Lo GROTESCO en la Hº del Arte
Por Jacobo García y Álvaro Prieto
LO GROTESCO EN LA HISTORIA DEL ARTE
“Mientras que por la noche continúan quietos bajo las sabanas como tres lápices soñando el mismo sueño”. “lo bello es feo y lo feo es bello…” 1ºacto de Macbeth. William Shakespeare Existen variabilidades sobre el concepto de “Grotesco”, pues en la teoría histórica es considerado aquello que se encuentra dentro de la realidad, pero al mismo tiempo fuera, acogido por animales defectuosos, ratas, animaladas humanas, vegetales, etc.… Pero el mismo concepto de grotesco, podría ser considerado todo aquello fuera de su lugar, la deformidad [incluso la deformidad leve, la no deformidad, pero curiosidad extraña, aquello que sentimos a veces “ese rostro me es familiar, pero nunca lo vi”+. Aquellos rostros de la vejez de la cotidianeidad, aquellas caras extragesticuladas, los momentos extraños congelados por el tiempo (de cómo un niño disfrazado de Superman, disparaba con una escopeta a un grupo de niños disfrazados de etnia negra). Lo que se va a presentar, es pues la historia de lo grotesco desde la visión teórico histórica, y desde una visión, no menos interesante, de aquello que también encontramos de grotesco en nuestra cotidianeidad del día y la noche. El narrador solo ve comparable su habilidad a la de uno de aquellos virtuosos “que tocan muchos instrumentos a la vez: con la cabeza accionan un juego de campanas, con la boca soplan una flauta de pan, con las manos can la guitarra, con las rodillas chocan unos platillos, con el pie un triangulo y con el codo un tambor que llevan colgando a la espalda” una escena que parece haber escapado de todo orden. Cuando vuelven en sí comprenden que todo su proyecto de vida está destrozado y que su fama de hombres serios y honrados se ha perdido para siempre. Uno de ellos se ahorca del árbol a partir del cual arrancó la carrera, mientras que el otro se da a la mala vida y se convierte en un amigo de nadie. En los medios usuales, diccionarios de literatura… el término “grotesco” suele estar ausente. Hay que tener en cuenta que cuando uno se refiere al termino Grotesco, no solo nos referimos a las artes plásticas, sino también a la música (Ravel escribió Grotesques) o para referirnos a un tipo de baile. Lo Grotesco era visto por las estéticas como una subclase de lo cómico, como una comicidad burda, burlesca o de mal gusto. En la estética de Nicolai Hartmann se dice: “… Los dos géneros de lo cómico mas descritos: lo cómico burdo, que con facilidad degenera en lo grotesco, lo burlesco o lo espectacular y, de otro lado lo finamente cómico…”.
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Flogel destaco que “los españoles había aventajado a todos los demás pueblos europeos” en relación a la “exuberante y fogosa fuerza imaginativa”. Y así es… pues en el Prado lo grotesco se vive de un modo más grandioso, cercano y exuberante. [En las salas de Velázquez se encuentran pinturas que representan figuras contrahechas y deformes o a los enanos de la corte. “Las Meninas”: un grupo de atractivas muchachas y, en medio de ellas, la infanta; un cuadro dotado de cierta gracia y dulzura juvenil y pintado de tal forma que el espectador puede llegar a sentirse dentro del espacio ¿escénico? en el que se sitúa la escena… Pero todo ello es contrastado con la amabilidad de la escena, en el espanto; dos meninas más, dos pequeñas cortesanas, pero esta vez deformes, monstruosas… y lo grotesco destaca más, cuando lo feo y lo desnaturalizado de la situación no se presenta como algo diferente de la corte, sino integrado en ella. Los grabados y pinturas de Goya “Saturno devorando a sus hijos” y los ciclos los “Caprichos” o “Los desastres de la Guerra”. Una del ciclo Desastres, hay una estampa “Contra el bien General”, en ella se encuentra escondido una especie de letrado que escribe con frialdad y completa indiferencia en un libro. Sus dedos acaban en garra, los pies en patas de animal y en lugar de orejas le han crecido alas de murciélago. Puede ser una criatura perteneciente a un mundo onírico, fantástico. El monstruo espantoso pertenece a nuestro propio mundo. Los grabados de Goya dan entrada a la caricatura, la sátira, la expresión de amargura…
El Grotesco o lo grotesco son siempre términos tomados del italiano. Grottesca y grottesco son derivados de la palabra grotta (gruta) y eran la definición utilizada para un tipo de ornamentos que en el S.XV fueron hallados en Italia. Se descubrieron en esa época varias "cuevas" decoradas, que, según se supo después, eran en realidad habitaciones y pasillos de la Domus Áurea, el complejo palaciego que el emperador Nerón mandó construir tras el gran incendio del año 64. Se llamó también grotesco al arte inspirado en la decoración de estas supuestas grutas, caracterizado por la presencia de elementos ridículos, chabacanos, vulgares o absurdos, con profusión de adornos en forma de bichos, sabandijas, quimeras y follajes (grutescos). 2
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Si se examinan los sinónimos de bello y feo, se ve que se considera bello lo que es bonito, gracioso, armónico, placentero, atractivo, agradable, agraciado, delicioso, fascinante, armónico, maravilloso, delicado, gentil, encantador, magnifico, estupendo, excelso, excepcional, fabuloso, prodigioso, fantástico, mágico, admirable, valioso, espectacular, esplendido, sublime, soberbio, mientras que feo es lo repelente, horrendo, asqueroso, desagradable, grotesco, abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, repugnante, espantoso, abyecto, monstruoso, horrible, horrido, horripilante, sucio, terrible, terrorífico, tremendo, angustioso, repulsivo, execrable, penoso, nauseabundo, fétido, innoble, aterrador, desgraciado, lamentable, enojoso, indecente, deforme, deforme, desfigurado.
