21 de Noviembre de 2011

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JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2011. (AHORA NOS TOCA A NOSOTROS) Madrid. Esa calurosa ciudad, en agosto, en el centro de la península, (donde no sé como vive tanta gente a la vez y como a la vez la gente sin poder vive), ha sido como esa bofetada que te espabila para seguir creyendo que el mundo no es un “pasar los días” sino compartir tu ser con el resto de personas que te rodean cada minuto y segundo. Y es que nuestra vida necesita de novedades, de nuevos aires, de nuevos bríos. La juventud necesita algo más que crisis, la tan manida palabra, en estos tiempos que nos toca cambiar. Aunque también la vida necesita esa “CRI-SI” como diríamos por esta tierra del olivar. Algunos hacen miles de kilómetros para ver una final de la “Champions”, otros para ver a su cantante favorito, los más pudientes se montan un viajecito 5 estrellas a cualquier ciudad de los del “por el mundo” que tan repetitivos nos enseña la “caja mentirosa” del salón y otros, para relajadamente tumbarse y freírse sobre la arena (o los pedruscos) al sol, en un mes de agosto, también hacen sus eternas colas. Pues bien. Otros, y qué mejor que a 40 grados, con 2 millones de personas, también se atreven a hacer miles de kilómetros, tras las huellas de un anciano de 80 años. ¿Qué cosas más raras hacen los jóvenes no? En un mundo al parecer sin necesidad de Dios, sin necesidad de preguntarnos qué somos y qué podemos hacer por los demás, en un mundo que sólo prima la sociedad de consumo, todavía encontramos personas que intentan buscar en su día a día, en su caminar diario, una causa por la que luchar, una razón para ser feliz y hacer feliz a los demás, una meta a alcanzar. Y la comodidad de muchos no le impide salir de sus países para encontrar la senda, para seguir motivándose. Y eso quieras o no, impresiona, te hace pensar en tu vida y en todo lo que te rodea. Porque estamos rodeados de indiferencia y pasotismo. Como digo. Esto impresiona; o impresionó. Hablamos de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid (JMJ) 2011 cuyo


lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” venía a dar cabida a esta 36 jornada; encuentro que cada 2 o 3 años se organiza para que compartan su fe todos los jóvenes del mundo junto al Papa.

Foto: Algunos miembros del Grupo de San Francisco de Granada. Junto al logotipo de la JMJ Es la primera vez que acudo a este tipo de macro concentraciones aparte de la última experiencia que tuve hace dos años en el Camino de Santiago, en los encuentros Europeos de Jóvenes Franciscanos, aunque lógicamente a menor escala. ¿Y por qué franciscanos en mi caso? En Granada, donde vivo, acudo a la Iglesia de San Francisco (Camino de Ronda 65), donde en el grupo de jóvenes intentamos compartir nuestra vida y hacer un poquito mejor aquello que está en nuestra mano; catequesis, catecumenados, oración comunitaria, liturgia, misiones, acción social... El tiempo que podemos dedicado a la Iglesia y a los hermanos, llamados todos a crear comunidades fraternas. Por tanto el carisma franciscano es el que nos motiva dentro de la Iglesia y toda la pastoral, incluida la veraniega, se desarrolla desde este carisma. Y casualidad o no. El origen de la JMJ (aunque la primera en realidad fue en Roma en 1984, instaurada por el Beato Juan Pablo II) fue un encuentro internacional de jóvenes que tuvo lugar en Roma durante la semana santa del Año Santo de 1975, siendo Papa Pablo VI, como clausura de la “I Marcia Internationale


della Reconziliatione Cristiana”, donde participaron jóvenes llegados de numerosos países y recorrieron el camino de San Francisco, desde Asís hasta Roma. ¡Quién nos lo iba a decir a quienes acudimos a Madrid! Fuimos un grupo de 60 personas: de Granada, Martos, Estepa y Cádiz; y varios frailes de la Provincia Franciscana de Granada. Junto con toda la organización de la JMJ, paralelamente y para cubrir los primeros días y las horas sin encuentro con el Papa, se organizó la llamada “Aldea Franciscana”: lugar de encuentro de todas las ramas franciscanas y de los grupos franciscanos que acudieron de todo el mundo a Madrid, desde el 15 de agosto.

