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Misiones Salesianas NUESTRA NAVIDAD

Nuestra Navidad

Ciudades llenas de luces, tiendas llenas de personas, papel de regalo y casas engalanadas con espumillón. ¡Es Navidad! En 2022 hemos seguido conviviendo con el coronavirus, ha estallado una guerra en el corazón de Europa que ha llevado al mundo a una nueva crisis cuando parecía que estábamos saliendo de la anterior. Subidas de precios, problemas energéticos, una crisis alimentaria global que ha hecho que el número de personas que pasan hambre vuelva a crecer tras varios años de descenso. Ya son más de 1.300 millones de personas en todo el mundo las que viven en la pobreza.

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Todo parece ir del revés

Cuando más necesitábamos momentos de esperanza y luz, las malas noticias han llenado horas de televisión, de radio y de conversaciones con amigos y compañeros. Y así hemos llegado a Navidad. Desde Misiones Salesianas proponemos que juntos podemos darle la vuelta a esta realidad y construir un mundo donde nadie se quede atrás.

La Navidad es una época de esperanza y de alegría. Nuestras casas se iluminan y, como cristianos, celebramos la Buena Nueva. Es el momento perfecto para compartir y estar con nuestros seres queridos. También de pensar en aquellas personas que no tienen esa suerte y que están pasando por momentos difíciles. Es el momento de encontrarnos como personas que viven en un mismo mundo y que tienen las mismas necesidades y anhelos.

Llevar una vida digna y que permita el desarrollo personal no debería ser un lujo de unos pocos. El acceso a la educación y a servicios sanitarios, el ser tratados por igual y tener una vida digna, la oportunidad de participar en la toma de decisiones, el acceso a la cultura, a un trabajo, a la libre circulación... son derechos que están en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es cuestión de justicia y de fraternidad.

Jesús vivió con los más pobres, Don Bosco trabajó con menores y jóvenes que nadie quería, con los más desfavorecidos, los que vivían en la calle y no tenían educación. Y nosotros, como cristianos, tenemos que recoger ese testigo y ser ejemplo para los demás. Celebrar la Navidad con nuestra familia y amigos, los regalos, las comidas… son circunstancias ineludibles en la sociedad en la que vivimos. Pero, la Navidad tiene que ser mucho más que adornar nuestras casas

o reunirnos para cenar. La Navidad es amor, es anunciar la buena noticia del Niño Dios que nace, es comprender que es más importante dar que recibir. La Navidad es ser conscientes de que millones de personas están esperando una oportunidad, que todas las personas tenemos igual dignidad y derechos… y que todos esos cambios empiezan con uno mismo. Porque la Navidad es creer que las cosas pueden ser diferentes y que un mundo mejor para todas las personas es posible.

Mensajes de esperanza

Los misioneros salesianos cada día llevan este mensaje de esperanza y trabajan para hacerlo realidad. Niños y niñas que son protegidos y a los que se les da la oportunidad de ir a la escuela, familias que reciben apoyo, personas refugiadas a las que se les ofrecen espacios seguros, jóvenes que se forman para tener un oficio… Acciones concretas que llevan la esperanza a miles de personas en 134 países de todo el mundo. Y junto a esos misioneros, personas que se comprometen y que dan la vuelta a la realidad.

Desde Misiones Salesianas queremos que esta Navidad sea la nuestra. La de las personas que miran a su alrededor y se reconocen en los ojos del otro. ¡Feliz Navidad!

En Navidad regala esperanza (a modo de apoyo, donde encaje)

Un año más te proponemos una forma sencilla para que esta Navidad la puedas compartir con personas que viven a kilómetros de tu casa. Un año más los adornos de tu hogar y las felicitaciones que envías a tus amigos pueden tener un significado mayor: que niños y niñas en riesgo puedan tener oportunidades, que cientos de familias desplazadas cuenten con un refugio, que los que pasan hambre puedan tener un plato de comida. Esta Navidad regala con Misiones Salesianas. Regala esperanza.

Ana Muñoz

Pon a Jesús en la Navidad

Juan Linares, sdb

Mucha gente ha quitado a Jesús de la Navidad y sustituido por muchos “adornos”, revestidos de modas y apariencias, llenos de ruidos y colores, caracterizados por el desenfreno y descontrol, expresión de un materialismo consumista, una vida sin sentido de trascendencia.

Recuperemos la Verdadera Navidad, esa donde sentimos que Dios está entre nosotros y donde ocupa el centro de nuestras Fiestas Navideñas.

Comencemos por el exterior, utilizando los signos que recuerdan y expresan el Nacimiento de Jesús en Belén. El adorno principal de nuestras casas debe ser el que llamamos Nacimiento o Belén. Las canciones más bellas para estos días son los villancicos, en los que cantamos lo que sucedió cuando nació el Mesías. Llenemos todo de lucecitas, pues en Navidad nos nace la Luz del Mundo. Mandemos postales de felicitación con motivos y mensajes de Navidad, deseándonos que reinen los valores mesiánicos, pu-es ellos ayudarán a que crezca la fe ennuestras familias y el mundo.

Los mejores encuentros de la familia en la Navidad son aquellos en que se reúne para recordar el nacimiento de Dios y lo celebran con una comida o cena festiva llena de mucha alegría y amor. Escuchemos, en estos días, la Palabra de Dios que se hace carne y oremos al Emanuel que nos regala sus dones maravillosos. Vayamos a nuestras iglesias a celebrar con la comunidad cristiana la liturgia de estos días, pues tiene una gran riqueza, nos dará la oportunidad de vivir y actualizar el comienzo de la Vida de Jesús. Y, sobre todo, pongamos a Jesús dentro de nuestro corazón. El verdadero sentido de la Navidad se vive internamente. Hagamos que nuestra vida sea una Feliz Navidad.

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