LA CARACOLA DE LA ABUELA RULKA , siempre tenía esa mirada que escudriñaba con ella hasta el alma de las cosas, como si quisiera con ella descubrir el origen de ellas, era ya anciana, pero disfrutábamos sus historias, porque ella era muy sabia, pues había vivido tanto, tanto que conocía la historia de este siglo y del anterior… a veces se lamentaba y se perdía en sus recuerdos, y exclamando muy lentamente decía: que tiempos aquellos… nunca volverá a ser lo mismo… Nosotros la mirábamos medio atontados por sus palabras. Y ella agregaba como si estuviera haciendo un reclamo – cuándo volveré a vicitar el mar…- ayyy, maldito tiempo que me ha borrado su sonido y su sabor - la veíamos coger una caracola grande que luego con sus manos temblorosas dirigía poco a poco a sus oídos y entonces decía : un día en esta caracola me robe un pedacito de mar, y allí hay todo un universo… Los niños que la escuchábamos nos mirábamos y nos preguntábamos si eso que decía la abuela era verdad… y mi madre decía : no le hagan caso a los comentarios e historias de la abuela … es parte de su locura senil… Aún nosotros quedábamos más confundidos, pues, no sabíamos si creer en las palabras de la abuela, porque no comprendíamos las palabras de mamá, eso de senil, ¿Qué es eso?, nosotros sabíamos que la abuela contaba muy buenas historias y por eso todos los días por las noches la buscábamos y mientras ella se iba fumando un tabaco iba contando esas historias con las cuales guardábamos silencio, y de sus palabras surgían caperucita, blanca nieves, tantas historias que fascinaban nuestra mente y sentíamos que su voz llegaba a nuestra alma, de un momento a otro decía, soltando una risotada –pequeños duendes a dormir- , no abue… decíamos, síganos contando más historias… -estoy cansada, mañana será otro día- decía y se acomodaba en su cama, después de rezar…
Un día la vieja RULKA, parecía delirar y hablaba con la caracola, -quisiera entrar en tu mundo y contemplar el mar que te invadenosotros asustados la mirábamos, pero ella ni se inmutaba por nuestra presencia, y seguía mirando la caracola y decía –escúchame los que adentro están, quiero conocerlos y algún día será- luego reía largo rato…miraba a su alrededor y después como si nada, nos decía; algún día no me encontraran porque estaré escuchando el ruido del mar en un país lejano del cual ya se me olvido su nombre… mientras tanto cogía entre sus manos al gato y lo contemplaba largo rato, en silencio, perdida en su mundo, -algún día seré parte de otro mundo, donde las cosas cambian de nombre y donde no hay día ni noche, solo vida, vida, mucha vida- y se echaba a reír por largo rato y empezaba a danzar llena de felicidad, nosotros la veíamos, reíamos con ella y nos sentíamos felices de verla reír y feliz… ella nos cogía de las manos y danzaba con nosotros y luego decía – bailen el baile de la felicidad que nunca se debe acabar- y así pasaba con nosotros largas y felices tardes que llenaban nuestra vida de esa fantasía mágica que como mariposas de colores todavía habitan nuestras almas… un día la vieja RULKA desapareció, mis padres la buscaron desesperadamente, pero no la pudieron hallar, y desde ese día todo cambio en nuestras vidas… Un día que entre a la habitación de RULKA, vi la caracola que brillaba como si tuviera vida y escuche voces que venían de ella… ¡RULKA, estas allí! , -hijo dónde estoy- contestaron de la caracola. Dentro de la caracola abue… Cómo… no puede ser posible… abue, parece que se te cumplió tu sueño, ahora escucharas el mar, pero… extrañare tus historias, abue, le dije, el todo es que seas feliz… No le diga a nadie lo que me ha ocurrido… esto será nuestro secreto.