V3N2 2013 julio-diciembre BCSR

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Sapiens Research

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 ISSN-e: 2215-9312 www.sapiensresearch.org

Ranking U-Sapiens 2012-2 Ranking Col-Sapiens 2011-2012

Sapiens Research Group Arte visual: Fernando Cadenas (España) fernando.cadenas@gmail.com http://www.fernandocadenas.com/


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ISSN-e: 2215-9312. Volumen 3 / Número 2. Julio-Diciembre 2013 Directora: Mónica Cuellar-Castro Editor general (edición-diagramación): Carlos-Roberto Peña-Barrera Correo-e: editor@sapiensresearch.org Publica: Sapiens Research Group. Calle 167C No 55A-26 Of. 805 (Bogotá, Colombia) Tel: (571) 311-520 8569 Comité editorial Dda. Érika-Alexandra Honig-Andrade (University of Applied Sciences, Alemania) Dda. Pámela Neumann (University of Texas at Austin, Estados Unidos) Dra. Miriam Pardo-Fariña (Universidad Andrés Bello, Chile) Dra. Angélica De Sena (Universidad de Buenos Aíres, Argentina) Dra. Begoña Enguix (Universitat Oberta de Catalunya, España) Dra. Mercedes Castillo (Universidad Nacional de Colombia) Ms. Emmanuelle Rabaud (Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Marsella, Francia)

Comité científico PhD. Alejandra Ojeda-Sampson (Universidad Latina de México) PhD. Anayra O. Santory-Jorge (Universidad de Puerto Rico) PhD. Nicola Caon (Instituto de Astrofísica de Canarias, España)

Arte visual de la portada: Fernando Cadenas (España)

fernando.cadenas@gmail.com http://www.fernandocadenas.com/ Para el Boletín Científico Sapiens Research (BCSR), que los autores envíen sus contribuciones, sean artes visuales o escritos originales-inéditos, significa que, para el caso de los últimos, no han sido ni serán publicados en otro medio de comunicación en papel o electrónico; pero, para el caso de los primeros, no tendrá ningún inconveniente en publicar aquellas que hayan sido plasmadas en otros medios de comunicación. Para esta revista es muy importante que se haga una breve reseña de los autores, información de contacto, publicaciones y links de sus producciones. Por tal razón, resaltar el perfil de los autores y sus capacidades es de gran interés. No obstante, el contenido de los escritos publicados es de exclusiva responsabilidad de los autores, y no refleja necesariamente la filosofía de esta publicación ni el pensamiento particular de cada uno de sus integrantes. Colaboraron de árbitros externos: Armando García Chiang, Cecilia-Raquel Satriano, Etienne Helmer, Joan Vendrell Ferré, John Gutiérrez-Jarabá, Jorge-Francisco Barragán-López, José-De Jesús Legorreta-Zepeda, Miguel López Astorga, Miguel López- Astorga, Pablo García-Castillo, Paola-Andrea Riaño-Arbeláez


www.sapiensresearch.org Colaboran en este número Alba Barbé-i-Serra (España) Carolina-Alejandra-de-Lourdes Becerra-Sepúlveda (Chile) Celso Valderrama-Delgado (México) Douglas-Miguel Llanos-Medina (Venezuela) Guadalupe-Margarita González-Hernández (México) Luis Herrera-Terrazas (México) Ma. de Lourdes Ortiz-Sánchez (México) María del Refugio Navarro-Hernández (México) Mario-Enrique Villalta Flórez-Estrada (Costa Rica) Norma-Celina Carnevali-Lobo (Venezuela) Ricardo García-Jaime (México) Salvador Vázquez-Sánchez (México) Salvador Vera-Ponce (México) El Boletín Científico Sapiens Research (BCSR) es un publicación semestral (enero-junio y julio-diciembre, que edita-publica Sapiens Research Group y que inició en enero de 2010), electrónica y digital, de libre acceso y descarga, cuyo objetivo principal es visibilizar artículos (principalmente en español, pero también en otros idiomas como portugués y francés) de investigación-reflexión a la comunidad científica y académica internacional, bajo el contexto de diferentes secciones: Latín-A (temas latinoamericanos), Lógyca (temas de lógica y sentido común), Psique (temas de psicología), Sociologando (temas de sociología), Sofando (temas de filosofía) y Urbis (temas de urbanismo), secciones que son editadas por importantes investigadoras de distintos países de Europa y América, y que está dirigida a toda la comunidad interesada en los temas de las secciones. También publica otro tipo de artículos, desde otras secciones de interés cultural y general. Finalmente, este medio de comunicación también da a conocer el Ranking U-Sapiens (clasificación de universidades colombianas según indicadores de investigación) y el Ranking Col-Sapiens (clasificación de colegios colombianos según puntaje, calidad y acreditación). Nota legal: la postulación de originales-inéditos implica que los autores conocen y suscriben las “Pautas: contribuciones y arbitraje”. La política de libre acceso a los contenidos contempla que los autores autorizan que sus originales-inéditos sean editados, publicados, reproducidos e incorporados en cualquier forma y medio, para fines educativos-investigativos. Por lo tanto, se autoriza la reproducción total o parcial de esta obra para fines educativos-investigativos, siempre y cuando se cita la fuente. Ética de publicación: los autores tienen derecho de hacer copias (impresas o electrónicas) del artículo para su uso personal o enseñanza en el aula; hacer copias y distribuir copias del artículo de la revista (incluso a través de e-mail) a sus colegas de investigación, para su uso personal por sus colegas y para fines académicos; publicarlo en su sitio web personal o institucional; de presentar el artículo de la revista en un evento y distribuir copias en papel para los asistentes; usarlo (artículo sin respaldo-financiación institucional) como soporte de formación en su sitio de trabajo; incluir el artículo (todo o parte) en una tesis o tesina; utilizar el artículo (todo o parte) en una recopilación impresa de sus obras, como la colección de escritos o notas de la conferencia (después de la publicación del artículo en la revista); a preparar otras obras derivadas, para ampliar el artículo de la revista en formato de libro, o de lo contrario volver a utilizar partes o fragmentos de otras obras, con pleno reconocimiento de su publicación original en la revista. http://www.facebook.com/pages/Boletin-Cientifico-Sapiens-Research/181844285178334 https://twitter.com/sapiensresearch http://issuu.com/sapiens-research


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Tabla de contenido Llamado a artículos de investigación-reflexión

?

Editorial: Cimas iluminadas Por Carlos-Roberto Peña-Barrera (Colombia)

1

Psique: Interculturalidad y ciencias de la educación en lengua de señas chilena Por Carolina-Alejandra-de-Lourdes Becerra-Sepúlveda (Chile)

2-7

Psique: Mujeres de Edipo y los avatares de lo femenino en la mentalidad de occidente Por María del Refugio Navarro-Hernández, Salvador Vázquez-Sánchez y Celso Valderrama-Delgado (México)

8-12

Psique: Abuso sexual en la niñez Por Ricardo García-Jaime (México)

13-17

Sociologando: Una construcción íntima de la identidad trans como estrategia de desplazamiento en función de contextos, momentos, interacciones y prácticas Por Alba Barbé-i-Serra (España)

18-23

Sofando: Política de Aristóteles y sus ciudades (in)finitas Por Douglas-Miguel Llanos-Medina (Venezuela)

24-28

Urbis: De los imaginarios al fetichismo frente al debate de los centros históricos Por Guadalupe-Margarita González-Hernández (México)

29-33

Urbis: El espacio público seguro en los hábitat residenciales Por Norma-Celina Carnevali-Lobo (Venezuela)

34-39

Urbis: ¿Es posible regular el espacio público? Por Mario-Enrique Villalta Flórez-Estrada (Costa Rica)

40-45

Ranking U-Sapiens 2012-2 Por Sapiens Research Group

Ranking Col-Sapiens 2011-2012 Por Sapiens Research Group

Índice: artículos y autores anteriores Biodatos: autores actuales Pautas: contribuciones y arbitraje

46-51 52-59 ? ? ?


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Llamado a artículos de investigación-reflexión V4N1-2014 enero-junio Latín-A

Desigualdades en América Latina

Dda. Érika-Alexandra Hönig-Andrade (University of Applied Sciences, Alemania) Dda. Pámela Neumann (University of Texas at Austin, Estados Unidos) Editoras de sección Desde el punto de vista regional y continental, existe una inmensa brecha entre los sectores más ricos y pobres en América Latina. A pesar de los nuevos programas sociales impulsados por los gobiernos desde México hasta Argentina en los años recientes, persisten grandes desigualdades en la región. La desigualdad se mide entre individuos con mayor o menor acceso a recursos, alimentos, educación, ingresos, fuentes de empleo, y calidad de vida (entre otros). A menudo, una raíz de estas desigualdades se encuentra en la geografía. Varios autores afirman que, en el momento de nacer las personas, tienen determinado su futuro y trayectoria según el lugar donde nacen. Las áreas rurales son, sin lugar a dudas, de las más desabastecidas y claros ejemplos de segregación y abandono. Frecuentemente estas zonas muy alejadas de los centros urbanos no reciben los beneficios de las facilidades sociales, económicas, políticas y culturales; consiguientemente, allí se concentran una variedad de problemáticas relacionadas con la salud, educación, acceso a fuentes de empleo, producción y diversidad económica. Sin embargo, las áreas urbanas no escapan de los vicios de la desigualdad y segregación. Estudios recientes de la Organización de las Naciones Unidades (ONU) ((UN-HABITAT, 2008, p. IX) sostienen que las divisiones urbanas son la cara de la injusticia y un síntoma de las disfunciones sistémicas de las ciudades. Una sociedad no puede reclamar ser armoniosa y unida si un gran número de sus habitantes no obtienen sus necesidades básicas, mientras otros viven en la opulencia. Además, varios estudios han mostrado que la carencia de recursos y oportunidades contribuye a la inseguridad y la violencia. En ese sentido, ¿cómo podemos entender esta relación entre la marginalidad, la desigualdad, y la violencia? ¿Será posible crear planes más específicos que permitan integrar a las poblaciones más perjudicadas? La desigualdad económica no sólo ha estado estrechamente asociada con las jerarquías de las clases sociales sino también con la discriminación por género. De hecho, muchos gobiernos de la región han buscado cómo ampliar el rol de las mujeres en el desarrollo social para darles más oportunidades de superarse. De esta manera nos podríamos preguntar lo siguiente: ¿cuáles son las experiencias de las mujeres beneficiarias? ¿Qué estrategias se están aplicando para luchar contra las desigualdades de género y qué impacto han tenido? Por lo expresado anteriormente, invitamos a hacer contribuciones sobre estos temas y a responder a las interrogantes planteadas en esta temática. Referencias bibliográficas Albert Speer & Partner (2010). A manifiesto for sustainable cities: think local, act global. München Prestel: Verlag. Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, RIMISP: www.rimisp.org Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (2011). El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo: ¿Cómo afecta la volatilidad de precios internacionales a las economías nacionales y la seguridad alimentaria? Roma. Riddel, R. (2004). Sustainable urban planning: tipping the balance. Massachusetts: Blackwell Publishing Ltd. Serrano, C. (n.d). Estado descentralizado para potenciar a los territorios. Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, RIMISP. Extraído el 24 de julio de 2013 desde http://www.rimisp.org/publicaciones-documentos United Nations Human Settelments Programme (UN-HABITAT) (2008). State of the world cities 2010/2011: Bridging the urban divide. London: Earthscan.

Lógyca

¿La crisis económica acabará con la investigación?

PhD. Nicola Caon (Instituto de Astrofísica de Canarias, Tenerife, España) Editor de sección

El país donde trabajo está atravesando una difícil crisis económica (como también muchos otros países). Mientras resulta del todo razonable que el sector de la investigación científica participe en los recortes que se están haciendo, lamentablemente tanto la cuantía como la forma de implementarlos parecen estar penalizando injustamente este sector. No solo nos han reducido nuestros sueldos y los presupuestos asignados a nuestros centros de trabajo, y se han cerrado (o mermado dramáticamente) unos cuantos institutos de investigación con una trayectoria científica más que válida, sino que el reparto de dinero se hace con menor eficiencia y más retrasos que antes, y se ponen muchas trabas a la hora de gastarlo, incluso para simples compras de herramientas básicas como ordenadores, dispositivos de almacenamiento de datos, etc. Está claro que los políticos no creen mucho en la ciencia y en la investigación, que son vistas como un gasto improductivo y algo menos importan-

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te que, por ejemplo, el deporte o las artes. Esto, en lugar de ser simplemente un sesgo específico de los político, que principalmente persiguen resultados tangibles a corto plazo, quizá refleje la misma visión pobre que la ciudadanía en general tiene sobre el fundamental papel que la ciencia juega en la solución de sus problemas, incluso los económicos. Es muy posible que parte de la responsabilidad la tengan los mismos científicos, que no saben transmitir adecuadamente a la sociedad los resultados de sus investigaciones, bien porque consideran la divulgación como una tarea de escaso interés o relevancia, bien por la dificultad de explicar temas muy complejos en un lenguaje claro y asequible. Hay que observar que, al fin y al cabo, son los mismos ciudadanos los que pagan el sueldo y los medios de trabajo a los científicos. Así que como temas de reflexión me gustaría proponer los siguientes: ¿puede la crisis económica llegar a poner en serio peligro la investigación científica?, ¿cuál debería ser una correcta política científica en tiempos de crisis y recortes?, ¿cómo deberían actuar los científicos para que la sociedad conozca y valore la importancia de la ciencia y los beneficios que reciben de esta?, ¿qué papel juega o debería jugar Internet en la divulgación científica (blogs, redes sociales, revistas digitales como ésta misma, etc.)?

Psique

La delincuencia

Dra. Miriam Pardo-Fariña (Universidad de Viña del Mar, Chile) PhD. Alejandra Ojeda-Sampson (Universidad Latina de México, México) Editoras de sección La delincuencia es una problemática que afecta de manera alarmante a nivel mundial, sin tener en cuenta edad, sexo, clases sociales, tanto de parte de los agresores como de las víctimas. Las formas de delinquir son muy variadas, por lo que los delitos sancionados por la ley también van cobrando nuevos perfiles en el transcurso de las décadas. El flagelo de la delincuencia instala una serie de reflexiones desde el punto de vista social, filosófico, psicológico, jurídico, criminológico, etc., tendientes a proporcionar lineamientos estratégicos y metodológicos para abordar el problema. Sin embargo, los esfuerzos que se realizan, ya sea que provengan desde políticas públicas o de otro tipo, resultan insatisfactorios. Estos inadecuados resultados probablemente se deban a que las miradas y análisis se han llevado a cabo, en la mayoría de los casos, desde la fragmentación de la disciplinariedad, pero dejando de lado la reflexión totalizante. La tendencia actual de investigación y reflexión parece fundamentalmente enfocarse en el individuo, no en este como parte de un sistema. Debido a lo anterior, las preguntas dirigidas hacia la delincuencia desde una mirada global también abren interrogantes acerca del sujeto que delinque y de las víctimas que padecen diversos tipos de maltratos. En ese sentido, ¿por qué se origina un problema tan complejo como lo es un acto delictivo?, ¿a quién agrede el delincuente?, ¿habrá ocurrido algo en el tejido social para que su aflojamiento propicie la delincuencia?, ¿el delito es una cuestión de percepción?, ¿existen anomalías genéticas en los individuos altamente agresivos?, ¿cuál es la naturaleza de la naturaleza humana? Estas y más interrogantes se abren en un abanico de múltiples posibilidades de reflexión y discusión con el fin de enriquecer el conocimiento humano en torno al ser y quehacer del ser.

Sociologando

Sociedad y población

Dra. Angélica De Sena (Universidad de Buenos Aires, Argentina) Dra. Begoña Enguix (Universitat Oberta de Catalunya, España) Editoras de sección El nuevo siglo trajo múltiples formas de vivir en sociedad y cambios en las estructuras sociales y demográficas, que acompañan a las transformaciones económicas o a consecuencia de estas, generan nuevos desafíos en los distintos órdenes, tales como en la vida cotidiana, en las familias, en el mundo laboral, en el diseño e implementación de políticas públicas, en la investigación social. De este modo se puede observar que los cambios demográficos, particularmente el descenso de la fecundidad, el aumento de la esperanza de vida y los cambios en los patrones de la migración interna e internacional, han afectado (entre otros) el tamaño, la composición de los hogares y las pautas generales de formación de uniones. Y, por otro parte, los cambios económicos, sociales y culturales derivados de la globalización han incidido directa o indirectamente sobre la estructura familiar, las responsabilidades y las funciones a las unidades domésticas, así como en las estructuras de poder y el significado de los roles de los miembros de dichas formaciones sociodemográficas. En ese sentido, las dinámicas sociales se modifican junto con la de los sujetos. Desde esta posición se convoca a enviar artículos que discutan al respecto y consideren algunos de los siguientes ejes: a) enfoques teóricos y metodológicos del análisis demográfico; b) la nuevas formas familiares; c) clase social, familia y género; d) transición demográfica; e) políticas de población; f) población y salud; g) envejecimiento demográfico.

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Sofando

A treinta años de la pregunta: “¿Puede el subalterno hablar?”

PhD. Anayra-O Santory-Jorge (Universidad de Puerto Rico) Editora de sección

Este verano se cumplen treinta años de la primera ocasión en la que una joven profesora india (Gayatri Spivak) leyó, en una conferencia, la primera versión de lo que sería su influyente ensayo: “¿Puede el subalterno hablar?”. Para Spivak, la subalternidad más que una identidad era una situación de “apuro” persistente* y posiblemente trágico, definida por la imposibilidad de acceder al poder a través de los mecanismos socialmente diseñados para ello. América Latina ha vivido en las últimas décadas uno de los procesos de mayor efervescencia política a favor de algunos de los sectores persistentemente excluidos de la riqueza y la participación política. La presente convocatoria invita a (i) reflexionar acerca de la relación entre los cambios en la forma de hacer política, tanto a nivel institucional como discursivo, y el recién logrado acceso de grupos tradicionalmente subalternos. Nos interesa igualmente (ii) explorar el lugar de la teoría social, si alguno, en la promoción de estos cambios así como (iii) el de las formas de organización y lucha heredadas de otros tiempos. Por último, y dado que consideramos que una de las tareas más retadoras de la filosofía es intentar “pensar lo impensado”**, queremos saber (iv) quiénes son o siguen siendo los subalternos. En ese sentido, se invitan reflexiones teóricas preferiblemente con una clara contextualización en América Latina. Referencias bibliográficas (*)Morris, R. (2010). Can The Subaltern Speak?: Reflections on The History of an Idea. New York: Columbia (**)Bautista, J.J. (2005). ¿Qué significa pensar desde América Latina? México

Urbis

Metropolización, metapolización y espacios intersticiales

Dra. Mercedes Castillo-Herrera (consultora-investigadora independiente, Colombia) Ms. Emmanuelle Rabaud (Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Marsella, Francia) Editoras de sección Hablar de formas de expansión de la ciudad es ahora más complejo de lo que solía ser tras el desarrollo de los flujos comunicacionales, de los transportes, del teletrabajo, etc. Ya no se puede hablar solamente de urbanización, metropolización y suburbanización sin implicar otros procesos conexos y, definitivamente, no se puede hablar de estos procesos sin tener en cuenta los involucrados y las consecuencias. Sin embargo, de un tiempo para acá se ha complejizado aún más, pues ha irrumpido en el escenario una nueva categoría sin que hayamos hecho mucho análisis de la misma, la metápolis, ciudad etérea que sigue tributando sus recursos, su fuerza de trabajo y su hábitat a la metrópolis y que garantiza su funcionamiento cotidiano. Nuestra inquietud desea explorar los efectos de la extensión sin interrupción de nuestras ciudades sobre el territorio, pero esta vez pensamos en formas de integración de las ciudades a la metrópoli que trascienden las barreras físico-espaciales. Por otro lado, sabemos que no es teóricamente correcto unificar el crecimiento y expansión de las ciudades en un solo proceso estándar y nos surgen muchas preguntas en el proceso global y los múltiples procesos particulares, desde el establecimiento mismo de las diferencias, la cuestión sobre los procesos latinoamericanos de manera específica, lo que sucede con los espacios centrales y con las periferias, el carácter de los bordes urbanos y cómo se pueden interpretar los procesos de rururbanización. O también, qué sucede, si es que sucede algo, en los espacios intersticiales entre las ciudades de la metápolis. De nuevo emerge un universo de interrogantes sobre estos procesos y sus componentes y es sobre ellos que les extendemos la invitación a enviar sus artículos.

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Editorial Columnas anteriores: V1N2-2011: El efecto Wall-e en la comunidad científico-académica V2N1-2012: Los extremos: "citología", fraude y plagio V2N2-2012: Las verdaderas necesidades V3N1-2012: Ayer me suicidé


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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / p: 1 / ISSN-e: 2215-9312

Editorial: Cimas iluminadas Por Carlos-Roberto Peña-Barrera (editor general)

Es verdad que la vida parece, en ocasiones, sumergirse en momentos muy difíciles, tribulaciones (podrían decir algunos) y problemas bien complicados. A veces se puede estar en esas situaciones completamente en soledad, pero muchas otras se lleva detrás a más personas, que son totalmente inocentes, frágiles y dependientes. Ante ello, ¿cómo respondemos? ¿Con rabia? ¿Con ánimos de venganza? ¿Nos desplomamos? ¿Subimos la frente y perseveramos? ¿Qué hacemos? Los momentos de crisis son necesarios para todos. Son como el fuego para purificar el oro o como el martillo, el cincel y el pincel para terminar la más bella escultura. El proceso para que se llegue al resultado final no es nada corto, mucho menos de inmediato. Se requiere uno y otro fogonazo, uno y otro golpe para que todo cobre sentido. Cada uno puede ser con mayor o menor intensidad… o tiempo. No obstante, sucede que, en la gran mayoría de los casos, se resiste a semejante enfrentamiento. A los primeros exámenes, pruebas, previas, como queramos llamar a esos lapsos de purificación, nos rendimos, nos escapamos… y empezamos a “moldearnos” y “convertirnos” a nuestra propia “sabia” manera. Es por eso que, al final de la vida, son muy pocos los que pueden decir que alcanzaron la meta trascendental, la importante. Y son muchos los que siguen apretando las manos para aferrarse a las cosas mientras, con lágrimas y lágrimas, se arrepienten de no haber hecho tantas cosas o de haber hecho muchas cosas sin sentido, que no marcaron a nadie, por lo menos no como se deben marcar: con amor. Hace poco, al hacer un taller de un libro muy bueno, cuyos autores son Henry Blackaby y Claude King, de la editorial LifeWay Press-Español, recordé la escena de una película en la que cada cierta distancia y en lugares altos, se encendían grandes hogueras, las cuales representaban una señal. Desde la primera no se veía la última, pero sí se podían ver claramente dos, una de las cuales permitía ver la otra, muy a lo lejos, a través de todo tipo de climas y relieves, hasta la otra y la otra. Así me parece que se van conectando todas las cosas que le dan un propósito a nuestra vida. Quizá entre hoguera y hoguera es lo que podemos llamar como contratiempos, problemas, momentos de crisis, pero si aguantamos, llegaremos al siguiente lugar iluminado, que parece más alto, más grande y nos hace ser mejores en términos de amor, que es lo más importante y lo que jamás acabará. De niños y a los ojos de los adultos que han llegado a la meta, los problemas son sencillos fósforos encendidos; de jóvenes, son una vela; de adultos, una antorcha; pero de maduros y más que adultos son verdaderas fogatas. Y de nosotros depende que nos sirvan para iluminarnos, no para quemarnos. ¿Qué podemos hacer para que esos problemas nos hagan mejores?

Primero que todo, reconocer que son instrumentos que nos ayudan a mejorar. A veces no se puede entender el propósito de las tribulaciones y por eso decimos: “¿¡Por qué me pasa esto a mí!?” Sencillo, somos limitados y no podemos entender todo. A ello debemos seguir caminando sin desviarnos del camino, el verdadero camino, mantener la verdad, creer que se abrirá una puerta y que por allí saldremos, en el momento que así se decida. No en nuestro momento. Porque si adelantamos las cosas o creemos que nos las sabemos todas, es como mentirnos a nosotros mismos: regresaremos a la misma clase (de problema) para reapredender lo mismo aunque con otras palabras, para luego enfrentarnos al examen. Por el contrario, si esperamos con una actitud correcta y tomamos buen ánimo y confianza y creemos que el “clima” cambiará, eso pasará. ¿Por qué pasará? Porque es una regla no solo natural sino eterna. Recogemos lo que sembramos. En algún momento dará fruto y lo experimentaremos. Si seguimos por ese buen camino, habremos cruzado muchas montañas difíciles de escalar, llegaremos al lugar alto donde está la gran hoguera, veremos hacia atrás y nos alegraremos porque allá y más allá y mucho más allá están todavía iluminadas esas cimas que con tanto trabajo y perseverancia alcanzamos. Cada una nos indicará el camino. Cada experiencia reciente o de años y años tendrá sentido y por fin sabremos que el gran propósito se alimenta de todas aquellas etapas. Eso sucede cuando no nos detenemos. Ese es el resultado natural de afrontar la prueba con valentía. Porque, además, el valor viene de lo alto, no de nuestro intelecto o músculos. Este ejercicio nos fortalece. Sin embargo, si soltamos nuestros brazos y caemos y creemos que nada de eso es justo, nos quedaremos rezagados. Quizá ni siquiera lleguemos a más que un par de hogueras, de las muchas que hay que llegar y abandonar para seguir a las demás. Al final, también al final de los días, sea uno joven o anciano, podrá mirar en la última gran cima, desde donde emana la luz y el amor, y ver con total claridad, aun con los ojos cerrados, que todo valió la pena y que si hubiera otra oportunidad, no cabría ni la más mínima duda de que pasaríamos de nuevo semejante pista de obstáculos. También nos daremos cuenta que por lo que tanto se afana la sociedad: conseguir y gastar, eso es lo que menos importa. Total, al final no nos llevaremos un solo peso, ni un solo título, ni un solo escrito… nada. Y allí, delante del Todopoderoso, daremos cuenta de todo. De todo. Si seguimos su camino en los años que tuvimos, seremos bienvenidos. Si dimos amor y servimos, seremos condecorados. Así que ánimo. Hoy es el día para reconocer en medio de la prueba la grandiosa oportunidad de ser mejor y alcanzar la suprema meta.

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Psique Artículos anteriores: V1N1-2011: La inclusión educativa, la necesidad de transformación ante nuevas realidades V1N2-2011: Trabajando contra la violencia de sexo/género Fenomenología de la violencia V2N1-2012: Modelo de gestión por competencias aplicado al proceso de capacitación en una institución de salud pública de la quinta región de Chile Los avatares de la pre-adolescencia: conflictos y propuestas para su transición V2N2-2012: Bullying: ¿violencia primaria o secundaria? Bullying a través de las TIC Breve reflexión psicoanalítica acerca del bullying Hablar y callar, o del poder y la iatrogenia en un imaginario sociocultural


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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 2-7 / ISSN-e: 2215-9312

Psique: Interculturalidad y ciencias de la educación en lengua de señas chilena Interculturality and education sciences in Chilean Sign Language Carolina-Alejandra-de-Lourdes Becerra-Sepúlveda (1975, chilena, Universidad de Santiago de Chile, Chile) carolina.becerra@usach.cl

Resumen Los paradigmas de intervención orales para la cultura sorda afectan la 1 percepción sobre la lengua de señas Chilena . Esto provoca debates emanados de una subvaloración, dadas sus particularidades visuales: iconicidad e isomorfismo, subvaloración nacida de una incomprensión en la lectura de investigaciones internacionales (por escasez de estudios nacionales), especialmente acerca del lenguaje corporeizado. Esto se contradice con nuevas investigaciones en psicolingüística cognitiva acer2 ca de embodied cognition . El abordaje de la LSCh a partir de nuevas teorías atraviesa la interculturalidad y educación a fin de proponerse la metáfora de “la cultura en el cuerpo” como modalidad de estudio contemporáneo. Palabras clave: cultura sorda, interculturalidad, lengua de señas. Recibido: 23-10-2012 → Aceptado: 28-05-2013

Cítese así: Becerra-Sepúlveda, C.A.d.L (2013). Interculturalidad y ciencias de la educación en lengua de señas chilena. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 2-7. Abstract The paradigms of the intervention of the speaking for the deaf culture 3 affects the perception of the Chilean Sign Language . This causes debates arising from subestimation, given visual particularities: iconicity and isomorfism. This subestimation arises from the miscomprehension of the international investigations (due to lack of national studies), especially concerning body language. This contradicts with new investigations in cognitive psycholinguistics concerning embodied cognition. The approach of Chilean Sign Language from new theories that cross interculturality and education, propose the metaphor “culture in the body” as a modality of contemporary study. Key words: Deaf Culture, Interculturality, Sign Language.

Introducción La educación del sordo genera opiniones divididas, entre (1) quienes apoyan un modelo médico de la discapacidad y el deber de intervenir terapéuticamente para sanar la enfermedad del sordo y (2) aquellos que definen a este grupo como cultura sorda, que defienden su derecho a parti-

1

En adelante se utilizará la sigla LSCh para denominar a la Lengua de Señas Chilena, diferenciándola de su homóloga en otros países 2 También conocida como cognición corporeizada. Apunta explícitamente a la idea que la mente está encarnada en una corporalidad inserta en una cultura particular. 3 From here on we use the acronym LSCh to denominate Chilean Sign Language, to differenciate from its homologue from other countries.

cipar en una sociedad Intercultural y decidir su propio destino en relación a la idea de “rehabilitación”. Ser sordo es algo más que la simple noción de pérdida de audición. Conlleva la idea de una forma diferente de comprender y conceptualizar el mundo, dada su cultura y particular forma de comunicación: la lengua de señas. Para Ladd (2003), la comunidad sorda abarca a “aquellas personas sordas y con dificultad auditiva que comparten una lengua común, experiencias y valores comunes, y una forma común de interactuar entre ellos, y con las personas oyentes”. Esta aproximación al concepto de comunidad sorda introduce la noción de interacción del sordo con el oyente. Se propone que esta interacción, entendida desde una comunicación simétrica y horizontal entre ambas culturas, abre camino a mejores condiciones en diversos ámbitos de la cultura sorda, especialmente en educación intercultural. La cultura y comunidades sordas han sido asociadas desde sus comienzos a la cultura hegemónica en diversos grados. Con el transcurso del tiempo han ido tomando matices que se constituyen en variados modelos de abordaje y niveles de discriminación o asimilación. Por los motivos que se expondrán en este artículo, cada uno de estos abordajes ha sido generado desde la oralidad de la cultura hegemónica. Difícilmente han considerado la perspectiva sorda y la lengua de señas en su investigación. La presente reflexión propone un análisis desde la LSCh al destacar por una parte su relevancia como artefacto fundamental de la cultura sorda y por otra, como herramienta intercultural de comunicación con la cultura hegemónica oyente. Los principios que sostienen la interacción entre ambas culturas estarían asociados a las corrientes emanadas desde la lingüística y la psicología cognitiva, con la propuesta de la embodied cognition. Para ello se enfatiza el rol del cuerpo como eje articulador del razonamiento y del lenguaje. En una búsqueda de desmitificación del mismo como categoría irracional se propone la profundización en el tema de la embodied cognition como un elemento también presente en la lengua de señas y que podría conformarse en una llave de interacción con la comunidad oyente. La memoria invisibilizada 4 Los estudios subalternos del Sordo han estado marcados por intentos de reconstruir su historia. Ladd (2003) ha descrito etapas relevantes que incidieron en la concepción moderna del sordo. Entre ellas destaca el discurso cristiano temprano, que marcó la antesala de lo que se constituiría como el modelo oralista. Su objeto fue la oralización del sordo, entendida como la enseñanza formal de la comunicación hablada. 4

La “S” mayúscula refiere al reconocimiento del sordo como parte de una cultura propia, trascendiendo la noción de déficit auditivo.

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Estas aproximaciones oralistas se tradujeron en las primeras acciones explícitas de falta de reconocimiento hacia la cultura sorda, lo cual afectó la identidad de este grupo. La importancia del reconocimiento es analizada por Taylor (1993), que señala que nuestra identidad se moldea en parte por el reconocimiento. La falta de este o el falso reconocimiento resultan, en alguna forma de opresión, como uno de los males de la modernidad. El oralismo ha jugado un papel crucial en sus primeros años, e instaurado los cimientos opresivos de la perspectiva moderna en la comprensión del sordo. La opresión a raíz de la falta de reconocimiento trajo como consecuencia las primeras reacciones de oposición. El discurso cristiano temprano se vio indirectamente potenciado con el desarrollo de la ilustración. Así podemos apreciar en el pensamiento Kantiano (1781) la idea de que la naturaleza podía ser mejorada por la razón. Con este argumento se buscaba “la reificación de la voz, centrada en un discurso cristiano, la inherente inferioridad o inhumanidad de las personas sordas, y la inadecuación de su lengua” (Ladd, 2003). El sujeto sordo no logró conciliar los ideales del pensamiento ilustrado, especialmente en cuanto a la argumentación oral. Para los filósofos de la época, la lengua de señas heredó al sordo la imposibilidad de hacer uso público de la razón y acceder a la verdad mediante el razonamiento ilustrado. En consecuencia se aumentó su marginación del pensamiento ilustrado. Esta marginación, sumada a la falta de reconocimiento, fue causa de un quiebre entre ambas culturas, donde las diferencias se exaltan y visibilizan en desmedro de la cultura sorda. Mientras que las igualdades se invisibilizan mediante el uso de la lengua de señas y sólo pueden percibirse en presencia del lenguaje oral. Conscientes de este escenario, el movimiento sordo subalterno del siglo XX reclama el regreso a la educación en lengua de señas, con lo que se da origen a la filosofía de la comunicación total. Este concepto alcanzó su máximo esplendor con la creación de la corriente bimodal, que establece la visualización del lenguaje oral en lo que podría denominarse lenguaje oral signado. La inadecuación de la filosofía de la comunicación total con los principios sordos se tradujo en el nacimiento de la corriente bilingüe bicultural en la educación del Sordo, como un anticipo a lo que pretende transformarse en la corriente bilingüe intercultural, donde esta señala el derecho del sordo a educarse en su lengua materna al establecer como último fin su acceso al lenguaje oral sólo mediante la lectura. El problema del bilingüismo-biculturalismo es que no resuelve la cuestión de la interacción cultural. Al respecto, Paulston (1992) agrega la siguiente reflexión: “una diferencia obvia entre bilingüismo y biculturalismo es que cuando usted habla sueco o inglés, está muy claro qué conjunto de reglas está empleando. Pero con la conducta, no está necesariamente claro a qué sistema cultural pertenecen sus reglas de desempeño”. Para el movimiento sordo subalterno, la resolución de este tema es fundamental, tal como lo es el reconocimiento del hecho de que su cultura está mediada por la lengua de señas. Y en este sentido se agrega que los grupos con lenguas diferentes a la de la mayoría tienen también culturas diferentes. Por eso Ladd (2003) señala que las culturas sordas no son subculturas en la sociedad mayoritaria, sino culturas por derecho propio.

Las consecuencias de la visibilización de la historia sorda y los problemas actuales que ofrece el bilingüismo-biculturalismo conllevan importantes alcances epistémicos. Estos invitan a la búsqueda de una epistemología sorda. Hauser, O´Hearn, McKee, Steider & Thew (2010) señalan que la epistemología sorda constituye la naturaleza del conocimiento de aquello que los individuos sordos adquieren para crecer en una sociedad que confía principalmente en la audición para incorporarse a la vida cotidiana. Y la sordera crea diferencias entre personas más desarrolladas en el plano visual (sordas) respecto de quienes recurren a lo auditivo (oyentes). El problema es que los individuos oyentes interactúan con individuos sordos como si ellos adquirieran todo conocimiento de igual modo. Si bien tampoco todo conocimiento se da de manera absolutamente diferente, se observan algunas divergencias. Y esto se suma a la falta de reconocimiento que trae como consecuencia una hegemonía dominante que impone su estatus cognitivo y lingüístico sobre una minoría desaventajada. Memoria sorda en el desarrollo de las ciencias El reconocimiento y desarrollo de la lengua de señas se ha visto solapado con el desarrollo y consolidación de ciencias como la psicología, la lingüística, la sociología y las neurociencias. El siglo XIX se caracterizó por la realización del Congreso de Milán y su consecuente “abolición de la sordera”. Esto se vio fortalecido por el desarrollo del conductismo en psicología y el estructuralismo en lingüística, que se aferraron especialmente al paradigma científico positivista. No obstante, a partir de 1960 comienza un discurso liberal acerca de los temas sordos y un potenciamiento de la psicología como ciencia, además de los estudios en neurociencias. Estos últimos arrojan los primeros antecedentes sobre correlatos neurofisiológicos del lenguaje de señas. Y lo anterior, sumado al desarrollo de paradigmas hermenéuticos de investigación, provoca un cambio en el modo de entender la sordera y el lenguaje. Este cambio llega a su auge en las décadas de 1950-1960, con el avance de la psicología cognitiva. Su posterior desarrollo en el cognitivismo y su interrelación con las neurociencias, inteligencia artificial, lingüística, antropología y filosofía permiten la consolidación de un modelo psicolingüístico en el mundo académico de la lengua de señas. En una crítica al oralismo, conductismo y estructuralismo. El modelo psicolingüístico permitió reorientar la educación de los sordos al señalar que la oralidad no favorece el desarrollo cognitivo ni lingüístico del niño, sino que potencia la emergencia de un clima cultural que incentiva la aceptación e incluso la reificación de los discursos multiculturales. En esa misma época, el desarrollo de la embodied cognition, el conexionismo, la enacción y la emergencia de temáticas como metáforas y blending permitieron la conformación de un estudio de las lenguas de señas, desde la psicolingüística cognitiva. Ello, sumado al desarrollo de teorías desde la interculturalidad, ofrece hoy un nuevo escenario de abordaje para el estudio de estas lenguas. Para efectos del presente documento se analizarán tres disciplinas de interés: la lingüística, la psicología y la interculturalidad. La interculturalidad en el cuerpo: ¿por qué una educación intercultural? La cultura e interculturalidad también son temas controversiales donde el concepto “cultura” aún no logra un amplio consenso en su definición (Femenías, 2007) pero, en términos generales, podemos citar a García Canclini (2005), que señala: “Al proponernos estudiar lo cultural abarcamos el conjunto de procesos a través de los cuales dos o más grupos representan e intuyen imaginariamente lo social, conciben y gestionan las

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relaciones con otros, o sea las diferencias, ordenan su dispersión y su inconmensurabilidad mediante una delimitación que fluctúa entre el orden que hace posible el funcionamiento de la sociedad, las zonas de disputa (local y global) y los actores que la abren a lo posible”. Esta concepción reafirma nuestro deber de dedicar mayores esfuerzos al uso y estudio de la lengua de señas, en todos los niveles educativos. Situación que en Chile no ocurre: el acceso al lenguaje oral ha sido prioritario al utilizar como recurso de apoyo la lengua de señas, que incluso en ocasiones se transforma en un obstáculo. En este país, el trato desigual que se le ha dado a la lengua de señas agudiza la posición asimétrica que se le asigna al sordo, profundiza su deterioro lingüístico y condena (al igual que en las culturas indígenas) a la cultura sorda a la exclusión. Sin embargo, el abandono de la lengua de señas como lengua materna al servicio de un castellano imperante no es una experiencia exclusiva del sordo. Schmelkes (2002) detalla la misma situación al referirse a la abolición de la lengua indígena en pro de un castellano imperante. Es lo que la autora denomina educación sustractiva, “donde se va sustituyendo la lengua materna por el uso y dominio del castellano”. Para evitar este abandono de la lengua de señas, debemos insistir en su uso pleno de todos los niveles educativos. Para nuestro caso de bilingüismo, la escuela debe enseñar lengua de señas en lengua de señas a lo largo de toda la educación. Y esta debe alcanzar un estatus idéntico al del lenguaje oral, en el entendido que buscamos una educación intercultural. La propuesta es que tanto la lengua oral escrita como la lengua de señas deben estar en constante equilibrio a lo largo de toda la educación especial básica del Sordo, con el fin de lograr un auténtico uso en la interculturalidad. Con base en lo anterior, la propuesta es una educación bilingüe intercultural para el niño sordo. El abandono del concepto biculturalismo se debe a la inconsistencia que este término ofrece, tal como ya se ha expuesto. Por lo tanto, conviene preguntarse por qué una educación intercultural. La respuesta no radica sólo en las fuertes desigualdades educativas, se trata de asimetrías que ofrece la “modernidad ilustrada” (García Canclini, 2005). La educación intercultural se sustenta no sólo en la necesidad de superar la desigualdad y la diferencia (visible principalmente en las prácticas culturales) sino que, además, se sustenta en la necesidad de generar una alternativa válida para romper la desconexión presente entre culturas sorda y oyente, lo cual potencia la unificación y el intercambio cultural, a partir de la propuesta de un lenguaje corporeizado. Siguiendo a García Canclini (2005), la idea consiste en “llegar a conectarse sin que se atropelle su diferencia ni se los condene a la desigualdad”. La interculturalidad supone un esfuerzo sostenido por esta conexión a favor de un intercambio cultural entre la cultura sorda y oyente a fin de eliminar la supremacía de una sobre otra: eliminando la supresión de una lengua de carácter corporal minoritaria en beneficio de otra dominante. En el caso de la educación del sordo se promueve una educación bilingüe intercultural para: 1. Valorar al otro como legítimo: lo que permite autoidentificarse tanto a la cultura oyente como sorda es la conciencia de ser diferentes, lo que no sería posible si no se verifica la existencia del otro, y este intercambio en la relación cotidiana de la escuela es el que permite este reconocimiento y auto identificación.

