SAN JUAN BOSCO
CONCURSO LITERARIO 2013
LA AVENTURA DE ESCRIBIR
Un año más se ha convocado el Concurso literario con motivo de la festividad de San Juan Bosco, y un año más han sido numerosos los alumnos que con sus relatos y poemas nos han permitido vislumbrar inquietudes, formas de ver, de sentir y entender la vida. A menudo nos sorprenden estos jóvenes creadores que se lanzan a la aventura de escribir. Y siempre hay algún talento que se deja entrever a través de una escritura todavía imperfecta -es cierto- pero en la que puede adivinarse ese algo especial y sugerente… capaz de suscitar emociones, de mover la imaginación. Este curso hemos querido compartir con vosotros, padres, alumnos y profesores, algunos de esos textos. Se recogen aquí los primeros premios de cada modalidad y categoría, pero -justo es decirlo- no están todos los mejores. Hay muy buenos relatos, buenas poesías entre las Menciones de Honor que, por razones de espacio, no hemos podido recoger aquí y que merecen nuestro reconocimiento. Os animamos, pues, a leer estas páginas, a disfrutar con su lectura y, sobre todo, os animamos a asomaros al mundo interior de nuestros jovencísimos creadores, nuestros alumnos que son vuestros hijos. ¡Enhorabuena a todos los que un día osaron enfrentarse cara a cara con la escritura, consigo mismos, y dejaron que fluyera su yo en una hoja de papel…!
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1er CICLO
1er Premio de relato en castellano: Carmen Molina Martínez, Ángel (2º C) 1er Premio de poesía en castellano: Alberto Conejos Alfaro, Valencia (2º C) 1er Premio de poesía en inglés: Diego Vicente Villagrasa, The city (1º C) Mención de honor: Asier Fuertes Collado (1º A) Leticia Tanera (1º C) Lorena Manzano Piqueras (1º C) Sandra Bullón Cuadrado (1º C)
2º CICLO ESO 1er Premio de relato en castellano: Julia Olivares, Un hombre sin suerte (4º B) Mención de honor: Kristine Khachatryan (4º A) 1er Premio de poesía en castellano: Andriana Ivashkiv, Parajes deshabitados (3º B) Mención de honor: Mª Dolores Berral Marín (4º B) Évelin Vargas Véliz (4º B) Irslan Lahcene Leal (4º A) 1er Premio de relato en valenciano: Isabel Martín, Gracies a tots, (3º B) 1er Premio de poesía en valenciano: Évelin Vargas, L’home del meu cor (4ºB) Mención de honor: Irslan Lahcene Leal (4º A) 1er Premio de poesía en inglés: Alba González, The little Irish man (3º A) Mención de honor: Andriana Ivashkiv (3º B) Isrlan Lahcene Leal (4º A)
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BACHILLERATO 1er Premio de relato en castellano: Nuria Ricart, Un principio muy dulce (2º B) Mención de honor: Tamara Suarez (1º A) Lucas Sanz (1º B) 1er Premio de poesía en castellano: DESIERTO Mención de honor: Ernesto Pedrazas (1º A) 1er Premio de relato en valenciano: Lucas Sanz, L’últim globus (1º B) 1er Premio de poesía en valenciano: Ernesto Pedrazas, Un somni fet realitat (1º A) 1er Premio de poesía en inglés: Ernesto Pedrazas, Contemplating your beauty (1º A)
Nuria Ricart Torreño ( 2º Bachillerato) 1er Premio de dibujo
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ANGEL Carmen Molina Martínez (2º ESO) Un fuerte temblor sacudió el suelo y me hizo caer con fuerza de la cama. Asustada,
me levanté
tan
aprisa como pude. Fue entonces, al asomarme a la ventana, cuando dirigí la mirada a una gran columna de humo. En una fracción de segundo pude contemplar uno de los peores desastres
que
ha
pasaban a toda velocidad por mi calle,
conocido. Pude ver con mis propios
dirigiéndose al lugar del atentado. A éstos se
ojos como un avión chocaba contra las
sumaron el mismísimo ejército y miles de
Torres Gemelas y las derribaba, como
voluntarios más, dispuestos a ayudar.
si de un frágil árbol se tratase. La
Cuando la policía fue incapaz de continuar
ciudad
atrincherando a la gente en su casa, una
de
este
planeta
Cientos de camiones de bomberos
Nueva
York
se
convulsionaba entera de dolor. De
pronto,
estampida de personas inundó las calles
miles
de
neoyorquinas.
sirenas sonaban en la calle, y, como si
Nosotras
avanzábamos
del propio fin del mundo se tratase,
lentamente entre una multitud cada vez mas
una
nos
alterada y desesperada. A pesar de agarrar
a
con todas mis fuerzas la mano de mi madre,
abandonar las calles y a no salir de
ésta se soltó en un instante de confusión. En
nuestras viviendas. Durante dos largas
cuestión de segundos me encontré sola y
e interminables horas sin dejar de
perdida en medio de todo aquel alboroto.
mirar por la ventana, mi madre
Una niña pequeña e indefensa entre miles
intentaba comunicar con mi padre sin
de personas que no paraban de gritar y
éxito. -"¡Maldita sea! Las líneas deben
empujar llamando a los suyos. Y en un
de
intento fallido de huir de aquel infierno, caí
profunda
obligaba
estar
a
los
voz
interior
neoyorquinos
colapsadas."-
continuamente entre lágrimas.
