Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mt. 16,13)
Diócesis de Zacatecas
¿Quién dice la gente que soy yo?
2
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“¿Quién dice la gente que soy yo” (Mt. 16,13)
CURSO DE BIBLIA Presentar la figura de Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
Diócesis de Zacatecas
3
¿Quién dice la gente que soy yo?
4
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
PRESENTACIÓN Y TÚ, JESÚS, ¿QUIÉN ERES? “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Intentar averiguar qué es lo que los hombres han ido diciendo de Jesús es como echar las redes por todos los mares de la historia y comenzar a rastrear buscando una respuesta. Desde la teología se ha buscado una respuesta a la pregunta: ¿Quién es Jesús? Se han ido perfilando respuestas y dando interpretaciones: Tenemos por ejemplo la visión paulina sobre Cristo, la versión de Bultmann, Barth, Guardini, etc. Han respondido los Concilios de Efeso, Nicea, y Calcedonia. Los concilios de la antigüedad afirmaron siempre que en Jesús hay dos naturalezas, la divina y la humana. Que es verdadero Dios y verdadero hombre. Los Concilios hasta el Vaticano II. Lo mismo han hecho la literatura desde la primera Vida de Jesús que se conoce, la de Ludolfo de Sajonia (llamado “El Cartujano”), escrita en 1474, hasta las más recientes; desde las más clásicas Vidas de Cristo de Renán, Papini, Fillion, Ricciotti o Mauriac, hasta “Jesús, un Judío Marginal” de Maier; o también Un Rabino Habla con Jesús, del judío Jacob Neusner, hasta el “Jesús de Nazaret” del Papa Benedicto XVI. Decía Daniel Rops: “No pasa un año ni quizá un mes sin que aparezcan libros nuevos sobre Él”. Si en la historia ha habido una época que haya buscado a Jesucristo, esa debe ser la nuestra. Es ésta una generación que busca a Cristo. 5
¿Quién dice la gente que soy yo?
Nosotros vamos a entrar por el camino firme y seguro que nos ofrecen los Evangelios. Nos hacemos la misma pregunta: ¿Quién es Jesús? ¿Qué rasgos de su personalidad impresionaron más a cada evangelista? En realidad cada Evangelio tiene en el centro la pregunta cristológica. Vale la pena leer con cuidado y atención los Evangelios antes que cualquier Vida de Jesús aún del autor más famoso. ¡Los Libros y Comentarios pasan con el autor y la época que los escribe, la Palabra de Dios escrita en los Evangelios permanece para siempre!.
Pbro. J. Guadalupe Solís Becerra Coordinador de la Comisión Diocesana de Biblia
6
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
Introducción Cuatro Evangelistas nos presentan a Jesús 1. ¿Qué significa la palabra “Evangelio”? “Evangelio” significa “Buena Noticia”, “Buena Nueva”, anuncio gozoso de un mensaje destinado a traer alegría también a sus oyentes. Los primeros cristianos así llamaban a la predicación de Jesús. A partir del siglo II “Evangelio” comenzó a designar los escritos de San Mateo, san Marcos, San Lucas y san Juan que hablan de la persona de Jesús. 2. ¿Para qué se escribieron los Evangelios? A los autores de los Evangelios se les llama evangelistas. ¿Qué pretendieron los evangelistas al escribir su Evangelio? Jesús había sido un judío que partiendo de las enseñanzas tradicionales de su pueblo se había presentado como el cumplimiento y culmen de toda la religión judía. Todas las profecías tenían en él su cumplimiento, presentándolo como el Mesías esperado y especialmente como el Hijo de Dios, enviado del Padre. Jesús llamó a un grupo de doce Apóstoles a quienes enseñó su Evangelio con especial cuidado. Por la predicación y milagros que Jesús realizaba, pronto se formó un grupo de seguidores que creyeron en El. Después de su muerte y resurrección los que habían sido sus discípulos comenzaron –como les había encomendado su Maestro- a invitar a todos a seguir la “nueva doctrina”. Comenzaron a invitar a otros a creer en la persona de Jesús. Los Evangelios nacen, pues con esta finalidad: invitar y mover a abrazar la fe en Jesús. 7
¿Quién dice la gente que soy yo?
3. Los Evangelios fueron escritos por cuatro hombres “ya creyentes en Jesús” San Mateo y San Juan formaron parte de los doce Apóstoles que vivieron y convivieron siempre con Jesús. San Marcos y san Lucas llegaron a aceptar a Jesús y se integraron al grupo de misioneros con Pedro y Pablo. Hay dos hechos que influyen en su mente al momento de escribir: el primero es “la experiencia propia” que cada uno tiene de Jesús; el segundo es que cada cual escribe “después de la muerte y resurrección del Señor”. Estos acontecimientos iluminan ya sus escritos. Hablan de un acontecimiento que a ellos personalmente les impresionó y saben ya que la muerte está iluminada por la resurrección. En este sentido y por eso, los evangelistas no pretendieron hacer una crónica exacta de los acontecimientos, ni hicieron una representación fotográfica de la vida de Jesús, ni una especie de reportaje sobre su figura. No intentaron reproducir materialmente el mensaje de Jesús “palabra por palabra”. Los Evangelios nos presentan la vida, la doctrina, pasión, muerte y resurrección de Jesús iluminadas a la luz del Espíritu Santo y la experiencia de la resurrección. Escribieron aquello que juzgaron más esencial para que sus oyentes aceptara a Jesús “Otras muchas cosas hizo Jesús; si se escribieran una por una, me parece que el mundo entero no podría contener los libros que pudieran escribirse” (Jn. 21,25). Los evangelistas, siendo fieles a las palabras de Jesús y conservando la forma de predicación viva en sus escritos, 8
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
sintetizaron, seleccionaron y adaptaron a sus comunidades todo el mensaje recibido de su maestro. 4. ¿Hay otros Evangelios que no están en el Canon de la Iglesia? Sí; existen otros y se llaman “Evangelios Apócrifos”. No fueron aceptados por la Iglesia no porque sean precisamente falsos, sino porque presentan la vida de Jesús de una forma “maravillosa” y a veces fantasiosa, pero muchos de ellos reflejan las convicciones de la Iglesia primitiva en torno a la persona de Jesús. Además algunas formas de religiosidad popular tienen su base en ellos. Ejemplo: los nombres de los padres de la Virgen María, los reyes magos, etc. Algunos de ellos son: el Evangelio de los Ebionitas, el Evangelio de los Egipcios, Evangelio de los Hebreos, Evangelio de Pedro, el Proto Evangelio de Santiago, etc.
9
¿Quién dice la gente que soy yo?
10
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“JESUCRISTO, HIJO DE DAVID, HIJO DE ABRAHAM” (San Mateo) Oración Señor Jesús, estamos reunidos en tu nombre. Sabemos que en estos momentos Tú estás en medio de nosotros, pues nos prometiste: “donde dos o más se reúnan en mi nombre allí estoy yo, en medio de ellos”. Queremos conocerte mejor para amarte más y así poder ser sal de la tierra y luz del mundo. Te lo pedimos por intercesión de tu Madre, la Virgen María. Amén. I
Introducción
El Evangelio de San Mateo fue el más citado y comentado en los primero siglos de la Iglesia, quizá por esto figura, desde muy antiguo, el primero en la lista de los libros del Nuevo Testamento. Escrito por san Mateo, uno de los Doce Apóstoles, se manifiesta como un cristiano de origen judío que conocía la lengua griega y tenía cierta formación rabínica, es decir de las escuelas de Escribas de judíos. Evangelio escrito entre los años 80-90 d.C. en medio de la polémica y del enfrentamiento entre el naciente cristianismo y la institución judía como se ve por ejemplo en los capítulos 11-12 y 23-25. El naciente cristianismo se tuvo que ir afianzando en un ambiente contrario. Los cristianos fueron expulsados del templo y tuvieron que irse definiendo como una comunidad “distinta”: la comunidad de discípulos de Jesús.
