Oración por los Cristianos

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SECRETARIADO DIOCESANO DE RELACIONES INTERCONFESIONALES Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO – JAÉN

3 de enero de 2012

A la atención de los Sres. Curas Párrocos, Rectores de templos abiertos al culto, Religiosas de vida contemplativa y Directores de centros de enseñanza concertados de la Diócesis del Santo Reino. Estimados Sacerdotes, Religiosas y Educadores de la Iglesia Giennense: Con el deseo de que Dios les conceda abundantes bienes a lo largo del nuevo año recién estrenado, el Secretariado Diocesano de Relaciones Interconfesionales cumple la tarea de enviar a las Parroquias, Templos abiertos al culto, Conventos contemplativos y Centros docentes de nuestra Iglesia de Jaén los materiales recibidos del Secretariado homónimo de la Conferencia Episcopal Española y elaborados conjuntamente por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Ecuménico de las Iglesias para preparar la próxima celebración de la Semana u Octavario de Oración por la Unión de las Iglesias y Confesiones Cristianas, del 18 al 25 de enero del 2012. Tales materiales constan de un opúsculo, cuyo contenido expone lo que se considera necesario y conveniente para la comprensión y el logro de los objetivos concretos propuestos para la Semana de Oración por la Unidad Cristiana y para el resto del año 2012, y de un cartel-mural, que es una reproducción exacta de la portada del opúsculo, donde se alude al lema escogido para la referida Semana de este año y tomado de la doctrina expuesta por san Pablo en la 1ª Epístola a los Corintios, a saber: “Todos seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo” (cf. I Cor 15, 51-58). Dichos materiales van acompañados, además, de una selección de eventos de gran significación ecuménica acaecidos en 2011, realizada por el director del Secretariado Diocesano con la intención de estimularnos aún más a que nos abramos con inquietud e interés a la finalidad fundamental pretendida por esta importante celebración, que, en definitiva, no puede ser otra que la expresada por la vehemente plegaria de Cristo relativa a los miembros de su única Iglesia cuando clamó a su Padre: “Que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti, a fin de que el mundo crea” (Jn 17,21).

1. Presentación resumida del contenido del opúsculo correspondiente a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del año 2012. Sin perjuicio de una lectura pormenorizada de este escrito, que permita conocer con detalle todas las circunstancias que el Movimiento Ecuménico Eclesial ha tenido en cuenta para la formalización de todos los posibles aspectos de la Semana de Oración para el 2012, tal como en opúsculo se exponen, se va a ofrecer aquí un resumen de su contenido, con cierto detenimiento en la consideración de algunos de sus apartados de mayor interés. El opúsculo tiene 52 páginas, cuya distribución por apartados y materias es la siguiente: 2