Repetía
al
suelo
inconsciente.
De
las
horas
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siguientes tan sólo recuerdo una voz. Una
descripción. Aun así, hizo todo lo posible por
voz que me gritaba intentando reanimarme.
ayudarme.
“¡Vuelve,
cariño,
vuelve!”
-Repetía
Estuvimos una hora, caminando
lejanamente en mi cabeza.- “¡No dejaré que
sin rumbo, en busca de algún policía que nos
te vayas! ¡Respóndeme, no cierres los ojos!”
pudiese ayudar. Las calles estaban vacías.
-Insistía una y otra vez- “¡Sé fuerte!
La gente se había concentrado alrededor de
¡Quédate con nosotros!”- Esa voz angelical
los escombros producidos por el atentado.
me tomo en brazos y me llevó consigo,
Unos buscaban a su familia desaparecida,
salvándome de morir aplastada en medio de
otros ayudaban en lo que podían... Todos parecían haber llegado a un acuerdo y
aquella desolación.
trabajaban afanosamente para buscar a
Poco a poco fui recuperando la
seres con vida.
consciencia. Cuando conseguí abrir los ojos me asusté al observar que una extraña se
Tardamos
bastante
tiempo
en
atravesar la multitud y llegar al policía más
encontraba a mi lado. Ese misterioso
cercano. Tuvimos que gritarle para llamar su
personaje, aún desconocido para mí, me
atención
miraba fijamente y sonreía, en medio de
nuestra situación. Él me subió sobre sus
una expresión de alivio y triunfo. Al
hombros y se dispuso a salir de allí. Cuando
recuperar completamente la visión, pude
salimos de entre la gente me bajó y nos pidió
observarla mejor. Era una chica joven. Su
que le siguiésemos. Entramos en una furgoneta.
largo cabello castaño hacia resaltar sus
En el exterior, se encontraba escrita con
grandes ojos azules, que brillaban como si de dos diamantes se tratasen. Estaba eufórica por mi recuperación y me hizo unas cuantas preguntas relativas a mi
y
conseguimos
hacerle
entender
inmensas letras azules la palabra "POLICE". En su interior,
cinco agentes
con unos
ordenadores tecleaban muy deprisa y hablaban con el manos libres. Cuando uno de ellos colgó el teléfono nos atendió. Introdujo los nombres
familia. Tras informarle de mi situación se
de mis padres en una especie de base de datos y,
comprometió personalmente a ayudarme a
como por arte de magia, éstos aparecieron en la
buscar a mis padres. Yo era muy pequeña, y
pantalla:
con
cumplidos,
teléfono…. El agente se dispuso a llamar a mi
desconocía mi teléfono y mi dirección. Lo
madre para informarle de mi situación. Marcó
único que pude facilitarle fueron los
el teléfono, y tras unos interminables segundos,
cuatro
años
recién
nombre,
dirección,
trabajo,
nombres de mis padres y una pobre
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su voz sonó desde el otro lado del aparato. ¡Su
curiosidad
y
disimuladamente
me
fui
hija había aparecido!
acercando poco a poco para poder verla mejor. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sus
Media hora más tarde pude divisar, al fondo de la calle, las figuras de mis padres corriendo. Le di un abrazo a mi ángel, que así me gusta llamarle después de todo lo que hizo por mí, y salí a su encuentro. Mi madre lloraba, sus lágrimas bajaban por sus sonrosadas mejillas y caían al suelo. Mi padre me cogió en brazos y me estrechó entre ellos con fuerza. Y durante un largo rato, estuvimos los tres abrazados, sin soltarnos.- "No volveré a separarme de tu lado nunca"-. Repetía mi madre una y otra vez. Fue al darme la vuelta cuando me di cuenta de la ausencia de mi ángel, no estaba por ningún lado. Volvimos a casa los tres juntos, sin poder explicarnos qué había sido de ella.
grandes ojos diamantinos y su largo cabello castaño eran inconfundibles. Era ella con su uniforme
de
sobresaltarse
emergencias.
cuando,
Debió
obedeciendo
un
instinto oculto por el tiempo, me eché en sus brazos, la apreté contra mí y, ahogando la emoción le dije. - ¡Gracias!- En seguida mi abrazo fue correspondido, y una sensación increíble de paz inundó todo mi cuerpo. Cuando
nos
separamos
nos
quedamos
mirando unos instantes, sin decirnos nada. Aparecieron mis amigos y nos separamos de ella. Me llevaban como volando, pues yo no era consciente de estar andando. Empecé a revivir aquel episodio de agonía y aquella lucha por volver a respirar, y cómo lo conseguí gracias a ella. Entonces alguien me
transcurrido
preguntó- “¿quién era?”- Yo respondí lo
felizmente, y, poco a poco, he ido olvidando
único que sabía y que podía responder: -“Es
aquel día. Ahora tengo dieciséis años y me
mi Ángel.”
Mi
vida
ha
queda poco para acabar mis estudios con éxito. Sin embargo, hace un año ocurrió algo inesperado. Estaba en Central Park tomando un helado con mis amigos. De pronto, noté como una misteriosa mujer cuyo aspecto me resultaba familiar me observaba. Sentí
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Valencia, llena de alegría, Con toda su simpatía, Demuestra que es una capital Digna de su ciudad.