11
¿Quién dice la gente que soy yo?
En este ambiente, volvieron la vista hacia Jesús, comenzaron a recordar su ejemplo y valorar sus enseñanzas. En el rechazo que había sufrido Jesús por parte de sus hermanos judíos, vieron como un anticipo de lo que a ellos les estaba pasando ahora. Y sobre todo se dieron cuenta que la nueva comunidad que Jesús había iniciado (una “secta de nazarenos” o de “minim”, es decir “herejes” a los ojos de los judíos) era la auténtica depositaria de las promesas divinas. Por eso, si complejos, respondiendo a la voluntad del Señor, al mismo tiempo que trataban de mostrar a sus hermanos judíos que en realidad Jesús era el Mesías que habían estado esperando desde hacía milenios; se abrieron al mundo no judío; ¡A la misión sin fronteras bajo el lema de “hacer discípulos a todos los pueblos” (Mt. 28, 19). ¿CÓMO SE NOS PRESENTA JESÚS? La expulsión de los primeros cristianos del templo y de las comunidades judías en las que había nacido; la a veces dolorosa separación y la polémica, necesitaba de claridades, necesitaba definiciones: ¿hasta dónde se sigue siendo judío? ¿Dónde comienza el cristianismo? Se necesitaban modelos y criterios: en primer lugar hay que mostrar a partir de las Escrituras que Jesús es el Mesías esperado, superior al mismo Moisés tan estimado por los judíos. En sus enseñanzas, superior a las de los rabinos y sus escuelas. Jesús es el Maestro. Se organizan sus enseñanzas en composiciones ordenadas, con marcado carácter catético. Se ha llamado a este evangelio el “evangelio del catequista”, por su claridad, por su orden y porque está “completa” la historia sobre Jesús. Se insiste en el papel de Pedro y de los discípulos. Pedro es garantía de que la comunidad de Mateo se conecta con las enseñanzas de Jesús. En esta hora de rechazo y a veces de incertidumbre hay que saber que el Señor resucitado está 12
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
presente en la comunidad, es el Emmanuel, el “Dios con nosotros”. ¡Y así será “hasta el fin del mundo”! (28, 20). II
Rasgos de Jesús en San Mateo
1 el “Pantocrator” (Todopoderoso) San Mateo tenía una imagen de Jesús más grandiosa y soberana, sobre todo si lo comparamos con san Marcos. Es conveniente entrar a este evangelio y quedarnos con la estampa final que nos da sobre Jesús en 28, 18-20: “Jesús se acercó a ellos (a sus discípulos) y les habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues, y hacer discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. El señor glorificado habla a su Iglesia, convocada por El mismo allí en aquel monte, en Galilea, donde había iniciado su ministerio. Se nos quiere decir que es el mismo el Resucitado, el que habla ahora a la iglesia y el que caminaba por toda la Galilea anunciando el Reino de los cielos. Es el mismo el que nos habla cada domingo en el culto y el de la Galilea. Los rasgos de este Cristo son: poder, autoridad, majestad. Majestad y dignidad sin igual. Es el Señor Todopoderoso, “el Pantocrator” de los iconos bizantinos. Cristo glorioso que tiene la historia en sus manos, envía con autoridad a sus discípulos a la misión sin fronteras y les promete su asistencia ininterrumpida hasta el final de los siglos. Es un evangelio que termina… pero que queda abierto. Jesús termina, ahora toca a la Iglesia. 13
¿Quién dice la gente que soy yo?
Además en san Mateo Jesús no manifiesta sus sentimientos, cosa habitual en Marcos. Omite detalles que podrían interpretarse como ignorancia o impotencia en Jesús. Todo para resaltar la majestuosidad de su persona. Los títulos con que designa a Jesús resaltan su grandeza y dignidad mesiánica. 2 El Mesías San Mateo nos presenta a Jesús como el Mesías esperado, anunciado por los profetas en las escrituras y rechazado finalmente por los profetas en las escrituras y rechazado finalmente por Israel. ¿Qué procedimientos utiliza para mostrar este aspecto? En primer lugar, de los capítulos 1 al 4 encontramos las llamadas “citas de cumplimiento”. Se llaman así porque se repite como un estribillo la frase “…sucedió… para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta”: ¿Por qué Jesús nación de una Virgen? “Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta” (1, 23). ¿Por qué Jesús nació en Belén? “porque así está escrito por medio del profeta” (2, 5s). ¿Por qué el niño tuvo que huir a Egipto? “Para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: “de Egipto llamé a mi hijo” (2, 15). ¿Por qué la matanza de todos los niños de Belén? Así “se cumplió el oráculo del Profeta Jeremías…” (2, 17s). ¿Por qué Jesús al regreso de Egipto fue a vivir a Nazaret y no a Belén? “Para que se cumpliese el oráculos de los profetas: “Será llamado Nazareno” (2,23). Así se pueden continuar las preguntas hasta el capítulo cuarto. Las citas tienen un alcance Cristológico: Mateo pretende mostrar que Jesús “realiza” de palabra y de obra los que habían anunciado los profetas. La historia de la salvación 14
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
sigue adelante en Jesús, pero a los judíos esto hay qué probárselos apoyados en la Escritura. Se han encontrado en este evangelio 43 citas del Antiguo Testamento. La genealogía de Jesús (1, 1-17) se abre con estas palabras: “Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Jesús no aparece por casualidad en la historia humana, la repetición monótona de sus antepasados nos quiere dar la impresión de los milenios de espera. Descendiente de dos grandes personajes del pueblo judío, los principales depositarios de las promesas mesiánicas. Como descendiente de Abraham, el padre del pueblo (Gen 17), Jesús se convierte en la cabeza de un nuevo pueblo, el nuevo Israel, es decir la Iglesia. Como descendiente de David, Jesús encarna todas las esperanzas que se habían ido concentrando en la figura de “un Rey ideal”, un Mesías, que saldría de la familia de David, según el profeta de Natán (2 Sam 7). La esperanza mesiánica expresada en este título no era unitaria en tiempos de Jesús. Había una corriente que la entendía como un mesianismo político, dinásticodavídico y nacionalista. Jesús podía ser entendido como un Mesías restaurador político de la Casa de David. Quizá por eso Jesús nunca se llamó así mismo Mesías, aunque en su vida si existen rasgos para darle este título pero en su sentido nuevo: Jesús es el cumplimiento de las esperanzas, veterotestamentarias como el Mesías sufriente, como el Mesías de la Cruz. Esta preocupación por relacionar la vida de Jesús con el Antiguo Testamento hace que san Mateo divida la historia de la salvación en dos épocas: el tiempo de la promesa (Israel) y el tiempo del cumplimiento (Jesús). 15
¿Quién dice la gente que soy yo?
De esta manera la atención de la historia se concentra en Jesús: que es cumplimiento de las promesas de la época anterior, y es a la vez el punto de referencia obligado en la etapa del cumplimiento, que abarca con su continua presencia. 3 El Maestro Jesús debió impresionar por su palabra. Con frecuencia se nos dice que “la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque los enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (7, 28s). desde el grupo de sus discípulos se debió ir formando una veneración y una conservación de sus palabras. En la época de Jesús los “escribas” eran los encargados de la interpretación de la Escritura. Los rabinos, otro nombre dado a los escribas (en hebreo “rab” significa “importante”, “grande”) eran considerados como los guardianes de la tradición oral. Los discípulos escogían al rabino cuya enseñanza querían seguir. En el caso de Jesús, fue El mismo quien eligió a sus discípulos. Viven con El en la escuela de la vida diaria. Jesús como Maestro aparece distinto y superior a los rabinos. No se apoya en la autoridad de los hombres. Ningún fundador de religión ha dicho como El: “Yo soy el camino…” A san Mateo le impresionó la enseñanza de Jesús. La figura del Cristo-Maestro. Su evangelio es como un testamento oral de Jesús. Está estructurado en cinco discursos de Jesús donde se concentran sus palabras, sus enseñanzas: 1.
