la verdad sobre el caso Savolta

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LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA de EDUARDO MENDOZA.

La verdad sobre el caso Savolta, es una novela de Eduardo Mendoza publicada en 1975. Con ella obtiene el Premio de la Crítica. En el ambiente histórico, su publicación coincide con la muerte de Francisco Franco. Cabe destacar su importancia en el aspecto literario, ya que supone un cambio en la narrativa española. Con esta novela se vuelve a una novela más tradicional, alejándose de la novela experimental que se había estado escribiendo. ARGUMENTO (leer). La verdad sobre el caso Savolta recoge los recuerdos de Javier Miranda, espectador y protagonista de unos hechos ocurridos en Barcelona en 1917 y 1919, en torno a la empresa industrial Savolta, presidida por un aventurero enigmático, Lepprince, hechos que, además, se trenzan con una trama amorosa. Javier Miranda, que debe cobrar en nombre de la empresa Savolta una elevada póliza de seguros en Nueva York, es llevado a juicio por la compañía aseguradora, que pretende no pagar unos gastos tan elevados. Desde el juicio se rememoran y recrean los hechos que lo han motivado. Y no sólo los últimos, sino los más antiguos, los que se iniciaron con la prosperidad de la empresa Savolta y la posterior quiebra, y el incendio que la hace desaparecer sin que se conozcan las causas. Javier Miranda lleva el hilo conductor desde que Lepprince contrató, en época de prosperidad de la empresa, a dos matones para que escarmentaran a los cabecillas de una huelga. La protesta obrera fracasó, pero un periodista idealista y extravagante, Domingo Pajarito Soto, denuncia la represión. El hábil Lepprince contrata al periodista para que realice una investigación sobre la empresa y ganárselo; pero una cadena de hechos y situaciones desencadenan una serie de muertes inesperadas, así Pajarito Soto es asesinado en extraña situación (un coche lo atropella cuando regresaba borracho a casa), y poco después Savolta, el principal dueño de la empresa es acribillado a tiros. El comisario Vázquez, que toma en sus manos el caso, no logra evitar que se sucedan los atentados contra el jefe de personal, Claudedeu, que muere y un atentado fallido contra el propio Lepprince. Despejado el camino, Lepprince se casa con Rosa Mª Savolta y consigue su objetivo: la dirección de la fábrica. Con el final de la 1ª Guerra Mundial la empresa se hunde, el comisario Vázquez es trasladado a Tetuán para que no siga investigando; suceden nuevos asesinatos como el del accionista Pere Parells. Javier Miranda se casa con María Coral, mujer de los bajos fondos, pero de belleza misteriosa, Miranda ignora que ésta es amante de Lepprince, aunque terminará fugándose con el guardaespaldas de Lepprince: Max. Pero el comisario Vázquez declara a Javier Miranda poco antes de morir que Lepprince era el único responsable de las muertes de Pajarito Soto, Savolta y los demás y todo ello para ocultar el tráfico de armas para el ejército alemán; ya que Savolta tenía contratada la producción con los aliados. Al final de la novela María Coral, después de la fuga con Max, acude a casa de Miranda y deciden emigrar a Nueva York, donde se celebra el juicio ante el juez Davidson en 1927. GÉNERO LITERARIO: ENTRE LA NOVELA HISTÓRICA, LA NOVELA POLICÍACA Y EL FOLLETÍN. La obra recoge los recuerdos de Javier Miranda, espectador y protagonista de unos hechos ocurridos en Barcelona entre 1917 y 1919 que giran en torno a una importante empresa industrial, entretejidos con una trama amorosa. Esta mezcla de temas hace que sea difícil englobar la obra dentro de un determinado género: Por una parte, puede hablarse de novela histórica pues, aunque la trama desarrollada es ficticia, la obra muestra un marco histórico real, el de la Barcelona de finales de la primera guerra mundial, la Barcelona del anarquismo, de las bombas, de los pistoleros, del terrorismo proletario. En resumen, una época de considerable desarrollo económico e intensificación de la conflictividad social, provocada por el contraste entre el lujo insolente de la burguesía y la miseria infrahumana del proletariado industrial. Además, tal como manifestó Mendoza, “El punto de referencia del caso lo tomé de otro asunto no menos apasionante, el de Barcelona Traction”. Se refiere a la Barcelona Traction Light and Power, empresa de energía eléctrica instalada en Cataluña con capital extranjero, como otras varias, en 1911. El caso, registrado en los periódicos y documentos de la época, fue el asesinato de Josep Albert Barret (1865-1918), empresario del metal y profesor en la Escuela de Ingeniería Industrial, el 8 de enero de 1918 (una semana después que el Savolta de la novela) cerca de la Escuela en la que daba clase (no en su casa, como en nuestro texto). Las autoridades atribuyeron el asesinato a los sindicatos y grupos anarquistas, pero estos responsabilizaron a un grupo de agentes alemanes que actuaba en Barcelona con la finalidad de perturbar las actividades de los industriales catalanes que trabajaban para los aliados: Barret fabricaba en su taller (situado en la carretera del puerto, como en la novela) espoletas para obuses que destinaba a equipar al ejército francés. 1