- Al in Memoriam de Mons. Eleuterio F. Fortino (pg. 3) y al índice (pg. 5) sigue la presentación (pgs. 7-8) dirigida a todos los que organizan la Semana de Oración, aconsejándoles: a) Buscar la unidad durante todo el año: Pese a que, en el hemisferio norte, tradicionalmente (desde 1908, a propuesta del pastor episcopaliano Paul J. Wattson) la Semana de oración se celebra del 18 al 25 de enero, cubriendo el tiempo que va de la fiesta del apóstol Pedro a la de Pablo, sin embargo esta opción tiene sólo valor simbólico (ambos apóstoles fueron columnas de la única Iglesia cristiana). Podría elegirse otra fecha, también simbólica, como, por ejemplo, en torno a Pentecostés (la Iglesia bajo la acción de un mismo Espíritu). Se invita incluso “a utilizar estos materiales, a lo largo de todo el año, para expresar el grado de comunión que las iglesias ya han alcanzado”, orando por la plena unidad. b) Adaptar los textos propuestos: A las realidades de los diferentes países y lugares, teniendo en cuenta su praxis litúrgica y devocional, así como su contexto socio-cultural, con el fomento de una colaboración ecuménica. c) Utilizar adecuadamente los textos: Según el tipo de ceremonia que celebran las diferentes comunidades cristianas y las distintas finalidades que persiguen determinados grupos de creyentes. - Texto bíblico (I Cor 15, 51-58) ( pg. 9): Tomado de la BTI [Biblia, Traducción Interconfesional, Madrid 2008]. Como se ha indicado más arriba, el lema de la Semana de Oración sintetiza la doctrina expuesta por Pablo en los versículos de este texto: “Mirad, voy a confiaros un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados. Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene –que sonará- la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles mientras nosotros seremos transformados. Porque es preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que esta vida mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este cuerpo corruptible se revista de inmortalidad, cuando este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: <La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿dónde tu venenoso aguijón? > El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ha desplegado su fuerza con ocasión de la ley. Pero nosotros hemos de dar gracias a Dios, que por medio de nuestro Señor Jesucristo nos concede la victoria. Por tanto, hermanos míos muy queridos, manteneos firmes y constantes; destacad constantemente en la tarea cristiana, seguros de que el Señor no permitirá que sea estéril vuestro afán”. - Introducción al tema bíblico escogido en el 2012: “Todos seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo” (Cf. I Cor 15, 51-58) (pgs. 1012): a) Preparación de materiales y elección del tema: Los materiales de la Semana de Oración por la Unidad Cristiana de 2012 han sido preparados por un grupo de representantes de la Iglesia católica romana, de la Iglesia ortodoxa y de las iglesias veterocatólicas y protestantes presentes en Polonia.Tras largos debates, se decidió “centrarse en un tema que concierne el poder transformador de la fe en Cristo” y “muy relacionado con nuestra oración por la unidad visible de la Iglesia, cuerpo de Cristo”, basándose en la doctrina paulina acerca “del carácter temporal de nuestra vida presente (con toda su 3


dimensión aparente de victoria y de derrota), en comparación con lo que recibimos por la victoria de Cristo a través del misterio pascual”. b) ¿Por qué este tema?: La historia de Polonia ha sido una sucesión de victorias y derrotas. “El esfuerzo permanente por superar toda esclavitud y el deseo de libertad” caracterizan tal historia, con “cambios significativos en la vida de la nación”. Esta realidad histórica “ha llevado al grupo ecuménico que ha preparado los materiales de este año a reflexionar más profundamente sobre lo que significa ganar y perder”, teniendo en cuenta que “el concepto de victoria se entiende frecuentemente en términos triunfalistas”. Sin embargo, Cristo lo entiende de manera muy diferente. “Cuando los discípulos de Jesús discutían sobre quién era el más importante (Mc 9,34), se mostraba claramente que este impulso era fuerte. Pero la reacción de Jesús era muy sencilla: si alguno quiere ser el primero, colóquese en último lugar y hágase servidor de todos (Mc 9,35). Estas palabras hablan de victoria a través del servicio mutuo, ayudando, incrementando la autoestima de los últimos, los olvidados, los excluidos. Para todos los cristianos la mejor expresión de este servicio humilde es Jesucristo, su victoria sobre la muerte y su resurrección... Y mientras aguardaba el sufrimiento y la muerte que se avecinaba, oró por sus discípulos, para que sean uno y el mundo crea. Esta victoria es posible solo a través de la transformación espiritual y la conversión”. Por esta razón –dicen los polacos autores de este escrito (pg. 11)- se consideró que el tema de sus meditaciones debían ser las palabras del texto aludido de san Pablo a los corintios. “Se trata de lograr una victoria que integre a todos los cristianos en el servicio de Dios y del prójimo”. Y se añade: “Mientras oramos y nos esforzamos por la plena unidad visible de la Iglesia, nosotros mismos –y las tradiciones a las que pertenecemos- seremos transformados y configurados en Cristo. La unidad por la que oramos podrá exigir la renovación de algunas formas de vida eclesial que nos son familiares. Se trata de una perspectiva fascinante, pero que nos puede dar cierto temor. La unidad por la que oramos no es una noción cómoda de amistad y cooperación. Requiere una voluntad de dejar de competir entre nosotros. Tenemos que abrirnos unos a otros..., con el fin de poder verdaderamente entrar en la nueva vida en Cristo, que es la única verdadera victoria”. “Hay sitio para todos en el plan de salvación de Dios. A través de su muerte y resurrección Cristo abarca a todos, independientemente de ganar o perder, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna (Jn 3, 15). ¡Nosotros también podemos participar en su victoria!. Basta con creer en Él y será fácil vencer el mal con el bien”. c) Ocho días para reflexionar sobre nuestra transformación en Cristo: En la Semana de Oración 2012 se nos invita a profundizar en nuestra fe, en la cual todos nosotros seremos transformados por la victoria de Jesucristo. “Las lecturas bíblicas, comentarios, oraciones y preguntas para la reflexión exploran los diferentes aspectos de lo que esto significa para la vida de los cristianos y para su unidad, en y para el mundo de hoy.”: * Día primero: Transformados por Cristo Servidor (El Hijo del hombre ha venido para servir [cf. Mc 10, 45] ). * Día segundo: Transformados por la espera paciente del Señor (Es menester que cumplamos lo que Dios ha dispuesto [Mt 3, 15] ). * Día tercero: Transformados por el Siervo doliente (Cristo padeció por nosotros [cf. 1 Pe 2, 21] ). * Día cuarto: Transformados por la victoria del Señor sobre el mal (Vence al mal 4


