Curso de encuadernación Uno de mis hobbies es la encuadernación. No pienses que vas a ahorrarte con ello un dinero, simplemente es un pasatiempo. Además, para guillotinarlo vas a necesitar acudir a una imprenta, y por hacerte esa faena te van a cobrar, como decimos aquí, el gusto y las ganas. Vamos a entrar en materia. Los materiales. El lugar de trabajo. Folios sueltos. Fascículos. Con cordones de apoyo. Sin cordones de apoyo. Colocación de las tapas. Reparación de libros. Confección de las tapas. El bastidor. Los materiales: Todo lo que necesitas es barato. Herramientas: 1. Sierra para metal miniatura. 2. Agujas, si es posible sin punta. Deben ser agujas gruesas, de las utilizadas para las labores en cañamazo. También es conveniente tener una aguja lanera con punta para cuando el corte en el lomo del fascículo no llega hasta el centro. 3. Tijeras. 4. Un cutter. 5. Un pincel (redondo) y una paletina (brocha plana), ambos pequeños. 6. Un rodillo de plástico duro pequeño, de los usados para quitar las burbujas del papel pintado. 7. Plegadora. Es una pieza, habitualmente de hueso aunque ahora las hacen de plástico, alargada, con forma de huso y bordes estrechos pero redondeados, sin filo. 8. Una carda. 9. Una prensa, o más de una. Yo hice la mía con dos tablillas de madera de haya de 5,5x38x1,25 cm. A 12 mm de uno de los bordes largos hice un agujero cada 2cm con una broca de 8 mm y la presión la consigo con dos tornillos de cabeza hexagonal de unos 10 cm de largo que pasen más o menos ajustados (usé unos de métrica 8) por el agujero, con dos arandelas y una palomilla cada uno (ver imagen). Todos esos agujeros sirven para ajustar la anchura de la prensa al tamaño del libro. Tengo otra mayor, 60 cm, para libros muy grandes. 10. Sargentos (mordazas). Por lo menos 2, mejor si son 3. 11. Opcionalmente, un bastidor. Tiene su propia sección.
Cordelería: 1. Hilo fino y muy resistente, yo uso el de coser zapatos. 2. Cordel de cáñamo o yute de 1 o 2 mm de diámetro. 3. Cabezada. No es propiamente cordelería. Es la cinta de tela que se pone en la parte superior e inferior del lomo, que tiene un borde decorado y más grueso. Suelen venderla en papelerías. Varios: 1. Cola blanca. 2. Hojas de plástico. Basta con recortar unas bolsas del supermercado. Quítales todas las "costuras" y deja los rectángulos más grandes que puedas obtener, uno de cada cara. 3. Un bote, mejor que no sea metálico, para evitar el óxido. Sirven los potitos de los bebés, por ejemplo. 4. Un par de cartulinas gruesas (1,5 a 2 mm), yo uso tapas de las usadas con fasteners. Si quieres hacerte unas pastas necesitarás además cartón de 2 o 2,5 mm de grueso y lo que quieras usar para forrarlas (guaflex, cuero, tela...) y cartulina de la usada en manualidades o, si puedes encontrarla, ligeramente más rígida. 5. Papel kraft (ese marrón de embalar). 6. Un trozo de cera virgen de abeja. El lugar de trabajo: Nada extraordinario: una mesa en la que te sientes con comodidad y que tenga una superficie útil de medio metro cuadrado. Debe tener al menos un borde con arista viva, sin molduras, que es el que elegiremos para trabajar. Yo me he hecho una dentro de un armario, mide 120 x 60. Tengo tableros a los lados donde colgar las herramientas y estantes para colocar los cordeles, el hilo, cajitas con las agujas, la cabezada... En la parte alta he puesto más estantes y una luz para ver bien lo que hago. Por supuesto, puedes tener las herramientas en una caja al efecto, aunque seguro que las prensas no te van a caber, y usar
