CRÍMENES Y ATAQUES INEXPLICABLES En diferentes épocas y en diversas partes del mundo se ha informado de crímenes y ataques a personas —y a veces a animales— sin una solución fácilmente aceptable. Los casos descritos carecen de autores definibles. Son crímenes y ataques que han sido llevados a cabo de modo misterioso y por agentes casi nunca identificados. Se incluyen algunos crímenes de apariencia común: un apuñalamiento, muertes a tiros y un robo, cometidos por medios extraordinarios y desconocidos. Hay también algunos crímenes fuera de lo común, como mutilación de ganado y esclavitud por medios ocultistas, para los que no parece haber una explicación clara. A otro nivel están los asaltos por demonios y otros malos espíritus. Algunos de estos ataques pueden ser causados por agentes externos, y simplemente afectan a la víctima sin previo aviso. Pero pueden también ser autoinducidos por la creencia de la víctima en una maldición o maleficio lanzados por otro. Sólo si uno cree en ese tipo de maldiciones hará que se cumpla su intención aviesa. Al leer acerca de sucesos tan extraños e inexplicables, deberíamos recordar los límites de nuestro conocimiento, sin impresionarnos demasiado por lo que creemos saber. Al descubrir que algunas de nuestras creencias que nos son más caras son cuestionables, podremos hacernos más receptivos a la idea herética de que no somos infalibles en otras zonas de nuestra vida y pensamiento. CRÍMENES INEXPLICABLES
A pesar de la experiencia, lós modernos medios y redes de comunicación que comparten los departamentos de policía de muchos países, hay todavía algunos delitos en los que los hechos son tan desconcertantes que desafían cualquier solución lógica. El mismísimo Sherlock Holmes se hubiera visto en apuros con ejemplos como los siguientes:
¿Un suicidio imposible?
El) 1872, capitán George M, Colvocoresses fue 172contrado muerto a tiros en una calle muy frecuentada
ale Bridgeport (Connecticut , E.U.A.'. /Unto a( cuer-
po había una pistola y una billetera, y al principio la policía supuso que se trataba de un caso claro de asesinato. Pero al examinar más detenidamente el cuerpo descubrieron que ni en el saco ni en el chaleco había agujeros de bala, mientras que el orificio y la quemadura de pólvora de su camisa indicaban que la pistola había sido introducida bajo las prendas exteriores antes de disparar. Ni la policía ni los periodistas podían explicarse por qué un asesino iba a tomarse semejante trabajo. La conclusión inmediata fue que eI capitán Colvocoresses se había quitado la vida, idea reforzada por el descubrimiento de que pocos meses antes la había asegurado en 193 000 dólares. Pero cuando se vio que
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en su testamento sólo había legados de unos pocos miles de dólares, la tesis pareció dudosa. Aún más dudas suscitaba el carácter del capitán, que era, según el New York Times, "un hombre de mucho carácter y vida impecable", todo lo contrario de un presunto suicida. Estaban también las dificultades técnicas de la teoría del suicidio. ¿Por qué Colvocoresses puso la pistola cuidadosamente dentro de sus ropas antes de apretar el gatillo? No sería porque tenía miedo de estropear chaleco y saco. Pero si lo hizo, quizá precisamente para rodear de misterio su muerte, ¿cómo podía esta: seguro de que, tras dispararse al corazón, iba a tener tiempo de sacar la mano antes de morir? Y si no podía estar seguro de esto y no obstante quería que su suicidio pareciera asesinato, ¿por qué elegir ese método? Y, por último, si deseaba matarse sin que pareciera suicidio, ¿por qué decidió hacerlo a primeras horas de la noche en una calle muy concurrida? (The New York Times, de julio de 1872)
¿Cómo ocurrió?
En julio de 1891, Carl Gros fue muerto a tiros cerca de Maspeth (Long Island, E.U.A.). La bala penetró en su cuerpo sin hacer agujeros en la ropa. (Charles Fort, The Complete Bóoks of Charles Fort, pág. 913)