Sermón del Monte (5-7): ¿cómo vivir un estilo nuevo que de vida, verdaderamente fraternal y no sólo desde la escrupulosa casuística de los rabinos judíos? 16
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
2. 3.
4. 5.
Discurso de la misión (10): ¿cuál debe ser la mística en el trabajo misionero? Discurso en parábolas del Reino (13): ¿cómo debe ir comprendiendo el discípulo los misterios del Reino? Discurso eclesial o comunitario (18): ¿cuál es el espíritu con el que se debe vivir en la Iglesia? Discurso escatológico (24-25): ¿cómo vivir la vigilancia mientras llega el fin de los tiempos?
Se trata de una catequesis que puede ayudar a cada grupo de la Iglesia a vivir y crecer. Estos discursos son como un manual para los responsables de las comunidades y para los catequistas que trabajan entre los cristianos procedentes del judaísmo. En un momento de ruptura con la institución judía y de necesidad de clarificar ¿qué es ser cristiano?, era fundamental conservar las palabras del Maestro. 4 El nuevo Moisés San Mateo escribe para judíos, para quienes Moisés es un personaje de primera importancia. Además hay que mostrarles la continuidad entre el Antiguo y Nuevo Testamento, entre Moisés y Jesús, entre el judaísmo y el cristianismo. Mateo se sirve de un “midrash de Moisés niño” (el “midrash” es una reflexión sobre la Escritura, en que se actualizan los datos bíblicos en función a la situación presente), basado en el capítulo 2 del Éxodo. El joven Moisés, que escapa a la matanza de los primogénitos y es salvado del agua, se convierte en el salvador de su pueblo mediante la sabiduría y la belleza que Dios le ha otorgado.
17
¿Quién dice la gente que soy yo?
Mateo adapta este relato a la presentación de Jesús Niño. Jesús es el “Nuevo Moisés”. Como él, es víctima del miedo de un rey a perder el trono; cuando todos los niños mueran, Jesús como Moisés se salvará y así salvará a su pueblo (c.2). Así como Dios envió la ley a Israel por mediación de Moisés, quien la recibió en el Monte Sinaí, para luego entregarla a su pueblo (Ex 19-20); así Jesús desde el “Monte de las Bienaventuranzas” de la Ley Nueva a la comunidad nueva (la iglesia) que tiene a su alrededor (57). ¿Cuál era el corazón de la ley antigua? La Torah, “la Ley” estaba formada por los cinco primeros libros de la Biblia, el pentateuco o “cinco rollos” por eso san Mateo ordena su evangelio poniendo como una clave “cinco discursos”. Quiere hacer una alusión al Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia que tienen a Moisés como su autor. Pero Jesús es superior a Moisés: en el Sinaí la Ley es entregada a un pueblo aterrorizado al pie de la montaña. Jesús en cambio se sienta y con mucha familiaridad se le acercan sus discípulos. Moisés debe esperar que Dios le hable, sólo transmite lo que se le comunica, lo que se le entrega. Jesús en cambio “tomando la palabra, les enseñaba diciendo: “Bienaventurados…”. En el Antiguo Testamento unas tablas de piedra escritas consignan la voluntad de Dios; en el Nuevo Testamento Dios expresa su voluntad a través de una persona: ¡Jesucristo! 5 El Emmanuel El título aplicado a Jesús como “El Emmanuel” (hebreo “Imanu” “con nosotros”; “El”, “Dios” (está): “con nosotros 18
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
está Dios”, “Dios con nosotros”, lo repite el evangelista al principio (1, 23), al final (28, 20) y a la mitad: “porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (18,20). Debe quedar muy clara la presencia constante del Señor resucitado en la comunidad, en la Iglesia, “hasta el fin del mundo”. También la expresión “Señor” (Kyrie) aplicada a Jesús expresa su estado de glorificación después de la resurrección. La gente se dirige a Jesús en una forma muy digna y respetuosa usando el título “Señor” (8,2; 8,6.8; 9,28). El Señor resucitado está vivo, presente en la comunidad, especialmente cuando ésta se reúne para el culto. La luz de la pascua tan decisiva que Mateo deja en un segundo término, la trayectoria de humillación y pasión de Jesús. 6 El Hijo de Dios Este es uno de los títulos más queridos y resaltados por san Mateo, es el que mejor expresa quién es Jesús, la afirmación más profunda de su identidad; el ser Hijo. Por eso cuando se quiere poner en duda su identidad, maliciosamente se le cuestiona: “si eres el Hijo de Dios…” (4,3.6; 27, 40.43). Jesús revela su condición de Hijo especialmente cuando se somete en total obediencia a la voluntad del Padre (26,36.46), es decir, en su pasión y muerte.
19
¿Quién dice la gente que soy yo?
III
Del Evangelio a la vida
1. ¿Qué rasgo de Jesús te impactó más? ¿Por qué? 2. ¿Sigue siendo Jesús Maestro y Guía para el mundo? ¿En qué lo notas? ¿En la familia? ¿En la política? ¿En la vida pública? 3. Jesús es el Emmanuel, el “Dios con nosotros… hasta el fin del mundo”. Señala tres de sus “presencias con nosotros”. 4. Lee Mt. 5,13-16 y responde: ¿Eres sal? ¿Eres luz? ¿Cómo?
20
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“VERDADERAMENTE ESTE HOMBRE ERA HIJO DE DIOS” (San Marcos) Oración Señor Jesús, humildemente queremos hoy acercarnos al misterio de tu persona, tan humana que nos escandaliza; tan divina que nos asombra. ¡Oh Mesías crucificado! Te damos gracias porque sobre tus hombros has llevado nuestras miserias, para darle un sentido a nuestra vida y a nuestra muerte. Ayúdanos para en la vida diaria lleguemos como el Centurión romano, a la confesión de tu divinidad. I
Introducción
El evangelio de San Marcos se ha venido a poner de moda, Los estudios en el último siglo lo han colocado en el puesto privilegiado que le corresponde. Ahora se valora la frescura y cercanía a la realidad de los hechos que narra. Puede sernos muy valioso al intentar acercarnos a descubrir el rostro de Jesús en su propio ambiente. Escrito hacia el año 64 d.C., probablemente en Roma y por alguien cercano a Pedro y Pablo en la tarea del anuncio del evangelio, sirvió de fuente y modelo a San Mateo y San Lucas. ¿Cómo es presentado Jesús en este evangelio? Por supuesto que todos los evangelios están centrados en la persona de Jesús. Pero San Marcos se plantea directamente y con insistencia la cuestión cristológica. 21
¿Quién dice la gente que soy yo?