VALENCIA
Alberto Conejos Alfaro (2º ESO) Valencia siempre estará, Con nosotros para toda la eternidad, El zumo de naranja Tan bueno está, A todos les encantará. A los extranjeros les gustará, Nuestra ciudad y nunca Más la podrán olvidar. A los que vienen y a los que van, El espíritu valenciano Nunca les cambiará. El himno de Valencia, En nuestros corazones está, Sin poder olvidar La gran lealtad. Valencia, grande por las fallas, Los que no vienen en Marzo, En Pascuas no fallan. Oh Valencia, Mi Valencia, Eres lo ideal, Para poder disfrutar. Muchos quisieran tenerte, Otros solo aprovecharte, Pero yo solo te quiero Por cómo eres.
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THE CITY
Diego Vicente Villagrasa (1Âş ESO) There is a place where the noise is constant, From the people who work or visit, day or night, no matter the time
During the day life is continuos. The people walking or running down all sides And also the vehicles that run through the streets.
At night, the city sleeps But even so people come from elsewhere To visit this great place I’m talking about the city where we can enjoy The history of places of leisure.
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GRACIES A TOTS Isabel Martín (3º ESO) No pot ser tan difícil, Com és possible?
Ash quan em veu. -Eh, estic en això,
Estic assentada en el meu escriptori, pensant
prova tu a inventar una història de tres
en la meua història per a classe i en el meu
pàgines com a mínim, no és tan fàcil com
cap no hi ha idees, només un buit. De sobte
pareix,
tornen a mi eixos maldits acords de guitarra,
Necessite idees. En tens alguna?
has
d'estar
inspirat
-proteste.-
eixe sol de bateria, eixa lletra de la meua cançó favorita? Per què és tan difícil concentrar-se en l'escriptura? Per què la música torna sempre a mi quan té ocasió? ¡Argh...! - Què difícil és escriure...Tanmateix cantar... NO! M'he de centrar. La professora de literatura m'ha manat fer una història, si no la faig suspendré l'assignatura. Tinc només un parell de dies per a elaborar-la, d'açò depèn el meu concert de 'Green Day' 'Si aproves tot, pots anar' diu ma mare; i jo necessite veure al meu grup favorit en concert, així que he d'aconseguir-ho Continue
esperant la
inspiració,
-Podries fer-la sobre... una batalla entre dos agències d'espies que s'enfronten -diu
però
pareix que esta no arribarà mai. Mire el paper una vegada i una altra però per art de màgia no se'escriurà...El paper i la meua ment segueixen en blanc, no obstant això la música continua sonant com si res. Que desesperant és açò! Necessite un respir; em vaig a prendre un poc l'aire amb el meu veí i millor amic.
com si ja ho haguera estat pensant. Després de prendre un poc d'aire em dispose a tornar a casa. -Mamà, no se m'ocorre sobre què fer la història... Se t'ocorre quelcom?- Mamà suggereix una història de solidaritat i de conèixer la gent abans de jutjar-la. Bé, no em serveix la seua idea perquè, encara que és bona,
no
la
sabria
desenrotllar.
-Hola, no estaves aconseguint les entrades per al concert? Perquè és dins un mes...-em diu
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Mon pare ha tornat a casa del treball, a veure si aconsegueix que ell m'ajude. -Papi, et necessite. No se m'ocorre cap història i amb açò em jugue el concert. Així que ajuda'm per favor, papi! - Li he de pregar perquè arriba cansat, però després d'una estona em suggereix: - Què et pareix escriure sobre una xica que perd el coneixement, es queda amnèsica i sense saber com, de sobte comença a tindre memòria fotogràfica- Val, necessite preguntar a més gent perquè m'he quedat igual. Al tornar a la meua habitació, una vegada més no em puc concentrar. Qui pot inspirar-se amb una addicció a la música com la meua i tants CD'S, vinils, reproductors de música, taula de mescles, auriculars que em criden a crits...? Als pocs segons la meua cançó favorita em sobresalta, la meua millor amiga em crida al mòbil. -Hola! Què estàs fent?- em pregunta amb la seua eufòria de sempre, a la qual cosa li responc: -Estressant-me i frustrant-me per la maleïda història. -Si és fàcil escriure, jo ho he fet de tres adolescents amb un destí: una xica que lidera uns éssers de foc, un xic que és el capitost d'una raça de éssers de gel i una xica que és la representant dels humans, i entre els tres han d'arribar a un acord perquè regne la pau. -Tu la pots fer de...... un amor entre un Déu grec i una maga.-Però no em serveix eixa idea, la meua imaginació no dóna per a més. A l'estona de parlar ha de penjar perquè ha quedat amb el seu nuvi. Després de descartar ahir diverses idees, quan isc de classe, Ricky, el xic que m'agrada i Ash m’impedeixen aconseguir-ho. -¿Has aconseguit ja alguna idea o història per al treball?-me pregunta Ash, i amb un sospir de cansament li dic que no.- I els espies, no et van agradar?-em pregunta irònicament rient-se. -Pots escriure sobre unes criatures mitològiques, jo ho he fet d'un amor d'institut- suggereix Ricky. No se si fer-li cas o no, però com continuar la seua suggeriment... Arrrrg! Què li he fet jo a la professora de literatura perquè m'odie tant com fer-me passar per aquest mal glop? Ja estic a casa, els meus iaios han vingut a menjar. Què bé, portava temps volent veure’ls! -Iaia, m'han encomanat un treball de literatura, crear una història de zero i no se
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m'ocorre res a escriure. Em suggereixes alguna
- No puc es notarà massa. A més, què vos
cosa?- Li pregue, i quasi immediatament em
passa amb Romeu i Julieta?-pregunte amb
diu:
indignació. El meu iaio riu i em diu: 'Has
-Fes-ne una com el clàssic de Romeu i Julieta, això mai falla. -No
iaia,
no
puc
d'escriure sobre quelcom que conegues, algun tema que t'agrade i controles o inclús un fet real.'- Té raó però... Sobre què escriure? Quin
plagiar
ni
imitar
tema domine més? Amb eixes preguntes en el
Shakespeare, no estaria bé, suspendria i em
cap em vaig dirigir a la meua habitació, però
quedaria sense concert. No em quedaré sense
vaig oblidar que ací la concentració és quasi
MON GREEN DAY! - Llavors el meu iaio
nul·la..."