Lo Grotesco en la Grecia Helénica Aristóteles (Poética 1448b) habla de la posibilidad de realizar lo bello imitando con maestría lo que es repelente, y Plutarco dice que en la representación artística lo feo imitado sigue siendo feo, pero recibe como una reverberación de belleza procedente de la maestría del artista. [Las brujas del primer acto de Macbeth “lo bello es feo y lo feo es bello…”] En el S. IV a.C. Policleto realizo una estatua, llamada luego el Canon, en la que estaban encarnadas todas las reglas para una proporción ideal, y más tarde Vitrubio dicto las proporciones corporales exactas en fracciones de la figura entera. El ideal griego de la perfección lo representaba kalokagathia término que nace de la unión de kalos y agahos. La proporcionalidad perfecta.
“Vendedora de Mercado” S.I a.C 3
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La fealdad Moral. Plotino (siglo III d.C.) Eneadas, I, 6 “Sea un alma fea, intemperante e injusta. Está llena de innumerables deseos y de las más profundas inquietudes, espantosa por villaquerias, envidiosa por mezquindad (...) vive la vida de las pasiones del cuerpo y solo haya placer en la fealdad. ¿No diríamos que su fealdad llega al exterior a esta alma como una enfermedad que la ofende, la vuelve impura y la convierte en un amasijo confuso de males? (…) El alma lleva una vida oscurecida por la impureza del mal, una vida contaminada por los gérmenes de la muerte. Ya no es capaz de ver lo que un alma debe ver: ya no le es permitido recogerse en si misma porque es atraída continuamente a la región de la exterioridad, inferior y cargada de oscuridad. Impura, arrastrada por todas partes por la atracción de las cosas sensibles, está mezclada con muchas características del cuerpo. Puesto que ha acogido en si la forma de la materia, diferente a ella, ha quedado contaminada por dicha materia, y su propia naturaleza permanece contaminada de lo que es inferior.” Los gustos de las personas corrientes se corresponden de algún modo con los gustos de los artistas de su época. Si un visitante llegado del espacio acudiera a una galería de arte contemporáneo, viera rostros femeninos pintados por Picasso y oyera que los visitantes los consideran bellos, podría creer erróneamente que en la realidad cotidiana los hombres de nuestro tiempo consideran bellas y deseables a las criaturas femeninas con un rostro similar al representado por el pintor. En las civilizaciones arcaicas y de los pueblos primitivos, disponemos de restos artísticos pero no los textos en los que indican si estaban destinados para provocar placar estético, terror sagrado o hilaridad. A un occidental una máscara ritual africana le parecerá horripilante, grotesca, mientras que para el nativo podría representar una divinidad benévola. Por el contrario, al seguidor de una religión no occidental le podría parecer desagradable la imagen de un Cristo flagelado, ensangrentado, humillado, cuya aparente fealdad corporal inspiraría simpatía y emoción a un cristiano. “El invierno” Auguste Rodin
Voltaire: “Preguntad a un sapo que es la belleza, el ideal de lo bello, lo to kalon. Os responderá que la belleza la encarna la hembra de su especie, con sus hermosos ojos redondos que resaltan de su pequeña cabeza, boca ancha y aplastada, vientre amarillo y dorso oscuro. Preguntad a un negro de Guinea: para él la belleza consiste en la piel negra y aceitosa, los ojos hundidos, la nariz chata. Preguntádselo al diablo: os dirá que la belleza consiste en un par de cuernos, cuatro garras y una cola”. 4
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Los conceptos de bello y feo están en relación con los distintos periodos históricos o las distintas culturas y, citando a Jenofanes de Colofon “si los bueyes, los caballos y los leones tuviesen manos, o pudiesen dibujar con las manos, y hacer obras como las que hacen lo hombres, semejantes a los caballos el caballo representaría a los dioses, y semejantes a los bueyes, el buey, y les darían cuerpos como los que tiene cada uno de ellos”.
Lo Grotesco se trata pues, de una pintura ornamental desconocida hasta el momento. Eran pinturas descubiertas en grutas subterráneas de monumentos de la Antigüedad, principalmente en los baños de Tito y Livia en Roma, en la Domus Áurea de Nerón, en la Villa Adriana en Tívoli y en diversos edificios de Herculano y Pompeya. El hallazgo de unas salas abovedadas de la Domus Áurea que habían permanecido sepultadas unos diez siglos, desveló complejas decoraciones murales que causaron sensación en Roma e interesaron a pintores como Botticelli.