¿QUIÉN ES ESTE JESÚS? Todo el evangelio es una interrogación de principio a fin. Por eso se le ha llamado también “evangelio de catecúmeno”, porque va desvelando progresivamente el misterio de Jesús a los cristianos que se preparaban a recibir el bautismo en la Iglesia primitiva. En esta primera experiencia de Iglesia era decisivo hacer una opción de adhesión a Cristo Jesús respondiendo a la cuestión fundamental: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (8,29). II
Los rasgos de Jesús en San Marcos
1. La persona es misterio Es muy difícil penetrar en la intimidad de una persona. Esto vale especialmente al tratar de la persona de Jesús. Sólo podemos acercarnos con reverencia y en actitud de adoración porque siempre quedará un espacio insondable e inabarcable. Esto San Marcos lo expresa en forma de una constante pregunta acerca de la identidad de Jesús: ¿Qué es esto? (1,27), ¿Por qué éste habla así? (2,7), ¿Quién es éste que hasta el viento y el mar obedecen? (4,41), ¿Quién dicen los hombres que soy yo? (8, 26-27), ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado tal autoridad? (11,27), ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? (14,61), ¿Eres tú el Rey de los judíos? (15,2). San Marcos nos quiere ir llevando como de la mano a descubrir el misterio de la persona de Jesús. Nos quiere implicar en el drama. Con sus preguntas nos cuestiona también a nosotros; con sus respuestas, nos invita a responder también a nosotros. El lector de este evangelio no puede ser un espectador ajeno al drama. O nos metemos en el evangelio, clavada como una cuña, en el momento más crítico está la pregunta fundamental: 22
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
¿Quién dice la gente que soy yo? –Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo? (8, 27-29). Una pregunta para hoy, una pregunta ineludible para todo aquel que diga ser cristiano. 2. El eterno caminante Llama la atención en Jesús su actitud itinerante, siempre en movimiento. Esta frase puede incluso ser como su programa: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, que voy a predicar también allí; para eso he salido” (1,38). Expresa la urgencia en la extensión del Reino. 3. Soledad y compañía El Jesús de Marcos siempre de camino, casi nunca se detiene para hablar tranquilamente con las personas (como en los largos discursos del Cristo de Mateo, o los extensos diálogos del Cristo joánico por ejemplo con Nicodemo con la Samaritana). En San Marcos, Jesús habla sólo con el Padre, y a solas: “De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración” (1,35). A solas, llevando la delantera a sus discípulos camina hacia Jerusalén, a enfrentarse con su destino definitivo (10,32). Asolas en Getsemaní (14, 3242), San Marcos anota la actitud de sus discípulos al momento del prendimiento: “Y abandonándole huyeron todos”. Todo culmina en el grito patético antes de expirar: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? (15,34). Esta soledad es la nuestra, la de todos los hombres, la de cada día. ¡Alegrémonos, alguien nos acompaña siempre en nuestras pequeñas soledades! Pero Jesús no es un solitario. Desde el primer momento busca la compañía de sus discípulos (1, 16ss): “… y 23
¿Quién dice la gente que soy yo?
llamó a los que él quiso; y vinieron donde Él. Instruyó a doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar…” (3, 13s). Estarán siempre con él, como su familia, como su equipo. Solamente en dos breves ocasiones se quedará solo. Por eso se ha dicho que Jesús es un hombre “con los demás hombres”. 4. Poder y debilidad Otro de los rasgos del Jesús de Marcos es su poder. Un poder que se manifiesta frecuentemente en su capacidad de curar. Los relatos de milagro ocupan en este evangelio el 31 por ciento del texto. De 666 versículos que tiene, 209 se refieren al os milagros. La pura extensión nos habla ya de la importancia que el evangelista le concede. Jesús se revela principalmente a través de sus hechos, de sus “obras poderosas”. Sus 17 milagros destacan el poder y la eficacia de la palabra de Jesús. ¡La pronuncia y se realiza al momento!. Sin embargo, el poder de Jesús tiene también sus límites: ¡los que le pone el hombre con su incredulidad!. En Nazaret no puede hacer milagros por la falta de fe de sus paisanos (6,1-6). Los milagros muestran su poder, pero también su debilidad. No es casualidad que de la mitad del evangelio para adelante se acaben los milagros: a partir de que anuncia su Pasión y Muerte ya solamente encontramos dos milagros (la curación de epiléptico 9, 14-29 y la curación del ciego de Jericó 10,46-52). ¡Jesús entra “desarmado” a su pasión!. Los sumos sacerdotes señalan la paradoja de Jesús cuando está en la cruz: “¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo!” (15,31s). 5. ¡Tan hombre que nos escandaliza! Al leer este evangelio tenemos la impresión de encon24
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
trarnos con el Jesús de cada día, con el hombre como nosotros. Esta es otra manera de presentarnos la realidad de la encarnación. ¡Jesús no se disfrazó de hombre! Marcos habla con crudeza de la humanidad de este ser divino. Se conmueve profundamente ante el sufrimiento (1,43), se irrita ante la hipocresía y le duele la ceguera del corazón humano (3,5), se asombra ante la incredulidad de sus paisanos (6,6), se indigna ante la estupidez y la insensibilidad (10,14), posee un conocimiento limitado, por ejemplo ignora acerca de lo que hablan sus discípulos y tiene que preguntarles (9, 16.33), se estremece ante la proximidad de la muerte (14,33), ignora el día del final de los tiempos (13,32) y al morir experimenta “el abandono de su Padre” (15,34). ¡Deveras que se hizo semejante a nosotros, menos en el pecado! ¡Cargó con nuestras miserias para redimirnos y elevarnos desde lo más bajo! 6. El Mesías crucificado La Pasión en San Marcos (cc. 14-15) es un relato frío, dramático, implacable, sin emoción y casi escandaloso. Dicen que parece como si lo hubiera escrito un enemigo. Los sentimientos de Jesús aparecen solamente en Getsemaní y en el grito de la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? Es impresionante el abatimiento del Señor. En San Marcos no hay sección del evangelio en que no esté presente la pasión. Desde el inicio la actividad de Jesús y su pasión están íntimamente relacionadas. Se destaca la figura del Mesías sufriente y doloroso. Ese Cristo sangrante y abatido, ese “Nazareno” de la religiosidad popular es bien el Cristo de la pasión de Marcos. Desde 8, 31 todo el evangelio apunta expresamente hacia Jerusalén, hacia la muerte del Señor. Tres veces 25
¿Quién dice la gente que soy yo?
se anuncia su muerte (8, 31; 9,30 y 10, 32). El relato de la pasión está lleno de citas de la Escritura o alusiones del Antiguo Testamento. La finalidad es ayudar a los primeros cristianos a explicarse el “escándalo de la cruz”: ¿Cómo un condenado crucificado puede ser el Mesías? Y para nosotros ¿Cómo la muerte, el dolor y el sufrimiento pueden tener un sentido salvífico? Jesús enfrenta solo (en soledad) su pasión y su muerte: Judas lo entrega, Pedro lo niega, todos huyen (14,15) y al final hasta “Dios lo abandona” (15,34). Aquí Jesús se hace solidario con todos aquellos hombres y mujeres que siguen muriendo y experimentando la muerte como soledad y abandono de todos y aparentemente hasta del mismo Dios. Jesús en su pasión es el Siervo sufriente de Is 53; la vive en silencio. No reacciona. Calla. El velo roto del templo (15,38) anticipa la destrucción de Jerusalén, el final del templo antiguo y la destrucción de todas las barreras del judaísmo que impedían el acceso a Dios. De ahora en adelante todos los hombres sin distinción se pueden acercar a Dios. También las demás religiones… pero, aunque tienen cosas muy buenas y santas, deben darse cuenta que el único camino hacia Dios es Cristo Jesús. Finalmente el Centurión romano (15,39), un pagano que reconoce la divinidad de Jesús. Prefigura la entrada de todos los paganos, de todos los “sin Dios”, a la fe cristiana. Un día todos los hombres nos reuniremos en un solo pueblo: ¡Cristo muerto y resucitado será el centro de unión de todos los hombres y pueblos! Con el título 26
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“Hijo del Hombre” el evangelista quiere expresar la situación kenótica, sufriente y dolorosa de Jesús, en su aspecto terreno pero también celestial. 7. Pero, “este hombre era Hijo de Dios” La humanidad pura de Jesús en este retrato que de Él hace Marcos, llama la atención del lector más superficial; sin embargo, sólo veríamos la mitad de su personalidad si no contemplásemos también a un ser de origen y dignidad sobrenatural. Para Marcos, Jesús es el “Deus absconditus”, el Dios escondido: detrás de una vida plenamente humana, se esconde la divinidad, que se hace visible, sin embargo, en la personalidad, enseñanza y obras de Jesús, para todos aquellos que tienen ojos para ver. Este aspecto nos lleva al título “Hijo de Dios”. En resumen, ¿Qué significa el hecho de que Jesús es el Hijo de Dios? Bueno, hay que decir que este título representa sin duda el elemento más fundamental de la cristología de Marcos. Aparece como la cumbre de la fe a la que Marcos quiere llevar a sus lectores. Se menciona en 5 lugares estratégicos del Evangelio: 1,1 “Comienzo del evangelio de Jesucristo, HIJO DE DIOS”. 3,11 “Y los espíritus inmundos al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: TU ERES EL HIJO DE DIOS”. 5,7 “Y gritó (el endemoniado de Gerasa) con gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, JESÚS, HIJO DE DIOS ALTÍSIMO?”. 14,61 “El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: ¿ERES TÚ EL CRISTO, EL HIJO DEL BENDITO? Y dijo Jesús: SÍ, YO SOY”. 15,39 “Al ver el centurión, que estaba frente a Él, que había expirado de esa manera, dijo: VERDADERAMEN27
¿Quién dice la gente que soy yo?
