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Cannabinoides sintéticos

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LA FALSA MARIHUANA MATA

Los cannabinoides sintéticos son compuestos químicos, creados en laboratorio, en principio para experimentación médica e investigación. No están exentos de tener posibles usos, pero están muy lejos aún de que se les pueda asignar una presentación farmacológica o una indicación terapéutica. Estos compuestos, que no han sido estudiados sobre humanos en su inmensa mayoría, fue lo que alguna despreocupada mente comercial lanzó a través de un producto “herbal” que originalmente no contenía drogas añadidas, sino que era una mezcla de plantas legales. Las plantas legales colocan poco, pero si a esas plantas se les añadían esos compuestos que podían ser cientos o miles de veces más potentes que el THC de la planta de cannabis, se convertían en auténticos colocones salvajes, y legales. Esas sustancias no estaban prohibidas en ninguna parte del mundo hace 20 años, porque ni existían la mayoría de ellas.

Cuando los gobiernos se percataron de que los vendedores estaban burlando la ley, vendiendo una droga legal -por no estar prohibida simplemente- aplicada a unas hierbas legales, deciden empezar el juego del gato y el ratón: a prohibir esas drogas como se ha venido haciendo desde que Nixon se levanto de mala mañana y declaró la guerra. El resultado no pudo ser más catastrófico.

La química siempre fue por delante de la ley, porque la ley necesita de la química para entender la materia que a veces trata. Por lo que la química de productos no fiscalizados por las leyes se convirtió en un rentable negocio: hacer variaciones simples de moléculas conocidas como drogas para burlar la ley. Las primeras que se prohibieron, aparte de las drogas “clásicas”, resultaron que eran peores que sus “pares naturales” en efectos y peligros. Pero antes de que la prohibición entrase en vigor, habían cambiado la formula de la droga que añadían a la hierba, con una nueva formula menos conocida y probada que la anterior. Por esa razón, los peligros asociados al consumo de falsa marihuana o cannabinoides sintéticos han empeorado drásticamente en los últimos años, pues aunque reciban el mismo nombre, son cada año drogas nuevas (según se prohíben las anteriores). El primero y más simbólico de estos compuestos fue el JWH-018, detectado en 2008 en Alemania y Austria, cuyo creador -un científico y no un camello- dijo que era una locura que ningún humano tomase semejantes productos. Pero no era el peor. Los que le siguieron fueron peores aún, y su nomenclatura química se volvió mucho más compleja, hasta ser imposible de manejar incluso para químicos y forenses, sin un “diccionario” al lado. Además, como muchas de estas sustancias son tan nuevas que no han sido descritas oficialmente en la literatura científica, resultan casi imposibles de detectar, si no es con medios tremendamente caros para buscar una posible aguja en un pajar. Esta novedad incrementa que los nombres dados a cada sustancia no estén totalmente unificados, haciendo muchas veces imposible saber si hablamos o no de la misma droga, si no se es capaz de inferir correctamente la molécula, independientemente de la nomenclatura usada.

En los mecanismos de control europeos se han detectado cada año nuevas variaciones de estos compuestos para burlar la prohibición. En 2009 se informó de 9, en 2010 de 11, en 2011 de 23, en 2012 de 30, 29 en 2013 y 30 en 2014 (una tercera parte de todas las nuevas drogas). Sólo en compuestos imitadores del cannabis. El número crece imparablemente y actualmente son monitorizados 137 compuestos por los organismos europeos, pero siguen apareciendo nuevos compuestos qué ni se conocen ni han sido publicados, por lo que el peligro es aún mayor: a veces los forenses deben certificar la muerte sin poder nombrar la droga que mató a la persona, y en muchos casos jamás se llegará a saber con exactitud.

Frente a la inocuidad de la marihuana que no tiene casos de sobredosis en miles de años de uso humano, los cannabinoides sintéticos han ocasionado más de un millar de problemas en el último año y medio.