Cuando Vasari describe los nuevos hallazgos en el Palacio de Tito, cita un pasaje De arquitectura de Vitruvio, con el que había condenado la nueva moda del arte bárbaro: “Todos estos motivos que proceden de la realidad son desechados hoy en día por una injusticia, ya que ahora en las paredes se prefiere pintar monstruos en lugar de representaciones claras del mundo de los objetos. En vez de columnas se pintan estriados tallos con rizadas flores y volutas… las ramificaciones sirve de apoyo nada menos que a medias figuras: unas con cabezas humanas y otras con cabeza de animal. Pero semejantes disparates no existen, no existieron nunca y no existirán jamás. …como un tan tierno y débil zarcillo podría soportar una figura sentada y como de raíces y zarcillos podrían crecer seres que son mitad flor, mitad cuerpo.” Da además una interesante definición de grutesco:
“Los grutescos son una clase de pintura libre y divertida inventada en la Antigüedad para decorar los muros donde únicamente se podían situar formas suspendidas en el aire. En ellas, los artistas representabas deformidades monstruosas, hijas del capricho de la naturaleza o de la extravagante fantasía de los pintores: inventaban esas formas fuera de toda regla, colgaban de un hilo muy delgado un peso que jamás habría podido soportar, transformaban en hojas las patas de un caballo y las piernas de un hombre en patas de grulla, y pintaban también una gran cantidad de diabluras y extravagancias. El que tenía la imaginación más desbordante parecía el más capacitado. Después se introdujeron las reglas y se limitó la maravilla a los frisos y a los compartimentos a decorar.”
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En cuanto al origen de aquellas antiguas pinturas, parece que hayan sido inspiradas en los fantásticos animales que representaban las telas de la India y de Persia El grutesco es un motivo decorativo a base de seres fantásticos, vegetales y animales, complejamente enlazados y combinado formando un todo.
En 1502 el cardenal Todeschini Piccolomini encargo al pintor Pinturicchio que decorase la bóveda de la biblioteca junto a la catedral de Siena “con esas fantasías, colores y disposiciones a las que hoy damos el nombre de grotesco”. El momento de mayor fama y trascendencia de los ornamentos grotescos vendrá por parte de Rafael, cuando hacia el año 1515 decora las pilastras en las logias papales. Zarcillos que se enroscan y se desenroscan y de cuyas hojas crecen en todas las direcciones animales, finas líneas verticales en las paredes que soportan una máscara, un templo; lo nuevo en esto es que se ha abolido el orden natural que distribuye los distintos reinos.
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Pues estas pinturas podrían consistir en un mundo de juego individual y fantástico, un juego con la ruptura de la simetría y una más acusada distorsión de las proporciones. [Luca Signorelli, sus grotescos en la catedral de Orvieto. 1599-154].
Para el Renacimiento la palabra Grottesco era la descripción de un determinado tipo de ornamentación, no solo significaba un mundo de conjugación lúdica y despreocupada fantasía, sino que también hacía referencia al carácter opresivo y siniestro de un espacio en el que los órdenes de nuestra realidad se encontraban abolidos y con ellos la diferenciación entre los diferentes campos y reinos: el de las herramientas humanas, el reino vegetal, el animal, el mundo de los hombres, las leyes estéticas, la simetría y el orden de las proporciones naturales. Sueños de los pintores… Durero menciono “Pero en el caso de querer realizar obras oníricas, uno tendrá la capacidad de mezclar entre si todas las criaturas”.
Rollwerk Rollwerk, estilo que se desarrollara en Francia a partir de la influencia italiana (vegetalismo, la infraestructura depende de la naturaleza) aparece junto con dos estilos más de arte ornamental que triunfaban en el siglo XVI y que poseían una estructura y unos motivos propios; hablamos de arabesco y morisco. La ciencia del arte diferencia los tres tipos de ornamentación y lo hace con razón, puesto que en lo que respecta a su idea cada modelo es autónomo. Se entiende por Morisco un estilo de arte ornamental delicado y plano (es decir nunca hace uso de la perspectiva) sobre un fondo uniforme y cuyos motivos se corresponden con hojas y zarcillos rigurosamente estilizados. En lo que respecta a su origen el Arabesco no tiene en modo alguna procedencia árabe como parece querer decir su nombre, sino que representa un universo decorativo de la antigüedad heleno-romana. Recurre a la perspectiva y frente al morisco es un arte tectónico, es decir, distingue entre arriba y abajo, su decoración es mucho más densa y como motivo hace uso de 7
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un mundo cercano a las hojas, los zarcillos y flores con aportación del mundo animal; “formas vegetales distorsionadas, así como formas humanas y animales que surgen de las plantas y se imbrican con ellas y formas animales que se convierten en plantas”. Etienne Delaune
El propio Rollwerk estaría definido por la mezcla en la representación de cuerpos con cabeza de animal y criaturas de fábula. Tiene un problema de base fundamental, su crecimiento autónomo y existiendo por sí mismo como estilo entre los siglos XVI y XVIII está plagado de interferencias y fusiones que distorsionan mucho su seguimiento, en el 1587 el pintor milanés Lomazzo dijo: “lo grotesco no se desarrolla por oposición al arabesco sino en combinación con él”. Parece ser que el Rollwerk habría nacido con la decoración de los palacios de Fontaineblau (después de 1530), en cualquier caso lo importante es que se sabe que era, de los tres estilos de ornamentación que primaban en el centro de Europa, el que más tendencia tenía hacia lo monstruoso y lo diabólico, y que había sido heredado o exportado de los artistas italianos que viajaban hacia Francia y países bajos.
