SOLO DE CONCIENCIA

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RUSVELT NIVIA CASTELLANOS SOLO DE CONCIENCIA

Editorial Pensamiento

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Rusvelt Nivia Castellanos Solo de Conciencia

Editado en Colombia - Edited in Colombia Diseñado en Colombia - Designed in Colombia Impreso en Colombia - Printed in Colombia Isbn 978-0-244-60723-4 Registro 10-640-341

Editorial Pensamiento Derechos reservados

Año 2017 Ninguna parte de dicha publicación, además del diseño de la carátula, no puede ser reproducida, fotografiada, copiada o trasmitida, por ningún medio de comunicación, sin el previo permiso escrito del autor.

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RUSVELT NIVIA CASTELLANOS

Poeta y cuentista, novelista y ensayista, nacional de la Ciudad Musical de Colombia. Es al mérito, Comunicador Social y Periodista, graduado por la Universidad del Tolima. Y es un especialista en Inglés, reconocido por la Universidad de Ibagué. Tiene tres poemarios, una novela supercorta, un libro de ensayos y siete libros de relatos publicados. Es creador del grupo cultural; La Literatura del Arte. Sobre otras causas, ha participado en eventos literarios, ha escrito para revistas nacionales, revistas de América Latina y de habla hispana. Ha sido finalista en varios certámenes de cuento y poesía mundiales. Ha recibido varios reconocimientos literarios tanto nacionales como internacionales. Fue segundo ganador del concurso literario, Feria del libro de Moreno, organizado en Buenos Aires, Argentina, año 2012. A mayor crecimiento, fue premiado en el primer certamen literario, Revista Demos, España, año 2014. De otra conformidad, mereció diploma a la poesía, por la comunidad literaria, Versos Compartidos, Montevideo, Uruguay, año 2016. Tiempo después, recibió un reconocimiento internacional de literatura, para el premio intergeneracional de relatos breves, Fundación Unir, dado en Zaragoza, España, año 2016. Mereció diploma de honor por sus recitales poéticos en la Feria del Libro, Ciudad de Ibagué, año 2016. Posteriormente, por su obra artística de poemas, mereció una mención de honor en el parlamento internacional de escritores y poetas, Cartagena de Indias, año 2016. Y el poeta, recibió diploma de honor en el certamen internacional de poesía y música, Natalicio de Ermelinda Díaz, año 2017. Bien por su virtud creativa, destacado es este artista en su país.

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SOLO DE CONCIENCIA

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SOLEDAD INSOMNIA DEPRESIÓN

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NOVELA SUPERCORTA

SOLO DE CONCIENCIA

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SOLO

Estoy en depresión, padeciendo bajo el agobio del letargo. Y mientras, las horas se me fugan como borracheras, sin ningún sentido.

Esta pesadez en vigilia hostiga, cae como furias sobre mi cabeza, toda nublándome de noche, raspa hasta los recuerdos.

Esto es lo sincero, no tengo nada de sosiego, me tambaleo por la habitación, yendo hacia el piso.

Estoy en luto, llorando de soledad, soy lo vago entre lagunas y sigo triste, separado de los amigos Velt

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SOLEDAD

En dolor; lo expongo al arte, yo vivo en soledad y ahora veo excéntrica esta realidad. A lo tempestuosa, decae la tarde opacada y siento como se riega por el cuarto de mi casa, me pone frio como esta tristeza, que llevo en el alma. Presencio los instantes azules, sin sosiego. En lo íntimo, sólo dan deseos de llorar. Me pone mal esta madurez existencial. No sé donde refugiarme para protegerme. Yo ahora estoy desolado y sin amigos, vivo sin ninguna compañía. Aquí en mi hogar, padezco entre cuatro paredes y frente a una ventana de vidrios ahumados. En medio del decaimiento, por lo pesado, subsisto con cierta apatía, no hago casi nada, las horas se me fugan como una perdición. Veo escasamente el correr del espacio brumoso, todo afuera se pone otoñal. Desde el sillón en donde consto recostado, voy descubriendo como viene la ventisca mientras huyen las flores de los árboles. Esta situación la advierto algo enmarañada, me debilita, me enferma en lo emocional. Así yazgo y así palpito junto a este clima; permanezco dejado entre la quietud. Apenas estoy entre unas leves susceptibilidades y espero de pronto la compasión de algún ser humano, que venga a visitarme para poder desahogarnos, pero hasta el momento nadie se hace presente, ni yo lo suficiente amo.