Drogoteca (@Drogoteca)

La mejor Reducción de Riesgos con los cannabinoides sintéticos que se comercialzian ahora mismo, tirarlos a la basura.

MUERTES POR FALSA MARIHUANA, LA CAZA DEL ASESINO

Los legales camellos que venden estas drogas, mezcladas con hierbas para que sean manipulables, similares al cannabis “grindeado” en apariencia -aprovechándose de su aire de planta sana e inocua- han tenido suerte con los muertos que han ido dejando. Los primeros certificados como causados por estas nuevas drogas en Europa datan del 2008 pero, aunque la expansión ha continuado imparable, a diferencia de otras drogas letales o muy tóxicas como la PMA/PMMA -un falso éxtasis- que son detectadas con rapidez, los cannabinoides sintéticos han sabido ir mutando a tiempo. Más que a tiempo, al ritmo de los muertos y la ley.

No tengo nada contra esas sustancias, vendidas como productos químicos determinados y con pureza y dosis conocida, creo que no las tomaría jamás, pero eso es subjetivo. El problema es que no se venden en los grows (los pocos miserables o desinformados que los tienen) como un polvo blanco venenoso, sino como una hierba seca, aumentando la sensación de “poca peligrosidad”. Sumen a eso que, en lugar de tener identificada la sustancia que le han echado a la hierba, no dicen nada. Imaginen un paquete que pone “Mr.Marley” con la cara del cantante fumándose un porro y nada más. Cuando empezaron a llover muertos por algo tan poco dañino como era “fumar porros” y se dieron cuenta de que eran estos productos, se prohibieron, pero después ya eran los propios vendedores los que si había muertos, pues probaban con otro nuevo. idea de que droga era la que tenían delante. ¿Cómo se prohíbe algo que no puedes ni nombrar? Cuando, al fin, el estado averiguaba lo que tenía que poner en sus leyes para frenar dicho producto, el mismo ya había cambiado de fórmula varias veces, dejando más muertos apuntando a otra nueva droga. Y así hemos seguido hasta nuestros días, en el que el problema de los “legal highs” y de la falsa marihuana ha llegado a ocupar un trozo del discurso de la Reina en la apertura del año parlamentario en UK. Las palabras “nuevas sustancias psicoactivas” (NPS) se hizo carne en la boca de la señora, obligada a amenazar con un “blanket ban” o prohibición masiva de toda sustancia no permitida expresamente como única forma de atajar este asunto.

EFECTOS APARENTES, EL PELIGRO DE LOS “HOT SPOTS”

Cuando a una persona le ofrecen una “hierba” que es legal, y se la venden como un sustituto no problemático del cannabis, tiende a pensar erróneamente que es “similar al cannabis”. Lógicamente, sus efectos tienen que resultar parecidos. Como son agonistas de los receptores cannabinoides, la sensación ha de ser similar. Pero mientras el cannabis es un agonista parcial, estos productos son agonistas totales, con efectos mucho más profundos y graves sobre el sistema nervioso, llegando a producir isquemias, infartos, parálisis, daños neurológicos, ataques epilépticos y además, muerte.

La apariencia de yerba inofensiva no es lo peor. El método usado para aplicar las drogas sintéticas a estas plantas no es una ciencia exacta, o no lo ven así los responsables. Estás hierbas se sumergen en baños de disolvente que contiene el cannabinoide que se quiere añadir. Teóricamente si la transmisión es por el líquido y todo está bien disuelto, no hay problema. Pero si el producto no está bien disuelto, se forman los llamados “hot spots” que explican los casos de muerte con dosis que a otras personas no les mataron. Son puntos en los que una cantidad muy grande de la droga, normalmente por mal trabajo, queda sobre un trozo de yerba. Ese trozo, que puedes fumar en una calada, puede contener miles de veces más concentración de producto del que en teoría debería tener.

No sólo son drogas peligrosas, sino que están peligrosamente manipuladas, con negligencias que provocan muertos. Hay que descartar estos sustitutos, mucho más peligrosos que la marihuana, una planta que no mata.

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