una mesa con cajón para guardar todos los objetos pequeños. La luz la puedes arreglar con un flexo. Encuadernar folios sueltos: Es la técnica más sencilla. Asegúrate de que todos los folios están correctamente orientados y ordenados. Parece una tontería, pero te ahorrará algún disgusto. Prepara la prensa colocándola con los tornillos en la parte baja abierta sobre la mesa de modo que, cuando metas los folios dentro, quede cierta holgura. Antes de introducir los folios coloca las dos cartulinas, una a cada lado, para que formen un sándwich con ellos. Una vez puestos los folios remuévelos para que queden igualados por la parte en contacto con la mesa. Por eso era importante la holgura. Levántalos y déjalos caer, agítalos de lado a lado... Poco a poco quedarán todos igualitos. Cuando ya los tengas bien, sujeta las cartulinas y los folios con una mano y toma la plegadora o uno de los sargentos y da unos GOL-PECI-TOS, no trompazos, golpecitos, en lo que será la parte superior de las páginas para cuadrarlos. Si hay algún folio especialmente tozudo va muy bien golpearlos en diagonal hasta que quedan escalonados (como los abanicos que forman los ciclistas cuando hay viento), cambiando entonces el sentido de la diagonal, y así varias veces. Poco a poco el folio escondido se pondrá a ras con los otros. Con todos estos golpecitos, las cartulinas llegarán a topar con el tornillo que cierra la prensa, simplemente hazla deslizar para que toquen el tornillo contrario y sigue. Ahora viene un momento delicado. Debes apretar las palomillas para sujetar con firmeza, pero sin estrujar, el tomo que acabas de formar sin que se descuadren los folios. Esto no plantea mucha dificultad, pero cuesta un poco hacerlo sin ayuda. Una vez que esté firme, pon el conjunto horizontal con la prensa sobresaliendo del borde de la mesa. Ahora viene lo difícil. No te preocupes si te toca reajustar los folios varias veces, al principio es normal. Tienes que sujetar los folios contra la mesa con fuerza y empujar la prensa de forma que el lomo del libro con las cartulinas sobresalga medio centímetro, más o menos. Cuando ya lo tengas, termina de apretar las palomillas. Deben quedar muy fuertes, porque ahora vamos a serrar el lomo y si los folios no están bien sujetos se resbalarán. Coloca el conjunto en el borde de la mesa tal como se ve en el dibujo y sujétalo fuerte con un sargento en cada extremo. Haz unas ranuras transversales con la sierra en el lomo, más o menos cada centímetro o centímetro y medio, con una profundidad suficiente para poder meter el cordel sin que quede raso, sino que sobre un poquito de ranura. Corta trocitos de cordel unos dos centímetros más largos que la anchura del libro, uno por cada corte que hayas hecho en el lomo. Extiende una capa generosa de cola (no tiene que chorrear, basta con que sea opaca) sobre el lomo e introduce los cordones en los cortes, asegurándote de que se llevan parte de la cola consigo hasta el fondo de la ranura. Una vez seco, da una segunda capa de cola.
Cuando esta segunda mano esté también seca, desmonta toda la parafernalia de sargentos y prensa. Ya casi tienes el volumen listo para poner las tapas.Ahora viene otro momento delicado. Abre la cartulina como si fuera la tapa del libro y, usando el cutter, corta con cuidado la cola que la une al lomo, así como los cordeles. Pon especial cuidado en no dañar la primera hoja, que como comprenderás corre un peligro considerable. Muchas veces los libros baratos vienen encuadernados con una variante de esta técnica, simplemente raspan el lomo para que quede rugoso y aplican la cola. Para leerlos una vez aguantan medianamente bien, pero si los lee una segunda persona es bastante fácil que se desmonte hoja por hoja. Reparación de libros: Lo primero es terminar de romperlo, aunque suene extraño, y luego volver a encuadernarlo. Si tiene tapa dura, abre una de ellas y presiona con fuerza en el punto donde termina ésta más cercano al lomo para que la guarda se desprenda. Entonces corta la guarda con el cutter y haz lo mismo con la otra tapa. Una vez con el volumen en las manos, quita toda la cola que puedas del lomo (seguramente estará muy quebradiza y resultará fácil). Si es de folios, fuerza totalmente la apertura del libro. Sin la oposición del lomo de las tapas se doblará fácilmente y se desprenderán las hojas. Sepáralas una a una y quita con cuidado todos los restos de cola. Si está cosido, abre por el centro de los cuadernillos y corta el hilo. Separa luego las hojas más externas de cada fascículo con cuidado y elimina los restos de