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También el personaje de Lepprince parece estar basado en una persona real: el falso barón de Koenig, vividor y jugador que se instaló en Barcelona en 1918 y ofreció sus servicios a la Federación Patronal para acabar con el desorden social a cambio de protección policial. Por otra parte, la novela tiene muchos elementos de la novela policíaca: hay varios crímenes misteriosos y se nos van ofreciendo datos que pueden contribuir a su esclarecimiento, hay enigmas, sospechas, falsas pistas que desconciertan al lector, pesquisas de un comisario, interrogatorios y, sobre todo, una “aclaración del caso” al final, por medio de las revelaciones o “reconstrucción” del policía. Hay que decir también que algunos elementos de la historia pueden recordarnos géneros vecinos: la novela de espionaje (con la figura de Max) o la novela negra americana (ciertos aspectos de la persecución de María Coral y Max por Javier). Esta doble faceta de averiguación policíaca e investigación política aparece ya presente desde el título. En los años anteriores a su publicación habían sido frecuentes obras que ofrecían “la verdad” sobre asuntos políticos muy dispares (la verdad sobre el oro de Rusia, la verdad sobre la CIA). Y muchas novelas policíacas llevaban en su título la palabra “caso”. La novela también tiene deudas con la novela folletinesca, que se ofrecía al público por entregas para mantener la atención y emocionar a los lectores. Esta influencia se percibe, en primer lugar, en la importancia del enredo y de las aventuras: misterios, personajes que aparecen y que desaparecen inesperadamente, peripecias “rocambolescas”, lances caballerescos por parte del protagonista... En segundo lugar, son reconocibles los elementos folletinescos de las escenas de los bajos fondos: el cabaret y las tabernas, el hampa, los círculos de conspiradores… con esa convivencia de lo mísero y lo noble, de toques sociales y de truculencias tan propia del folletín. En tercer lugar, y, sobre todo, hemos de destacar la anécdota sentimental: la historia de María, su origen oscuro, sus amoríos con el hombre rico y su peregrina boda con el hombre humilde, sus misteriosas “enfermedades”, su intento de suicidio, sus fugas, sus retornos... Además, la novela tiene que ver con obras como el Lazarillo de Tormes o muchas de las grandes novelas del XIX en el sentido de que presenta la andadura vital de un personaje (Javier Miranda), que tiene que luchar para sobrevivir y enfrentarse a fortunas y adversidades. Finalmente, citaremos elementos del esquema de la novela de aventuras en los últimos capítulos, en los que Javier se lanza por amor a la búsqueda de María Coral. En el aspecto formal, hay que destacar la imitación intencionada o pastiche (término francés, procedente a su vez del italiano, que designa la imitación intencionada de diversas maneras o estilos) que el autor hace de formas características de la novela tradicional, de la novela policíaca y de la novela folletinesca. Junto al estilo peculiar de estos géneros, encontramos también imitaciones del lenguaje judicial y administrativo, del informe policial, del lenguaje periodístico... ESTRUCTURA Y PUNTO DE VISTA NARRATIVO. Estructura externa: la novela se divide en dos partes de 5 y 10 capítulos respectivamente; a su vez, los capítulos se componen de varias secuencias de diferente extensión, separadas entre sí por espacios en blanco. La novela es una serie de recuerdos de Javier Miranda declarados en un pleito judicial en el año 1927. Como no se declara que es un juicio hasta el final de la obra, el inicio de la misma es algo desconcertante ya que son una serie de relatos sin ninguna conexión aparente y llenos de intrigas que, alguna de ellas, no se resolverán hasta el final del libro. Estructura interna: la obra se puede dividir en tres bloques de complejidad decreciente: 