a fuerza de bien [Rom 12, 21] ). * Día quinto: Transformados por la paz de Cristo resucitado (Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: la paz esté con vosotros [Jn 20, 19] ). * Día sexto: Transformados por el amor inconmovible de Dios (Nuestra fe es la que vence al mundo [cf. 1 Jn 5, 4] ). * Día séptimo: Transformados por el Buen Pastor (Apacienta mis ovejas [Jn 21, 17] ). * Día octavo: Reunidos en el Reino de Cristo (Al vencedor lo sentaré en el trono, junto a mí [Ap 3,21] ). - Preparación de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2012 (pg.13): Hubo un primer proyecto de esta Semana de Oración, preparado de febrero a junio de 2010 por un grupo de representantes de las distintas iglesias cristianas polacas, reunidos por invitación de la Comisión de Diálogo de la Conferencia de los Obispos de Polonia y del Consejo Ecuménico de Polonia. Se mencionan aquí los más importantes y se les agradece sus servicios. Los textos que aquí se proponen se han adoptado después de la reunión – en septiembre de 2010- de la Comisión Internacional nombrada por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Ecuménico de las Iglesias y del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Los miembros de este Comité Internacional agradecen la ayuda recibida de distintas personalidades citadas en el trabajo realizado. - Celebración ecuménica (pgs.14-19): Comprende: a) Una introducción (pgs.14-15), en la que se expone el tema tomado de 1 Cor 15, 51-58, según lo explicado más arriba (cf. pg.3: ¿Por qué este tema? ), como eje de la celebración litúrgica. Esta celebración ha sido propuesta, como se ha dicho, por un grupo ecuménico de cristianos polacos cuya experiencia vital ha conocido, sobre todo, la adversidad (como la historia misma de Polonia, marcada por una serie de invasiones, particiones territoriales y opresiones a cargo de potencias extranjeras). Aquí se aclara y justifica también cada una de las partes con que se desarrolla la celebración ecuménica, esto es: (A) La apertura (que podría contar con himno procesional, oración inicial y acto penitencial) (B) La proclamación de la Palabra de Dios (con la lectura de tres pasajes bíblicos, de los que 1 Cor 15 es esencial para el tema; seguiría un comentario homilético; y podría darse también una confesión de fe); (C) La oración por la unidad y la transformación (las intenciones de las oraciones de intercesión son la unidad cristiana y el cambio de determinadas situaciones; estas oraciones van seguidas por el “signo de la paz”, que, según una costumbre polaca, podría consistir en el intercambio de un trozo de “oblea” [“oplatek”] entre personas para comerlo; este intercambio expresa la unidad, el amor y el perdón entre aquellos a quienes el Salvador ha visitado; no es la Eucaristía, pero simboliza la presencia del que nació en Belén [“casa de pan”] y que se convirtió Ël mismo en el Pan de Vida); y (D) La conclusión (que comprende una oración, basada en los temas de cada uno de los ocho días del Octavario, y la bendición final); y b) El desarrollo concreto y práctico (pgs.15-19) de una celebración litúrgica propiamente dicha con cada una de sus partes perfectamente determinadas y cumplimentadas. 5