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En 1600 la más diáfana ornamentación del Rollwerk sufre una dinamización dentro del arte grotesco y se ve relevada por el nuevo “grotesco de cabellera” desarrollado por el artista francés Etienne Delaune y cultivado en Alemania durante el siglo XVII por Kilian y por los hermanos De Bry.
Hermanos D. Bry El trazo firme de los contornos ha desaparecido por completo, los cuerpos entrelazados se confunden unos con otros, las caras se deforman hasta parecer máscaras fantásticas y se aprovechan rasgos y protuberancias para hacer brotar zarcillos o nuevas partes del cuerpo El grotesco de cabellera constituye en sí mismo un extremo que impedía ya cualquier desarrollo ulterior. Y por ello la consiguiente historia del grotesco ornamental estará vinculada al llamado “grotesco de cabellera”. Una notable ampliación del término tiene lugar cuando empieza a aplicarse la designación también para hacer referencia a determinadas series en las que el siglo XVIII vio la misma distorsión de los órdenes y las proporciones, la mezcla de los reinos naturales y la monstruosidad de los elementos ornamentales: rasgos que como sabemos, constituían la caracterización original del estilo.
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El Grotesco Cartilaginoso El recuerdo, la relación con el arabesco, el morisco las cajas, botes y vasijas fantásticas y en formas maravillosas, caprichosas, gruta-grotescas que hoy se ven dentro del pasado en las farmacias; la enumeración de monstruosidades (en Dante, Giotto, Ovidio, en los usos carnavalescos, en las representaciones del demonio con motivo de las tentaciones de San Antonio y en otros “sueños de pintores”).
Johann Heinrich Keller Gottsched observa que “imaginar algo sin la contemplación y la base de una suficiente observación, supone en realidad soñar o fantasear… Los pintores, poetas y compositores torpes se sirven de ese método para no traer al mundo más que monstruosidades que podríamos designar como sueño de hombres despiertos. Los grotescos pictóricos y las disparatadas fabulas de los poetas pueden servirnos como ejemplo de este fenómeno”. Progresivamente va creciendo un sentido más amable del término. Junto a ello aparecerán las palabras ridículas, cómicas, burlescas…
Jacques Callot, parentesco con Goya. En un diccionario se lee: “en sentido figurado significa grotesque (o gritesk) lo mismo que extraño, antinatural, fantástico, extravagante gracioso, ridículo, caricaturesco, etc.” Incluso el término grotesco obtuvo un uso general cuando se aplico a las obras de arte –pintura, esculturaen las cuales aparecen objetos en lugares desacostumbrados o también en aquellas otras que por sus curiosas deformaciones provocan sonoras carcajadas en aquel que las contempla. 10
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El término grotesco fue originalmente usado para designar un tipo de arte ornamental grotesco. En el S. XVIII vio la misma distorsión de los órdenes y las proporciones, la mezcla de los reinos naturales y las monstruosidades de los elementos ornamentales: rasgos, que, como sabemos, constituían la caracterización original del estilo. “Los chinos sitúan incluso edificios y paisajes flotando en el aire o brotando de los arboles”. Aportar a lo grotesco rasgos que lo definieran como categoría estética, y a ello se le sumo la caricatura. Se creó una seria de definiciones sobre la caricatura, así como una clasificación de sus manifestaciones. 1. Verdadera, cuando el pintor reproduce las distorsiones y como son en la realidad. 2. Exagerada, cuando con una finalidad concreta aumenta los rasgos deformes del objeto representado, pero procediendo de un modo análogo al de la propia naturaleza, de manera que el original aun permanece reconocible. 3. Y la fantástica a los llamados grotescos, en los que el pintor, despreocupado de los principios de verdad y semejanza (como el llamado Bruegel de los infiernos)se abandona a una desmedida fuerza imaginativa y a través de los sobrenatural y el sinsentido de los productos de su cerebro, se propone provocar solamente la risa, la repulsión o el asombro hacia la osadía de sus monstruosas creaciones. El grotesco es “sobrenatural”, es un “sinsentido”, es decir en el aparecen de distorsionados los órdenes que gobiernan nuestro mundo.