2. La comunicación: no es posible la interacción sin que ambas culturas (sorda y oyente) se comuniquen. Y en este contexto la lengua de señas es un medio potente de interacción, a la que también puede acceder la cultura oyente a fin de formar parte de la cultura sorda. El acceso se ve facilitado por cuanto la LSCh es (1) una modalidad visualgestual perceptible para cualquier oyente sin dificultades visuales; (2) presenta algunos elementos de mapeo conceptual comunes al oyente (i.e: lo bueno es arriba; lo malo es abajo) y (3) se encuentra anclada en el cuerpo. 3. La conversación: las relaciones interculturales exigen el abandono del autoritarismo. Todo lo relacionado con la convivencia requiere la búsqueda de acuerdo a través del diálogo. En tal caso es absolutamente necesario el diálogo entre la cultura sorda y oyente en un intento de intercambio cultural, más que una “normalización” de una cultura “enferma” o una “asimilación biológica” (Femenías, 2007). Se trata de eliminar el concepto de enfermedad-normalidad para dar paso a la aceptación de las legítimas diferencias emanadas de una diversidad de condiciones para el desarrollo. Se trata también de potenciar el bilingüismo al eliminar todo intento de subordinar la lengua de señas al lenguaje oral. Ello significa entregarle a la lengua de señas el estatus que le corresponde. 4. La reciprocidad: se espera que entregar y recibir sea la relación entre sociedades, individuos, estados o entre los seres humanos y el medio ambiente. Se trata en nuestro caso de una reciprocidad de experiencias donde ambas culturas pueden verse mutuamente beneficiadas, especialmente en el plano lingüístico. Se trata de compartir experiencias en un intercambio de conocimiento que enriquece a sus miembros. Estos principios de interculturalidad en la educación del sordo aportan elementos que permiten una sana tensión entre lo propio y lo ajeno para dejar de lado la concepción de lo propio aislado que impera en nuestros días. El sentido último debiera ser la configuración de escenas de identificación y actuación. El llamado es a la interacción horizontal de ambos grupos que comparten elementos culturales comunes a partir de su corporalidad y permitirían la sana comunicación, donde el cuerpo abandona la “irracionalidad” para transformarse en una herramienta intercultural. El cuerpo como memoria de la cultura Construir biológicamente al “otro” en la antinomia negro/blanco; judío/católico; sano/enfermo; sordo/oyente en un sistema excluyente, puede generar escenarios poco deseables. Femenías (2007) advierte el peligro de que asumida la identidad en esos parámetros “se genere autoafirmación en términos de autosegregación, sectarismo, chauvinismo, racismo invertido”. El problema surge de la historicidad del sordo, cuya cultura ha luchado incansablemente con tal antinomia a fin de evitar distorsionar su identidad. En esta lucha se ha buscado la reificación de la lengua de señas y su anclaje en el cuerpo. Ello podría significar aceptar que el razonamiento sordo sigue casi los mismos principios de la embodied cognition, para el caso oyente, y ello ha sido expuesto en estudios de iconicidad y metáfora (Brennan, 2005; Taub, 2001; Wilcox, 2000; Willcox, 1993; Becerra, 2008). Se propone que solo ciertos elementos de la episteme sorda que puedan ser comunes con el oyente. Para Ladd (2003), los aspectos de la episteme sorda no son causados por la sordera, pero sí por la sordedad: entendido como un “estar siendo” sordo. Esto tiene un impacto positivo sobre cómo

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los individuos sordos aprenden, se oponen al oralismo y se integran sanamente en su sociedad. Un abordaje que busque puntos comunes desde la historicidad y el lenguaje puede ser una herramienta valiosa tanto desde lo epistémico como en la interculturalidad, lo cual produce un cruce entre la memoria cultural del sordo y su lengua basada en el cuerpo.

Cualesquiera sean nuestras conclusiones, lo interesante siempre es buscar caminos de comunicación intercultural. Caminos que, como se pretende argumentar, se encuentran en el cuerpo, como memoria y sostén de la mente y la cultura, que para el sordo también se reconstruye a partir de su historia y sordedad (en términos de Ladd, 2003).

Comprender la manera del sordo para percibir el mundo y buscar puntos comunes con el oyente nace desde una necesidad de interacción intercultural con la mayoría oyente, que puede transformarse en un aporte a la educación del sordo para contemplar su lengua materna y garantizar su acceso al currículo intercultural. Para el logro de este anhelo, la educación intercultural debe constituirse en un punto de partida, fortalecer la conservación de la lengua de señas y el diálogo horizontal con la cultura oyente, y dejar de lado intereses asimilacionistas.

Conclusiones-discusión Hablar de bilingüismo-biculturalismo nos impone una barrera difícil de superar al considerar (1) solo dos culturas (sorda y oyente) que coexisten sin una relación clara y (2) una lengua visual-gestual. El biculturalismo asume los valores de una postura multicultural, más que intercultural, al reconocer la supremacía de una cultura oyente sobre la cultura sorda. Pero, tal como señala Schmelkes (2002), la interculturalidad como concepto permite ir más allá de la multiculturalidad, que se refiere a la coexistencia de diferentes culturas en un mismo territorio o espacio geográfico, pero no habla de la relación entre ellas y, por lo mismo, no califica esta relación. La propuesta de interculturalidad refiere la relación entre las culturas y califica esta relación, supone una relación respetuosa desde posiciones de igualdad.

La propuesta radica en el establecimiento de canales de comunicación entre sordos y oyentes. Y como se ha visto, pueden partir del lenguaje corporeizado para buscar elementos comunes de intercambio lingüístico entre sordos y oyentes, elementos que también conduzcan a la construcción de alguna episteme común. Esta nueva forma de mirar el problema puede transformarse en una nueva propuesta teórica acerca del lenguaje y la comunicación intercultural a fin de integrar tópicos desde la psicología, la lingüística y la educación. Considerando los antecedentes expuestos, resulta atractivo plantearse la siguiente interrogante: ¿cuáles son los elementos del lenguaje corporeizado que son comunes a la cultura sorda y oyente? La respuesta puede abrir una serie de escenarios favorables para la interculturalidad y conservación de la LSCh. Por lo tanto, como ya se ha visto, el cuerpo contribuye con algo más que el simple soporte vital de supervivencia. Pozo (2001) lo reafirma al señalar lo siguiente: “No estoy diciendo que la mente esté en el cuerpo. Lo que digo es que el cuerpo contribuye al cerebro con algo más que el soporte vital y los efectos moduladores. Contribuye con un contenido que es una parte fundamental para los mecanismos de la mente normal”. Para Lakoff & Johnson (1999), el cuerpo también se encuentra en la mente y existe una relación estrecha entre ambos, y hace plausible reafirmar el anclaje de la mente en una cultura particular. Así lo reafirma Pozo (2001) al decir: “Si lo primero para lo que se desarrolló evolutivamente el cerebro es para asegurar la supervivencia del cuerpo propiamente dicho, entonces, cuando aparecieron cerebros capaces de pensar, empezaron pensando en el cuerpo. Y sugiero que para asegurar la supervivencia del cuerpo de la manera más efectiva posible, la naturaleza dio con una solución muy efectiva: representar el mundo externo en términos de las modificaciones de las representaciones primordiales del cuerpo propiamente dicho siempre que tiene lugar una interacción entre el organismo y el ambiente”. Parafraseando a Damasio, Pozo (2001) agrega que el yo es “un estado biológico reconstruido repetidamente” y el mejor instrumento que tiene ese yo para representarse el mundo. Es partir de una representación del propio cuerpo, que es su única forma o vía de interacción con el mundo. Por tanto, si el cuerpo es la vía de interacción con el mundo y el sordo se diferencia biológicamente solo por la audición, resulta apasionante buscar otros elementos de representación corporal que sean comunes al oyente. Una posibilidad serían los elementos comunes en la interacción entre organismo y ambiente, como señala Pozo (2001).

La educación intercultural, como señala Schmelkes (2002), permite luchar contra las asimetrías escolares, que se superan en la medida que son extensivas a toda la población. No podemos educar a la cultura sorda si no somos capaces de educar a la cultura oyente en un propósito común de intercambio. Entonces es necesario resaltar el sentido de la educación y los valores que asume a partir de esta reflexión. La necesidad de una educación intercultural del sordo nace de una larga historia de invisibilización. Esta experiencia ha ubicado al sordo en una situación subalterna e inferiorizante, que afecta su reconocimiento. Esto se ha hecho de manifiesto especialmente en la educación. La asimetría entre sordos y oyentes transformó la educación en un elemento precario, en términos curriculares y sociales. Ello ha llevado a la propuesta de nuevas concepciones educativas, donde lo intercultural se constituye en un eje articulador, y ofrece un escenario favorable, no como fin igualitario sino como un medio de incorporación del sordo en un proceso de reafirmación de lo diferente. Para la UNESCO (2006), la interculturalidad se define como un concepto dinámico que se refiere a las relaciones evolutivas entre grupos culturales. Alude a “la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y de una actitud de respeto mutuo” (2006). Si bien no existen recetas para la educación intercultural, lo sustancial es encontrar los sentidos del educar, en toda la complejidad y profundidad que esto significa. Este sentido es quizá el que también puede reorientarnos hacia una resignificación de la sordera, la educación diferencial y el imaginario colectivo frente al tema. Skliar (2009) propone como punto de partida el diálogo y la convivencia: los mismos elementos que expone la UNESCO (2006) en su abordaje de la interculturalidad. Elementos que de algún modo necesitan mayor potenciación, especialmente en el plano nacional chileno. Para Skliar (2009), el concepto de convivencia implica la noción de relaciones de afección, de contradicción, fricción y contigüidad. Hoy en día se habla de una debilitación de la convivencia precisamente a partir de la existencia de estas relaciones de fricción, como si la convivencia consistiera en fórmulas solapadas de buenos hábitos y costumbres, didácticas del bienestar y del bien

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decir, “necios y banales experimentos de diálogos ya preconstruidos” (Skliar, 2009). Para el autor, la convivencia es mucho más que aquello e involucra tanto relaciones de fricción como de acuerdo mutuo. Por eso la educación intercultural necesita ser abordada con mayor fuerza desde la convivencia, que puede llevarnos al enriquecimiento del diálogo e incorporar al sordo como un “legítimo otro ciudadano”. Se trata de una convivencia entendida no desde la anulación de las diferencias sino de entender la convivencia de una manera diferente a la que se ha comprendido hasta hoy, en un mundo que la entiende “a condición que (…) se mantenga una distancia prudencial, muchas veces matizada por palabras de orden, tales como tolerancia o aceptación o reconocimiento del otro” (Skliar, 2009). Y esto porque allí no hay relación sino un exceso de lejanía o indiferencia. Lo que se propone es instaurar la educación intercultural desde una concepción del sujeto, donde no se trate de “los unos y los otros, de excluidos e incluidos, de normales y anormales y de las posibles relaciones que a menudo se asumen como por fuerza convergentes” (Skliar, 2009), sino donde se trate de una educación intercultural que asuma el estar juntos y estar-siendo desde la historicidad de todos los sujetos. En un tiempo y espacio de diálogo horizontal, entre los distintos educandos y al asumir una concepción de sujeto historizado, independiente de su modalidad comunicativa. La propuesta concreta de este documento tiene que ver con el camino que comienza a tomar la educación intercultural del sordo en Chile y América Latina, donde podemos encontrar el modo de potenciar el diálogo horizontal a través de canales de comunicación efectivos entre sordos y oyentes, basados en el lenguaje y cognición corporeizados. La educación debe hacerse parte de esta dinámica e ir más allá de la práctica cotidiana de discursos preconstruidos, eufemismos, diferencias epistémicas y las barreras comunicativas; enfocarse en una búsqueda de herramientas de interacción lingüística y elementos comunes de la cognición corporeizada; abandonar los principios de normalización e irracionalidad del cuerpo en una invitación a la cultura oyente a sumergirse en la riqueza de la corporalidad de la lengua de señas, para la cual no existen barreras. Se propone pensar la educación de las necesidades educativas especiales no bajo “la urgencia mezquina del utilitarismo de una cierta obligación moral a ser padecida, sino como aquel tiempo y aquel espacio que abre una posibilidad y una responsabilidad frente a la existencia del otro, a toda existencia, a cualquier existencia” (Skliar, 2009) sino desde un diálogo horizontal que contemple ya no sólo las minorías étnicas sino a todas aquellas culturas que sistemáticamente han sido excluidas por el universalismo abstracto. Esta concepción de la interculturalidad de auténtico diálogo horizontal, abierto también a la educación del sordo, podría dar paso al enriquecimiento de un imaginario que tal vez se ha perdido en nuestra sociedad moderna. Imaginario que permitiría entender a la educación como “una responsabilidad y un deseo por una tarea de convivencia que habilita, que posibilita, que da paso, que deja pasar, que enseña, la posibilidad de poner algo en común entre las diferentes formas y experiencias de la existencia” (Skliar, 2009). Reflexión de la coeditora de sección Miriam Pardo Fariña: el artículo aborda una temática siempre contingente referida a la discapacidad auditiva que la autora sitúa en un más allá de la discapacidad física para

dar cuenta de la sordera cultural de la cual adolecemos, lectura binocular que enriquece las formas de abordar una problemática. Considerando la propuesta de lengua de señas Chilena, esta forma de comunicación será subrayada como herramienta intercultural de comunicación al enlazarla con la cultura dominante oyente. Junto con lo anterior, también el artículo destacará a las corrientes de pensamiento que fundamentan tal lengua de señas al aludir específicamente a la lingüística y la psicología cognitiva, pues incluye la propuesta de la embodied cognition. Resulta interesante que en el artículo se destaque la importancia del cuerpo en la comunicación como eje articulador del razonamiento y del lenguaje a pesar de los énfasis puestos en muchas culturas dualistas en donde la jerarquía de la mente y del pensamiento tiende a ocultar la función de lo corporal en el ser humano. Esto último explica, en gran medida, el poco lugar que tiene la discapacidad en nuestra cultura, en donde el cuerpo viene a develar un lugar que necesita ser escuchado. La pregunta que formula la autora acerca de cuáles son los elementos del lenguaje corporeizado, que son comunes a la cultura sorda y oyente, también resulta pertinente, ya que en la medida en que la cognición quede desprendida del cuerpo, difícilmente será posible que aquellos que padecen sordera dejen el estatuto de lo invisible para alienarse en el no reconocimiento por parte de la cultura hegemónica de los oyentes. Para este efecto, la propuesta referida a la educación intercultural abre nuevas posibilidades de reflexión. Reflexión de la coeditora de sección Alejandra Ojeda-Sampson: La gran importancia de este artículo estriba en que no solo se observa una discusión desde lo cultural sino, a mi parecer y de manera más significativa, desde lo onto-epistémico, pues la autora no pretende que el sujeto sordo sea observado como un discapacitado; supone pensarlo como constructor de una cultura propia y, por ello, con necesidades pertenecientes a esta. La autora, por ello y entre otras cosas, pone el acento hacia la crítica al dualismo que se ha vivido en la cultura occidental, que ha dejado lo diferente, lo “otro”, como una desviación de ese modelo emanado del positivismo. En ese sentido, el reto de observar y por ende actuar ante la cultura de la lengua de señas es tanto pedagógico como político, pues exige un cambio en la actuación de todas las instituciones, incluso, por supuesto, la escuela. No se trata, de acuerdo a la autora, que los sordos se incorporen a la cultura auditiva, sino que se construya una paralela e incluyente. Se trata de abrir los espacios para el diferente, en este caso, el sordo. Por ello, la discusión que realiza la autora en torno a la lengua de señas permite abrir nuevas e interesantes reflexiones e investigaciones que contribuyan a la concepción de la humanidad como un todo incluyente. Referencias bibliográficas Anderson, M. (2003). Embodied Cognition: A field guide. Maryland: Institute for computer advanced studies. Becerra, C. (2008). Metáforas en lengua de señas Chilena. Psykhe , 41-57. Brennan, M. (2005). Conjoining word and image in British Sign Language (BSL): An exploration of metaphorical signs in BSL. Sign Language Studies , 360-384. Clark, A. (1997). Being there: Putting brain, body and world together again. Massachussets: Cambridge MIT Press. Femenías, M. L. (2007). El género del multiculturalismo. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes. García-Canclini, N. (2005). Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la Interculturalidad. Barcelona: Gedisa. Iran-Nejad, A., Rittenhouse, R., & L. Morreau. (1981). Metaphor and conservation in deaf and hard-of-hearing children. American Annals of the Deaff , 450-453. Kant, I. (2000). Crítica de la razón pura. Valencia: Universitat de Valencia.

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Psique: Mujeres de Edipo y los avatares de lo femenino en la mentalidad de occidente Women of Oedipus and the avatars of the feminine in western mentality María del Refugio Navarro-Hernández (1955, mexicana, Universidad Autónoma De Nayarit, México) Salvador Vázquez-Sánchez (1945, mexicano, Universidad Autónoma De Nayarit, México) Celso Valderrama-Delgado (1960, mexicano, Universidad Autónoma De Nayarit, México) cuca_navarro@yahoo.com.mx, salvador.vazquez@uan.edu.mx, celsovalderrama@yahoo.com Somos Edipo y de un eterno modo la larga y triple bestia somos, todo lo que seremos y lo que hemos sido (J. L. Borges)

Resumen La crítica a la modernidad plantea una intervención a la centralidad misma del paradigma del sistema patriarcal, para develar la relación elíptica entre masculino-femenino como ontologías equidistantes entre sí, y enlazadas no solo como una complementariedad clásica, sino como la estructura de la simbolización de lo masculino desde el silencio de la madre. Se analiza, desde la construcción de lo simbólico de las estructuras del mito, hacia una explicación hermenéutica de las apreciaciones de las conductas más estandarizadas de las mujeres mexicanas, que pueden ser un modelo comprensivo de la interioridad femenina. Así se encuentra que la sexualidad materna y sus implicaciones en el Edipo nos ofrecen un cuestionamiento esencial a la cultura occidental y una nueva perspectiva para aprehender los avatares de la mentalidad. Una topología desmanteladora del proceso edípico y una tesis epistémica de la feminidad. Juego de desplazamientos y trampas de espejismos en las estrategias de las relaciones, la trama de la red, la funcionalidad del sistema patriarcal y una exposición de relatos claves de la conformación del ente masculino de occidente, hasta convertirse en un ser integral (EdipoJob) que se define en la perversidad o monstruosidad de sus dominaciones y poderes, que lo hacen errar ciego y sostenido por Antígonas; estas herederas de todas las mujeres de Edipo, esfinges o pedazos que, de ideal en ideal, se adhieren a la persona de Edipo mientras vaga en las sombras, en el silencio de su amante y madre. Palabras clave: femenino, masculino, ontologías, silencio, simbolización Recibido: 10-04-2013 → Aceptado: 30-06-2013

Cítese así: Navarro-Hernández, M.d.R.; Vázquez-Sánchez, S. y Valderrama-Delgado, C. (2013). Mujeres de Edipo y los avatares de lo femenino en la mentalidad de occidente. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 812. Abstract The critique of modernity, poses a speech to the same central paradigm of the patriarchal system, to reveal the relationship between malefemale elliptical as ontologies evenly spaced, and bound not only as complementary classic, but as the structure of symbolization aware of the male from the silence of the mother. Is analyzed, from the construction of the symbolic structures of hermeneutic myth, towards an explanation of findings of standardized behaviors Mexican women, may be a comprehensive model of female interiority. So is that, maternal sexuality and its implications in the Oedipus, offers an essential challenge to Western culture and a new perspective to grasp the vagaries of the mind. A topology view oedipal processes and epistemic thesis of femininity. Set traps and illusions shifts in relations strategies, the fabric of

the network, the patriarchal system functionality and an exhibition of key stories shaping the western male body into a whole being (OedipusJob) as defined in the or monstrous wickedness of their dominations and powers, they do wander blind and supported by Antigone, these heirs of all women of Oedipus sphinxes or pieces of perfect ideal, stick to the person of Oedipus as he wanders in the shadow, silence of her love and mother. Key words: feminine, male, ontology, silence, symbolization.

Introducción La estructura dinámica del espacio escénico del Edipo Rey (Sófocles siglo V a.C.) se ha convertido, después de Freud (1981), en una referencia explicativa de la instauración del patriarcado en la civilización griega y, por ende, en la cultura occidental. Esta escenografía (Lacan, 1975) constituye una serie de volúmenes simbólicos de representación, que se estructuran mediante la arquitectura que inscribe la figura del padre como el centro de las unidades de articulación de los signos con los que se modula la intercomunicación social y, por lo mismo, donde se ubican después de Foucault (1994) los personajes, en tanto cuerpos en acción y sistemas de relaciones de dominación. La civilización occidental, en tanto expresión patriarcal, recibe también al modelo patriarcal del medio oriente como otro pilar, para superponerse ambos entre sí y formar una sola centralidad en el padre, de una teoría de la simbolización y fundamentos de la mentalidad occidental. La crítica actual a la modernidad, en su propósito de deconstrucción o desmantelamiento de esta centralidad se propone dar cabida a la intervención de la mujer como la otra parte (invisible) del sistema (Freud, 1997), pero requiere de la mujer en una doble centralidad; esto es, que la madre recupere sus explicaciones o de exégesis que develen los procesos de simbolización que, desde la visibilidad, se reacomode el patriarcalismo y convierta el rol de integralidad e igualdad frente el avasallamiento del padre (Irigaray, 1978). Los propósitos contemporáneos serían basados a plantearle al egocentrismo masculino una relación más elíptica para que jueguen, en una misma órbita, una nueva centralidad con las dos figuras o personajes, a fin de armar los campos de la conciencia de equidad de género. A mayor abundamiento, la senda recorrida por Edipo, en su interés de burlar al destino, lo conducen inexorablemente a cumplirlo: “Nadie escapa a los designios de un sistema”. El sistema edípico es un sistema cerrado pero, ¿cómo abrirlo? El contexto en el último siglo golpea a las puertas del sistema en diversos puntos sin que se logre una transformación o entropía positiva hacia una refundamentación de las categorías y una perversión histórica. La pregunta esencial que se hace la mujer contemporá-

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nea es si el destino del hombre puede seguir siendo el mismo destino de la mujer. La ecuación griega, como decíamos arriba, permitió, después de 300 años, una intervención contextual que vino a reforzarla dentro de su legitimidad constitutiva; se complementan históricamente las aportaciones de esta otra civilización (Medio Oriente) y terminan de configurar la subjetividad occidental, esto es, la relación del hombre Job con Dios, que le aporta, a la exterioridad de Edipo, las posibilidades de la interiorización y el diálogo consigo mismo. Estas dos perspectivas consolidan una estructura del yo occidental con el súper-yo, trascendental así mismo. Dentro de esta topología encontramos espacios transparentes, los cuales son ocupados por Yocasta, que representa la referencia constructivista del kosmós propiamente Edípico; de ahí la importancia de su relevancia: Yocasta es Reina, en cambio, la mujer del Medio Oriente es el Hogar (la agricultura frente al pastoreo del patriarca), por lo que es más incorporable al esquema de la referencia y, finalmente tanto Sara-María como Yocasta, se complementan en los elementos constructivos de la nueva interioridad, desde parámetros de equidad (ver diagrama 1) Diagrama 1

En la filogénesis intrínseca creada en el proceso de la formación de la subjetividad de Edipo encontramos la serie de fantasmas que se van resolviendo en las posturas de varias mujeres; “las varias mujeres” que encuentra a su paso: las mujeres corresponden a las diferentes etapas del proceso de integración de la psicodinámica en tanto sujeto edípico, la mujer ideal. Estas mujeres “que parten de una castración simbólica vivida con rencor y humillación corre el peligro de engendrar neurosis (histeria, narcisismo exacerbado, depresión o inhibición sexual). Sólo la llegada de un hijo, piensa Freud, colmará la envidia incoercible de pene que estructura por lo tanto su personalidad. “Pasiva, masoquista, llevando arrastras un Edipo mal resuelto, la mujer tendrá una peligrosa tendencia a delegar en su compañero sus sentimientos ambiguos por la madre, primer objeto de decepción amorosa” (Skittecatte, 1995). Las mujeres de Edipo son partes que no constituyen una sola, integral, sino un “monstruo”, un “frankenstein” que es enfrentado como un enigma, una Esfinge, misterio que se resuelve a través de un solipsismo de su propio speculum (Irigaray, 1978) y sus recursos autoanalíticos al fundar con esto una ética hermenéutica, base de su teoría del amor. Edipo entiende a la mujer a través del lenguaje; sonidos y silencios que configuran códigos y matrices, signos, palabras… Desde la perspectiva de la relectura profunda de Freud hecha por Lacan (1975), la investigación sobre el lenguaje se constituye en la única estrategia de abordaje más productiva de la interioridad, por lo que es necesario batallar con este juego especular de los montajes semióticos para establecer los modelos interpretativos y, eventualmente, establecer planicies de matrices heurísticas que nos den algunos indicadores de la conformación específica de lo femenino y, al mismo tiempo, definir los espacios imaginarios, fantasmales, en los que navega el pensamiento racional de la mujer. La posición edípica es un significante que se define como un sistema que va resolviendo todas las articulaciones y conexiones entre objetos y sujetos. Ensamblaje de maquinarias semánticas y arquitecturas semióticas que le dan sentido al fenómeno patriarcal.

El proceso El paso del matriarcado al patriarcado representa muchos siglos de relatos que van de lo profano a lo sagrado (Clément y Kristeva, 2000); es decir, de lo cotidiano a la ley. “La ruta antigua que anduvieron los hombres perversos” (Job 22:15-20). Edipo, siempre príncipe (primero entre los hombres) solo puede ascender a rey por la intermediación del poder constituido de la reina Yocasta. ¿Si ella hubiera investigado los antecedentes reales de este triunfador? ¿Si cuando encontró los signos y marcas ya conocidos en el cuerpo de Edipo hubiera reaccionado? Se calló y encontró más completo el goce de vivir. Los hijos, en las luchas del poder patriarcal, destruyen el reino anterior y edifican el nuevo, con sus contradicciones feministas en la posición de Antígona. (El patriarcado ya había sido instituido en Corinto y fue llevado a Tebas, por Edipo). La hija rebelde de Edipo, Antígona, la otra cara de Ismene, enfoca el feminismo transgresor más no constructivo de una perspectiva propia y liberadora, recuperable al fin por el sistema o por la ley (Legendre, 1983). Antígona es la única protectora del modelo roto por la anagnórisis de la verdad oculta y ofertadora de la catarsis social.

Los enigmas de Edipo como la verdad de sí mismo La mujer produce temor (Fraisse, 1992) porque es la única que lo conoce como “monstruo”; miedo que lo atormenta durante su infancia y juventud. Miedo que se produce en la lucha consigo mismo, por dominarla y someterla, domesticarla, y lo hace navegar “de mujer en mujer,” y aprende algo de todas y de ninguna. El misterio no desaparece nunca…. La navegación de Edipo hacia su interior y de este hacia el exterior es un constante repetirse: ¿qué quiere la mujer? Y cuando tiene una respuesta, la mujer ya ha desplazado su deseo y vuelve a distorsionar el sentido supuesto dado por Edipo, a fin de convertir esta persecución en una búsqueda permanente de sentido de sí mismo, respecto de la mujer. ¿Qué soy?, se pregunta Edipo. El Oráculo de Delfos le dice que es un “parricida”, y un “incestuoso”. Sobreviene el horror y el rechazo absoluto al destino y, en consecuencia, se instala la fullería para burlar el designio de los dioses; huyendo de su territorialidad va directo al abismo de enfrentarse a la mujer ideal: la esfinge. Es esta mujer la que le da la verdad de sí mismo, es decir, un hombre dotado de falo y de poder, frente a la supuesta castración de la mujer. El falocentrismo que rodea lo masculino rebasa el círculo en que se establecen las relaciones con “la otra”, la es-

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posa, que enmascara y oculta a la madre mediante su silencio. Los temores a lo insondable de la interioridad femenina se reducen a establecer una plataforma de poder que subsana la ignorancia sobre la fecundidad y la reproducción, y observa a la mujer sin que le importe el “¿por qué ella, y yo no?”. La interioridad femenina es sofocada por ese temor hacia los “poderes ocultos” de la mujer arcaica, que subyace en la mujer que tiene ante sus ojos. Mujer arcaica, devoradora, madre primigenia de todas las mujeres. Fantasmagoría instalada como una estructura semiótica cuyos significantes los encontramos desde la primera separación del bebé con el seno materno. La peste generada por la “mujer ideal” termina en un happy end para Edipo pero, en el desplazamiento hacia el futuro, se transforma en “miedo a la mujer”, que recupera el miedo a “la madre ancestral” y se proyecta, ciegamente, sobre Yocasta. Edipo se encuentra “a sí mismo” con la relación incestuosa La felicidad (como liberación) de Edipo es alcanzada cuando es convertido en el rey de Tebas. Poderoso, rico, prominente, dominante, majestuoso, hermoso, galante, educado, gentil y “todos los atributos ideados a través de la historia moderna”. Todas las mujeres de Edipo, la esfinge, han desplegado, en esta etapa, todas sus diferencias y son capitalizadas en una entronización de “la mujer que me ama”. En esta etapa la bonanza del sistema patriarcal es la Arcadia en la que Edipo es un fin en sí mismo y la mujer está sojuzgada, oprimida, pero “contenta”. La subversión de la mujer a la felicidad edípica es asimilada por la “prosperidad”; la tendencia al consumismo (shoping) desde la antigüedad ha sido una conducta propia de la mujer (en la cultura islámica, las mujeres del harem gastan lo más que pueden obtener del marido para, cuando ya no son favoritas, tener un capital suficiente para vivir). La sustitución del valor felicidad por el objeto de consumo es un truco usado con frecuencia por las relaciones con “el brillo de la cosa que se desea” (Lacan, 1991). Esta felicidad arcádica no es sana, porque en secreto está sustentada en otra mujer que va a ser definitiva para la verdad que busca Edipo, es decir, es una etapa en la que no cabe la pregunta sobre el incesto, puesto que él ha logrado burlar al destino. La sorpresa que subvierte la felicidad de Edipo era el silencio que había desplegado Yocasta y, en vez de ser el rey de sí mismo, en realidad habría sido un esclavo sometido a la dominación de esa mujer arcaica y devoradora que es su madre. El estupor frente a lo que está detrás del espejo; al más allá del sujeto femenino imaginado en el speculum de Edipo, prefigurado por la presencia de estas “madres imaginarias” (Marbeau-Cleirens, 1988) se vuelca hacia la búsqueda de su malestar, apenas vislumbrado desde su felicidad. De nuevo la peste Edipo, nuevamente en problemas. ¿Por qué no soy totalmente feliz? Esta pregunta lo empuja hacia un torbellino de preguntas que lo hunden en una desesperación existencial más profunda. Consulta de nuevo al Oráculo, a los sabios Tiresias, a los implicados en la fullería en la que estaba armada la felicidad edípica, a Yocasta misma. Y le miente, le oculta la verdad, pero por qué. El mundo de Yocasta es uno de ficción y una trampa mortal. En la búsqueda de la felicidad, Edipo nunca previó encontrarse con su madre y esta, aun cuando se encontró con su hijo, a pesar de reconocerlo, no lo aceptó como tal, sino como “el nuevo rey” y coparticipó en esta “felicidad insana”. Su “silencio” se volvió “discreción” y esta, en

“complicidad” con el destino en tanto océano insondable y eterno; pero nadie escapa a su destino. Nadie está fuera de la historia. La exigencia de Yocasta sobre Edipo para que callara y dejara en la sombra de la comunicación a la verdad es una pretensión de sometimiento de la verdad a designios que supone “que los dioses no se darán cuenta”. Posición que Edipo no acepta, porque sabe que nadie puede contra el poder del que todo lo sabe y todo lo ve. Edipo se estrella contra su propia condición de ser un “iluminado”, y no puede estar cobijado bajo la sombra que domina Yocasta. La sombra del silencio. “Silencio que habla” a través de la morbilidad que aqueja la personalidad de Edipo. El entrecruzamiento de conocimientos entre Tiresias y el pueblo (coro) enmarcan la pertinencia política en el que el drama se desenvuelve. Proceso hermenéutico de correspondencias del juego de luz y sombras en que se teje el espacio epistémico de la necesidad de conocer, pensar y visualizar el mundo. ¿Por qué la mujer ha hecho de la discreción un sistema de vida? Para evitar el escándalo, evitar que el sol le dé a la cara a Yocasta. El reconocer que, el trasfondo de la luz, es un signo de muerte: el incesto. ¿Qué es lo que salva a Edipo de la muerte? Lo salva, justamente su fortaleza de enfrentarse finalmente, a su verdad. En una visión de futuro que enlazaría la salvación edípica con el desplazamiento del egocentrismo hacia la periferia o exterioridad en la que se sitúa la salvación con un Dios (Yahvé o mesías); esto es, Dios es la figura que asume la responsabilidad que le compete al Edipo trágico, que en su tiempo podría recurrir, de nuevo al destino. ¿Qué es lo que condena a Yocasta? El silencio de su verdad. Edipo quitándose los ojos, ¿ve mejor? Yocasta ahorcándose, ¿pagó su culpa? Ella simplemente se silenció. Trashumancia de Edipo Edipo, después de salvar el horror de la verdad, ciego, se dedica a explicar al mundo el destino del hombre. Pretensión imposible. ¿Quién estará de acuerdo con él? Un ser maldito, un pervertido. ¿Es confiable? ¿De qué verdad habla? No tiene validez más que para sí mismo, según el coro. El pueblo no tiene nada que ver en este asunto; es un asunto particular, privado. Desde milenios, Edipo vaga explicando cosas que nadie entiende. Antígona “la rebelde” es la única que lo acompaña por amor al padre y desarrolla las estrategias explicativas desde una “¿nueva Yocasta?”: el patriarcado. Para Antígona, la luz y sombra del drama de su familia solo se mantiene por el amor trascendente: el amor que levanta los paradigmas de la separación de las diferencias y promueve la complementariedad de los contrarios, la unidad de las diferencias: el amor como una dialexis, es decir, una lógica de las relaciones y las estructuras. En los templos en que se adoraba a Edipo se le representaba como un educador de los adolescentes; como un “dios” de la juventud. ¿Por qué los jóvenes, de la mano de Edipo, encontrarían la vía de sí mismos? Para los griegos no había otro camino. Los jóvenes soñaban con encontrarse una Antígona (una rebelde) comprensiva que ayudara a entender la parte obscura de Yocasta y evitar así el que se presentara después del drama de la existencia cuando sería demasiado tarde. La búsqueda de la vocación, del adolescente, situada en un espacio de esfinges y Yocastas, solo Antígona podría colaborar en evitar el dolor y el sufrimiento y, como esta no puede llegar a tiempo, entonces todas las mujeres del adolescente son

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burladas por ser “falsas Antígonas”, “Ariadnas”, instrumentos, y en el mejor de los casos un soporte en la conquista de la imagen reproducida al infinito del héroe, del dispuesto a sacrificarse por la virtualidad del espejo de sí mismo. La ruta de los templos dedicados a Edipo, en Grecia, obedecían a una agogé catártica que aseguraba un cierto tipo de conciencia sobre los valores de la existencia para deshacer el absurdo del orden del mundo y que minaban la autorrealización del sujeto. Esta peregrinación hacia sí mismos establecía las veredas ocultas del inconsciente personal con el inconsciente colectivo de la polis y, en consecuencia, del ciudadano. Edipo era concebido como un rito de iniciación e inserción social. La política, la economía, la cultura y la historia son situaciones donde el sujeto griego se incorpora con mayor tranquilidad a los retos de la realización personal. Job/Edipo Los postes “Job/Edipo” (Meyer, 1974) de transmisión de la corriente de los procesos edípicos encuentran un conductor que le imprime una velocidad de integración mayor que el simple proceso de la cultura griega; es decir, la inducción del cristianismo en el helenismo y, de esta forma, nos encontramos con un sistema de sinergias en el que está atrapada nuestra versión occidental del hombre. Job, chivo expiatorio, víctima de Dios y solución de las subjetividades surgidas en el desierto, provenientes del Punjab indostánico, complementa la función del “lugar propiciatorio” para que Dios desplace a los dioses. Este desplazamiento, del politeísmo al monoteísmo, constituye la confirmación y certificación del movimiento, que no cesa, patriarcalista, y falocentrista de nuestra cultura. Hombres perversos, víctimas propiciatorias y mujeres invisibles, “madres nutricias, devoradoras, vestales, bombas sexuales, vírgenes, prostitutas” (Skittecatte, 1995) forman un conjunto de anclajes para cubrir, con la manta de las lenguas occidentales, el espacio pervertido de la ceguera y el silencio incestuoso, como subsistemas de la existencia y los géneros, como constructos simbolistas y fundadores de la personalidad occidental. Job, hombre prominente y rico, rodeado de la amistad y de la comprensión de su mujer, se encuentra en su Arcadia disfrutando de una existencia plena de felicidad y reconocimientos; situación que lo hace susceptible a la acción de Dios, y lo somete al rigor de la prueba. ¿Por qué probar su fidelidad a Dios? ¿Qué pretende Dios probar de Job hacia su omnipotencia? ¿Inseguridad de Dios, su miedo a los “dioses ancestrales”? ¿Miedo al retorno del politeísmo? ¿Quién es la víctima que sirva de ejemplo para evitar esta regresión subversiva? Job tiene que ser inocente para que Dios pueda mostrar el ejemplo de la verdad del hombre, es decir: hombre feliz, hombre inocente, objeto del castigo divino, semidestruido en su exterioridad, pero conservada su filiación hacia la referencia fundamental de Dios. Por tanto, se salva una vez demostrada la injusticia/justicia del modelo aplicado por Dios. “En la Biblia es la víctima quien tiene la última palabra, y esto influye sobre nosotros aunque no queramos rendir al libro santo el homenaje que le debemos” (Girard, 1989). Una vez que Job es sometido al rigor del castigo, pierde sus riquezas y su salud, también pierde a sus amigos y a su mujer, quienes se convierten en instrumentos ciegos de la “ira” injusta de Dios. Con los griegos, esta instrumentación corresponde al “coro” y en Job, al “pueblo”. Las “masas”, como se diría ahora, linchan torpemente las posibilidades de defensa de

Job. Su mujer es una voz que resuena en los oídos de Job, como la condena más alta del pueblo, pero esta es una voz hueca, ventrílocua; quien habla es “el pueblo” y “el pueblo es Dios”. Los amigos acicatean cada uno de los castigos infringidos por Dios al cuerpo y los bienes de Job que todo lo ha perdido… menos su fe. ¿Su fe en qué? ¿Qué es su fe: tontería, ceguera, locura? ¿Su fe en la promesa de que Dios es bueno? ¿Confirmará Dios que es el padre protector y dueño del alma de Job? ¿La esperanza de que los bienes podrán alguna vez retornar a la identidad del éxito, visión del pueblo como felicidad? Job, criminal, juzgado y castigado, consciente de su inocencia ve el mundo como trascendencia y no como la acción corrupta de la interpretación general, de la opinión, de la audiencia… Él está por encima de la visión mediática, cambiante, vulnerable, frágil, no sustentada en la materia, en la physis, sino en lo inmanente del espíritu; en la metafísica trascendental es donde se refugia la interioridad de Job y, de esta, surge la seguridad de que se hará justicia y, el pueblo, en su veleidad, volverá a rodear de amor a la imagen de Job “héroe de todas las batallas”. Edipo, camino; Job, ejemplo-sendero. La relación entre estas estructuras funciona como paralaje en el que se han edificado los espejismos del falocentrismo de nuestra cultura. En síntesis son dos epónimos que representan una continuidad asincrónica del continuum de la historia de los totalitarismos y revueltas subversivas o reivindicadoras. La tradición que niega la revelación del “otro”, porque es “otra” y lo “mismo”, ¿es un malestar que recorre las rutas andadas por los sujetos que jalonean los parámetros de la cultura? Conclusiones-discusión El sujeto de la historia es en realidad el recorrido de los hombres perversos sobre una “ruta antigua” que no termina nunca de alcanzar la “cité”; observados por un Leviatán o por Dios; donde son constantemente masacrados y redimidos, en un proceso que Sísifo mantiene como esquema de promoción de la producción simbolista de los agalmata (Lacan, 1991) que hacen feliz al hombre y lo impelen a constituirse en familias, clanes, gens, tribus, clases, etc. y, de esta manera, definir sus sociedades y sus representaciones culturales. Desde otros puntos de vista (tal es el caso de las teorizaciones a partir del género), la pregunta: ¿qué es el hombre?, no es simétrica con la pregunta: ¿qué es la mujer?, ya que no es un simple cambio de vocales sino una ontología distinta. No conocemos la voz de la mujer, sino el grito y, en consecuencia, recurrimos al imaginario sobre ella. El juego de espejos en la que atrapamos la realidad de las mujeres nos impide saber qué es la mujer sin el referente masculino (por lo menos hasta ahora). En ese mismo sentido, ¿qué es la mujer? El silencio, la discreción y, ocasionalmente, la transgresión. La experiencia de los límites masculinos como otro espacio propio de la enseñanza de Antígona señalan la ética femenina del amor materno, capaz de atravesar los esquemas del deseo y la racionalidad; esto es la ley que no abarca la profundidad de lo femenino. La transgresión de la ley es también un desplazamiento erótico como un espacio lúdico que la somete a los juegos del deseo masculino y vivido como una liberación fantasma, como “mujer de segunda”, recuperada y atávica. La función femenina en el sentido en que se ha presentado el liderazgo de las mujeres, pese a su transversalidad y concertación, no muestra una estructura del inconsciente propio y sí mucho de la trampa-red de los emblemas deterministas de lo masculino. Mujeres a la cabeza de los gobiernos no son necesariamente una expresión de lo feme-

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nino absoluto, sino de lo relativo masculino. Ni Edipo ni Job serían nada sin las mujeres. La feminidad como el silencio, el vacío, la hiancia, el cero… la diferencia, la deconstrucción, el miedo, la “castración…” es el referente que hace posible funcionar lo masculino y, en fin, el tormento de existir. Reflexión de la coeditora de sección Miriam Pardo Fariña: la propuesta del artículo referida a la dicotomía existente en la cultura occidental acerca de lo masculino y femenino y las posiciones subjetivas que hombres y mujeres ocupan en la cultura se centra en el mito del Edipo para comprender desde allí los énfasis realizados, a lo largo de la historia, en la importancia que conlleva la cultura patriarcal en desmedro de la mujer, centralidad simbólicamente posicionada como un garante para la cultura y los comportamientos sociales que no hacen más que evidenciar el silencio de la mujer. Lo anterior queda muy bien explicitado por los autores, quienes muestran, desde un desglose hermenéutico, basado en el mito del Edipo y en el personaje bíblico Job, las derivas de la cultura patriarcal que no considerará a la mujer como un sujeto ontológico, sino más bien como un sujeto inexistente, por lo cual queda relegada a la sumisión, silencio y vacío en pro del posicionamiento de lo masculino. Esto impedirá con creces que hombres y mujeres puedan instalarse desde una misma órbita en la producción de un intercambio cultural que no compita entre los géneros, sino que enriquezca al ser humano, lo que no resulta posible dado el egocentrismo de lo masculino, que continúa brillando, aunque alguna mujer ocupe un cargo público como la presidencia de algún país. La transmisión simbólica de estos significantes en la cultura, así como la apropiación que cada sujeto hace de aquello, no devela un futuro promisorio de cambios para los autores en tanto la mujer continúe siendo un sujeto ausente, perdido en el continente machista.