entra a la sala i la meua iaia li conta allò de la redacció, a la qual cosa ell contesta:
'MISSIÓ
CONCENTRACIÓ
AVORTADA'.
Un moment, quelcom que conega i un fet
-Doncs... una història de dos joves que
real... Ho tinc! Per què no escric sobre les
s'enamoren a pesar de la rivalitat de les seues
persones que em rodegen i com m'ajuden quan
famílies, llavors ell se suïcida al pensar que
els necessite? '¡Ja tinc la meua història! 'crit. Per
Julieta ha mort y...
fi, què bé senta la inspiració. Un mes després,
-Deixa'l, iaio... no plagiaré Romeu i Julieta, suspendria. -Per què? No el crides Romeu,
he tret un 9 en la redacció i he aconseguit anar al concert més increïble del món. Gràcies a tots.
crida'l
Román? I a ella crida-la Juliet, no Julieta? Així que ja tens història- diu la meua iaia. Està bromejant?
Dayana Taopanta 1er Premio 1er Ciclo ESO
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PARAJES DESHABITADOS Andriana Kateryna Ivashkiv (3º ESO)
Donde había esperanzas, Caen las ruinas. Cuando los fieles sacaron espadas, Donde nobles marcaron una nueva era. Perdedores derramaron lágrimas ensangrentadas, Vencedores festejaron su victoria sin frontera.
Donde había esperanzas, Yace nostalgia. Solitario paraje deshabitado Hojas sin vida aman el resucitar. Buenos momentos el humo ha borrado, La oscuridad, entero el paisaje quiere robar.
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UN HOMBRE SIN SUERTE Julia Olivares Guerrero (4º ESO)
Hola, me llamo Abraham Giménez, y soy indigente. Hoy día, duermo casi todas las noches en el BBVA de la Av. Constitución. Aunque ocasionalmente está cerrado, y no me queda otra que descansar bajo el frío y las estrellas en algún banco de los alrededores. Cada mañana, reviso los contenedores de un kilómetro a la redonda, con la esperanza de encontrar algo para vender, o por lo menos algo que llevarme a la boca. Durante unas horas, me siento a la puerta de algún supermercado, y saco algunos eurillos. A veces, en algunas tiendas me dan la comida a punto de caducar; o latas de refresco vacías, que uso para fabricar coches en miniatura que después vendo en la Plaza del Ayuntamiento. Me quedan bastante bonitos, creo que es lo único que se me da bien en la vida.
Vendo unos tres al día, y no me da para más que para
alimentarme mínimamente. Hay días que no vendo nada. Aún así, allí me veréis todas las tardes. Los sábados y domingos me acerco al Comedor Social, y como una sopa caliente, si logro entrar. Si tengo mucha suerte, hasta logro encontrar un sitio en el albergue y me dan algo de ropa usada para sustituir mis sucios harapos. Pero no soy una persona con demasiada suerte. Mi vida no siempre ha sido así. Todo comenzó a la muerte de mis padres en un accidente terrible. Yo no era más que un crío. No tenía más familiares, y mi familia tenía deudas, así que no quedó otra que mandarme a un centro de acogida. Yo era pequeño, estaba asustado. Pasaba las noches pensando en ellos, en los que me habían dado la vida, a los que había visto en los últimos momentos de las suyas. Con los años, el recuerdo de mis padres se fue borrando, y empecé a resignarme a que ésa era mi vida. Así pase mis años mozos en ese sitio que simbolizaba el abandono y la desgracia, aún así, seguí viviendo con esperanza, con la esperanza de salir algún día de allí y de conseguir una vida en la que pudiese ser feliz. Y para poder salir de allí, debía conseguir un trabajo. Y para ello, debía sacar, al menos, el graduado escolar. Según mis profesores, yo era un buen alumno. Sacaba buenas notas, y terminé graduándome en el instituto. Llegaron mis 18, y tuve que abandonar el orfanato, y por fin comencé a trabajar de obrero. Al cabo de varios trabajos pequeños, me contrataron en la construcción de un centro comercial cuyo desarrollo duraría unos tres años el trabajo. Ante las buenas expectativas, decidí
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pedir un préstamo al banco para adquirir un económico piso, y así conseguir algo estable en mi vida. Después de varios trámites, me concedieron una hipoteca a veinte años. Yo pagaba mis cuotas religiosamente, y jamás tuve un solo aviso del banco por retraso. Todo eso hasta que un día se nos notificó a todos los de la obra que ésta
se paraba por falta de dinero. Lo que
significaba que no se nos iba a pagar ese último mes, y todos estábamos en el paro. Aún así, me quedaban algo de ahorros, y seguí pagando la hipoteca. Busqué trabajo hasta debajo de las piedras, pero no salían demasiados, y casi todos fueron de corta duración y con un sueldo miserable. Yo los aceptaba, y siempre estaba atento a nuevas ofertas. Pero no aparecían. Al cabo de unos meses, se agotó mi cuota del paro, y no pude pagar los plazos de mi piso.
