HABITACIONES CON PERSPECTIVA: la hospitalidad desde el punto de vista del valor compartido Financia el Futuro, Serie No. 4
Industrias y servicios Caribe Hospitality S.A.
Julio, 2014
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Habitaciones con perspectiva: la hospitalidad desde el punto de vista del valor compartido
ESTUDIO DE CASO
Habitaciones con perspectiva: la hospitalidad desde el punto de vista del valor compartido El Banco Interamericano de Desarrollo ha estado trabajando junto a los desarrolladores de la construcción de un hotel en Kingston, Jamaica, con el fin de maximizar el valor del proyecto para la comunidad y los accionistas. Para un viajero cansado, el valor de un hotel es transitorio: una comida caliente, un poco de comodidad lejos de casa, un buen descanso. Pero para la comunidad que lo rodea, un hotel plantea potenciales beneficios a largo plazo: trabajo estable, alimentación de forma regular, tranquilidad en general. A raíz de la construcción de un nuevo hotel en New Kingston, el distrito financiero de la capital jamaiquina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha estado analizando cómo proporcionar a la comunidad beneficios a largo plazo que al mismo tiempo sean favorables desde el punto de vista empresarial. Esto significa buscar el valor compartido. La premisa del valor compartido consiste en que el capitalismo resulta más efectivo y sostenible cuando las empresas procuran alinear sus propios objetivos con las necesidades sociales, según Michael E. Porter y Mark R. Kramer en un destacado artículo publicado en 2011 en la Harvard Business Review. “Las empresas que actúan como empresas, no como donantes caritativos, constituyen la fuerza más poderosa para abordar las cuestiones apremiantes que enfrentamos”, expresan. El BID se identifica con este concepto, ya que promueve el desarrollo económico, la reducción de la pobreza y la desigualdad a lo largo del Caribe y América Latina. Asimismo, financia proyectos de desarrollo en el sector privado, tanto grandes como pequeños, bajo el lema “Sector privado con propósito”. En este marco, el BID ha creado un mecanismo —llamado Evaluación de Valor Compartido— para determinar el potencial de agregar valor a los proyectos que apoya en el sector privado. En el caso de la construcción del hotel de New Kingston, a través de la Evaluación de Valor Compartido, el BID buscaba la forma de aumentar el valor tanto para las empresas participantes como para la comunidad. Un objetivo clave era asegurar que las pequeñas empresas locales —en particular aquellas cuyas propietarias son mujeres— pudieran convertirse en una parte integral de la cadena de suministro y que al mismo tiempo aumentaran las ganancias para el operador del hotel. Otro objetivo era generar oportunidades laborales para los jóvenes en riesgo y establecer un vínculo profesional con la empresa constructora del hotel.
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El BID convocó a las distintas partes interesadas para identificar intereses, necesidades y preocupaciones. Posteriormente llevó a cabo un riguroso análisis de la relación costo-beneficio para determinar las inversiones o iniciativas aparentemente más beneficiosas, viables y sostenibles para realizar luego de finalizada la construcción. Bettina Boekle-Giuffrida, quien estuvo a cargo de la Evaluación de Valor Compartido, señaló que el resultado final del proceso sería beneficioso para todos: el hotel, las empresas locales, la comunidad y el BID, al utilizar sus recursos de desarrollo de forma más eficaz.
“Al reunirlos a todos, logramos obtener una perspectiva global y determinar las oportunidades para alinear las prioridades y agregar valor”.
Múltiples actores intervinieron en el proceso de evaluación. En primer lugar, Caribe Hospitality, el desarrollador y propietario del hotel, el cual financió en parte a través de un préstamo otorgado por el BID. Además, Marriott International, que operará el hotel en cumplimiento del contrato con Caribe Hospitality, como Courtyard by Marriott. Por otra parte, Prime Development es el contratista jamaiquino que está llevando a cabo la obra. Además de involucrar a las distintas empresas, el BID ha estado trabajando con diversas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales jamaiquinas que ofrecen capacitación laboral y servicios de desarrollo para las pequeñas empresas, lo cual será esencial para el éxito duradero del proyecto. “Se trata de un proyecto complejo que involucra varias partes interesadas, que pueden tener diferentes prioridades de negocio”, expresó Boekle-Giuffrida. “Al reunirlos a todos, logramos obtener una perspectiva global y determinar las oportunidades para alinear las prioridades y agregar valor”.