TE ESTE HOMBRE ERA HIJO DE DIOS”. Como se ve el título “Hijo de Dios” se va colocando en lugares claves del evangelio: al principio como el programa a desarrollar y al final en la solemne confesión del centurión pagano. ¡Hasta un pagano al ver morir a Jesús llegó a esta confesión: “Verdaderamente ESTE HOMBRE ERA UN SER DIVINO!”. Es la única vez que Jesús, a la pregunta del Sumo Sacerdote: “¿ERES TÚ EL CRISTO, EL HIJO DEL BENDITO?”, responde: “SÍ, YO SOY”. ¡SÍ, YO SOY…(es decir)… TENGO UN ORIGEN DIVINO! Estaríamos contra la realidad de los hechos si nos adelantáramos a darle a este título el sentido que siglos después le dio el dogma conciliar, es decir, entender la filiación divina EN SENTIDO METAFÍSICO. 8. Quince nombres para un misterio Así llegamos al final de nuestro intento de entresacar los rasgos más sobresalientes de Jesús en el evangelio de Marcos. Pero para ser más fieles a la intención del evangelista y no olvidarnos que era solamente un esbozo sumerjámonos nuevamente al misterio de Jesús, pero ahora desde otro ángulo: los quince nombres de Jesús que Marcos consigna en su evangelio. ¿Por qué tanto nombre? No pongo la cita para no sobrecargar el texto. En la lectura personal se pueden ir anotando. Los nombres son: JESÚS + JESÚS NAZARENO + EL HIJO DE MARIA + SANTO DE DIOS + HIJO DE DIOS + HIJO DEL HOMBRE + SEÑOR + CRISTO + MAESTRO + ELHIJO + RABBI + RABBOUNI + REY DE LOS JUDIOS + REY DE ISRAEL + HIJO DE DAVID. Lo primero que nos viene a la mente es aquel texto de San Pablo que habla de la sublimidad del Nombre de 28
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
Jesús. Sin duda que se refería al nombre del “Señor”. “Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos” (Filip. 2,9-10). Si el nombre indica la identidad de la persona, algo de su intimidad: ¡San Marcos necesitó 15 nombres para decirnos algo de Jesús! Es otra manera de indicarnos la riqueza de su personalidad insondable. ¡Acerquémonos con reverencia al misterio de Jesús! Cada época ha escrito bibliotecas sobre Jesús y apenas podemos decir algo sobre esta personalidad fascinante! En el misterio de Cristo se revela el misterio del hombre al hombre mismo, por eso decimos que Cristo es la plenitud de los tiempos. III
Del Evangelio a la vida
1. De las advocaciones de Cristo que conoces ¿Cuál se parece más al Cristo de San Marcos? 2. ¿Qué rostros de Cristo “vivo” hay en tu comunidad que puedan completar el Cristo de San Marcos? 3. ¿Quién es Cristo para ti? Comenta con tu grupo 4. Comenta la frase inicial del Evangelio: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (1,15).
.
29
¿Quién dice la gente que soy yo?
30
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“OS HA NACIDO HOY… UN SALVADOR, QUE ES EL CRISTO SEÑOR” (San Lucas) Oración Señor Jesús, Salvador, Profeta de las naciones y centro del tiempo y de la historia: abre nuestro corazón como lo hiciste con los discípulos de Emaús, para que comprendamos las Escrituras; para que conociéndote mejor, tengamos sentimientos de bondad y misericordia en el trato con nuestros hermanos. I
Introducción
San Lucas es el “Scriba mansuetudinis Christi”, el evangelista de la mansedumbre de Cristo. Autor de estilo elegante y delicado, especialmente al pintar la imagen de Jesús. Escrito fuera de Palestina entre los años 70 y 90, evangelio destinado a cristianos en su mayoría de origen no judío. Lucas propone como finalidad de su evangelio una mejor fundamentación de la fe ya recibida: “para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido” (1,4). Entonces Lucas no escribe para catequizar, supone ya un conocimiento básico y serio de la fe. Es el evangelio del doctor; es decir, el evangelio que se le da a quien desea una profundización histórico-salvífica de la persona de Jesús, en una visual más amplia. ¿QUIÉN ES JESÚS? Nuevamente esta es la pregunta a la que trata de responder el evangelista desde el principio, aunque lo hace de una manera distinta a la de San Marcos; Lucas 1-2 es un “Prólogo Cristológico”. En rea31
¿Quién dice la gente que soy yo?
lidad aquí está concentrado todo el evangelio. San Lucas ha construido esta parte para presentarnos desde el inicio todo el misterio de Jesús. A la pregunta: ¿QUIÉN ES JESÚS? Las respuestas van siendo dadas por los ángeles (Gabriel), algunos profetas inspirados (Isabel, Zacarías, Simeón), y por el mismo Jesús. Por eso en la lectura de estos dos primeros capítulos te invito a fijarte en los títulos o nombres que se le dan a Jesús. Puedes incluso hacer una lista. Entonces entenderás por qué “SU PADRE Y SU MADRE, ESTABAN MARAVILLADOS DE LAS COSAS QUE SE DECÍAN DE ÉL” (2,33). II
Los rasgos de Jesús en San Lucas
1. Jesús es el centro de la Historia San Lucas divide la historia de la salvación en tres periodos y en ella Cristo ocupa el centro: 1° El tiempo de Israel (Lc. 1, 4-3,20): “La ley y los profetas llegan hasta Juan” (16,16). Es decir, el Antiguo Testamento llega hasta Juan Bautista. Es el tiempo de la promesa. 2°El tiempo de Jesús es el centro de la historia (Lc. 3, 21-24, 53). San Lucas lo expresa en el mismo texto: “la ley y los profetas llegan hasta Juan. DESDE ENTONCES SE ANUNCIA LA BUENA NUEVA ACERCA DEL REINO DE DIOS” (16,16). “El profeta hablaba del Mesías: Hoy –añadió Jesús- se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír (Lc. 4,21), haciendo entender que el Mesías anunciado por el Profeta era precisamente Él, y que en Él comenzaba el “tiempo” tan deseado: había llegado el día de la salvación, la plenitud de los tiempos. Todos los jubileos se refieren a este tiempo” (TMA 11). 3° El tiempo de la Iglesia (Libro de los Hechos de los 32
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
Apóstoles). “Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada año, cada día y cada momento son abarcados por su Encarnación y Resurrección, para de este modo encontrarse de nuevo en “la plenitud de los tiempos” (TMA 10). “Todos los jubileos se refieren a este tiempo y aluden a la misión mesiánica de Cristo” (TMA 11). Jesucristo es la plenitud de los tiempos porque da sentido a la historia. Sin Él la historia seria un enigma. 2. Jesús es “El Señor” El título KYRIOS (“Señor”, “El Señor”) es el que con mayor frecuencia se atribuye a Jesús tanto ene l evangelio como en los Hechos de los Apóstoles. Solamente en el evangelio aparece 19 veces. Es cierto que en muchas ocasiones, “Señor” es simple fórmula de respeto y cortesía; y debiéramos escribirlo con minúscula (“señor”); pero en otros casos expresa la dignidad sublime de Jesús. Así ocurre cuando Isabel llama a María “la madre de mi Señor” (1,43), cuando el ángel anuncia a los pastores que les ha nacido “el Mesías, el Señor” (2,11), cuando Pedro se postra ante Jesús después de la pesca milagrosa (5,8), cuando los cristianos invocan a Jesús con este título (6,46). Pero un hecho significativo es el siguiente: “KYRIOS” es el término que utilizaron los traductores griegos de la Biblia para reproducir el nombre divino, YAHVE. Decir que Jesús es “el Señor” equivale a expresar su carácter divino. El “Señorío” de Dios en el Antiguo Testamento se implica ahora a Jesús resucitado. La gloria pascual irradia en su vida terrena (2,11; 1,43; 1,38;7,13.19). Finalmente, hay textos extrabíblicos referentes al culto a los emperadores romanos donde el término “señor” 33
¿Quién dice la gente que soy yo?