Fue cuestión de tiempo que el banco, como si de aves carroñeras se tratase, viniese con una orden judicial a arrebatarme el fruto de mis años y años de trabajo. No me quedó otra que ir a vivir a un motel de mala muerte a las afueras. Estaba completamente desesperado, me habían arrebatado lo único que había conseguido en mi vida.
Ana Paula Jirón Castro. 2º Premio, 1er Ciclo ESO Pasaron meses, uno tras otro, cada cual más desesperante que el anterior. No sabía qué hacer, en qué ocupar las interminables horas muertas que vivía todos los días, aparte de pararme en la oficina de empleo cada día, por si, por alguna casualidad del destino, me
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necesitaban para algún trabajo que me sacara de la miseria en la que caía cada vez más profundo. Pero, cómo sé y siempre he sabido, no soy un hombre con suerte. Llegó un momento en el que mi paro se agotó, y no pude siquiera seguir en el motel. Tiempo después, acabé en ese cajero automático en el que paso cada noche que Y así transcurre mi vida. Triste, deprimente, sin suerte ni ilusión alguna. Aún así, sigo aguantando cada día, cada hora, cada minuto y segundo, aguanto, aguanto porque, por muy mal que estén las cosas, siempre podría estar peor. Seguiré yendo cada día al supermercado, a la plaza del ayuntamiento, pasaré buscando un trabajo mientras quede la mínima esperanza.
Isabel Martín Peralta 1er Premio 2º Ciclo ESO
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THE LITTLE IRISH MAN: “KNOWN AS THE LEPRECHAUN” Alba González Byrne (3º ESO)
For years and years In Ireland he lives. Green he wears, Green he is. Little Irish, Little boy I hope you like the leprechaun.
He plays the fiddle, And he dances. He’s the charmer Of all romances.
He’s up and down, He’s high and low. You’ll always find him Wherever you go. Look beyond the pot of gold.
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Perquè sent que hi ha alguna cosa creixent dins meu? Potser siga un sentiment, Però tinc por d’aquest
L’ HOME DEL MEU COR
És una cosa forta, dolça, però al mateix temps estranya Mai havia sentit alguna cosa com aquesta
Évelin Vargas Veliz (4º ESO)
Es com si necessitara açò per a viure. Quan el mire sent com si el món desaparequera Com si només quedàrem ell i jo. Però hi ha un problema El meu amor li correspon a ell Però per la meua tristesa El seu cor ja té ama. Dóna’m una bona raó per a no amar-te Primer besa’m, sent-me I després dis-me com et sents Dis-me que t’agrada tindre’m prop teu Si es així et diré “ves-te’n i emporta't el meu cor” Perquè aquest sempre serà teu. No em demanes que t’oblide Perquè seria com si demanares que les estreles deixaren de brillar. El meu cor està impregnat de tu Si no em vols al teu costat, deixa’m Però no m’ho demanes perquè no podré complir-ho. Dins meu hi ha un sentiment que m’ho fa impossible.
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Primavera estació de l'amor els teus mesos han donat llum al meu ser UN SOMNI FET REALITAT
Ernesto Pedrazas Mustacedo (1º Bachillerato)
ja que vaig conèixer a la dona que domina el meu cor amb amor Així com molts han trobat el seu son en aquest temps, tan gloriós et vaig trobar, enmig de tanta gent i vaig saber que series per a mi. Estic vivint un son fet realitat cada dia sent més amor per tu plenes la meva vida amb tendresa cada segon al teu costat és únic cada bes en fa arribar al cel tu m'has ensenyat la claredat mai me deixes caure en l'obscuritat perquè com jo ningú t'estimarà Déu meu gràcies per trobar-me l'amor de ma vida, es ma inspiració. Sense tu no tinc cap felicitat amor meu mai em deixes d'estimar
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Pablo Sánchez Cuevas, 2º premio 2º ciclo ESO
L’ÚLTIM GLOBUS Lucas Sanz Sornosa (1º Bachillerato)
Tot i que no tots possiblement hàgim vist l'escena que a continuació serà narrada, estic molt segur que tots al final per desgràcia o per sort, alguna vegada ens hem vist arrossegats i obligats a romandre un temps a la mateixa situació que el protagonista de la història. Estava passejant pels jovials jardins del riu Túria de la ciutat de València, era una tarda de tardor, les fulles dels arbres queien a terra tenyint aquest d'un espectacular rogenc difícil de plasmar si no és amb una fotografia. El vent també feia acte de presència, arrossegant amb la seva peculiar bufada procedent dels gradients tèrmics en les altures, qualsevol fulla que es posés en el seu camí. Hi havia recorregut tota la sendera del parc fluvial amb els meus propis passos, dilapidant el temps passejant, recollit en la meva pròpia esfera en la qual no hi ha fronteres. Ajudat de
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Beethoven sonant pels meus auriculars. Eludint així qualsevol rastre de realitat que pogués contenir el meu cap.
