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El comedor social: una experiencia de desprendimiento
Soy María del Mar, cocinera en el comedor social de Cáritas en la temporada de la aceituna en Martos.
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Hoy quiero contar mi experiencia. Cada tarde nos ponemos en movimiento para que todo esté preparado. Los voluntarios dejan sus tareas para que todas las tardes no falte nada. Cada uno somos de una manera de ser, pensar, etc., pero en las horas que estamos todos y todas juntos, lo único que nos preocupa es que los inmigrantes estén a gusto. Se puedan duchar, lavar su ropa y tener una comida caliente. También nos preocupamos de su salud, si necesitan algo, si están enfermos, si tienen ropa o pasan frío. La experiencia es única, cuando ves el sufrimiento que tiene la mayoría, que llevan meses o años, sin ver a sus familias, qué duro, ¿verdad? Pero ese ratito que están allí se sienten en familia y cada uno, ese poquito de granito que ponemos, nos lo agradece. Mi experiencia personal es que soy mejor persona, y que todos y todas una vez en la vida, deberíamos tener una experiencia así, nos haría reflexionar sobre muchas cosas y seguro que veríamos la vida y a las personas de otra manera.
Os animo a probar, echar una pequeña mano y saber lo que es la gratitud de los que a veces miramos por encima del hombro. La mayor satisfacción cuando cerramos la puerta y saber que hicimos un buen trabajo, sobre todo los voluntarios, y la buena dirección, y eso nos lo hacen saber los inmigrantes cuando salen de cenar, sus gracias son las que te animan cada día a ir con más ganas. Un saludo.