6 minute read
Evangelizar desde el corazón de Jesús
Todos como cristianos estamos llamados a anunciar el Reino de Dios aquí en la tierra, teniendo presente que el amor es lo que impulsa este anuncio, que se debe realizar con valentía, disposición y libertad. Todo comienza con un SI, al llamado que hemos recibido por parte de Dios, que es la santidad de vida.
Ahora, comenzamos esta gran aventura y nuestro primer diálogo al descubrir que Dios ha puesto su mirada en nosotros para anunciarlo debe ser: ¡Gracias por llamarme!
Advertisement
Evangelizar desde el corazón de Jesús es tener un oído atento a su voluntad.
El corazón de Jesús se conmueve y comparte su amor infinito con toda la humanidad. El evangelista san Juan nos comparte: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (3,16). Su corazón llama entonces a nuestro corazón; nos invita a salir de nosotros mismos y a poner todo en sus manos, siguiendo su ejemplo y compartiendo su amor sin reservas.
Una vez que nos hemos llenado del amor de Dios, hemos estado en diálogo con Él, hemos tenido la oportunidad de un primer encuentro, estamos llamados a “salir”, y transmitir como Iglesia, que somos peregrinos; que Jesús confía en nosotros y nos invita a vivir de acuerdo a las enseñanzas del Evangelio.
¿Cómo partir desde nuestro diario vivir para poder llevar acabo el proyecto de Dios? El evangelio de Marcos (8, 27-30) nos narra como la multitud de personas que vivían en Cesarea de Filipo no identificaban quién era Jesús. Los discípulos tienen la iniciativa de confesar que Jesús es el Mesías al escuchar que el Señor hace la pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?. Esta pregunta es el fundamento para partir y evangelizar desde el corazón de Jesús. No puedo anunciar o presentar a quien no conozco. El paso sería responder a esta pregunta a nivel personal: ¿Quién es Jesús para mí? Y al meditarlo ahora si podremos dar el paso a lo que sigue, reconocer que soy discípulo de Cristo.
Dios nos llama discípulos.
Un discípulo es alguien que se deja mirar por el Señor, y se ha convertido en testigo de su eterno amor por la humanidad. Podemos pensar que el ser discípulo es para aquellos que tienen mejores cualidades que nosotros, pero finalmente, Dios nos da todas las capacidades para que podamos llevar a cabo su misión y será nuestra responsabilidad ejercitarlas y ofrecer el doble de aquello que Jesús nos ha dado, así como nos narra el evangelio de Mateo en la «parábola de los talentos», tener la certeza que aquellos dones no son para enterrarlos sino para que den mucho fruto.
Dios nos da fe, a nosotros nos tocará dar testimonio. Dios nos da esperanza, a nosotros nos tocará transmitirla. Dios nos da amor, a nosotros nos tocará enseñar cómo se ama. Dios es el camino, a nosotros nos tocará ser el dedo que guíe cómo llegar a Él. Dios nos da la vida, a nosotros nos tocará hacer sonreír a los demás.
Gratitud, cercanía con Dios y emprender el camino, nos hace no descuidar que Jesús será quien nos guiará y que nuestro compromiso será seguir sus huellas. Pidamos al Señor un corazón semejante al suyo. Permanezcamos en su amor y dejémonos abrazar de su inmensa ternura.
Iván Martínez Segundo de Filosofía
Escucha-Confía-Responde
¡Hola! Soy el padre Alberto Estrada y este año Monseñor Rogelio, me ha pedido que sirva como Coordinador del «Centro Vocacional de Monterrey».
El Centro Vocacional es un espacio que brinda la Iglesia de Monterrey, para promover y acompañar las inquietudes vocacionales en los jóvenes. Estas inquietudes suelen girar en torno a lo que quieran dedicar su vida y cómo se ven en el futuro, desde la óptica de la voluntad de Dios en sus vidas, y para ello realizamos el «Proceso Vocacional».
El Proceso Vocacional es un tiempo para «escuchar», y conocer acerca de las distintas vocaciones que hay dentro de la Iglesia y poder descubrir personalmente, hacia cuál les está llamando Dios. También es momento de «confiar» en que, con la gracia del Espíritu Santo y junto con la orientación y apoyo que les brindaremos, lograrán «responder» a la elección del camino por el que seguirán a Jesús.
Durante el Proceso Vocacional tenemos diferentes actividades como: entrevistas de acompañamiento, retiros de proceso, misiones, círculos bíblicos y convivencias en compañía de sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas. Además de todo esto, los jóvenes tienen oportunidad de convivir con otros jóvenes, que desean seguir la voluntad de Dios en sus vidas.
¿Conoces a algún joven que esté buscando la voluntad de Dios en su vida? Invítalo a comenzar su Proceso Vocacional, y descubra su camino.
Si quieres conocer más sobre las actividades del Centro Vocacional envía un mensaje de WhatsApp al 811-6049922. También puedes inscribirte al Proceso Vocacional directamente, desde el código QR.
En la tempestad…¡Escucha, Confía y Responde!
Pbro. Alberto Estrada García Coordinador del Centro Vocacional
El papel de los laicos en tiempos de pandemia
Desde nuestro bautismo todos formamos parte del cuerpo de Cristo, de la Iglesia conformada por personas con un mismo llamado a la santidad, viviendo a imagen y semejanza de nuestro Creador.
La vocación del laico tiene como misión buscar, encontrar y expandir el Reino de Dios en las actividades que realiza en su día a día. Como laicos tenemos la dulce obligación de ser reflejo de los valores del Reino, comportándonos de manera congruente en todos los ámbitos en que nos desarrollamos; por ejemplo, siendo honestos y justos en nuestro trabajo, responsables y comprometidos en nuestra educación, cálidos y respetuosos con nuestro prójimo, y ciudadanos íntegros de nuestra nación. En pocas palabras, somos llamados a vivir como Cristo en la realidad actual, pero ¿cómo vivir en plenitud ésta vocación si debo permanecer en casa por la situación del coronavirus?
Vivimos de un lado a otro procurando que la evangelización sea siempre cercana, constante y fértil, invitando a más almas a formar parte de la familia de Dios, pero gracias a la situación actual la mayoría de las interacciones son de manera virtual. Para algunos miembros de la Iglesia esto ha sido bastante funcional, porque a través de las redes sociales podemos anunciar la Buena Nueva a rincones del mundo que jamás imaginamos alcanzar. Han salido a la luz dones que desconocíamos, como hablar frente a una cámara o dirigir eventos mediante plataformas electrónicas, y sin duda esto es de aplaudirse, pues mientras el mundo avance, la Iglesia también debe hacerlo. Éste es el
tiempo perfecto para que nosotros, como laicos, reinventemos nuestros modos de transmitir el amor de Dios y así permear todos los medios de su presencia.
Ahora más que nunca, los laicos debemos tenernos paciencia, y comenzar a reconocer la fragilidad e importancia de nuestra vocación. ¿Te diste cuenta de lo importante que eres para la Iglesia?, ¿ya viste que tu servicio en la comunidad es reflejo del Dios vivo? Tu vocación es necesaria, ¡No te dejes vencer por los tiempos difíciles! te aseguro que después de esta pandemia saldrás más fuerte que nunca. Así que desempolva tu Biblia, agarra tu Rosario y recuerda: un Ave María, ¡y adelante!
Lic. Ilse Abigail Arredondo González Templo Señor de la Misericordia