cola que puedan quedar. Deberás ponerle unas guardas nuevas. Si tiene tapa blanda, coloca el libro en el borde de la mesa con el lomo hacia afuera. Abre una de las tapas y apoyándote con fuerza en el cuerpo del libro, tira con fuerza para desprender el lomo. Si tiene guardas, antes de tirar corta con el cutter en el pliegue. Haz lo mismo con el otro lado y límpialo de cola con cuidado. Lo más seguro es que el lomo de las tapas se dañará. refuérzalo con una pieza de papel kraft y, en caso de que no tuviera guardas, pónselas para que oculten el refuerzo. Después lo reencuadernas y listo. En esta parte hablaré de la forma de coser los fascículos. Con cordones de apoyo: es lo que hago de forma más habitual. Para esto uso el bastidor, aunque hay ciertos libros muy grandes (atlas y similares) que no caben. Esos los hago "a pulso". El sistema es el mismo en cualquier caso. Tras comprobar el orden y la orientación de todos los fascículos, prepara el mismo sándwich que hemos hecho para los folios, pero ahora con los fascículos. Si no son muchos, es más fácil que con los folios. En el caso de que los fascículos queden muy gruesos en el doblez aplástalos con el rodillo, uno por uno. Eso los hará más manejables. Colóca el sándwich también con los sargentos sujeto al borde de la mesa. A una distancia entre 2 y 4 cm del borde superior de la página, dependiendo del tamaño del libro, haz con la sierra una ranura transversal, lo bastante profunda como para llegar al centro de los fascículos. Haz otra en la parte inferior a unos 3-5 cm. Una tercera más o menos en el centro de las dos marcas anteriores. Es mejor que las medidas no sean muy regulares, así si vas a coser un fascículo cabeza abajo te darás cuenta en seguida porque no te coincidirán los cortes. Aún no hemos terminado con las ranuras. La cantidad de las que debes hacer depende del
tamaño del libro. Hasta 20-22 cm de altura bastará con que hagas un par más, a unos 2-3 cm de los cortes de los extremos. Si mide hasta 30 cm será mejor que hagas un par entre el corte central y cada uno de los de los extremos, el primero a los mismos 2-3 cm y el segundo a mitad de éste y el central. A partir de esa medida haz tres, imagina que el corte central es como uno de los extremos y haz las tres ranuras como si cada mitad fuera un libro de los pequeños que he explicado antes. Este caso resulta un poco más complejo porque se cose con dos agujas a la vez.
Una vez hechas las ranuras necesarias, saca los fascículos de la prensa. Ya puedes guardar las cartulinas. Ahora viene el cosido. Si no usas bastidor, corta 3, 5 o 6 trozos de cordel, según el libro sea del primer, segundo o tercer tamaño, que sean 3 o 4 cm más largos que el grosor del lomo. Para medir el hilo necesario cuenta los fascículos. Si son pares necesitarás la mitad de vueltas y si son impares, súmale uno a la cantidad y divide por dos. Las vueltas se miden entre los agujeros de los extremos excepto en el caso de los nueve agujeros, que medirás dos hilos separados, uno de un extremo al centro y otro del centro al otro extremo. No escatimes el hilo y mide una vuelta de propina, para nudos y posibles roturas. Cuando tengas el hilo cortado encéralo haciendo que deslice sobre la cera, tensándolo de manera que se clave en ella. Ahora enhebra la aguja, dejando el hilo con un extremo más largo que el otro en, aproximadamente, el doble o el triple de un fascículo. Cada varios fascículos tendrás que hacer deslizar el hilo para no coser con doble hilo. Coloca los fascículos delante de tí pero apartados, de forma que el último quede arriba y tengas espacio para coser justo delante de ti, junto al borde de la mesa. Toma éste y apóyalo en la zona de trabajo con la última página apoyada en la mesa y el lomo mirando hacia ti. Busca el centro del fascículo contando las hojas (es conveniente tener una regla o un listón para marcar el centro) e introduce la mano no hábil para recoger la aguja por dentro. Empieza metiendo la aguja por el agujero del extremo de tu mano útil (el del pie de página si eres