Bloque 1 (capítulos I-V). Esta parte presenta la máxima complejidad. La técnica caleidoscópica nos muestra fragmentos de un interrogatorio judicial, textos periodísticos, documentos, cartas… Mezclado con todo esto surgen los recuerdos de Javier Miranda, pero sin seguir un orden lineal y cronológico, a modo de recuerdos rápidos. En esta parte se aprecian numerosos cambios de punto de vista y se presenta como un rompecabezas cuyas piezas irán encajando a lo largo de la obra. Acontecimientos como la muerte de Pajarito de Soto, Savolta y el estado de la empresa Savolta transcurren en esta parte.

Bloque 2 (capítulos I-V de la segunda parte). Ofrece menor complejidad, aunque se conserva el desorden cronológico y sigue presente la técnica caleidoscópica. Se alternan tres hilos narrativos, situados en dos planos cronológicos: en primer lugar, las peripecias de Nemesio Cabra (que son la vuelta a finales de 1917 e inicios de 1918); en segundo lugar, continúa la historia de Javier Miranda, en 1919; en tercer lugar, en este mismo año, se desarrolla la fiesta en casa de Lepprince. Al final sucederá el episodio del asesinato de Parells. 2

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Bloque 3 (capítulos VI-X de la segunda parte). La historia se desarrolla con una sencillez distinta a los demás bloques: solo hay un hilo argumental contado linealmente, de acuerdo con las formas tradicionales de narración. Se explica el desenlace de la obra, el comisario Vázquez le aclara a Miranda todo lo sucedido y éste se va Nueva York con María Coral para cobrar el dinero del seguro de la empresa Savolta para María Rosa Savolta y su hija y cumplir sus sueños con su amada.

En síntesis, la estructura de la obra supone un gradual desplazamiento desde las formas más complejas de la narrativa moderna hasta viejas formas de contar, intencionadamente resucitadas. Podemos decir que presenta una construcción en forma de pirámide, pues sus secuencias narrativas, numerosas al principio, van disminuyendo hasta el final, reduciendo su complejidad hasta desembocar en una sola acción que mantiene una andadura lineal y aclara, como en toda novela de intriga, la trama anterior. Entre las técnicas narrativas utilizadas por Eduardo Mendoza en esta novela, cabe destacar el perspectivismo (relato contado desde los diversos puntos de vista de los personajes), la técnica suspensiva (aparición imprevista de personajes, irrupción en las secuencias y el misterio que existe a lo largo de toda la historia), la técnica impresionista y esperpéntica en el tratamiento de los personajes, el pastiche o variedad de estilos, el caos temporal, etc. En cuanto al punto de vista se pueden distinguir los siguientes: 

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Gran parte de la novela está ocupada por una narración en primera persona que hace un personaje desde dentro, es decir, que participa de los hechos que narra, Javier Miranda. Se trata, por tanto, de un narrador protagonista. Es, además, un narrador limitado, ya que solo conoce parte de los hechos e ignora una porción fundamental de lo sucedido (por ejemplo, la relación adúltera entre Lepprince y María Coral). Existe, además, otro narrador en tercera persona, un narrador omnisciente, que está fuera de la acción y no participa en ella. Parte de la crítica considera que este narrador es también Javier Miranda, que cuenta lo que no ha presenciado, pero ha sabido por otros personajes. Según esta parte de la crítica, en las secuencias que parecen narradas por un narrador omnisciente, como la fiesta de Nochevieja en la casa Savolta, descubrimos, a medida que nos relatan la celebración, que Miranda estaba allí de observador. En cuanto a la historia de Cabra, aunque Miranda no está presente, puede llegar a conocerla con detalle por Vázquez. El tercer punto de vista no es uniforme. Adopta la forma de los documentos que sirven de prueba a la acción judicial. A veces tiene forma de diálogo, en otros casos narraciones en tercera persona de personajes que participaron en la acción, en otros la perspectiva es de ensayo, En ciertos momentos, sobre todo al final, se recurre a la forma epistolar en la que un personaje cuenta su vida en primera persona.