Reflexión de la coeditora de sección Alejandra Ojeda-Sampson: El artículo muestra la contemporaneidad de la discusión en torno a lo masculino y lo femenino. Para esto los autores realizan un recorrido casi poético en la literatura que da cuenta del fenómeno de la masculinidad observado en el mundo occidental. Pareciera que hoy día esta discusión ha sido superada, pero ellos se encargan de mostrar su pertinencia como objeto de estudio y por ello permite que se abran nuevas discusiones que aporten conocimiento al mismo. La teoría del psicoanálisis, en este sentido, se muestra idónea para la comprensión de estos fenómenos culturales inscritos en el inconsciente del ser humano. Referencias bibliográficas Clément, C y J. Kristeva (2000). Lo femenino y lo sagrado. Madrid: Cátedra. Focault, M. (1994). Dits et écrits 4 vols. París: Gallimard. Fraisse, G. (1992). La raison des femmes. París: Plon. Freud, S. (1981). El malestar de la cultura. Ciudad de México: Siglo XXI. Freud, S. (1985). Tres ensayos de teoría sexual. Buenos Aires: Amorrortu, vol. 7. Freud, S. (1997). L’organisation génitale infantile (1923). París: La vie sexuelle. P.U.F. 1969:113 Obras completas, t. VII. Madrid: Bibilioteca Nueva. Girard, R. (1989). La ruta antigua de los hombres perversos. Barcelona: Anagrama. Irigaray, L. (1978). Speculum: espectáculo de la otra mujer. Huelva: Saltés. Lacan, J. (1975). Seminario de Jacques Lacan. Livre 1 Les écrits techniques de Freud. París: Seuil Lacan, J. (1991). Seminario de Jacques Lacan. Livre 20 Aún. Buenos Aires: Paidós. Leclerc, A. (1988). Hommes et femmes. París: Grasset. Legendre, P. (1983). L’empire de la vérité. París: Fayard. Marbeau-Cleirens, B. (1988). Les méres imaginées. París : Les Belles Lettres. Meyer, F. (1974). Oedipe et Job dans les religions ouest-africaines. J-P. Delarge. Skittecatte, L.A. (2005). Los silencios de Yocasta. Ensayo sobre el inconsciente femenino. Ciudad de México: Siglo XXI.

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Psique: Abuso sexual en la niñez Domestic sexual abuse in childhood Ricardo García-Jaime (1972, mexicano, Universidad Pedagógica Nacional, México) rgjaime@hotmail.com

Resumen El abuso sexual en la niñez se presenta en dos grandes modalidades: el abuso sexual familiar (también conocido como incesto), y la explotación sexual comercial de niños/as y adolescentes (conocida como trata de personas con fines sexuales). Ambas modalidades afectan a millones de niños/as en todo el mundo. El objetivo de este artículo es ofrecer una panorámica en torno al abuso sexual que ocurre al interior de las familias. Para ello se revisan algunos conceptos en torno al abuso, sus principales manifestaciones, así como sus consecuencias a corto y largo plazo. Se presentan también tres modelos de atención psicológica del abuso; uno centrado en la atención individual, otro en la familiar; y el tercero es un modelo integrador, que se propone abarcar el ámbito individual, familiar y social. La intención del texto es coadyuvar en la sensibilización hacia un fenómeno de gran incidencia en el ámbito nacional, y enfatizar en la responsabilidad de los adultos (profesionales o no) de intervenir para prevenir el abuso.

adquiridas en la adultez, el embarazo no deseado o incluso el abuso sexual cometido por personas desconocidas (McCary, 2000). La infancia y niñez son las etapas donde se presenta el mayor número de abusos sexuales, seguida de la adolescencia. Los abusos pueden presentarse desde temprana edad (1 o 2 años) y prolongarse hasta por 9 o 10 años (Kempe, 2004). Las huellas del abuso sexual no siempre son físicamente visibles ni inmediatas. Frecuentemente llega a descubrirse a través de embarazos, infecciones de transmisión sexual, fugas de casa, fobias, etc., es decir, mediante eventos que por su magnitud suelen rebasar el control de la familia y llegan a manos de personas que contribuyen a su reconocimiento público. El abuso sexual familiar se considera una experiencia no deseada, que atenta contra la autoestima, la confianza en los otros y la sexualidad. Es una acción con secuelas afectivo-sociales que pueden prolongarse por años y, en ocasiones, durante toda la vida. Se trata entonces de una de las manifestaciones más intolerantes hacia el desarrollo humano.

Palabras clave: abuso sexual, incesto, intervención, prevención Recibido: 18-05-2013 → Aceptado: 27-06-2013

Caracterización El abuso sexual familiar se refiere al contacto sexual entre miembros de la misma familia. Incluye no solo el coito sino también la masturbación mutua, el contacto manual-genital, oral-genital, el exhibicionismo y las proposiciones sexuales. Se trata de una agresión contra el desarrollo psicológico del niño/a, que se produce en contra de su voluntad, afecta su bienestar, viola sus derechos y sirve exclusivamente para satisfacer las necesidades del adulto (Besten, 2001).

Cítese así: García-Jaime, R. (2013). Abuso sexual en la niñez. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 13-17. Abstract Sexual abuse in childhood is presented in two main ways: sexual abuse within the family, also known as incest, and sexual exploitation of children and adolescents, known as trafficking for sexual purposes. Both forms affect millions of children worldwide. The aim of this article is to give an overview about the sexual abuse that happens in families. This article reviews some concepts about the abuse, its main manifestations and the impact in short and long term. It also presents three models of psychological abuse, one focused on individual attention, the second in the family and the third, an integrative model that seeks to encompass the individual, family and social sphere. The text is intended to assist in the awareness of a phenomenon of great impact on the national level, emphasizing the responsibility of adults, professionals and nonprofessionals who intervene to prevent abuse. Key words: incest, intervention, sexual abuse, prevention

Introducción El abuso sexual familiar acontecido durante la niñez es un fenómeno multidimensional y multifactorial que, contrario a lo que se suele creer, tiene gran incidencia en el ámbito nacional y ante el cual distintos sectores de la población permanecen insensibles, dado que no lo reconocen, estudian o contrarrestan. Un alto porcentaje de personas que viven este tipo de abuso son niños/as pertenecientes a sistemas familiares específicos, para quienes el abuso se convierte en una de las experiencias sexuales más traumáticas y negativas, mayor que las infecciones de transmisión sexual

Frecuencia En Estados Unidos se estima que 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 11 niños han sido víctimas de abuso sexual, y que son los ofensores, en su mayoría, miembros de la familia, tales como padres, padrastros, hermanos/as, primos/as y abuelos, por lo que concluyen que 1 de cada 3 niñas y 1 de cada 7 niños han sido víctimas de incesto (Finkelhor, 2008). En Canadá, 1 de 3 tres niños fue agredido sexualmente en su niñez, ya por familiares o por personas desconocidas (Covac-Unicef, 1995) y en Alemania se considera que anualmente se denuncian alrededor de 300.000 casos, de lo cual se estima que detrás de cada caso reportado existen 20 o más que no se denuncian o se clasifican en otra categoría delictiva (Besten, op. cit.). En México resulta complicado esclarecer la incidencia de abuso sexual debido a la cultura de la no denuncia. El panorama que presentan algunas investigaciones (antiguas en su mayoría) muestra que el 80%-90% de los menores agredidos son mujeres y que la agresión proviene en un 90%-97% de un varón. Se establece también que en el 47,5% de los casos conocidos el agresor tiene parentesco consanguíneo con la víctima destacando el padre, los tíos, hermanos y sobrinos. Se reporta que en el 62,1% de los casos la agresión se prolongó durante meses o años y que el promedio de edad de las víctimas eran los 10 años. Por otra parte, se estima que los casos denunciados corresponden a un 10%-25% de la totalidad de los abusos y que el restante 75%-90% de las agresiones permanecen ocultas o sin denunciar (Rodríguez y Aguilar, 1997; Aguilar y Mayen, 1996;

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Abdalá y Cols. 1994; Covac-Unicef, 1995). Datos recientes muestran que las estimaciones anteriores mantienen su vigencia. En febrero de 2007, personal del Instituto Nacional de Pediatría indicó que niños/as de 2 a 12 años son los más propensos al abuso sexual, y mencionan también que en el Distrito Federal se denuncian mensualmente 350 casos de delitos sexuales, de los cuales el 50% son perpetrados en menores de edad. El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y UNICEF reportaron que durante 2008, 20.000 niños/as vivieron abuso sexual (El Universal, 2008), en tanto que la Procuraduría General de Justicia del D.F., reportó que, entre 2005 y 2008, 1.881 menores de edad fueron víctimas de abuso sexual y 1.861 de violación, y se especificaba que las agresiones ocurren, en su mayoría, al interior de los hogares y por agresores vinculados con los menores agredidos (El Universal, 2010).

Consecuencias del abuso sexual en la niñez El abuso sexual es un evento cuyas consecuencias van desde recuerdos asociados a poca o ninguna carga emotiva negativa, hasta trastornos que impiden el desarrollo personal, afectivo, vincular, sexual y social. La huella que deja depende de múltiples factores: características personales del niño/a, circunstancias bajo las que se dio la agresión, quién fue el agresor, apoyo recibido, sexo de la víctima, duración de la agresión, entre otros. De cualquier modo, el abuso sexual afecta la vida de las personas y erradicar sus secuelas resulta difícil y a veces imposible. Se sabe que tiene consecuencias físicas y psicológicas, así como también que las más difíciles de tratar son las segundas, dado que pueden aparecer días, meses o años después. Para su identificación, las consecuencias pueden agruparse en cuatro grandes rubros (García y Raya, 1998):

Manifestaciones del abuso sexual en la niñez Saller (en Besten, op. cit.) clasifica los distintos tipos de abuso sexual en tres categorías:

a. Manifestaciones físicas: lesiones en genitales o ano, fisuras, desgarros, mordidas, inflamación, sangrado, dolor al orinar, presencia de sangre en la orina, hematuria, estreñimiento, estrías a causa de golpes, hemorragias, flujo en la región genital, etc. b. Manifestaciones emocionales y comportamentales: depresiones, sentimientos de culpa, miedo a ser descubierto, disminución de la autoestima, aislamiento, miedo a personas, lugares o situaciones específicos, incapacidad para decidir sobre el propio cuerpo, sobre quien lo toca, cómo o cuándo, pérdida de apetito, problemas en el control de esfínteres, trastornos del sueño, terrores nocturnos, comportamientos regresivos (sobre todo en menores de cinco años), estados de pánico, brotes de angustia, miedo, fracaso escolar, aumento o pérdida repentina de peso, sensación de impotencia, aislamiento, mutismo, enuresis, anorexia, bulimia, dolores sin causa aparente, uso o dependencia de drogas o alcohol, entre otras. c. Manifestaciones sexuales: embarazo, infecciones de transmisión sexual, actividades sexuales precoces, masturbación compulsiva, excesivo interés por el sexo, conversaciones relativas a temas sexuales, pasatiempos continuos con juguetes o compañeros sexuales, etc. d. Manifestaciones crónicas: cuando las situaciones antes descritas no son atendidas o se hace mucho tiempo después, se puede encontrar disfunción sexual general, fobias, intento suicida, comportamiento psicótico, depresión crónica, aislamiento social, enfermedades psicosomáticas, uso de seducción para iniciar amistades, incapacidad para conseguir experiencias sexuales satisfactorias, entre otras (CovacUnicef, 1996; Abdalá y cols., 1994 y Kempe, 1985).

1. Manifestaciones evidentes: relaciones sexuales genitales orales (cunilingus, felación); penetración en el ano del niño/a con dedos, pene u objetos extraños; penetración en la vagina de la niña con dedos, pene u objetos extraños. 2. Otras manifestaciones: tocamientos o manipulación de los genitales del niño/a; obligar al niño a tocar los genitales del agresor a veces bajo la apariencia de juego; masturbación en presencia del niño/a; obligar al niño/a a masturbarse en presencia del agresor; frotamiento del pene contra el cuerpo del niño/a; hacer fotografías o películas sexualmente explícitas del o con el niño/a. 3. Abusos sexuales incipientes: mostrarse desnudo delante del niño/a; mostrar los genitales al niño/a; revisar/dar el visto bueno al cuerpo del niño/a; observar al niño/a desvestirse, bañarse frente a él; besar al niño/a de forma muy íntima. De estas manifestaciones, la que recibe mayor atención es la que involucra a padre e hija. Según Finkelhor (op. cit.), este abuso suele incluir violencia verbal con contenido sexual, exhibicionismo, espiar a la niña, tocarle los senos, nalgas, genitales, besos en la boca, exhibición de material sexualmente explícito, froteurísmo, pedir a la niña que lo masturbe, contactos bucogenitales, introducción de dedos u objetos en ano o vagina de la niña y en menores ocasiones, coito. Kempe (op. cit.) asegura que el abuso sexual entre padres-hijas constituye aproximadamente el 75% de los casos y que el abuso sexual entre madres-hijas(os), hermanos/as, etc. constituyen el 15% restante. Otros autores cuestionan si el abuso entre padres-hijas es realmente el más frecuente, ya que consideran que el que acontece entre hermanoshermanas es más común, pero que no recibe la misma atención debido a que (1) no crea una crisis mayor en el sistema familiar, (2) involucra a menores, lo cual no rebasa la línea generacional de las familias, (3) no involucra directamente a un miembro del subsistema conyugal y (4) se descubre con menor frecuencia. Entre los autores que defienden esta perspectiva se encuentra McCary (op. cit.), que propone que el 20% de los casos de abuso sexual involucra a padre e hija, y que es el más traumático por implicar un ataque directo a los vínculos familiares de confianza. Según el autor, el abuso padrastro-hijastra ocupa otro 15%-20% y el 65% restante involucra a hermanos, hermanas (contactos hetero y homosexuales), tíos, hermanastros/as, abuelo/a.

Por lo general, las consecuencias más profundas son las relacionadas con el control y la expresión de emociones. Lo que permanece indeleble es una profunda incapacidad para confiar en las personas, específicamente en las que tienen el mismo sexo que quien abusó de ellas/os, piensan que lo que los buscan les generan una gratificación sexual, lo cual es comprensible, pues las bases para entablar y mantener relaciones afectivas en la vida adulta se fundamentan en la forma y estructura de las relaciones que mantenemos con nuestros padres. A partir de esa relación básica de confianza, caracterizada por la protección y expresión del afecto, se cultiva durante la vida la potencialidad de crear amor y amistad. Lo que se destruye en el abuso sexual no es una membrana, ni la continuidad de la piel, se trata de la destrucción de un cimiento psicológico fundamental del individuo, necesario para su posterior desarrollo como ser humano. Por eso, muchas mujeres sobrevivientes de abuso sexual hablan de cómo el abuso afectó su autoimagen y su autoestima; de cómo durante años se

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sintieron feas, pecadoras, humilladas, estigmatizadas, inseguras, diferentes, responsables de provocar lo sucedido y culpables del abuso. En los varones, las consecuencias pueden verse agravadas, ya que, aunado a la pérdida de confianza en las personas y el desfase en su desarrollo psicosexual, los niños (1) se reservan más la expresión del abuso y muestran mayor miedo a comentarlo, probablemente porque introyectaron la idea de que el hombre debe ser fuerte y por la crítica de no haber sido capaces de defenderse (Finkelhor, Fritz, Wagner y Stoll; en Sullivan, 2004), (2) cuando el agresor fue un varón, se rehúsan a hablar por miedo a que se les considere homosexuales, de hecho, el abuso puede crearles confusión en cuanto a su identidad sexual, y (3) reprimen más el evento y sus consecuencias, razón por la que se alejan del apoyo profesional y sus beneficios concomitantes. Entonces, ¿cómo se explica la diversidad de consecuencias del abuso en sus sobrevivientes?, ¿de qué depende la pronta recuperación o la presencia de secuelas a lo largo del ciclo de vida de algunas personas?, ¿qué papel juega el género en las consecuencias del abuso sexual? La literatura ofrece ideas para responder estas preguntas: a. El trauma está directamente vinculado con la calidad de relación entre el niño/a y el agresor: (1) entre más cercana sea la relación (en lo psicológico), mayor es la violación a la confianza y seguridad del niño; (2) entre más cercana es la relación, mayores alteraciones se presentan en la dinámica familiar a causa de la actividad sexual y su descubrimiento; y (3) entre más cercana es la relación, es más grande el tabú infringido y, por ende, la posibilidad de experimentar sentimientos de culpa por haber participado en el abuso sexual (Groth, en Finkelhor, op. cit.). b. Las experiencias que involucran violencia física o psicológica (en contraposición de aquellas mediadas por la seducción o el engaño) son más traumáticas. Ello se explica porque los niños/as de mayor edad, debido al conocimiento de tabúes y a su fuerza, se defienden, lo cual incrementa la posibilidad de ser sometidos por la fuerza. c. A mayor madurez en el niño/a, más traumática será la experiencia. Esto ocurre así debido a que los niños/as de menor edad tienen poca consciencia de que infringen una prohibición, pues su moral sexual está en desarrollo y pueden no comprender del todo lo que están haciendo. Esa “inocencia” puede protegerlos de represiones psicológicas, por lo menos hasta que adquieran consciencia total del hecho. Los preadolescentes y adolescentes tienen mayor conocimiento de lo que pasa y experimentan mayor culpabilidad, mayor autocrítica y autodevaluación (Sunmit y Kryso, 1978; Mc. Farlane, 1978; Sloane y Karpinski, 1942, en Finkelhor, op. cit.). d. La diferencia de edad entre agresor y agredido es importante en relación al trauma y sus consecuencias. Cuando los involucrados son casi de la misma edad, el evento es menos impactante que si el agresor tiene cinco, diez o más años. e. El sexo del agresor también se relaciona con el trauma. En general, las agresiones cometidas por varones son más negativas que las perpetradas por mujeres, no importa cuál sea el sexo de la víctima. Tal vez porque los agresores varones utilizan con mayor frecuencia la fuerza física para someter al niño/a (Finkelhor, op. cit.). f. Las experiencias homosexuales suelen ser más traumáticas en los niños debido a que (1) se rompe el tabú de relaciones con personas del mismo sexo, (2) el niño experimenta que los límites de su cuerpo y su sentido de masculinidad se han profanado, (3) los niños tienen mayor

riesgo de verse sometidos a actividades con mayor intencionalidad orgásmica, penetración anal y felación, (4) al resistir la agresión, tienen mayor probabilidad de ser sometidos mediante violencia física o humillaciones y (5) es menos probable que el niño denuncie y busque ayuda psicológica (Finkelhor, op. cit.). g. El trauma dependerá de qué tan elaborada sea la actividad sexual; la forma menos elaborada es el exhibicionismo, la más elaborada, el coito. h. La manera como reaccionen los adultos significativos para el niño/a ante la confesión del abuso (castigadores, incrédulos, culpando, etc.) también tiene relación con sus consecuencias. i. Si el niño/a participa activamente en la experiencia y la disfruta, sentirá mayor culpabilidad y sentimientos negativos. j. Entre más tiempo se prolongue la experiencia, mayores serán sus consecuencias. Modelos de intervención para el abuso sexual en la niñez Pese a su frecuencia y a tratarse de un hecho que ha acompañado a la humanidad desde tiempos pretéritos, el estudio del abuso sexual en la niñez es un evento relativamente reciente en la psicología que, a diferencia de otros fenómenos, ha encontrado resistencias personales (propias del sistema de valores de quienes lo investigan) así como socioculturales, no solo porque invade terrenos considerados tabúes sino también porque hace evidente la cotidianidad con que las prohibiciones son transgredidas, aspecto que muchos desean seguir ocultando y alejando de quienes con más frecuencia son involucrados en estas relaciones: los niños/as. Fue a partir de 1950 que se desarrollaron modelos y teorías sistematizadas para explicar el origen, causas, modalidades o consecuencias del abuso sexual en la niñez, y se dedicaron algunas al abuso intrafamiliar, otras al perpetrado por extraños. Esos modelos, además de verse limitados en su desarrollo por la aceptación social, enfrentaron la poca comunicación y comprensión existente entre las diversas escuelas de psicología, ya que en no pocas ocasiones, cada una consideraba que sus explicaciones y conclusiones eran verídicas, con lo cual minimizaban las aportaciones proporcionadas desde otros modelos. De entre estos modelos, el más divulgado en el estudio de los abusos sexuales es el “víctima-perpetrador”, ampliamente usado por enfoques clínicos psicológicos (conductismo, psicoanálisis, neuropsicología), psiquiátricos y criminológicos. Desde esta visión, las agresiones sexuales se conciben como acciones unilaterales, iniciadas, promovidas y realizadas por un adulto desequilibrado que ejerce poder sobre un menor que es víctima de sus actos. Las aportaciones derivadas de este enfoque han contribuido en la conformación de perfiles de los agresores, y se destacan rasgos de personalidad, trastornos mentales, hábitos y costumbres de estas personas (Cooper y Cormier, 1982; Gebhard y cols., 1965; Raphling, Carpenter y Davis, 1967, en Sullivan, op. cit.). También han ofrecido información de algunas características de las madres y los niños/as víctimas de abuso (Sullivan, op. cit.; Abdalá, op. cit.). Un segundo modelo con trascendentes consideraciones es el sistémico. A diferencia del anterior, este se enfocó específicamente al abordaje del abuso sexual familiar. Desde este modelo, el abuso sexual no es responsabilidad exclusiva de una mente perversa, sino la manifestación de una problemática familiar, de una crisis en dicho sistema y, por ello, el abuso sexual no es la causa, sino la expresión de la caótica realidad familiar, por lo que la responsabilidad de los hechos no recae solamente en alguno de

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sus miembros, sino que, de algún modo, todos la comparten, y son al mismo tiempo victimarios y víctimas del abuso (Andolfi y Zwerling, 1993; Trepper y Barret, 1989). Desde la perspectiva sistémica, la presencia de abuso sexual en las familias va más allá de la patología del agresor y la fragilidad de la víctima, así como también de intervenciones donde un individuo (víctima o agresor) son el eje de la atención. La intervención sistémica encuentra particular importancia en la interacción de todos miembros del sistema familiar y en las cualidades de sus relaciones cotidianas, con lo cual se evidencia la contribución de cada uno en la aparición y mantenimiento del abuso sexual. Este modelo propone analizar las triadas, límites interpersonales, límites intergeneracionales, comunicación entre subsistemas, roles, jerarquías, entre otros. Un tercer modelo es el ecosistémico (Trepper y Barret, op. cit.). Desde esta visión no solo se atiende lo acontecido al interior de la familia, tanto en lo individual como en lo interaccional, sino que se advierte la relación que guardan los abusos sexuales con el contexto socioambiental de las familias, a fin de reconocer la influencia del medio en ellos, por lo cual plantean la conveniencia de abordar el abuso sexual desde un enfoque circular y multidimensional (ver figura 1). Figura 1: Niveles de intervención del modelo ecosistémico

y finalidades. Desde este nivel se explica que en los sistemas familiares con abuso sexual, la estructura de la familia sufre una serie de modificaciones que alteran las fronteras generacionales, los límites y los roles de padres e hijos (ver figura 2). Pese a la diversidad de familias, los sistemas familiares donde aparecen estas modificaciones muestran consistencia en características como ser cerrados o aislados, tener sus canales de comunicación bloqueados y utilizar el secretismo como elemento del sistema familiar. c. Nivel cultural: este nivel es (todavía) el menos explorado por la psicología. Hace referencia a cómo la sociedad, la cultura y el momento histórico crea particulares representaciones mentales del mundo y cómo influyen en la formación y consolidación de patrones de interacción sexual dentro y fuera de las familias. El modelo ecosistémico propone el abordaje del abuso sexual desde los tres niveles. Figura 2: Modificación de la estructura familiar en sistemas familiares con abuso sexual (en Trepper y Barret, op. cit.) Familia sin abuso sexual Madre-padre Frontera generacional y sexual Hijo/a Fase de transición Madre-padre Frontera generacional y sexual

Hijo/a

Familia en la que ocurren actos o amenaza de abuso sexual Madre Frontera generacional y sexual Padre-hijo/a Conclusiones-discusión El abuso sexual en la niñez es una realidad que, dada su frecuencia y consecuencias, precisa acciones por parte de la sociedad en general y de manera específica por distintos profesionistas. Hay que partir del hecho de que los adultos, especialistas o no, somos responsables de intervenir para que el abuso deje de concebirse como algo tolerable que debe permanecer oculto bajo la sombra de la familia. Tal como se esquematiza en la figura 1, cada nivel funciona como un holón que (aun cuando puede ser estudiado individualmente de manera exitosa y ofrece un panorama más enriquecedor al atenderlo como un sistema, que presenta organización, jerarquía y relaciones activas con el medio, lo cual remite a la idea de L. von Bertalanffy: el todo es más que la suma de sus partes (Bertalanffy, 1984)). Este modelo reconoce la existencia de tres estructuras relacionadas con el abuso sexual, que interactúan al interior del sistema familiar: el nivel interno, el familiar y el cultural o social. a. Nivel interno: es el más difundido y se caracteriza por atender de manera aislada a los/as agresores, las víctimas del abuso y a los/as coagresores (generalmente las madres). Buena parte del conocimiento existente en torno al abuso se debe a investigadores/as adscritos a este nivel. b. Nivel Familiar: aquí se ubican las aportaciones hechas por los teóricos de la familia. Ante todo reconoce que el sistema familiar no es sencillo de abordar dado que cada familia es distinta, lo que lleva a comprender que el abuso también será diferente en sus manifestaciones

En el ámbito de la psicología, en sus tradiciones social, clínica, educativa y ambiental se cuenta con un vasto campo de intervención en situaciones de abuso sexual. Las acciones preventivas sean primarias (dirigidas a toda la población (niños/as, madres, padres de familia, abuelos/as, docentes, médicos, jueces, etc.) con el propósito de evitar la aparición del abuso sexual), secundarias (orientadas a evitar la experiencia del abuso entre quienes, por distintas condiciones, muestran mayores probabilidades de vivirlo) o terciarias (enfocadas al tratamiento familiar o individual de quienes han sido abusados) ofrecen valiosas opciones no sólo para disminuir las tasas de abuso sexual en niños/as sino también para ofrecer a millones de personas en todo el mundo un desarrollo social, afectivo y erótico gratificante. Para otros profesionales, el abuso sexual también es un campo fértil de intervención. En las ciencias de la educación, el trabajo con el diseño de programas para los ámbitos formal e informal ofrece la posibilidad de llegar a millones de niños de zonas urbanas y rurales. Abogados/as y otros especialistas pueden a través de códigos y reglamentos, garantizar derechos entre quienes viven con más frecuencia este tipo de abusos. Perio-

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distas y comunicólogos/as tienen en sus manos los medios para visibilizar el abuso y crear conciencia de sus efectos. Las estrategias y técnicas para intervenir son muchas: trabajo de sensibilización en comunidades, talleres de prevención de abuso, grupos terapéuticos para sobrevivientes, de obras de teatro, campañas publicitarias, cuentos, novelas, artículos y folletos informativos, juegos de mesa, programas de realidad virtual, etc. Dependerán de la creatividad y los recursos de las personas. Lo vital es la intervención para cambiar una realidad que marca y limita a millones de personas en todo el mundo. Reflexión de la coeditora de sección Miriam Pardo Fariña: el autor ofrece una visión panorámica acerca de la problemática del abuso sexual que acontece, principalmente al interior de las familias. La faceta descriptiva del artículo en orden a estadísticas y a las manifestaciones de este flagelo en la niñez y la adolescencia proporciona una buena síntesis para el lector. Del mismo modo, las consecuencias enumeradas y explicadas acerca del abuso sexual en la niñez, también ofrecen una buena compilación de la problemática. Todo esto en su conjunto se constituye en un referente necesario para la comprensión del abuso sexual con el fin de poder favorecer la prevención y la detección precoz de este problema tan frecuente. Además de la presentación y descripción del problema, el autor se centra en algunos modelos de intervención aplicados en torno al abuso sexual en la niñez, como el que considera el binomio víctima y perpetrador; el modelo sistémico y el modelo ecosistémico, lo cual brinda una breve síntesis de cada uno de estos. De acuerdo a lo señalado anteriormente, el artículo se constituye en una buena síntesis acerca del problema del abuso sexual infantil, lo que podría considerarse como una primera aproximación al problema, ya que se mencionan muchos tópicos, sin profundizar en ninguno en particular, pero incluyendo los modelos de intervención brevemente explicados y algunos que solo fueron enunciados dentro del campo de la educación, la comunicación y otros. Sería interesante plantear en un nuevo artículo algunas de las temáticas desarrolladas, y quizás la más importante de aquellas sería el énfasis que pudiera proporcionarse en orden a la prevención y detección precoz del problema, lo que al tratarse de un ámbito dentro de la prevención primaria requeriría de políticas públicas para enfrentar un problema que atañe a nuestras sociedades de manera alarmante y en donde resultaría propositivo presentar modelos de intervención tendientes a proteger a la niñez y adolescencia de este flagelo.

Reflexión de la coeditora de sección Alejandra Ojeda-Sampson: el autor inicia su reflexión con un punto que a mi parecer debería ser el foco de la discusión: el abuso sexual en la niñez no es un problema de la familia; es un problema de dimensiones sociales. Es decir, no compete a la familia abordarlo o solucionarlo, sino que, por su impacto en la vida futura de los miembros de esta y por el porcentaje de incidencia en la vida cotidiana, se convierte en un aspecto de salud pública y, por lo tanto, de abordaje institucional. No obstante lo anterior, considero que la gran aportación del artículo es su capacidad de síntesis al mostrar los principales factores que conforman el abuso sexual en la niñez, las reacciones distintas dependiendo la edad y género de la víctima, así como los elementos familiares que inciden o se ven afectados por esta conducta. De igual manera, se observa una clara aproximación a los distintos abordajes terapéuticos que hasta ahora se llevan a cabo por los profesionales ante una situación de esta naturaleza. El autor no toma una posición ante ninguno de los aspectos que se ven involucrados en el abuso sexual en la niñez, ni a la forma adecuada de abordar el problema. En este sentido, el artículo abre múltiples posibilidades de discusión al partir de lo expresado en él. Referencias bibliográficas Abdalá, L., Reynes, M., y Muñoz, G. (1995). Maltrato al menor. México: Nueva Editorial Interamericana. Andolfi, M., y cols. (1993). Dimensiones de la terapia familiar. Buenos Aires: Paidós. Besten, B. (2001). Abusos sexuales en los niños. Barcelona: Herder. Bertalanffy, L. (1984). Teoría general de los sistemas. México: Fondo de cultura económica. Covac-Unicef. (1995). Manual sobre maltrato y abuso sexual a los niños. México: s/editorial. Finkelhor, D. (2005). Abuso sexual al menor. México: Editorial Pax. García, R., Raya, A. (1998). Aplicación de los principios sistémicos como agentes preventivos de las relaciones incestuosas. Tesis de licenciatura. UNAM campus Iztacala. McCary, J. (2000). Sexualidad humana. México: Manual moderno. Rodríguez, R., Aguilar, J. (1995). Hijo de tigre pintito. México: SEP. Notimex. (2008, noviembre 26). Sufren abuso sexual 20 mil niños en México. El universal.com.mx, extraído desde: http://www.eluniversal.com.mx/notas/558622.html Sullivan, E., Everstine, L. (2004). El sexo que se calla. México: Editorial Pax. Trepper, S., Barrey, M. (1989). Systemic treatment of incest. New York: Brunner/Mazel Publishers.

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Sociologando: Una construcción íntima de la identidad trans como estrategia de desplazamiento en función de contextos, momentos, interacciones y prácticas An intimate construction of trans identity as displacement strategy in function of contexts and moments, interactions and practices Alba Barbé-i-Serra (1985, española, Universidad de Barcelona, España) alba.barbe@gmail.com

Resumen El presente artículo pretende aproximarse, desde una mirada etnográfica, a los procesos particulares que han constituido el desarrollo de una identidad trans, y su nexo con la percepción corporal y la vivencia de sí misma; así como indagar en la vivencia entre el nivel ideal y real de la experiencia corporal y los recursos que el sujeto acciona para definir la realidad social que encarna, experimenta y resignifica, en distintos contextos donde opera la transfobia. El objetivo de la investigación reside en comprender los procesos de adecuación o supervivencia de los cuerpos/identidades al entorno desde una conciencia de cómo la performatividad corporal se nos establece. A lo largo del presente artículo será usado el itinerario corporal (Esteban, 2004) como herramienta de análisis. Una base reflexivo-corporal que permite poner en relación el nivel macro y micro de la experiencia, aquello contextual y aquello procesual, a fin de relacionar el orden sociosexual hegemónico con la reinterpretación particular de los marcos de significación que realizan los sujetos. Se presenta, de manera transversal, cómo la(s) violencia(s) tránsfoba(s), su especificidad, se sitúa(n) en una influencia sobre la reproducción de la organización social, subyacente bajo los procesos de construcción de la (hetero)-normatividad. Los análisis concluyen en cómo, frente a ella(s), las prácticas y estrategias de regulación del conflicto son contextuales y contingentes en relación a las múltiples encrucijadas de los sujetos y los espacios/esferas sociales que habitan. Palabras clave: código abierto, identidad trans, interseccionalidad, itinerario corporal, marcos de comprensión Recibido: 31-05-2013 → Aceptado: 16-07-2013

Cítese así: Barbé-i-Serra, A. (2013). Una construcción íntima de la identidad trans como estrategia de desplazamiento en función de contextos, momentos, interacciones y prácticas. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 18-23. Abstract This article aims to approach at the particular processes that have formed the development of a trans identity, its connection to body perception and the experience itself, from an ethnographic look. It aim to investigate the experience between the ideal and the actual level of bodily experience and the resources that the subject activates to define social reality that embodies, experience and redefines, in different contexts where transphobia operates. The focus of this paper addresses to the processes of adaptation and / or survival of the bodies/identities to the environment, from an awareness of how the body performativity sets to our. Throughout this article, the Corporal Itinerary (Esteban, 2004) will be used as an analysis tool. A reflective-body base that it al-

lows to us to link the macro and micro level of experience, the contextual and procedural relation, enabling linking hegemonic socio-sexual order with the particular reinterpretation of the significance frames made by subjects. We introduce, in a transversal way, how the transphobia violence, its specificity, is placed in an influence over the reproduction of the social organization, underlying the processes building the (hetero)normativity. The analysis conclude that in front to them, the practices and strategies regulating the conflict are contextual and contingent in relation to the multiple crossroads of the subjects and the social spaces/spheres that they inhabit. Key words: corporal itinerary, frameworks of understanding, intersectionality, open source, trans identity

Introducción Nuestras experiencias corporales no pueden comprenderse al margen de periodos y contextos históricos particulares (Martí, 2008). Como señala Nieto (2008), el pensamiento occidental ha estado históricamente construido a partir de la existencia de un conjunto de oposiciones que están siendo operativas y se articulan dicotómica y jerárquicamente. El binarismo mente/cuerpo, naturaleza/cultura, etc., continúan debatiéndose, aunque se tiende a su ruptura en el sí de las ciencias sociales. Sin embargo, como señala el autor, otros como el sexo/género, mujer/hombre o masculino/femenino son aún enraizados con fuerza en las sociedades de Occidente, a fin de constituir hechos sociales totales, ayudar a estructurar/vertebrar el proceso de fortalecimiento y mantener los lazos entre sus miembros. El interés de la investigación reside en comprender dónde se produce el encuentro entre las microestructras de significado que componen la realidad de una experiencia trans, y las macroestructuras de significado del orden sociosexual hegemónico. Se desarrollarán las reflexiones, interpretaciones, posicionamientos y proyecciones de Diego, activista 1 transfeminista de Barcelona . El relato en un instante preciso de su vida, la presentación social del cuerpo y su autorrepresentación nos permite observar las interrupciones en el sistema sexo-genérico hegemónico, a partir de los mecanismos de resistencia que el sujeto pone en marcha.

1

El transfeminismo propone nuevas alianzas y nuevos retos identitarios. Prácticas y teorías en constante movimiento que pretenden situar a los feminismos en una posición que de cuenta de la gran diversidad de intersecciones, situaciones, opresiones, métodos de lucha, forma de significación de los cuerpos, etc., más allá de la ecuación trans - feminismos.

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Así, el Itinerario corporal posibilitará una narrativa subjetiva (pues no existe otra forma de narrar) que nos permita conocer la articulación entre la percepción del “yo” (su construcción íntima y singular) y la representación de la percepción que puede tener el entorno de ella. Contextualizando, desde una perspectiva emic, las opresiones, contradicciones y conflictos, así como la complejidad de la vivencia. Por lo tanto, el artículo se desarrollará a través de un relato que no siempre sigue un orden cronológico. Sin embargo, los presentes apartados pretenden establecer una coherencia interna para dotarlo de continuidad e inteligibilidad etnográfica. 2

Imágenes 1 a 18: Yo no confundía a nadie, la gente se confundía. Yo me 3 lo pasaba bien, no corrigiéndoles

Diego se describe a sí mismo como una persona emotiva, inteligente y, hoy en día, equilibrada. Responsable y emprendedora, actitud que entrelaza con su masculinidad. Feminista. “Gentleman” a la hora de flirtear. Versátil. Una estética parecida a las masculinidades de los 20’s a los 60’s, con que le gusta transitar. Un transhistoricismo en su expresión y representatividad. Veintinueve años y cuerpo fibroso de 1’60m. De familia andaluza y manchega. Temprana hibridación territorial. Las ascendientes de su padre eran de Alcázar (Castilla-La Mancha), y fueron a Barcelona. Ella limpió escaleras y él trabajó en la RENFE (red ferroviaria). Y pagaron los estudios de su padre en el Orden de San Juan de Ávila, “una especie de Opus Dei para los pobres”. Ahí es donde se conocieron con su madre, de “familia muy humilde, pero que se sacaron las castañas del fuego bastante bien”. Al nacer, a su padre le ofertaron un trabajo en Pamplona, y su madre empezó las oposiciones. La denominaron como Ana. Más tarde, llegaron su hermana y su hermano. Tres años. Escolarización en las Carmelitas de Vedruna, “un colegio de chicas”. Y religioso. Un primer instante de identificación sensorial y emocional con el mundo de la masculinidad. “‘De mayor, ¿qué quieres ser?’ ‘Chico’. Luego misionero, quería ser”. Y aparece un deseo. Proyección. Una dirección que confronta un primer instante de socialización en el núcleo primario de convivencia. Unas construcciones sociales que pretenden definir el sujeto desde su estado embrionario. Un reconocer el cuerpo, que no es posible sin hablar de los procesos de genderización. Las “expectativas colectivas” de Mauss, o las “potencialidades objetivas” de Weber, que tienden a inscribirse en los cuerpos bajo formas de “disposi2

Las imágenes forman parte del proyecto teórico/artístico de Diego. Referencia electrónica: http://genderhacker.net/ 3 Tomando la consideración de Esteban (2004), a lo largo del Itinerario usaré la cursiva para mis comentarios, análisis y contenidos, permitiendo que sea su narración la que vertebre el presente artículo.

ciones permanentes” (Bourdieu, 2010:76). Diego relee su biografía en función de este presente, a través de la corpografía visual que me brinda. Habla de un momento de la persona, en la cual la persona no está. De las expectativas de mi madre, y de todo lo que soy antes de nacer (ver foto 2). Entre ambos relatos anteriores se observa una trayectoria existente entre Le Breton (1990) y Csordas (1994). Relato que flirtea en cómo el cuerpo es el punto de encuentro de las diferentes instancias de la cultura; y una primera narración del “embodiment”, del cuerpo y de la identidad no solo como una dimensión receptora sino como una dimensión potencial, intencional, activa y relacional. Narrativa que no es comprendida sin la intersección de la religiosidad. Habla de un Dios que invita a crecer, a la superación y a la empatía. Sin embargo, un Dios que construye una determinada concepción de la corporeidad. “Me contaban que tu cuerpo no era tuyo, sino que era de Dios. Y que había que respetarlo, ¿no?”. Un continuum de la religiosidad que él/ella traslada a la filosofía, y que le/la predispone para un viaje hacia sí mismo/a, del que más tarde tendrá que extraer los elementos que ya no le serán de utilidad. Aparece la relación con su padre. Y evidencia aquello que ha sido la ausencia de un referente emocional, y el proceso de violencia en el sí de la familia. Diego enfatiza una articulación de la consciencia feminista que va encajando a través de la vivencia de un sistema injusto, de violencia estructural. Mi padre, como puedes ver en las fotos, está bastante desaparecido (ver foto 6). Me llevaba a ver los trenes. Hace frenos. Es muy simbólico que mi padre haga frenos, porque lo que ha hecho ha sido intentar frenar el desarrollo vital de mi madre. Diego habla de una edad, de una experiencia pública de la identidad de género. Y aparece, sobretodo en el contexto escolar, el estigma de “marimacho” (ver foto 18). Un continuum que más tarde será reapropiado para autodefinir su identidad. “Ju, ju, te gusta ir con chicos. ¡Chicazo, marimacho!”. Violencias que muestran la pretensión de restaurar un fingido orden que establece los modelos inteligibles y los modelos ininteligibles. A que Diego responde, con pretendido silencio. La manera distinta de poner en funcionamiento el propio cuerpo aparece con fuerza en la adolescencia. El instituto, un instante de hiperproducción de la feminidad, de actividades corporales, modos relacionales específicos, e interacciones/seducciones sexuales (hetero)normativas. Obligatoriedad performativa, enunciaciones constatativas, “ya eres mujer”, a que refiere Austin (1955), que son vivenciadas como una opresión y que aparecen con plena conciencia, “sobre todo cuando no te apetece”. A partir de los trece, catorce, había que feminizarse. “Ya eres una mujer”. Yo tuve la regla muy pronto. Mi regla, para mí, era pura expresión masculina. Producción de la feminidad que narra en, con y desde la propia carne. Experiencias que reelabora y filtra desde el marco de los feminismos, pues este le permite aproximarse a los conceptos, códigos y lenguajes, e in-corporar un recuerdo reelaborado en su archivo corporal. Con quince años inicia el bachillerato artístico. Es el instante en que empieza a identificarse con la masculinidad femenina. “Todavía no tengo la palabra ‘butch’ en mi diccionario. Soy una camionera o un marimacho. Y ya empiezo a decir, ‘marimacho, ¿y qué?’”. Una interpretación particular desde los conceptos que tiene al abasto. Otro lugar de enunciación desde