EL CAMINO AL TURISMO SOSTENIBLE Jamaica es la isla angloparlante más grande del Caribe y uno de los principales destinos turísticos, especialmente las playas de la costa norte. Pero más allá de la imagen dorada que la mayoría de los turistas espera ver, es un país con altas tasas de pobreza, desempleo, deuda pública y delincuencia. Para fines de 2013, el desempleo general superaba el 15%, con un porcentaje considerablemente elevado en hombres jóvenes y aún superior en mujeres jóvenes. El turismo constituye un pilar de la economía, pero sus raíces locales no son lo suficientemente profundas. Mientras que algunos de los exclusivos destinos turísticos con todos los servicios incluidos del país se empeñan en invertir en las comunidades vecinas —Sandals Resorts International, en Montego Bay, es particularmente conocido por sus esfuerzos al respecto— otros tienden a funcionar como islas desde el punto de vista económico. Algunos pasan ampliamente por alto a los proveedores locales, al considerarlos demasiado pequeños y poco confiables, y compran en Miami la mayor parte de lo que necesitan. Sin embargo, estos hoteles pierden una buena oportunidad de negocio de abastecerse localmente. “Es muy fácil construir un hotel y dejar completamente de lado a Jamaica y a los jamaiquinos”, señaló el oficial de inversiones del BID Stefan Wright, quien se encuentra en Kingston y el cual gestionó el préstamo con Caribe Hospitality. El Courtyard by Marriott, que tiene previsto abrir sus puertas a mediados de 2015, atenderá principalmente a viajeros de negocios. Se encuentra ubicado frente al Emancipation Park, un oasis público con una superficie de siete hectáreas, en una zona de Kingston donde funcionan varios bancos, oficinas y otros hoteles.
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Este es el segundo hotel que se construye con el apoyo del BID, que otorgó un préstamo de US$44 millones a Caribe Hospitality en 2010 con el fin de contribuir con el financiamiento de varios hoteles en Centroamérica y el Caribe. El primero se construyó en Costa Rica. El préstamo del BID para el hotel de Kingston ronda los US$12 millones, apenas más de la mitad del costo de la construcción.
““Para el BID, «está en nuestro ADN» buscar cómo aumentar los beneficios del desarrollo para la economía local ”.
Según Wright, para el BID, “está en nuestro ADN” buscar cómo aumentar los beneficios del desarrollo para la economía local, y este proyecto parecía prometer un gran potencial de valor compartido. “¿Podemos generar valor para el sector empresarial local que al mismo tiempo aumente las ventajas para el desarrollador y el operador del hotel?” planteó. Un enfoque lógico era analizar cómo integrar a la cadena de suministro a las micro, pequeñas y medianas empresas —en especial aquellas cuyas propietarias o directoras son mujeres—. Cumplir con las exigencias de regularidad y confiabilidad de una empresa internacional puede resultar particularmente desafiante para una pequeña empresa, y en Jamaica, aquellas cuyas propietarias son mujeres suelen ser muy pequeñas. Según un estudio realizado en 2006 por el West Indies Mona School of Business, el 95% de las empresas cuyas propietarias son mujeres en Jamaica contaban con menos de 15 empleados. “Vale la pena hacer un esfuerzo adicional para asegurarse de que las mujeres empresarias tengan la oportunidad de participar”, expresó Boekle-Giuffrida. “Los estudios demuestran que las mujeres pueden tener un impacto significativo en el desarrollo económico y social a largo plazo, porque tienden a invertir en el futuro de sus hijos”, señaló. “Al mismo tiempo, las mujeres suelen tener mayores dificultades para acceder al financiamiento y respaldo que necesitan para desarrollar sus negocios. El compromiso del BID de brindar apoyo para superar dichos obstáculos es firme y continuo. Contemplando la otra cara de la moneda de género, el BID buscó hacer frente a otro desafío: cómo mejorar el panorama laboral de los hombres jóvenes en desventaja económica. En el contexto de una economía lenta con un alto nivel de desempleo, gran parte de la juventud en Kingston lleva a cabo actividades marginales e inestables —quizás como vendedores ambulantes, limpiadores de parabrisas o empleados de autobús que acomodan a los pasajeros— o recurre a la delincuencia. El BID apuntaba a fortalecer la inclusión social en este segmento de la población también. Por