Foto: Aldea Franciscana en la Iglesia de San Francisco el Grande.

Los días pueden desgranarse, o bien compartir las experiencias según se han vivido. En este caso y podemos hacerlo así, el relato de los días nos da pie a comentar la experiencia vivida.


Lunes 15 de agosto La primera tarde, la de la llegada a Madrid, fue al Colegio Divino Maestro en el Paseo de Extremadura regentado por la Congregación de Misioneras del Divino Maestro. Los franciscanos de España, Portugal (unos 100) y Polonia (5) nos abrigamos en este colegio para dormir todos los días de la JMJ salvo los relativos al encuentro de Cuatro Vientos. Los comienzos no son nunca fáciles, siempre el pellizco de no conocer gente, el qué te encontrarás, cómo será la acogida. Pero no suele haber problemas. Sólo hay que dejarse llevar por el buen corazón de los jóvenes con los que te encuentras, pues el Espíritu sopla en cada corazón en una misma dirección, la de encontrar la fraternidad de los hermanos. Por eso las primeras horas consisten en la acogida, cena y posterior encuentro de presentación de cada una de las Provincias Franciscanas presentes en Madrid: la de Granada, la Bética, la de Galicia, la de Cataluña. Antes del merecido descanso en el silencio de la noche, la oración comunitaria nos interpela por el sentido de nuestra vida, por el rumbo que le damos, por las expectativas del encuentro de la JMJ, por nuestra edificación en Cristo, por nuestra misión como apóstoles en el mundo que nos toca vivir, por la visión y vivencia de la JMJ de la mano de Francisco y Clara. Todavía estás a tiempo estimado lector, de hacer tuyas estas cuestiones. Párate en el silencio de la nada, o retirado a la sombra de los abrazos de algún árbol, o junto a la alberca, donde el agua baña a la luna en la noche. Haz una parada en tu camino. Y cuestiónate el sendero de tus pasos. Martes 16 de agosto Los primeros días serían un poco diferentes al resto. Más bien un encuentro con los franciscanos del mundo. Catequesis, oraciones, eucaristías. El Papa vendría más tarde. Así que como


es lógico, tempranito en pie para aprovechar el día. Una animada oración comunitaria y catequesis cibernética realizada por la monjas de las Clarisas de Jaén, del Convento de las Bernardas, para compartir y comentar posteriormente en grupos; y todo ello enmarcado dentro de la celebración en el año 2012, del VIII Centenario de la fundación de la Orden de las Hermanas Clarisas. Y hago mía la reflexión de Sor Mª del Pilar, que nos dice: “Como contemplativa, he de interceder por toda la humanidad teniendo un alma sensible ante los problemas cotidianos de cada uno, haciéndome cargo de todas las penas. No existe preocupación ajena, sufrimiento, angustia, desesperación que no encuentre eco en mi corazón de mujer orante; pues contemplar a Jesús en la cruz es lanzar a su Corazón todas las necesidades del hombre”.

¿Te atreves a mirar el mundo con otros ojos? Porque la hermana así los expresa. No te aísles del mundo. Las noticias de cada día de los medios de comunicación, los problemas del vecino, la vecindad de los problemas…todo tenemos que rumiarlo y darle sentido desde la oración. Hay que llevar la vida a la oración y la oración a la vida para darle luz a las necesidades de cada día. La puesta en común por grupos, la reflexión del hermano nos hace mirar nuestra vida a la luz de la del compañero. (Pero también me hace a mi pensar, ¡por Dios, qué mal ando de portugués! Aunque menos mal que el portugués es portugués. Otra cosa hubiese sido el polaco, ¿algún voluntario?). El resto de la mañana lo celebramos en San Francisco el Grande, para la apertura de la ya comentada “Aldea Franciscana”. Bastante calor en Madrid. Ya por la tarde Eucaristía de bienvenida por el Cardenal Rouco Varela en Cibeles.