Pieter Bruegel el Viejo (1525-1569), Pieter Bruegel el Joven (1564-1638) en ambos encontramos importantes similitudes, en sus cuadros encontramos a las mismas criaturas diabólicas andando a hurtadillas, arrastrándose, volando… “a menudo carecen de tronco y están compuestos de extremidades de animales y de hombres indistintamente y andan de acá para allá aplicando sus torturas con indiferencia…” Pero sin duda el padre, de todo ello, el pintor de lo terrorífico en compensación con lo religioso fue El Bosco (1450-1516), podrían ser analizados sus cuadros uno a uno y en ellos encontraríamos un fantástico y abrumador bestiario; un ejemplo de ello es “El Jardín de las Delicias”. Se trata de un tríptico, el ala derecha corresponde al infierno. Entre el hervidero que aparece en primer plano y el incendiado paisaje apocalíptico en lo alto, se observan diversidad de detalles: dos orejas gigantes que se pasean solitarias por el mundo con un cuchillo en medio o la cabeza aislada cuyo sombrero se transforma en una gigantesca gaita sobre la cual se arrastran de nuevo cuerpo humanos. Llama la atención la calma que llega reinar ante la realización de todas las torturas, incluso las victimas de ellas parecen asumirlas a menuda con total indiferencia, pero es esa ausencia de dolor lo que nos perturba y nos resulta aterrador. El infierno podría considerarse un espacio grotesco, por la semejanza con los términos que se le añaden (diablos, muertes, etc.), pero en el ala central donde se encuentra el verdadero “Jardín de las Delicias”, crecen y brotan agujas de cristal las cuales atraviesan hojas desmesuradas y constituyen la raíz de arbustos enteros o de tallos o de bolas de cristal que acaban en émbolos o en filos. En torno a todo ello brotan modos de vida completamente extraños: pájaros desconocidos, peces voladores, hombres alados que hacen balancearse las bolas de vidrio o capturan peces, a ellos se le suma la simbología erótica y sexual de todos los émbolos, cúpulas 11
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y agujas de cristal. Se trata pues de un terrorífico engendro que entremezcla la mecánica, el mundo vegetal, animal y humano y que se nos presenta con la naturalidad de querer ser nuestro mundo.
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El Bosco se empapo de influencias de todo tipo, pero una vez hecho esto, se abandono al poder de su propia imaginación.
Pieter Bruegel el Viejo, abandono la iglesia y los altares, para “irrumpir en la nocturnidad, el abismo y el clima perturbador que fue tomado prestado del imaginario del Bosco”. El paso que se dio del Bosco a Bruegel fue reflexionado por H. Sedlmayr: “La mirada enajenante de Bruegel supone una secularización del pandiabolismo de El Bosco. Es la entrada del mundo férrico del Bosco en la realidad de cada día… Siempre se ha reconocido que El Bosco pervive en un aspecto del arte de Bruegel; de hecho Bruegel comenzó su carrera como autor de “Boschiadas”. Pero no se ha sabido reconocer verdaderamente lo que Bruegel tomo del El Bosco, que no es otra cosa que la experiencia de un mundo enajenante. En El Bosco la experiencia del extrañamiento remite solo a la periferia del mundo demoniaco, participa de los tormentos del infierno, del mismo modo que lo fantasmal, lo espectral, lo sádico, lo obsceno, lo mecánico, etc. Pero en Bruegel da un paso adelante y se coloca en el centro del campo de visión hasta convertirse en una especie de hipótesis de carácter plástico a partir del cual el mundo ordinario es contemplado con un interés distanciado y frio.” Brueghel representa este mundo de extrañamiento que podríamos llamar cotidiano “con un interés distanciado o frio”; Brueghel da una nueva forma simbólica, la idea del horror en su naturaleza abismal, es decir la de lo grotesco.
Pieter Brueghel “Dulle Griet” 14
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La visión de San Tundalo… La frente se convierte en un edificio con almenas, de las orejas crecen troncos de árbol, las cejas son arcos hechos de cacharros de loza, etc… Brueghel no pinta el infierno cristiano, Brueghel pinta un mundo nocturnal y absurdo de su propia invención que impide al espectador cualquier interpretación o afinidad emocional. Wieland se refería a los grotescos de Brueghel como un reino de monstruosa fantasía. Nuestra percepción de que es la esencia de lo grotesco ha dejado en nuestras manos la realidad de que no se trata de un reino propio y desconectado de la realidad en el que se encuentra la unánime fuerza de la fantasía, no. El mundo grotesco es nuestro propio mundo… y no lo es.
Cristo como imagen Occidental de lo Grotesco Sin duda una de las imágenes que podrían considerarse grotescas, dentro del término y en relación a su conceptuosidad, grotesco es el Cristo flagelado, el sufrimiento en relación al éxtasis, lo obsceno dentro del sufrimiento “por todos los hombres. Cuando dijo Hegel en su estética “no se puede representar al Cristo flagelado, coronado de espinas, crucificado, agonizante, con las formas de la belleza griega”, Agustín ante la deformidad del Cristo crucificado, justificaría aquello, afirmando que cuando Jesús colgaba de la cruz ciertamente aparecía deforme, pero que a través de aquella deformidad exterior Jesús expresaba la belleza interior de su sacrificio y de la gloria que nos prometía.