lo tanto, la Evaluación de Valor Compartido analizaba cómo maximizar las potenciales ventajas para las mujeres empresarias y los jóvenes en riesgo, de forma que con el tiempo también aumentara el valor para las empresas involucradas. El BID contrató a la empresa internacional de consultoría Deloitte para asistir en la elaboración de un proceso de evaluación exhaustivo por un período de varios meses a fines de 2013 y principios de 2014. Luego de consultar con los múltiples actores y de llevar a cabo un minucioso análisis de la relación costo-beneficio, el equipo BID-Deloitte pudo identificar la diversidad de intereses y calcular gran parte del rendimiento potencial, tanto tangible como intangible, de inversiones específicas en un período de varios años. El equipo analizó los costos y beneficios de acciones en particular —para la empresa constructora, los desarrolladores y los operadores del hotel, las instituciones de capacitación locales, y la comunidad en general— y recomendó tomar ciertas medidas que generarían un valor compartido sostenible.
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CON UN ENFOQUE EN LA INTERSECCIÓN ENTRE LOS IMPULSORES DE NEGOCIOS Y LAS NECESIDADES SOCIALES
“La clave del éxito en este proyecto de cooperación mutua fue coordinar reuniones frecuentes con varios de los actores principales, intentando optimizar el uso del tiempo”, expresó Daniel Campos, director general de Caribe Hospitality. Señaló que el proceso fue una experiencia positiva para la empresa y, aún más importante, agregó que tendrá un impacto positivo en el éxito de los negocios en Jamaica y el Caribe.
“LAS EMPRESAS QUE ACTÚAN COMO EMPRESAS” A pesar de que muchas empresas asumen un compromiso de responsabilidad empresarial, un factor que diferencia el “valor compartido” es el enfoque en la intersección entre los impulsores de negocios y las necesidades sociales. Su premisa pragmática es que es las empresas actúan para favorecer sus propios intereses por naturaleza, y con el tiempo, son más proclives a invertir en la sociedad si ven una ventaja en el fondo. En el caso del hotel en Kingston, el inversor y el operador comparten el interés por el éxito financiero de la propiedad a largo plazo. El contrato celebrado, de carácter renovable y 20 años de duración, establece que Caribe Hospitality pagará a Marriott una tarifa de base para dirigir el hotel, además de un incentivo sobre las ganancias. En otras palabras, cualquier medida que contribuya a una operación más eficiente e incremente los márgenes de ganancia beneficiará a ambas empresas. Cuando tales medidas a su vez benefician a la sociedad, se crea el valor compartido. Así lo expresan Porter y Kramer: “El concepto del valor compartido se puede definir como las políticas y prácticas de funcionamiento que realzan la competitividad de una empresa y al mismo tiempo mejoran las condiciones económicas y sociales de las comunidades en las que opera”. El proceso de evaluación del BID apunta a identificar esos intereses superpuestos, dilucidar formas de aportar valor y hacer público el caso de negocio para la inversión social. Las oportunidades más prometedoras para el proyecto en Kingston —tanto en términos de eficacia para el hotel como de ventajas para la comunidad— giraban en torno a lograr una mayor participación por parte de las empresas locales. Para la comunidad, las ventajas resultan obvias. Al convertirse en proveedores del nuevo hotel, las pequeñas empresas pueden generar empleo y sustento para más familias, al mismo tiempo que mejoran sus habilidades, experiencia y competitividad. También hay ventajas menos tangibles: la participación local en el éxito del proyecto contribuye a crear un sentido de propósito y orgullo de la comunidad. Para las empresas involucradas, algunos de los costos y beneficios son relativamente directos. Por ejemplo, al abastecerse localmente de un cierto porcentaje de alimentos, un hotel puede disminuir su huella de carbono, reducir las complicaciones que puede implicar una tercerización, y ahorrar dinero en gastos de envío y manipuleo, costos de seguro y de aduana. Claro que este valor disminuye si la cadena de suministro no es confiable, por lo que parte del cálculo supone cuantificar la mercadería y los servicios que los proveedores locales pueden proporcionar, y la capacitación necesaria para que logren satisfacer los estándares internacionales.