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donde transgredir un patrón que la encorseta, desde este “ser mujer”. “Me identifico como mujer, pero no voy a ser la mujer que queréis que sea”. La “camionera” que le dota de herramientas para futuros cuestionamientos y designaciones. Diecisiete años, bellas artes. Diego decide desplazarse a Barcelona. Y la estancia en diversas residencias de monjas, donde cada vez se permite “más licencias”. “Marchante, deja de silbar, ¿no?”. Y me acuerdo de estar en la silla con las piernas a horcajadas, y de decirme, “por favor, ¡siéntese bien!”. Capitalmente irregulares, prohibidas e imposibles de aceptar. Prácticas de género y técnicas corporales que se le exigen, y que no quiere activar. Y que cobran coherencia en el marco de unas relaciones sensibles, y en un contexto de religiosidad particular. Donde, sin embargo, se abren fisuras. Es Bourdieu quien refiere a la regularidad de las prácticas corporales: “La oposición entre lo masculino y lo femenino se realiza en la manera de ‘mantenerse’, de llevar el cuerpo, de comportarse, bajo la forma de oposición entre lo recto y lo curvo (o lo curvado), entre la firmeza, la rectitud, la franqueza (que mira a la cara y hace frente y que lanza su mirada o sus golpes directamente al objetivo) y, del otro lado, la contención, la reserva, la flexibilidad” (Bourdieu, 2006:110). Diego menciona, por un lado, los atributos de rechazo y aversión generados a través de la fabricación de unas narraciones y representaciones hacia “la alteridad” que él representa. Por otro, menciona la atracción y admiración que entran en escena cuando los criterios del “otro” son difusos. Era el freeky, rechazado por unas partes; pero cuando atraías, atraías mucho también. El arte me permite tener una especie de máscara, una especie de capa desde la que meterme desde atrás No puedo obviar la pregunta entorno a su identidad de género. Él parece esperarla, y tener una respuesta de antemano. Me pregunto cuántas personas le habremos preguntado. Y se divisa la irreductibilidad de una respuesta que sólo es comprendida más allá del parámetro que le he dado. Estamos en un momento post-identitario. He pasado por la fase de identificarme con un rol masculino… Pero siempre era Ana. Cuando llego a la universidad, conozco a gente que se autodenomina de varias maneras. Paso de un momento identitario como mujer a uno como hombre. Y detecta un hecho significativo, un “hito” como lo nombra Del Valle (1997). Año 2002, un artículo en el periódico. La voz de un transexual FTM (Female To Male). Un instante de posibilidad en que empieza a visualizarse como trans, a partir del conocimiento de tal concepto. Un espacio y temporalidad de la memoria, que vincula con un instante de autoafirmación. Veo un artículo en El País. De repente, entiendo que parte de la historia que está contando esa persona es mi historia, son mis fotos. Es esta teoría del “cuerpo equivocado”. “¿Y si el alma se ha confundido de cuerpo?”. Interseccionalidad de una dualidad judeocristiana que no desaparece. Al contrario, le permite una explicación tempo-espacial, que le es de utilidad. Sin embargo, unas imágenes que representan un único lugar físico y emocional donde llegar. Un intersticio hacia un tránsito, y al mismo tiempo, confusión por la dificultad, o no voluntad, de llegar a este “estado”, habiendo hecho la “transición total”. Para mí es una presión muy grande tener que hacer un cambio tan radical, que no puedo asumir. Mi madre ni siquiera entiende que soy bollera. Y en el momento en que le digo, me pega por última vez. Con veintiún años. Y me mata. ¿Cómo le cuento yo eso? Un instante de dolor, de negación. Una “hostia” para restaurar el orden de la norma genérico-sexual. “Hostia” que ha resignificado con los años

en una doble direccionalidad. A través de su tránsito en un contexto alejado de su familia, y a través de sus prácticas sexuales BDSM. En medio de este contexto, y para examinar respuestas, empieza a indagar en la filosofía y el arte. Y aparecen referentes como Foucault, Preciado o Ruido. “Hablaban de que existe la posibilidad. Esto es un evolucionar, ¿no? ¡Da una paz! No soy un error”. Un devenir persona/cuerpo “normal”, transcendiendo los marcos de inadaptación del orden sociosexual hegemónico, a través de comprender los patrones de variabilidad cultural que le ofrecen. Orden que Diego representa, a partir de este conjunto de oposiciones y categorías simbólicas a que, sin embargo, ofrece otra propuesta vinculada con su experiencia. Porque el mundo es A o B, hetero u homo. Y con el tema de los cuerpos, mujer u hombre. Y resulta que puede haber un tercero. Tercer año de carrera: Londres. El desplazamiento territorial le permite conocer representaciones de feminidad masculina y de masculinidad gay. Ahí adquiere un habitus artístico-intelectual queer, y entrevé la posibilidad de trabajar sus representaciones a través del arte. Un marco básico de comprensión a través del cual explicar sus vivencias, y que orienta, no sólo la interpretación, sino la realización de acciones sociales (Goffman, 2006). Y regresa a Barcelona, la época de las primeras manifestaciones trans, en el 2007-2008. Un instante artístico y emocional que se vincula con nuevos escenarios de construcción corporal y política. Instante que no se puede comprender sin retornar a la idea de Jean y John Comaroff, en relación a la dimensión colectiva de la agencia. Autores que refieren a los “proyectos de reforma corporal”, de personas “que están inmersas en acciones colectivas que implican directamente al cuerpo y que provocan el surgimiento de sujetos nuevos y de transformaciones en las relaciones entre los individuos y los procesos sociales” (cit. Esteban, 2004:39). Una vinculación con otras personas comprometidas y confrontadas con el mismo espacio de posibilidades. Y empieza por buscar un nombre, proceso con el que convive un año. Di-Ego. Dos egos. Un soporte importante para su cotidianidad, y para su supervivencia en la misma. Adoptamos personajes en función de sobrevivir La máscara actúa metonímicamente. Su contacto transforma sustancialmente al sujeto quien se oculta detrás de ella (Lévi-Strauss, 1985). Diego cartografía su identidad al seleccionar diferentes dispositivos enunciativos que le permiten nombrarse y reinventarse sus relaciones y género. Diferentes espacios donde habitar, a través de una visión móvil de la identidad. Años en que transita de nombrarse como Ana a Diego. Una segunda “salida del armario” en términos genérico-sexuales, que le permite una enunciación/afirmación en el terreno público. Tengo dos salidas del armario. Como bollo, lo primero. Siempre hablo del segundo armario, que es el género. Utilicé a Batman como una manera de salir del armario. Para Diego, el personaje que le es útil se relaciona con la prótesis de la máscara que cubre y descubre, que insinúa, y transforma. Con la máscara de Batman, Diego desafía una masculinidad que ha estado históricamente comprendida como anti-performativa. Observamos como relata la incorporación de una materia al propio cuerpo, que deviene cuerpo al instante. Anónimo, indiferenciado. Refiere, también, a las propuestas de Mauss (1992) y Goffman (2009), y menciona técnicas corporales, movimientos y ocupaciones del espacio. Y deja entrever una construcción de la identidad en función de contextos y momentos, interacciones y prácticas. Porque es en la representación donde se puede comprender su intimidad. Un enfoque, una experimentación que le es útil para habitar y na-

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rrar una evolución de una masculinidad femenina, hacia un vivenciarse como “trans”. Combinatorias que le permiten corporeizar procesos que generan violencias en el cuerpo e identidad. Bruce Wayne es Batman. ¿Diego Wayne? Esto es una cosa con la que yo me he divertido, y con la que me hecho fácil un proceso que para mucha gente es muy complejo y doloroso. Continúa transitando por una multiplicidad de posiciones, y toma las cualidades que le son útiles. Y aparece aquella masculinidad tecnológica con que se representa, aún hoy en día. Una prolongación expresiva de su “yo”, que le permite descontextualizarse y ampliar sus imaginarios. Es un momento en el que estoy muy metido en la tecnología. Y La Sota se convierte al final en Genderhacker. Hay como un paso de masculinidades. Inventar mi propio súper héroe, ¿no? Ficción/realidad, una barrera de representación. Hasta cierto punto le es útil proyectarse en los “personajes de ficción”. Sin embargo, llega un instante en que necesita una proyección en “personajes más orgánicos”, para dotar de una coherencia la mirada interna y externa. Con la denominación del propio nombre se instituye una identidad social “constante y duradera” (Bourdieu, 1997:78), que garantiza la identidad y el reconocimiento, en todos aquellos campos en que escoge presentarse con el nuevo nombre. Así, aquello más “orgánico” deviene Diego. Voy a seguir jugando, no lo voy a negar. Pero, ¿que en realidad tú deseo es que te llamen Diego? Pues, tienes que ser consecuente. Y eso significa enseñar a la gente la relación que me gustaría. Como Goffman (2009) señala, en toda sociedad organizada bajo características particulares, el sujeto tiene el derecho moral que las otras lo valoren y lo traten de manera apropiada, tal como proyecta en la definición de la situación. Sin embargo, Diego narra una voluntad de flexibilidad en sus fronteras, y de expandir sus zonas de comodidad. “¿Porque un día te confundan con una chica? ¡No pasa nada! Sentirme cómodo con las dos cosas. Este es mi deseo”. Nos adentramos en la descripción de los “personajes”. “Diego es a Bruce, lo que Genderhacker es a Batman”. Un paralelismo entre identidades orgánicas e identidades que le permiten una indiferenciación, en un campo concreto de representatividad, el espacio virtual. “Genderhacker”, una metáfora digital. Una relación que le ayuda a imaginarse, y evidencia unas sensaciones físicas y emocionales que el campo tecnológico le permite explorar. Batman sería como una transición entre lo analógico y lo digital. Corporalmente. Genderhacker ya es una realidad más virtual. Por un lado, observamos una metáfora en relación a la construcción del género (con la in-corporación de prótesis y prácticas performativas). Por otro, una tecnología, los códigos de la cual siempre restan abiertos, permitiendo que opere una identidad en constante transición. Una orientación de sus esfuerzos en la producción y presentación del “sí mismo” goffmaniano. Necesitaba tener un personaje con el que pudiese vivir día a día, y otro con el que… ¿Me transformo? Que soy, pero que adopto como personaje cuando lo necesito. En este calendario, yo divido las cosas que hace Genderhacker y las cosas que hace Diego. Incluso lo divido también de Barón Ashler. Barón Ashler Producciones, un “alter-ego económico” a través del cual edita páginas web y permite abstenerse de la “coherencia militante”. Su relato nos muestra una organización práctica de los múltiples campos de identidad. Una concepción del rol que es parte integrante de su personalidad. Y continúa hablando en tercera persona, tal como aparece en buena parte de su recorrido. Mis preguntas surgirán navegando con su relato, hasta que soy consciente. Y lo nombro. Diego es ese

punto de privacidad. ¡Es mi yo diario! La persona que va a la compra, limpia en casa, duerme, folla. La masculinidad es como un ejercicio de contención y rectitud. Diego es más flexible. Refiere a la masculinidad como un ejercicio de “contención”, de “rectitud”, y a continuación rompe con la propia imagen que representa. Nombra todo de cuidados a fin de mantener la impresión que fomenta, y de cuidar que las personas con quien interacciona no le atribuyan significaciones no pretendidas. No busca un reclamo, sino suscitar nuevas dudas sobre la validez de esta imagen que representa. Y en la trayectoria de sus descripciones, me sorprende con una definición. “Diego es el cuerpo y Diego es la carne. Genderhacker es el ghost, es el alma, ¿no?”. Habla de ellos con los mismos términos de la dualidad cartesiana. Religiosidad que le ha permitido estructurar su vivencia. Un moverse entre categorías y conceptos que conoce y reconoce. Metáfora, y al mismo instante, oposición y conflicto. Una escisión cuerpo/mente que la misma ciencia biomédica o psiquiátrica utiliza. Y observamos como los procesos de resistencia (la construcción identitaria), y reproducción (en términos duales), no son procesos antagonistas, sino que caminan de la mano. En realidad llevo todo el rato los tres encima. Ello, Yo y Súper Yo. La “santísima trinidad”. A lo mejor tengo de “espíritu santo”, Genderhacker; el “padre”, Diego; el “hijo”, Ana. Refiere a la difuminación de las fronteras, tanto en el campo identitario como en el religioso. Y evidencia una lejanía entre el cuerpo propiamente exigido, y la relación práctica con el cuerpo (Bourdieu, 2006). El cuerpo tiene otro tiempo, y otra experiencia. Fui a la psicóloga hace un tiempo. “Parece que usted tiene claro en su cabeza una serie de cosas, y su cuerpo aún no ha pasado por ahí”. Es entonces cuando permite comprenderse a sí mismo y sus prácticas sociales, como interacciones preformativas. Comprendiendo que la identidad no se entendería sin la performatividad de nuestras presentaciones sociales (Butler, 2006). Por un lado, refiriendo a performances corporales y experiencias de la identidad que le posibilitan “habitar” el cotidiano. Por otro, a regulaciones y rutinas conectadas a la normatividad del orden social. Son teatros que repetimos, pero tampoco puedo estar todo el día pensando en cómo hacer esta performance. Si no, te deshinchas. Adopto Diego porque me parece una forma más habitable. “Una forma habitable”. Una intersección entre la creación de múltiples personajes (“máscaras”) que ayudan a comprender otras partes de su “yo”, y un denominarse cotidianamente como Diego. Así, poderse denominar con otros nombres, en función de aquello que le ofrece el entorno. Aquí aparece la idea de “situación”. Gran parte de los contextos en que se mueve son espacios donde opera la transfobia. Y por esta razón le es imprescindible poder adoptar el nombre de Ana en ciertas situaciones. Tenemos diferentes máscaras para enfrentarnos a diferentes cosas. Todo el mundo les llama con su mismo nombre. Es perfecto. Pero yo he hecho un desglose de algunas de ellas, y están en lugares opuestos. Pero soy habilidoso en ir de un lugar a otro. Adoptamos personajes en función de sobrevivir. Si yo en un contexto de transfobia, para sobrevivir tengo que llamarme Ana... Una cuestión de supervivencia que se entrelaza, otra vez, con la importancia de la denominación. Aquello que él continúa narrando me traslada a los análisis en relación al nombre propio como “institución totalizadora y de unificación del yo” (Bourdieu, 1997:77). O como describe Kripke, el

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nombre propio como “designador rígido” (cit. Bourdieu, 1997:77-78), ya que designa el mismo sujeto en diferentes instantes en el sí de un mismo contexto (continuidad diacrónica), o en diferentes campos sociales en un mismo instante (unidad sincrónica). Genderhacker le da a Diego soluciones tecnológico-prostéticas Diego no es un hombre. Es un trans. Todavía tiene algún conflicto con Ana en cuanto a la modificación corporal. Ana no quiere desaparecer del todo, y durante un tiempo puso resistencia a la hormonación. Al final, Diego ganó la partida. Testo-Gel 50mg. Un recurso de modificación a base de testosterona. Un conflicto que él visualiza en términos duales (Ana y Diego) lo conduce a una serie de reflexiones corporales que le generan contradicción. Por un lado, la resistencia al suministro del “Testo”. Por otro, un intento de transformación de su imagen corporal, y un gel que le facilita el proceso. Una transformación que va más allá de la postproducción digital, lo cual evidencia los límites de esta. “Diego es el que toma Testo. Genderhacker puede postproducirse digitalmente”. Y señala el cuerpo como un límite variable (Douglas (1978). Y el límite entre el cuerpo y el mundo exterior, como una de las fronteras más vigiladas. Empezando por la vigilancia minuciosa de uno mismo. Y nombra los límites corporales, y vuelve al espacio de una esfera que le ofrece soluciones “tecnológicoprostéticas”. Y parece combinar ambas estrategias. El espacio digital llega donde el cuerpo interrumpe su modificación (física o emocional). Observamos, al mismo tiempo, cómo continúa usando la palabra “espacio” a lo largo de su narración, que le permite la enunciación del “yo”. Diego se siente bien estando en medio. Hay cosas que Diego no puede, no sería un hombre verdadero. Genderhacker es un espacio habitable. Desde este lugar narra la dificultad de habitar un cuerpo, los códigos del cual resultan ininteligibles en un contexto en que las lecturas corporales han estado binarizadas. De bollera, ya no hay vuelta atrás. Estoy saliendo del armario como trans. Pero no es tan fácil porque hay gente que no me lee. Y evidencia una mirada. Una mirada que recibe, de incompleto y provisional. Un público con quien interacciona, que le recuerda aquellos espacios que son posibles de habitar, y aquellos que no. Tan sólo dos posibilidades corporales y de género legítimas. Si encaja en uno de ellos, el sujeto deviene persona/cuerpo, normal. Culturalmente inteligible como femenino/a o masculino/a. La gente pregunta sobre en qué fase de tu transición total estás. Genderhacker es un espacio más flexible, no solamente tiene A o B. Es este espacio intermedio en sí mismo. Puedo postproducir mi género. Y reflexiona sobre su práctica, al mismo tiempo que sobre el impacto de su representación. Observamos la punición, la prohibición de los movimientos voluntarios de un estatus sexual a otro (Garfinkel, 2006), de la regulación de aquellos que Rubin (1989:144) denomina “las fronteras de aceptabilidad”. Fronteras que constituyen, al mismo tiempo, la ilusión de un “yo genderizado” de manera constante en el otro (Butler, 2010:17), que será necesario para mantener su definición y existencia. Conclusiones-discusión El itinerario que aquí se ha presentado a propósito de una experiencia trans nos permite observar la adquisición de la conciencia desde la historicidad, desde el contexto político y emocional que brindan los feminismos/transfeminismo. Un contexto que favorece la información y recursos, la oportunidad de enunciación y la red de soporte social y psicoafectivo para el desarrollo de resistencias no solamente discursivas, sino corporales. Aparece a lo largo del relato, una forma habitable, una adapta-

ción y respuesta a los parámetros situacionales. Una politización de la identidad, más allá de la desnaturalización de la misma. Un estado de reflexión y autorreflexión, durante el cual las ideas, sentimientos y hechos son disueltos y son convertidos en objetos de reflexión mediante el proceso de construcción de diferentes “personajes”, que ofrecen un respiro fundamental a las prisiones lingüísticas. En un primer instante, pero, una herramienta de toma de consciencia de la construcción social de la feminidad/masculinidad, y de sus técnicas y prácticas asociadas. Aparece, en el relato, la interacción con un cuerpo que infringe, solo con su presencia, la posibilidad de ser aprehendido con las “leyes sociales y naturales” a las que deja sin voz (León, 2011). Observamos cómo Diego narra una afectación de las lógicas de organización de la experiencia y de los esquemas sensibles de aquellas con quienes interacciona. Unos mecanismos de la memoria que se movilizan para conectar la información que la imagen les ofrece, y conectarla con el bagaje cultural disponible. Reflexión de la coeditoras de sección Angélica De Sena y Begoña Enguix: el texto de A. Barbé supone una reflexión sobre el itinerario corporal e identitario de Diego. Sin duda, es un acierto del texto narrar la experiencia del actor en primera persona, con una mínima intervención de la autora. No obstante, Barbé va jalonando el texto con reflexiones sobre los binarismos de sexo, de género y algunas notas sobre la medicalización de las identidades que exponen los límites de lo que socialmente se considera y legitima como inteligible; límites, que, hoy como ayer, es necesario analizar desde una perspectiva crítica. A través de la presentación de este itinerario de una biomujer evolucionada en hombre, alguien que “de mayor quería ser chico”, la autora pretende superar las categorías dicotómicas de etiquetaje social y bordear los estigmas que, con frecuencia, son asociados a estas presentaciones (en forma de transfobia). Huyendo de las etiquetas al uso, la autora nos desgrana, y nos da a conocer la realidad corporal de una experiencia que nos acerca mediante el recurso a la palabra de Diego. Un recurso, que tal como muestra el texto, es muy útil para acercarnos a su realidad y a su comprensión corporal e identitaria. Referencias bibliográficas Austin, J.L. (1955). Cómo hacer cosas con palabras. Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. Extraído el 12 de diciembre del 2012 desde: http://www.philosophia.cl/ Bourdieu, P. (2006 [1980]). El sentido práctico. Madrid: Taurus. Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas. Una teoría de la acción. Barcelona: Anagrama-Argumentos. Bourdieu, P. (2010 [1998]). La dominación masculina. Barcelona: AnagramaArgumentos. Breton, D.L. (1995 [1990]). Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires: Nueva Visión. Butler, J. (2010 [1990]). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona: Paidós. Butler, J. (2006 [2004]). Deshacer el género. Barcelona: Paidós. Csordas, T.J. (1994). Introduction: the body as representation and being-in-theworld. En T.J CSORDAS (Ed.), Embodiment and experience. The existential ground of culture and self (pp. 1-24). Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press. Del Valle, T. (1997). La memoria del cuerpo. Revista El Arenal, 4 (1), 59-74. Douglas, M. (1978 [1971]). Símbolos naturales: exploraciones en cosmología. Madrid: Alianza. Esteban, M. (2004). Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio. Barcelona: Bellaterra. Garkinkel, H. (2006 [1967). Estudios en etnometodología. Barcelona: Anthropos. Goffman, E. (2009 [1959]). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu.

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Sofando+: Política de Aristóteles y sus ciudades (in)finitas Aristotle's Politics and its (in) finite cities Douglas-Miguel Llanos-Medina (1974, venezolano, Universidad Simón Bolívar, Venezuela) dllanos@usb.ve

Resumen En las ciudades griegas de la antigüedad se observa cómo la estructura social intenta adaptarse a su forma urbana. Desde esta perspectiva, en el presente artículo se hace una revisión del pensamiento aristotélico, particularmente desarrollado en la obra Política, a fin de analizar el vínculo entre el orden social ideal griego y su espacio asociado. Para Aristóteles (348-322 a.C.), la forma ideal de la ciudad es un espacio contenido, limitado y finito, a fin de evitar el sobrepoblamiento humano y, de esta manera, garantizar su autosuficiencia, belleza, virtud y gobernabilidad. Primeramente, se presenta la definición de polis griega del filósofo estagirita; luego, una breve evolución del concepto de infinitud a través de la historia al partir del planteamiento aristotélico hasta nuestros días. Es importante mencionar que las reflexiones aquí presentadas representan un primer avance de la investigación histórica desarrollada en torno al proceso de crecimiento urbano y las formas de limitar su expansión física.

repugna a su mente y es excluido de la mitología (Alfred y Maurice Croiset, en Mondolfo, 1952). En otras palabras, repudian lo indefinible que después se transformará en un rechazo a lo desmesurado, por lo cual es necesario que todo fuese limitado y cotejado.

Palabras clave: Aristóteles, ciudad, comunidad, infinito, espacio Recibido: 19-05-2013 → Aceptado: 16-06-2013

Tiempo después, las ideas de Aristóteles encontraron en Gottfried Leibniz (1646-1716) la conceptualización de orden en las sucesiones; es decir, el orden de las coexistencias. Por tanto, el espacio es considerado algo contenido en los objetos, relacionado con las circunstancias del orden de las cosas que existen, sin que se entre a los modos de existir (Camacho, 1998). Posteriormente, Isaac Newton (1642-1727) definiría el espacio como un receptáculo donde suceden los hechos. El espacio, al igual que el tiempo, es una realidad que no depende de nosotros, sino que es algo absoluto, con una estructura propia, que contiene y organiza el escenario.

Cítese así: Llanos-Medina, D.M. (2013). Política de Aristóteles y sus ciudades (in)finitas. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 24-28. Abstract In ancient Greek cities the social structure tries to adapt to its urban form. From this perspective, this article is a review of Aristotelian thought, especially the one developed in the Politics, in order to analyze the link between the ideal Greek social order and its associated space. For Aristotle (348-322 BC), the ideal form of the city is a contained, limited and finite space, built in order to avoid human overpopulation, and thus, to ensure its self-sufficiency, beauty, virtuosity and governance. This article presents the definition of Aristotle for Greek polis, followed by, a brief evolution of the concept of infinity through history is offered, starting from the Aristotelian approach to our days. It is important to state that the reflections here presented make up an initial advance of a historical research on the process of urban growth and the ways to limit its physical expansion. Key words: Aristotle, city, community, infinity, space

Introducción Leonardo Benévolo plantea en su obra La captura del infinito (1994), que durante el siglo V a.C. en el mundo griego coexistían numerosas visiones del mundo y que, debido a su probable preferencia por la luminosidad y transparencia del aire que ofrece imágenes nítidas y contornos claramente definidos, los filósofos griegos piensan con agudeza y conciben con precisión. Por tanto, lo vago, lo oscuro, lo indefinible,

No es sino hasta Aristóteles (384-322 a. C.), que tuvo un interés vitalicio en el estudio de la naturaleza y su teoría del lugar (Bodnar, 2012), que se pone fin a la especulación de la filosofía presocrática sobre el infinito y sus posibles representaciones. Además de que define el espacio como uno de los accidentes de los objetos concretos: “No es un receptáculo donde están los cuerpos, sino una propiedad de los cuerpos” (Benévolo, 1994:15). El cosmos, por tanto, no es otra cosa que el ensamblaje de los lugares ocupados por los cuerpos; no existe por sí, sino que depende de los cuerpos. Es decir, el espacio es entendido como algo relacionado y contenido por cuerpos físicos; en este sentido, el espacio inmaterial existe solamente porque lo material existe.

Ahora bien, partiendo del concepto de espacio como un receptáculo claramente definido y acotado, Aristóteles consideraba a la ciudad como un recipiente de ciudadanos, de animales racionales y políticos que necesitan habitar ordenadamente en una polis con los demás. No hay individuos que puedan vivir solos porque todos tenemos lenguaje y somos seres simbólicos. Por tanto, un ser que tiene un lenguaje que él no ha inventado precisa de los otros seres para compartirles ese mundo de símbolos, a fin de crear un sentido de comunidad (Savater, 2009). La polis griega según Aristóteles El ambiente filosófico griego fundó las bases del racionamiento, donde el nacimiento de la idea y de la teoría como su fundamento permitió que surgiera una teoría plenamente racional de la polis, una organización ideal que resolvería las deficiencias de la ciudad natural o histórica creada a 1 través de los años . En la Política de Aristóteles se aborda de manera 1

Aunque Hipódamo de Mileto es considerado el primer urbanista con criterio científico riguroso que ha conocido el mundo, a “Aristóteles se le atribuye el mérito de habernos dejado la teoría y de haber puesto en práctica la doctrina de la lógica distribución de la ciudad” (Chueca, 2005:52).

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conceptual el vínculo entre el orden social ideal y su espacio asociado. En esta obra, el filósofo no solo intenta describir la polis griega ideal, sino definir una teoría general de las constituciones como su maestro Platón, al comparar las virtudes y desventajas de los sistemas políticos conocidos 2 3 para la época a partir del análisis de los conceptos ciudad y ciudadanos .

Tomás de Aquino interpreta que para Aristóteles: “Al decir participar en el vivir bien se refiere a la causa formal. Al decir que se compone de casas se indica la causa material próxima. Al añadir de diversas familias se señalan las causas materiales remotas. Al poner en razón de la vida perfecta y por sí suficiente se refiere a la causa final” (p. 226).

Una de las conclusiones más significativas de su análisis es el entendimiento que hace de la polis como una comunidad que se autorregula y auto-organiza para lograr la plena felicidad y el bien común, ideal que está sobre los individuos y es independiente de las características formales del espacio donde se desarrolla la comunidad (Goycoolea, 2005).

Considerando que dentro de la ciudad existen y conviven diferentes tipos de comunidades, Aristóteles, en su libro V, agrega: “Puesto que las ciudades están integradas por dos partidos, la gente pobre y los ricos, sobre todo hay que considerar básico el que ambos se sientan seguros a través del gobierno y que los unos no sufran daño alguno de los otros” (Política, V, 11, 1315b). Es decir, que reconoce la necesidad de un gobierno que dirija justamente la ciudad en la búsqueda de esa felicidad y autosuficiencia. Aristóteles afirma que “el político y legislador está totalmente dedicado a la ciudad-estado, y la constitución es una determinada forma de organización de los que habitan en la ciudadestado” (Política, III, 1, 1274b36-8). Esta organización de habitantes es lo que él define como ciudadanos o polites, ya que la polis es, por naturaleza, una entidad colectiva conformada por una multitud de ciudadanos (Miller, 2012). Además, define la ciudad-estado como un gran número de estos ciudadanos, que es adecuado para una vida autosuficiente (Política, III, 1, 1275b20-21).

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Según Aristóteles, la búsqueda de ese bien común significa alcanzar la autarquía de la ciudad, lo que en Grecia supone poseer lo necesario para lograr una vida feliz (Política, II, 1326b/1280b, en Goycoolea, 2005:7). Esta aspiración solo puede lograrse en la polis por ser la institución que posee el nivel necesario de autosuficiencia económica, moral y política. De esta forma, la ciudad, en cuanto forma autárquica perfecta, representa el resultado o entelequia del proceso histórico y la realización de los objetivos naturales de la vida. En cuanto al propósito de la ciudad, Aristóteles propone que es “el vivir bien, y todo eso está orientado a ese fin. La ciudad es la asociación de familias y aldeas para una vida perfecta y autosuficiente. Y ésta es, como decimos, la vida feliz y bella” (Política, III, 10, 1281a). Esto implica, por tanto, que el fin de la comunidad sea realizar buenas acciones en su vida diaria. Por tanto, según Miller (2012), la concepción correcta de la justicia es aristocrática, la asignación de los derechos políticos a los que aportan una contribución plena a la comunidad política, es decir, a los que tienen la virtud, así como la propiedad y la libertad. Sobre este aspecto, Tomás De Aquino (1224-1274) explica en su obra inconclusa Comentarios a la Política de Aristóteles, posteriormente concluida por su discípulo Pedro de Alvernia, “que la comunidad es una comunidad perfecta y lo prueba, dado que si la comunidad de todos los hombres ha de ordenarse a lo necesario para vivir, la comunidad perfecta será la que se ordene a que el hombre posea con suficiente lo necesario para vivir. Tal comunidad es la ciudad” (De Aquino, 2001:45). De esta manera, una ciudad bien ordenada es aquella en la cual se encuentra todo lo que baste a la vida humana. Considerando que “la ciudad es para participar en el vivir bien, que se compone de casas y diversas familias en razón de la vida perfecta y por sí suficiente” (De Aquino, 2001:225-226), 2

Entendida como un conjunto de ciudadanos integrantes de una urbe o estado. Aunque algunos autores utilizan ciudad como sinónimo de polis, no hay que confundirse, pues esta última no era una ciudad ordinaria sino que se asemeja más a un estado. Por tanto, aún se carece de un término equivalente. Posteriormente, Lewis Mumford (1895-1990) intentó definirlas como: “Asociaciones o congregación de poblados que poseen un emplazamiento común que les permite defenderse” (Camacho, 1998:304). 3 Ahora bien, para hablar de ciudadanía tiene que existir cierta comunidad, así que, en primer término, resulta necesario tener un lugar en común. “Porque el lugar de una ciudad es uno determinado y los ciudadanos son miembros comunitarios de esa ciudad única” (Política, III, 1274b). 4 Para los filósofos griegos, el concepto de bien común estaba relacionado de forma esencial con el de la felicidad y el bien individual, ya que la polis era ante todo “una comunidad ética, pues era el marco para realizar las buenas acciones y alcanzar la virtud” (González, 2000: 82).

Ahora bien, parte de esa autosuficiencia se basa en que haya bastantes beneficios para todos los ciudadanos. Por tanto, como no conviene que haya excedencia de población, Aristóteles recomienda “poner un límite a la procreación” (Política, VII, 16, 1335b) y “fijar los niveles de natalidad que dé la propiedad, de modo que no se engendren hijos por encima de un cierto número (…) Desatenderse de esta cuestión, como acontece en la mayoría de las ciudades, va a ser necesariamente causa de pobreza para los ciudadanos, y la pobreza engendra la guerra civil y la delincuencia” (Política, II, 6, 1265a). Al respecto, cita el ejemplo del legislador Fidón de Corinto (principios del siglo VII a.C.), que regulaba que las casas y el número de los habitantes debían conservarse inmutables, aun cuando los lotes de tierra de todos eran desiguales en extensión. También expuso la propuesta de Hipódamo de Mileto (500-443 a.C.), creador del trazado regular y proyectista de los planos del Pireo, que suponía una ciudad de diez mil habitantes, dividida en tres sectores: una clase, de artesanos; 5 otra, de agricultores y una más, de defensores (Política, II, 7, 1268a). De igual modo, Aristóteles refiere: “En población y tamaño deber ser tan grande que sus habitantes puedan vivir holgadamente, con liberalidad y prudencia al mismo tiempo” (Política, VII, 4, 1327a), autosuficiencia que significa tener todo. Si por algún motivo se supera el límite de procreación y tienen más hijos, “antes de que surjan los sentidos y la vida, se ha de provocar el aborto; pues la licitud y la no licitud estará determinada por los sentidos y la vida” (Política, VII, 16, 1335b). Quizá esto parezca algo extremo, pero para la época era la forma de garantizar y conservar el tamaño ideal establecido para la ciudad. Tomás de Aquino interpreta que, según Aristóteles, “debe contarse primero con una población de hombres en la ciudad como materia: 5

De las ciudades construidas por Hipódamo no queda ninguna, por haber desaparecido, como Turrium; o por haberse transformado profundamente, como las de Pireo y Rodas; sin embargo, quedan restos de otras ciudades que, sin ser obras directas suya, cuentan entre los ejemplos más excelentes de sus propuestas urbanísticas, como lo es su ciudad natal: Mileto.

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quiénes, cuántos deben ser y cuáles según su disposición natural para la buena ordenación futura”. Segundo, “lo mismo en cuanto al territorio, su extensión y su cualidad según su disposición para la buena ordenación futura” (De Aquino, 2001: 538). Es decir, para poder garantizar una ciudad ordenada y bien gobernada, debían establecerse parámetros, tanto en su tamaño poblacional como espacial. Para Goycoolea Prado (2005) el grado de homogeneidad, autarquía y gobernabilidad permitiría determinar que un asentamiento (independientemente de su densidad y tamaño) fuera determinado como ciudad. Sin embargo, recalca que existe una magnitud mínima necesaria para cumplir con las funciones esenciales de la polis, como lo menciona Aristóteles: “‘Una embarcación de un palmo no será en absoluto una nave ni tampoco una de dos estadios’. Un grupo humano demasiado pequeño no será autosuficiente y a uno muy grande le será difícil tener una constitución” (Política, VII, 4, 1326, en Goycoolea, 2005: 10). Respecto al tamaño ideal de una ciudad, Aristóteles agrega que sería responsabilidad de los legisladores “averiguar cuántas y de qué condición deben ser por naturaleza; y respecto al territorio, igualmente, de qué tamaño y cómo debe ser éste” (Política, VII, 4, 1326a). Antiguamente se pensó que feliz era la ciudad grande. Aunque algo hay de verdad en esta opinión, por ejemplo que la ciudad feliz será grande. Sin embargo, no determinaron bien de qué modo la ciudad es grande y de qué modo es pequeña, ni definieron bien la magnitud de esta. Decían que el tamaño de la ciudad debía delimitarse según la cantidad de ciudadanos sin determinación alguna, como si dijéramos que un ejército grande es simplemente el compuesto por muchos guerreros (De Aquino, 2001: 539). Ahora bien, ¿cuándo una ciudad puede ser considerada grande o pequeña? Aunque Aristóteles reconoce cierta dificultad, considera que determinar su tamaño ideal es fundamental para garantizar su buen funcionamiento. En principio, propone: “Aun en el supuesto de que tuviéramos que decidirlo en función de la gente, no habrá que hacerlo guiándonos por cualquier clase de gente (…) sino por cuántas personas forman parte de la ciudad y por todos estos elementos particulares con los que se constituye una ciudad; pues, una elevada cifra de éstos es indicio de gran ciudad, pero aquella de la que salen numerosos obreros y pocos hoplitas, no puede ser grande, ya que no es lo mismo una gran ciudad que [una] muy poblada” (Política, VII, 4, 1326b). Como puede apreciarse, una vez más el filósofo hace hincapié en la necesidad de establecer un límite al crecimiento de la ciudad para evitar el sobrepoblamiento. Asimismo, con base en experiencias previas, considera que “es difícil, tal vez imposible, que se rija con eficacia la ciudad demasiado populosa. En efecto, de las que al parecer se administran adecuadamente, no vemos ninguna que sea abierta en cuanto al número de población” (Política, VII, 4, 1326b). Lo cual significa que para poder legislar adecuadamente una ciudad es necesario que esta tenga un tamaño limitado, ya que más allá de cierta cantidad sería una tarea que desbordaría la capacidad del ser humano. Más adelante asegura: “La belleza suele nacer dentro de cierta cantidad y tamaño, de donde una ciudad que a su tamaño asocie también ese límite indicado, será por fuerza la más hermosa. Pues sí, también hay cierta medida en el tamaño de una ciudad, lo mismo que en todos los demás seres, animales, plantas e instrumentos” (Política, VII, 4, 1326b).

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Sin profundizar en el concepto griego de la belleza es evidente que para el filósofo una ciudad feliz y bella es aquella que tiene límites en población y en su extensión. Por tanto, si la ciudad está formada “por excesivamente pocos, no será autosuficiente (y la ciudad es autosuficiente) y si por demasiados, en sus necesidades será autosuficiente como un pueblo, pero no como una ciudad, ya que difícilmente tendrá una constitución; pues, ¿quién se pondrá al frente de una multitud demasiado numerosa o quién será su heraldo sin una voz estentórea? (...) Y tal vez la que esté por encima de ésta en población sea una ciudad mayor, pero esto no se puede llevar al infinito” (Política, VII, 4, 1326b). Es decir, Aristóteles recomienda que en cuanto al tamaño poblacional, este sea el adecuado y finito para garantizar la autosuficiencia de la ciudad y que todos los ciudadanos puedan vivir bien. “De manera que el término menor de la ciudad se tome de la noción de suficiencia por sí y el mayor de la noción de buena ordenación” (De Aquino, 2001: 554). Nuevamente, ¿cómo limitar algo para evitar que crezca hasta el infinito? Aristóteles propone que esto sea tarea de los legisladores, que son los responsables de emitir juicios sobre lo que es justo y repartir las magistraturas de acuerdo con el mérito. Al respecto, establece que es necesario que ellos conozcan la forma de ser propia de los ciudadanos. Hecho que sólo ocurriría cuando el tamaño de la ciudad fuera suficiente como para que los legisladores conozcan a la mayoría de ellos. “Está claro, por tanto, que éste es el rasgo que mayor caracteriza a una ciudad: la mayor cantidad de población que permitiendo la autosuficiencia de vida, sea fácil de controlar. Así, pues, respecto a la magnitud de una ciudad, quede definida de esta forma” (Política, VII, 4, 1326b). Es decir, los dos elementos que permitirían limitar efectivamente las ciudades son: la autosuficiencia y el control. Con respecto al tamaño de la ciudad, en términos de territorio o área, el filósofo recomienda que este debe ser igualmente fácil de controlar, legislar y defender (Política, VII, 4, p. 1327a). En cuanto a espacio, estas ciudades estarían sólidamente amuralladas, no solo para conservar su 7 extensión superficial, sino también con fines defensivos y paisajísticos (Política, VII, 11, p. 1331a). De hecho, una de las características de las ciudades griegas son sus límites claramente definidos, representados por murallas, junto con su forma urbana compacta y (al menos aparentemente) su vida social integrada (Morris, 1984). Para la definición de la naturaleza de la ciudad ideal, Aristóteles hace una revisión de las ciudades griegas más importantes, así como de otras urbes de Europa y Asia. Él determina que debe ser natural, reflexiva y que se deje conducir dócilmente por el legislador hacia la virtud (Política, VII, 4, 1328b). Parece entonces que estas características solo se pueden alcanzar 8 si la ciudad es bella, feliz, delimitada y autosuficiente . Incluso más 6

Para Platón, la belleza existe en sí. “Los objetos son bellos porque participan de esta idea. Y las ideas son independientes del hombre, forman parte del mundo inteligible” (González, 2000:79). 7 Con el tiempo, las murallas llegarían a convertirse en símbolo visible de independencia y autosuficiencia. 8 De esta manera, la ciudad por definición no es más que “una comunidad de seres semejantes, en orden a la mejor vida posible; y puesto que la felicidad es lo mejor y ésta es una energía y uso perfecto de la virtud, y su situación es tal que unos pueden disfrutar de ella y otros pocos de nada, evidentemente esto explica que surjan tipos de ciudades, diferencias y formas de gobierno varias” (Política, VII, 4, 1328b).

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adelante sostiene: “Ser una buena ciudad ya no es cuestión de suerte, sino de ciencia y resolución” (Política, VII, 13, 1332b). En cuanto a la ciudad como una entidad social única y espacialmente limitada, guarda mucha relación con lo planteado por su maestro Platón en República, El Político y Las Leyes (428-348 a. C.), pues ninguno de los dos ve posible la existencia de una organización política adecuad que permita a los ciudadanos tener una vida feliz, si la ciudad es un asentamiento ilimitado y desorganizado. El límite como necesidad Goycoolea Prado (2005) considera que es probable que esta necesidad de limitar social y espacialmente a la polis no se deba sólo a razones políticas y económicas, sino también a motivos conceptuales. Goycoolea Prado basa su argumento en los planteamientos de Rodolfo Mondolfo (1952), que estudió las dificultades del pensamiento griego para entender lo infinito y sus equivalentes. Para Mondolfo, en el realismo naturalista griego solo lo finito es cognoscible; lo infinito, lo ilimitado, lo informe son nociones ontológicamente incomprensibles. Como prueba de esto basta revisar las interminables discusiones sobre la cuadratura del círculo o las cantidades irracionales que amargaron la vida a los pitagóricos. Para los pensadores griegos, como Aristóteles, el bien y la belleza sólo se manifiestan en lo limitado, en lo numerable (Metafísica, XIII, 4, 1078 en Mondolfo, 1952). En consecuencia, y como se explicó anteriormente, la polis debe ser un ente necesariamente limitado y contenido, donde (puesto que el universo griego es una esfera perfecta fuera de la cual nada existe) las únicas relaciones urbanas que tienen sentido son las internas. Sin embargo, ni Platón ni Aristóteles logran sustraer aquella exigencia lógica según la cual no puede existir la concavidad sin la convexidad, es decir “se vuelve una relación con el más allá, y la argumentación de Arquitas resurge indómita frente a toda aserción del límite último” (Mondolfo, 1952:385). Es así como toda esta necesidad aristotélica cumple durante su evolución histórica con un notable esfuerzo por subyugar en todo campo la 9 indeterminación y la infinitud por medio del establecimiento de un límite. Aristóteles comienza su tratamiento de lo infinito en el libro III de la Física de una manera abiertamente sistemática. Física, dice el filósofo, es un estudio de la naturaleza y esta ha sido definida como un principio de cambio y descanso (Bowin, 2007). Para Bowin, el infinito aristotélico solo tiene una existencia potencial, ya que los infinitos reales fueron categóricamente descartados. Aristóteles subraya este punto en el siguiente pasaje: “Pero no hay que interpretar la existencia potencial en la forma en que hacemos cuando decimos que es posible que esto sea una estatua, esta será una estatua, sino algo infinito no será en realidad” (Física, III, 206A18-21). Según Mondolfo, en Aristóteles la eternidad se presenta más explícitamente que en las reflexiones de su maestro Platón bajo dos formas y en dos esferas de pertenencias claramente distintas: el mundo sublunar, entendido por Mondolfo como “la de la absoluta trascendencia respecto al tiempo, o extrapolaridad de Dios, que excluye todo cambio y toda sucesión” y el mundo supralunar, comprendido como la esfera de la 9

“Por cierto, indeterminación e infinitud son puestas, está a su suerte, en las raíces de toda realidad, pero en un plano inferior, como potencia o materia, mientras la determinación y el límite se afirman, como forma o acto, en un plano más elevado de la realidad y valor” (Mondolfo, 1952:385).