Por la noche antes de volver al colegio teníamos un momento de fiesta con todos los franciscanos en un “Festival de la Alegría”, con actuaciones de cantantes, de algunos hermanos franciscanos y del mago Magone, un gracioso fraile que tiene dotes de mago y que nos hizo pasar un buen rato. También en Cristiano se puede y debe hacer reír. La Iglesia no es un conjunto de caras largas como tantas veces podemos ver. La alegría es un requisito fundamental para todo cristiano, porque tenemos que ser instrumentos de esperanza. Sin alegría no hay esperanza. Y ya lo dice San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres” (San Pablo a los Filipenses 4, 4-5)

Foto: Festival de la Alegría. Foto: El grupo con el Mago Magone

Parque

de

Atenas

MIÉRCOLES 17 DE AGOSTO Día de catequesis. Nos encontramos en Madrid con el Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo. El franciscanismo, la vocación y un sin fin de preguntas. Como siempre ameno y cercano, vamos, se nota que es franciscano (¿incongruente?). Por la tarde tuvimos el encuentro con los Ministros Generales de la orden franciscana donde bajo el lema “La alegría de ser franciscano”, compartieron su fe y el camino del franciscanismo.


Foto: Grupos Franciscanos antes del encuentro con Fray Carlos Amigo

Foto: Monseñor Carlos Amigo Vallejo dirigiéndose a los jóvenes Hasta la larga espera del encuentro con el Papa en días siguientes (muchas horas por delante), Madrid ofrecía posibilidades. Y es que el encuentro religioso se vería arropado por lo cultural y lo turístico; la visita a las distintas Iglesias para disfrutar de los pasos que posteriormente harían su presencia en el Vía Crucis; el cambio de la Guardia Real en el Palacio Real; las exposiciones de los museos, o bien las actividades de la Aldea Franciscana completaban la experiencia de la JMJ. Podemos recordar, el espectáculo que fue ver en la Iglesia Castrense, al malagueño Cristo de Mena escoltado por la legión, con cambio de guardia incluido.


JUEVES 18 DE AGOSTO El primer día en que compartiríamos con el Papa la bienvenida a la JMJ. Pero antes por la mañana nos repartimos todos los jóvenes por Madrid. Los obispos en las sucesivas catequesis recibirían así también nuestras inquietudes y nosotros las suyas. Esta vez no tuvimos suerte y el obispo de Tegucigalpa (Honduras), Óscar Andrés Rodríguez Madariaga tenía un lleno absoluto para su alocución en la Iglesia correspondiente. Esto me hace recordar el encuentro que tuvimos los grupos franciscanos en el verano de 2009 en Santiago de Compostela, donde nos quedó el poso de sus palabras tan encaminadas al mensaje definitivo que el Papa nos dejaría al final de la JMJ. Madariaga nos cantaba un entusiasta “¡Ay de mi si no evangelizo!” que todavía resuena en todos los jóvenes que anduvimos en tierras gallegas. Por la tarde, nos esperaba la primera gran manifestación de católicos en Madrid. Una inmensidad de gente ocupaba Cibeles, y todas las calles adyacentes. Si queríamos situarnos en buen emplazamiento, había que partir temprano, con una antelación de dos horas como mínimo, pero como se dice, la espera siempre tiene recompensa. Y así fue. Ya se atisbaba la presencia del Papa cuando en la Calle Alcalá todo el mundo despertó del letargo de tantas horas de espera. Nervios, emoción, sensaciones nuevas que te pasan ese momento por la cabeza. Y es que en definitiva (aunque nos pille físicamente lejos) hablamos del Papa y no todos los días podemos contemplar su figura en primera persona. La gente jaleaba, cantaba, vitoreaba, sonreía. ¡Estaban alegres y todo por un anciano de 80 años que lleva un mensaje de Paz y Amor! Es para cuestionárselo.