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La incorporación de proveedores locales también beneficia un hotel en términos de flexibilidad. Al contar con un proveedor local, la cocina del hotel puede amoldarse a una conferencia coordinada a último momento sin preocuparse por que un envío pase por la aduana a tiempo. Una ventaja menos visible es que trabajar con los locales puede resultar beneficioso en términos de seguridad. Andrew Houghton, vicepresidente de área para América Latina y el Caribe, señaló que Marriott International —que considera importante invertir en la comunidad, lo que le ha valido buenas calificaciones por parte de las organizaciones que puntúan la responsabilidad social— ha visto ejemplos de esto alrededor del mundo. Durante el levantamiento popular de 2011 en Egipto, por ejemplo, empleados del Cairo Marriott permanecieron fuera del hotel y lo protegieron de los saqueadores hasta llegar la fuerza militar. “Vemos a funcionarios proteger a los huéspedes y al establecimiento porque el hotel es parte de esa comunidad”, expresó Houghton. En Kingston, la Evaluación de Valor Compartido analizó una amplia variedad de costos y beneficios, tangibles e intangibles, con el objetivo de determinar medidas que aumenten el valor económico y social. Para Marriott, indicó Houghton, el proceso de la cuantificación del impacto final en la comunidad fue especialmente revelador.
“Incluso las conjeturas conservadoras sobre el modelo demostraban que incluir a las pequeñas y medianas empresas en la cadena de suministro supondrá beneficios económicos para los dueños y los operadores del hotel”.
“Al apoyar a una panadería cuya propietarias son una mujeres, ¿cuántos proveedores se benefician? ¿Cuántas familias? ¿Cuántos niños pueden entonces ir a la escuela y luego conseguir buenos empleos? Siempre hemos comprendido este proceso desde el punto de vista anecdótico, pero estamos trabajando activamente en las medidas, y el equipo de valor compartido BID-Deloitte logró demostrar cómo hacerlo con mayor detalle, analizando incluso su valor en dólares”, señaló Houghton. “Esta era una gran oportunidad de aprendizaje para nosotros”.
MEDIDAS SIGNIFICATIVAS El equipo BID-Deloitte creó un detallado modelo económico para pronosticar los costos y beneficios de diversos planes de acción, en base a conjeturas que pueden ser modificadas para adaptarse a distintas circunstancias. La estructura del modelo es conservadora; por ejemplo, asume que en los primeros dos años de funcionamiento del hotel el porcentaje de alimentos locales adquiridos será de una sola cifra. No obstante, Marriott espera un mejor rendimiento, en virtud de la experiencia de Jamaica en agricultura y en la industria hotelera. “Incluso las conjeturas conservadoras sobre el modelo demostraban que incluir a las pequeñas y medianas empresas en la cadena de suministro supondrá beneficios económicos para los dueños y los operadores del hotel”. Los mismos se deberían sobre todo a que los costos la de mercadería local son menores que aquella importada, así como a una logística y procesos eficaces, y comenzarían en el primer año de funcionamiento. No resultó fácil cuantificar las ventajas de haber proporcionado capacitación y experiencia laboral para los jóvenes en riesgo. Empero, el equipo BID-Deloitte —en base a las consultas en Jamaica y la investigación en otras partes— concluyó que los esfuerzos en esta área darían sus frutos a largo plazo, al fomentar la buena voluntad de la comunidad, mejorar la seguridad de los barrios y contribuir con el objetivo general de la inclusión social.
