Moniciones para la Vigilia Pascual - Ciclo A 23 de abril de 2011 Insigne y Real Basílica Nuestra Señora de la Asunción – Catedral de León INTRODUCCIÓN Hermanos y hermanas, ¡buenas noches! Nuestra comunidad cristiana se regocija ante la presencia de todos ustedes. El Miércoles de Ceniza parece ya muy lejano. Fue entonces cuando comenzamos a recorrer el largo camino cuaresmal. Juntos hemos vivido días de oración, de penitencia, de privaciones, de reflexión, de vía crucis. Juntos hemos ido preparando la senda que desemboca en esta ocasión gloriosa. Esta es la noche de las noches. La noche por excelencia. Hoy, las tinieblas se desvanecen, la oscuridad queda derrotada, la muerte es vencida de modo definitivo y Cristo se alza victorioso ante su pueblo. Por ello nos reunimos en vigilia de oración a la espera de Cristo Resucitado, para escuchar la Palabra de Dios, para participar en los Sacramentos de la Iglesia, para celebrar con Cristo el banquete pascual. La fiesta que estamos a punto de comenzar no es una celebración cualquiera. Nos encontramos ante la más importante y solemne de todas las fiestas. La liturgia de esta noche santa consiste en cuatro partes claramente definidas. La primera parte, el Lucernario o Liturgia de la Luz, comienza con la bendición del fuego. Luego de encender el cirio pascual, el Lucernario termina con el cántico del pregón pascual. Al Lucernario le sigue la Liturgia de la Palabra con la proclamación de tres lecturas del Antiguo Testamento y una del Nuevo Testamento. La tercera parte de la celebración es la Liturgia Bautismal en la que renovaremos nuestras promesas bautismales. La cuarta parte de la celebración es la Liturgia Eucarística cuando nos acercamos con Jesús Resucitado a la Mesa del Pan que Él mismo sirve para nosotros. Así, hermanos y hermanas, conscientes del momento admirable que vivimos, nos preparamos, nos ponemos de pie para dar inicio a esta noche gloriosa. (Bendición del fuego - Preparación del Cirio Pascual -Procesión y Encendido de velas de la asamblea) MONICIÓN AL PREGÓN PASCUAL Iluminados con la luz del nuevo fuego pascual, repasaremos la historia de la salvación. Dios, en
su infinita misericordia, ha querido que todas sus criaturas lleguen a contemplar su rostro. Esta historia maravillosa comienza con la Creación y alcanza su punto más elevado en la resurrección de Cristo. Como preparación para la Liturgia de la Palabra, gocémonos con el canto del Pregón Pascual que, con su fuerza y su belleza llega a estremecernos a todos. (Pregón Pascual; Concluido el Pregón Pascual, pedimos a la asamblea que apague sus velas. Cuando el celebrante concluye su monición/oración, invitamos al pueblo a sentarse.)
Moniciones para la Pascua de Resurrección - Ciclo A 24 de abril de 2011 Insigne y Real Basílica Nuestra Señora de la Asunción – Catedral de León Entrada: Buenos días hermanos y hermanas. La Resurrección de Jesús es el milagro del comienzo de una vida nueva, a partir precisamente, de la muerte. Estamos en el punto inicial del tiempo de Pascua que empezó en la Vigilia, comprende la cincuentena pascual y concluye, después de siete semanas, en Pentecostés. El misterio pascual, es decir la muerte y resurrección de Jesús, es el contenido básico y la verdad fundamental de la fe cristiana, la piedra angular de todo el edificio, la columna vertebral de toda la revelación y del proyecto salvador de Dios. Proclamemos con el salmo responsorial “Este es el día que hizo el Señor” y dispongámonos a celebrar con gozo la Eucaristía, poniéndonos de pie para cantar con entusiasmo. Monición de las lecturas: Primera lectura: Hechos 10, 34.37-43 Segunda lectura: Colosenses 3,1-4 En la primera lectura que escucharemos a continuación San Pedro afirma haber comido y bebido con Jesús, después que resucitó de entre los muertos, convirtiéndose en testigo del resucitado, constituido juez de vivos y muertos. Por su parte, en la segunda lectura escucharemos un breve mensaje tomado de la Carta de San Pablo a los colosenses, para San Pablo, la fe en la Resurrección es la roca firme en la cual se afianza todo su dinamismo apostólico. Evangelio: Juan 20, 1-9 El mensaje del evangelista san Juan nos lleva a la entrada del sepulcro vacío aquel primer día de la semana. María Magdalena es la primera en descubrirlo y da testimonio a los discípulos, éstos “ven y creen”. El sepulcro vacío es la garantía de nuestra fe. Escuchen hermanos la Buena Noticia de hoy.