Arribant gairebé a l'extrem oposat d'on jo vivia, al barri de Tendetes, les colossals fonts del Palau de les Arts i les Ciències de la nostra ciutat concebien a aquella vista un aspecte dels més singular, insòlit ... Em vaig asseure a la vora d'una de les fonts a observar tot el que m'envoltava, un grup de joves passava la tarda asseguts en els verds jardins que caracteritzaven aquella zona del vedat, un altre conjunt d'adolescents transportava en bosses del mercat ampolles contenidores de licor. El lloc tampoc anava escàs de belles imatges, incomptables parelles de nois passejant de la mà, mirant no l'un a l'altre que no és el més important, sinó orientant els dos seus ulls en la mateixa direcció.
Una dona plena de veterania en els seus actes passejava plàcidament amb el seu nét agafat de la seva mà. La mateixa imatge descrita es repetia més d'una vegada per aquelles llars. Però en una de tantes vaig poder apreciar una cosa que em va cridar l'atenció. Un nen corria precipitat darrere d'un globus arrossegat per l'aire, a una velocitat superior a la del plançó, alhora que la seva àvia li cridava que no ho fes. De poc servia, ja que el estava realment abstret a no perdre el seu globus, que si bé en no contenir heli no es feia inabastable, però es presentava difícil d'atrapar.
I així va ser, el globus va arribar abans a una de les immenses fonts que el
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noi, que ja res no podia fer. Òbviament es va quedar parat a la vora de la font ploriquejant per la pèrdua del seu globus, com si d'una esperança es tractés, com si se li hagués escapat la vida en un buf d'aire. Més tard va arribar l'àvia a consolar al seu nét, desconsolat per la pèrdua. Que va encertar plenament asserenant al seu nét amb les seves carícies i petons, ja que ella no podia fer pel globus, igual que les petites mans del jove que tampoc podien assolir de cap manera el globus, que lluny de quedar-se al paire, va ser allunyant-se cada vegada més del nen... Aquell nen havia deixat que en la seva vida s'esvanís la il·lusió, però encara trobava consol entre els braços de la seva àvia. Però tots alguna vegada ens hem vist en una tràgica situació, per això mateix tots hem posat la cara que va posar aquest nen en veure com una il·lusió es malmetia. Tots ens hem vist arrossegats i obligats a perdre l'objecte d'una il·lusió, o el que és pitjor encara, no perdre l'objecte de la nostra il·lusió, sinó perdre la il·lusió mateixa. Perdre una de les forces invisibles que mou el món amb una cadència silenciosa però existent, que a més de moure el món, és capaç de propulsar a nosaltres mateixos. Però el pitjor no és això, el pitjor és haver-ho perdut tot sent major, i sense tenir una àvia que calme el teu plor i les teues penes.
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CONTEMPLATING YOUR BEAUTY Ernesto Pedrazas Mustacedo (1ยบ Bachillerato)
On that October morning of love and harmony, through your window, the sun rose and your beautiful face covered. I love to tell you that you have dawned again, thinking about your beauty. I was mad.
I'm crazy in love since the day I met you, and I cannot for one moment stop thinking about you.
I go crazy when I see you, I feel for you pure and sincere love, never doubt the love that I give because I really love you.
My beautiful girl, I'm dying for you, if you ask me the stars will come down and if you ask for the moon I'll take you over there.
I have fear of reality, if you're not by my side, give me a hug and tell me you love me forever.
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UN PRINCIPIO MUY DÚLCE Nuria Ricart Torreño (2º Bachillerato)
Mi nombre es Katleen Wright, Kate
vida.
A
pesar
de
su
apariencia
de
a secas para los amigos. Nací en un
cansancio constante, la vivacidad que
pequeño pueblo de Inglaterra, cerca
desprendía su espíritu llegaba a sorprender
de Escocia.
a más de una persona. ¡Los niños le
Desde pequeña me han apasionado los dulces. Y bueno, ¿para qué mentir?
adoraban! No había persona en el pueblo que no lo conociese.
Lo siguen haciendo. Pero esto no es
Mis padres mantenían largas charlas
una simple afición, corrompida a
con el Sr. Gray. Cuando visitaba la tienda
manos de la gula; no queridos, no. Lo
con ellos, la esposa del Sr. Gray, Marian,
cierto es que mi amor por los dulces
se quedaba conversando animosamente
se remonta a una modesta tienda de
con mi madre, mientras mi padre y yo nos
mi pueblo natal: “Sir Schweetz”. El
adentrábamos entre fogones.
dueño de la tienda era un conocido
El aroma a azúcar bullía de cada
de la familia, el Sr. Jerry Gray, por lo
cacerola. El Sr. Gray fabricaba muchas
que mi paso por la tienda era más que
clases de golosinas y dulces. La explosión
frecuente.