De hecho, aquí en Mowana, hallo no más que decepciones. La gente es distante y hasta se ausenta de sus semejantes. En anormalidad, cada persona persiste por lo general con su enemistad contra las otras personas. Hay al tiempo desconfianza entre los odios sabidos, casi todos viven imbuidos en sus propias ambiciones. Por este presente, uno de verdad queda trastornado hasta lo pesaroso. Ellos, los señores y las señoras del engreimiento, salen temprano para sus trabajos; yo los veo salir de sus hogares con rabia y eso casi ni saludan a sus conocidos, sólo se apresuran a ir por las calles y en cuanto llegan al centro indistinto, revestidos de disfraces, pasan derecho a sus empleos, hacen por allá sus cosas de rutina; se soberbian durante las ocupaciones suyas, promueven la extravagancia por largas horas, van hasta la pesadez con sus farsas y al reaparecer luego las tinieblas, corren hacia las tiendas lujosas, desfilan para allá adentro con prontitud, dan varias vueltas por los pasadizos, se llenan de enseres vanidosos, más al otro destiempo, retornan a sus viviendas y de una vez al nuevo día, ellos vuelven a enrumbar por lo repetitivo con odiosa insolencia.

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Así en verdad; yo aprecio de anómala esta comunidad; qué tontería para ser tan desviada, toda esta situación gira mal y se tergiversa hasta lo exasperante, puesto que por aquí manda la orgullosa maldad. Quizá por cierto, varios de nuestros ciudadanos han huido a otros países para encontrar algo de futuro, allá en el extranjero. Muy seguramente no se aguantaron aquí todo este desconcierto y ellos con decisión, se fueron lejos en busca de nuevas esperanzas. De relación evidente, la convivencia está cada vez peor en esta ciudad, las personas andan más hurañas que nunca, por entre los suburbios, ya casi nadie pretende levantar voces de amistad, hay es impuro recelo entre la gente, lamentablemente los ideales del progreso se han extraviado.

Entre tanto, por esta época septembrina, yo sigo solo en esta habitación de penumbras, respiro con bajos ánimos, mis deseos menguo por ir a las afueras, debido al agobio tan mío, ante lo que avisto, frente a la vida. En lo individual, igual aquí, lo paso compungido por este horror tan descomunal, que se expande en la urbe de Mowana. Consecuentemente, ante esta realidad, ahora muy pocas veces salgo al mundo. En decepción propia, reconozco que ya quebré desde mi juventud las aspiraciones para ser músico. De hecho, he perdido hace años la confianza sobre este destino, que por los rededores, se torna patético y muy grotesco. Todo aún aquí, prosigue entre la adversidad con su penosa desorganización. En mal abunda es la suciedad demencial. Los destinos parecen ir erráticos como hacia ningún futuro. Por esta situación, me encierro en cavilaciones graves mientras crece el cielo nebuloso.

De momento, ingreso por ahí a los recuerdos de mi vida, percibo que son como días lluviosos. En profundidad, me vuelven las variadas ocasiones de decadencia cuando estaba más joven. Con agudeza, capto las visiones de cuando mantenía bebiendo cerveza y aguardiente en los bares. Esta adicción, yo la hacía para fugarme del retraimiento, por medio de las borracheras. No quería sentir más la íntima desesperación del alma. Ya estaba cansado de saberme en dolor; por lo cual, procuraba escapar de mí, yéndome por entre los excesos de la bohemia. De tal pasado, me figuraba macilento y desordenado y en sumida ebriedad. Tal complicación, ahora por defecto, me impacta la mente. Por cierto con pena, recuerdo que realizaba las tomadas casi siempre desde por las tardes. Eso en degeneración, viciaba mucho aguardiente y permanecía como un joven errabundo, todo loco, hasta el sobrepaso de la madrugada. De similar turbación; reparo en las humillaciones cometidas