- Reflexiones bíblicas y oraciones para el Octavario (pgs.20-35): La celebración de la Palabra de cada uno de los ocho días del Octavario se organiza en torno a un tema de transformación, apoyado en un texto bíblico adecuado (relacionado con el texto/lema principal de 1 Cor 15, 51-58), complementado temáticamente con algún otro pasaje del Antiguo y del Nuevo Testamento, más un fragmento sálmico pertinente; a continuación siguen un comentario de los textos bíblicos proclamados y una oración final congruente. Se añaden también tres preguntas para la reflexión sobre el tema de cada día, que podrían responderse bien individualmente, bien grupalmente. - Propuestas complementarias para las celebraciones (pgs. 36-41): Las oraciones que se proponen para cada uno de los días del Octavario se basan en el tema de cada día. Se pueden usar junto con las lecturas bíblicas y la oración final para dar una estructura simple de celebración para cada uno de los días de la Semana de Oración por la Unidad Cristiana. - Información sobre Polonia - El contexto ecuménico (pgs. 42-46): Se ofrece aquí una información elemental sobre aspectos básicos de la nación polaca y una interesante reseña actualizada de su historia, con especial detenimiento en el análisis de su situación religiosa y, dentro de ella, de la situación del ecumenismo entre las distintas confesiones eclesiales existentes. - Temas 1968-2012 de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (pgs.47-50: Se informa sobre los temas elaborados desde 1968 por la Comisión “Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, y sobre los distintos lugares en que se prepararon. - Algunas fechas importantes en la historia de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (pgs.51-52). Concluido el resumen del opúsculo relativo a la Semana de Oración para el año 2012, aparece claro que contiene material más que suficiente para preparar y celebrar en nuestras Parroquias, Conventos contemplativos y Centros católicos de enseñanza, en comunión de intenciones, actos litúrgicos y tiempos de oración, “alma de todo el movimiento ecuménico” (Concilio Vaticano II, Decreto sobre Ecumenismo “Unitatis redintegratio”, 8), que permitirán identificarse con el mismo deseo de Jesucristo para su única Iglesia: “Que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti” (Jn 17,21).