diestro y el del encabezado si eres zurdo). Sácala por el siguiente agujero y tira del hilo para pasarlo todo, dejando un cabo de 6 o 7 cm saliendo del primer agujero. Cuando completes la segunda vuelta harás un nudo con ese cabo. Si eres hábil y sabes hacer el nudo con menos longitud, magnífico, más hilo te sobrará para posibles problemas más adelante.Vuelve a pasar la aguja por el mismo agujero que la has sacado y ahora sácala por el siguiente, colocando uno de los cordones en la coca que forma el hilo. Yo tengo la costumbre de girar el cordel de forma que quede abrazado por el hilo. Cuando llevas varios fascículos conviene tensar este cordel y da mucha rabia llevártelo y tener que deshacer el medio libro que ya tienes hecho. Repite la operación hasta que llegues al agujero del extremo opuesto. En el caso de los nueve cortes, empieza con una aguja de este modo hasta llegar al centro y con la otra aguja empieza en el centro para llegar al otro extremo. En el
momento de tensar el hilo es muy importante hacerlo en el sentido longitudinal del lomo. Si tiras de forma transversal el hilo cortará el papel y estropeará el fascículo. Conviene no tensar el hilo hasta que lo sacas por el último agujero y además hacerlo de agujero en agujero, es decir, arrastrando el hilo que forma el bucle de un agujero al siguiente hasta que queda todo el sobrante en el extremo de la aguja. Si quieres tensarlo todo de una lo más fácil es que se te rompa. El hilo tiene la mala costumbre de enredarse y hacer nudos con mucha facilidad. Vigila esas tendencias y aplícale los correctivos necesarios, sin piedad. Ahora toma el siguiente fascículo. Mete la aguja por el agujero en que acabó la vuelta anterior y sácalo por el del siguiente cordón. Toma el tercer fascículo y, rodeando el cordón, introduce la aguja por su agujero correspondiente. Sácalo por el siguiente y rodea el segundo cordón, pasando de nuevo al segundo fascículo, y así, alternando del segundo al tercer fascículo, hasta llegar al último agujero, que será del fascículo que queda más arriba. Después de tensar el hilo anuda con un nudo doble el cabo sobrante de la primera vuelta con el hilo que acabas de pasar. En el dibujo he pintado los fascículos muy separados para que se aprecien los saltos del hilo, pero en la realidad están uno apoyado sobre el otro. En la siguiente vuelta coserás de nuevo dos fascículos de la misma forma, alternando una pasada por el de abajo y otra por el de arriba. Cuando llegues al extremo, pasa la aguja por el hilo que salta del primero al segundo (el señalado por una flecha en el dibujo). En cada vuelta pasarás la aguja de forma que el hilo se enganche con el del último "salto". Si el número de fascículos es par al final te quedará uno solo, que coserás como el primero. Si es impar, te quedarán dos. Coserás cada uno como el primero, pasando la aguja por todos los agujeros en entrada y salida. Al terminar de coser el último fascículo pásalo por debajo del fascículo anterior, igual que siempre, pero ahora haz un par de nudos para que no se deshaga. En el caso de los nueve agujeros, cuando coses con dos agujas, imagina cada una de las mitades como un libro de los pequeños y en el centro aprovecha el último salto, que habrás hecho con el otro hilo, para fijar los fascículos. Sin cordones de apoyo Esta forma de coser no me gusta tanto porque el lomo queda bastante más grueso que el resto del libro, y es que, aunque no lo parezca, el hilo contribuye de forma bastante considerable al grosor del lomo. Con el sistema anterior sólo lo hace engordar en la mitad de las pasadas, mientras que con éste lo hace en cada una de ellas. Sirve para libros de
pocos fascículos de papel grueso y también para revistas, porque se dan pocas pasadas en relación al grosor final. Los cortes son parecidos a los practicados en el sistema de cordones: en los extremos haces cortes individuales a distancias parecidas y en medio varias parejas de cortes separados unos 2 cm. La cantidad de parejas de cortes dependerá, como antes, del tamaño del libro.