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por mí, debido al consumo del alcohol. Tras lo embebido, perdía con el tiempo, la noción de conciencia y distorsionando la realidad circundante, después golpeaba con regularidad a individuos desconocidos y los humillaba. Mal por lo mental, cometía estos perjuicios fuertes, como un ser excéntrico, yo en lo personal, fui hasta la exageración del vicio y por desboque, fui un transgresor contra hombres y mujeres inocentes. Cuando obvio, una vez con tal experiencia, sabida entre los desvaríos, me alejo ahora de las cantinas y los bares estrambóticos y del mundanal escándalo. Mejor, convengo en estar a solas con esta preferida obstinación. Además, casi no tengo que salir a la ciudad, vivo de una pensión social. Escasamente ando por el barrio que habito cuando debo comprar la comida del mes y recurro nomás al centro cuando me toca reclamar el dinero para mi subsistencia. En cuanto al resto, paso la mayor parte del tiempo en casa. Aquí por lo tanto en el presente, yo encerrado en este cuarto modernista, persisto en lo meditabundo, voy repasando unas imaginaciones abrumadoras, por la pesadez de esta existencia. Descubro misteriosamente varias cosas deformes, las rarezas capto como torcidas y los colores del exterior en ocasiones, me afectan la cabeza. Esta alteración, la experimento entre un lento tiempo, veo los instantes con abstracción, son cambiantes y hasta enrevesados. Desde lo espacial, presencio los fondos muy diferentes, donde me sé entre lo desigual, sorprendido con mareos. Así lo paso durante variados tiempos con anormalidad, conmocionado ante las figuraciones avistadas. De seguida sugestión, yo sorprendo muchas dimensiones y vivencio montones de complicadas quimeras. Más a lo impresionado, me creo entre ondulaciones y oscilaciones extrañas. Estas me enajenan como una turbulencia gótica. En mortificación, consiguen trastocar mi memoria a medida que veo los rededores pertenecientes. Cuando al nuevo tiempo, cambio de noción subjetiva, se me va girando la ofuscación, paso a lo eventual entre lo perceptivo y de a poco vuelvo a lo monótono. Esto me genera al mismo momento algo de miedo. Procuro fijar entonces la mirada en las paredes y el armario, voy recuperando despacio la precisión en los detalles, me esfuerzo por recobrar el equilibrio, tomo un poco de aire y trato de calmarme, consigo quedamente tornar al sosiego.

De más, ante lo personal, reflexiono sobre esta intimidad mental. Creo que es pertinente hacerlo para entrar en consideración intuitiva. De tal modo, ahora como lo aprecio, me hallo al comienzo susceptible en esta adultez, resiento las frecuentes penas,

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cavilo en aflicción sobre este destino, cuando de repente tengo las visiones impresionantes. Entre los instantes, las vislumbro desde lo interno hacia lo externo según como se me intensifican los sentidos, todos en combinación, que reproducen la variación de estas ilusiones percibidas. En lo individual, son muy enmarañadas y por defecto, distingo el trance como misterioso. Me colma de muchas percepciones con invenciones. Estas fusiones las concibo extensamente abstrusas y también hasta inconmensurables. Por lo tanto, tal como pienso, lo propio que vivencio es muy complejo, me deja estupefacto y no termino de comprenderlo en totalidad, debido a su misma magnitud.

Así que ahora, para esta noche, trato de saberme con mayor circunspección y vuelvo a examinar esta actualidad pertenciente, donde hoy martes, vaga todavía la frialdad del otoño, junto a su oleaje nuboso, el cual abunda contaminado en esta ciudad. De por cierto, sopla persistente el viento con su opacidad mientras el ambiente acentúa su espesura de polución. Conformemente, veo que casi no hay personas por el parque del frente de mi casa, nomás discurre un señor pálido por entre la hojas caídas de la arboleda, se sabe como preocupado, va hacia la otra esquina, camina con rapidez, llega en breve allá, pasa de seguido al empedrado del andén y prosigue con su rumbo hasta que pronto se desaparece en la lejanía por entre las brumas.

En cuanto a mí; percato muy hostil esta cotidianidad, tal como la detecto, las personas de esta ciudad redundamos siendo antipáticas con nuestros otros semejantes y mientras seguimos por los extravíos, procedemos como seres errantes, nos mal logramos entre el desorden, ya que por aquí se va para ningún porvenir fijo, hay es desidia generalizada. Entonces por supuesto, debido a toda esta imperfección, uno resiente sus afecciones y cada vez más uno decide aislarse, solamente con sus imaginarios mentales, así como lo hago yo.

