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Los miedos que nos impiden vivir la confianza y empatía

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Desde Rectoría

Desde Rectoría

La primera situación para analizar, es nuestra propia seguridad y la visión que tenemos de la realidad, y sobre todo, de nosotros mismos (auto-imagen). La estructura humana se basa en una plataforma de cómo observamos lo que hay en nuestro alrededor con madurez y objetividad; esto permite establecer nuestras categorías de valores y satisfactores. Es decir, de la forma de enfrentar lo que vivimos de formar cotidiana en todas las circunstancia que nos sobrepasan y que en ocasiones no estamos preparados, como en el caso de la pandemia.

Es una exigencia tener un conocimiento de todo esto, porque ayudará ha enfrentar estas situaciones. Porque nos dejamos llevar por lo que dicen los demás, y muchas veces se filtran mitos e ideas pocos confiables y comentarios que nos llenan de temores y miedos falsos. La seguridad que emana de nosotros, nos da la posibilidad de enfrentar con verdadero conocimiento la realidad que confronta nuestra estructura humana, para reafirmarla y no se vea débil, vulnerable y atacada.

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Una de las emociones mas contagiosas que penetran a las personas es el miedo, y es ahí donde comienzan ha generarse otros miedos, creando distancia y alejamiento en nuestras relaciones; porque surge la pregunta: ¿esto es seguro para mí y para los demás? Este proceso se da en forma inconsciente, y es muy válido. Pero cuando el miedo crece nos paraliza y no nos permite responde adecuadamente a nuestra realidad y necesidad.

Tenemos que construir otra ética de valores humanamente, porque estos miedos disuelven las fronteras en las relaciones humanas, para que se dé una nueva concepción del respeto y del cuidado personal y comunitario. Es decir, yo me tengo que cuidar a mi mismo para cuidarte a ti, desde el afecto y la empatía, y poder tener el soporte necesario para expresar estos miedos y dudas, y la información va ser clave en estas circunstancias.

Cuando contamos con todo un aparato de información a nuestro alcance, nos da la oportunidad de valorar ciertamente nuestras relaciones. Pero también tenemos la obligación y compromiso para manejar de forma cierta el cómo comportarnos, y podamos ser así un factor de seguridad para los demás; vamos creando lazos de confianza desde una realidad evaluada y analizada para hacer mas llevadera nuestra vida y la de los demás. Indudablemente el protagonista de esta historia somos nosotros mismos y al mismo tiempo los demás, porque tenemos que estar seguros y amparar nuestra vida junto con las personas, que representan nuestra familia y comunidad. Los valores de Evangelio iluminan clara y perfectamente toda la situación de la pandemia, y nos invita ha recibir al otro como hermano, cambiando radicalmente la postura del mundo y presentándonos el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. También vale la pena recordar las Bienaventuranzas como códigos de amor, misericordia y cumplimiento del amor de Dios; y qué decimos del juicio final, donde uno de los reproches de Jesús es que no fuimos capaces de asistir al mas débil y pobre. La verdadera confianza y plenitud está en la confrontación de nuestro «ser» y «hacer», de cómo vivimos nuestra FE en el seguimiento a Jesucristo.

Pbro. Eduardo Farías Sotelo Parr. Ntra. Sra. De la Soledad

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