2. Selección de eventos de gran significación ecuménica acaecidos en 6


el año 2011. Ofrecemos, a continuación, un elenco selecto de acontecimientos ecuménicos de gran importancia ocurridos en el año 2011, como una motivación y un estímulo más para celebrar con interés y fervor la Semana de Oración por la Unidad de los que nos consideramos discípulos de Jesucristo. La selección hecha sigue un orden cronológico: 1º) El cardenal Kurt Koch se reúne con el Patriarca ruso en Moscú (18 / 3 / 2011): En un primer viaje oficial a Rusia, el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los cristianos se encontró con el Patriarca Kiril de Moscú y de todas las Rusias. Trataron de “las principales áreas de cooperación” entre las dos Iglesias; a pesar de las diferencias teológicas en eclesiología, ambas iglesias pueden acercarse en “una cooperación más estrecha en ámbitos en los que sus posiciones coinciden, es decir, la defensa de los valores tradicionales cristianos en Europa, la defensa de la posición cristiana en la esfera socio-económica y en la ética de la investigación científica y bioética”.Otro punto tratado fue el de la cristianofobia, problema que ha afectado no solo a regiones en las que los cristianos son objeto de persecución abierta, sino también a países europeos de vieja tradición cristiana.. El cardenal Koch expresó su satisfacción por el hecho de que el Papa Benedicto XVI y el Patriarca Kiril comparten la misma posición sobre este problema. 2º) Viaje de Benedicto XVI a Croacia (4-5 / 6 / 2011): Benedicto XVI, el pasado 4 de junio, habló en el Teatro Nacional de Zagreb a políticos, académicos, empresarios, diplomáticos y representantes de otras confesiones religiosas (único acto ecuménico) sobre religión y sociedad: “La religión –dijo- no es una realidad separada de la sociedad, sino un componente suyo connatural, que evoca constantemente la dimensión vertical, la escucha de Dios como condición de la búsqueda del bien común, de la justicia y de la reconciliación en la verdad” Esto funda el respeto que el poder civil debe a la religión, y a la vez la responsabilidad particular de las religiones. En efecto, “la religión pone al hombre en relación con Dios, Creador y Padre de todos, y, por tanto, debe ser un factor de paz. Las religiones deben purificarse siempre, según esta verdadera esencia suya, para corresponder a su genuina misión”. Después disertó también con amplitud sobre la “conciencia”, de la que dijo que “dependía la calidad de la vida social y civil, la calidad de la democracia”, añadiendo que, “si todos los seres humanos hemos de encontrarnos en la búsqueda de la verdad, la conciencia, como testigo de la verdad, es condición de todo entendimiento”. 3º) Una delegación de ortodoxos acompañó al Papa en Roma en la fiesta de san Pedro y san Pablo (29 / 6 / 2011) y una delegación de la Iglesia católica visitó al Patriarca de Constantinopla en Estambul en la fiesta de san Andrés (30 / 11 / 2011): El Patriarca de Constantinopla Bartolomé I envió al 29 de junio una delegación a Roma, con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, asistiendo a la celebración eucarística, presidida por Benedicto XVI en la basílica vaticana. La iniciativa se sitúa en el ya habitual –pero no, por ello, menos significativo- intercambio de delegaciones por las respectivas fiestas de los santos patronos. De hecho, la Santa Sede envía una delegación a Estambul el 30 de noviembre para la celebración de la fiesta de san Andrés. El intercambio de delegaciones entre Roma y Constantinopla se inició en 1969, con la visita Constantinopla del cardenal Johannes Willebrands, presidente del entonces Secretariado para la Unidad de 7


los Cristianos, por san Andrés. 4º) Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (18-21 / 8 /2011): En ella no se celebró acto alguno específico de carácter ecuménico, pero la millonaria y compleja multitud de jóvenes allí concentrados, convocados –es cierto- por Benedicto XVI, líder de la Iglesia Católica, pero procedentes de todas las latitudes terrestres, con tradiciones religiosas distintas, muchos de ellos buscando respuesta a situaciones espirituales muy diferentes, incluidas las situaciones de lejanía o de pérdida total de la fe cristiana o de cualquier otra creencia, permite poder decir que aquella inmensa reunión de jóvenes inquietos por una búsqueda religiosa para sus vidas constituyó, de hecho, una prolongada e impresionante celebración ecuménica, cuyos indudables y variados resultados sólo Dios sabe. Así lo reconoció más o menos explícitamente el Papa en sus discursos. En San Lorenzo del Escorial, dirigiéndose a los profesores universitarios jóvenes (19/8/2011), dijo: “Los jóvenes necesitan auténticos maestros, personas abiertas a la verdad total en las diferentes ramas del saber, personas convencidas, sobre todo, de la capacidad humana de avanzar en el camino hacia la verdad. La juventud es tiempo privilegiado para la búsqueda y el encuentro con la verdad”. Y en Barajas, en el acto de despedida (21/8/2011), el Papa dijo: “Y no puedo dejar de dar las gracias a los jóvenes... por su participación alegre, entusiasta e intensa. Os invito ahora a difundir por todos los rincones del mundo la gozosa y profunda experiencia de fe vivida en este noble País (...) Con vuestra cercanía y testimonio, ayudad a vuestros amigos y compañeros a descubrir que amar a Cristo es vivir en plenitud (...). Hemos podido comprobar también cómo la gracia de Cristo derrumba los muros y franquea las fronteras que el pecado levanta entre los pueblos y las generaciones, para hacer de todos los hombres una sola familia que se reconoce unida en el único Padre común”. 5º) Tercer viaje apostólico de Benedicto XVI a Alemania (22-25 / 9 / 2011): Ya en la misma ceremonia de bienvenida al Papa, en Berlín, en la mañana del día 22, estuvieron presentes, además de las máximas autoridades civiles del Estado Alemán, autoridades religiosas católicas y autoridades de otras confesiones cristianas y de otras religiones, que pudieron oír todas ellas, junto con el resto de personas asistentes, a Benedicto XVI, hablando de religión, libertad y sociedad. Así continuaría ocurriendo, por lo que al auditorio se refiere, en las siguientes horas y días, con lo cual podría decirse que, durante todo el viaje, se produjo, de hecho, una constante actividad ecuménica. Sin embargo, tres fueron los actos ecuménicos propiamente dichos que tuvieron lugar, a saber: dos en Erfurt, en el ex Convento de los Agustinos, donde vivió Lutero (un encuentro en la Sala Capitular con representantes del Consejo de la “Iglesia Evangélica en Alemania” y una celebración ecuménica en su Capilla con la representación añadida de otras confesiones protestantes, en la mañana del día 23) y uno en Friburgo (un encuentro con representantes de las iglesias ortodoxas y orientales, a quienes recibió en el Seminario de la ciudad, en la tarde del día 24), con tres densos discursos respectivos del Santo Padre. En el primero habló a los dirigentes del Consejo de la Iglesia Evangélica sobre la cuestión teológica vital que preocupó a Lutero: “¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?”; ese Dios “no es una hipótesis filosófica sobre el origen del cosmos”, sino “que tiene un rostro y nos ha hablado en Jesucristo hecho hombre” (teología y espiritualidad luteranas cristocéntricas). Y se pregunta el Papa: “¿Qué tiene esto que ver con nuestra situación ecuménica?...Lo más necesario –dice- para el ecumenismo es, sobre todo, que, 8


