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El reto pastoral de la educación afectivo-sexual
El pasado viernes 14 de abril, el Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil (CNSPJ) y Editorial CCS organizaron los I Diálogos de Pastoral Juvenil, un foro con mirada salesiana que nace para impulsar la reflexión sobre temas acuciantes en la evangelización de adolescentes y jóvenes.
Según José Miguel Núñez, salesiano director del CNSPJ, estamos ante un “tema de reflexión necesaria y urgente”, que ha motivado que, estos I Diálogos se dediquen precisamente a esta reflexión. Decía Núñez, en sus palabras de apertura de la Jornada, que “el contexto actual nos está desafiando y como Iglesia, necesitamos seguir madurando una reflexión para incidir, acompañar, iluminar a los adolescentes y jóvenes”. De ahí que animara a realizar una propuesta de educación afectivo-sexual que “nazca de Jesús, del Evangelio, y pue- da dialogar con la cultura actual, sin perder el sentir con la Iglesia”.
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“Hay que espabilar”
En este ‘sentir con la Iglesia’, podrían situarse las palabras de Mons. Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia y Presidente de la Subcomisión de Infancia y Juventud de la Conferencia Episcopal Española, quien, al inicio de la Jornada, indicó que esta iniciativa salesiana “llega en un momento preciso y es muy necesaria”. A juicio de Mons. Ros, en esta reflexión y propuestas educativo-pastorales sobre la educación afectivo-sexual, “necesitamos espabilar” y a las instituciones de Iglesia se les pide “aportar creatividad, estar atentos a la realidad”, para ofrecer a los jóvenes una respuesta. Para el prelado, esa respuesta debe articularse alrededor de tres ejes: el acompañamiento, el afecto y enseñar a amar desde el Evangelio.
Por eso reclamó potenciar la pastoral de la escucha, estar en medio de la vida de adolescentes y jóvenes. Insistió en que hay que educar en el afecto, “porque también necesitan afecto, real, no manipulador” y subrayó que hay que “enseñarles a amar, y a saberse amados, suscitando y acompañando procesos, no imponiendo trayectos.
La primera ponencia del día corrió a cargo del jesuita Pablo Guerrero, quien habló de cómo ilumina la exhortación apostólica Amoris laetitia, del papa Francisco, la educación afectivo-sexual. Desde esta perspectiva, subrayó algunas ideas, ya presentes en textos del Vaticano II, para recuperar el valor del cuerpo y una mirada positiva al lenguaje afectivo y sexual. Recordó cómo el Papa insiste en que, dentro de las familias, hay que “fortalecer la educación de los hijos”, una educación gradual, para que crezcan “en su capacidad de amar” y de expresar ese amor.
El papel de las familias
La jornada continuó con una mesa redonda en la que participaron el veterano sexólogo dominico Cosme Puerto, la coordinadora de orientación de Salesianos SSM Irune López, y la orientadora de Salesianos Triana Sofía Velasco. Destacaron que la educación afectivo-sexual sigue siendo una asignatura pendiente en la Iglesia, al tiempo que se destacó el papel fundamental, pero subsidiario, que tiene la escuela junto con las familias, primeros responsables de sus hijos.
Por la tarde, el periodista de la COPE Ángel Expósito entrevistó a la filósofa y escritora, catedrática de la Universidad de Oviedo, Amelia Valcárcel, que en un divertido intercambio con el entrevistador, trató diversos temas sobre la condición sexuada del ser humano, la “anomia” que actualmente existe sobre este tema y que recogen las actuales leyes políticas de género, la perversa influencia de la pornografía en la infancia, la educación ética en la familia y en las aulas desde el ejemplo, y la clara diferencia entre feminismo y teoría queer.
Finalmente, Javier de la Torre, profesor de Comillas, abordó el tema de cómo orientar la educación afectivo-sexual de los adolescentes y jóvenes desde la perspectiva cristiana. Acudió al evangelio, descubriendo en Jesús una acogida y respeto absoluto de los niños, un trato a la mujer respetando su dignidad en contraposición con su tiempo, un intento de reconstruir familias y una actitud misericordiosa centrada en la persona y no en las normas. Terminó señalando que, en este tema delicado, los adolescentes y jóvenes necesitan de los adultos, de su cercanía y sobre todo de su ejemplo.