TIEMPO Y ESPACIO. En cuanto al tiempo externo, Mendoza sitúa su novela entre 1917 y 1919, período muy conflictivo en Barcelona y Cataluña. La burguesía, que ha acumulado grandes capitales durante la primera guerra mundial gracias a su neutralidad, ve cómo se resquebraja su imperio económico desde el fin de la guerra, y contempla asustada unas convulsiones sociales justificadas por los bajos salarios, que darán como resultado un panorama de despidos, huelgas e incluso asesinatos. Además, hay que tener en cuenta que los interrogatorios del juicio se están realizando en 1928, entre diez y once años después de que hayan sucedido los hechos principales. El marco histórico de la novela se extiende, por lo tanto, desde los años finales de la primera guerra mundial (1917 y 1918) hasta 1928. En lo que respecta al tiempo interno, en la primera parte la acción transcurre durante 1917 y 1918. El artículo de Pajarito de Soto inicia el relato, pero remite a un hecho ocurrido antes, el atentado contra un obrero. Los capítulos IIII se centran en acontecimientos que suceden durante 1917 (encuentros de Miranda con Lepprince, María Coral y Pajarito de Soto, asesinato de Pajarito y Savolta), y los capítulos IV-V en sucesos de 1918 (entierro de Savolta, muerte de Claudedeu, atentado fallido a Lepprince en el Liceo). Miranda se traslada a Valladolid a finales de 1918 y regresa a principios de 1919. La acción de la segunda parte se desarrolla a partir del año 1919, aunque hay saltos temporales hacia el pasado (el encuentro de Nemesio con Pajarito en diciembre de 1917 y las entrevistas de Nemesio con el comisario Vázquez). El autor tiene verdadero interés en situar la acción cronológicamente de manera minuciosa. Son muchas las alusiones históricas y destacan, sobre todo, las fechas exactas que aparecen en los documentos y van ordenando los sucesos. Esta precisión contrasta con la imprecisión temporal del narrador. Con respecto a esto hay 3

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que decir que el relato de Miranda (es decir, la novela) surge, como excusa literaria, de sus declaraciones ante un juez norteamericano, el juez Davidson, a partir del 10 de enero de 1927. Es, por tanto, una recreación de la memoria del protagonista, lo que justifica su desorden: se trata de un recurso usado por Mendoza para dar verosimilitud a los hechos evocados por Javier: “Del juicio y mis recuerdos han brotado estos hechos”. En lo referente al orden temporal, en todo momento, pero más en la primera parte, se dan frecuentes analepsis. Estas vueltas atrás sirven para la aclaración de los sucesos o para presentar los antecedentes de personajes que tienen un papel fundamental en la trama. Además, hay que hablar, en general, de cierto caos temporal: Mendoza presenta relatos que se van intercalando entre sí, de manera que en la primera parte se superponen la fiesta de Nochevieja, las declaraciones ante el juez, la narración sobre Pajarito de Soto y Teresa, el relato del comisario Vázquez, la historia de Nemesio Cabra, la relación entre Lepprince, Miranda y María Coral, etc. y en la segunda la historia de Nemesio, la fiesta en casa de Lepprince y la peripecia de Miranda. El lector tiene que ir componiendo en la cabeza el orden cronológico de la sucesión de los hechos. El espacio de la novela es, sobre todo, un espacio urbano. Excepto en cuatro momentos argumentales, la novela de Mendoza se desarrolla en Barcelona, verdadera protagonista. Los otro cuatro espacios son, por orden de aparición, la sala del tribunal del estado de Nueva York, ante la que presta declaración Javier Miranda; la ciudad de Valladolid, adonde viaja el protagonista para escapar de una mala situación emocional; el hotel donde pasan su viaje de novios Miranda y María Coral, y el viaje de persecución que realiza Miranda tras los pasos de Max y María Coral por la provincia de Lérida, en los Pirineos, pasando por Cervera, Balaguer y Tremp, lugares que describe con gran meticulosidad. Centrados ya en la ciudad de Barcelona, conviene destacar la maestría de Mendoza para moverse por los heterogéneos espacios de la obra, que se convierten en símbolos y representación de las transformaciones y luchas sociales de la época. A grandes rasgos podríamos distinguir las siguientes zonas:   