Para coserlo comienza como antes, midiendo y encerando el hilo. Empiezas igualmente por el extremo de tu mano hábil y sacas la aguja por el segundo agujero. La metes por el tercero y la sacas por el siguiente, así hasta llegar al último. Tensa bien el hilo y toma entonces el siguiente fascículo. Empieza por el extremo en el que hayas terminado antes y procede de la misma forma, sacando la aguja para que los intervalos cortos de hilo queden por el exterior. Cada vez que saques el hilo crúzalo por dentro del tramo corto del fascículo anterior, para que así queden atados todos en varios puntos y no sólo en los extremos. Al terminar la segunda pasada haz un nudo como en el caso anterior y al final de cada pasada lo enganchas con el hilo que hizo el salto de un fascículo al siguiente, formando una cadeneta. En el último fascículo haz, igual que antes, un par de nudos al enganchar en el salto para asegurar la labor. Colocación de las tapas: Antes de colocar las tapas, independientemente del tipo de encuadernación que hayamos elegido, hay que colocar las guardas. Son unas hojas de papel dobladas por la mitad que normalmente te darán con las tapas y suelen llevar algún tipo de decoración. Si no te las dan compra cuadernillos de papel barba y usa una hoja como guarda. Con el pincel aplicas una línea de medio centímetro a lo largo del doblez, por la cara que tenga que ir pegada al tomo. En ocasiones en una orilla de las guardas, si tienen alguna decoración, está escrito "guarda delantera" y "guarda trasera". Fíjate bien en la orientación antes de encolarlas. Pégalas en el tomo lo más próximas posible al borde (a los cordones si lo has cosido así) de forma que se abran como una hoja más del libro. Si lo has cosido con cordones, usa la carda para peinar los cabos de los cordones y luego los abres en forma de abanico, que abatirás contra la guarda y pegarás a ésta con una gotita de cola que tomarás con la yema del dedo, recorriendo el pelo del cordón desde el lomo hacia el extremo del abanico. Cuando la cola esté seca pasarás al siguiente paso, que es común con el otro tipo de cosido. Con cualquier tipo de cosido, ahora colocarás el tomo en la prensa con el lomo hacia arriba sobresaliendo ligeramente (1/2 cm basta, la medida no tiene importancia) y sin
apretarlo, simplemente sujetando para que al ponerlo vertical no resbale. Aplica una capa de cola que no deje transparentar los fascículos y espera a que seque para dar una segunda mano. A partir de ahora depende del tipo de tapas a colocar. Para encuadernar en rústica (tapa blanda) empieza por preparar las tapas. Si debes hacerlas tú, empieza por marcar el lomo en el centro de la cartulina o guaflex que vayas a usar. No te fíes de las medidas, colócalo sobre el tomo y dobla el material para que tenga la medida exacta. A una distancia entre 2 y 5 mm de cada uno de estos dobleces, invadiendo lo que va a ser la tapa, no el lomo, haz un segundo doblez de forma que quede como en el dibujo. Esta forma dará más duración a las tapas y al encuadernado. Si te han dado las tapas, dependerá de si tienen o no solapa. Si la tienen, ve a que te guillotinen el lado contrario al lomo. Marca la medida del corte para que quede proporcionado a las tapas. Con cola diluida, o poniendo una gota de cola y extendiéndola con el pincel mojado en agua, encola el lomo (lo que en el dibujo se ve como el fondo del canal) y a continuación coloca el libro sobre él. Frótalo fuertemente para que quede bien pegado, sin burbujas. Ponlo sobre la mesa apoyado sobre el lomo para que su propio peso lo mantenga en contacto con la tapa y sujétalo en vertical con objetos que lo mantengan en esa posición. Cuando esté seco coloca una de las hojas de plástico entre las guardas, o sea, justo bajo la primera hoja del volumen. El plástico impedirá que la cola que pudiera empapar la primera hoja de la guarda la deje pegada a la segunda. Encola la tapa de ese lado con cola diluida y, poco a poco y frotando con fuerza para que no queden burbujas, coloca la tapa sobre la guarda. Da la