“infinidad temporal del cosmos, que incluye la sucesión como infinita serie de momentos de movimientos, de cambios” (Mondolfo, 1952:124). La dificultad de Aristóteles en el manejo del infinito surgía de su interés por hacer de este un número “cuya numeración habría significado apresar (es decir, encerrar en el número numerado) no sólo porciones limitadas de él, sino también de su propia infinitud” (p. 162). Asimismo, excluía de la exigencia de infinitud para las cantidades continuas (la línea, la superficie, el cuerpo y el espacio), respecto de las cuales reconocía para sus sucesiones internas o límites comunes entre las partes, el hecho de que implicaban un contacto entre ellas. La batalla de Aristóteles contra las doctrinas de la infinitud del universo y de la extensión espacial tiene como motivo fundamental salvar las teorías esenciales de su física (del movimiento, de los elementos, de los lugares naturales, de todos ellos ligados entre sí), en sus conexiones con la doctrina del motor inmóvil; pero Mondolfo insiste en que no se debe de olvidar que Aristóteles mismo reconoce explícitamente al infinito en el dominio del número, de la divisibilidad y del tiempo; y no sólo en forma negativa y de potencialidad pura, puesto que lo reconoce, en algunos casos, como atributo positivo y de perfección, tal es el caso de la 10 perennidad y de la potencia divina (p. 432). Por otra parte, en la discusión del concepto del infinito en el libro III de Física, Aristóteles establece que primero hay que definirlo, y para ello distingue tres significados de la palabra infinito: en primer lugar, aquello que por su naturaleza no puede ser ni medido ni recorrido; en segundo, aquello que tiene recorrido interminable en sí mismo, o al menos para nosotros; y en tercer lugar, aquello que, respecto a la adición o de la división, o en ambas, no representa nunca un fin que detenga el proceso. Para Mondolfo, el filósofo concibe el infinito como aquello fuera de lo cual siempre queda algo de lo cual se puede siempre asumir otro, más 11 allá de toda cantidad asumida . En este sentido, Aristóteles afirma en el libro IV de Física: “No es perfecto aquello que no tiene acabamiento; y el acabamiento es límite: el infinito entonces es, por su esencia, privación” (p. 434). Para el filósofo, en el infinito no se dan ni centro ni periferia; tampoco lugares naturales y por consiguiente, ni razón, ley u orden. La finitud propuesta por Aristóteles resulta ser algo específico de la mentalidad griega, en consecuencia de la aptitud característica del espíritu helénico para consideración visual de la realidad. Toda la filosofía griega es un esfuerzo constante para determinar exactamente el entorno de la realidad al extraerla de la niebla de lo indefinido (p. 657). Conclusiones-discusión La noción aristotélica del infinito permite a la cristiandad imaginar un universo limitado, contenido en algo que no es un espacio físico, sino el Em-

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Justamente en Aristóteles se encuentra el origen del concepto de infinitud divina, que llegara a caracterizar más tarde a la teología cristiana (p. 570). 11 La lucha de Aristóteles contra la infinitud del universo, del espacio y del número de los mundos estaba inspirada (más aún por las doctrinas intrínsecas a la doctrina del infinito) dada la necesidad que él tenía para fundar y salvar los postulados fundamentales de su física teológica y antimecánica: la dependencia del mundo y de todo el devenir de una causa primera final; la perennidad del cosmos y de la rotación celeste en correspondencia a la eternidad de la causa primera y de su acción teológica, que suscita la inextinguible aspiración del mundo a la divina perfección de ella; la dependencia de todos los otros movimientos a esta rotación celeste y a la distinción de los lugares naturales para los elementos singulares (p. 454).

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píreo donde está el Padre Eterno con sus santos (Benévolo, 1994). Posteriormente, durante los siglos XVI y XVII, las discusiones sobre los límites del espacio físico aparecieron con mayor insistencia en la literatura científica y poética. La familiaridad con la idea tolemaica del mundo limitado y concéntrico contiene en sí, desde la antigüedad, la pregunta: ¿qué existe a su alrededor? El poeta y pensador latino Lucrecio (99-55 a.C.), en su inacabado poema De natura rerum, plantea la tesis epicúrea del espacio infinito en todas las direcciones: “Si el espacio existente debería considerarse limitado, suponiendo que un hombre corra hacia sus confines exteriores, se detenga en i el extremo límite y luego lance un venablo alado, según tú, una vez lanzado con gran fuerza, ¿el venablo volará hasta una cierta distancia, o piensas que algo se interpondrá en su trayectoria para detenerlo? Una de los dos supuestos te cierra cualquier vía de escape y te empuja a admitir que el universo se extiende sin fin” (Benévolo, 1994:29). Por su parte, el astrónomo renacentista Nicolás Copérnico (1473-1543), que publicó su tratado en el año 1543, percibía el mundo como algo limitado por una esfera de estrellas fijas, donde la Tierra ya no estaba en el centro y la estructura jerárquica del espacio de tierra a cielo decae. Posteriormente, el filósofo y humanista italiano Giulio Cesare Escaligero (1484-1558) publica en 1557 la tesis de la infinitud del mundo, noción que apoyada por el filósofo y poeta italiano Giordano Bruno (1548-1600) publica en 1596 De l´infinito, universo e mondi, toda una tipología de este concepto en la que define su universo como productivo y practicable: “Entonces las alas seguras del ave enfrento. No temo obstáculos de cristal o vidrio, sino que hunda las alas y me aventure al infinito” (p. 30). En 1644, René Descartes (1596-1650) publicaría su obra Principia Philosophiae, en el cual la cuestión de los límites del espacio es tratada en los siguientes términos: “La materia extensa que compone el universo no tiene límites porque, en cualquier lugar que queramos suponer, siempre podemos imaginar más allá espacios indefinidamente extensos, que no solamente imaginamos, sino que concebimos como tales en efecto” (p. 33). Es decir, para el filósofo francés, el espacio aunque carezca de límites no significa que sea infinito sino indefinido y existe independientemente de los cuerpos que lo ocupan. En este sentido, Descartes sostiene que existen tres tipos de sustancias o realidades: el yo, o la sustancia pensante; la materia, o sustancia extensa; y Dios, o la sustancia infinita (González García, 2000:139).

De esta forma, el infinito es entendido como algo que no tiene límites; y se opone a lo finito. Este atributo, en la filosofía, se relaciona íntimamente con el problema de Dios. Además, el infinito se puede entender en tres sentidos diferentes: (a) aquello que excluye todo límite, de cualquier orden que sea; (b) aquello que no tiene límite en un orden dado, infinito relativo; (c) aquello que no admite un término y que es susceptible de ser aumentado sin cesar (Bodnar, 2012). De esta forma se puede observar a través de la historia una breve evolución del concepto de infinitud del espacio aristotélico siempre ligado al del límite. En cuanto al concepto de la ciudad de Aristóteles como espacio de vida de los ciudadanos, él establece que para lograr una ciudad ideal, esta debe ser un espacio contenido, limitado, finito, pues de esta forma se garantiza que sea bella, virtuosa, autosuficiente, gobernable y controlable. La reflexión final que ahora valdría la pena formular sería: ¿es vigente aún este concepto de ciudad ideal? Referencias bibliográficas Benévolo, L. (1994). La captura del infinito. Madrid: Celeste Ediciones. Breve enciclopedia de filosofía y psicología (1974). (1º ed.). Buenos Aires: Carlos Lohlé Editorial. Bodnar, I. (2012). “La filosofía de Aristóteles Natural”, La Enciclopedia Stanford de Filosofía (primavera 2012), Edward N. Zalta (ed.). Extraído desde: http://plato.stanford.edu/archives/spr2012/entries/aristotle -natphil / Bowin, J. (2007). “Aristotelian Infinity. Oxford Studies in Ancient Philosophy”, 32, 232-250. Extraído desde: http://people.ucsc.edu/~jbowin/BOWA-2.1.pdf Camacho Cardona, M. (1998). Diccionario de arquitectura y urbanismo. México: Trillas. Chueca Goitia, F. (2005). Breve historia del urbanismo. Madrid: Alianza Editorial. De Aquino (2001). Comentario a la Política de Aristóteles. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra. González García, J.C. (2000). Diccionario de Filosofía. Madrid: Editorial EDAF. Goycoolea Prado, R. (2005). Organización social y estructura urbana en las ciudades ideales de Platón y Aristóteles. A Parte Rei. Revista de Filosofía, 40, 1-13. Miller, F. (2012). “Aristotle's Political Theory”, The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2012 Edition), Edward N. Zalta (ed.). Extraído desde: http://plato.stanford.edu/archives/fall2012/entries/aristotle-politics/ Mondolfo, R. (1952). El infinito en el pensamiento de la antigüedad clásica. Buenos Aires: Ediciones Imán. Morris, A.E. (1984). Historia de la forma urbana. Desde sus orígenes hasta la revolución industrial. Barcelona: Gustavo Gili. Savater, F. (2009). La aventura del pensamiento. Bogotá: Random House Mondadori.

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Hoy sinónimo de “ciervo”, pero antes del año 1611 era cualquier animal objeto de caza. Viene del latín venatus (caza, acción de cazar), derivado de venari (cazar, ir de caza). De venado procede venablo. Los venablos fueron comunes en las cacerías desde tiempo inmemorial hasta al menos el siglo XVI.

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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 29-33 / ISSN-e: 2215-9312

Urbis: De los imaginarios al fetichismo frente al debate de los centros históricos From imaginaries to fetishism from a discussion historic centers Guadalupe-Margarita González-Hernández (1968, mexicana, Universidad Autónoma de Zacatecas, México) gmarggonzh@gmail.com

Resumen Los imaginarios han sido utilizados por la ciudad para atraer turistas y capitales. No obstante, los imaginarios corresponden a un análisis del proceso social de fetichización del patrimonio cultural; es decir, donde las cosas y las ideas son autonomizados de las relaciones sociales, que en el actual sistema de organización socioeconómica capitalista implican su utilización para la apertura de nuevos campos de rentabilización y capitalización. Los imaginarios, las identidades e imágenes son útiles como fetiches de un patrimonio cultural establecido por los grupos dominantes para introducir al mercado y comercializar los patrimonios culturales urbanos. Palabras clave: centros históricos, fetichismo, imaginarios, patrimonio y turismo Recibido: 16-04-2013 → Aceptado: 28-04-2013

Cítese así: González-Hernández, G.M. (2013). De los imaginarios al fetichismo frente al debate de los centros históricos. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 29-33. Abstract Imaginaries have seen used by the city to attract tourists and capital. However, imaginaries correspond to analysis of social process of cultural heritage fetishization. Things and ideas are autonomized of social relations, which in the current capitalist system of economic organization, involving their use for opening new areas of profitability and capitalization. Imaginaries, identities and images are useful as cultural fetishes established by dominant groups to introduce market and to sell urban cultural heritage. Key words: historic centre, fetishism, heritage and tourism

Introducción Al hacer un recorrido por las discusiones que propician los imaginarios, se llega a la conclusión de que aún no se resuelve su carácter liberalizador para ser sometido por los grupos dominantes y su hegemonía, situación que se resuelve al argumentar que el patrimonio cultural como una construcción social donde las relaciones sociales es cosificado para distinguir y atraer capitales y turistas con el fin de mercantilizarlo, y donde la identidad, imagen e imaginarios se convierten en herramientas útiles para su justificación social. Este documento comprende cuatro apartados. En el primero se realiza un recorrido teórico sobre la definición de imaginarios y las implicaciones de su uso en la dinámica urbana. El segundo corresponde a la discusión conceptual de patrimonio y sus implicaciones sociopolíticas. El tercero expone la utilización del patrimonio como un mecanismo de distinción y diferenciación con fines económicos. El turismo presiona a los bienes inmue-

bles históricos, principalmente, para insertarse en el mercado con el fin de distinguir y resaltar valores ciudadanos de orgullo por las tradiciones y costumbres locales. Finalmente, las conclusiones. Imaginarios urbanos Desde los estudios culturales, concretamente los antropológicos y sociológicos, el concepto de imaginarios ha explicado la construcción social del espacio, del lugar y, por tanto, de la ciudad (Lindón, 2007). No obstante, han sido los estudios urbanos económico-sociales los que han relacionado la construcción social de la ciudad con su rentabilidad. Los imaginarios urbanos, como suposiciones, pensamientos, valoraciones, percepciones, imágenes, sentimientos, elaboraciones simbólicas se representan en maneras específicas de entender y comunicar la realidad urbana (García Canclini, 1997; Lindón, 2007; Rizo, 2006) a través de la imaginación (Hiernaux, 2007). Se manifiestan por medio de las representaciones sociales que determinan y, a la vez, son determinadas por las relaciones entre los sujetos (Rizo, 2006), donde el imaginario transforma simbólicamente las representaciones sociales como guías de análisis y de acción, que conducen procesos dinámicos materiales o subjetivos (Hiernaux, 2007). El proceso por el cual los imaginarios urbanos cualifican a los lugares es complejo: por un lado, los imaginarios urbanos construidos y compartidos por un grupo social en específico le dan sentido al lugar, al crearle características que pueden ser compartidas por otros grupos sociales. Por el otro, los imaginarios urbanos permiten cualificar un lugar antes de haberse materializado como tal (Lindón, 2007a). Por ello, la cualificación de un lugar es realizada por los distintos sujetos sociales por medio de ramas de significados que han construido y reconstruido socialmente, en piezas y fragmentos, que no son estáticos, sino se transforman históricamente, al mismo tiempo que la ciudad y su vida se rehace (Lindón, 2007 y 2007a; Rizo, 2006). La ciudad, por tanto, es construida con valoraciones simbólicas que pueden ser reales o no. “Gran parte de lo que nos pasa es imaginario, pero más aún en estas interacciones evasivas y fugaces que propone la megalópolis” (García Canclini, 1997:89). Cuando dichos imaginarios se enfrentan con la realidad concreta, generan arquetipos que se instalan en las estructuras y, posteriormente, en regímenes (Hiernaux, 2007). Es decir, los imaginarios urbanos de los grupos sociales hegemónicos reconocen y enaltecen solo las expresiones culturales de ellos mismos y de los sectores sociales afines a sus intereses, vinculados al poder, y niegan o invisibilizan los imaginarios no compatibles y sus expresiones culturales (Lindón, 2007). Incluso “pueden dejar fuera espacios que pueden servir de detonantes para el nacimiento y despliegue de otros imaginarios” (Márquez, 2007:82).

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En la ciudad, por tanto, se conjugan imaginarios de ciudad deseada, ciudad perdida, ciudad real, ciudad percibida, donde se traslapan capas de otras ciudades que existieron antes, o de una misma ciudad que se sobrepone a sí misma, al mismo tiempo que se distingue como única y propia (Duarte, 2006). Y en tanto que se conjugan imaginarios de grupos sociales hegemónicos que se traslapan entre los de grupos sociales que existieron antes, o de un mismo grupo social que se sobrepone sobre el otro, al mismo tiempo que se distingue como único y propio (Márquez, 2007). No obstante, en estos planteamientos, “los imaginarios urbanos parecen producirse en una multiplicidad de territorios en los cuales cada sujeto (individual o colectivo) construye formas de identidad liberadas y liberadoras y, con pocos párrafos de diferencia, el espacio-poder gana una completa determinación sobre los sujetos, con lo cual los imaginarios urbanos quedan redefinidos como mecanismos ideológicos de la manipulación (…) tal vez los estudios culturales sobre los imaginarios urbanos deben ser leídos hoy no tanto para entender la ciudad y la sociedad urbana, sino para entender cómo se está produciendo nuestro propio imaginario urbano, el de la tribu global académica” (Gorelik, 2002:130-131). Patrimonio cultural En la actualidad, el concepto de patrimonio cultural ha tomado un auge inusitado a raíz de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo ha tomado como batuta para categorizar todos aquellos bienes materiales e intangibles que deben ser conservados para el disfrute, conocimiento y conservación de la humanidad. Literalmente, patrimonio mundial, según este organismo, significa “monumentos, grupos de edificios y sitios que tienen valor histórico, estético, antropológico” universal excepcional (2008:3). No obstante, dicha concepción de patrimonio es estática, indiscutible e inmodificable que supone una concepción de la sociedad como mera receptora y trasmisora de patrimonio (Troncoso y Almirón, 2005) y que justifica el statu quo (Poria y Ashworth, 2009). El patrimonio no preexiste en sí mismo; es una construcción social donde diferentes grupos sociales valoran a través de significados, usos y prácticas colectivas los bienes tangibles e intangibles (Troncoso y Almirón, 2005; Andrade, 2009; Dossier 2009; Hernández, 2009; Pendlebury et al. 2009). A pesar de ello, son los grupos sociales hegemónicos que, desde el presente, seleccionan algunos de los múltiples objetos del pasado a los que se les asignan atributos históricos o artísticos que los califican como valores colectivos (Waitt, 2000; Henderson, 2002; Jeong y Almeida, 2004; Troncoso y Almirón, 2005; Andrade, 2009; Dossier, 2009; Goulding y Dino, 2009; Hernández, 2009; Poria y Ashworth, 2009; Pendlebury et. al. 2009; Su, 2010). La patrimonialización es un proceso en el cual el patrimonio es usado como un recurso para lograr ciertas metas sociales. A través del patrimonio se busca establecer intereses similares, compatibilidad y afinidad entre los miembros de un grupo social, al realzar las diferencias entre ellos y los otros (Poria y Ashworth, 2009). Según Bourdieu (2003), el valor que se le atribuye a este tipo de bienes surge del capital simbólico acumulado en sus respectivos campos, las artes y las ciencias, como un efecto de legitimación de ciertos discursos, acciones y actores en la lucha por el dominio de esos terrenos (Bourdieu, 2003; Andrade, 2009). El origen del patrimonio remite al proceso de legitimación de referencias simbólicas a partir de una fuente de autoridad o institución extracultural; es activado como identidad a través de una específica ideología (Troncoso y Almirón, 2005;

Andrade, 2009). El grupo social dominante a través de la selección y creación de marcos conceptuales e ideas ideológicas selecciona el patrimonio que le pudiera dar estabilidad social y legitimidad ante el resto de los grupos (Poria y Ashworth, 2009). Por tanto, el patrimonio cultural nunca representa toda la diversidad de expresiones culturales que conforman a la sociedad, pero sí se considera un símbolo de unidad (Hernández, 2009). Al final, el patrimonio es un proceso de construcción social e ideológica, un recurso político, donde el grupo hegemónico perpetua un cierto orden social, gestionado y administrado por el estado, aunque no desprovisto de conflicto (Troncoso y Almirón, 2005; Goulding y Dino, 2009; Hernández, 2009; Poria y Ashworth, 2009 y Su, 2010). Si bien la sociedad civil puede activar y seleccionar el patrimonio, siempre debe construir y contar con un soporte en el poder político; algo que solo el estado y los poderes políticos a distintos niveles (local, regional, nacional e incluso internacional) constituidos legalmente podrán formalizar (Troncoso y Almirón, 2005 y Poria y Ashworth, 2009). Así “la aprobación, apropiación, la relación identitaria, el acceso y disfrute de esos objetos culturales, considerados como herencia colectiva, es diferente” (Dossier, 2009:7) por los distintos grupos sociales. En la disputa por ese patrimonio se evidencian las desigualdades sociales, el bagaje cultural, las diferentes concepciones de gestión y formas de su conservación y aprovechamiento (Jeong y Almeida, 2004; Dossier, 2009; Pendlebury et al. 2009). Imaginarios, patrimonio y turismo: fetichismo de la mercancía-ciudad Fue la construcción y desarrollo de estrategias, más o menos conscientes y organizadas, culturales (que tienen una visión política y estética) con la finalidad de crear imaginarios comunes, con los que se identificaron, por la vía de la hegemonía y el consentimiento, grupos, etnias, lenguas, costumbres distintas y que dieron la pauta para la constitución de los Estados Nación y legitimidad a las clases hegemónicas. Dichas estrategias lo que hicieron fue valorar, a través de las instituciones estatales, a la cultura en sus formas patrimoniales (Andrade, 2009). La clase hegemónica a través del fundamento institucional, educa y fomenta al grupo (intelectual) que asegure su prestigio y su herencia a través de modelos seleccionados. Dicho grupo debe demarcar los criterios para considerarlo patrimonio, de acuerdo a atributos estéticos (forma, belleza, estilo), así como debe configurar los criterios de descripción de los pasajes históricos que lo enaltecen como grupo hegemónico (Gorelik, 2002; Bourdieu, 2003). Se le configura, a la cultura, un proceso de autonomía y especialización, fuera del resto de las actividades y ocupaciones serias (Andrade, 2009). Sin embargo, nada más fuera de la realidad. Esto no es más que una fetichización o cosificación del ámbito cultural. Más concretamente, la fetichización de la mercancía (Marx, 1985). La mercancía patrimonio cultural, en realidad, enajena un poder social en nombre de las pautas técnicas e institucionales que, a través del mercado, sirven a una clase social en el poder. Cuando se sustrae del proceso social, el valor que le sirve de fundamento, los productos sociales (el patrimonio cultural) se tornan artefactos, fetiches, cosas y adquieren un precio que les infirió el mercado (Marx, 1985): un artículo de consumo que fue determinado por los que lo adquieren, le pertenece y gozan de sus privilegios. El patrimonio cultural, por tanto, no se manifiesta como relaciones directamente sociales entre las personas, sino como relaciones propias del patrimonio cultural entre personas y relaciones sociales entre el patrimonio

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cultural. Dichas formas de pensar son válidas y, por tanto, objetivas porque así se establecen en las relaciones de producción capitalista históricamente determinadas (Marx, 1985). Por ello, cuando el grupo hegemónico sea derrotado por otro, el significado del patrimonio cultural también será modificado (Poria y Ashworth, 2009). El patrimonio se convirtió en una de las más rentables fuentes de generación de acumulación capitalista y perpetuación de su clase social al convertirse en el modelo cultural impuesto a la civilización presente y futura, con las iniciativas hegemónicas del estado, o los estados en su integración regional u organismos supranacionales. No basta, por tanto, categorizar y diferenciar entre patrimonio tangible e intangible como la forma de valorar los aspectos simbólicos de lo cultural. Lo intangible, en cuanto a costumbres, lenguaje, tradiciones, identidades puede ser extraído del proceso social de valor para ser cosificado y vendido como mercancía (Andrade, 2009). No es de extrañar que el patrimonio cultural sea vendido como imaginario, imagen, identidad o marca (Avraham, 2000; Plaza, 2000; Gallarza et al. 2002; Oktay, 2002; Beerli y Martin, 2004; Luque et al. 2007; Vanolo, 2008; Zhang y Zhao, 2009; Kim, 2010). Por motivos históricos e intereses de ciertos sectores de poder (la clase capitalista, la propietaria de los bienes de producción) que convergen en el estado y en el mercado, el patrimonio cultural aparece como “cosa”, “objeto”, cuando en realidad supone relaciones sociales, entre sujetos con intereses y objetivos distintos: es la negación del proceso social que supone, “siempre vivo, de apropiación, subjetivación y objetivación, siempre reciclado a través de la producción y el uso, la expresión y el goce, la trasmisión y la recepción, en una trasmutación constante de cuerpos y afectos” (Andrade, 2009:26). El fetichismo del patrimonio cultural, como el de cualquier mercancía tiene un fin: la renta monopólica (Marx, 1988). Se trata de enaltecer “cualidades especiales” del patrimonio como su singularidad, originalidad y autenticidad con el fin de obtener una renta adicional o diferencial respecto al resto de los artefactos culturales. Significa que algún bien material o inmaterial cultural pueda ser tan único o tan especial, que no pueda ser calculado monetariamente (Harvey, 2006). Y es ahí cuando surgen los títulos ennoblecedores como patrimonio cultural de la humanidad, patrimonio intangible de la humanidad, zona protegida, patrimonio nacional, patrimonio inmaterial de x lugar, pueblo mágico, ciudad heroica, ciudad cultural, etc.

revitalizar su decaída economía (Gamarra: 2005; Vanolo, 2008; Zimmerman, 2008) con la asociación público–privada (Harvey, 2006). En dicha asociación, el estado (a través de sus instituciones gubernamentales locales) se convierte en el gestor o facilitador de los intereses estratégicos del desarrollo capitalista en la ciudad (inmobiliario, comercial, turístico) con el fin de atraer fuentes externas de financiamiento y nuevos empleos (Harvey, 2011). Los proyectos de mantenimiento y conservación patrimonial de las ciudades se convierten en el argumento que justifique la intervención por parte del capital y del estado como el mecanismo único e idóneo para obtener beneficios a la población: crear empleos, mejorar el bienestar social y disminuir las desigualdades sociales (Harvey, 2006; González, 2009). El turismo patrimonial juega un papel pertinente en el mantenimiento y promoción del status quo al imaginar en esencia la identidad del lugar. Desde esta visión, el patrimonio puede ser visto como un enraizamiento simbólico del pasado, reconstruido a través de la utilización de la memoria colectiva y tradiciones de la sociedad (Yu Park, 2010) con el fin económico (Hernández, 2009; González y González, 2010); es decir, la utilización de la desconstrucción de discursos culturales en el amplio contexto de los procesos sociales y políticos con el fin de codificar y reforzar la ideología dominante de la cultura turística (Ateljevi y Doorne, 2002). La imagen de la ciudad es usada para definir, a través del fetichismo del patrimonio, las asociaciones desatadas en los individuos que la visitan o la viven con el fin de activar la economía turística. Se crean, por medio de sus conocimientos y percepciones, creencias o estereotipos que llevan a la imagen de la ciudad como un antecedente básico para establecer un mejor entendimiento de la relación directa (Luque et al. 2007, Seogseop et al. 2009 y Doorne et al. 2003) entre el individuo y la imagen fetichizada de la ciudad. Los espacios abiertos, el fomento de cierto estilo de arquitectura y diseño urbano, el desdén hacia ciertas actividades tradicionales y, sobretodo, el desprecio hacia lo desigual (en contrapartida del impulso a lo diferente) son parte de la imagen moderna donde la cultura de la visibilidad y la apariencia hace que los ciudadanos y los visitantes tiendan a quedarse en la frivolidad, en la superficie de las cosas, sin preocuparse por investigar el significado del proyecto innovador (Gamarra, 2005; Prieto, 2011).

Ante el proceso de reestructuración productiva llevado por la clase capitalista con el fin de mantener la tasa de ganancia, donde se incentiva e introduce la ciencia y la tecnología, se divide el proceso productivo y se traslada a distintas zonas del globo terráqueo con el fin de reducir costos de fuerza de trabajo; las ciudades y su forma de organización social sufren también su proceso de reestructuración.

Se configuró, a través de la regeneración urbana, un espacio para convertir los espacios públicos a semiprivados y privados de una ciudad cool (Zimmerman, 2008) donde existe la trasmutación de la conciencia hacia la aceptación de una sociedad sin conflictos, sin clases sociales enfrentadas por las desigualdades económicas, políticas y sociales (Gamarra, 2005; González, 2009 y Prieto, 2011).

El fomento de actividades terciarias y sobretodo actividades de entretenimiento y ocio se convierten principalmente en las estrategias que las ciudades incentivan con el fin de obtener capitales y flujos de personas. Las ciudades, a través de proyectos de regeneración urbana (restauración, mantenimiento y cuidado de cascos históricos, cambios de estilos de modernos a posmodernos (Plaza, 2000), innovación cultural (introducción de nuevos comportamientos y tendencias culturales (Kim, 2010; Sasaki, 2010) y fomento del entretenimiento, como organización de espectáculos temporales y permanentes (Prentice y Andersen, 2003) buscan

Conclusiones-discusión Las relaciones sociales siempre en conflicto por la apropiación del capital tiene incidencia en todos los ámbitos; los significados no son la excepción. La fetichización del patrimonio cultural implica vender imágenes de culturas, tradiciones, costumbres con el fin de obtener beneficios económicos. Los procesos de rehabilitación, regeneración, mantenimiento y conservación urbana, lejos de convertirse en proyectos para el mejoramiento del bienestar de los pobladores residentes, se convierte en el mecanismo donde se idealizan y someten prácticas y zonas urbanas a los de-

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signios del capital y dejan de lado cualquier otro significado, práctica o signo distinto. Aunque el residente puede estar consciente de que es un proyecto excluyente, puede aceptarlo por el simple hecho, de que va de por medio su idiosincrasia, su identidad. A través del manejo de la imagen e identidad de la ciudad, el residente acepta cualquier proyecto rentabilizador. La justificación de la intervención del capital y el estado como mecanismo único e idóneo para obtener beneficios para la población residentes en la apertura de bienes materiales e inmateriales al capital ha sido un éxito en el CHZ. En él implícitamente se reconoce la mercantilización de prácticas, espacios y bienes que inducen a la apropiación de la clase dominante para establecer su hegemonía y reorganiza el sentido de la producción y significado de las prácticas urbanas. Reflexión de la coeditora Mercedes Castillo: el artículo nos trae un interesante recorrido por los conceptos de imaginarios (urbanos) y patrimonio, la manera en que estos son construidos por y para beneficio de las élites y también como son fetichizados al transformarlos en fuente de acumulación, una de las más rentables del presente y, a la vez, en una forma de perpetuación de la clase social dominante y de construcción y sustentación de su ideología. Sí, una ideología se construye, entre otras, a través de la fabricación de imaginarios y de mitos. Inmediatamente recuerdo a Barthes y pienso si es lícito relacionar el acto de designación de lo que se debe considerar patrimonio y objeto de conservación con la fabricación de mitos. “El mito tiene efectivamente una doble función: designa y notifica, hace comprender e impone” (Barthes, 1980:208 en Ramírez, s.f.:2). Por tanto, erigir el mito implica un vaciamiento de sentido (de una historia, un saber, un pasado, una memoria, un orden comparativo de hechos, de ideas, de decisiones), a fin de preservar la forma y la posterior implantación en esta de un nuevo sentido (y una nueva historia), con un resultado confuso y deformado que termina siendo impuesto, para lo que es necesaria su naturalización y despolitización, y con ello, consumido por millones de personas-alienadas. De nuevo, según esta síntesis de la síntesis de lo descrito por Barthes, ¿es lícita la relación? Y siguiendo esta línea hasta llegar a ser apocalípticos, preguntamos qué sigue, ¿una sociedad orwelliana con destellos contraculturales o una construcción real de conciencia colectiva? Ramírez, Héctor (s.f.). Roland Barthes, mito e ideología. Extraído desde: cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/10150/2/margen1-9.pdf

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Urbis: El espacio público seguro en los hábitats residenciales The public space safe residential hábitats Norma-Celina Carnevali-Lobo (1960, venezolana, Universidad de Los Andes, Venezuela) ncarnevali@gmail.com

Resumen El presente trabajo responde al interés por el tema del espacio público seguro en los hábitats residenciales al considerarlo como elemento fundamental en la conformación de los mismos. Partimos de un panorama general sobre el espacio y la ciudad, donde refrescamos el tema de la segregación que minimiza la coincidencia de los grupos sociales en los espacios urbanos. El presente análisis destaca el pensamiento sobre el hábitat residencial, ámbito condicionante de vida y lugar de soporte y significación. Complementamos con la revisión del tema del espacio público seguro, que es articulador del hábitat residencial y, en cuanto lugar de encuentro y relaciones, debe ser defendido por sus habitantes, punto final de disertación en la presente exploración. Palabras clave: espacio, hábitat residencial y espacio público Recibido: 31-05-2013 → Aceptado: 24-06-2013

Cítese así: Carnevali-Lobo, N.C. (2013). El espacio público seguro en los hábitats residenciales. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 34-39. Abstract This paper responds to the concern over the handling of the topic of safe public space in residential habitats: this element is critical in shaping it. We start with an overview of the space and the city where we refreshed the issue of minimizing the overlap segregation of social groups in the spaces of the city. This analysis highlights the thinking about residential space conceived as residential habitat, space conditioning of life and place of support and significance. The review of public space as safe to be defended by its inhabitants is the end of this exploration dissertation. Key words: space, residential and public space habitat

Introducción El presente artículo constituye un ejercicio de análisis teórico acerca de la importancia del espacio público seguro, como soporte de las relaciones que se construyen en los hábitats residenciales. En este trabajo se busca rescatar la relación entre cultura y espacio, la cual es privilegiada en los hábitat residenciales tal como los concebimos aquí, expresión más clara de la apropiación que hacen los grupos sociales de los espacios que escogen para habitar. Los estudios aquí revisados nos llaman la atención sobre el hecho de que, en este proceso de residir y construir el hábitat, se van dando algunos fenómenos de diferenciación socio-espacial, que hacen que las personas establezcan unos sistemas reconocibles producto de autorreferentes: la familia, el vecindario y la comunidad. Cabe destacar que el estudio a nivel de hábitat como escala de reproducción de la ciudad sirve de marco a la interrogante de Castillo-Herrera y Rabaud (2013) sobre el cómo guardar la “escala humana” en los grandes

proyectos de ampliación de las metrópolis o la ciudad, escala más amplia de trabajo urbano. Los mencionados estudiosos del tema continúan reforzando su reflexión al enfatizar en la visión de que “algunos lugares de la ciudad ya no se mezclan con la ciudad, lo que induce un riesgo de aislamiento de los grupos sociales y va en contra de la distribución del espacio público”. De ahí es llamativo el hecho de que los habitantes busquen reproducir las características consideradas significativas y típicas en las zonas residenciales urbanas a lo largo de la historia, expresión clara en todos planteamientos urbanísticos conocidos. De esta manera, estas cualidades pueden ser resumidas en tener una densidad apropiada, coexistencia de funciones y actividades diversas a poca distancias de paradas de transporte público, una red de pasos y senderos peatonales, una oferta adecuada de viviendas de varios tipos y precios, la concentración de actividades comunitarias, institucionales y comerciales y la presencia de áreas verdes. Aunado a esto, se reconoce que el espacio público debe ser un elemento importante de socialización e intercambio, que conviene ser apropiado por todos los habitantes, con el fin de poder mantenerlo alejado de actividades no deseadas. Esto requiere una toma de conciencia sobre los problemas que afectan a todos los habitantes del lugar, o al menos a un número significativo de ellos, y que sea necesario articular organizaciones comunitarias para resolverlos. Y no solo complementan sino también aseveran que en los lugares que habitamos, el espacio en que se desenvuelve una comunidad por su configuración y gestión posibilita cierto tipo de actividades e impide otras, con lo cual se define así el marco en que el hombre actúa y comprende el mundo. La correcta concepción del espacio público en el hábitat resulta entonces básica para lograr espacios que se utilicen y, consecuentemente, que sean seguros. Una cultura de apropiación y uso permanente por parte de los moradores de esos espacios públicos facilita la coincidencia de los sectores sociales y espanta el fantasma de la exclusión. Espacio y ciudad Primeramente es bueno recordar que, desde la antigüedad, las ciudades se convirtieron en refugio de las actividades humanas, donde los grupos tuvieron la capacidad de modificar el espacio, y buscaron mejores condiciones de habitabilidad y de satisfacer sus crecientes necesidades de alojamiento, recreación, económicas y sociales. El proceso de urbanización permitió encontrar respuestas espaciales a las necesidades al legitimar las prácticas responsables de ocupación que buscan aprovechar las condiciones de la ciudad y la construcción de territorios. En efecto, la dinámica urbana actual está caracterizada por la separación de funciones urbanas y elementos socio-espaciales en pequeña dimensión, elementos económicos y sectores habitacionales dispersos y mezclados en espacios pequeños: urbanizaciones de viviendas costosas se

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localizan en espacios aislados, que buscan encontrar confort y seguridad. Los centros comerciales se emplazan en todas partes y en su interior buscan recrear partes de la ciudad imaginaria con calles y paseos comerciales que exponen amplia variedad de mercancía al alcance de los visitantes. Por otra parte, los barrios marginales buscan entrar en los sectores de la clase alta y anhelan el cobijo de un espacio protegido. Este desarrollo convive a través de muros y barreras que separan y aseguran la diferenciación social y espacial en la búsqueda de status y seguridad. Esto genera un cambio en los patrones de comportamiento social dentro del espacio residencial, donde resalta el reconocimiento entre iguales, lo cual se ve reflejado en el uso del suelo, donde el estilo de vida incluye el diseño de las viviendas y el hábitat. Así, el concepto del espacio defendible se fusiona con el espacio comunitario y urbano. De ello resulta que la segregación social ha aumentado, ya que el modelo urbano actual fomenta una ciudad cada día más dividida y favorece la exclusión social. De cierta manera, la globalización económica estimula las desigualdades sociales y produce una relación simétrica o de espejo entre estas y la segregación residencial. El término segregación aquí lo expresamos según Valladares, L. y Prates, M. (1999:80), quienes lo hacen equivaler con desigualdad social, exclusión social e incluso pobreza y, en muchos casos, es la forma propia que tienen los estudiosos de la ciudad latinoamericana para llamar a la pobreza urbana. Por añadidura, estas autoras consideran que, en ocasiones, se confunde el reflejo de las desigualdades sociales en los niveles de vida urbana o en los estándares habitacionales, con la relación entre desigualdades sociales y segregación residencial. Así, la segregación espacial es un hecho innegable. En efecto, la segregación social minimiza la coincidencia de los diferentes grupos sociales en los mismos lugares, lo cual marca la deslocalización de las actividades económicas y profundiza el problema de que el espacio urbano no sea compartido por los diversos grupos que conforman la urbe. Se olvida que la ciudad es una formación social compleja, estructurada, con desigualdades, descrita en su historia como una dialéctica de convivencia y conflicto; donde las partes que la integran deben estar conectadas entre sí. En ese sentido, es imprescindible corregir esta omisión, para poder comprender la urbanización de la segunda mitad del siglo XX y, sobre todo, la configuración urbana presente en el siglo XXI, que se observa en nuestras ciudades. A ese respecto, Sabatini, Cáceres y Cerda (2001:18) opinan que “la segregación residencial a gran escala ha sido el sello del patrón tradicional latinoamericano. A lo largo del siglo XX las familias de las elites se fueron concentrando por lo general en una sola zona de crecimiento que, en la forma de un cono, une el centro histórico con la periferia en una dirección geográfica definida. En el otro extremo de la escala social, los grupos más pobres, que grosso modo representan entre una cuarta parte y más de la mitad de la población, tendieron a aglomerarse en extensas zonas de pobreza, especialmente en la periferia más lejana y peor equipada”. En este sentido, hay que tener en cuenta los valores e ideas imperantes en cada momento de la historia, y los paradigmas urbanísticos que le dieron expresión. De hecho, la ciudad contemporánea es entendida como una concentración compleja de personas, con forma y organización del espacio que refleja su estructura social, que marca con sus comportamientos y valores el espacio en el que se aloja y da expresión a la articulación de todos los elementos; esta ciudad postmoderna está connotada por la forma de habitar. El resultado es que hoy en día comprendemos

mucho más esa ciudad real, cómo fue creada, cómo es vivida y cómo es habitada. Pensar el espacio Consecuentemente al crecimiento espacial de las ciudades, las ciencias sociales preservan una fuerte tradición de pensar el espacio al resaltar el vínculo entre fenómeno social y medio espacial. El pensamiento sobre el espacio tradicionalmente fue dejado en manos de la geografía, que a decir de Edward Soja (1993:2): “La geografía tradicional asumió esta noción de espacio como un dato de la realidad, como algo dado, no sujeto a indagación ni cuestionamiento en sí mismo”; y centra su interés en el tiempo. La sociología y la antropología dispensan la relación entre cultura y medio físico, ya que comparten la idea de que la cultura se arraiga en un lugar determinado y cada espacio está habitado por ella material y espiritualmente. En este sentido, Mauss (2005) coincide con Abello (2005) y ambos argumentan que el espacio no es una categoría abstracta sino que lo vincula al pensamiento del fondo social que lo constituye, así las funciones cognoscitivas están marcadas por las culturas que lo envuelven. Espacio y tiempo preceden a las ideologías y las concepciones del mundo y varían con las sociedades a las cuales corresponden. Más recientemente, autores como Gilberto Giménez introducen el término de identidad como concepto estratégico en las ciencias sociales. Es un concepto integrador de cultura, normas, valores, status, socialización, educación, roles, clase social, territorio-región, etnicidad, género, medios, etc. Existe la percepción de que es imprescindible en las ciencias sociales porque “la identidad constituye un elemento vital de la vida social, hasta el punto de que sin ella sería inconcebible la interacción social –que supone la percepción de la identidad de los actores y del sentido de su acción. Lo cual quiere decir que sin identidad simplemente no habría sociedad” (Jenkins, 1996: 819, citado por Giménez, 2004:81). Es sabido que lo tradicional es contraponer espacio y territorio, y hacer énfasis en el territorio y lo local como nuevas espacialidades. Por lo tanto, debemos tener claro que todo hecho humano es un hecho espacial y territorial, donde “el territorio es el espacio en el que se construye colectivamente una nueva organización social, donde los nuevos sujetos se instituyen, instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente” (Garretón, 2007:72). Por tanto, trabajar con la noción de territorio exige enmarcarlo dentro de relaciones de poder, como espacio apropiado que permite el desarrollo de estrategias para articular diferentes intereses. Los individuos y grupos sociales interactúan en el con matrices socioculturales, memorias, imaginarios e intereses que son diferentes y hasta divergentes. El territorio es un espacio que se usa y se reproduce, que contribuye a la construcción de una nueva territorialidad. Así, la territorialidad es entendida como relación dinámica entre componentes sociales (economía, cultura, instituciones, poderes) y aquello que le es propio al territorio (ambiente y emplazamiento), donde se habita, se vive y se produce. Para Avendaño, quien estudia la territorialidad desde el sentimiento de pertenencia y la identificación, “Las territorialidades están mediadas por la apropiación material y no material. La apropiación puede empoderar a un individuo o una familia y con ello, podrán solucionar sus problemas y construir su futuro. Es decir, la apropiación es el proceso de reterritorializar, el que puede asumir diferentes formas ya sea de acumulación de capital social, económico, cultural o simbólico” (2010:33).