ácida de la fresa, la fuerte pincelada de la
El Sr. Gray estaría ya por sus
mora, el suave paseo de la miel por la
cuarenta cuando topé con él por
garganta, el escozor del limón en las
primera vez; lo recuerdo muy bien:
encías… Parecía que nada estaba fuera de
sus pequeños y profundos ojos azules;
su alcance; cada sabor, cada olor, cada
sus facciones fuertes, aún visibles con
esencia eran perfectos en sí mismos.
la edad, y su cálida sonrisa, adornada
A
veces
me
dejaba
remover
las
en las comisuras con esas arrugas que
cazuelas, eso sí, siempre vigilada. No debo
solo otorga el tiempo.
negar que entonces yo era una niña muy
Ha sido una de las personas más maravillosas que he conocido en mi
activa; parecía que los nervios se me fuesen a salir de las entrañas.
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—Pequeña Kat —tal y como él me
marché cogida de la mano de mi madre,
llamaba—, ¡ten cuidado! ¡Un día de
entre lágrimas. Al parecer, mi padre había
estos te tirarás el caramelo hirviendo
encontrado negocio en Glasgow que, según
encima y tendremos un buen susto!
él,
Adoraba al Sr. Gray. Su casa estaba justo encima de la tienda, solo había
tendría
un
próspero
desarrollo
económico. ¡Maldita sea mi padre y sus corazonadas! ¡Qué razón tenía!
que subir unas escaleras situadas al
Así llegué a pasar los siguientes años de mi
fondo de la cocina para llegar a ella.
vida en Escocia. Sin embargo, yo lo tuve
Muchas tardes de mi infancia las pasé
muy claro desde pequeña: mi destino estaba
tomando té negro en la mesita de su
en Inglaterra.
salón. La Sra. Gray nos servía siempre un trozo de pastel de manzana para acompañarlo.
Nunca
gocé
del
privilegio de conocer a mis abuelos, pero puedo afirmar que el Sr. y la Sra. Gray eran lo más parecido que tenía. Puede que no fuésemos familia de sangre, pero yo era su “pequeña chispa de menta”, tal y como ellos decían, y eso me bastaba. Por
desgracia,
no
había
acomodado.
mucho
Recuerdo
como mi padre no hacía más que repetir todas las tardes cosas como “¡Avances!”, “¡Economía!”.
poco más que unos vestidos y unos viejos zapatos, partí rauda de nuevo a Inglaterra, al pueblo donde me crié. ¡Vaya fue mi sorpresa al llegar! El tan pequeño pueblo había crecido. Las calles, aceras de piedras gastadas, crujían
con
el
taconeo
de
la
gente,
paseándose. En cada esquina un negocio distinto florecía. La actividad y el bullicio parecían constantes.
viví
tiempo más en ese mundo en el que me
Nada más cumplir los diecisiete años, con
“¡Futuro!”, Tiempo
después
Lo primero que hice al llegar fue visitar mi antiguo barrio. ¿Podría ser que aún estuviese aquella tienda? No lo sabía con certeza, pero mi joven corazoncito vibraba insistente, queriendo averiguarlo. Mirando
cada
paso
que
daba
con
comprendería claramente a qué se
atención, con miedo a desorientarme, acabé
refería.
frente a un establecimiento de pareces verdes
Un 12 de mayo abandoné mi casa con las maletas llenas a más no poder y
y esencia vieja. No se podía divisar por ninguna parte el cartel en el que un día, con delicada caligrafía y letras azules, puso “Sir
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Schweetz”. Abrí la puerta, temerosa. Una presión en mi pecho se acumulaba mientras mi respiración aumentaba con cada paso hacia el mostrador. Toqué la campanilla de la mesa y, casi al instante, una mujer de largos cabellos rizados y extravagante sombrero apareció ante mí. — ¿Qué desea, joven? Reconozco que al principio me costó reconocerla, pero sentí rápidamente cómo mis ojos se abrían con fuerza al escapárseme aquellas palabras de mi boca. — ¿Sra. Gray? Y así era. Aquella señora que se hallaba enfrente de mí no era ni más ni menos que Marian Gray, esposa de mi querido Sr. Gray. Los años habían cubierto su cabello de finos hilos plateados, esparcidos desigualmente entre los pocos mechones castaños que había conseguido conservar. — ¡Pequeña Kat! —Exclamó nada más reconocerme, acercándose, abrazando mis manos entre las suyas— ¡Cuánto tiempo! ¡Cómo has cambiado! ¿Aunque tú también me verás cambiada, no? —comentó, soltando una suave sonrisa. Me condujo a la trastienda sin parar de parlotear sobre “todo lo que me había perdido en estos diez años”. Mi atención quedó dividida nada más pasamos la portezuela de lo que antes había sido una gran cocina. Grandes rollos de tela en el suelo, en las paredes. Largas mesas de madera cubiertas por cientos de tejidos diferentes colores y texturas. Mujeres por todas partes; ensimismadas con aguja en mano, tijereteando con precaución, amasando hilos entre titánicos mecanismos. Anonadada, no podía parar de mirar a mi alrededor. Me costaba entender a la Sra. Gray, la cual, hablando deprisa, mezclaba hechos pasados con órdenes dirigidas a sus trabajadoras. — ¿Y el Sr.Gray? —me atreví a preguntar, atosigada aún por la cantidad de información. La Sra. Gray calló nada más oyó esas palabras. Giró lentamente su cabeza hacia mí, mirándome con expresión triste.