El centro de la ciudad: la Plaza de Cataluña y las Ramblas, zona común a todas las clases sociales, donde se sitúan los acontecimientos históricos relevantes. La zona de la burguesía que, según su estatus económico, estaría dividida en dos partes: el Ensanche para la pequeña burguesía y la parte alta de la ciudad donde se ubica la mansión de Savolta, en Sarriá y el nuevo domicilio de Lepprince en la ladera del Tibidabo. La zona de los obreros, que corresponde a las barriadas politizadas en la época: el Raval, el Barrio Chino, la zona industrial de Hospitalet, con pisos diminutos, mal ventilados y mucha aglomeración.

Además de estas grandes zonas, en la novela desempeñan un papel significativo espacios reducidos como la taberna, el Liceo, las viviendas… Barcelona aparece, pues, como una ciudad de contrastes reflejados en la alternancia de las secuencias que describen una opulenta y lujosa fiesta o el ambiente sórdido de los barrios obreros. Estos espacios –burgués y proletario– son infranqueables solo en una dirección: el obrero no tiene acceso a introducirse en el ámbito de las clases elevadas, pero el burgués sí puede frecuentar los barrios bajos y participar de las nuevas formas de diversión en los cabarets del Paralelo. Así Lepprince y Miranda van a un garito y Pere Parells se entrevista con Cabra en la taberna. ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES. La verdad sobre el caso Savolta es una novela de muchos personajes. Estos no son descritos con mucho detalle (aunque hay algunos magníficos retratos como el de Cortabanyes o el de Pajarito de Soto) sino que, en su mayor parte, el lector tiene que deducir de sus acciones su forma de ser. También los definen el diálogo o lo que otros personajes dicen sobre ellos. En esta amplia galería de personajes están representadas todas las clases sociales: 

La alta burguesía se refleja en los directivos de la empresa, marcados por la ambición de poder: Claudedeu (“clavo o llave de Dios”, conservador inflexible y de modales burdos; Parells, liberal de trato distinguido, el único obstáculo de Lepprince dentro de la empresa; Lepprince (“el Príncipe”), el gran personaje de Mendoza. Envuelto en un halo de misterio, es un amoral trepador, sigue fríamente sus planes de poder sin reparar en la entidad moral de los medios, lleva una doble vida, siempre llena de lujos y utilizando a todos en su beneficio. Los funcionarios están representados por el comisario Vázquez y el abogado Cortabanyes (“Cortacuernos"). El primero, sacado de la novela policiaca, meticuloso y obsesivo. El segundo, 4

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colaborador oscuro de la corrupción del poder, retrata la hipocresía, pues bajo esa aparente bondad roñoso-paternal esconde un pozo de inconfesables suciedades. El grupo de los asalariados se refleja en los empleados de despacho de Cortabanyes, especialmente en el narrador de la novela, en Javier Miranda. Parece un personaje barojiano, caracterizado por su abulia y una blanda voluntad que le incapacita para definir su existencia: “Me digo que no se puede luchar contra el carácter y que nací para perder todas las batallas”. Simpatiza con los argumentos obreristas de Pajarito de Soto, pero está deslumbrado por el mundo de Lepprince en quien ve una manera de ascenso económico. Es una marioneta manejada por éste, un ser humano desarraigado, sensible, comprensivo, tolerante. El proletariado forma un cuadro sin individualizar, presente en huelgas, mítines, ambientes anarquistas, discursos...Destaca Domingo Pajarito de Soto, un pseudo-intelectual bohemio, idealista desvalido e ingenuo que defiende a los trabajadores y es incorruptible. Los bajos fondos barceloneses, de los que salen María Coral (belleza misteriosa, vital y esquiva, cuya ambición es salir de la miseria al coste que sea) y Nemesio Cabra (vagabundo con arrebatos de locura mística, sabe mucho más de lo que parece, pero la policía no lo cree y los anarquistas lo consideran un chivato).