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Esta revisión de términos y conceptos se ha hecho durante años, y también lleva a encontrar una cantidad de diferencias y similitudes entre las nociones de espacio y lugar de forma explícita. Son conceptos que están impregnados de las ideologías dominantes durante los siglos XVIII y XIX, donde el espacio se construyó con categorías de tiempo. Ya en el siglo XX, a decir de Michel Foucault (1984), el espacio cobra una relevancia perceptiva y cognoscitiva estratégica, donde hay una relación de vecindad, de entretejido. Si bien espacio y tiempo se estudian como categoría social pertenecientes a un determinado tipo de civilización, así consideramos en la actualidad que el espacio se articula y se mezcla al determinar espacios de otra naturaleza. En palabras de Trujillo (2005:208): “El espacio es una creación semántica, que adquiere sentido en la medida en que se relaciona con significados, signos, referentes y símbolos. El espacio no existe de por sí, es una forma que surge, desaparece o se desplaza; es una forma vivida, habitada, que se viste y se reviste de la simbología propia de los grupos humanos que en él residen, que cambia según sus proyectos, sus ideas políticas o su sistema económico. Cada grupo le otorga al espacio su significado, así como una razón de ser o no ser”. En consecuencia, el espacio concreto con localización precisa y forma, estructura y utilización particular que lo diferencia de los demás se distingue en función de la valoración y el significado que le otorgan los grupos sociales al convertirlo en lugares. Cada uno precisa así la especificidad de la cultura; el lugar es el espacio de la diferenciación y puede ser definido como espacio en el cual se entrecruzan diferentes espacialidades. Local y cotidiano surgen como términos intercambiables, equivalentes, cada lugar es una entidad particular, una discontinuidad espacial. Las nuevas realidades, los nuevos paradigmas y los nuevos desafíos cambian la naturaleza de los lugares. Ya el lugar tradicional no es el mismo, independiente de su situación, de la fortaleza de su identidad, de su grado de apertura o de aislamiento. También cambian los asuntos propios de la vida local, antes reducidos al cubrimiento de las necesidades de su propio ámbito territorial, sin mayores conexiones más allá de las naturales vinculaciones con la realidad regional o nacional: “La lugarización quiere significar todos los procesos que revalorizan a lo local (…) envuelve una nueva dimensión de lo local, una revalorización de la naturaleza de la localidad, un cambio cualitativo en el ecosistema o hábitat comunitario” (González, 2004:20). Entonces, sobre la base de la ocupación que hacen los grupos sociales, sustentados en sus posibilidades económicas, entran en uno u otro lugar en la ciudad y plantean la discusión de cómo puede hacer la construcción del espacio residencial a través de la participación social. Tienen la certeza de que la ciudad debe ser planificada, que debe haber conciencia de que los grupos sociales adecuan sus espacios comunitarios a sus necesidades y le dan significado en función de sus concepciones de vida social. Los ciudadanos lo comprenden deteniéndose en situaciones concretas de ese entrelazamiento, las culturas físicamente arraigadas en un territorio tienen una noción exacta de sus contornos, se estructuran a partir de un núcleo que se irradia hacia los confines de sus fronteras. Como bien señala Borja (2000:156), la participación de los ciudadanos “debe reconstruir un cierto sentido de unidad y totalidad a través de una dialéctica de pluralismo y consenso, de particularismo y universalidad, de confrontación y negociación”. De ahí que los resultados de esta disertación sirven de información de referencia que se integran a procesos de planificación y

transformación del espacio público, donde se mezclan diferentes factores e intervalos de tiempo y escala, alimentados por las sensaciones percibidas por el ser humano, en los lugares que habita. Espacios urbanos con uso mayormente residencial = hábitat residencial En este orden de ideas, identificar ese espacio delimitado con uso mayormente residencial resulta muy importante, ya que tendrá las huellas del grupo social que lo habita. Es menester enfocarnos en entender lo residencial como el espacio donde el habitante puede crear su universo familiar, residir y resaltar la parte funcional de ese espacio que expresa el nivel de sus aspiraciones personales. De hecho, lo importante es el modo en que el individuo vive cotidianamente esa realidad, como la experimenta, la siente y la interioriza. Por esta razón, es menester resaltar que el término habitar se entiende como ser de un espacio determinado, estar enraizado allí, tener un ámbito cerrado que cobija, un espacio propio. En este contexto, Bollow, citado por Cuervo, L. y González J. (1997:87) expresa que “la palabra habitar se refiere a la unidad indisoluble de la misma índole que existe entre morada y habitante. El autor establece las relaciones del habitar humano entre el cuerpo, la casa y el espacio envolvente al afirmar que “en cada una de ellas se sienten protegidos, es en ellas donde su modo de ser está determinado por el entorno y, según la naturaleza de esté se modifica aquel (...) Establece que el hombre condiciona su modo de ser en la unidad con el espacio concreto que habita”. Así pues, nos encontramos también que los conceptos de hábitat y vivienda han venido transformándose desde una interpretación inicial con énfasis en lo territorial o físico-espacial, hacia una comprensión cada vez más compleja, que los considera como procesos culturales de ocupación y significación del espacio para el desenvolvimiento del modo de vida de la población (Núñez, 2006:2). El hábitat, pese a ser tomado del concepto primigenio de las ciencias naturales para relacionarlo con lo humano, implica reconocer procesos e interacciones regidos por la cultura: el hábitat comprende lo relativo al sistema espacial y de recursos que elige un grupo para transitar por su existencia; que responde a las necesidades para desarrollar los procesos individuales y colectivos requeridos para realizar su vida productiva, laboral y doméstica; ubicado en relación con un entorno mayor, en intercambio con otros grupos de la sociedad; y a la vez definido por el lugar geográfico donde se aloja, el cual tiene las condiciones de un espacio determinado y cualificado en concordancia con sus necesidades particulares y generales (CEHAP, 1998:6). De ahí que el hábitat más importante de ocupación de los grupos humanos es la ciudad, soporte de relaciones económicas y sociales, donde la población, además, realiza la importante función de habitar mediante acciones que ejercen presiones ambientales internas y externas propias del desarrollo urbano. El hábitat involucra además de los factores inherentes a la vivienda los de su entorno o del espacio en la ciudad, e incluye las externalidades ambientales, económicas, políticas, sociales, culturales y tecnológicas que la relacionan con el resto del país y los procesos globales. Por consiguiente, es importante indicar la interrelación entre las configuraciones espaciales y la actividad y el comportamiento de los grupos humanos que allí se desarrollan. Al respecto, Doberti (2010:182) establece que “lo propio y lo específico del habitar humano es su carácter histórico, mutable y múltiple. En los modos de ocupar el espacio para habitarlo se ponen en juego cuestiones políticas y sociales, biológicas y simbólicas, organizativas y rituales. En este sentido podemos decir que en los modos

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de habitar, propuestos y dispuestos por las conformaciones que nos circundan, se definen rasgos esenciales de nuestra identidad personal, grupal y cultural”. Así las cosas, el hábitat es entendido como espacio condicionante de vida, lugar cultural de soporte y significación para el desarrollo de los procesos sociales y las actividades humanas. La noción de hábitat, equipara a la de asentamiento humano, integra los conceptos de casa, vivienda, ciudad, región y territorio. Dentro, la vivienda como satisfactor de necesidades, se integra al entorno comunitario y representa un lugar de identidad, tanto individual como colectiva, implica resaltar un proceso cultural donde los pobladores organizados, asumen un rol protagónico. En la actualidad es importante comprender la importancia de las relaciones en el hábitat y el habitar en un contexto cuya naturaleza es espacial, pero también política, económica y socio-cultural, la búsqueda es por la comprensión de esas interacciones. Así, Munizaga (1997:23) se refiere al “acto mismo de habitar, modo de cultura, de ocupación social y la construcción del territorio en los asentamientos humanos. Grados de permanencia, heterogeneidad, funcionalidad, especialización, densidad, convivencia. La ciudad como modalidad del paisaje y el escenario cívico”. Por eso, según Makowsky, S. (2007:381), esta moción rescata también el término de ciudad: “como espacio denso en experiencias, memorias y significados que se construye junto con otros: con esos otros que a veces son distantes, diversos y distintos, pero que finalmente están ahí como referentes de la pluralidad y la alteridad”. Haciendo referencia a la ciudad como el gran espacio público, escenario de complejidad y amontonamiento de prácticas urbanas: “devela la potencialidad del hacer juntos para el procesamiento de formas más democráticas de participación y ciudadanía”. La autora continúa diciendo que, al considerar la ciudad de esta manera, es posible reconstruirla a partir de las huellas que dejan las experiencias de habitar: “Es la ciudad que se va conformando con el acto mismo de conquistar pequeños territorios y lugares a fuerza de arrancar al anonimato y a la extranjería momentos de memoria colectiva, de afectividad y de significados compartidos”. Así pues, el hábitat se reconoce fundamentalmente como construcción humana permanente, sistema de relaciones donde en una conjunción de tiempo y espacio nos vemos insertos, como individuos y como colectivos. El hábitat como “construcción humana y en tal medida su dinámica es permanente: es, a la vez, origen, proceso y resultado de relaciones, comunicación y significados, cambiante en el tiempo y en el espacio” (Arboleda, 2007:26). La acción de habitar necesariamente hace referencia a prácticas realizadas por sujetos que, en tanto humanos, son sociales, y a su ubicación en un espacio geográfico determinado como un territorio precisamente por tales acciones y marcado por los atributos que le da el grupo social que los habita. Espacio público seguro Además, en la ciudad moderna, lo particular es distinguir entre el espacio público y el privado, cuyas diferencias están determinadas por pautas establecidas que consideran que lo privado es esfera cerrada y lo público, esfera abierta. Lo público y lo privado son dos dimensiones de la vida humana que están en constante relación de oposición; su línea fronteriza es difusa y se ha ido transformando históricamente. El objetivo principal sería clarificar qué son las prácticas sociales las que permiten definir un espacio como “privado” o como “público”; pero, a su vez, es menester

tomar en cuenta que un espacio puede ser también considerado uno u otro, así como no significar nada para el grupo social si está vacío de significado. A decir de Trujillo (2005), el espacio público y el privado se contienen uno al otro, se superponen, se desplazan, se definen una y otra vez, según el lugar que ocupan en la estructura social o por las funciones que le son socialmente asignadas; es decir, “como un bien colectivo y de interés general debe ser incluyente y socialmente aprovechado, contemplando la posibilidad de ser utilizado al máximo, para ello es necesario reconocer que constituye parte de un todo” (Moreno, 2012:75). Se puede señalar que el espacio público, dentro de los procesos de configuración y transformación social, será, en general, que el espacio sea socialmente configurado y reconfigurado, en lugar de simplemente culturizado, politizado o historiado, es un enunciado de principio por parte de la idea del espacio como producto y productor de lo social. El espacio, no como referente geográfico que sirve de soporte a las dinámicas y procesos sociales, no como contenedor que, dependiendo de los contextos históricos y culturales, es llenado de significados, sino como parte activa de la vida social, elemento que resulta transformado, pero que a su vez transforma los procesos históricos, económicos, políticos y culturales (Herrera y Piazzini, 2006:7). Retomando el tema central de este artículo, que refiere al espacio público seguro dentro del hábitat residencial, se requiere mirarlo con detenimiento para entender que el hombre actual crea su lugar, lo inventa, lo adscribe a códigos lógicos; así, el mundo se “confirma” según la voluntad humana, no la divina. De esta manera, es pertinente retomar la teoría del espacio defendible del arquitecto y urbanista Oscar Newman, que engloba las ideas acerca de la prevención del delito y la seguridad del vecindario. A través de su estudio, Newman se centró en explicar sus ideas sobre el control social, la prevención del delito y la salud pública en relación con el diseño de la comunidad. La teoría sostiene que un área es más seguro cuando las personas sienten un sentido de propiedad y responsabilidad de esa parte de la comunidad. A saber, los ciudadanos solicitan la construcción de espacios de encuentro donde las actividades públicas sean posibles y que, a la vez, sean edificados sobre su función social y biológica. Esta visión contrasta con su uso en la actualidad, apegado al debate entre lo ideal y lo tecnológico presente en la ciudad contemporánea, donde el área urbana busca afanosamente la conformación de su red de espacios públicos para responder a las necesidades de mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, sin obviar el hecho de que sean soporte de belleza y confort, y al facilitar la posibilidad de dar expresión a la diversidad de la vida urbana en balance con la naturaleza. De igual modo, Borja (1998:22) afirma que “el espacio público supone, pues, dominio público, uso social colectivo y multifuncionalidad. Se caracteriza físicamente por su accesibilidad, lo que le hace un factor de centralidad. La calidad del espacio público se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y calidad de las relaciones sociales que facilita, por su fuerza mixturante de grupos y comportamientos y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración culturales”. De la misma forma, se privilegia el hecho de que la vida de los individuos exige ser llevada en comunidad, de modo que debería ser una vida “entre” los otros al constituirse un espacio compartido, no ocupado y coincidido, sino al tomar en cuenta tanto las dimensiones verticales y horizon-

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tales como las transversales del llamado espacio público. Él permite relaciones entre los hombres que pasan a ser realidades que deben ser analizadas, calculadas, sintetizadas, y será la observación de ese espacio el que explicará su construcción. Las estrategias urbanísticas deben incorporar elementos y signos urbanos que faciliten la comprensión del espacio como dispositivo articulador del hábitat. En este sentido, deben ofrecer fácil orientación, legibilidad e identificación de las áreas que perfilan el hábitat, de tal forma que se sientan incluidos y seguros en el espacio público. Su lectura debe ser clara al incorporar elementos y signos urbanos que posibiliten un entendimiento adecuado del hábitat. Para ellos es imprescindible transformar los espacios anónimos en lugares propios, en lugares con los que el habitante se sienta identificado y preocupado por su mantenimiento y desarrollo. Así se encamina hacia la consolidación de espacios repletos de actividades. Se proyecta un espacio público que siendo seguro es susceptible de ser utilizado de manera ordenada, apto para ser incorporado a la vida ciudadana en su dinámica económica, social, estética, cultural y política como un elemento vivo integrado a las normas que regulan la construcción y la dinámica de la ciudad. Conclusiones-discusión Hasta ahora lo tradicional es oponer espacios y territorios, espacio y lugar, y asumir las nuevas expresiones espaciales como mera continuidad de la urbanización en nuestras ciudades. La nueva realidad nos invita a reflexionar sobre los espacios que se van construyendo para satisfacer las necesidades habitacionales, donde sus moradores lo entienden como el espacio donde el habitante crea su universo familiar y lo transforma, de manera que sea una viva expresión de sus aspiraciones personales, sin profundizar en la segregación residencial como expresión única de apropiación del espacio para habitar. El análisis del espacio residencial como expresión del habitar es un aporte importante dentro de los estudios urbanos, contribuye a deducir que el hábitat residencial no es una categoría abstracta, sino que está vinculado al pensamiento del fondo social que lo constituye, y está marcado por las culturas que lo envuelven. Aplicado al tema del espacio seguro, es necesario considerarlo como un conjunto de planos atravesados por procesos sociales diferenciados. A su vez, hay que interpretarlo como una mezcla de escalas, agentes y procesos que intervienen en su producción y que privilegia las relaciones sociales y los cambios en la mentalidad del habitante urbano. Resaltar el tema de la seguridad en ese aspecto lleva a entender que la apropiación y uso que hagan los habitantes será la mejor manera de defenderlo. En fin, el hábitat se reconoce fundamentalmente como construcción humana permanente, sistema de relaciones donde en una conjunción de tiempo y espacio nos vemos insertos, como individuos y como colectivos. En conclusión, el hábitat como construcción, donde el espacio público seguro es susceptible de ser utilizado de manera ordenada, mirarlo para entender que el hombre lo crea como su lugar, lo inventa y lo adscribe a códigos lógicos. Dicho de otra manera, el espacio público seguro constituye un espacio compartido no solo ocupado o coincidido, sino que a través de un buen diseño urbano la gente debe sentirse cómoda al repeler lo no deseable que sucede en su entorno.

Reflexión de la coeditora Mercedes Castillo: el espacio público seguro en hábitats residenciales es el tema de este artículo. Un espacio público que reclama la apropiación como forma de reducción de una segregación que se construye no sólo con la inequidad en la distribución de los ingresos sino también con el levantamiento de muros para aislar sectores de ciudad que van a resultar cada vez más convertidos en guetos. Imposible no recordar a Segurança, la encantadora crónica de Luis Fernando Veríssimo: “O ponto de venda mais forte do condomínio era a sua segurança. Havia as belas casas, os jardins, os playgrounds, as piscinas, mas havia, acima de tudo, segurança. Toda a área era cercada por um muro alto. Havia um portão principal com muitos guardas que controlavam tudo por um circuito fechado de TV”. Carnevali también nos menciona los componentes de cualquier hábitat residencial y las características de los espacios públicos seguros: “Una densidad apropiada, coexistencia de funciones y actividades diversas a poca distancia de paradas de transporte público, etc., así como un espacio público elemento de socialización e intercambio, que debe ser apropiado para evitar actividades no deseadas”. Quizás lo importante sería garantizar esos espacios residenciales para todo el conjunto de habitantes, y buscar no unificar tanto lo que se debe o no hacer sino las oportunidades y posibilidades para que todos puedan hacer o no hacer, pero en espacios dignificados, sin privilegiar tanto la seguridad, sino buscando reducir la exclusión, la segregación y la pobreza, para que no vayamos a encontrarnos como demasiados intentos de fuga de los resguardados hacia los espacios felices de los excluidos. Referencias bibliográficas Abello, I. (2005). Hacer visible lo visible: lo privado y lo público. 1ª ed. Bogotá: Editorial Uniandes. Arboleda G., E. (2007). Fronteras borrosas en la construcción conceptual y fáctica del habitar. Relaciones Centro y Periferia. Caso Sector San Lorenzo, Medellín. Medellín: Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Borja, J. (1998). Reforma y Democracia. Revista del CLAD. No 12. Extraído el 20 de septiembre de 2009 desde http://www.clad.org.ve ----------- (2000). Ciudad y Ciudadanía. Dos notas. Barcelona: Instituto de Ciencias Políticas y Sociales. CEHAP Centro de Estudios del Hábitat Popular, (1998). Vivienda y hábitat... claves en el tejido de ciudades: diagnóstico, líneas estratégicas y proyectos estratégicos. Medellín: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Arquitectura, CEHAP. Cuervo G., L. y González M, J. (1997). Industria y ciudades en la era de la mundialización. Un enfoque socio espacial. Bogotá: Tercer Mundo S.A. Doberti, R. (2010). Espacialidades. Buenos Aires: Infinito Echeverría, M. (2001). Descentrar la mira: avizorando la ciudad como territorialidad, en libro: Espacio y Territorios: razón, pasión e imaginarios, Ed. Universidad Nacional de Colombia, RET, pp.217-249, Santafé de Bogotá. Presentado en: Seminario Red de Espacio y Territorio RET, Noviembre, 2000, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá. Flores, I.A. (2012). Un recorrido teórico a la territorialidad desde uno de sus ejes: El sentimiento de pertenencia y las identificaciones territoriales. Revista Cuadernos InterCambio sobre Centroamérica y el Caribe, 7, 8. Garretón, M. (2007). Sociedad civil y ciudadanía en la problemática latinoamericana actual. En: Políticas Sociales y de desarrollo y ciudadanía. Reflexiones desde el sur latinoamericano. Buenos Aires: Publicaciones del Ministerio de Desarrollo Social. Secretaria de Políticas Sociales y Desarrollo Humano. Giménez, G. (2004). Culturas e identidades. Revista Mexicana de Sociología, 77-99. González, F. (2001). Lugarización y globalización. Trujillo: UVM. Herrera, D. y Piazzini, C. (2006). (Des) territorialidades y (No) lugares. Proceso de configuración y transformación social del espacio. Medellín: La Carreta Editores. Makowski, S. (2007). Reseña de pensar y habitar la ciudad: afectividad, memoria y significado en el espacio urbano contemporáneo. En Ramírez-Kuri, P. y AguilarDíaz, M.A. (Coords.). Revista Mexicana de Sociología, abril-junio, 381-384.

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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 40-45 / ISSN-e: 2215-9312

Urbis: ¿Es posible regular el espacio público? Is it possible to regulate public space? Mario-Enrique Villalta-Flórez-Estrada (1978, costarricense, Universidad de Costa Rica, Costa Rica) mevillaltaf@unal.edu.co

Resumen Se cuestionan los mecanismos convencionales y actualmente vigentes en el contexto costarricense para la gestión y regulación del espacio público por parte del estado, así como su papel y funcionamiento en el marco de la cotidianidad. Se cuestiona también la relación directa que debería haber entre las políticas públicas respectivas y los mecanismos para su aplicación y regulación al hacer énfasis en si estas reflejan o no el sentir de la ciudadanía. Para esto, se analizan algunos ejemplos relevantes que apoyen la validez de la reflexión planteada. Se resalta la naturaleza dinámica y cambiante del espacio público entendido desde su complejidad como hábitat urbano que integra lo físico con lo social, respecto a la rigidez y visión sesgada y sintomática de ciertas leyes y normativas para atender los problemas que emergen con respecto a este tipo de espacio. Para sugerir, a partir de las mismas y a manera de hipótesis, un nuevo enfoque de la gestión institucional del espacio público, que lejos de pretender controlarlo a través de los mecanismos rígidos convencionales, busque crear las condiciones para que los procesos de auto-regulación se den naturalmente de forma sana, inclusiva y productiva, a fin de contribuir a generar tejido social y lazos entre la ciudadanía, de forma activa y participativa. Palabras clave: derecho a la ciudad, espacio público, políticas públicas, tejido social Recibido: 30-06-2013 → Aceptado: 19-07-2013

Cítese así: Villalta-Flórez-Estrada, M.E. (2013). ¿Es posible regular el espacio público? Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 40-45. Abstract Conventional mechanisms currently in place within Costa Rica´s context are questioned for the management and regulation of public space by the government, as well as their role and function within the framework of daily life. The direct relationship that should exist between the respective policies and mechanisms for its implementation and regulation is also questioned, making emphasis on whether or not they reflect the people feelings. In this regard some relevant examples to support the validity of the reflection posed have been analyzed. The dynamic and changing nature of public space understood from its urban habitat complexity integrating physical and social aspects is highlighted as per the rigidity and biased and symptomatic view of certain laws and regulations in order to address the problems that arise with respect to such space. There from, an hypothetic suggestion would be a new approach to the institutional management of public space, that far from trying to control it through conventional rigid mechanisms, it could seek to create conditions for self-regulation processes to be given naturally in a healthy, inclusive and productive form, helping to create social fabric and ties between citizens, in an active and participatory way. Key words: right to the city, public space, public policies, social fabric

Introducción La pregunta planteada cuestiona los mecanismos convencionales y actualmente vigentes en el contexto costarricense, para la gestión y regulación del espacio público por parte del estado, así como su papel y funcionamiento en el marco de la cotidianidad. Cuestiona también la relación directa que debería haber entre las políticas públicas respectivas, los mecanismos para su aplicación y regulación con los que se pretenden llevar a cabo y las demandas y necesidades prioritarias con respecto a la gestión de este tipo de espacio, haciendo énfasis en si éstas reflejan o no el sentir de la ciudadanía. Estas reflexiones toman como referencia el trabajo práctico realizado por el colectivo Pausa Urbana en San José, Costa Rica, en términos de buscar y analizar formas alternativas de gestión del espacio público y para la construcción de políticas desde la ciudadanía, junto con los estudios y reflexiones abordadas por la Maestría en Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia. Metodológicamente se busca plantear inquietudes que confronten el modelo actual de gestión y regulación del espacio público con el fin de señalar algunos de sus vacíos más relevantes, con reflexiones respecto al funcionamiento y complejidad de los mecanismos de autoregulación informal de este tipo de espacio desde la cotidianidad. Para esto se presentan algunos ejemplos específicos. Entre los resultados y conclusiones más relevantes se señala la falta de relación que existe entre políticas públicas respecto del ideal de espacio público y las normativas y mecanismos de control empleados por el estado para materializar estas políticas. La naturaleza dinámica y cambiante del espacio público entendido desde su complejidad como hábitat urbano que integra lo físico con lo social, respecto a la rigidez y visión sesgada y sintomática de ciertas leyes y normativas para atender los problemas que emergen con respecto a este tipo de espacio. Para sugerir, a partir de las mismas y a manera de hipótesis, un nuevo enfoque de la gestión institucional del espacio público, que lejos de pretender controlarlo a través de los mecanismos rígidos convencionales, busque crear las condiciones para que los procesos de auto-regulación se den naturalmente de forma sana, inclusiva y productiva, contribuyendo a generar tejido social y lazos entre la ciudadanía, de forma activa y participativa. Para esto se empezará por delimitar el concepto de espacio público, se desarrollarán algunos temas relacionados que contribuyan a respaldar las conclusiones a modo de hipótesis a partir de las normativas referidas a cómo se subdivide y administra la ciudad mediante sus límites políticoadministrativos y cómo estos afectan o no la gestión del espacio público. Se analizará brevemente el espacio público desde su complejidad y las emergencias de la vida urbana respecto a este, para confrontarlas con la rigidez y exceso de normatividad del modelo actual de gestión de este tipo de espacio. Luego se hablará sobre el papel que tiene el conflicto respecto al espacio público y su importancia como parte de un proceso natural de auto-definición-regulación desde la cotidianidad. También, so-

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bre el papel de las políticas públicas respecto a la gestión del espacio público y sus mecanismos de aplicación. Y por último, de la auto-regulación de este espacio como alternativa para un nuevo enfoque de gestión estatal. Delimitación del concepto de lo público del espacio Muchas de las definiciones existentes sobre el espacio público hablan del territorio o espacio físico no edificado conformado por, prácticamente, todo lo que no sea propiedad privada, donde se desarrolla la vida en la ciudad y al que todos sus habitantes tienen acceso y derecho. Sin embargo, entendiendo el espacio público en clave de hábitat, no se puede dejar por fuera de su delimitación al conjunto de habitantes, sus relaciones con este espacio y las relaciones entre habitantes para las cuales este espacio sirve como escenario. Jordi Borja señala al respecto: “El espacio público ciudadano no es un espacio residual entre calles y edificios. Tampoco es un espacio vacío considerado público simplemente por razones jurídicas. Ni un espacio “especializado”, al que se ha de ir, como quien va a un museo o a un espectáculo.” (2000). Ya el danés Jan Gehl en 1971, en su libro La humanización del espacio urbano, se había referido a éste como “la vida entre los edificios”. Entonces, se puede decir que el espacio público está conformado tanto por el espacio-físico que lo alberga como por el espacio-social que lo habita y le da sentido, entendiendo estos dos como inseparables, sinérgicos y que coexisten en un mismo espacio-tiempo. De igual forma, se entiende, desde la institucionalidad y las regulaciones urbanas, la relación entre lo público y lo privado como antagónica y cuya separación o diferenciación se puede establecer mediante una línea o límite físico, perfectamente definido entre ambos espacios. Esta delimitación de lo público funciona bastante bien desde la mirada de lo físico, pues es perfectamente cuantificable y medible. En ella se basan la gran mayoría de las normativas y regulaciones urbanas como, por ejemplo, los mapas de uso del suelo, los planes reguladores, los planes de renovación urbana, las leyes que indican a la ciudadanía lo que se puede y lo que no se puede hacer en cada tipo de espacio, etc. Sin embargo, ¿funciona igual de bien para la cotidianidad de la vida urbana? ¿Las relaciones humanas se pueden delimitar por este tipo de límites rígidos? Muchas de las políticas públicas respecto a las normativas y regulaciones sobre el espacio público, por lo menos en cuanto al discurso, van orientadas a garantizar y propiciar la convivencia sana y respetuosa entre la ciudadanía, si se entiende lo público como algo que es de todos y todas, y si se trata de garantizar al colectivo social urbano los mismos derechos y deberes. En este sentido, las políticas públicas respecto al espacio público sí hablan de convivencia y relaciones sociales, por lo tanto de espacio social, y lo que es más, la mayoría de estas se refieren al espacio físico como un potenciador o facilitador para la construcción y buen estado de los tejidos que conforman este espacio social. Por esto, es necesario entender que si bien existen estas líneas divisorias entre el espacio denominado público y el privado, la relación público-privado va mucho más allá de estas líneas, y se podría entender como un campo o ámbito donde ambos espacios se traslapan y cuyos verdaderos límites, entendidos más integralmente desde la convivencia y lo cotidiano, son difusos, relativos y constantemente cambiantes. Tal es el ejemplo de un barrio tradicional típico, donde los antejardines de las casas son de libre acceso para vecinos y vecinas quienes los utilizan para todo tipo de actividades de convivencia, espacialmente los niños pe-

queños. En un barrio donde existe una buena relación entre vecinos y un alto nivel de convivencia es común encontrar las puertas de las casas abiertas, pues la fortaleza de estos lazos dentro del barrio son, a la vez, un indicador y una garantía de seguridad respecto a agentes externos al barrio que puedan causar algún tipo de agresión o cometer algún delito. De igual forma, sucede con ciertos espacios públicos en este tipo de barrios, donde el nivel de apropiación por parte de los vecinos y vecinas es tal que existe un verdadero sentimiento de pertenencia y responsabilidad hacia el espacio como tal; la comunidad del barrio no sólo cuida su estado físico sin depender de actores externos que le den mantenimiento, sino que, además, cuida celosamente de la seguridad en dicho espacio y cualquier agente externo al barrio es objeto de atención y vigilancia. Estos dos ejemplos nos muestran cómo el comportamiento de la gente, lo cotidiano y el sentido de lo propio, no concuerdan con lo que los límites físicos formales y lineales establecen como lo público y lo privado. Límites político administrativos En muchas ciudades de Latinoamérica como San José de Costa Rica, Buenos Aires o Bogotá es evidente que más allá de los límites que dividen un municipio o distrito de otro se puede hablar de una gran mancha urbanizada conformada por varios centros urbanos que al crecer expansivamente se fusionaron unos con otros. Esto representa un verdadero problema administrativo y político, pues trazar límites como líneas rígidas sobre una trama orgánica, diversa, llena de redes que la entrecruzan, y en constante movimiento e intercambio de energía, materia e información resulta contradictorio. Se pueden identificar casos de barrios, calles, parques, espacios públicos y otros componentes de la trama urbana afectados por esta división quedando partidos entre distintas administraciones. Esto, con el agravante de que la vida del ciudadano promedio, hoy en día, no sucede dentro de límites definidos, pues, si bien su vivienda se puede ubicar en determinado barrio o distrito, los lugares de trabajo y estudio, al igual que los equipamientos de servicios sociales y comerciales a los que determinada familia asiste, se pueden encontrar en otros barrios o ciudades; es decir, que nuevamente se encuentra un caso en el que la rigidez y la forma de establecer límites físicos y político-administrativos se encuentra en contradicción con las funciones de la ciudad y las relaciones socio-espaciales de su ciudadanía. Esta situación afecta la gestión institucional del espacio público debido a que no permite su abordaje de forma integral, si se plantea que este es y funciona como un sistema que articula diferentes espacios y componentes, este se ve segregado por el trazo de estos límites y además, por la visión y función particular de acuerdo a la naturaleza de cada institución. Por ejemplo, se han dado casos en que una calle, luego de meses de estar en pésimo estado, es arreglada por la municipalidad, y a la semana siguiente aparecen haciendo arreglos funcionarios del Instituto de Acueductos y Alcantarillados, los cuales dejan la calle llena de huecos otra vez. Hace falta una visión holística e integral que aborde el tema del espacio público como un sistema complejo que conecta diferentes espacios, estructuras y relaciones. Es común ver que lo que plantea o realiza alguna institución, se ve afectada o incompleta por la gestión de otra o su ausencia. Dice J. Borja: “El urbanismo difuso, creador de áreas protegidas y especializadas y áreas excluidas y desconectadas, aparentemente garantiza

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la seguridad de unos frente a la violencia de otros. Pero en realidad este urbanismo es fuente de violencia” (2000). Complejidad y emergencias de la vida urbana respecto al espacio público Otro aspecto de gran importancia para contestar la pregunta que motiva esta reflexión tiene que ver con el alto nivel de complejidad que el espacio público alberga y la intrincada trama de relaciones que comprenden el colectivo social. Porque es el espacio público donde las personas se relacionan más allá de sus núcleos familiares y espacios íntimos. Y estas relaciones no son ajenas al espacio físico, pues éste no sólo es el escenario de interacción en el cual se tejen como se suele creer, sino que es parte importante de estas relaciones y participa activamente de ellas, ya que no se puede separar de lo social. Muchas no tendrían sentido si no se dieran en determinado espacio, porque esta trama no sólo se compone de relaciones sino también de todas las actividades que se generan y desarrollan en el espacio público. Estas actividades no son ni pueden ser del todo predecibles, ni en cuanto al tipo de actividad que se realiza o “uso” que se le da al espacio público, ni en cuanto a quiénes las realizan, ni con qué frecuencia o regularidad, mucho menos el resultado o los efectos que de estas se puedan generar, por la multiplicidad de situaciones emergentes que pueden surgir, como las ventas ambulantes y las dinámicas que se generan alrededor de estas, o los medios alternativos de transporte como las bicicletas, o los imaginarios construidos alrededor de la percepción de inseguridad de determinados espacios con todas sus implicaciones, tanto respecto al uso del espacio como las medidas de “protección”, muchas veces desproporcionadas y contraproducentes, entre otras miles posibles situaciones. Este alto grado de complejidad y de situaciones impredecibles, contrasta drásticamente con la rigidez y estandarización de la normativa vigente: “La historia de la ciudad es la de su espacio público. Las relaciones entre los habitantes y entre el poder y la ciudadanía se materializan se expresan en la conformación de las calles, las plazas, los parques, los lugares de encuentro ciudadano, en los monumentos. Es un espacio físico, simbólico y político” (Borja, 2000). La reglamentación rígida y excesiva En el contexto costarricense se puede encontrar una gran cantidad de leyes y normativas respecto al espacio público, que tratan temas tan diversos que van desde los parámetros para su diseño físico-espacial, hasta las formas de comportarse allí, pero tienen el inconveniente de que, en su mayoría, intentan dar respuestas a situaciones específicas, pues han sido creadas por diferentes tipos de instituciones. Esto representa un problema porque muchas veces no persiguen el cumplimiento de una política pública respecto a los objetivos planteados para el espacio público y basadas en el derecho a la ciudad, sino que simplemente buscan resolver una situación o problemática específica; es decir, son medidas sintomáticas y cortoplacistas: se concentran en mitigar los efectos y no en entender y atender las causas. Por citar un ejemplo, el año pasado se aprobó una nueva ley de tránsito en Costa Rica, en la cual se incluyó un artículo que prohíbe el uso de patinetas en el espacio público, penalizadas con multas relativamente altas, desde el punto de vista de un joven promedio que practique este deporte. ¿Qué puede ser más contradictorio que una serie de políticas públicas que incitan a los jóvenes a hacer deporte y a usar los espacios públicos

que les brinda la ciudad, mientras que otra ley, únicamente pensada en la seguridad vial desde un enfoque de favorecimiento a los usuarios motorizados, prohíbe este tipo de prácticas urbanas? Además, estas leyes que cada vez aumentan en número, están en su mayoría dirigidas a prohibir y condicionar el uso de los espacios. Pocas se preocupan por propiciar su uso de forma activa e inclusiva, y son extremadamente rígidas en sus planteamientos y mecanismos para gestionarlas, revisarlas, replantearlas y asumirlas. No obstante, ¿acaso se le pueden poner leyes al mar para controlar su comportamiento? Si se piensa en el ejemplo de un barco en altamar, que por más que tenga una ruta trazada y por más tecnología que posea, necesita de alguien que lo maneje para que corrija su ruta constantemente frente a las condiciones impredecibles del clima y las corrientes del océano, se podría plantear el puerto al que se quiere llegar y constantemente revisar y corregir el o los caminos para llegar a él, pero no bastará con ese trazo estático para que el barco llegue a buen puerto; siempre se necesitará de alguien que lleve el timón todo el tiempo debido a que no se pueden predecir los factores variables y las emergencias del trayecto. De igual manera, se puede entender el espacio público en el sentido de que no sólo las relaciones e interacciones que se dan en este son variables e impredecibles, sino también las condiciones contextuales y respecto a los grupos sociales que lo habitan. Por lo tanto, la rigidez de normas regulatorias carece de sentido a largo plazo, pues al cambiar las condiciones, las políticas públicas o las necesidades específicas del contexto y de sus habitantes, se volverán obsoletas y, en muchos casos, hasta contraproducentes. La importancia del conflicto en el espacio público Al abordar la solución de un problema de forma lineal, lo que se acostumbra hacer es enfocarse en este y, de ahí, tratar de buscar una solución específica que mitigue sus efectos. Por ejemplo, si se reúnen personas en determinado punto a consumir drogas, la solución es echar a las personas o hasta arrestarlas; si se considera un espacio de juego para niños inseguro o posible objeto de vandalismo, la solución es ponerle rejas y candado; si los vecinos sienten miedo e inseguridad respecto a su espacio público inmediato, la solución es levantar un muro que los aísle de dicho espacio; si llega un grupo de jóvenes a practicar deportes urbanos a un determinado parque y su presencia causa malestar entre los vecinos por cualquier motivo o por simple percepción individual, la solución es prohibir la práctica de esos deportes en ese espacio. Con estas prácticas de gestión y regulación del espacio público lo único que se consigue es inhibir su uso y la convivencia que de este se genera es claramente más fácil eliminar y reprimir las emergencias que buscar una solución integral desde la negociación y la exclusividad. Al abordar determinada situación emergente desde su complejidad, se entiende que el problema es consecuencia de ciertas condiciones pero, a la vez, es condición natural del sistema-espacio-público para garantizar su funcionamiento, su evolución y su adaptación. El problema puede ser tan necesario como el sistema mismo, ya que genera un estado de cambio, una necesidad de solución. Por esto no se debe ver un problema como un fin en sí mismo, aisladamente. Si se piensa en el ideal buscado, planteado en principio por las políticas públicas y se trata de entender determinada situación de manera en que tanto el problema como su posible solución están relacionados con este ideal y no se pueden separar, se tenderá a plantear la situación más integralmente al descubrir nuevas posibilidades de solución, en donde, por ejemplo, el grupo de jóvenes vistos inicial-

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mente como problemáticos puede significar una condición de seguridad para el espacio público en cuestión; es decir, para poder mantener estable un “estado ideal” se necesita un proceso constante de problemas y soluciones, de marea y giros de timón, de evaluación y retroalimentación. Ninguna solución será permanente, pues ni el mismo ideal puede ser estático, ya que las condiciones y necesidades del contexto siempre cambian. Tratar únicamente de resolver el problema aisladamente generará una solución sesgada y parcial, temporal y de carácter sintomático, lejos de ser definitiva. En ese sentido, vivir bajo el modelo de ciudad compacta confronta peligrosamente espacios vitales, y esto implica necesariamente el conflicto, donde un espacio vital entra en juego y competencia con otros. Sin embargo, esto es necesario y también positivo pues “del conflicto surge la competencia pero también la cooperación” (Yori, 2008). El papel de las políticas públicas Carlos Salazar define las políticas públicas como “las sucesivas respuestas del estado frente a situaciones socialmente problemáticas” (1994); Dye (2008), como “todo lo que los gobiernos deciden hacer o no hacer”; Kraft y Furlong plantean que una política pública es un curso de acción o de inacción gubernamental, en respuesta a problemas públicos que “reflejan no sólo los valores más importantes de una sociedad, sino que también el conflicto entre valores. Las políticas dejan de manifiesto a cuál de los muchos diferentes valores, se le asigna la más alta prioridad en una determinada decisión” (2006). Coinciden en definir las políticas públicas como el accionar del estado a través de programas, leyes, toma de decisiones, omisiones, etc., que supuestamente deberían estar en función de atender las demandas y necesidades de la ciudadanía hacia el estado. También son un reflejo de los valores e intereses de una sociedad y deben ser siempre abordadas de forma interdisciplinaria, pues son transversales a los quehaceres específicos de todas las instituciones que conforman el estado. Un aspecto muy importante es que estas deben reflejar el sentir y el pensar del colectivo social como tal; esto implica que deben ser siempre flexibles, en constante revisión y actualización a través de procesos de participación y negociación. Siempre existirán diferencias entre los intereses particulares de los grupos que conforman el colectivo social, por lo que depende de estos procesos constantes, el que las políticas públicas logren reflejar este sentido desde la colectividad y, a la vez, esta se sienta representada por el quehacer de lo público. El problema surge cuando estos procesos de participación y negociación no se dan de manera constante y fluida, pues la ciudadanía pierde el acceso directo a la gestión y aplicación de las políticas públicas y con esto, su capacidad de control y opinión ante el quehacer del estado. Como resultado de este desligamiento entre políticas públicas que reflejen el sentir ciudadano y atiendan las necesidades prioritarias de la sociedad, muchas de las acciones, leyes y programas estatales pierden su relación y eficiencia respecto a los objetivos para los que fueron creados; pues a veces se le da prioridad a lo inmediato y las soluciones propuestas para atender estas situaciones emergentes, contradicen las anquilosadas y estáticas políticas públicas que no logran plasmarse más allá del papel en el que fueron redactadas. Autorregulación del espacio público Haciendo una síntesis de lo expuesto se podría decir que el espacio público no se puede regular de forma impositiva y rígida porque es un organismo-social-vivo, en el sentido de que su comportamiento siempre será impredecible producto de la compleja red de relaciones e interacciones

que en este se tejen y gestan cada día. Además, es fundamental entender que para que las políticas públicas, junto con todas las acciones, mecanismos y normativas que se desprenden de estas, mantengan una relación directa y sean coherentes con el sentir y las necesidades reales más importantes de la sociedad, estas políticas se deben construir diariamente de forma participativa y a través de procesos constantes de negociación y retroalimentación; es decir, se deben construir desde lo público. Este es el papel activo que juega el espacio público en el ejercicio de la ciudadanía, y sirven como un eje transversal que conecta no sólo varias políticas, sino también el quehacer de diferentes instituciones estatales. De acuerdo con esto, podría decirse que el espacio público solo puede “autorregularse”, de manera que pueda alcanzar o conservar un estado de coherencia y representación del sentir ciudadano de forma estable, como todo organismo vivo. Esta autorregulación se da mediante un proceso constante de interacciones entre actores, como, por ejemplo, la negociación, el conflicto, la insurgencia, la desobediencia civil, la apropiación, la segregación, el “mejoramiento”, la participación, etc. En esos procesos subyace un enfrentamiento, una confrontación que genera una causalidad circular, no lineal, entre políticas (metas), mecanismosregulaciones-condiciones y lo cotidiano, si se entiende esto último como el acontecer de la vida diaria en la ciudad. Donde las políticas se plantean como finalidad, como ese ideal que se quiere alcanzar, estas sirven de base conceptual para la regulación, las acciones y procedimientos, como los mecanismos de control del sistema para orientar y regular lo cotidiano, que a su vez confronta día a día dichas políticas y normativas. Sin embargo, en la práctica pareciera que en varias ocasiones no se logra esta retroalimentación circular en el proceso de gestión y, en especial, respecto al espacio público. Además de las causas ya mencionadas por las que esto sucede, como la rigidez de las normativas, su visión cortoplacista y sintomática, junto con lo complicado y tedioso de los mecanismos de gestión y construcción de políticas públicas a los que puede acceder la ciudadanía, lo anterior también se debe a que se construye espacio físico basado en todas las regulaciones existentes, pero estas no necesariamente aseguran la construcción de espacio social, porque este tipo de espacio se escapa en parte a los mecanismos de control, y aunque indirectamente estos mecanismos influyen fuertemente en su construcción, no se contempla la construcción de espacio social como una prioridad o como una meta fundamental de la construcción de espacio físico o, en todo caso, no se tiene claro cómo lograrlo. Sin embargo, este sí se puede construir, tejer. No como un objeto físico, claro está, pero sí a través de procesos que generen lazos sociales, relaciones entre habitantes, entre éstos y su espacio, que generen apropiación, entendida como la define Michel De Ceteau, hacer que determinado espacio sea visible y reconocido, pero que a la vez el que se apropia, se sienta visible y reconocido por los demás en relación a ese espacio del cual se apropió: “El espacio público tiende fundamentalmente a la mezcla social, hace de su uso un derecho ciudadano de primer orden, así el espacio público debe garantizar en términos de igualdad la apropiación por parte de diferentes colectivos sociales y culturales, de género y de edad” (Borja, 2000). Es precisamente este tipo de espacio, social (que también produce o contribuye a generar espacio físico) el que, al escaparse del control impuesto y generar conflicto, activa procesos de negociación y autodeterminación