vuelta al libro para que la parte recién encolada se apoye en la mesa y coloca sobre él varios libros para que hagan peso. Déjalo por lo menos 10 horas y luego haz lo mismo con la tapa del otro lado. No olvides la hoja de plástico. La cola blanca pega muy mal sobre plástico, así que no tendrás problemas para retirarla cuando esté seca. Ahora sólo te falta guillotinarlo (o terminar de guillotinarlo si tiene solapas) y ya tienes listo el libro. Para encuadernar en tapa dura primero hay que guillotinarlo. Marca por dónde quieres los cortes y ve a la imprenta. Para tener una referencia de cuánto debes cortar fíjate en cómo queda un libro comprado. Si quieres poner una cinta para guía de lectura, éste es el momento. Pega la cinta al lomo en unos 2 cm y córtala dejando que sobresalga 4 o 5 cm de la diagonal del libro. Corta una tira de papel kraft que cubra el lomo y unos 5 cm de cada una de las guardas, aproximadamente 1 cm menor que el largo del lomo. Úntalo con cola diluida y pégalo al lomo y a las guardas. Ahora corta los dos trocitos de cabezada y pégalos en la parte superior e inferior del lomo. Prepara el fuelle. Es un tubo de papel kraft que, aplastado, tiene la misma anchura del lomo y llega a tapar parte de la tela blanca de las cabezadas. Cuando esté seco pégalo al lomo y deja secar de nuevo. Encola la tirilla central de las pastas, sin llegar al material del forro para que no se pegue la cabezada, y coloca sobre ella el libro, dejándolo secar en vertical tal como se explica para las tapas blandas. Las tapas se encolan como en el caso de tapa blanda, pero al ser rígidas no puedes flexionarlas tanto para evitar las burbujas. Déjalo secar igualmente con peso y procede con la otra tapa del mismo modo. Conviene dejar fuera de la mesa la tirilla de cartulina a la que se ha pegado el fuelle de forma que sólo quede apoyada la parte que es
cartón. Una vez bien seco el libro se marca la cintura de las tapas poniendo un folio sobre la tapa y pasando con energía la plegadora por el canalillo que se forma donde no hay cartón. Ya tienes el libro listo para ponerlo en la librería. Confección de las tapas: La base serán dos cartones de 2 a 2,5 mm de grosor que tendrán 6 mm más de altura que el libro guillotinado y 1 mm menos de anchura. Además necesitarás una tira de cartulina de la misma altura que los cartones de las tapas y una anchura igual a la del volumen encuadernado mas el grosor de ambas tapas, es decir, añadiéndole 4 o 5 mm, según el cartón utilizado. Si es un libro muy delgado es mejor que hagas esta pieza del mismo cartón que las tapas. Estas tres piezas puedes pegarlas directamente al forro o sobre una tira de papel de embalar de la misma altura que la cartulina y unos 6 cm más ancha que esta. Primero se pega la cartulina en el centro del papel y después las tapas, dejando una separación de 6 mm entre tapas y lomo para hacer la cintura. Yo prefiero esta solución, porque te permite trabajar con más comodidad, sin estar tan pendiente de si se mueven o no las piezas al colocarlas en el forro. El forro es una pieza del material elegido (tela, papel decorado, cuero...) que sobresalga 1,5 cm en todo su perímetro del conjunto antes conseguido de tapas y lomo. Si lo has pegado a la tira de papel te resultará muy fácil tomar la medida, y si lo haces pegando directamente las piezas al forro tampoco será muy difícil, pero puedes cometer algún error. En cualquier caso, voy a suponer que has elegido como yo y usas la tira. Conviene dibujar la posición de la pieza con algo bien negro, para poder verlo a través de la cola. Extiende una hoja de periódico para no manchar la mesa y encola bien toda la pieza del forro por la cara "fea", la que ha de quedar hacia adentro. Coloca luego una de las tapas sobre el forro con la tira de papel a la vista y presiónalo para que se adhiera bien. Dale la vuelta al conjunto y, manteniendo la parte del forro levantada, elimina las posibles burbujas con la plegadora y luego, también con la plegadora, presiona el forro en el espacio hasta la cartulina, luego