En cuanto a su importancia en la novela, los personajes principales son: 

Javier Miranda, joven vallisoletano que se traslada a Barcelona con el fin de promocionarse socialmente a través del trabajo y allí vive a caballo entre dos mundos diferentes: por un lado, se relaciona con las personas de su mismo nivel económico –Serramadriles y la Doloretas, ambos compañeros del despacho– y con Domingo Pajarito Soto. Por otro, su deseo de ascenso social le lleva a fijarse en Lepprince:” Yo buscaba el éxito a cualquier precio, no tanto por quedar bien ante Cortabanyes como por complacer a Lepprince, cuyo interés en mí me abría las puertas a expectativas imprevistas”. Es un individuo que se sitúa ante la vida como un mero espectador a merced de los acontecimientos (es muy significativo el apellido Miranda). Tiene una serie de rasgos deudores de la figura del pícaro. Así, como el Lazarillo, logra mejorar su situación y ejercer de secretario de Lepprince. También se casa gracias a los planes de su protector y comparte su mujer con este, aunque él lo ignore. Es el único personaje de la novela que aparece definido de tres modos distintos: la versión “externa” que dan de él otros personajes o el narrador omnisciente contrasta con las referencias a sí mismo que hace dentro del relato en primera persona. Así, él cree actuar de acuerdo con criterios morales pero la versión que otros personajes tienen de él es muy distinta. Es la suya la imagen del perdedor, pero esta característica es la que le lleva a suscitar el amor de Teresa, el afecto de Doloretas y la ternura fiel de María Coral, y la que posibilita que salga incólume entre tantos conflictos y asesinatos. Paul-André Lepprince es un personaje original y atractivo de origen misterioso, lo que lo relaciona literariamente con los héroes del folletín. La suavidad en sus formas contrasta con la dureza y criminalidad de sus hechos, un tópico de la novela policíaca. Como Miranda, llega a Barcelona con el claro objetivo de introducirse en los círculos aristocráticos y financieros, lo que consigue gracias a su habilidad para desenvolverse en todos los ambientes sociales: conquista a Savolta, deslumbra a las mujeres… Los únicos que desconfían de él son el comisario Vázquez y Pere Parells, que descubre sus maniobras en la empresa. Lepprince va a ser el eje de la trama con sus amores clandestinos, ambiciones de poder, intrigas financieras y políticas, presiones y amenazas. Pero también posee ciertos rasgos románticos, así, se enamora de María Coral y, aunque sabe que se ha convertido en un peligro porque conoce algunos secretos que pueden perjudicarlo, no la mata. María Coral (que forma parte de esa galería de gitanas bellas y apasionadas que tiene en Cervantes o Víctor Hugo algunas de sus representaciones más ilustres) es un personaje enigmático cuya biografía es un producto de la miseria, de ahí sus contradictorios perfiles. Lepprince la define certeramente: “Era suave, frágil, sensual como un gato; y también caprichosa, egoísta”. Conoce la impresión que produce en los hombres, y juega con ellos, como si se complaciera en dominarlos. Pero a la vez, no deja de ser una “niña pobre y asustada” que se defiende a su manera. Se muestra a veces perversa y a veces delicada, es tan capaz de amar como de engañar. En ella confluyen los rasgos de la mujer misteriosa del Romanticismo, de origen oscuro y belleza exótica y salvaje, con los de los personajes femeninos de la novela de folletín, por su carácter desvalido y las adversidades de todo tipo que ha sufrido.