presionados por la secularización, no perdamos casi inadvertidamente las grandes cosas que tenemos en común, aquellas que de por sí nos hacen cristianos (Sagrada Escritura, Profesiones de fe del cristianismo antiguo)....En el testimonio común del Dios de Jesucristo reconocemos nuestra comunión como nuestro fundamento imperecedero”. En el segundo discurso, pronunciado en la celebración tenida en la Capilla del exconvento de Agustinos de Erfurt, con la participación de evangélicos y miembros de otras Iglesias protestantes, Benedicto XVI comentó el texto de Juan 17,20: “No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos”. Jesús intercede por las futuras generaciones reza por nuestra unidad. El está siempre ante el Padre intercediendo por nosotros, y quiere atraernos a su oración. En la oración de Jesús está el lugar interior, de nuestra unidad. Seremos, pues, una solo cosa, si nos dejamos atraer dentro de esta oración. Cuanto más nos dejamos atraer en esta dinámica, tanto más se realiza la unidad”. El tercer discurso, dirigido por el Papa a los representantes de las Iglesias ortodoxas y orientales, en Friburgo de Brisgovia, se reconoce que, teológicamente, la Ortodoxia es, entre las iglesias y comunidades cristianas, la más cercana a la Iglesia católica; además, católicos y ortodoxos poseen la misma estructura de la Iglesia de los orígenes. Por eso, se puede esperar que no esté muy lejano el día en que se pueda celebrar juntos la Eucaristía. Y se acaba, acudiendo a María, la Hodegetria, la “guía del camino” (en Occidente, “Nuestra Señora del Camino”). A Ella nos encomendamos y pedimos llegar a ser en Cristo una comunidad cada vez más unida. Por lo demás, hay que añadir que el Papa se reunió también con representantes de la Comunidad Hebrea, en una Sala del Parlamento de Berlín, en la tarde del día 22, y con comisionados de la Comunidad Musulmana, en el Salón de recepciones de la Nunciatura Apostólica de Berllín, en la mañana del día 23. 6º) Benedicto XVI y el encuentro interreligioso de Asís (27 /10 / 2011): Estos encuentros de líderes religiosos en Asís, que comenzaron en 1986, gracias a la iniciativa y visión proféticas del beato Juan Pablo II, han ampliado su horizonte de protagonismo a todo sector humano este 27 de octubre de 2011, al ser convocado por primera vez un grupo de intelectuales agnósticos (o no creyentes), unidos a los demás concitados por un común deseo de buscar la verdad y la paz, y ello gracias a una decisión personal del actual Papa Benedicto XVI. Era el “colofón natural”, nada sorprendente, de un pontífice, que ha hecho del diálogo fe-cultura, creyentes-no creyentes, una de las preocupaciones fundamentales de su pontificado, siguiendo caminos emprendidos por el Concilio Vaticano II, que creó, para favorecer tal diálogo, un Secretariado especial en la Iglesia Católica.. El discurso del Papa, preparado para esta Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, titulado “Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz” y pronunciado en la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís, después de veinticinco años del encuentro de 1986, comienza cuestionándose: “¿A qué punto está hoy la causa de la paz?”. Y recuerda que, entonces, la gran amenaza para la paz provenía de la división del planeta en dos bloques, y el símbolo de tal división era el muro de Berlín. Su caída el 9 de noviembre de 1989, tres años después de la primera reunión de Asís, demostró cómo el deseo de libertad de los pueblos era más fuerte que las armas de la violencia. . El Papa señala dos tipologías de nuevas formas de violencia: el terrorismo y secuelas de la ausencia de Dios. El terrorismo es ataque cruel a vidas inocentes; es incompatible con la religión; se ha usado en nombre del cristianismo.. La consecuencia de la ausencia de Dios ha sido no reconocer ley alguna por encima del hombre. De ahí la decadencia del hombre centrada en el tener y el poder. El Papa señala también una tercera vía para 9