Foto: El Papa Benedicto XVI en una masificada Calle Alcalá.


Cibeles fue un gran altar durante varios días. Desde allí, en esta fiesta de acogida que supuso aquel primer encuentro, el Papa quiso llegar al corazón de todos y aterrizar en nuestro día a día. Sus palabras así nos lo enseñaron en relación al relato evangélico de edificar sobre roca: “ Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida» (Jn 6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz…Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra vida será sólida y estable, sino que contribuirá a proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa válida a tantos como se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes. A tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos”. Un mensaje que el mundo necesita, que todos necesitamos plantearnos: justicia, misericordia, paz, alternativas. La Iglesia, nosotros, tenemos que ser motores en este mundo e implicarnos en la tarea del cambio social. Por la noche tras un largo y agotador día (las horas de espera, las distancias y el sol abrasador) el cansancio hacía mella. Pero lo espiritual tiene que animar el cansancio, tiene que llenar los tiempos de fatiga; y por eso en la Iglesia de San Francisco el Grande tuvimos una vigilia de oración, que continuó posteriormente en diversas Parroquias. Vigilia que nos animaba a dejarnos mirar por los ojos de Cristo como bien se nos decía en la motivación inicial:


“En esta noche iluminada por este Cristo de San Damián, que ha llenado y quiere llenar la vida de todos los seres humanos, estamos junto a Él porque buscamos que nos mire. Somos tan poca cosa que si Él no nos mira, si Él no calienta nuestro corazón, si Él no nos abraza no tenemos vida. Hemos venido aquí, jóvenes franciscanos de todo el mundo arraigados en la fe de Cristo, en esta JMJ de Madrid 2011, para dejarnos coger el corazón, para experimentar que Jesús es nuestro hermano y que en Él estamos todos. Hemos venido a contemplar en Él al Padre Bueno, al Padre de las misericordias, como Clara lo llama. Francisco y Clara bebieron de Él. Él es icono que marca los fundamentos de nuestro carisma. Dejémonos mirar por Él y que Él nos hable esta tarde como lo hizo con Francisco y con Clara” Foto: Vigilia de Oración en San Francisco el Grande

VIERNES 19 DE AGOSTO Por fin para mí. ¿Por qué? ¿Se estrena alguna película, juega el Real Madrid y me encuentro en la capital? ¿Alguna obra de teatro, algún concierto de un grupo famoso? ¿Alguna promesa nunca cumplida y siempre prometida desde algún escenario que otro? No creo que atinen si no me conocen. Pero es que hay que vivirlo tantos años para poder esperar en la ilusión de un Via Crucis. Pero en este caso bastante especial: una pequeña representación de la Pasión de Cristo, una Semana Santa en un día (pues eso es de todos modos la Semana Santa, un gran Via Crucis). Y claro, ya son muchos años los que lleva uno disfrutando de la Semana Santa de Granada y de la de Alcaudete;