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que terminan reorientando o influyendo en la finalidad, en ese ideal buscado por las políticas públicas, ahora modificado, y así continuamente. Por esto, un espacio público sano acepta el conflicto, pues lo necesita para mantener estable su constante búsqueda de coherencia entre políticas públicas, normativas y las necesidades de la ciudadanía, mientras que un espacio donde el exceso de control o de descontrol, no permite la autopoiesis que genera lo cotidiano, será un espacio público en equilibrio, estancado; es decir, muerto, y sus problemáticas serán mucho más graves y difíciles de resolver. Conclusiones-discusión Existe, en algunos casos, un desfase, falta de relación y desvinculamiento general entre las políticas públicas y la continua elaboración y aprobación de leyes, normativas y reglamentos respecto a la gestión y uso del espacio público. Estas incongruencias se hacen más evidentes cuando se hace efectiva la aplicación de estas leyes a través de los mecanismos de control del estado sobre el espacio público y, como consecuencia de estas, se reprime el uso de estos espacios, se dificulta la apropiación sana y el sentido de pertenencia, lo cual, a su vez, repercute en el aumento de otras problemáticas como la inseguridad, el abandono y falta de sentido de responsabilidad de la ciudadanía hacia sus espacios públicos. Esto demuestra una debilidad y un mal funcionamiento del modelo de gestión actual con el que se gobierna y administra la ciudad, en detrimento de la calidad, el derecho y acceso de los y las habitantes a los diferentes espacios públicos que la ciudad debería ofrecerle, y lo que es peor, de la construcción del tejido social que genera la convivencia inclusiva y participativa en dichos espacios. Carece de sentido y es poco consecuente establecer leyes y mecanismos de regulación del espacio público por parte del estado que sean rígidos, inflexibles y cuyos procesos de gestión, evaluación, aplicación y retroalimentación no sean de fácil acceso para la ciudadanía ni propicien la participación activa de esta. Así como el colectivo social se encuentra sujeto a procesos constantes de cambio, interacciones múltiples, conflictos de intereses, autodefinición y negociación; la construcción, gestión y aprobación de estas leyes y sus respectivas políticas públicas deberán estar sujetas a procesos similares y paralelos, que integren a la ciudadanía para que se mantenga la coherencia entre el sentir ciudadano, sus necesidades y el contenido de estas políticas. Si el espacio público como tal, entendido desde su complejidad e integralidad, se encuentra constantemente sometido a procesos de autoregulación interna, indiferentemente de los mecanismos de control y regulación establecidos por el estado, en lugar de querer imponer regulaciones parcializadas y represivas, el estado debería crear las condiciones para que estos procesos, muchas veces de carácter informal, se den naturalmente de forma sana, inclusiva y productiva, a fin de velar para que estos procesos que además de regular el comportamiento social en el espacio público, contribuyen a generar lazos entre la ciudadanía y tejido social, se fortalezcan y se mantengan de forma activa y participativa: “Creemos que hace falta analizar las nuevas dinámicas urbanas y elaborar respuestas a los desafíos que nos planteamos desde la perspectiva del espacio público y de la relación entre su configuración y el ejercicio de la ciudadanía, entendida como el estatuto igualitario que permita ejercer un conjunto de derechos y deberes cívicos, políticos y sociales” (Borja, 2000). Reflexión de la coeditora Mercedes Castillo: Mario Villalta nos lleva de nuevo a una discusión antigua, pero nunca acabada, la de la definición

de espacio público al resaltar que esa definición se hace con la práctica, no sobre el papel donde se redacta la norma. Lo que nos obliga a volver a la cuestión sobre la normalización creciente del espacio urbano y su jalonamiento por los dispositivos de vigilancia versus su apropiación por parte de los ciudadanos, de los residentes, de los habitantes. Aquí es obligada la referencia a Henri Lefebvre y las ideas que nos expusiera hace cerca de cuarenta y cinco años y que, a pesar del tiempo transcurrido, siguen teniendo vigencia total: el derecho a la ciudad. Lefebvre hablaba de un urbanismo al servicio del capital (y su orden despótico y arrogante) y del carácter alienante de la pretensión de volver los problemas urbanos una simple cuestión administrativa, técnica y científica, donde los ciudadanos son más objetos que sujetos del espacio social, fruto de relaciones económicas de dominación y de políticas urbanísticas que le permiten al estado ordenar y controlar a la población. Privados de su condición de sujetos, las personas no son las constructoras de su propio espacio y sus formas de habitarlo, y la ciudad tampoco es un ser/siendo socialmente producido. Deja de ser una obra humana colectiva, en donde cada individuo y comunidad a la par de satisfacer y expandir sus necesidades, puede manifestar su diferencia y disfruta ese proceso de hacer, lo reconoce suyo, lo apropia. Apropiemos los espacios (los espacios públicos), vivámoslos, habitémoslos, llenémoslos de nosotros, inundémoslos de nuestras propias iniciativas y experiencias, rompamos los esquemas de los espacios uniformes, asépticos despersonalizados. Referencias bibliográficas Bollnow, O.F. (1969). Hombre y espacio. Barcelona: Editorial Labor S.A. Borja, J.; Muxi, Z. (2000). El espacio público, ciudad y ciudadanía. Barcelona: extraído desde: http://pensarcontemporaneo.files.wordpress.com/2009/06/el-espacio-publicociudad-y-ciudadania-jordi-borja.pdf Captra, F. (2003). Las conexiones ocultas. Barcelona: Editorial Anagrama S.A. CENAC, UN-Hábitat y PNUD (S.F). Hábitat y desarrollo humano. Colombia: Cuadernos PNUD-UN Hábitat. Collados, A.; Rodrigo, J.; y Romero, Y. (2010). Transductores: pedagogías colectivas y políticas espaciales. Granada: Centro José Guerrero. De Certeau, M. (1999). La Invención de lo cotidiano. México D.F.: Universidad Iberoamericana. Echeverría, M.C. (2011). ¿Qué es Hábitat? Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Hurtado, J. (2007). Introducción a la investigación Holística. Venezuela: Quirón ediciones. Garciandía, J.A. (2005). “Pensar sistémico” una introducción. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Gehl, J. (2004). La humanización del espacio urbano. Barcelona: Reverté. Kitao, Y. (2010). “Diseño Urbano Colectivo” La formación d la ciudad como proceso de colaboración. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Japan Foundation. Leff, E. (1997). Hábitat / Habitar. México, D.F.: Siglo XXI Editores S.A. Leonard, A. (2008). La Historia de las cosas. México D.F.: Fondo de cultura económica. Marchioni, M. (2004). “Planificación social y organización de la comunidad” Alternativas avanzadas a la crisis. Madrid: Editorial Popular S.A. Nicolescu, B. (1996). La Transdisciplinariedad. París: Ediciones Du Rocher. ONU-Hábitat (2004-2012). Carta mundial por el derecho a la ciudad, ONU-Hábitat. Extraído desde: http://www.lapetus.uchile.cl/lapetus/archivos/1239291239Carta_mundial_derech o_ciudad.pdf Puig, T. (2009). Marca Ciudad. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica S.A. Sánchez, J. (2008). Hábitat no es una cosa. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Sen, A. (2008). “Pensamiento social estratégico” Una nueva mirada a los desafíos sociales de América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI.

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Serres, M. (1991). El paso del Noroeste. Madrid: Editorial Debate. Van-Lidth, M. y Shute, O. (2011). “GAM-ismo”. San José, Costa Rica: FLACSO.

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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 46-51 / ISSN-e: 2215-9312

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2012-2

Clasificación de universidades colombianas según indicadores de investigación Por Sapiens Research Group

Resumen Objetivos: (1) publicar la sexta versión (o reporte) de las mejores universidades colombianas según indicadores de investigación; (2) analizar la dinámica del índice u-sapiens (Ius); (3) mostrar los resultados de las correlaciones de los puntajes de la clasificación con otras variables derivadas de las instituciones de educación superior (IES); (4) responder a la pregunta: “¿Qué hacen las mejores universidades para ocupar las primeras posiciones?; y (5) dar a conocer la nueva presentación web del Ranking U-Sapiens a través de redes sociales y de las universidades clasificadas. Alcance en tiempo, actores y variables: se analizaron todas las IES con revistas indexadas (Publindex), con maestrías y doctorados activos (que pueden ser ofertados y recibir estudiantes, según el Ministerio de Educación Nacional), y con grupos de investigación categorizados (Colciencias). La metodología aplicada es la misma que se usó desde el primer reporte (2010-1). Los resultados-conclusiones más importantes son: (1) entraron 3 IES y solo una salió; (2) las correlaciones más altas se presentan con aspectos financieros de las IES. Se puede concluir que esta clasificación muestra, sin lugar a dudas, que es la que mejor refleja el aspecto investigativo de las IES colombianas y que les sirve para que la continúen teniendo en cuenta para elaborar e implementar sus planes de desarrollo y para establecer sus metas investigativas. Palabras clave: grupos de investigación, instituciones de educación superior, maestrías y doctorados, Ranking U-Sapiens, revistas de investigación Cítese así: Sapiens Research Group (2013). Ranking U-Sapiens 2012-1. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 46-51.

Metodología 1

Se analizaron y tuvieron en cuenta las revistas indexadas en Publindex (RevI ) clasificadas como C, B, A2 y A1 (de menor a mayor). También los 2 programas de posgrado (PosG ): maestrías (M) y doctorados (D) activos, aprobados, que pueden ser ofertados y recibir estudiantes según el MEN. Y los 3 grupos de investigación (GruP ) de esas IES categorizados como D, C, B, A y A1 (de menor a mayor). El total de grupos de investigación por categoría para cada IES se obtuvo desde el punto de vista relativo (no absoluto), puesto que un grupo de investigación puede ser avalado por más de una IES (si 4 un grupo está avalado, por ejemplo, por tres IES, a cada una le correspondería una tercera parte del valor de ese grupo) . Los pasos a seguir fueron los siguientes: (1) a cada una de estas subdivisiones de los indicadores se les asignó un peso proporcional entre 0 y 1, según importancia y equitatividad, para ser multiplicado por el número total aplicado a cada subdivisión; (2) se sumaron los resultados de la operación anterior por cada una de las subdivisiones de cada indicador; (3) a estos nuevos resultados se les dio un peso α, β, γ (que corresponde, de manera inversamente proporcional, a la participación de la sumatoria total de cada uno de los indicadores sobre el resultado total de sumar las sumatorias de los tres indicadores); y (4) finalmente, se sumaron los resultados de cada indicador, a fin de que arrojara un puntaje para cada IES. RevI PosG GruP C B A2 A1 M D D C B A A1 C * 0,25 B * 0,5 A2 * 0,75 A1 * 1 M * 0,4 D*1 D * 0,2 C * 0,4 B * 0,6 A * 0,8 A1 * 1 (C*0,25 + B*0,5 + A2*0,75 + A1*1) (M*0,4 + D*1) (D*0,2 + C*0,4 + B*0,6 + A*0,8 + A1*1) (C*0,25 + B*0,5 + A2*0,75 + A1*1) * 0,α (M*0,4 + D*1) * 0,β (D*0,2 + C*0,4 + B*0,6 + A*0,8 + A1*1) * 0,γ [((C*0,25 + B*0,5 + A2*0,75 + A1*1) * 0,α) + ((M*0,4 + D*1) * 0,β) + ((D*0,2 + C*0,4 + B*0,6 + A*0,8 + A1*1) * 0,γ)] (C*0,25 + B*0,5 + A2*0,75 + A1*1) = r (M*0,4 + D*1) = p (D*0,2 + C*0,4 + B*0,6 + A*0,8 + A1*1) = g r₁ + ... + rn = r´ p₁ + ... + pn = p´ g₁ + ... + gn = g´ r´ + p´ + g´ = T = 100 ((r´ * 100) / T)) + ((p´ * 100) / T)) + ((g´ * 100) / T)) = 100 R + P + G = 100 α = 100 - R β = 100 - P γ = 100 - G

1

Variable RevI: número de revistas indexadas en Publindex. Relación con investigación: se publican artículos derivados-relacionados con investigaciones nacionales e internacionales. 2 Variable PosG: número de maestrías-doctorados aprobados, que pueden ser ofertados y recibir estudiantes. Relación con investigación: formación de investigadores y científicos 3 Variable GruP: número relativo de grupos de investigación categorizados por Colciencias. Relación con investigación: se formulan y desarrollan proyectos y actividades de investigación científico-tecnológicas 4 Además, no se tuvieron en cuenta aquellas IES que aparecen «respaldando» un grupo sin avalarlo.

http://www.sapiensresearch.org/ http://issuu.com/sapiens-research http://www.facebook.com/pages/Boletin-Cientifico-Sapiens-Research/181844285178334 46/51


Sapiens Research Sapiens Research Group

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 46-51 / ISSN-e: 2215-9312

Ranking U-Sapiens

2012-2

Clasificación de universidades colombianas según indicadores de investigación i Por Sapiens Research Group

RevI

PosG

GruP

Q

Ius

1

UO

Universidad Nacional de Colombia

Bogotá

1101

127,770

21,2

49,2

57,4

Q1

0,405

2

UO

Universidad de Antioquia

Antioquia

1201

79,632

14,4

33,7

31,5

Q1

0,266

3

UP

Universidad de los Andes

Bogotá

1813

53,536

6,2

23,0

24,4

Q1

0,379

4

UO

Universidad del Valle

Valle del Cauca

1203

51,788

6,2

19,0

26,6

Q1-2

0,203

5

UP

Pontificia Universidad Javeriana

Bogotá

1701

49,600

13,4

15,3

20,9

Q2

0,194

6

UO

Universidad Nacional de Colombia

Antioquia

1102

39,811

3,2

19,9

16,8

Q2

0,359

7

UP

Fundación Universidad del Norte

Atlántico

1713

32,563

7,3

16,0

9,3

Q2

0,445

8

UO

Universidad Industrial de Santander

Santander

1204

30,112

5,5

11,7

12,9

Q2

0,131

2012-2

T

Instituciones de Educación Superior

Departamento

MEN

Puntaje

9

UO

Universidad de Caldas

Caldas

1112

24,243

5,9

10,3

8,0

Q2

0,183

10

UO

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

Boyacá

1106

23,125

3,4

10,1

9,6

Q2

0,136

11

UP

Universidad Pontificia Bolivariana

Antioquia

1710

23,056

3,0

10,1

9,9

Q2-3

0,145

12

UO

Universidad Tecnológica de Pereira

Risaralda

1111

22,738

0,7

10,6

11,5

Q3

0,130

13

UO

Universidad de Cartagena

Bolívar

1205

20,633

0,5

9,0

11,2

Q3

0,111

14

UP

Universidad EAFIT

Antioquia

1712

19,268

2,3

10,0

7,0

Q3

0,158

15

UO

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Bogotá

1301

19,263

3,2

4,3

11,8

Q3

0,059

16

UP

Universidad Externado de Colombia

Bogotá

1706

19,170

3,0

8,3

7,9

Q3

0,161

17

UO

Universidad del Cauca

Cauca

1110

17,705

0,7

8,1

8,9

Q3

0,158

18

UP

Universidad Santo Tomás

Bogotá

1704

17,059

2,3

7,0

7,8

Q3

0,146

19

UP

Universidad del Rosario

Bogotá

1714

16,793

3,6

6,9

6,3

Q3

0,131

20

UP

Universidad de Medellín

Antioquia

1812

16,156

2,7

10,4

3,0

Q3

0,124

21

UP

Universidad de la Salle

Bogotá

1803

14,641

3,0

4,9

6,8

Q3

0,089

22

UP

Universidad de la Sabana

Cundinamarca

1711

13,974

3,4

4,4

6,1

Q3

0,127

23

UO

Universidad del Atlántico

Atlántico

1202

13,933

0,9

5,4

7,6

Q3

0,077

24

UO

Universidad Pedagógica Nacional

Bogotá

1105

12,280

3,2

3,9

5,2

Q3

0,116

25

UO

Universidad del Magdalena

Magdalena

1213

12,127

0,7

5,9

5,6

Q3

0,070

26

UP

Universidad CES

Antioquia

2708

11,087

2,1

5,0

4,0

Q3

0,276

27

UO

Universidad Militar Nueva Granada

Bogotá

1117

10,410

4,1

2,3

4,0

Q3

0,069

28

UO

Universidad de Córdoba

Córdoba

1113

9,809

1,1

4,9

3,8

Q3-4

0,082

29

UO

Universidad del Tolima

Tolima

1207

9,700

0,7

5,4

3,6

Q4

0,026

30

UP

Universidad Simón Bolívar

Atlántico

2805

9,528

0,7

3,7

5,1

Q4

0,075

31

UP

Universidad Libre

Valle del Cauca

1807

9,350

1,1

2,6

5,6

Q4

0,153

32

UP

Universidad de Manizales

Caldas

1722

9,146

2,1

4,1

2,9

Q4

0,190

33

UP

Universidad el Bosque

Bogotá

1729

8,853

1,4

3,0

4,5

Q4

0,097

34

UO

Universidad de Pamplona

Norte de Santander

1212

8,587

0,9

3,7

4,0

Q4

0,032

35

UO

Universidad del Quindío

Quindío

1208

8,530

0,5

3,1

4,9

Q4

0,053

36

UO

Universidad de Nariño

Nariño

1206

7,952

1,1

2,1

4,7

Q4

0,090

37

UO

Universidad Nacional de Colombia

Valle del Cauca

1104

7,813

0,7

2,6

4,6

Q4

0,274

38

UP

Universidad Autónoma de Bucaramanga

Santander

1823

7,417

0,9

3,1

3,4

Q4

0,079

39

UP

Universidad Libre

Bogotá

1806

7,329

1,1

2,7

3,5

Q4

0,055

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 47/51


Sapiens Research Sapiens Research Group

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 46-51 / ISSN-e: 2215-9312

2012-2

T

Instituciones de Educación Superior

Departamento

MEN

Puntaje

RevI

PosG

GruP

Q

Ius

40

UO

Universidad Surcolombiana

Huila

1114

7,280

0,7

1,1

5,5

Q4

0,074

41

UP

Pontificia Universidad Javeriana

Valle del Cauca

1702

7,211

1,1

2,0

4,1

Q4

0,098

42

UP

Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano

Bogotá

1707

6,454

0,2

2,7

3,5

Q4

0,056

43

UP

Universidad Sergio Arboleda

Bogotá

1728

6,267

0,9

2,1

3,2

Q4

0,103

44

UP

Universidad ICESI

Valle del Cauca

1828

6,168

1,4

2,9

1,9

Q4

0,100

45

UP

Universidad Autónoma de Occidente

Valle del Cauca

1830

6,092

0,5

2,0

3,6

Q4

0,070

46

UP

Universidad EAN

Bogotá

2812

5,685

0,5

3,3

1,9

Q4

0,089

47

UP

Universidad Tecnológica de Bolívar

Bolívar

1832

5,575

0,2

2,9

2,5

Q4

0,123

48

UP

Universidad Autónoma de Manizales

Caldas

1825

5,352

0,2

3,1

2,0

Q4

0,143

49

UP

Universidad Antonio Nariño

Bogotá

1826

5,266

0,5

1,0

3,8

Q4

0,037

50

UP

Universidad Católica de Colombia

Bogotá

1719

5,138

1,4

0,9

2,9

Q4

0,044

51

UP

Fundación Universidad Central

Bogotá

1709

5,113

0,7

1,1

3,3

Q4

0,048

52

UO

Universidad de Sucre

Sucre

1217

4,997

0,2

3,1

1,6

Q4

0,108

53

UP

Universidad de San Buenaventura

Bogotá

1718

4,987

1,4

1,7

1,9

Q4

0,115

54

UO

Universidad de los Llanos

Meta

1119

4,843

0,9

1,4

2,5

Q4

0,082

55

UP

Universidad de Santander

Santander

2832

4,718

0,2

2,3

2,2

Q4

0,018

56

UP

Universidad de San Buenaventura

Valle del Cauca

1716

4,642

0,2

3,1

1,3

Q4

0,073

57

UP

Universidad Autónoma del Caribe

Atlántico

1804

4,471

1,1

1,7

1,6

Q4

0,043

58

UP

Universidad de San Buenaventura

Antioquia

1717

4,276

0,9

1,6

1,8

Q4

0,078

59

UO

Universidad de la Amazonía

Caquetá

1115

4,214

0,5

1,1

2,6

Q4

0,056

60

UP

Universidad Manuela Beltrán

Bogotá

1735

4,028

0,5

0,3

3,3

Q4

0,063

61

UP

Universidad Cooperativa de Colombia

Bogotá

1818

4,018

0,7

1,1

2,2

Q4

0,013

62

UP

Universidad Santo Tomás

Santander

1705

3,964

1,8

0,6

1,6

Q4

0,055

63

UO

Universidad Tecnológica del Chocó

Chocó

1118

3,563

0,2

0,6

2,8

Q4

0,033

64

UP

Universidad La Gran Colombia

Bogotá

1801

3,339

0,2

0,6

2,5

Q4

0,031

65

UP

Universidad Libre

Atlántico

1808

3,288

0,2

0,6

2,5

Q4

0,072

66

UP

Universidad Católica de Pereira

Risaralda

2711

3,213

0,9

0,9

1,4

Q4

0,137

67

UO

Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Bogotá

2102

3,196

0,7

0,3

2,2

Q4

0,006

68

IUO

Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid

Antioquia

2209

3,172

0,7

0,3

2,2

Q4

0,068

69

IUO

Instituto Tecnológico Metropolitano

Antioquia

3302

2,899

0,7

0,6

1,6

Q4

0,012

70

UP

Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales

Bogotá

1835

2,861

0,7

0,6

1,6

Q4

0,060

71

UO

Universidad Francisco de Paula Santander

Norte de Santander

1209

2,729

0,2

0,9

1,6

Q4

0,013

72

IUP

Escuela de Ingeniería de Antioquia

Antioquia

2813

2,682

1,1

0,6

1,0

Q4

0,111

73

IUP

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Bogotá

2712

2,615

1,6

0,6

0,4

Q4

0,094

74

UP

Universidad Autónoma de Colombia

Bogotá

1725

2,592

0,2

0,6

1,8

Q4

0,034

75

UP

Universidad Santo Tomás

Boyacá

1732

2,550

0,7

0,9

1,0

Q4

0,105

76

UP

Universidad Pontificia Bolivariana

Santander

1723

2,368

0,2

0,6

1,6

Q4

0,036

77

UP

Universidad Piloto de Colombia

Bogotá

1815

2,165

0,2

0,6

1,4

Q4

0,030

78

IUO

Dirección Nacional de Escuelas

Bogotá

2106

2,060

0,5

0,9

0,7

Q4

0,019

79

IUP

Politécnico Grancolombiano

Bogotá

2725

1,965

0,7

0,6

0,7

Q4

0,013

80

IUP

Fundación Universitaria Luis Amigo

Antioquia

2719

1,821

0,2

0,3

1,3

Q4

0,017

81

UP

Universidad Católica de Manizales

Caldas

1827

1,608

0,2

0,9

0,5

Q4

0,051

82

IUO

Escuela Superior de Administración Publica

Bogotá

2104

1,489

0,5

0,3

0,7

Q4

0,014

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 48/51


Sapiens Research Sapiens Research Group

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 46-51 / ISSN-e: 2215-9312

2012-2 83

T IUP

Instituciones de Educación Superior Fundación Universitaria Católica del Norte

Departamento Antioquia

MEN 2732

Puntaje 1,003

RevI

PosG

GruP

Q

Ius

0,5

0,3

0,3

Q4

0,036

α=0,912 β=0,715 γ=0,373 Q=Cuartiles UP= Universidad privada UP= Universidad pública IUP= Instituciones universitarias privadas IUO= Instituciones universitarias oficiales Ius= Índice U-Sapiens Sube

Baja

Igual

Ingresa

Las 10 primeras: las 8 primeras del reporte 2012-1 siguen siendo las mismas, pero sube un puesto la Universidad de Caldas (10 al 9), que siempre ha estado entre las 10 y 11 mejores universidades, e ingresa la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (11 al 10), que inició en el puesto 13 en 2010-1 y que cada semestre da pruebas de su constante mejoramiento en estas tres variables de investigación. Desde el ángulo de los puntajes, el 90% mostró ascensos que, en promedio, para cada una, representan casi el 2,5% frente a los de 2012-1. La única universidad que arrojó datos de descenso fue la Universidad Nacional de Colombia seccional Medellín, con un crecimiento negativo de casi el 1% (40,133 → 39,811). Las que ingresan: cada semestre se suman más universidades a la clasificación, porque logran cumplir con las tres variables que se exigen: revistas, maestrías-doctorados, y grupos de investigación. En esta oportunidad ingresan tres: Universidad de Santander (puesto 55 entre 83 y puntaje de 4,7189, Universidad Manuela Beltrán (60/83 y 4,028) y Fundación Universitaria Luis Amigo (80/83 y 1,821). Las que más suben: no todas las universidades avanzan semestre a semestre. Algunas pocas son las que se destacan al subir entre 3 y 5 puestos: Universidad Antonio Nariño (puesto 54→49), Universidad ICESI (47→44) y Universidad Católica de Pereira (69→66). Las que más crecen: fueron tres las universidades que más crecieron en puntaje (entre 1,433 y 1,611): Universidad de los Andes (puntaje 51,925→53,536), Universidad de Caldas (22,647→24,243) y Universidad de Medellín (14,724→16,156 ).

Índice U-Sapiens (Ius) 5 6 El Índice U-Sapiens responde a la pregunta: ¿cuál sería el resultado al analizar el número total de docentes y el número total de alumnos matriculados frente al puntaje de cada universidad? Se formula de la siguiente manera: Ius =

Puntaje Ranking U-Sapiens 2012-2 Alumnos matriculados + Profesores

x 100

El recurso humano (alumnos más profesores) es el punto de partida de la producción investigativa. Por esta razón, que una universidad dé pruebas de una dinámica investigativa (revistas de investigación indexadas, maestrías-doctorados activos, y grupos de investigación) permite concluir que su recurso humano está directamente involucrado. En ese sentido, este indicador demuestra la capacidad que tiene cada universidad en el ámbito de la investigación, con lo cual se equipara el sistema de medición sin que el tamaño de la institución influya sobre el resultado. Eso quiere decir que universidades relativamente pequeñas (en número de estudiantes y profesores) logran efectos parecidos e incluso superiores que las grandes.

10 primeras IES

Ius

Puesto

Puntaje

Q

10 últimas IES

Ius

Puesto

Fundación Universidad del Norte Universidad Nacional de Colombia-Bogotá Universidad de los Andes Universidad Nacional de Colombia-Medellín *Universidad CES *Universidad Nacional de Colombia-Palmira Universidad de Antioquia Universidad del Valle Pontificia Universidad Javeriana-Bogotá *Universidad de Manizales

0,445 0,405 0,379 0,359 0,276 0,274 0,266 0,203 0,194 0,190

7 1 3 6 26 37 2 4 5 32

32,563 127,770 53,536 39,811 11,087 7,813 79,632 51,788 49,600 9,146

Q2 Q1 Q1 Q2 Q3 Q4 Q1 Q1-2 Q2 Q4

Universidad del Tolima Dirección Nacional de Escuelas Universidad de Santander Fundación Universitaria Luis Amigo Escuela Superior de Administración Publica Universidad Francisco de Paula Santander Politécnico Grancolombiano Universidad Cooperativa de Colombia-Bogotá Instituto Tecnológico Metropolitano Universidad Nacional Abierta y a Distancia

0,026 0,019 0,018 0,017 0,014 0,013 0,013 0,013 0,012 0,006

29 78 55 80 82 71 79 61 69 67

Puntaje

Q

9,700 2,060 4,718 1,821 1,489 2,729 1,965 4,018 2,899 3,196

Q4 Q4 Q4 Q4 Q4 Q4 Q4 Q4 Q4 Q4

El mejor Índice U-Sapiens lo tiene la Fundación Universidad del Norte (con 0,445), que ocupa el puesto 7 en el cuartil Q2, seguida de la Universidad Nacional de Colombia principal Bogotá (puesto 1 con 127,770 en Q1) y la Universidad de los Andes (puesto 3 con 53,536 en Q1). Sin embargo, hay que destacar dos universidades que aunque están en el cuartil Q4 hacen parte de estas 10 primeras: la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira 5 6

Incluidos todos los tiempos de dedicación y todos los tipos de contrato. En los distintos programas.

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(puesto 37 con 7,813) y la Universidad de Manizales (puesto 32 con 9,146). Los índices más bajos los tiene la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (con 0,006), que ocupa el puesto 67/83 con 3,196 en Q4, y el Instituto Tecnológico Metropolitano (puesto 69/83 con 2,899 en Q4). Todas las últimas universidades están en cuartil Q4. En suma, queda demostrado que universidades pequeñas manifiestan efectos similares y hasta superiores, aunque en menor escala, que universidades grandes en términos numéricos de recurso humano (profesores y estudiantes); pero también que el 70% de las universidades que ocupan los primeros 10 lugares del Ranking U-Sapiens 2012-2 obtienen también excelentes índices.

Correlación de los puntajes 2012-1 con otras variables Internamente, cada semestre, correlacionamos los puntajes del Ranking U-Sapiens con otros datos relevantes que se derivan de las instituciones clasificadas. En esta oportunidad los correlacionamos con 4 indicadores: (1) Total alumnos matriculados (TAM); (2) Total profesores (TP); (3) Ingresos 7 operativos anuales (IOA); y (4) Gastos anuales en personal administrativo (GPA). Los resultados reiteran que las correlaciones más cercanas a 1 son las que se establecen con las variables 3 (Cc: 0,92) y 4 (Cc: 0,82). Es decir que a mayores capitales ingresados-invertidos, mayores puntajes alcanzados. Claro ejemplo de ello son la Universidad Nacional de Colombia (principal), la Universidad de Antioquia y la Universidad de los Andes. Estas tres tienen los mayores puntajes porque, además, indudablemente reciben grandes y justas sumas de dinero anual (en promedio 550.000.000 miles de millones de pesos). Y no solo eso, sino que, en promedio, cerca de un 45% lo destinan a gastos en personal administrativo. Como se ha dicho en anteriores veces, esto no es lo óptimo, porque el país necesita más inyecciones de capital en todas las universidades; que se destine mucho más del PIB exclusivamente para asuntos de investigación. Que esto se convierta en una prioridad sacará a Colombia del atraso tan grande en el que está frente a otros países del mismo cono sur, lo cual derivará en calidad de vida y equidad social. Factores Coeficiente de correlación 2 Coeficiente R

TAM 0,36 0,13

TP 0,67 0,45

IOA 0,92 0,84

GPA 0,82 0,67

Dispersiones: Puntajes e IOA y GPA

¿Qué hacen las mejores universidades para ocupar las primeras 10 posiciones? Las 10 primeras universidades, aparte de cumplir con las exigencias de esta clasificación, se empeñan en que su dinámica investigativa se mantenga activa y en crecimiento constante. Para estas 10 universidades, existe en promedio una revista indexada en Publindex para que 1.240 alumnos matriculados y profesores (AP) puedan participar con sus resultados de investigación; también un programa de maestría-doctorado activo por cada 410 AP; y un grupo de investigación reconocido por Colciencias por cada 193 AP. Para el resto de universidades, los datos cambian dramáticamente: en promedio hay una revista por cada 5.276 AP; un programa de maestría doctorado por cada 3.154; y un grupo de investigación por cada 552 AP.

7

Datos obtenidos-solicitados de SNIES-MEN

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Las brechas que hay que cerrar son gigantes. El resto de universidades (73) deben, en promedio, aumentar casi un 330% en términos de revistas de investigación indexadas en Publindex; un 670% en creación de maestrías-doctorados; y un 185% en reconocimiento de grupos de investigación. Por lo anterior, es clave que las universidades no se conformen con tener revistas, maestrías-doctorados y grupos de investigación. Están en el reto casi obligatorio de colocarse como metas crecer no solo en planta docente y alumnos matriculados sino también en este resto de logros. Hay universidades que, pese a su poca antigüedad, han decidido crecer integralmente e impulsar la investigación; mientras que hay muchas otras de antaño que ni siquiera tienen una maestría o una revista indexada, lo cual demuestra claramente su despreocupación en formación de investigadores y visibilización de resultados de investigación; es decir, son instituciones que no investigan o lo hacen muy poco, con lo cual se están conformando a dictar clases y graduar más personas. Nada más.

Nueva presentación web del Ranking U-Sapiens A partir de este reporte 2012-2, Sapiens Research Group decidió publicar sus resultados en su portal web. Allí se podrá observar el listado de las 83 universidades clasificadas con su respectivo puntaje. El puesto ocupado, los datos de las variables y el Índice U-Sapiens solo se podrán ver a través de esta versión Issuu. Además de esto, hemos decido que el público en general que nos lee en todo el mundo (más de 115.000 lectores Issuu de más de 1.000 ciudades de los 5 continentes) califique la universidad de su preferencia. Por eso cada una tendrá la famosa manito de Facebook, para que puedan optar por “Me gusta”. Y cada cierto periodo de tiempo daremos a conocer cuál ha sido la votación para cada una. Esto, indudablemente, dará a conocer otra perspectiva de elección, con sus respectivos argumentos. Porque cada universidad clasificada cuenta ahora con su propio micro sitio. En este micrositio, la comunidad científica y la sociedad en general podrán darle “Me gusta” o “Compartir” a través de Facebook. Lo mismo que dejar sus comentarios. Las redes sociales de Google+, LinkedIn y Twitter también están activas para que puedan visibilizarse y difundirse por todo el mundo. Allí podrán observar, a través de Google Earth, la ciudad donde se ubica la universidad, el código que el Ministerio de Educación Nacional le asigna (si es principal o seccional). También un consolidado histórico: una tabla que muestra los resultados del Ranking U-Sapiens hasta 2012-1 o 2012-2, en la que cada fecha lleva al reporte mismo para que pueda ser descargado en PDF. Finalmente, las personas interesadas encontrarán un apartado titulado “Oferta educativa, investigación y publicaciones”. Allí se podrán conocer los programas ofertados (activos y que pueden recibir alumnos nuevos), los grupos de investigación reconocidos y las revistas indexadas. Toda estos estos datos e información, sumado a la opinión de los visitantes, hará que cada micrositio sea consultado por millones de personas en todo el mundo, que conozcan más sobre cada universidad y que se enteren sobre cómo va esa universidad en el Ranking U-Sapiens.

i

Director de Sapiens Research Group: Carlos-Roberto Peña-Barrera (director@sapiensresearch.org).

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Ranking Col-Sapiens

2011-2012

Clasificación de colegios colombianos según puntaje, calidad y acreditación Por Sapiens Research Group

RESUMEN Objetivos: (1) explicar muy bien la metodología que sustenta esta clasificación; (2) publicar la primera versión (o reporte) de los mejores colegios colombianos según puntaje, calidad y acreditación; y (3) dar a conocer la presentación web del Ranking Col-Sapiens por colegio clasificado. Alcance en tiempo, actores y variables: se analizaron todos los colegios privados (no oficiales) y públicos (oficiales) y se seleccionaron los que cumplieran con tener categoría “Muy superior” ante el ICFES de manera consecutiva (para 2011-2012); se clasificaron por deciles (D1 a D10) al partir de los puntajes promedio y otra serie de cálculos; y se calificaron según calidad (ISO-9001), modelo de reconocimiento de gestión de calidad, y acreditación internacional. La metodología aplicada implica puntajes y puntos según las características de cada variable, razón por la que parte de un análisis matemático que se puede leer cualitativa y cuantitativamente. Los resultados-conclusiones más importantes son: (1) de los 814 (2011) y 789 (2012) colegios en categoría Muy superior, solo 622 alcanzaron dicho resultado de manera consecutiva (2011-2012); (2) de estos 622 colegios (que representan cerca del 12% de todos los categorizados en 2012), solo aproximadamente el 30% incorporan la calidad o la acreditación (externa) a su dinámica académica-administrativa; y (3) cerca de un 80% de los colegios que deciden certificarse en calidad a través de algunos modelos reconocidos por el Ministerio de Educación Nacional o acreditarse a través de algunos organismos extranjeros alcanzan la categoría de Muy superior. Palabras clave: acreditación internacional, calidad, colegios colombianos, modelo de reconocimiento de gestión de calidad, Ranking Col-Sapiens Cítese así: Sapiens Research Group (2013). Ranking Col-Sapiens 2011-2012. Boletín Científico Sapiens Research, 3(2), 52-59.

METODOLOGÍA A continuación se explica cada una de los pasos y variables: 1.

Categoría “Muy superior” por dos años consecutivos: solo se tuvieron en cuenta aquellos colegios que alcanzaron esta categoría durante dos años seguidos (2011 y 2012).

2.

Puntajes de cada colegio por materia: se tomaron los puntajes de cada una de las 8 materias evaluadas por el ICFES y se promediaron (se tomó, por ejemplo, el puntaje de matemáticas del 2011 y 2012 y se promedió), razón por la que a cada materia se le asignó un puntaje promedio. Con ellos se obtuvieron 8 puntajes promedio. Luego se tomó el puntaje más alto obtenido en cada materia dentro de los más de 600 colegios que cumplieron con la primera condición y se le asignó un valor de 100, con el fin de escalar el resto de puntajes; y esto se hizo para las 8 materias. Finalmente, para cada colegio, se tomaron dichos resultados de las 8 materias y se sumaron y promediaron.

3.

Clasificación por deciles: se deben entender como los 9 valores que dividen la serie de puntajes (explicados antes) en diez partes iguales, donde cada decil corresponde al 10%, al 20%, al 30%... hasta el 90% de la serie de datos. Cada decil, por tanto, se reconoce desde D1 (los de arriba) hasta D10 (los de abajo). En cada decil se ubicaron distinto número de colegios.

4.

Calificación por calidad, modelo de reconocimiento de gestión de calidad, y acreditación internacional: se calificaron en 4 tipologías, de menos a más (A, AA, AAA, AAA+), aquellos colegios que, según cada decil, contaran con tener lo siguiente: 4.1. Certificación de sistema de gestión de calidad ISO-9001 vigente. Por lo tanto, solo se tuvieron en cuenta aquellos que se les hubiera expedido certificación en los años 2010, 2011 y 2012. Este certificado tiene vigencia por 3 años, razón por la que los colegios deben renovarla. Las firmas que en Colombia certifican bajo esta modalidad son: ICONTEC, Bureau Veritas Colombia, SGS Colombia S.A., Intertek, entre otras. 4.2. Algún modelo de reconocimiento de gestión de calidad vigente (MRGC). Los modelos que han sido reconocidos por el Ministerio de Educación Nacional son los siguientes: NEASC-COIS (New England Association of Schools and Colleges - Council of International Schools): Resolución 2655 de 12 de mayo de 2008. AdvancED (fusión entre North Central Association Comission on Accreditation and School Improvement (NCA CASI), Southern Association Colleges and Schools Council on Accreditation and School Improvement (SACS CASI) y National Study of School Evaluation): Resolución 2235 del 24 de abril de 2009. EFQM (European Foundation for Quality Management – Fundación Colombia Excelente): Resolución 6546 del de julio de 2010.

http://www.sapiensresearch.org/ http://issuu.com/sapiens-research http://www.facebook.com/pages/Boletin-Cientifico-Sapiens-Research/181844285178334 52/51


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Modelo Fe y Alegría (MFA) (Federación Internacional Fe y Alegría): Resolución 6545 del 28 de julio de 2010. Sistema Integrado de Calidad (PCI) (Qualificar ): Resolución 6232 del 7 de junio de 2012. 4.3. Alguna acreditación internacional (AI) vigente, como las siguientes: Bachillerato Internacional (BI): Fundación educativa que inició en 1968 y que hoy opera en más de 146 países con más de 3.600 instituciones de educación. Cambridge International Examinations (CIE): Organización Cambridge Assessment Group, Universidad de Cambridge, con más de 150 años de operación en más de 160 países con más de 9.000 instituciones de educación. International Christian Accrediting Association (ICAA): Organización cristiana ubicada en Estados Unidos, que fue fundada en 1987 y que hoy opera en todas la Américas, África y Europa, con cientos de instituciones de educación cristianas. Association of Christian Schools International (ACSI): Organización educativa cristiana interdenominacional que fue fundada en 1978 y que hoy opera en todos los continentes, con más de 20.000 instituciones de educación y universidades. Zentralstelle für das Auslandsschulwesen (ZfA): Central de colegios alemanes en el extranjero, Federal Ministry of the Interior, Federal Office of Administration, que inició en 1960 en Alemania, opera en más de 1.000 colegios de más de 90 países. Agencia para la enseñanza francesa en el extranjero (AEFE): Institución pública nacional que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, inició en 1990 y hoy opera en más de 130 países del mundo con más de 480 instituciones. 5.

La tabla de puntuación es la siguiente: Según Sistema de calidad Modelos de reconocimiento de gestión de calidad Acreditación internacional

6.