la paz: la de aquellas personas que no han recibido el don de la fe (agnósticos); buscan la verdad; sufren por no tenerla, mientras se encaminan hacia ella; son peregrinos de la verdad y de la paz. Por una parte, despojan a los ateos combativos de su falsa certeza. Y, por otra, comprometen a los creyentes para que no consideren a Dios como “propiedad que les pertenece”. Estas personas que buscan a Dios, no lo encuentran, con frecuencia, porque los que se consideran creyentes les deforman u ocultan la verdadera imagen de Dios. El Papa les invitó al encuentro de Asís, porque “se trata más bien de estar juntos en camino a la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra todo tipo de violencia destructora del derecho”.

3. Conclusión: El ecumenismo reclama hoy vivir íntegra nuestra fe para hacer visible la unidad de la Iglesia. En el reciente viaje de Benedicto XVI a Alemania, del que se ha hablado más arriba, en el encuentro mantenido en el que fuera monasterio agustino de Martín Lutero (Erfurt) con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica (23/9/2011), el Papa dijo que “ante el problema de la secularización” las iglesias cristianas “no pueden ceder, adulterando la fe, sino que la cuestión ecuménica central consistirá en unirnos para vivirla íntegramente. Como los mártires de la época nazi propiciaron nuestro acercamiento recíproco, suscitando la primera apertura ecuménica, del mismo modo también hoy la fe, en un mundo secularizado, será la fuerza ecuménica más poderosa que nos congregará, guiándonos a la unidad en el único Señor”. Dar testimonio del Dios revelado en Jesucristo, en una sociedad secularizada como la nuestra, es tanto un desafío diario como una tarea inaplazable para todas las Iglesias cristianas. El teólogo católico J.B. Metz denominó al momento presente con la expresión “crisis de Dios”, refiriéndose a que el Dios de Jesucristo se va haciendo cada vez más “extraño” en los ambientes culturales, sociales, educativos y familiares actuales. La situación actual se caracteriza por un pluralismo religioso, en el que se dan tendencias opuestas. Por un lado, la crisis religiosa parece alcanzar niveles de difusión y de radicalidad hasta ahora desconocidos, con especial incidencia en el Dios de la tradición cristiana, mayoritaria hasta ahora en Europa. Por otro lado, la capacidad de resistencia y de adaptación demostrada por el cristianismo, la crisis innegable de la modernidad ilustrada y la vigencia de distintas formas de religiosidad más o menos sincretista pudieran cuestionar la tesis de una sociedad europea profundamente secularizada. Complejidad paradójica que motiva que unos hablen de sociedad “postcristiana” y otros de sociedad “postsecular”. En todo caso, ningún cristiano puede actuar “como si Dios no existiese” ni olvidar que donde Dios se muestra, hay futuro a través del compromiso, incluso para un ecumenismo con sus luces y sus sombras. El retorno a la centralidad de Dios ha de ayudar a situar las divergencias aún persistentes entre las diversas confesiones cristianas en el sitio que les corresponda, para no absolutizarlas ya por inercia apologética, ya por reivindicaciones identitarias, ya por reticencias a un diálogo serio en la verdad.. Como afirma Benedicto XVI en el lugar citado, “no serán las tácticas las que salven el cristianismo, sino una fe pensada y vivida de un modo nuevo mediante la cual Cristo, y con Él, el Dios viviente, entre en nuestro mundo”. Es menester que la victoria de Jesucristo nos “transforme” a los cristianos para 10