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El Sr. Gray ya no se encontraba entre nosotros. Había fallecido cuatro años atrás por un grave caso de neumonía. Sentí como las lágrimas brotaban de mis ojos. Una parte de mí había muerto ese día y se había ido con él; lo supe. La Sra. Gray me acompaño hasta el salón que tan bien yo conocía y me hizo un té mientras me contaba lo sucedido unos años atrás. Los avances tecnológicos y el nuevo interés por la industria habían pasado factura la tienda de dulces, haciéndose al final insostenible económicamente. Pude ver como se emocionaba al hablar del empeño de “Jerry”, como ella lo llamaba, por mantener la tienda. Al final, casi en la ruina y enfermo, el Sr. Gray cerró la tienda; al parecer dejando su último aliento dentro ya que, inauditamente, falleció un día después. No viéndose capaz de seguir con el negocio, la Sra. Gray decidió convertir la tienda en una sastrería. Con gran tesón, consiguió crecer y hacerse valer dentro de “este mundo de buitres de la industria”. Ya más calmada, decidí hablar de mi “inesperado” viaje de vuelta a Inglaterra. Rápidamente, la Sra. Gray se ofreció a dejarme vivir en su casa a cambio de trabajar como sirvienta. A su vez, me ofreció empleo en la sastrería, el cual yo no pude rechazar, viéndome en la situación en la que encontraba. Trabajé muy duro los siguientes años para ganarme el pan. Escribía cartas con frecuencia a mis padres, aún en Glasgow, diciéndoles cómo me encontraba y mandándoles algo de dinero de vez en cuando. El tiempo pasó rápido y, sin darme cuenta, ya me encontraba en mis veinticuatro. Me sentía más viva que nunca, poderosa. Por las mañanas le preparaba el desayuno a la Sra. Gray y me iba en seguida a trabajar a la sastrería. Allí me pasaba hasta las siete, hora en la que volvía a casa, preparaba la cena y descansaba. Ayudaba en todo lo que podía a la Sra. Gray. Había sido mi abuela, mi amiga, mi maestra… Por eso me dolió tanto verla en la cama una mañana de noviembre, pálida y rígida. Todas las empleadas fuimos al entierro; no faltó ni una. Al volver a casa, destrozada física y emocionalmente, decidí prepararme un té negro para sumergir mi pena. Cuando abrí la tetera para llenarla de agua, el corazón me dio un vuelco: un
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sobre pequeño de color rojo se hallaba dentro. Me apresuré a abrirlo, encontrándome ni más ni menos que con una carta dirigida a mí junto a unos documentos firmados. Era la nueva jefa de la sastrería. En la carta me contaba cómo había ido ahorrando unos dineros. Siempre había soñado con volver a abrir la dulcería “Sir Schweetz”, la que tanto “Jerry” había amado. Sintiéndose cada día más débil, ella supo que su tarea no llegaría a ser cumplida, por lo que tomó una decisión. Me había cedido la misión de revivir el sueño del Sr. Gray, y yo la iba a cumplir. Invertí el dinero en restaurar la cocina. Vendí los telares, las telas y demás utensilios para comprar nuevas máquinas, hijas de la industria moderna, que me ayudasen en las tareas entre fogones. Instruí a las viejas empleadas en todo lo que se necesitaba saber para la producción de dulces, conocimientos nacidos en mis tiempos junto al Sr. Gray. Me moví entre los contactos que la Sra. Gray había mantenido durante estos años y conseguí socios, compradores. Finalmente, pinté las paredes de nuevo de ese tono fresa que tanto había ansiado desde mi niñez y abrí el negocio. Triunfamos. La producción era eficiente, los productos de máxima calidad. El viejo libro de recetas que la Sra. Gray había guardado todos estos años había sido fundamental, claro está. Con el tiempo, yo misma fui experimentando y añadiendo más y más recetas a ese libro, fuertemente custodiado bajo llave; codiciado por muchos. De nuevo, mi vida había encontrado un curso, un camino que recorrí durante largos años. Ya en mi madurez, asomándoseme entre la raíz esos hilos plateados que da la vejez, un niño entró a mi tienda, compró una tableta de chocolate y se fue. Al día siguiente, regresó y me comentó como con unos pocos gramos más de cacao podía perfeccionar ese toque intenso que intentaba transmitir. Una amistad nació ese día. Todos los miércoles por la tarde, a las cinco en punto, volvía y compraba una golosina, la degustaba, y divagábamos juntos sobre nuevas ideas para dulces. A veces ideas locas, descabelladas, como caramelos eternos que nunca se acababan o chicles con sabor a Rosbif con patatas.
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Una tarde, justo antes de marcharse, me confesó una cosa: — ¡Cuándo sea mayor tendré una fábrica de dulces y haré realidad todos esos dulces imposibles! Y fue en ese justo momento cuando me di cuenta de que lo conseguiría. — ¡Adiós Sra. Katleen Wright! —dijo antes de salir por la puerta. Sonreí. —Adiós, Sr. Willy Wonka.
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