podría usarse en paralelo con el de “dios”. A la Iglesia perseguida por ejemplo de decidir y confesar quién era el verdadero “Señor”: el César o Jesús. 3. Jesús es “El Profeta” La designación de Jesús como “Profeta” es característica de San Lucas. Algunos círculos judíos del tiempo de Jesús compartían la creencia de que el Mesías sería un profeta. Dos veces deja claro que Jesús se concibe a sí mismo como un profeta (4,24;13,32-34), el pueblo también lo llama profeta (7,16; 9,8.19), lo mismo los discípulos de Emaús (24,19): “… Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo”. Estas palabras nos recuerdan especialmente a Moisés. Un texto clave es Lc. 7, 11-50 donde Jesús es aclamado como profeta en la resurrección del hijo de la viuda de Naim. Aquí se le compara con Elías y Eliseo (1 Re 17, 17-24; 2 Re 4, 29-37), pero Jesús queda muy por encima de ellos. En el pasaje de las Bienaventuranzas (6,20-26) Jesús asume la misión profética a la manera de los antiguos profetas y se presenta como el auténtico portavoz de la voluntad divina, al grado de que algunos lo identifican con “alguno de los antiguos profetas” (9,8) que ha resucitado. Asimismo, Jesús interpreta si muerte como la muerte de un profeta: “porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén” (13,33). En su pasión los soldados se burlan de él diciendo: “adivina, profeta, ¿quién te ha pegado?” (22,64). ¿Qué significa el hecho de que Jesús sea presentado como “el profeta” de Dios? El profeta es el mensajero, el heraldo de Dios. Jesús como profeta es entonces el 34
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
portavoz de Dios y transmite sus palabras con autoridad. ¿Algún fundador de religión puede decir algo semejante? “Jesucristo” no se limita a hablar “en nombre de Dios” como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la búsqueda de Dios por parte del hombre. El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo (TMA 6). En el tardío judaísmo se pensaba que los profetas se habían terminado, pero se tenía la esperanza de que surgiera un profeta fidedigno (1 Mac 41,41). Por eso al llegar Jesús se le considera como el profeta escatológico por medio del cual Dios derrama definitivamente su Espíritu “en los últimos días” (Hech. 2, 17.33), poniendo en marcha una nueva etapa de la historia de la salvación: “Dios… viene en persona a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo” (TMA 6). Profeta escatológico significa, pues un profeta que pretende anunciar un mensaje definitivo, válido para toda la historia. Jesús manifiesta que su mensaje tiene carácter universal cuando pone en íntima relación la decisión del hombre frente a él y su destino definitivo (12,8-9; 7,18-22; 11,20). 4. Jesús es “El Salvador” Todos los títulos dados a Jesús tienen en realidad la finalidad de explicar su tarea principal como “Salvador” “Soter” (salvador) es otro de los títulos más característicos de San Lucas. •
¿En qué partes del evangelio aparece el título “salvador”? Desde su entrada en la historia huma35
¿Quién dice la gente que soy yo?
•
•
na el ángel dice a los pastores: “… os ha nacido hoy un SALVADOR…” (2,11). Este es un texto clave que podríamos llamar programático: Jesús viene a salvar. Sin duda que Lucas ha conocido el título que ya venía desde antes, pues lo encontramos en la carta de los Filipenses aplicado ya a Jesús: “nosotros en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos como SALVADOR al Señor Jesucristo” (3,20). Durante su ministerio público aparece poco el título, pero podemos encontrarlo en momentos claves como en el encuentro de Jesús con Zaqueo (Lc. 19, 9-10). Se trata de un pecador al que se le ofrece la salvación: “hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste es descendiente de Abraham. ¡El estaba perdido!. En general, San Lucas muestra interés por presentar a Jesús como el rescatador liberador de su pueblo, de los poderes demoniacos como la enfermedad, el pecado y la muerte. ¿Qué sentido tiene llamar a Jesús “Salvador”?
En los primeros años del cristianismo se designó a Jesús comúnmente como el Salvador. En el Antiguo Testamento se dice “moshia” (salvador) y se aplica a individuos suscitados por Dios para salvar a su pueblo (Jue 3,9.15) y al mismo Dios como liberador (I Sam 10,19; Is 45,15.21). En San Lucas se hace referencia entonces alas promesas salvíficas del Antiguo Testamento: “del linaje de éste (David), según su promesa, suscitó Dios para Israel, un salvador, Jesús” (Hech 13,23). “Salvar” significa para San Lucas curar de una enfermedad, liberar de todo lo que amenaza la vida (Lc 6.9; 36
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
8,36.48; 17,19; 18,42), incluso de la misma muerte (8.50). La salvación abarca la totalidad del hombre, no solamente la salvación física. Ala pecadora Jesús le dice: “tu fe te ha salvado” (7,50). Salvar es también recibir el perdón de los pecados. En el caso de los 10 leprosos (17, 11-19), salvar es reintegrar al hombre a la sociedad que lo había excluido, es recatarle su dignidad perdida. La salvación está ya abierta a todos, los judíos y paganos (observar que el único agradecido fue un samaritano hoy diríamos “un descreído”), y se obtiene únicamente por la fe en Jesús. En conclusión, la salvación ofrecida por Jesús abarca la totalidad del hombre y su destino. “Salvar” aplicado a Jesús significa que él ha venido a restablecer la relación original que había del hombre para con Dios. Liberarlo de su pecado, de la condenación eterna. Con Jesús llega la esperanza para todo lo que estaba perdido. Finalmente, se trata de una salvación que el hombre no puede alcanzar en ninguna otra persona, sistema político o económico, ideología, etc.; sino solamente en Jesús “en ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos” (Hech. 4,12). 5. El Jesús de la misericordia En el capítulo XV Jesús reúne las parábolas de la misericordia. Es este un tema central en el Evangelio. El Reino de Dios se acerca con gesto inicial de amnistía total para todos los hombres. Un juicio de misericordia y perdón ofrecido a todos los perdidos, que resulta escándalo para los buenos. Dios se ha acordado de los hombres, ha visto su miseria, su hambre y su abandono y se ha puesto en acción para salvarlos.
37
¿Quién dice la gente que soy yo? •
Jesús y los pobres. El Jesús de San Lucas se compadece de los pobres y necesitados: José y María son pobres (2,24), María canta la pobreza y la humildad (1,52), los ángeles se dirigen a los pobres (2,8), Jesús mismo en su vida y en sus actitudes es pobre (9,58), y predica a los pobres de modo preferencial. Los apóstoles lo dejan todo y se hacen pobres en el seguimiento de Jesús (5,11; 18,22).
•
Jesús y los pecadores. Jesús aparece como el amigo de publicanos y pecadores (7,34), es el Salvador que libera de Satanás a los hombres atormentados en su cuerpo. Es el amigo de pecadores sin ser su cómplice porque son los que más necesitan de médico (15; 19,1-10; 23,40-43), y sobre todo porque en ellos muestra su perdón.
•
Jesús y la mujer. El Jesús de San Lucas siente una gran predilección por la mujer ordinariamente despreciada entonces como ahora (María, Isabel, Ana, María, Magdalena, Marta y María, etc.).
Hay otros dos aspectos en que les recomendamos fijarse al leer este Evangelio: la oración de Jesús es muy característica de San Lucas así como su relación con el Espíritu, por eso ha sido llamado el evangelio del Espíritu.