Aunque no pueden considerarse principales, tienen importancia en el desarrollo de la novela: 

Domingo Pajarito de Soto, personaje quijotesco que defiende a ultranza la posibilidad de un mundo en el que triunfen la libertad y la justicia y, que desde las páginas del periódico para el que escribe denuncia las condiciones laborales de los obreros. Pero es un idealista peculiar, pues por un lado, arriesga su vida de 5

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forma consciente por la lucha obrera desvelando los entresijos de la empresa Savolta, pero por otro deja desamparados a su mujer y a su hijo. En el polo opuesto a Pajarito se encuentra el “oscuro y pintoresco confidente de la policía”, un verdadero desecho social, llamado Nemesio Cabra Gómez, al que no se le conoce ningún oficio; una mezcla de pícaro y de místico ridículo que sirve a distintos amos (los anarquistas, el comisario Vázquez, Pere Parells) pero, a pesar de ello, sufre hambre y miseria y ejerce la mendicidad. Es un pobre hombre que despierta en el lector la risa y la ternura, y un personaje fundamental en la solución del conflicto. El comisario Vázquez debe mucho a la novela policíaca norteamericana. Representa al buen policía, cuyo celo profesional llega a resultar molesto al poder. En su carácter destacan la tenacidad y la honradez. Su empeño en permanecer fiel a sus principios contrasta con la sociedad corrupta en la que vive.

El resto de los personajes pueden considerarse secundarios: 

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María Rosa Savolta, Teresa y Rosita la idealista. Las tres mujeres representan a tres de las clases sociales de la novela: María Rosa a la burguesía, Teresa al proletariado y Rosita al lumpemproletariado (en alemán, andrajoso. En español también se dice subproletariado, es decir, la población situada al margen o debajo del proletariado). María Rosa Savolta simboliza la buena educación burguesa. Es frágil y delicada, una niña asustada que busca en el amor la salida vital y cae en las manos de Lepprince. Teresa es la mujer desamparada que arrastra junto a Pajarito una vida de sobresaltos. También busca en el amor la solución a su abandono; sin embargo, será la suya una salida fallida por la cobardía de Miranda. Rosita la idealista es un producto de la marginación social. Prostituta, relacionada con el anarquista Julián, ayuda al movimiento obrero, muestra compasión con el ciego Basilio y compadece a Nemesio. Cortabanyes, Claudedeu y Parells forman parte del poder de la empresa Savolta, el primero como abogado y los otros como directivos. Cortabanyes es quien percibe los hilos de la trama, el conocedor de todos los trapos sucios. En su despacho tienen lugar contactos e intrigas fundamentales. Nicolás Claudedeu, alias “el Hombre de la Mano de Hierro”, es el jefe de personal de Savolta y su sobrenombre se debe a la dureza de trato y a la pérdida de su mano en un atentado terrorista en el Liceo. Pere Parells es el gran socio de Savolta, su asesor financiero y fiscal. Es el antagonista de Lepprince, el único que se enfrenta abiertamente a él y el único personaje de la alta burguesía con tintes positivos. Claudedeu y Parells representan a los capitalistas, el primero más conservador y el segundo más liberal. Ambos tendrán un final violento, uno bajo los disparos anarquistas y el otro por la acción de los esbirros de Lepprince. Entre todos los demás podemos citar a Max, que aparece al principio como un simple guardaespaldas, pero acrecienta su papel al final de la novela; a los compañeros de Miranda en el despacho de Cortabanyes: Perico Serramadriles y la Doloretas; a Julián y su grupo de anarquistas… También aparecen alusiones a personajes históricos de la época como Cambó, Maura o el rey Alfonso XIII.

Hay que decir que muchos de los nombres de la novela tienen un componente simbólico: Miranda (espectador, mirón), Nemesio Cabra (loco), María Coral (objeto precioso y codiciado), María Rosa (frescura juvenil), etc. Lepprince queda definido con su nombre francés “le prince” (el príncipe) y la Doloretas representa en su nombre su forma de ser, dolorida y quejosa. Mayor sutileza presenta la motivación de los nombres catalanes: Cortabanyes (Cortacuernos) que representa el poder que se mueve en las sombras de forma casi diabólica, hace honor a su apellido ya que en Cataluña los niños llaman al diablo banyetes. Claudedeu, cuyo nombre significa “clavo de Dios” o “llave de Dios”…

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