ISO-9001 EFQM NEASQ-COIS AdvancED MFA PCI

Nivel 1:1

Nivel 2:2

Nivel 1:2 Nivel 1:0,5

BI, CIE, ICAA, ACSI, ZaF, AEFE

Puntajes 1,5 Nivel 3:3 5 2,5 Nivel 2:4 Nivel 2:1

Nivel 4:4

Nivel 5:5

Nivel 3:6 Nivel 3:2

3,5

La tabla de calificación es la siguiente: Calificación A

Puntajes 0,5 a 3

Calificación AA

Puntajes 3,5 a 6

Calificación AAA

Puntajes 6,5 a 9

Calificación AAA+

Puntaje +9

IMPACTO DE LA CALIDAD Y ACREDITACIÓN SOBRE LOS COLEGIOS CON CATEGORÍA MUY SUPERIOR CLASIFICADOS En la tabla de abajo se puede ver la participación porcentual de colegios clasificados en el Ranking Col-Sapiens 2011-2012 según cada firma que certifica con ISO-9001, también según los modelos de reconocimiento de gestión de calidad (MRGC) y, finalmente, según acreditación internacional (AI). Estos datos confirman que la AI tiene, en promedio, mayores efectos sobre el puntaje-calificación de los colegios (80,83%), seguida de los MRGC (con 79,91% en promedio). Al final están los que buscan ISO-9001 (solo el 28,02% de colegios que están certificados logran la clasificación). Calidad Acreditación ACSI AEFE NEASK-COIS CIE AdvancED IB EFQM (nivel 3) ICCA ZfA SGS ICONTEC

Total Colombia 1 3 8 30 13 30 85 4 4 7 91

Clasificados Col-Sapiens 1 3 7 25 10 23 64 3 2 3 12

Porcentaje 100,0% 100,0% 87,50% 83,33% 76,92% 76,67% 75,29% 75,00% 50,00% 42,86% 13,19%

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 53/59


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Ranking Col-Sapiens

2011-2012

Clasificación de colegios colombianos según puntaje,1 calidad y acreditación Por Sapiens Research Group

Deciles D1 D2 D3 D4 D5 D6 D7 D8 D9 D10

Puntajes Colegios 2011-2012 sin calificación 96,65 a 100,0 0 93,29 a 96,64 0 89,93 a 93,28 0 86,57 a 89,92 3 83,21 a 86,56 9 79,85 a 83,20 29 76,49 a 79,84 44 73,13 a 76,48 94 69,77 a 73,12 174 66,40 a 69,76 84 Total 437

Colegios con calificación A AA AAA AAA+ Total 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 1 4 2 2 0 11 9 7 1 0 26 17 20 6 1 73 13 7 1 1 66 35 4 0 0 133 42 1 1 0 218 7 2 0 0 93 128 43 11 3 622

El Ranking Col-Sapiens 2011-2012 se puede leer y analizar a través de la tabla matriz de arriba, la cual resume lo que se puede ver amplia y detalladamente en tablas derivadas, cada una de las cuales aparece en nuestro sitio web (www.sapiensresearch.org). ¿Qué muestra esta tabla? Es muy fácil de entender. Por ejemplo, en el decil D2, en donde se encuentran colegios con puntajes entre 93,29 y 96,64, solo hay un colegio con calificación AAA+; o en D6 (puntajes entre 79,85 y 83,20), donde hay 29 colegios sin calificación, 17 colegios en calificación A, 20 en calificación AA, 6 en calificación AAA y solo 1 en calificación AAA+. Además, también muestra una serie de totales. Colegios sin calificación (es decir, que no tienen ni ISO-9001 vigente, ni MRGC ni AI) hay 437 de 622 clasificados, lo cual representa un 70,3%. Un total de 185 colegios con calificación: 128 en A, 43 en AA, 11 en AAA y solo 3 en AAAA+, que representan un 29,7%. De manera complementaria, en el decil D1 no alcanzó a estar ningún colegio, pero sí en los demás deciles, así: 1 en D2 y D3, 11 en D4, 26 en D5, 73 en D6, 66 en D7, 133 en D8, 218 en D9 y 93 en D10. Esta tabla-matriz está en nuestro sitio web. Al dar clic en cualquiera de los deciles o las calificaciones A, AA, AAA, AAA+, serán dirigidos a las tablas correspondientes, con muchos más detalles, donde se podrán conocer cada uno de los colegios, que tienen su propio micrositio, en el que aparecen datos básicos o complementarios de la institución, según el tipo de conexión. A continuación se presenta la tabla de clasificación de los colegios con calificación. Las tablas de colegios clasificados con decil, pero sin calificación, solo se pueden ver a través de nuestro sitio web, desde los botones de deciles de la tabla-matriz consolidada.

1

Escríbanos a: director@sapiensresearch.org

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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 52-59 / ISSN-e: 2215-9312

Ranking Col-Sapiens 2011-2012 con calificación Clasificación de colegios colombianos según puntaje, calidad y acreditación Por Sapiens Research Group Colegios

Municipio

Departamento

ISO-9001

MRGC

Decil

Calif.

D2

AAA+

IB+CIE

D6

AAA+

IB+CIE

D7

AAA+

EFQM-3

CIE

D4

AAA

Bogotá

EFQM-3

CIE

D4

AAA

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

CIE

D5

AAA

Colegio Anglo Colombiano

Bogotá

Bogotá

NEASK-COIS

IB

D6

AAA

Colegio de Inglaterra (The English School)

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

IB

D6

AAA

Colegio Trinidad del Monte

Chía

Cundinamarca

EFQM-3

CIE

D6

AAA

Gimnasio Iragua

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

IB+CIE

D6

AAA

Colegio Británico Internacional

Barranquilla

Atlántico

IB+CIE

D6

AAA

Colegio Gran Bretaña

Bogotá

Bogotá

IB

D6

AAA

Colegio Alemán

Barranquilla

Atlántico

IB+ZfA

D7

AAA

Liceo de Colombia

Bogotá

Bogotá

CIE

D9

AAA

Gimnasio Vermont

Bogotá

Bogotá

IB

D4

AA

Colegio los Nogales

Bogotá

Bogotá

D4

AA

Colegio Colombo Británico

Cali

Valle

IB

D5

AA

Fundación Nuevo Marymount

Bogotá

Bogotá

IB

D5

AA

Gimnasio de los Cerros

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

IB

D5

AA

Aspaen Gimnasio Cartagena de Indias

Turbaco

Bolívar

EFQM-2

CIE

D5

AA

Colegio Internacional de Educación Integral CIEDI

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

IB

D5

AA

Aspaen Gimnasio Cantillana

Piedecuesta

Santander

EFQM-2

CIE

D5

AA

Colegio Nuevo Cambrigde

Floridablanca

Santander

CIE

D5

AA

Colegio Gimnasio los Pinares (AM-PM)

Medellín

Antioquia

CIE

D6

AA

Colegio Marymount

Barranquilla

Atlántico

D6

AA

Liceo Francés Paul Valery

Cali

Valle

AEFE

D6

AA

Colegio Andino

Bogotá

Bogotá

ZfA

D6

AA

Colegio Santa María

Bogotá

Bogotá

D6

AA

Gimnasio Femenino

Bogotá

Bogotá

IB

D6

AA

Liceo Francés Louis Pasteur

Bogotá

Bogotá

AEFE

D6

AA

Colegio Colombo Gales

Bogotá

Bogotá

IB

D6

AA

Colegio Montessori

Medellín

Antioquia

CIE

D6

AA

Gimnasio Británico

Chía

Cundinamarca

IB

D6

AA

Aspaen Liceo Tacurí

Cali

Valle

EFQM-2

CIE

D6

AA

Aspaen Gimnasio la Fragua

Neiva

Huila

EFQM-2

CIE

D6

AA

Colegio Albania

Albania

La Guajira

AdvancED

IB

D6

AA

Liceo Francés de Pereira

Pereira

Risaralda

AEFE

D6

AA

Colegio Ingles de los Andes

Cali

Valle

CIE

D6

AA

Colegio Bilingüe Buckingham

Bogotá

Bogotá

IB

D6

AA

Colegio Británico de Cartagena

Cartagena

Bolívar

CIE

D6

AA

Colegio Nueva Inglaterra

Bogotá

Bogotá

CIE

D6

AA

Colegio Internacional de Bogotá

Bogotá

Bogotá

IB

D6

AA

Colegio la Quinta del Puente2

Floridablanca

Santander

Aspaen Gimnasio los Alcázares

Sabaneta

Antioquia

EFQM-3

Colegio Marymount

Medellín

Antioquia

NEASK-COIS

Colegio San Jorge de Inglaterra

Bogotá

Bogotá

Gimnasio Colombo Británico

Bogotá

Colegio Colombo Americano

NEASK-COIS SGS

EFQM-2

AI

NEASK-COIS SGS

NEASK-COIS

NEASK-COIS

BV

2

El Colegio la Quinta del Puente fue merecedor, de manera excepcional, de la calificación triple A plus (AAA+), a pesar de no contar con los argumentos para ello de calidad y acreditación vistos en esta clasificación, puesto que su desempeño en los puntajes del ICFES son excepcionales; es el que está ubicado en el mejor decil (D2).

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 55/59


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Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 52-59 / ISSN-e: 2215-9312

Colegios

Municipio

Departamento

Decil

Calif.

D6

AA

IB

D7

AA

EFQM-2

CIE

D7

AA

EFQM-2

CIE

D7

AA

ACSI

D7

AA

IB

D7

AA

IB

D7

AA

EFQM-2

IB

D7

AA

Caldas

EFQM-2

CIE

D8

AA

Cali

Valle

EFQM-2

CIE

D8

AA

Aspaen Gimnasio los Corales

Puerto Colombia

Atlántico

EFQM-2

CIE

D8

AA

Aspaen Gimnasio Yumaná

Neiva

Huila

EFQM-2

CIE

D8

AA

Gimnasio Campestre Beth Shalom

Bogotá

Bogotá

ICCA

D9

AA

Colegio Cristiano Semilla de Vida

Bogotá

Bogotá

ICCA

D10

AA

Liceo Manantial de Vida Eterna

Bogotá

Bogotá

ICCA

D10

AA

Colegio Bilingüe Diana Oese

Cali

Valle

Icontec

D3

A

Colegio Hispanoamericano

Cali

Valle

Icontec

D4

A

Colegio Santa Francisca Romana

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D4

A

Liceo Campo David

Bogotá

Bogotá

EFQM-1

D4

A

Gimnasio Alessandro Volta

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D4

A

Colegio Calasanz

Cúcuta

Norte Santander

D5

A

Colegio el Rosario

Barrancabermeja

Santander

EFQM-2

D5

A

Colegio Liceo Cervantes

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D5

A

Liceo Navarra

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D5

A

Colegio Campoalegre

Sopó

Cundinamarca

EFQM-2

D5

A

Colegio San Mateo Apóstol

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D5

A

Gimnasio la Montaña

Bogotá

Bogotá

D5

A

Colegio los Ángeles

Tunja

Boyacá

EFQM-2

D5

A

Corporación Colegio Internacional Altamira

Barranquilla

Atlántico

AdvancED

D5

A

Colegio Cristóbal Colon (The Columbus School)

Envigado

Antioquia

AdvancED

D6

A

Colegio Hebreo Unión

Barranquilla

Atlántico

EFQM-3

D6

A

Colegio Jorge Washington

Cartagena

Bolívar

AdvancED

D6

A

Instituto Antonio Nariño

Barrancabermeja

Santander

EFQM-2

D6

A

Colegio Bolívar

Cali

Valle

AdvancED

D6

A

Liceo Benalcazar

Cali

Valle

EFQM-3

D6

A

Colegio Colombo Hebreo

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D6

A

Colegio Nueva Granada

Bogotá

Bogotá

AdvancED

D6

A

Colegio San Tarsicio

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D6

A

Colegio José Max León

Cota

Cundinamarca

EFQM-3

D6

A

Gimnasio la Colina

Cali

Valle

EFQM-2

D6

A

Colegio Espíritu Santo

Villavicencio

Meta

EFQM-1

D6

A

Asociación Colegio Granadino

Manizales

Caldas

AdvancED

D6

A

Fundación Liceo Inglés

Pereira

Risaralda

AdvancED

D6

A

Colegio Tilata

La Calera

Cundinamarca

EFQM-3

D6

A

Colegio Bilingüe Divino Niño

Bucaramanga

Santander

EFQM-3

D6

A

Colombus American School

Rivera

Huila

EFQM-3

D6

A

Colegio Alfonso Jaramillo

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D7

A

Colegio Hispanoamericano Conde Ansúrez

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D7

A

Colegio San Patricio

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D7

A

Colegio San Viator

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D7

A

Gimnasio Fontana

Bogotá

Bogotá

Gimnasio del Norte

Bogotá

Bogotá

Aspaen Gimnasio Horizontes

Villamaría

Caldas

Aspaen Gimnasio Saucará

Piedecuesta

Santander

Colegio el Camino Academy

Bogotá

Bogotá

Colegio Británico - The British School

Cali

Valle

Colegio los Tréboles

Chia

Cundinamarca

Colegio Victoria

Bogotá

Bogotá

Aspaen Gimnasio los Cerezos

Manizales

Aspaen Colegio Juanambú

ISO-9001

MRGC

AI

NEASK-COIS

Icontec

Icontec

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Decil

Calif.

Colegio Rochester

Colegios

Chia

Municipio

Cundinamarca

Departamento

ISO-9001

EFQM-2

MRGC

D7

A

Colegio la Anunciación

Cartagena

Bolívar

EFQM-2

D7

A

Institución Educativa Gimnasio los Almendros

Villa del Rosario

Norte Santander

D7

A

Liceo Cambridge

Bogotá

Bogotá

EFQM-1

D7

A

Colegio Campestre Horizontes

Rionegro

Antioquia

EFQM-2

D7

A

Liceo Matovelle

Bogotá

Bogotá

EFQM-1

D7

A

Colegio la Concepción

Cartagena

Bolívar

EFQM-2

D7

A

Colegio Bureche

Santa Marta

Magdalena

AdvancED

D7

A

Liceo Taller San Miguel

Pereira

Risaralda

AdvancED

D7

A

Colegio San José de la Salle

Medellín

Antioquia

EFQM-3

D8

A

Colegio la Salle

Envigado

Antioquia

EFQM-3

D8

A

Colegio Biffi la Salle

Barranquilla

Atlántico

EFQM-3

D8

A

Colegio de la Presentación

Tunja

Boyacá

EFQM-3

D8

A

Colegio Mayor de Nuestra Señora

Manizales

Caldas

EFQM-3

D8

A

Liceo Arquidiocesano de Nuestra Señora

Manizales

Caldas

EFQM-3

D8

A

Seminario Menor de Nuestra Señora del Rosario

Manizales

Caldas

EFQM-3

D8

A

Colegio la Salle

Montería

Córdoba

EFQM-3

D8

A

Colegio Cooperativo Salesiano San Medardo

Neiva

Huila

EFQM-2

D8

A

Colegio el Carmen Teresiano

Cúcuta

Norte Santander

EFQM-3

D8

A

Colegio Santo Ángel de la Guarda

Cúcuta

Norte Santander

EFQM-3

D8

A

Fundación Gimnasio Pereira

Pereira

Risaralda

EFQM-3

D8

A

Seminario Diocesano de Cristo Sacerdote

Palmira

Valle

EFQM-2

D8

A

Colegio Nuevo Reino de Granada

Cota

Cundinamarca

EFQM-2

D8

A

Colegio de la Presentación Sans Façon

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Colegio Hijas de Cristo Rey

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Gimnasio Moderno

Bogotá

Bogotá

EFQM-1

D8

A

Liceo Boston

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Liceo Hermano Miguel la Salle

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D8

A

Colegio Franciscano del Virrey Solís

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Colegio Sara de Luque Panaflet

Riohacha

La Guajira

EFQM-2

D8

A

Colegio Colombo Ingles del Huila

Neiva

Huila

EFQM-2

D8

A

Liceo del Ejercito Patria

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D8

A

Colegio la Enseñanza

Arauca

Arauca

EFQM-1

D8

A

Colegio Cristiano la Esperanza

Santa Marta

Magdalena

EFQM-1

D8

A

Colegio Abraham Maslow

Chia

Cundinamarca

EFQM-1

D8

A

Liceo General Serviez

Villavicencio

Meta

EFQM-2

D8

A

Colegio Psicopedagógico Carl Rogers

Bucaramanga

Santander

D8

A

Corporación Educativa American School

Barranquilla

Atlántico

EFQM-1

D8

A

Gimnasio Domingo Savio

Cúcuta

Norte Santander

EFQM-2

D8

A

Colegio de Cambridge

La Calera

Cundinamarca

EFQM-3

D8

A

Gimnasio Cristiano Adonai

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D8

A

Corporación Educativa Colegio Alter-Alteris

Cartagena

Bolívar

EFQM-2

D8

A

Nuevo Gimnasio School

Villavicencio

Meta

EFQM-2

D8

A

Instituto San Carlos de la Salle

Medellín

Antioquia

EFQM-3

D9

A

Colegio Biffi

Cartagena

Bolívar

EFQM-3

D9

A

Colegio Salesiano San Pedro Claver

Cartagena

Bolívar

SGS

D9

A

Colegio Nuestra Señora del Rosario

Manizales

Caldas

Icontec

D9

A

Colegio Santa Inés

Manizales

Caldas

EFQM-2

D9

A

Colegio Filipense Nuestra Señora de la Esperanza

Pasto

Nariño

EFQM-3

D9

A

Icontec

Icontec

AI

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 57/59


Sapiens Research Sapiens Research Group

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 52-59 / ISSN-e: 2215-9312

Colegios

Municipio

Departamento

Decil

Calif.

D9

A

EFQM-3

D9

A

EFQM-3

D9

A

D9

A

EFQM-2

D9

A

EFQM-3

D9

A

D9

A

EFQM-1

D9

A

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio el Carmen Teresiano

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio de Nuestra Señora del Pilar Sur

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio José Allamano

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio Provinma

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio San José

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Colegio Santa Teresa de Jesús

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D9

A

Colegio Siervas de San José

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D9

A

Colegio Stella Matutina

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Gimnasio los Pinos

Bogotá

Bogotá

D9

A

Colegio Cooperativo Reyes Patria

Sogamoso

Boyacá

EFQM-2

D9

A

Instituto la Salle

Barranquilla

Atlántico

EFQM-3

D9

A

Colegio Reyes Católicos

Cali

Valle

EFQM-2

D9

A

Liceos del Ejercito Sector Sur C Santa Bárbara

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D9

A

Aspaen Gimnasio Alta Mar

Puerto Colombia

Atlántico

EFQM-2

D9

A

Colegio de Bachillerato Universidad Libre

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D9

A

Liceo Francisco José de Caldas

Nilo

Cundinamarca

EFQM-2

D9

A

Gimnasio el Portillo Instituto Para el Desarrollo del Potencial Humano Campestre Bilingüe Gimnasio Santa María del Alcázar

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Puerto Colombia

Atlántico

D9

A

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Liceo Campestre Facatativá

Facatativá

Cundinamarca

EFQM-3

D9

A

Colegio Stella Matutina

Chía

Cundinamarca

EFQM-3

D9

A

Colegio Psicopedagógico el Futuro de Villa del Rio

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Liceo Pupo Jiménez

Montería

Córdoba

EFQM-3

D9

A

Gimnasio San Ángelo

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D9

A

Gimnasio Campestre los Arrayanes

La Calera

Cundinamarca

D9

A

Fundación Educativa Colegio Wesleyano del Norte

Bogotá

Bogotá

D9

A

Institución Educativa Santa Teresa de Jesús

Ibagué

Tolima

D10

A

Centro Educativo de Nuestra Señora de la Paz

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D10

A

Instituto Técnico Comercial Restrepo

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D10

A

Colegio Miguel Antonio Caro

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D10

A

Colegio Nuevo Campestre

Bogotá

Bogotá

EFQM-3

D10

A

Colegio Rafael Pombo

Neiva

Huila

EFQM-3

D10

A

Colegio Real Escandinavo

Bogotá

Bogotá

EFQM-2

D10

A

Instituto Champagnat

Pasto

Nariño

Colegio de la Salle

Pereira

Risaralda

Colegio Salesiano San Juan Bosco

Dos Quebradas

Risaralda

Colegio Champagnat

Ibagué

Tolima

Colegio de la Sagrada Familia

Cali

Valle

Colegio de Bachillerato Patria

Bogotá

Bogotá

Colegio San Luis Gonzaga

Cali

Valle

Fundación Colegio Clara Casas Morales

Bogotá

Bogotá

Colegio de la Presentación Luna Park

Bogotá

Colegio de Las RR Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús

ISO-9001

MRGC

Icontec

Icontec

Icontec

BV

Icontec

Icontec EFQM-3 Icontec

AI

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 58/59


Sapiens Research Sapiens Research Group

Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / pp: 52-59 / ISSN-e: 2215-9312

PRESENTACIÓN WEB DEL RANKING COL-SAPIENS POR COLEGIO Cada colegio cuenta con un micrositio, que se deriva o de las tablas de deciles (D1 a D10) o de las tablas de calificaciones (A, AA, AAA, AAA+). Todos los colegios con calificación también hacen parte de las tablas de deciles. El micrositio puede tener conexión básica o complementaria. La conexión básica, que tienen todos los 622 colegios clasificados, cuenta con: nombre del colegio, la ciudad, el departamento, el código con que lo reconoce el ICFES, mapa de Google Earth (versión mapa) que muestra la ciudad (sin acercamiento), botón rojo que dice “Ranking Col-Sapiens 2011-2012” y primera fila (arriba) de 7 íconos que muestran (la categoría, el calendario, el idioma, si es de preescolar hasta bachillerato, el tipo de jornada, si es urbano o rural, y es oficial o privado. Finalmente, cuenta con aplicativo de redes sociales (Facebook, Google +, Linkedin y Twitter) y su respectiva opción de comentarios en Facebook. La conexión complementaria tiene, además de lo anterior, lo siguiente: mapa Google Earth con acercamiento hasta el establecimiento educativo (versión satélite) o foto 360° (una opción espectacular), datos de contacto (dirección, teléfono, correo y sitio web), botón rojo con el tipo de decil y calificación de ubicación en el ranking, segunda fila de íconos (que señalan muchas más cosas que brinda el colegio)

¿QUÉ ES SCHOLAR? Sapiens Research Scholar es un servicio que ofrece Sapiens Research Group a cualquier colegio que desee implementar estrategias de investigación enfocada a: formación de grupos de investigación reconocibles e implementación de líneas de investigación; creación de revistas de investigación indexables (formación en redacción y estructuración de artículos académicos publicables como producto-tesis de grado 11-12), y mucho más (pruebas presenciales o virtuales que guían la vocación del estudiante que quiera estudiar un pregrado). Para conocer más sobre nuestros servicios, visite: www.sapiensresearch.org

Ranking U-Sapiens 2012-2, por Sapiens Research Group 59/59


Sapiens Research Sapiens Research Group Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / ISSN-e: 2215-9312

Índice: artículos y autores anteriores Volumen 1 Número 1, enero-junio 2011 Interés general Ranking U-Sapiens Colombia 2010-1 (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Billetes: Dos mil guaraníes: Adela y Celsa Speratti (Margarita Durán Estragó) Diálogos: Gastronomía/Astronomía (Elena Regis y Nicola Caon) Profes: El ser y el saber, apuntes para una reflexión sobre la labor del maestro (Ezequiel Dellutri) Entrevista-e: Editor revista Bitácora Urbano-Territorial (Carlos-Alberto Torres-Tovar) Diáspora-i: Doctorando en Alemania (Jorge-Arturo Fernández-Silva) Interés científico Psique: La inclusión educativa, la necesidad de transformación antes nuevas realidades (JoséAntonio Torres-González) Sociologando: Cuestiones “metodológicas, opiniones de los alumnos de la carrera de sociología (Angélica De Sena) Volumen 1 Número 2, julio-diciembre 2011 Interés general Editorial: El efecto Wall-e en la comunidad científico-académica (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Reflexiones: Borges y la ceguera (Salvador Dellutri) Billetes: Cinco Bolivianos: Adela Zamudio, ausente pero no perdida (Dora Cajías) Diálogos: Incendios/Microorganismos (Roque Álvez y Hortensia Silla) Ranking U-Sapiens 2010-2 (Carlos-Roberto Peña-Barrera) U-Sapiens Ranking Colombia 2010-2 (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Interés científico Latín-A: Jóvenes indígenas (kichwa-otavalos) entre etnicidad, clase y género (DanielaAlexandra Célleri-Endara) Latín-A: Transnacionalización e informalidad en las políticas de «rescate» en el centro histórico de Ciudad de México (Frank Müller) Latín-A: «Dios tenía miedo» de la conformación de la identidad actual salvadoreña (Vanessa Núñez-Handal) Latín-A: Supremacía y lealtad en los conflictos por la supremacía regional en América del Sur (Corinna Walter) Psique: Trabajando contra la violencia de sexo/género (Marcela González-Barrientos) Psique: Fenomenología de la violencia (Inmaculada Jauregui-Balenciaga y Pablo Méndez-Gallo) Sociologando: El hambre como punto de origen y de llegada de las políticas alimentarias vigentes (María-Eugenia Boito y Juliana Huergo) Sociologando: Respuestas estatales en torno a la alimentación y al cuidado: los casos de los Programas de Transferencia Condicionadas de Ingreso y el Plan de Seguridad Alimentaria en Argentina (Pilar Arcidiácono, Laura Pautassi y Carla Zibecchi) Sociologando: Reflexiones sobre las nuevas formas del hambre en el siglo XXI: la obesidad de la escasez (Patricia Aguirre) Sociologando: Hambre individual, subjetivo y social (reflexiones alrededor de las aristas límite del cuerpo) (Adrián Scribano y Martin Eynard) Sociologando: A fome como tabu e a luta de Josué de Castro (Luitgarde Oliveira-Cavalcanti) Urbis: O programa Morar Carioca e a urbanização de favelas da cidade do Rio de Janeiro (Gerônimo Leitão y Jonas Delecave) Urbis: Hacia el urbanismo social (Yuiza Martínez-Rivera) Urbis: La ciudad contemporánea, ¿una polis sin política? (Etienne Helmer) Volumen 2 Número 1, enero-junio 2012 Interés general Editorial: Los extremos: «citología», fraude y plagio (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Entrevista-e: Editor jefe de la revista Ciencias de la Información (Manuel-Paulino LinaresHerrera) Corresponsales: Hampstead Heath, un lugar para ti (César Álvarez-González) Ranking U-Sapiens 2011-1 (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Ranking Grup-Sapiens 2010 (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Interés científico Latín-A: Emociones y desastres (Anna-María Fernández-Poncela) Latín-A: El cambio de paradigma: de la atención de desastres a la gestión del riesgo (GiselaIrene Gellert-de Pinto) Lógyca: Mitos y sofismas de la cultura científica en la sociedad posmoderna (Nelson-Leonardo Falcon-Veloz) Lógyca: Pensamiento crítico para el uso diario (Mónica Rodríguez) Psique: Modelo de gestión por competencias aplicado al proceso de capacitación en una institución de salud pública de la quinta región de Chile (Selma-Cyntia Segovia-Díaz)

Psique: Los avatares de la pre-adolescencia: conflictos y propuestas para su transición (María de los Ángeles Correa-Tapia) Sociologando: Configuraciones sociales y teoría social (Flabián-Héctor-José Nievas) Sociologando: Jóvenes contemporáneos: entre el trabajo emocional y estético en el mundo corporativo (Liuba Kogan-Cogan) Sociologando: ¿É possível ver de lugar nenhum? Sobre o ponto de vista sociológico (PatrícioVitorino Langa) Sofando: Una cartografía de la enseñanza de la filosofía en territorio argentino (Adriana Barrionuevo) Sofando: Las condiciones de un pensar situado (Ariela Battán-Horenstein) Urbis: «Ser» habitante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (experiencias y procesos de una ciudad en transformación) (Paula-Cecilia Rosa) Volumen 2 Número 2, julio-diciembre 2012 Interés general Editorial: Las verdaderas necesidades (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Diáspora-i: Doctorando en Suecia (Óliver Silva) Monedas: Cincuenta Centavos Colombianos, la mujer del Regenerador (Diana Aristizábal) Cafés: Blue Sky Marketplace (Johanna Haddock) Ranking U-Sapiens 2011-2 (Sapiens Research Group) Interés científico Latín-A: Frontera colombo-brasilera: persistencia del conflicto armado y alcances de las estrategias de seguridad (Irene-Alejandra Cabrera-Nossa) Psique: Bullying: ¿violencia primaria o secundaria? (Pablo-Andrés Ferrer-González) Psique: Bullying a través de las TIC (Fuentesanta Cerezo-Ramírez) Psique: Breve reflexión psicoanalítica acerca del bullying (Claudio-Alejandro Reyes-Lozano) Psique+: Hablar y callar, o del poder y la iatrogenia en un imaginario sociocultural (MarcosAgustín Cueva-Perús) Sociologando: Retórica de la memoria, embotamiento de la atención, lejanía de la persuasión (Claudio Martyniuk) Sociologando: Internet como herramienta de recuperación de la memoria de la Guerra Civil española (Laura Solanilla-Demestre) Sofando: La mirada filosófica: un vistazo al rostro del otro (Josua-Óscar Aponte-Serrano) Urbis: A Vila Getúlio Cabral e as ocupações organizadas de terras urbanas no Rio de Janeiro (Gerônimo Leitão y Jonas Delecave) Urbis: Occupation de l’espace public par les personnes de la rue: Expérience au sein d’une unité de psychiatrie de rue à Marseille (Anna Fagot y Vincent Girard) Urbis: La relocalisation des familles victimes de catastrophes naturelles à Port-au-Prince (Ilionor Louis) Urbis: Fábricas de desechos (Magela Cabrera-Arias) Urbis: Una aproximación a los usos sociales del cuerpo en espacios correccionales (Graciela María-Tedesco) Volumen 3 Número 1, enero-junio 2013 Interés general Editorial: Ayer me suicidé (Carlos-Roberto Peña-Barrera) Siglo XIX: El convencionista Isnard (S.D. Bogotá, 3 de noviembre de 1865, año II, Núm. 10. La Caridad) Ranking U-Sapiens 2012-1 (Sapiens Research Group) Interés científico Latín-A: Políticas públicas e inseguridad en México: poblaciones sitiadas (Karla-Josefa MillaEscobar) Latín-A: Diferenciación social e identidad étnica en la frontera sur de México (Jorge Luis-CruzBurguete) Latín-A: El eterno dilema del modelo económico para México: visión de la ruralidad (Tomás Martínez-Saldaña y Karla-Josefa Milla-Escobar) Sociologando: Estrategias de «policiación de la sociedad» y prácticas de «securitización ciudadana»: una mirada a la metamorfosis de los mecanismos represivos en contextos neocoloniales (Emilio-José Seveso-Zanin y Pedro-Matías Lisdero) Sociologando: Represión y constitución de subjetividades marginales: una mirada sobre el cuerpo y la movilidad en ciudad de Villa María, Argentina (Lucas-Alberto Aimar y Alejandra Peano) Sofando: La relevancia social de la filosofía en los tiempos de crisis neoliberal (José M. AtilesOsoria) Urbis: Procesos urbanos y retos de la planeación territorial para la ciudad sustentable en América Latina (Héctor Cortez-Yacila)

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Sapiens Research Sapiens Research Group Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / ISSN-e: 2215-9312

Urbis: Implicaciones de las propuestas de rancière y arendt para leer las contraculturas (DianaMilena Patiño Niño)

Urbis: Artista ego-centro y arte transgresor (Erika-Marcela-Herrera)

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Sapiens Research Sapiens Research Group Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / ISSN-e: 2215-9312

Biodatos: autores actuales Alba Barbé-i-Serra: Diplomada en Educación Social (Universidad Autónoma de Barcelona), Licenciada en Antropología Social y Cultural (Universidad de Barcelona) y Máster en Antropología y Etnografía (Universidad de Barcelona). Docente investigadora (Becaria FI de la Generalitat de Catalunya: Universidad de Barcelona). Su línea de investigación actual es: cómo la transfobia afecta la práctica del crossdressing en Barcelona. Sus últimas publicaciones son: Identity and performance. An ethnographic approach to drag king performance through a corporal itinerary (2013); Ésser al llindar. La performance drag king: Un indret en pugna per establir nous i diferents ordres (2013). Carolina-Alejandra-de-Lourdes Becerra-Sepúlveda: Licenciada en Educación Diferencial (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación) y Magister en Psicología Educacional (Pontificia Universidad Católica de Chile). Doctoranda (Universidad Santiago de Chile. Sus líneas de investigación son: interculturalidad, y lenguas de señas. Sus últimas publicaciones son: Educación Intercultural. Texto de apoyo Jornadas Nacionales de videoconferencias. Ministerio de Educación Chile. Unidad de Educación Especial (2012); Lenguaje y Educación en niños sordos: encuentros y desencuentros (2008). Celso Valderrama-Delgado: Profesional en Turismo (Universidad Autónoma de Nayarit) y Doctor en Ciencias Sociales (Colegio Mexiquense). Docente investigador (Universidad Autónoma de Nayarit). Sus líneas de investigación son: derecho y género, y Estudios municipales. Sus últimas publicaciones son: El profesorado universitario: rupturas y discontinuidades (S.F). Saberes indígenas y educación en Nayarit (S.F).

Mario-Enrique Villalta Flórez-Estrada: Licenciado en Arquitectura (Universidad de Costa Rica) y estudiante de Maestría en Hábitat (Universidad Nacional de Colombia-Bogotá). Profesor ((Universidad de Costa Rica). Sus líneas de investigación son: espacio público, y prácticas ciudadanas de gestión alternativa de la ciudad. Sus últimas publicaciones son: Apropiaciones Urbanas para la Activación del espacio público (2013: coautor); Guía de Gestión Ambiental para el Manejo del Paisaje (2009). Norma-Celina Carnevali-Lobo: Arquitecta y Doctora en Ciencias Humanas (Universidad de los Andes). Profesora investigadora (Universidad de los Andes). Sus líneas de investigación son: desarrollo sustentable y su dimensión social, y hábitat residencial y participación ciudadana. Sus últimas publicaciones son: Vivienda y hábitat sustentable: el bienestar habitacional (2011); La participación social en la producción del espacio público dentro del hábitat residencial sustentable, en: Espacios públicos, calidad y medición (2012). Ricardo García-Jaime: Licenciado en Psicología (Universidad Nacional Autónoma de México Campus Iztacala) y Máster en Estudios de la Mujer (Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco). Profesor asociado (Universidad Pedagógica Nacional). Sus líneas de investigación son: estudios en género, y sexualidad. Sus últimas publicaciones son: Educación sexual: la asignatura pendiente (2010); La explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes: Una realidad invisible (S.F).

Douglas-Miguel Llanos-Medina: Urbanista, magíster en Desarrollo y Ambiente (Universidad Simón Bolívar) y Doctorado en Urbanismo (Universidad Central de Venezuela). Profesor (Universidad Simón Bolívar). Algunas de sus publicaciones son: Apuntes sobre el Green Belt. Breve revisión histórica del modelo, desde sus orígenes hasta su aplicación en la planificación urbanística de Caracas (2010). Guadalupe-Margarita González-Hernández: Licenciada en Economía (Universidad Autónoma de Zacatecas), Doctora en Ciencias Sociales (El Colegio de la Frontera Norte). Docente investigadora (Unidad Académica en Estudios del Desarrollo). Sus líneas de investigación son: estructura urbana y patrimonio; y turismo en las ciudades mexicanas. Sus últimas publicaciones son: Reproducción precaria, soporte de la sociedad capitalista (2013); Crisis del turismo: reestructuración productiva y ciencias sociales (2013). María del Refugio Navarro-Hernández: Licenciada en Educación (Universidad Autónoma de Nayarit), Doctora en Educación Internacional (Universidad de Tamaulipas). Docente investigadora (Universidad Autónoma de Nayarit). Sus líneas de investigación son: género y educación. Sus últimas publicaciones son: El talento de la transversalidad del poder femenino (2012); El dispositivo ciencia/sexo (2011).

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Salvador Vázquez-Sánchez: Profesional en Ciencia Política (Universidad Nacional Autónoma de México) y Doctor (Universidad de Paris-Sorbona). Docente investigador (Universidad Autónoma de Nayarit). Sus líneas de investigación son: género, y filosofía. Sus últimas publicaciones son: El talento de la transversalidad del poder femenino (2012); Las mujeres en Nayarit: México en situación de migración de alto riesgo (S.F).


Sapiens Research Sapiens Research Group Boletín Científico Vol. 3(2)-2013 / ISSN-e: 2215-9312

Pautas: contribuciones y arbitraje Título: Puede ir en español o portugués (eventualmente en otro idioma) y debe tener su correspondiente traducción al inglés. Si el artículo es en inglés, debe traer su traducción al español. El título debe ser sucinto, específico, con sintaxis correcta y coherente. Debe evitarse en lo posible el uso de siglas y coma (,) o dos puntos (:). Autores: Los autores pueden ser máximo tres, se deben indicar los nombres y apellidos completos unidos por guión, año de nacimiento, país de origen, y correo electrónico personal o institucional. Resumen y abstract: Todo artículo debe acompañarse por un resumen y un abstract de máximo 250 palabras cada uno, en donde se indiquen los objetivos principales y el alcance de la investigación o reflexión, se describa el método o metodología empleada, se extracten los resultados más importantes, y se enuncien las conclusiones más relevantes.

Libro/un autor: Boshell-Lee, J. C. (2000). Pensamientos del mañana. Caracas: Universidad Nacional de la Libertad. Libro/dos y tres autores: Boshell-Lee, J. C., Torres-Menfis, I., y Cutavi-Arias, A. F. (2001). Más pensamientos y discrepancias. Buenos Aíres: Editorial Mancha Pura. Libro/más de tres autores: Se usa el primer autor y luego se escribe “y cols” (y colaboradores): Boshell-Lee, J. C., y cols. (2002). Muchos pensamientos sin discrepancias. Lima: Ediciones Quijote. Sección de libro: Boshell-Lee, J. C. (2003). Entre discrepancias y pensamientos. En C. A. Morales (Ed.), Los pensamientos de los aventureros (pp. 50-70). Montevideo, Uruguay: Júpiter Publicaciones.

Palabras clave y key-words: Máximo 6, en orden alfabético, que correspondan a los tesauros o descriptores de UNESCO o ERIC. UNESCO: http://databases.unesco.org/thessp/ ERIC: http://www.eric.ed.gov/ERICWebPortal/thesaurus/thesaurus.jsp?_pageLabel=The saurus

Artículo de revista: Boshell-Lee, J. C., y Torres-Menfis, I. (2004). Pensamientos sin sentido. Revista Ideas y Reflexiones, 4(1), 10-20.

Introducción: En la introducción se deben presentar, de forma clara y sucinta, la naturaleza y el alcance del problema investigado (de la reflexión); los antecedentes sustentados con referencias bibliográficas pertinentes; el método o metodología; mencionar los resultados y las conclusiones más relevantes; y exponer cómo se desarrollará el artículo (partes y objetivos). (Método: “procedimiento que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y enseñarla” - RAE). (Metodología: “conjunto de métodos que se siguen en una investigación científica o en una exposición doctrinal” - RAE).

Artículo de dominio público, base de datos libre o revista electrónica: Boshell-Lee, J. C. (2006, diciembre 5). No sentimos pensamientos ni reflexiones. El Mundo, 12, 5-6. Extraído el 5 de noviembre de 2007 desde: http:// www.ideassinsentido.com/BL-1.doc

Reflexión-exposición: Desarrollo detallado y claro del método o metodología usada y las razones por las cuales se escogió (si es necesario, con referencias bibliográficas), a fin de que el lector-investigador pueda aprehender lo reflexionado. Para ello se recomienda especificar también las premisas y argumentos que sustentan las conclusiones, las cuales, por supuesto, deben ser orientadoras de las ideas, pensamientos o nuevas visiones del suceso analizado-reflexionado. Esta parte puede dividirse en los subtítulos que se consideren necesarios. Conclusiones-discusión: Esta sección es para que el autor redacte, de la forma más sencilla, clara y sensata posible las relaciones y premisas existentes entre los hechos observadosreflexionados (es decir, lo que significan y aportan los resultados) y el campo en cuestión. Se recomienda presentarlos de manera sistemática, a fin de resumir las pruebas que respaldan cada conclusión, y señalar los aspectos no resueltos, las excepciones o las faltas de correlación. Referencias bibliográficas: Se guiarán por las normas APA. Se deben colocar los nombres completos y los dos primeros apellidos unidos por un guión.

Presentaciones y conferencias Boshell-Lee, J. C., y Torres-Menfis, I. (2005). Pensamientos sin sentido. Trabajo presentado en el Seminario Internacional de Ideas Latinas, diciembre, Brasilia.

Citas: En el cuerpo del texto se aplicarán las normas APA (Apellido de autor, año: página). Sólo se usarán las notas al pie para aclaraciones, no para colocar referencias bibliográficas. Si se citan publicaciones de un mismo autor y año, se usarán letras en orden alfabético al lado de la fecha para diferenciarlas en el texto y la bibliografía. Cuando se nombre más de una publicación de un mismo autor o diferentes autores en una misma referencia, se organizarán en orden cronológico. Imágenes, gráficos y tablas: Éstos deben estar en el documento, titulados con nombres completos y enumerados consecutivamente (por ejemplo Gráfica 1,). Deben enviarse en archivos aparte, marcados con el mismo título que llevan en el documento y deben estar claramente señalados en el cuerpo del texto. Para el caso de imágenes, éstas deben venir en formato JPG, con resolución mínimo de 300 dpi. Extensión y formato: El documento completo debe tener mínimo 4000 palabras y máximo 5000, venir en formato Microsoft Word, tipografía Calibri 10, justificado, tamaño carta, márgenes de 2 centímetros por todos lados, espaciado sencillo entre líneas, sin sangría y con una línea de espacio sencillo entre párrafos. Breve reseña del autor/es: No debe exceder las 150 palabras. Debe señalar la profesión (institución otorgante), el último grado académico recibido (institución otorgante), máximo 2 ocupaciones actuales, máximo 2 líneas de investigación o temáticas de interés, máximo 3

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Boletín Científico Vol. 3(1)-2013 / pp: 49-53 / ISSN-e: 2215-9312

publicaciones más recientes (sean en libros o revistas), año de nacimiento, país de nacimiento. Y una foto informal del rostro, con excelente resolución. Proceso de arbitraje: El Boletín Científico Sapiens Research se reserva el derecho de regresar aquellas contribuciones que no cumplan con las pautas explicadas anteriormente, y solo ingresarán aquellas que sean originales-inéditas y que se estén postulando exclusivamente en este medio, y no en otro más de manera simultánea. 1. Las editoras de sección revisarán de forma preliminar el original ingresado para proceso de dictamen (anónimo en ambos sentidos) y luego de sus observaciones darán alguna de estas tres respuestas a los autores, después de no menos 2 semanas: (1) aceptado para dictaminar, (2) aceptado para dictaminar si se hacen cambios según observaciones, y (3) no aceptado. 2. Si es aceptado para dictaminación o regresa de nuevo el original con los cambios pedidos a modo de observaciones por las editoras de sección, se pasa a un par evaluador para ser dictaminado (sistema doble ciego), quienes podrán tomarse cerca de 4 semanas para dar cualquiera de estas tres respuestas a los autores: (1) aceptado para publicarse, (2) aceptado para publicarse si se hacen cambios según observaciones, y (3) rechazado. 3. Si regresa de nuevo el original con los cambios pedidos a modo de observaciones por el par evaluador, pasa a edición, diagramación para ser publicado, y se le comunica dicha decisión a los autores así: aceptado para publicarse. 4. Si hay empate en el dictamen del par evaluador o se presenta cualquier discrepancia, se somete el original a un tercer evaluador (bajo la misma modalidad de doble ciego) para tomar una decisión definitiva a través de cualquiera de estas tres respuestas con el fin de hacérselas saber a los autores: (1) aceptado para publicarse, (2) aceptado para publicarse si se hacen cambios según observaciones, y (3) rechazado. Si los autores reciben la respuesta (2), aplica el punto 3 de este proceso. 5. Luego de que el original aceptado ha pasado por edición-diagramación, se regresará a los autores para su lectura aprobatoria, con el fin de hacer o no observaciones de cambio en cuanto a edición, en un tiempo no superior a 5 días, y para que autorice por escrito su publicación y distribución.


Sapiens Research Sapiens Research Group BoletĂ­n CientĂ­fico Vol. 2(2)-2012 / ISSN-e: 2215-9312

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