Conclusiones de esta jornada
En palabras de José Miguel Núñez, salesiano director del CNSPJ, “ha sido una jornada espléndida, con ponentes de primera línea, intervenciones de altura y una participación muy buena por parte de educadores de diferentes ambientes de Iglesia. A partir de lo reflexionado, estamos convencidos de que necesitamos seguir madurando un planteamiento educativo que, desde dentro de la cultura que habitamos, pueda emerger desde la antropología cristiana; con vocación de incidir, iluminar y acompañar el crecimiento y la maduración de personas equilibradas y felices”, comentó.
“Frente a tantos planteamientos contemporáneos con raíces antropoló- gicas diferentes –y algunos sin ellas–, estamos seguros de que es posible una propuesta educativa que, inspirada en Jesús de Nazaret, dialogue con la cultura sin renunciar a los principios evangélicos de libertad, identidad, reciprocidad, generosidad, amor… El magisterio de Francisco, como hemos reflexionado durante la jornada, nos estimula y nos inspira para acompañar personas libres y auténticas, que encuentran en el amor la única norma moral que nos hace personas logradas”, enfatizó.
“Una jornada como ésta, de búsqueda y de reflexión, nos ha ayudado a vislumbrar caminos para acercarnos a la realidad que viven nuestros adolescentes y jóvenes en el ámbito de la dimensión afectivo-sexual. Como educadores, queremos acompañarlos de cerca y ser propositivos y audaces”, finalizó.
7 de mayo
V Domingo de Pascua
“Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn 14,6)
¿No impresiona que Jesús tenga que rogar a sus discípulos que le crean, mientras despidiéndose de ellos, la víspera de su muerte, los consuela ante su inmediata desaparición?
Aceptar a Jesús como Camino, Verdad y Vida no es siempre fácil; muchas veces, ni siquiera lo deseamos; a veces incluso, hasta lo evitamos… Porque significa poner a Cristo Jesús en el centro de nuestra vida, hacerle la razón de nuestras decisiones, el juez de nuestros sentimientos. Y ello puede resultarnos complicado y desestabilizarnos.
21 De Mayo
VII Domingo de Pascua
“Id por todo el mundo…, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28,19-20)
En Galilea, antes de volver al Padre, Jesús envía a evangelizar a los discípulos que se había ganado para la fe. El poder nuevo que ha recibido el Resucitado lo ejercita, en primer lugar, enviando a los suyos con una precisa misión: bautizar a los que crean y enseñarles a cumplir su voluntad.
El Señor nos ha dejado en el mundo…, con quehaceres: enseñar cuanto enseñó Jesús, sin más fronteras que el límite del mundo. Mientras esté en el mundo, el discípulo de Jesús no vive solo para sí, ni tampoco solo para Dios. No es la fe que se mantiene solo porque no se ha arriesgado, sino la que se multiplicó, haciendo nuevos discípulos, la que contará con la aprobación del Señor que ha de volver.
14 de mayo VI Domingo de Pascua
“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros” (Jn 14,15-16)
Consolando a sus discípulos por su sentida ausencia, Jesús les promete al Consolador: el vacío que él deja será ocupado por su Espíritu.
La ausencia del Resucitado no ha de alimentar nostalgias. No es tiempo para dolerse de lejanías, cuando se posee lo mejor de Cristo. Quien reciba este Espíritu podrá atreverse a amar al quien echa en falta. Jesús no nos ha dejado solos ni desamparados; tampoco, desocupados: quien posee el Espíritu en su corazón tiene el corazón ocupado en amar al hermano.
28 de mayo Pentecosés. Fin del tiempo de Pascua
“Recibid el Espíritu, a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados” (Jn 20,22-23)
El Espíritu vino sobre los discípulos al atardecer del día en que Jesús había resucitado. Los discípulos reciben el Aliento del Resucitado y el mandato de perdonar en su nombre y con su poder. Saber que Jesús ha resucitado significa saberse capaz de perdonar. No dejemos que nadie nos quite la misión que nos dio Cristo. Tendremos su Espíritu en nuestros corazones, si perdonar al prójimo ocupa mente y manos.
Vivir para el perdón es vivir con, y como, Jesús Resucitado. ¿A qué esperar más?
Nota
A escasos metros de la parte norte de la casa Pinardi fluía una acequia de agua abundante destinada al riego. Provenía del río Dora. Fue usada por el Oratorio. En sus márgenes se alzaba el lavadero. De ella tomaba Mamá Margarita el agua para regar su pequeño huerto (MBe II,403; III,402).