38
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
III
Del Evangelio de la vida
1. ¿Qué rasgo de Jesús te gustó más en San Lucas? ¿Por qué? 2. En grupo lee Lc. 4, 16-30 y comenta: ¿Para quiénes viene especialmente Jesús? ¿Cómo hacérselos saber? 3. ¿En concreto cómo podemos ser hoy profetas a la manera de Jesús? ¿Qué situaciones del mundo exigen ser denunciadas? 4. ¿Cuáles son las obras de misericordia y cómo vivirlas en la comunidad?
39
¿Quién dice la gente que soy yo?
40
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
“… HEMOS CONTEMPLADO SU GLORIA” (San Juan) Oración Señor Jesús, Verbo eterno del Padre y revelación de su gloria: te damos gracias porque has puesto tu tienda entre nosotros, porque has asumido nuestra misma naturaleza humana para redimirla. Gracias porque nos amaste hasta el extremo y desde la cruz nos dejaste a María como Madre. I
Introducción
El evangelio de San Juan tiene pocos pasajes en común con los tres anteriores que han formado un conjunto al que llamamos “evangelios sinópticos”. En realidad San Juan nos ofrece una figura y una teología muy distinta de Jesús. Tradicionalmente se ha considerado el cuarto evangelio como “el Evangelio místico”, simbolizado por un águila, ya que desde sus primera palabras emprende su vuelo a las alturas del Verbo. Un testimonio antiguo dice que “Juan, viendo que las cosas corporales habían sido ya expuestas, a instancia de sus discípulos y por divina inspiración del Espíritu, hizo un evangelio espiritual”. Se escribió entre los años 90-100 de nuestra era. Ha sido también llamado el “evangelio del presbítero”, del cristiano maduro, del cristiano que ya ha meditado mucho en la obra de Jesús y es capaz de resumirla en unas cuantas palabras llenas de simbolismo. Un evangelio nacido del asombro y de la contemplación y desti41
¿Quién dice la gente que soy yo?
nado para fijar la mirada de los creyentes en la persona divina de Jesús y en la irradiación divina de sus gestos concretos. “¿QUIÉN ERES TU?” (8,25): esta es la pregunta que está en el centro también de este evangelio. Pregunta que se formula de una o de otra manera: “¿Vas a ser tú más que nuestro padre Jacob?” (4,12); “Si tú eres el Mesías, dínoslo” (10,24); “¿Eres tú el rey de los judíos?” (18,33); “¿De dónde vienes tú?” (19,9). Otras veces se emite en forma de juicio sobre su persona: “nosotros sabemos que ese hombre es un pecador” (9,24); los hombres no pueden negar que su palabra los deja desconcertados: “como habla este hombre no ha hablado hombre alguno” (7,46). Hay que esperar entonces que a lo largo del evangelio se vayan dando las respuestas hasta llegar al objetivo que expresamente se propone el evangelista: “Estas (señales) han sido escritas para que creyendo tengáis vida en su nombre”. La única finalidad es suscitar la fe en el corazón de los creyentes. Esa es también la única intención de nuestro estudio sobre la persona de Jesús en San Juan. II
Los rasgos de Jesús en San Juan
1. Verbo Este es uno de los títulos más característicos con que San Juan define a Jesús: “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (1,1). El griego “Logos” pasa al latín “Verbum” que en nuestra lengua traducimos por “La Palabra” o “El Verbo”, referido a Jesucristo. ¿Por qué el evangelista ha escogido este nombre de Jesús no utilizó jamás? Se 42
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
trataba de decir lo que Jesús no había dicho, de superar la visión limitada en que lo había colocado si condición de hombre y de resaltar un aspecto que podía haber quedado como velado en los otros evangelios. San Juan quiere responder a la pregunta sobre el origen de Jesús, planteada en boca de Pilatos: “¿De dónde eres tú?” (19,9). Habla entonces de su preexistencia eterna junto al Padre: “En el principio existía la Palabra… y estaba con Dios… y era Dios”. El término “Logos” aplicado a Jesús lo presenta como un ser sobrenatural que reúne en sí las características que los judíos atribuían a la Ley y a la Sabiduría (Prov. 8,22-31; Sir 24, 1-22 y Eclo. 24, 22-27). Cristo es la Sabiduría y la verdadera Palabra de Dios que existe desde la eternidad. 2. “Y el Verbo se hizo carne…” El versículo 14 del capítulo primero expresa de manera breve pero muy profunda el misterio de la ENCARNACIÓN: “Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros y hemos contemplado su gloria”. Esto significa que la humanidad de Jesús es el único lugar en donde el Dios invisible se revela en su verdad contra los que afirmaban que la encarnación del Verbo había sido solo aparente (los docetistas), San Juan deja en claro que para llegar a Dios no hay más camino que la carne del Verbo. ¡Jesús no se disfraza de hombre!. En cuarto evangelio es el que aplica a Jesús con mayor insistencia la palabra “hombre” (“anthropos”). Tiene también sus detalles muy humanos: cansado se sienta en el brocal del pozo y pide de beber a una mujer desconocida (4,6), llora por su amigo Lázaro (11, 33.35), acude a las bodas (2,15), se enfada y derriba las masas de los vendedores del templo (2,15). La prueba de que la humanidad del Verbo es ciertamente la nuestra y no un 43
¿Quién dice la gente que soy yo?
vestido pasajero, es que es precisamente en esa humanidad en la que los hombres han “contemplado su gloria” (1,14). 3. Jesús y el Padre El núcleo de la cristología en San Juan lo constituye la afirmación repetida de que el Padre ha enviado al Hijo. Podríamos hacer un interrogatorio a Jesús, y él no tendría más que una sola respuesta: ¿de dónde vienes? Del Padre. ¿A dónde vas? Al Padre. ¿Qué haces? La voluntad del Padre. ¿Qué dices? Lo que he oído al Padre. Estas preguntas nos introducen en el corazón del misterio de Dios. Jesús totalmente libre, perfectamente El mismo, pero también es totalmente relación con el Padre. Otro dato en el mismo sentido es que en este evangelio encontramos un vocabulario que abunda en los términos de revelación: testimoniar, manifestar, manifestarse, mostrar, interpretar, hacer conocer, enseñar, proclamar, anunciar, revelar, etc.; teniendo siempre como fuente “el Padre”. Jesús “habla del Padre” y se dirige al Padre de una manera simple, espontánea y familiar: ¡ABBA! La misma palabra del niño palestino que en su primer balbuceo se dirige a su papá. Así aparece también en los otros evangelios. “Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas” (11, 41-42). Pero sobre todo “Jesús revela al Padre”. En Él se realiza la total revelación de Dios. Encontramos expresiones como esta: “El que ha visto a mí, ha visto al Padre” (14,9).