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INSOMNIA

Hoy es viernes ya en la noche. Este tiempo lo compruebo con aspereza, vivo ahora entre penas y yo aún estoy solo en el cuarto de mi casa. Aquí en este presente, me siento mal de la cabeza, porque no he podido dormir casi nada, durante las últimas semanas, he tenido varios desvelos, sorprendidos como fuertes expiaciones.

Por esta crisis, obvio que me adolezco atormentado en lo mental, los imaginarios los sé difíciles, repaso unas y otras ideas aflictivas hasta lo sufriente. Debilitado, me reconozco entre lo espiritual. Consto así un enredo de opresiones ensimismadas, las cuales por su compulsión, tocan mis sentidos y mi conciencia. Desigual, bajo este padecimiento, realizo pocos quehaceres creativos, oigo escasamente la música del grupo artístico, Ezykum. La voz del cantante y los guitarristas, suenan con virtuosismo desde el tocadiscos, ellos inspiran lo gótico y yo los escucho en recogimiento para tratar de consolarme, procuro igual pensar sobre mi existente realidad.

En tanto, creo principalmente mi habitar enigmático y de confesión, según como reflexiono este nocturno, percato los instantes con excentricidad y así oscile en el ambiente la música, distingo raras anomalías. A lo enrevesados, van los desenvolvimientos habituales como lentitudes, que se tornan inquietantes y deprimentes. En profundidad alcanzan a perjudicarme; son semejantes a puniciones, mortifican en lo sentimental por haber persistentes vacuidades y en desagrado, pueden conmigo hasta agobiarme. Esta situación, complica evidentemente mi particularidad humana, intuyo la afectación muy fastidiosa, me pone demasiado triste. Reconozco que estoy en una insania pesada. Esta indisposición sabida, me es asimismo azarosa, me trastoca los nervios y al ser artístico. Desde lo abstracto, resiento las impresiones hostiles, que llegan a lo íntimo, perturbando mis nociones perceptivas, donde cada vez peor, recaigo en angustias, sin poder retener el sueño. De hecho, al estar aquí, casi todo lo consabido, parece ir en pesimismo, hallo sombrío el entorno viviente, ido en impuras amarguras, su clima redunda difuso entre la miseria generalizada. Eso los acontecimientos, deambulan por sus variadas decepciones, mientras las horas transcurren atrofiadas, porque hay mucha inconsecuencia en esta nocturnidad, donde resido yo, conmovido ante esta adversidad. Me descubro sinceramente como un

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hombre reprimido ante este trastorno, sugestiones feas resiento en el alma, veo huecos espectrales por todos los rededores. En su mayoría, son perturbadores y logran impactarme la propia percepción. De verdad este aturdimiento, que desde lo abstracto apesadumbro es abrumador. Mi conciencia tengo enredada de alucinaciones en lo presencial. Además cierto, pese a que oigo las melodías de Ezykum, con tal de mudar mi ánimo, conservo aún esta subjetividad alterada y noto el espacio reiteradamente nublado.

Así entonces, por este duro malestar, persisto con insomnio en medio de este rincón aislado. Cuando pronto, recaigo ya entre propias debilidades, más temerosas. A lo desigual en experiencia, comprendo el subsistir muy aciago, me sé entre unas honduras mentales, concentro muchos pensamientos viciados, que me dejan pasmado. Los retraimientos son de agravamiento, consiguen variarme el presente. De momento estoy encogido en mi camastro a medida que vivo el trance con incidencia y por supuesto, lo que experimento es preocupante. Cada vez peor, me desgasto en visiones apocalípticas, saturadas de tragedias, debidas a esta podredumbre citadina, pendenciera por su misma corrupción, donde de a poco envejezco. Sólo en desgracia, mal entre los recuerdos, veo como la urbanidad loquea con su odio desolador. De tal modo que lamentablemente, sorprendo sus cuadros horribles y con desilusión, me quedo aterrorizado, subsisto como adentro de una pesadilla. Hay por todos lados suciedad y degeneración, reconozco al desorden obnubilado. Es calamitoso lo que aquí padezco. Desde lo desequilibrado, yazgo enfermo entre los trasnochos y obvio esta crisis que tengo, la vivo por este inframundo en donde estoy como un hombre abandonado, me yerro perdido.

Más a fondo de consecuencia, yo a solas, divago como por un túnel de penumbras en este destino tan lúgubre y aquí encerrado, entre pinturas de música, sigo en el tiempo y prosigo con esta experiencia hasta cuando se apaguen las fuerzas de mi ser humano, porque cierto, soy parte de este gran dolor, propio del alma.

