Viaje a la tierra de los Incas
Martín Sánchez Bermúdez
Primer día • Hoy me he metido en el barco de la expedición de Francisco Pizarro, que iba a conquistar el pueblo de los Incas. • Me he escondido en un barril de naranjas, y creo que solo saldré de allí por la noche, para ver todo lo que está pasando.
Segundo día • Hoy ya llevamos bastante tiempo de viaje • Casi me encuentran metido en mi escondite, porque fueron a coger unas naranjas, pero tuve mucha suerte de que me habían entrado ganas de ir al baño (que en realidad es un agujero que lleva lo que tiras por él al mar). • Yo tengo muchas ganas de llegar a la tierra de los incas, porque se cuenta que trabajan muy bien con la piedra.
NARANJAS
Tercer día • Después de una mañana que para mí duró una eternidad, llegó la noche, y pude salir de mi escondite para ver cómo iba el barco. • Nada más salir me llevé un susto de muerte, porque había un montón de gente tirada en el barco, pero no era lo que yo creía, lo que pasaba, era que habían bebido en exceso, y se habían dormido todos. • Aproveché para dar un vistazo rápidamente, y caí en que tenía que cambiar de escondite, porque así tenía menos posibilidades de que me pillaran, pensé un poco, y me vino a la cabeza que podía esconderme en el lugar donde ponían la comida de repuesto, porque casi nunca iba nadie ahí y tenía comida suficiente para todo el viaje. Me escondí allí y busqué un sitio cómodo para dormir.
Cuarto día • ¡Pi, pi, pi…! - ¡Tierra a la vista! • Me despertaron todos esos gritos y voces, y con mucho cuidado de que no me viera nadie salí de mi escondite y miré lo que estaba pasando fuera. Toda la gente estaba recogiendo las cosas para dejar el barco limpio, y se estaba comentando que había tierra a lo lejos. • Yo salí todavía más de mi escondite y tenían razón, había tierra a lo lejos. • Pasaron unas horas, y llegamos a tierra firme. Toda la gente se iba metiendo en los botes para bajar, y vi que había un bote vacío. Me escondí en una manta que había en él, y al minuto ya se estaba subiendo gente en el bote. Los bajaron al agua, y los llevaron hasta tierra firme.
Cuarto día •
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Allí todos se bajaron con armas y muy preparados por si había un ataque, y si, nada más llegar, gente que vivía allí comenzó a arrojarnos lanzas. Nosotros les decíamos que pararan con la mano, pero hasta dentro de un gran rato no pararon. Cuando cesaron les dijimos que veníamos en son de paz, pero parecía ser que no nos entendían. Nos llevaron a su poblado, y allí un señor que hablaba nuestro idioma nos dijo que qué queríamos. Nosotros, naturalmente, le dijimos que veníamos en son de paz. Nos enseñó todo el poblado, y nos dijo que eran el poblado Inca, y que su territorio se llamaba Tawantinsuyu, que en el idioma Quechua, su idioma significaba Las Cuatro Partes. Estuvo contándonos cosas de su religión, nos dijo muchas cosas de ella, pero lo que más me extrañó fue que adoraban al sol. También nos contó cosas de su arquitectura, nos dijo que manejaban muy bien la piedra, y nos enseñó una fortaleza muy bonita hecha de piedra que se llamaba Sacsayhuamán. Nos habló de muchas cosas más hasta bien entrada la noche. Nos dieron para cenar filetes de elefante, que por cierto, nada más que acabaron de comer dejaron sobras, y yo, como no, aproveché y probé los filetes ¡Qué buenos estaban! Después de eso me acurruqué entre los árboles para que no me vieran, y me dormí en un abrir y cerrar los ojos.
Quinto día • Me desperté bien tarde, y vi que los botes para ir al barco estaban a punto de salir, yo me metí en el mismo que la vez anterior y esperé hasta que se empezaron a mover. • Cuando llegamos al barco, esperé a la noche para salir del bote, y cuando todos fueron a dormir, yo salí corriendo del bote y fui al sitio donde me había escondido en el viaje de ida, e hice lo que hacía todo el mundo, dormir.