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LOS JÓVENES EN RIESGO ADQUIRIERON FORMACIÓN LABORAL EN LA CONSTRUCCIÓN
La construcción ya se encontraba en curso cuando el proceso de evaluación comenzó, pero el equipo consideró importante intentar incluir a los jóvenes en riesgo en esta etapa del proyecto. Prime Development estaba abierto a incorporar a varios pasantes remunerados a sus equipos, y Caribe Hospitality acordó cubrir sus salarios como forma de contribuir con el factor social del proyecto. A mediados de marzo de 2014, Prime le dio la bienvenida a la obra a cinco muchachos jóvenes. Los pasantes fueron seleccionados de un grupo que había participado en la capacitación del Programa de Seguridad Ciudadana y Justicia (CSJP, por sus siglas en inglés), una organización orientada a la prevención de la delincuencia dirigida por el Ministerio de Seguridad Nacional de Jamaica con el apoyo del BID. CSJP ofrece pasantías, talleres, formación laboral y otros servicios en 50 comunidades “vulnerables e inestables”, a través de ocho parroquias en Jamaica. Desde el 2012, CSJP está asociado con las Fuerza de Defensa de Jamaica (JDF, por sus siglas en inglés) para proporcionar formación laboral paga en construcción básica para cientos de jóvenes. Los participantes también incorporan habilidades que los preparan para la vida, en asignaturas que van desde el protocolo laboral, la formación de equipos y resolución de conflictos, a la auto-administración, la crianza de los hijos y la autoestima. Denise Adams, responsable de acción comunitaria de CSJP, señaló que muchos de los participantes provienen de familias sumamente disfuncionales y carecen de las herramientas personales que necesitan para obtener un empleo y permanecer en el mismo. Al haber adquirido habilidades básicas para la vida, muchos han llegado a transformarla y, a través de la formación laboral, han logrado desarrollar tanto una disciplina de trabajo como aptitudes técnicas. La iniciativa también ha mejorado las relaciones entre las fuerzas de seguridad del país y los jóvenes, indicó. “Hemos tenido muchísimo éxito,” expresó Adams. “Lo que los jóvenes necesitan es ese empujón y alguien que crea en ellos”. El haber participado del programa de capacitación CSJP-JDF permitió a los pasantes seleccionados para el proyecto del hotel desarrollar las habilidades y obtener las certificaciones necesarias para convertirse en miembros productivos de un equipo. El plan era que rotaran por distintas tareas, de modo que pudieran incorporar las últimas técnicas de la construcción con hormigón. Según Daniel Campos, de Caribe Hospitality, esta parte del proyecto aportó un claro valor agregado. “Creemos que le dio la oportunidad a la empresa constructora de vincularse con programas de capacitación y encontrar empleados dedicados que desean mejorar”, expresó. Aunque el contratista del hotel no se ha comprometido a seleccionar más pasantes o a contratarlos una vez que finalicen con la pasantía, Denise Adams expresó su deseo de que los jóvenes hayan adquirido experiencia y habilidades suficientes como para obtener un empleo de tiempo completo. “Después de todo, esperamos que puedan conseguir empleo. Eso es la sostenibilidad”. Una necesidad de cara al futuro son pruebas más contundentes sobre el impacto de este tipo de iniciativas a favor del empleo, señala Boekle-Giuffrida, del BID. Agregó que el Banco está invirtiendo recursos adicionales para monitorear los resultados.
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“Queremos asegurarnos de contar con información suficiente y poder proporcionar una base sólida para la implementación”, indicó, “de modo de poder reproducir y mejorar el modelo que hemos desarrollado para beneficiar a otras empresas tanto en Jamaica como en otros países”.
PRÓXIMOS PASOS
Como señaló Andrew Houghton de Marriott, los hoteles son mucho más que un destino para los visitantes. “Cuando plantamos una bandera en alguna parte, nos convertimos en un catalizador de negocios”.