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DEPRESIÓN

Ahora de nueva confesión; expreso lo que angustio del alma, aquí en casa. De hecho, todavía me hallo mal, compruebo que recaigo a lo más insano en este encierro, donde aún habito con depresión, me sé muy embotado de mareos, vivo todo este malestar con ofuscación, los instantes devienen anormales y por esta realidad, contraigo alrededor mío la pesadez mental, cada vez sabida, bajo mayor desagrado. Solamente desmejoro como un ser oculto. En lo individual, experimento igual lo pavoroso, me declino por este tiempo menguado, no muevo casi ni el cuerpo, sombrío estoy entre la densidad.

Ya es domingo de medianoche y cada vez peor, tengo menos deseos por hacer cosas, no tiendo suficientes rutinas, los ánimos llevo desgastados. Desde lo subjetivo; permanezco evidentemente bajo lo agobiante, pocas aspiraciones encauzo en lo personal y como un hombre triste, los sentires admito abismados, me lamento seriamente debilitado. Esto obvio se debe a porque recrudezco en crisis conmigo, resido muy imbuido en conflictos internos, por esta situación tan miserable y por las culpas, vividas como remordimientos. Yo lo paso compungido del corazón, tiemblo con agonías y entre los desequilibrios, me acaezco resentido en este cuerpo flaco. Así que de hecho, me presencio a solas, tumbado contra el camastro, cubierto entre las sábanas, rodeado de palidez. De a poco respiro en el espacio penumbroso y por lo propio, desvelado en amargura, no inspiro casi nada, las fuerzas cargo opacas. Apenas con lentitud, miro para adentro de mí y aún lo advierto, sigo aletargado. Demoro es durante los instantes con náuseas y estoy escasamente recogido de entumecimiento. En esta postración, llevo largas horas nocturnas y veo que persisto en retraimiento, sólo con escalofríos, donde empeoro a lo malsano, me reflejo exhausto por esta enfermedad. Más ensimismado; aquí en el cuarto, por cierto que transcurro en desilusión, sin acabar de comprender para donde voy con mi existencia.

En tanto lo desconcertado; no sé cómo reaccionar ante lo eventual, tomado por los nervios, soporto a escasas el estar alocado y choco por los raros pensamientos, me entrego a la taciturnidad, creo al porvenir difícil. Desigual en lo mental, sufro profundos dolores de cabeza. Es a lo íntimo, traumático lo que peno bajo mis aflicciones. Mal subsisto con mortificaciones, me yazgo atormentado de gravedad, los trastornos afectan a lo fuerte y por

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supuesto, reaparezco muy perjudicado de la imaginación. Yo constantemente, percato diferentes obcecaciones espectrales, cada vez con mayor tenebrosidad. A exageración, son amenazantes y temibles. Estas, creo que ahora provienen de mis angustias de conciencia. Entre sustos, las avisto en medio de varios tormentos, los cuales fustigan hasta lo memorial.

Por su repercusión, tratan de sacarme de quicio, hacen que tenga las punzantes jaquecas, que me arrojan al desasosiego. Sucesivamente, entre su irregularidad, se salen de control y complican más mi individualidad. Resiento asimismo muchos pavores, debido a lo experimentado en la abstracción y por estar así de transgredido, ante lo personal, decaigo en las visiones espantosas, las cuales tienden a la dura opresión y consiguen hundirme hasta lo más umbrío del ser íntimo.

De tal modo ahora, aquí sumido, me aterro en este rincón mugriento, nublado de manchas amorfas, por donde expío entre quejidos, los males del ser perdido, tanto que toda esta fealdad escabrosa, trastoca ya mis emociones demasiado y varía mis formas de avistar el exterior, puede esta imperfección meterse conmigo.

Cierto y como consecuencia, estoy cada vez más mal en lo existencial, sólo desciendo con esta depresión, bajo lo muy profundo, rodeado de pensamientos terribles y para lo sentimental, me desgasto hasta la exageración en la melancolía, tal como un ser solitario, muy abismal, donde para entonces ahora, ante esta crisis actual, termino de caer rendido en la quietud, según como de a poco en dolor, cierro los ojos.

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ÍNDICE 8…SOLEDAD…8 12…INSOMNIA…12 14…DEPRESIÓN…14 ÍNDICE

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