negro (sable) y mucho menos frecuente, el morado (púrpura), los cuales reciben en heráldica los nombres que van entre paréntesis. Los metales son oro y plata. El fondo del escudo constituye el campo, sobre el cual se dibujan las guras heráldicas y sobre ello la heráldica establece una rígida ley que dice que nunca podrá ir color sobre color o metal sobre metal, sino ambos combinados, es decir, color sobre campo de metal o metal sobre campo de color. Como es lógico, las leyes heráldicas son posteriores a los propios escudos, y por ese motivo hay algunos que contravienen esa ley, como el de linaje alavés de los Mendoza, que era en campo rojo una banda verde, y para


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adaptarse a esta ley (posterior al propio escudo), colocó la banda perlada de oro, para de esta forma resultar verde sobre oro, y el oro sobre rojo. Entre los elementos que forman parte de un escudo hay unos que tienen un signicado exclusivamente heráldico, y que se llaman piezas, y otros a los que se denomina guras. Las piezas a su vez se dividen según su tamaño en piezas honorables o principales, y piezas disminuidas o de segundo orden. Todas ellas constituyen guras geométricas y las más utilizadas se describen en el glosario. Figuras son todos los demás elementos que pueden ir dentro de un escudo y son llamados también muebles. Se las divide en naturales (astros, vegetales, los cuatro elementos, tierra, fuego, mar y aire, guras humanas y animales, reales o quiméricos, etc.) y articiales (construcciones, cadenas, etc.).


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