“Detención de Cristo” El Bosco
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La muerte y el sufrimiento de Cristo en consonancia con la misma muerte, la muerte como ser. Lo grotesco de ella, se ve en las Danzas Macabras o Danzas de la Muerte, que se celebraban en los lugares sagrados o en los cementerios. “Los muertos han venido a llevarse a los vivos. Los muertos amortajados, regimiento de muertos a caballo, el esqueleto que toca el organillo (…) Observa la carretera de los condenados llena de cráneos. De pie en el pasillo contempla al hombre desnudo perseguido por perros. Contempla al perro macilento que mordisquea al recién nacido en brazos de la madre muerta. Son perros largos, descarnados y famélicos, son perros de guerra, perros infernales, perros de cementerio infestados de parásitos, de tumores caninos y canceres caninos”.
“El Triunfo de la Muerte” Pieter Brueghel el Viejo La sonrisa que se mezcla con el horror tiene su razón de ser en la experiencia de que el mundo en que confiamos y que aparentemente descansa sobre los pilares de un orden necesario se extravía ante la irrupción de fuerzas abismales, se desarticula, pierde sus formas, ve disolverse sus ordenaciones… “Si toda la creación escenografía es grotesca” este mundo tendría “sus propias perfecciones”. “Aquello que en pintura se conoce como caricatura y consiste en la exageración de las figuras es, ciertamente, la manera en que yo describo las costumbres de los hombres”
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El Apocalipsis como imagen de lo Grotesco Y otro de los lugares, de los espacios donde lo grotesco está en todas sus variantes, es el infierno, y de este modo el “Apocalipsis” habla de los animales que van surgiendo del abismo: “Y esas especies de langostas son semejantes a caballos aparejados para la guerra, y sobre sus cabezas unas como coronas que asemejan se de oro, y sus rostros como rostros de hombres, y llevaban cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes eran como de leones, y tenían lorigas como de hierro y el sonido de sus alas como sonido de carros de muchos caballos que corren a la pelea. Y tienen colas parecidas a escorpiones y aguijones…”
“Las Tentaciones de San Antonio” El Bosco El monstruo se expandió y tuvo su augurio en la Edad Media, siendo representados en lugares sagrados, palacios, castillos… como imagen de advertimiento ante las fechorías del ciudadano. Se contemplan seres deformes en las paginas miniadas (los llamados marginalia), en los canecillos y en los capiteles de las iglesias románicas. Para el hombre medieval aquellos monstruos resultaban tan atractivos como lo son para nosotros los animales de los zoológicos.
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San Bernardo (en la Apología a Guillermo) describe como los fieles se fijaban en estas representaciones… “¿qué razón de ser tienen tantos monstruos ridículos, tanta belleza deforme y tanta deformidad artística? Esos monos inmundos, esos fieros leones, esos horribles centauros, esas representaciones y carátulas con cuerpos de animal y caras de hombres, esos tigres con pintas, esos soldados combatiendo, esos cazadores con bocinas... Podrás también encontrar muchos cuerpos humanos colgados de una sola cabeza, y un solo tronco para varias cabezas. Aquí un cuadrúpedo con cola de serpiente, allí un pez con cabeza de cuadrúpedo, o una bestia con delanteros de caballo y sus cuartos traseros de cabra montaraz. O aquel otro bicho con cuernos en la cabeza y forma de caballo en la otra mitad de su cuerpo. Por todas partes aparece tan grande y prodigiosa variedad de los más diversos caprichos, que a los monjes más les agrada leer en los mármoles que en los códices, y pasarse todo el día admirando tanto detalle sin meditar en la ley de Dios”.
Canecillos Románicos Ante la importancia de la monstruosidad en la Edad Media, Agustín decía que los monstruos eran bellos por ser criaturas de Dios. Y a toda esta variedad de monstruosidades, se le añadiría la aparición de las deformidades reales corporales, de las imágenes (recuperadas) del mundo griego *ciclope…+. Otras criaturas extraordinarias por su forma y costumbres y alejadas de cualquier ideal humano, pero inocuas como los acéfalos, con ojos en los hombros y dos agujeros en el pecho a modo de nariz y boca, los andróginos, los astomores que carecían de boca y se alimentaban tan solo de olores, los bicéfalos, los poncios con piernas rectas sin rodilla, pezuña de caballo y el falo en el pecho, los fitos, de cuellos larguísimos y brazos como sierras, los pigmeos, en eterna lucha con las grullas, o los amables esciapodos y el unicornio, caballo blanco con un cuerno en la frente, que solo podía ser capturado poniendo una virgen bajo un árbol para que el animal, sensible al perfume de la virginidad, acudiera a introducir la cabeza en su seno.