que la unidad plena de la Iglesia se haga visible (Lema de la Semana de Oración). La “transformación victoriosa”, según la doctrina de 1 Cor 15, 51-58, la logra Jesucristo para los cristianos, cuando Él mismo ha vencido a la muerte y su aguijón, el pecado, manifestado con todo su furor con ocasión de la Ley, y ha resucitado Esta “transformación” (salvación) es la que impide que sea estéril nuestra tarea cristiana..Esta “victoria” se muestra “siendo el servidor de todos” (Mc 9,35), colocándose en el último lugar, el lugar de los perdedores, de los marginados, de los excluidos. “Es en la vida de Cristo, sus actos, su enseñanza, su sufrimiento, su muerte y su resurrección, donde queremos buscar inspiración para una vida moderna victoriosa de fe, que se expresa a través del compromiso social en un espíritu de humildad, servicio y fidelidad al Evangelio”. Y mientras aguardaba el sufrimiento y la muerte que se avecinaba, oró por sus discípulo para que fueran uno y el mundo creyera (cf. Jn 17,21).Esta “victoria” es dable solo a través de la transformación espiritual y la conversión. He aquí la razón de la elección de las palabras de san Pablo en 1 Cor 15, 51ss para el tema de nuestras reflexiones en el Octavario. En efecto, en él se contemplan diferentes aspectos de lo que significa esa “transformación” para la vida de los cristianos y para su unidad eclesial: 1. Cristo servidor (camina hacia la victoria a través del servicio. “Ha venido para servir”). La Iglesia de Jesucristo es una comunidad de servicio. Actuar con nuestros diferentes dones al servicio de los demás hace visible nuestra unidad en Cristo. 2. Espera paciente del Señor (para lograr cualquier cambio se requiere perseverancia). Esta espera es esencial para los que oran por la unidad visible de la Iglesia 3. Siguiendo a Cristo, Siervo sufriente, los cristianos nos solidarizamos con todos los que sufren. 4. Unidos a Cristo, compartimos una nueva vida, luchando contra el mal que hay en el mundo. La división entre nosotros no nos permite superar el mal. 5. El Resucitado es el gran vencedor sobre la muerte y el mundo de las tinieblas. La paz y la unidad son los signos de nuestra transformación por su resurrección. 6. El misterio pascual nos revela el amor fiel de Dios y nos llama a una nueva forma de amor, que abre el corazón al poder del Espíritu. 7. El Señor, buen Pastor, fortalece su rebaño. Hay un solo Pastor y nosotros somos su pueblo. 8. Celebramos el Reino de Cristo. Los cristianos sabemos que la unidad entre nosotros es, sobre todo, don de Dios. Cristo reina sobre todo lo que separa y divide. El documento conciliar “Unitatis Redintegratio” habla de la “transformación/ conversión” como del alma de todo ecumenismo (cf. números 7 y 8) y la Encíclica de Juan Pablo II “Ut unum sint”. Que María, Madre de la Iglesia, nos guíe en el camino de la unidad. Queda a disposición de Vds. y les saluda con respeto y afecto en el Señor Manuel García Muñoz.

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