muchos años los que tras el Señor de la Humildad, he acompañado el camino de Cristo humillado hacia la Cruz; muchos años iluminando con el cirio el camino; muchos años con los ojos encendidos con la tenue luz de una calle mirando al cielo, y algunos años ya, también, tras los palios de Andalucía orando con la música, clarín de melodías. Muchos son los Via Crucis que cada Semana Santa vivimos de una manera intensa al estilo del sur de España. Auténticos altares en movimiento, expresivos en su representación de la vida de Cristo, rodeados de un ambiente difícil de explicar, pero que todos los que vivimos la Semana Santa, la saboreamos de una manera única: el olor a incienso, la música, la luz del cirio, la oscuridad de las calles, el silencio, la saeta, la oración… Pero ahora caigo. De nuevo se me viene a la mente el carisma franciscano. Es curioso. Miren por donde que los orígenes del Via Crucis son franciscanos. Siguiendo la tradición de la Virgen María de visitar los lugares por los que Jesús caminó hacia la Cruz, durante siglos, los peregrinos a Jerusalén recorrían el camino de Jesús en su Pasión, (la Vía Sacra, era llamada en el siglo XII). Posteriormente en 1342, cuando se les concede a los franciscanos la custodia de Tierra Santa, éstos contribuyen mucho a su devoción. También contribuyó mucho el beato Álvaro de Córdoba, dominico, a su regreso de Tierra Santa (1420), estableciendo un Via Crucis en tierras cordobesas. Fue San Leonardo de Puerto Mauricio (superior del Convento Franciscano de Florencia) quien erigió en el siglo XVIII, cientos de Via Crucis por Italia, concretamente en 571 parroquias. Y finalmente fueron los franciscanos los que establecieron las estaciones en número de 14, según la Bula Inter Plurimas, concedida por el Papa Benedicto XIII (Papa entre 1724 y 1730). Vía Crucis en Madrid. Toda España representada, la fe arraigada en la historia, el arte, la escultura. Un total de 14 representaciones de la Pasión de Cristo procedentes de distintas cofradías de España esperaban enfiladas como si fuera una catequesis de Cristología. El Paseo de Recoletos se convirtió en un museo andante, era como un gran altar mayor donde el retablo


infinito evocaba toda la Pasión de Cristo. Cristo estaba vivo en Madrid, en su Pasión, y Madrid, viva por miles de jóvenes ilusionados por seguir el mensaje del Evangelio, el mensaje que un Via Crucis nos puede hacer ver si abrimos los ojos, los oídos y el corazón : “Toma tu cruz y sígueme”. Por suerte para mí, y a tan sólo 150 metros de casa (en Granada), radica la hermandad del “Despojao” de Granada. Ahora a más de 400 kilómetros parecía que me estaba esperando, esperando la hora predeterminada en la novena estación. Cristo está en la calle, cuando no quieren en esta sociedad de hoy “Cristos” en la calle. Aunque todos los días nos encontramos o conocemos pobres sin techo, familias rotas, familias carentes de alimentación, enfermos, ancianos necesitados de cuidado, niños… Los verdaderos Cristos de hoy en día son ellos. Cada Via Crucis nos debe infundir la fuerza necesaria para servir a estos Cristos vivientes; cada representación de la Pasión de Cristo, nos tiene que llevar a ver en cada hermano a ese Jesús, ese Cristo que necesita nuestra ayuda. Catorce estaciones y al final, la sevillana Madre y Señora de Regla. Cada una de ellas comentadas por las hermanitas de la Cruz. Evangelio y vida para cada una de las representaciones de la imaginería española, presente con tallas de: Cuenca, Granada, León, Madrid, Málaga, Murcia, Segovia Sevilla, Úbeda, Valladolid, Xerez, y Zamora. Fue emocionante ver cómo lentamente se acercaba al Papamóvil y pasaba delante de cada uno de los pasos, hasta llegar a la Plaza de Cibeles. Muy cerca viví ese instante, intenso y emocionante. Novena estación: Jesús Despojado de sus Vestiduras. El Papa bendecía al Despojao de Granada. Posteriormente en la estación del Cristo granadino, una impresionante saeta de Damián María Montes, un redentorista de 25 años, granadino y misionero en Calcuta, dejó a todos


emocionados ante la Cruz del Papa que era portada por jóvenes de Ruanda y Burundi.

Foto: Novena estación. El Papa Bendice al “Despojao” Foto: Para el recuerdo, delante del “Despojao”

Foto: Cruz del Papa portada por jóvenes de Ruanda y Burundi, ante Jesús Despojado Al final del Via Crucis, el Papa nos invitaba a la conversión, como meta de la contemplación de las imágenes que son fe del pueblo español. Y nos invitaba a no pasar del sufrimiento, sino a que nos entreguemos a los demás amando, siendo cada una de las imágenes del Via Crucis una llamada del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus Huellas:


“También nos ha ayudado en este itinerario hacia el Calvario la contemplación de estas extraordinarias imágenes del patrimonio religioso de las diócesis españolas. Son imágenes donde la fe y el arte se armonizan para llegar al corazón del hombre e invitarle a la conversión. Cuando la mirada de la fe es limpia y auténtica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de representar los misterios de nuestra salvación hasta conmovernos profundamente y transformar nuestro corazón, como sucedió a Santa Teresa de Jesús al contemplar una imagen de Cristo muy llagado (cf. Libro de la vida, 9,1). Queridos jóvenes, que el amor de Cristo por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente a estar cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer. Las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo del Vía Crucis, han desfilado ante nuestros ojos son llamadas del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su consuelo y salvación.” Por último y aunque no pude disfrutar toda la noche por el escaso tiempo de apertura del colegio (aparte del retraso en la salida de cada uno de las imágenes debido a algún que otro “Indignado” y por qué no decirlo, intolerante en la Puerta de Sol) en Madrid viví una auténtica noche de Semana Santa, pero de toda España en un solo día. Los sones de las bandas junto con los hermanos de filas y los pasos caminando hacia sus respectivas Iglesias hizo el deleite de quienes, asombrados, miraban al cielo en cada levantá, se sorprendía en cada chicotá o emocionados, aplaudían la música que era el corazón de cada costalero. ¿Podremos disfrutar de alguna experiencia similar algún año? Ojalá alguien tuviera la lucidez para convocar un encuentro


parecido. La Semana Santa se lo merece, los cofrades y nuestra fe. CUATRO VIENTOS. SÁBADO 20 Y DOMINGO 21 Aquello no era una multitud, aquello parecía la huida de Egipto, parecía el pueblo de Israel buscando la Tierra Prometida. El maná caería después en forma de encuentro con el Papa. Fue complicado llegar hasta la zona desde el colegio del Divino Maestro hasta Cuatro Vientos. Sólo una línea de metro para tanto peregrino, resultó una auténtica aventura para poder acceder a la gran explanada del aeropuerto. Nos ubicamos en la zona E6, a mitad de camino entre los hangares y el espacio de celebración. Para dos días poco había que llevar, esterillo y saco de dormir; recogimos la comida para los dos días y a esperar a 40 grados que pasaran las horas de mediodía.

Foto: Buscando ubicación en Cuatro Vientos Las fuentes eran un ir y venir, para beber agua y rellenar las botellas, empujón a empujón;¡¡Y si eso fuera un campo de refugiados, pensé!! Que mal se debe pasar cuando tienes que salir de tu país, expulsado por la guerra, el hambre; y te hacinan en esos grandes campos llenos de tiendas de campaña; y se viven escenas de la más absoluta pobreza, los pobres de solemnidad buscando agua y comida.


Y llega la tarde, bajan por fin las temperaturas, y estábamos a expensas de la llegaba de nuevo del Papa. Expectación y júbilo, se repetían, pero ahora en un ambiente distinto sobre todo porque las nubes que se divisaban por el horizonte y el viento, empezaban a hacer de las suyas. Así el encuentro con el Papa en la Vigilia de Oración que tuvimos, también fue especial. El lema de la JMJ era “Arraigados en la fe”, y hasta ahora habíamos tenido además la oportunidad de encontrarnos con la fe del pueblo español a través de su imaginería. Pues ahora sería el arte de la orfebrería el que nos haría conectar con la fe del pueblo a lo largo de tantos siglos. La custodia de Toledo, de Arfe, surgía de las entrañas del espacio celebrativo. Adoración al Santísimo Sacramento del Altar, tras escuchar la lectura del Evangelio de San Juan “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). Y así nos lo decía el Santo Padre: “Si permanecéis en el amor de Cristo, arraigados en la fe, encontraréis, aun en medio de contrariedades y sufrimientos, la raíz del gozo y la alegría. La fe no se opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona. Queridos jóvenes, no os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo…Os invito, pues, a permanecer ahora en la adoración a Cristo, realmente presente en la Eucaristía. A dialogar con Él, a poner ante Él vuestras preguntas y a escucharlo. Queridos amigos, yo rezo por vosotros con toda el alma. Os suplico que recéis también por mí. Pidámosle al Señor en esta noche que, atraídos por la belleza de su amor, vivamos siempre fielmente como discípulos suyos. Amén”. Y un silencio sepulcral se hizo cuando más de 2 millones de personas nos arrodillamos ante el Santísimo Sacramento. Un