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El término grotesco engloba y se refiere en su significado y desde la antigüedad a todo aquello que existe paralelamente a lo bello y a lo apolíneo, es decir, participa de la existencia de lo bello y se produce en contraposición a lo bonito. Curiosamente la tradición de los monstruos, ya desde sus comienzos, indujo al mundo cristiano a utilizarlos también para definir a la divinidad, como la naturaleza de Dios es inefable, y ninguna metáfora por muy brillante que sea puede hablar de él, el orador se vio obligado a hablar de Dios no diciendo lo que es sino lo que no es, y fue capaz de definirlo por negación.
“Libro de las Maravilas” Marco Polo Por otra parte, existía ya un precedente en la visión de Ezequiel, en la que se describían criaturas celestes en forma animal, lo que proporciona la inspiración al apóstol Juan para la visión del trono divino (y esto explica que la tradición posterior asociara a tres evangelistas las figuras del buey, del león y del águila). En el “Ars memorandi” de Petrus von Rosenheim (1502) aparecen figuras mnemotécnicas que tienen un parentesco indudable con los monstruos apocalípticos y con las criaturas de los bestiarios. En el siglo XVI lo grotesco avanza desde Italia a los países de más allá de Los Alpes y conquista todos los campos vístales del arte ornamental: dibujo y grabado así como pintura y arte plástico. Lo encontramos ya tanto en la imprenta de libros como en superficies pintadas formando parte de la arquitectura pero también en toda clase de utensilios y joyas. Posee, como estilo ornamental de arte que es, su propia estructura y sus motivos, pero no se haya vinculado a una determinada forma de representación.
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Si en un principio aparece ligado a una representación de carácter lineal, luego lo veremos asociado a una nueva técnica desarrollada en la Francia del XVI a partir de la influencia de artistas italianos y que, por sus medios característicos de representación, será bautizada con el nombre de Rollwerk.
La comedia dell arte… donde los actores llevaban suntuosas mascaras. Las mascaras servían para dotar a los cuerpos humanos de atributos animales: narices desmedidas semejantes a un pico, mandíbulas salientes, cabezas distorsionadamente alargadas hacia atrás y rasgos que recuerdan a la fisionomía de los pájaros… Pero también la gestualidad del género es abrumadora, una figura completamente hierática puede a continuación dar lugar a un excéntrico movimiento. “¿Por qué no puedo cansarme de mirar tus estampas fantásticas y extrañas, maestro audaz?... Sus dibujos son solo reflejos de las visiones fantásticas y maravillosas producidas por la magia de una extasiada fantasía… Su ironía, en la cual se mofa del proceder del hombre y sus costumbres, haciendo mundo animal, solo puede tener cabida en un espíritu profundo. De este modo las figuras grotescas de Callot, compuestas de una parte animal y otra humana, despiertan en el observador serio, profundo e introspectivo todas las profundas significaciones que se ocultan bajo el velo de las bufonadas…”
Hegel se plantea un doble origen de la arquitectura: por una parte, surge “de las formas de la naturaleza” (las columnas, de los arboles); por otra parte, de las formas concebidas racional y utilitariamente: “lo lineal, lo rectangular y la superficie plana”. Según Hegel se dan una serie de características en lo grotesco: -
Grotesco es la mezcla injustificada de los diferentes reinos. Grotesco es la “desmesura”, la “distorsión”. Grotesco es lo antinatural “multiplicación de uno y el mismo motivo concreto: varias o muchas cabezas o piernas, etc.”.
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Lo GROTESCO en la Hº del Arte
Por Jacobo García y Álvaro Prieto
Al referirse a lo grotesco, Hegel hace referencia a lo suprasensible y a lo que se encuentra más allá de lo humano. F.TH. Vischer, concibe lo grotesco como la mezcla de diferentes reinos naturales en las figuras “mecanismos, plantas o animales se convierten en hombres y viceversa… la figura animal se mezcla con la figura humana, lo vivo con lo inorgánico”. “Lo grotesco es lo cómico en el orden de lo maravilloso” “lo grotesco es un tipo especial de caricatura, en concreto una caricatura exagerada hasta lo imposible” “la imagen grotesca debe ser siempre comprensible, en ella la sátira no precisa solo un carácter claro y diáfano: debe incluso saltar a la vista”.
W. Hogarth “La callejuela de la ginebra” El primer Manifiesto de Bretón apela a la lucha contra la lógica y el racionalismo, en cuya jaula está recluida la cultura de la Modernidad. El nuevo arte se propone desgarrar las conexiones racionalistas de nuestra imagen del mundo. Rimbaud: “El poeta se convierte en visionario a través de un largo, prodigioso y consciente trabajo de demolición de la realidad que dictan los sentidos”. Por muy familiar que nos pueda sonar la disolución de la lógica, la unión de lo heterogéneo, la abolición de los órdenes de tiempo y de espacio, la exigencia de lo absurdo, el regreso a lo inconsciente y con ello al sueño como fuente de creación, el Surrealismo sin embargo se acercara a lo grotesco en una primera instancia para volverse a alejar de manera definitiva. 21
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En la pintura de Chirico uno tiene la sensación de que la extrañeza del mundo oculta algo siniestro y siente la petrificación de lo viviente en esa pérdida mecánica de alma. El viejo motivo romántico de los autómatas y las figuras de cera se renueva en sus cuadros bajo la forma de manichinos. En él también se observa la mezcla de lo mecánico y lo orgánico.