sobre la propia cartulina, el segundo espacio y la segunda tapa. Hazlo progresivamente y presionando siempe con la plegadora para que no queden burbujas en ningún punto. Si no has usado el papel, coloca las tres piezas en sus lugares después de encolar y dale la vuelta al conjunto. Ahora es cuando tendrás que pelearte con las posibles burbujas. Poniéndolo de nuevo con la parte bonita hacia abajo, corta la esquina del forro en diagonal de forma que quede una distancia de 1,5 veces (3 mm) el grosor del cartón entre el ángulo de la tapa y el corte. Si se te ha secado la cola, reencolas la parte que todavía no está pegada. Comienza a pegar por los lados más largos, es decir, el superior y el inferior de forma que el cartón quede parcialmente envuelto con el forro. A continuación aplasta los ángulos del forro hacia adentro antes de pegar los extremos. Una vez terminado, repasa las cinturas y haz que las tapas cierren en el borde de la mesa, varias veces hasta que quedes conforme con la cintura formada y la flexibilidad de apertura y cierre. Si no tienes troqueles
para decorarlas o no puedes hacerle una serigrafía, ya tienes tus tapas listas para recibir el libro. El bastidor Es una herramienta muy útil si vas a encuadernar de forma habitual. Es un tablero con agujeros y una tablilla puesta a cierta altura de forma que los cordones de apoyo para el cosido quedan siempre tensos y en posición. Prepara una tabla como las usadas para la prensa, que es la de arriba, y un tablero de 30 x 40 cm con agujeros similares cerca de su borde. Es conveniente que los agujeros coincidan lo mejor posible. Para hacer las columnas usa una varilla roscada de bronce de 8 mm. Yo compré una varilla de un metro y la corté en dos. Como me parecía muy alto, lo dejé en 40 cm cada trozo, pero con 30 ya es suficiente. Para terminar de construirlo necesitarás seis tuercas de métrica 8, cuatro palomillas y ocho arandelas. Esto es si lo quieres hacer desmontable, en caso contrario puedes sustituir las palomillas por otras tantas tuercas. El montaje mecánico queda reflejado en el dibujo.
Como puedes apreciar, en el extremo inferior hay dos tuercas. Cuando tengas tomada la medida a lo que haya de sobresalir por abajo con la tuerca más próxima a la base, aprieta fuertemente la otra contra ella usando dos llaves, una para sujetar la tuerca y otra para apretar la contratuerca. En la parte superior no hice el mismo montaje porque así la altura del larguero es regulable con facilidad, aunque si no quieres regularlo puedes poner también dos tuercas. El cordel lo cargas en varias bobinas (yo tengo unos cuadrados de cartón en los que arrollé varios metros con un pequeño corte cerca de las esquinas para meter ahí el cabo y que no se desenrrolle) y pasas el extremo por un agujero haciendo el nudo que se ve en el dibujo. Tanto el cabo que sube (el que viene de la bobina) como el que baja pasan entre el trozo rojo y la madera. El nudo tiene su importancia, ya que te permite deslizar y fijar el cordel. Además de su importancia, también tiene su nombre. Se llama "ballestrinque". Tirando del tramo de la izquierda de los dos que quedan en el frontal del larguero tomas cordel de la bobina, que puedes ir pasando hacia abajo para hacer un nudo normal. Cuando ya tienes ese nudo, tiras del lado derecho
para tensar el cordón y luego de la bobina para fijar el nudo. Si eres muy manitas puedes preparte una segunda tablilla o una pletina con unos tornillos que te haga de mordaza para sujetar los cordones en sustitución del nudo. Para empezar a coser, coloca el último fascículo (por el que empiezas a coser) y pon las bobinas en los agujeros adecuados a los cortes que hayas hecho. Una vez puestas todas las bobinas y tensados los cordones con el nudo, ya puedes empezar a coser. Cuando termines, corta los cordones un par de centímetros por encima del libro y desata el nudo de la base, dejando después otros dos centímetros de cordón en este otro lado. Hacer el bastidor lleva cierto tiempo, pero con él se cose con mucha más comodidad.