silencio impresionante en la noche madrileña y me surge del corazón: Silencio. Que toda rodilla se doble que todo corazón brille en el rumiar de la noche. Que se incline toda cabeza que todas las criaturas adoren ¡al Santísimo Sacramento! Silencio. Sin embargo la noche también dio para anécdotas. Parecía que el día estuviese destinado a vivir casi las diez plagas de Egipto. Si al mediodía nos asábamos al sol, si veíamos como los saltamontes saltaban cual langostas bíblicas de saco en saco; instantes antes de la celebración y durante la misma, presenciábamos como la lluvia arreciaba, el cielo se ilumina por la tormenta eléctrica y el fuerte viento hacía temblar a más de uno. Y todos lo vieron. El solideo del Santo Padre cayó al suelo no sin tener algún percance parte del espacio celebrativo, por lo que se detuvo la celebración durante unos minutos. Además había gente preocupada pues las grandes pantallas se movían sobre su eje y podía suceder algún accidente que por fortuna no terminó siendo noticia. Pero el clamor era grande, la gente cantaba, no quería irse, no quería que la celebración no continuase. Firmes en la Fe (como reza la canción oficial de la JMJ) y dando gracias al Señor por el momento que se estaba viviendo, los peregrinos allí, a pie quieto, aguantaron el tipo. Y en mis retinas queda, cómo durante la caída del diluvio universal, Sor Conchi (una monja franciscana de Ntra Sra del Buen Consejo) se cantaba todo el repertorio del cantoral de la Iglesia de San Francisco de Granada mientras los más jóvenes cantaban el ya famoso “no, no, no nos moverán”, a la vez que el aparato


eléctrico se hacía notar. También nos llamó la atención como durante la noche, en el tremendo silencio y oscuridad de la gran explanada de Cuatro Vientos, se producía un continuo ir y venir de gente aunque se podía descansar bien, sin ruidos, ni historias paralelas que alguien podría haber montado. A la mañana siguiente a eso de las 6, ya estaban las pantallas despertándonos para preparar la Eucaristía. Nos impresionó cómo por las mismas comentaron que durante la noche habían desaparecido ¡26 niños! (y es que mientras uno intentaba coger por la noche el sueño, más de una voz se escuchaba llamando a algún niño perdido) y cómo también había desaparecido una anciana polaca de ¡86 años! ¿Pero ésto no era un encuentro para jóvenes? Y eso que las condiciones no eran las más adecuadas ni para niños ni para persona mayores. Pero seguir a Cristo es lo que tiene, es todo un reto y algunos bien que lo han entendido. Y finalmente la Eucaristía del Domingo, donde el Papa nos recordó (y así lo sentí yo a lo largo de toda la JMJ) la Universalidad de la Iglesia y nos animó ser Santos y Testigos de Cristo en el mundo que nos toca vivir: “Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él. Que todos en la Iglesia, pastores y fieles, nos acerquemos cada día más al Señor, para que crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén.”


Así que ahora nos toca a nosotros ser testigos de Cristo en nuestro día a día. Y como señalamos al principio: <<la vida necesita esa” CRI-SI”>>. Pues si, necesita a esos “CRISTIANOS-SI”. Y Gracias.


ANEXO FOTOS

Foto: Con las hermanas de Calcuta

Foto: Grupo con Franciscano de China

Foto: Eucaristía con Rouco Varela. Frente a Neptuno

Foto: Candelaria (Xerez) y Despojao (Granada)

Foto: Paseo de Recoletos. Museo Cristológico

Foto: Malagueño trono del Beso de Judas en Cibeles

Foto: Fray Salva en el metro

Foto: Catequesis en una de las parroquias de Madrid


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