Chirico “El gran metafísico” Lo grotesco surge cuando en la arquitectura renacentista surge chimeneas industriales. La distorsión, la dislocación, la fragmentación y la inclusión de elementos repelentes o repulsivos (Salvador Dalí escoge la sangre, la putrefacción y los excrementos como los tres símbolos de la vida). Los elementos también se interpenetran: de los cuerpos nacen cajas, mientras que lo mecánico se funde con lo orgánico, las partes pertenecen a varias cosas a la vez.
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Salvador Dalí “Las tentaciones de San Antonio”
Max Ernst “el verdadero y autentico maestro del Surrealismo pictórico”. Max Ernst llega a la creación de auténticos grotescos de la naturaleza, en los cuales el reino de lo orgánico se torna demoniaco. El grotesco fantástico el cual había visto su nacimiento en las plumas del Bosco y de Brueghel; su macabro mundo onírico poblado de esqueletos, criaturas semejantes a raíces que se arrastran por el suelo, monstruos terroríficos y animales fantásticos.
Max Ernst “Antipapa”
Kubin... animales que se arrastran, hormiguean, se deslizan, se acurrucan, emergen del agua aquí, se tambalean a través del aire más allá. El espectador se apercibe de la vasta variedad de elementos que se entremezclan y que van desde lo horroroso, lo angustioso y lo feo hasta lo chocarrero y lo humorístico. 23
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Lo monstruoso, los animales y bestias fabulosos. Los monstruos llevaban entrando en la tradición, a través de la representación de las tentaciones de San Antonio, desde el siglo XIV al XVI; otra fuente de imágenes fue el Apocalipsis Bíblico; las bestias que emergían del abismo, al igual que los demonios en torno al santo. Lo grotesco tiene sus animales favoritos: las serpientes, lechuzas, ranas, arañas: animales nocturnos, animales que reptan y habitan lugares inaccesibles a los hombres. Lo grotesco gusta de todo tipo de insectos. E incluso lo grotesco se deja ver en lo ampliado por una lente microscópica.
Kubin Motivos constantes del grotesco son los cuerpos petrificados en muñecos, marionetas, autómatas… y los rostros congelados en forma de mascara o antifaz. Las danzas de la muerte. El sueño y la locura. Lo grotesco es el mundo en estado de enajenación. Porque por un mundo enajenado se entiende aquel que en un tiempo nos resultaba familiar y confiado y de repente nos desvela su naturaleza extraña e inquietante. Lo repentino y la sorpresa son términos que pertenecen a lo grotesco. El terror nos asalta precisamente porque se trata de nuestro propio mundo, de manera que la confianza que depositábamos en el no resulta ser más que una apariencia. Tenemos la sensación de que no podríamos vivir en ese mundo de repente transformado. No se corresponde con lo grotesco el miedo a la muerte, sino el pánico ante la vida. 24
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Y a la estructura de lo grotesco pertenece la abolición de todas las categorías en que fundamos nuestra orientación en el mundo. Desde el “abismo” trepan las bestias apocalípticas, los demonios entran en nuestro mundo cotidiano. La ruptura de un orden moral universal. El artista grotesco no puede ni debe procurar un sentido a sus creaciones; porque tampoco le está permitido desviarnos al absurdo. El mundo enajenado tiene su origen en la mirada propia de quien sueña o sueña despierto, en la contemplación de la transición crepuscular. Las creaciones grotescas son un juego con lo absurdo. La realización de lo grotesco supone el intento de conjurar y exorcizar las fuerzas demoniacas de nuestro mundo. Ya en nuestros días, tras haber pasado por Drácula, la criatura del doctor Frankenstein, mister Hide, King-Kong y rodeados de muertos vivientes y de alienígenas llegados del espacio, tenemos nuevos monstruos a nuestro alrededor que no nos incitan miedo en muchos casos, y que además, no suponen mensajes de enfado de Dios. No pensamos ya en domarlos poniendo una virgen bajo el árbol. En la época contemporánea a menudo pensamos que la cultura de lo feo/lo grotesco es una especie de extravagancia fruto de una modernidad artística en la que “todo vale”, pero nada más lejos de la realidad. El arte moderno de la década de los ochenta con ese singular estallido liderado por Warhol, Basquiat o Keith Haring, canales artísticos alternativos típicos del siglo XX como el comic o la ilustración, la televisión o el cine de circuito no comercial a veces también denominado “serie B”, no son otra cosa que herederos de una tradición artística ancestral que tuvo constante y muy especial interés por la deformidad y lo feo, por lo prohibido y lo obsceno, por lo zafio y lo chabacano, por lo absurdo, por lo cómico, en esencia; por lo grotesco.
Joel Peter Witkin “Retrato de Enana” 1989
Agnolo Bronzino “El Enano Morgante…” S.XVI
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Domenico Ghirlandaio “Retrato de viejo con un niño” 1490
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