Un actor importante para lograr materializar las oportunidades de valor compartido identificadas será la Corporación de Desarrollo Empresarial de Jamaica (Jamaica Business Development Corporation, JBDC por sus siglas en inglés), la cual forma parte del Ministerio de Industria, Inversiones y Comercio. Proporciona una serie de servicios al sector de las pequeñas empresas, entre los que se encuentran la asistencia en el desarrollo de productos y en la comercialización y apoyo en general. Althea West-Myers, gerenta de servicios de consultoría para las empresas de JBDC, señaló que una tarea central será la creación de grupos sólidos de proveedores locales para satisfacer las necesidades del hotel de productos o de categorías específicas de productos, ya sea leche, bananas, vegetales verdes o especias de Jamaica. En otras palabras, en lugar de que una sola empresa proporcione leche, el hotel podría acudir a varias. “No existe ninguna otra manera de garantizar la sostenibilidad”, señaló West-Myers. “Una única empresa no podría proporcionar los niveles que Marriott esperaría”. Un proyecto como el de Courtyard by Marriott brinda la oportunidad a empresarios en Jamaica de alcanzar otro nivel en términos de profesionalismo y calidad, indicó West-Myers. “Es importante porque ofrecerá oportunidades para el desarrollo, especialmente al estar relacionado con la cadena de valor global”. Con el tiempo, el hotel contará con aproximadamente 60 empleados permanentes, así como con una red más extensa de proveedores de mercadería y servicios —ya sean floristas, pescaderos o fabricantes de muebles. Como señaló Andrew Houghton del Marriott, los hoteles son mucho más que un destino para los visitantes. “Cuando plantamos una bandera en alguna parte, nos convertimos en un catalizador de negocios”, dijo. Tanto para Marriott como para Caribe Hospitality, la Evaluación de Valor Compartido es una reivindicación del compromiso firme de apoyar a la comunidad y promover la sostenibilidad. “Seguiremos de cerca el programa de valor compartido durante la puesta en funcionamiento, para ver los resultados de la implementación de estas iniciativas en las distintas fases del proyecto”, indicó Daniel Campos, de Caribe Hospitality. Por su parte, Mariano Bonilla Arias, director de desarrollo de Caribe Hospitality, dijo que la empresa costarricense, fundada en el año 2000, siempre ha sido consciente de su responsabilidad de ser un buen ciudadano empresarial, pero desde que se vinculó con el BID hace algunos años, se ha centrado más detenidamente en la sostenibilidad ambiental y social. “Se convirtió en parte de nuestro pensamiento interno”, señaló.
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JÓVENES EN BUSCA DE UN FUTURO MEJOR
WHITLEY RECIBIÓ CAPACITACIÓN IN SITU
Mientras se espera que el proyecto del hotel de Kingston beneficie notablemente a la comunidad, parte del rendimiento de las inversiones sociales no se hará evidente hasta que el hotel entre en funcionamiento. Pero una modesta medida —tomada a partir de la Evaluación de Valor Compartido— ya ha hecho la diferencia en la vida de cinco jóvenes. Están adquiriendo valiosa experiencia laboral en la obra del hotel, a través de una pasantía de seis meses para la juventud en riesgo. Para Herbert Whitley, de 22 años, este es un giro alentador en la larga lucha por transformar su vida. Señaló que luego de terminar la secundaria, “buscaba y buscaba” empleo sin tener éxito. Con el tiempo, adquirió el hábito de salir de fiesta, fumar marihuana y pasar el rato en la esquina con amigos. Hasta que un día, sintió que las cosas debían cambiar: “Pensaba, no puedo permitirme seguir así. Necesito lograr algo, hacer algo de mi vida. Y es exactamente lo que hice”. Whitley tuvo la oportunidad de adquirir conocimientos de construcción a través de una agencia de desarrollo privada llamada Operation Friendship, cuyo fin es crear oportunidades para la juventud urbana. También recibió capacitación en construcción in situ, a través de una iniciativa dirigida por el Programa de Seguridad Ciudadana y Justicia junto a las Fuerza de Defensa de Jamaica. Ello preparó el terreno para el capítulo más reciente, trabajar el acero que dará forma al complejo Courtyard by Marriott, de seis pisos y 129 habitaciones. “Desde que empecé a trabajar en la construcción, siempre quise hacerlo en una obra real, algo de grandes dimensiones como el Marriott,” expresó en una entrevista telefónica. “Ha sido una experiencia fantástica”. Whitley, que vive en una casa con su novia, su hijo y otros familiares, espera que la experiencia que sumó en el proyecto de construcción le permita conseguir empleo luego de finalizada la pasantía. Señaló que su hija lo ha ayudado a adquirir una nueva perspectiva. “Ahora veo la vida con otros ojos”, dijo. “Tengo una gran responsabilidad como padre, como hombre de familia. Aunque no siempre es fácil hacerse cargo de una familia, estoy feliz por ello”, agregó.
