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Entrevista a Rafael Cristobal

"Familia e ikastola forman un todo indisoluble del firmamento educativo del niño"

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¿Qué es lo que puede aportar la psicología científica a l a pedagogía?

Una base sólida y fiable en la que asentar con pie firme nuestro hacer pedagógico, no sometido a conjeturas o i deologías, sino sobre conocimientos comprobados de lo que es un niño y las condiciones en que sus potencialidades se desarrollan

¿Qué tipo de pedagogía debemos impulsar entonces?

Justamente la pedagogía que dicte esa psicología científica. La psicología es una disciplina teórica como es la física o la biología. La ingeniería es una ciencia aplicada de las disciplinas teóricas. La pedagogía es la ciencia aplicada, es la ingeniería de la psicología.

De manera resumida, ¿cuáles son los fundamentos teóricos de la psicología científica aplicables a la pedagogía?

La etología es una disciplina que recibió el refrendo de la comunidad científica internacional cuando en 1973 les fue otorgado el Premio Nobel a Lorenz y Tinbergen por haber asentado científicamente la noción de instinto. En realidad esta entidad fue ya intuida e incluso esbozada por Darwin en el siglo XIX. En los años 50 tuvieron lugardos acontecimientos científicos: Universidad de Wisconsin, Harlow y Suomi empezaron a publicarlos estudios realizados sobre primates en experiencias de deprivación y crianza normal, que permitieron crearuna plantilla desde la que poderdetectare individualizarlosinstintosycomportamientosdelniñohumano. El mismo año, el Presidente de la Sociedad Psicoanalítica de Londres, publicaba otro artículo: The nature of Tie betwen infantand his mother. Había nacido una psicología observacional comprensiva de todo el ser humano que permitía intervenciones pedagógicas precisas. Esta era la psicología que demandaba una pedagogía científica. La Etología o Psicología comparada animal y humana permite observaciones fieles cuantificables, no tributarias de especulaciones filosóficas o ideológicasque permite acciones eficaces y comprobables en la educación del niño. La Etología crea un marco en el que todas las psicologías del siglo XX son integradas y ocupan un lugar preciso, con tal de que sepan reconocer su ámbito propio y, por tanto, sus límites. La Psicología de Pavlov con los reflejos condicionados, la Teoría de los refuerzos de Skinner, la psicología de la imitación de Bandura, configurantes las tres del llamado Behaviorismo, la psicología cognitiva de Piaget y ahora de Gardner, la psicología de llenguaje de Chomsky y Brunnery, en fin, todos los conocimientos científicos descubiertos y por descubrir encuentran su lugar específico en el marco de la Etología. Por eso es el marco psicológico que están adoptando las ikastolas que desean ponerse en la vanguardia de la pedagogía.

¿Por qué defiendes especialmente que la introducción de los niños y las niñas a Ikastola debe ser de otra manera, diferente a lo que se venía haciendo hasta ahora en la escuela tradicional a través de la fase de adaptación?

Hasta el advenimiento de esta psicología científica, el niño humano haestado bajo sospecha. La letra con sangre entra es una de las máximas de esta concepción del niño. Muy al contrario de estavisión, la psicología científica encuadrada en laEtología, nos dice que podemos confiar en el niño. Que es frágil en la construcción de sus comportamientos, pero que cuidado delicadamente, se autorregula y aspira a lo mejor. Surge así la Pedagogía de la Confianza.

En lo que respecta al término ese de fase de adaptación lo primero que hay que decir es que es un término inadecuado y desorientador. No es el niño quien tiene que adaptarse a la escuela sino la escuela al niño. Y en segundo lugar, hay que decir que esa expresión o término nada tiene que ver con el contenido que designa esa expresión. La sustancia de esa fase es la familiarización en el sentido más estricto del término. Es el período en que la andereño o el maisu se convierte en tía o tío del niño, es decir, en cuidadores secundarios por la transmisión de la confianza que los padres realizan en ellos. Y lo mismo con el espacio escolar. De este modo, el espacio escolar se convierte en una prolongación del espacio hogareño.

Afortunadamente, cada vez está más extendida en el sistema educativo la necesidad de educar en las emociones. Entendemos que uno de los aspectos fundamentales es el desarrollo de la autoestima. ¿Cómo la definirías?