44
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
4. Las fórmulas de revelación “YO SOY” Nosotros usamos la frase “Yo soy” como una fórmula de identificación. Si alguien pregunta: ¿quién es?, respondemos: “soy yo”. En San Juan es una fórmula de revelación para indicar la condición divina de Jesús. Es una alusión al nombre divino como fue revelado a Moisés en el episodio de la zarza ardiente: “Y Dios dijo a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”. Así responderás a los hijos de Israel: YO SOY me manda a vosotros” (Ex. 3,14). Hay cuatro pasajes en que claramente Jesús usa la expresión y alude al nombre divino (8, 24.28 y 13, 19). En 18,5 Jesús responde a quienes lo van a arrestar “YO SOY”. En cuanto les dijo: “YO SOY”, comenzaron a retroceder y cayeron a tierra”. El hecho de que hayan caído a tierra da a entender que Jesús se presenta como un ser divino. La expresión “Yo Soy” indica entonces la divinidad de Jesús. Jesús se identifica o se asemeja al que habló en la revelación del Horeb. En otros casos la expresión “Yo soy” es completada con una atribución: “Yo Soy” el Mesías (4,26); el pan de vida (6,35.48); la luz del mundo (8, 12; 9,5); la puerta de las ovejas (10, 7.9); el buen pastor (10, 11.14); la resurrección y la vida (11,25); el camino, la verdad y la vida (14,6); la verdadera vid (15,1). En todos estos pasajes hay una identidad entre Jesús y una realidad misteriosa, una imagen que se realiza a nivel divino y según una verdad superior a las realidades terrenas. Apuntan entonces también hacia su divinidad. Los “Yo Soy” joánicos concentran en la persona de Jesús todas las promesas divinas, todas las esperanzas mesiánicas, y sobre todo “la vida”. Pero hay que estar muy atentos para no confundir el sentido de la expre45
¿Quién dice la gente que soy yo?
sión. Los “Yo Soy” no dicen “Yo soy Yavé”. Eso sería poner otro Dos frente al Dios único. El sentido que le da Jesús es el siguiente: “YO SOY Y ACTUO DE LA MISMA MANERA CON QUE DIOS ES Y ACTUA”. Se respeta siempre la diferencia entre el “Yo Soy” absoluto de Dios y los “Yo Soy” de Jesús. El habla como Dios, da como Dios, pero habla porque ha sido enviado, da porque ha sido dado. Queda asegurada la distinción entre el que da y el que es dado. Lo vemos claro en la expresión: “entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi cuenta” (8,28). ¡Misterio insondable, la relación entre el Padre y el Hijo!. 5. El Padre, el Hijo y nosotros La relación tan insistente entre Padre e Hijo se prolonga en la mayoría de los casos en la relación Hijo-Hombre. En muchos textos se puede encontrar esta relación: “COMO EL PADRE… EL HIJO. COMO EL HIJO… LOS HOMBRES” (5,21; 6,57; 8,28; 10,14S; 12,50; etc.). Todo lo que es Jesús, lo recibe del Padre, y todo lo que recibe, lo recibe para darlo. El círculo de amor del Padre y del Hijo se ensancha en los discípulos. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también deberéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (13,14-15). 6. Jesús en su pasión (La majestad y soberanía del Rey que camina hacia su entronización). La pasión es la hora en que todo se hace visible, la revelación se cumple, las cuestiones planteadas sobre Jesús encuentran su respuesta. En la lectura de la pasión según San Juan podemos fijarnos en estos aspectos: 46
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
1. esús va libremente a su pasión. De principio a fin es Él quien toma la iniciativa y dirige los acontecimientos 2.Aparece la majestad y soberanía de un rey que camina hacia su entronización. El Rey glorificado se sienta sobre su trono. La palabra “Rey” aparece 12 veces en la escena ante Pilatos. La soberanía de Jesús es total. 3.Para San Juan la misma pasión es ya entronización, exaltación del Señor, don del Espíritu. La cruz ha llegado a ser el lugar donde “todo ha sido cumplido” (19,30). El “Señor de la Ascensión” de la religiosidad popular (un Cristo crucificado) es muy bien la figura del Cristo joánico. ¡A LA GLORIA POR LA CRUZ!. III
Del evangelio a la vida
1.¿Por qué al evangelista San Juan se le representa junto a un águila? 2. Busca en el evangelio siete autopresentaciones de Jesús cuando dice: “YO SOY…” (pan, luz, pastor, puerta, resurrección y vida, camino, verdad y vida y vid) 3. ¿Cómo aparece Jesús en su pasión? ¿Cuál es el significado para nuestra vida? 4. Comenta en grupo el texto de Jn. 13,34-35.
47
¿Quién dice la gente que soy yo?
48
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos
ENTRONIZACIÓN DEL CRUCIFIJO EN LOS HOGARES INICIO Luego de haber saludado a la familia y cuando ya todos sus miembros están presentes se inicia con el canto: ¡Que viva mi Cristo! ¡Que viva mi Rey! Que impere doquiera Triunfante su Ley Que impere doquiera Triunfante su Ley ¡Viva Cristo Rey!, ¡viva Cristo Rey! PROPÓSITO DE LA VISITA Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Venimos a decirles con sencillez: No tengan miedo a abrir su corazón a Cristo. El es la razón de nuestra vida. Cristo debe ocupar el lugar de honor en esta casa. Cristo debe ser entronizado en el corazón de cada uno de nosotros. ORACIÓN Oh Jesús, que has querido redimirnos del pecado y ser el Señor de nuestras vidas por tu muerte y resurrección, míranos aquí reunidos para ENTRONIZARTE SOLEMNEMENTE en esta casa y en nuestros corazones, haz que tu presencia divina se difunda como suave olor y seamos cada día cristianos más comprometidos en tu 49
¿Quién dice la gente que soy yo?
Iglesia y en el mundo. Amén. LECTURA BÍBLICA (Evangelio de San Juan 3, 14-16) “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea, tenga por Él, vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no perezca, sino que tenga vida eterna”. REFLEXIÓN (10 minutos) • “Donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estaré Yo en medio de ellos”. • Nosotros somos cristianos, seguidores de Jesús: Jesús es “nuestro Señor”, “nuestro Dios”, “nuestro Salvador”. • Jesús nos habla hoy por medio de su Iglesia y nos salva por los Sacramentos. • La Virgen María nos lleva a Jesús. Como en las bodas de Caná nos sigue diciendo hoy “Hagan lo que Él les diga”. ENTRONIZACIÓN (aclamación y colocación del Crucifijo) Vamos ahora a colocar la imagen del Crucificado en este lugar de honor de la casa que ustedes han preparado. Comencemos recordando en forma de aclamación las bendiciones que de Él hemos recibido. •
Gracias Señor, porque por tu santa Encarnación nos elevaste a la vida divina. Todos: Te damos gracias Señor. • Gracias Señor, por el anuncio de tu Palabra que es luz para nuestras vidas. Todos: Te damos gracias Señor. 50
Cristo a través de los Evangelios Sinópticos •
Gracias Señor, porque con el envío del Espíritu Santo sigues santificando a tu Iglesia. Todos: Te damos gracias Señor. • Gracias Señor, porque desde la cruz nos diste a María como Madre nuestra. Todos: Te damos gracias Señor. Al colocar el Crucifijo se dice: “Ponemos este Crucifijo aquí en este lugar de honor. Familia: (se dice el apellido del papá y de la mamá… o los nombres). En el nombre de la Iglesia los exhortamos: Abran su corazón a Cristo que les dice: “Hoy quiero hospedarme en tu casa” (Lc. 19, 5). Que el Espíritu Santo los llene con sus dones y los ayude a ser buenos cristianos. Así sea”. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO “Mírame, ¡Oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante tu divina presencia: te ruego con el mayor fervor imprimas en mí, vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad; verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte: mientras que yo con todo el amor y la compasión de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de ti, ¡Oh Dios mío! El santo profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos”. ¡ADOREMOS A CRISTO! Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía, en cada templo y en cada Sagrario de la ciudad; está realmente presente en mi prójimo, en especial en el más pobre; está realmente presente en la Palabra que a diario la Iglesia proclama. 51
¿Quién dice la gente que soy yo?
Acerquémonos y demos un beso al Crucifijo real, en su persona, en su vida y en sus enseñanzas. Al Cristo que queremos tener como el Señor de nuestras vidas, de nuestra familia y de nuestra casa (los presentes pasan a besar la imagen del crucifijo mientras se entona el canto del principio). ¡Que viva mi Cristo! ¡Que viva mi Rey! Que impere doquiera Triunfante su Ley Que impere doquiera Triunfante su Ley ¡Viva Cristo Rey!, ¡viva Cristo Rey! DESPEDIDA Hemos terminado nuestra visita. Muchas gracias a la Familia: Terminemos también en el nombre del Señor diciendo: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
52
Cristo a trav茅s de los Evangelios Sin贸pticos
53
¿Quién dice la gente que soy yo?
54
Cristo a trav茅s de los Evangelios Sin贸pticos
55
¿Quién dice la gente que soy yo?
56