Para Herbert Whitley, de 22 años, este es un giro alentador en la larga lucha por transformar su vida.
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El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apunta a crear oportunidades para las generaciones actuales y futuras en América Latina y el Caribe mediante inversiones sostenibles en el sector privado. A través del Departamento de Financiamiento Estructurado y Corporativo (SCF, por sus siglas en inglés), el BID se asocia con empresas privadas para alcanzar resultados financieros sustanciosos y con un alto impacto en el desarrollo. El BID trabaja con empresas grandes y medianas, entre las que se encuentran operadores privados de servicios básicos y de infraestructura, bancos e instituciones del mercado financiero y entidades estatales que operan en varios sectores de la economía. Agradecimientos Agradecemos a todas las personas cuyos esfuerzos contribuyeron a los resultados notables de este proyecto. Agradecemos sobre todo a Caribe Hospitality S.A., PanJamaica Investment, Marriott International, Prime Development y al Programa de Seguridad Ciudadana y Justicia del gobierno de Jamaica por trabajar con el BID para generar oportunidades de valor compartido. También agradecemos a DeloitteCanadá y Cuso International bajo la dirección de Valerie Chort por su papel en el diseño de la evaluación de valor compartido. Extendemos los agradecimientos a Kelle Bevine, Bettina Boekle-Giuffrida, Stefan Wright, Cynthia Hobbs, Wayne Beecher, Christian Mirabella, Andres Lavarte, Sanola Daley, Leonardo Mazzei y Ana Lucia Escudero, que prestaron su valioso apoyo en la elaboración de este caso. Finalmente, agradecemos a Janelle Conaway, por unir de forma maravillosa todas las piezas de esta historia.
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Our deal is with the future.
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Financia el Futuro, Serie No. 4 Habitaciones con perspectiva: la hospitalidad desde el punto de vista del valor compartido narra cómo un operador internacional de hoteles, un desarrollador con sede en Costa Rica y una empresa constructora jamaiquina están llevando a cabo prácticas de valor compartido mediante el apoyo del BID. Acuñado por los profesores de Harvard Michael E. Porter y Mark R. Kramer en 2011, el concepto del valor compartido está en plena discusión entre las empresas, los gobiernos y los profesionales del desarrollo como una manera de que las empresas aumenten sus rendimientos financieros y al mismo tiempo tengan un impacto social y medioambiental en la comunidad. Se trata de una forma nueva y responsable de hacer negocios. Mientras que muchas empresas en América Latina y el Caribe aprecian las inversiones con valor compartido, muchas otras no tienen la capacidad, el tiempo o los recursos para detectar oportunidades de forma independiente. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha desarrollado las Evaluaciones de Valor Compartido para asistir a sus clientes en el diseño de una estrategia de negocios viable para optimizar la asignación de recursos con el objetivo de mejorar la competitividad y valor social en la comunidad. Este estudio analiza cómo el BID trabajó junto a los desarrolladores de la construcción de un hotel en Kingston, Jamaica, con el fin de maximizar el valor del proyecto para la comunidad y los accionistas. Describe cómo el BID, en conjunto con Caribe Hospitality S.A., Pan-Jamaica Investment, Marriott International y Prime Development, identificó oportunidades de valor compartido para la comunidad y las empresas. Un objetivo clave era asegurar que las pequeñas empresas —en particular aquellas cuyas propietarias son mujeres— pudieran convertirse en una parte integral de la cadena de suministro y que al mismo tiempo aumentaran las ganancias para el operador del hotel.
Este estudio también se encuentra disponible en línea en el sitio web www.iadb.org/sharedvalue. Banco Interamericano de Desarrollo 1300 New York Avenue, NW Washington, D.C. 20577, EE. UU. Para más información, contacte futurefinance@iadb.org www.iadb.org/scf