La emoción es una de las dimensiones del instinto en su formulación avanzada, junto con la dimensión motora, imaginaria y neurovegetativa. Ya Darwin hacia los años 80 del siglo XIX escribió un ensayo pionero titulado “De las emociones en el animal y el ser humano”. Es de crucial importancia el cultivo de la percepción de las emociones junto con los escenarios imaginarios instruyéndoles en aplicar a ellos las palabras o términos adecuados para la comunicación consigo mismo y con los demás. La palabra vehiculizante de la

emoción y de los escenarios instintivos es el rasgo diferencia másimportantedel serhumano.

La matriz de la autoestima es la mirada parental admiradamente confirmante de los rasgos de la criatura en vías de desarrollo. Sobre esa matriz que hace a la criatura percibirse admirativamente con la potencia idealizante del llamado narcisismo primario, vienen los éxitos en sus empresas. Éxitos no tanto objetivos sino contextualizados en la valoración que los educadores hagan de su acción. Valorando lo realizado y contextualizando las discrepancias entre la meta trazada y los resultados obtenidos.

Un factor y otro es esencial para que ese Sujeto viva con aprecio de sí mismo y, teniéndolo, con confianza en quepodrá razonablemente lograr las metas que se proponga. En otras palabras, el sentimiento de valores la matriz de la proactividad.

¿En qué puede favorecer el espacio físico que ofrecemos en Ikastola?

El espacio físico desempeña un papel central en la Pedagogía de la Confianza. Si arrancamos de los conocimientos psicológicos del niño según los cuales las potencialidades del niño/a tienden a desarrollarse correctamente a poco que sean objeto de respuestas sensibles y adecuadas, por un lado, y encuentren, por otro, el ejemplo del cómo hacer de parte del sistema educativo, el rol de la tutora y tutor se desprende de la pesada carga de tener que mediar entre el niño y el objeto de sus necesidades. En un espacio seguro que respondaalos desarrollos cognitivos y conductuales de las criaturas, éstas se desenvuelven

autónomamente en el interjuego con otros niños. Me estoy refiriendo a espacios con estructuras en tres dimensiones que planteen retos a los que responder la criatura en imitación e intercambio con otros niños.Ese desierto en dos dimensiones, con un eco en el que retumban las voces y movimientos de los niños, contaminando sónicamente el espacio y donde la profesora tiene que desgañitarse para mantener la atención y el orden de los niños es algo obsoleto que todavía persiste incomprensiblemente.

El espacio que la pedagogía de la confianza reclama no es otro que la reproducción en nuestros contextos urbanos del espacio del niño del nicho natural del desarrollo evolutivo en el que se generó nuestra especie inteligente. Volvemos a los espacios naturales tridimensionales de la selva y de los barrios tradicionales de las caserías y los urbanos entre objetos y estructuras artesanas e industriales.

¿Y cómo puede ayudar Ikastola a las familias, a los padres y las madres, en el proceso educativo de sus hijos e hijas?

La incorporación de la mujer a la vida laboral y las transformaciones de los horarios de trabajo exigidos por la mundialización de la economía ha obligado a las familias a encomendar a la escuela la crianza de sus niños. Antes, la escuela se limitaba a las tareas de instrucción. Ahora ha de asumir una nueva tarea, la educación en el sentido propio del término: el cultivo de las potencialidades innatas de la criatura según los patrones de la cultura a la que pertenece.

Unida a esta tarea, otra nueva es encomendada a la Ikastola.

Hasta muy recientemente, la educación de la niña y el niño se hacía siguiendo patrones tradicionales en los que la Iglesia constituíaunaguía en lo referente a la introducción de los niños en los universos metafísicos y en las normas morales de comportamiento. Con el advenimientodel postmodernismoy el hundimiento de la cristiandad, tanto los patrones tradicionales de comportamiento como las directrices morales procedentes de la Iglesia se han desvanecido. Los padres se encuentran en muchos casos desorientados en cómo guíar a sus hijos. Finalmente, el desarrollo escolar y universitario de la

mujer han condicionado el que la maternidad sobrevenga en edades superiores a la veintena.El aprendizaje comunitario del cuidado del niño, común en las sociedades tradicionales, ha desaparecido.

La Ikastola ha de asumir estas nuevas tareas. La familia ha de penetrar en el espacio físico y mental de la Ikastola, y la Ikastola ha de penetrar en el espacio mental de la familia. Familia e Ikastola forman un todo indisoluble del firmamento educativo de la niña y el niño. De ahí la necesidad de la escuela o seminario de padres promocionado por la Ikastola.

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