Tema 3 realismo y naturalismo

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REALISMO Y NATURALISMO. CARACTERÍSTICAS GENERALES. LA NARRATIVA REALISTA: GALDÓS, CLARÍN Y PARDO BAZÁN.

El Realismo fue una corriente artística que se propuso representar la realidad lo más fielmente posible. Surge en Francia en la primera mitad de siglo XIX (Balzac, Stendhal y Flaubert) y en España se inicia a partir de la década de 1870 y tuvo su apogeo en la década de 1880, época del acceso al poder de la burguesía. El Naturalismo nació a finales del siglo XIX impulsado por el francés Émile Zola, quien propuso aplicar el método científico a la literatura: el hombre está determinado por el medio, por el momento histórico y por la herencia biológica. En España se rechazó el determinismo biológico y reivindicaron el libre albedrío y el humor. Sin embargo, sí se introdujeron técnicas naturalistas: descripciones minuciosas y documentadas; una menor intervención del narrador y mayor presencia de las palabras y los pensamientos de los personajes; la influencia del medio, de los fisiológico, de la educación y la familia en la conducta de los personajes y el interés por los ambientes míseros y degradados. Características de la novela realista. El género literario que mejor asumió los principios y la estética del Realismo fue la novela; y por ello, en buena medida, las características del movimiento son las características de la narrativa realista: • • •

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Las historias se basan en la experiencia cotidiana, y tanto los protagonistas como los ambientes son verosímiles. Se pretende reflejar la realidad más cercana en el tiempo y el espacio, lo cual va a motivar la aparición de dos subgéneros, la novela regional y la novela urbana, y la importancia de las descripciones. Es corriente que los autores pretendan con sus novelas ofrecer una lección moral o social. Ello es así sobre todo en las llamadas novelas de tesis, en las que el escritor desea demostrar una idea a la que quedan subordinados el argumento, los personajes y el ambiente de la obra. Los temas más recurrentes son: el amor imposible llevado a situaciones extremas (amor entre hermanos, con un clérigo, diferencias de edad, sociales, ideológicas,…), el adulterio, el dualismo religioso (anticlericales y progresistas frente a clericales y conservadores) o ideológico-político (el caciquismo; el problema de los cesantes, consecuencia de la política de turnos en el poder; el mundo administrativo…). El narrador suele ser omnisciente e interviene en la obra con juicios sobre hechos y personajes y con observaciones dirigidas al lector. Ello no es incompatible con fingir una mera actitud de cronista. Suele respetarse la temporalidad cronológica. Sin embargo, para contar episodios pretéritos no son extrañas las vueltas atrás en la historia. Los acontecimientos históricos aparecen aludidos en el relato y en las conversaciones de los personajes, o sirven para situar hechos familiares. Los protagonistas de las novelas son o individuos que se relacionan problemáticamente con su mundo o grupos sociales completos, que permiten al


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novelista dar una visión global de la sociedad. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis psicológico del protagonista; en el segundo, en la descripción de los más variados ambientes, con la aparición de medios sociales ignorados por la novela hasta entonces (burguesía, proletariado, mendigos, desclasados...). Las descripciones de exteriores e interiores y las de los personajes son extremadamente detalladas. El lenguaje se usa como recurso fundamental para la caracterización de ambientes y, sobre todo, de personajes, que muestran a través de sus usos lingüísticos su procedencia geográfica y su nivel sociocultural.

El Realismo se consolida, sobre todo, con la narrativa de los siguientes autores: Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-1920). Destaca por la creación de personajes y por su capacidad para integrar la historia del país en la vida de esos seres. Sus novelas suelen clasificarse en grupos: • Primeras novelas. Son novelas de tesis que exponen conflictos de tema religioso y anticlerical. Los personajes y las tramas están sometidos a las ideas del autor y sirven para ejemplificarlas: la intención didáctica es explicita. Destaca Doña Perfecta, protagonizada por una mujer de apariencia bondadosa y religiosa que, en realidad, es cruel y dominadora. • Novelas españolas contemporáneas. En estas novelas, Galdós inventa un mundo ficticio que refleja la realidad de la época y donde Madrid adquiere un papel protagonista. Los personajes son más complejos y se recurre a elementos naturalistas para explicar su conducta. En estas novelas, Galdós desarrolla también diversas técnicas narrativas: predominio del narrador omnisciente o cronista, diálogos que permiten ofrecer perspectivas diversas y caracterizar a los personajes según sus usos lingüísticos, estilo indirecto libre, monólogo interior y modo teatral sin intervención del narrador y con acotaciones. La obra maestra de este período es Fortunata y Jacinta, que desarrolla, sobre la base de diversos triángulos amorosos, la convulsa y cambiante vida social madrileña entre 1873 y 1876, entrelazando los elementos de ficción y los históricos. Las protagonistas de esta novela son dos mujeres y sus respectivos maridos. Fortunata se enamora de Juan Santa Cruz quien se casa con Jacinta. Esta no puede tener hijos y finalmente adopta el hijo que Fortunata había tenido con Maxi Rubín. Fortunata representa la naturaleza, el pueblo, la rebeldía frente a las reglas y la transgresión; se caracteriza por su bondad, por el orgullo de su fecundidad y por la pasión. Jacinta, en cambio, es el símbolo de la sociedad burguesa, del respeto por las leyes y las convenciones. Es delicada, frágil, sumisa y estéril. El tiempo de la acción es lineal, cronológico, con viajes al pasado para introducir personajes, contar sus antecedentes y explicar situaciones. • Últimas novelas. En ellas se percibe una mayor preocupación por problemas religiosos, éticos y morales. Los personajes son humildes, con altos valores morales y gran sentido del deber. La obra más destacada de este grupo es Misericordia. Además, hay que citar los Episodios nacionales, 46 relatos escritos a lo largo de toda su trayectoria. Son narraciones breves sobre los acontecimientos históricos más


importantes en la España del XIX. Los más conocidos son Trafalgar, Bailén, La batalla de Arapiles, etc. Leopoldo Alas, Clarín (Zamora, 1852-1901). Su principal obra es La Regenta, de evidente influencia naturalista, larga y compleja novela pero de sencillo argumento: plantea un triángulo amoroso que desarrolla el tema del adulterio en una ciudad de provincias, Vetusta. Como tema central nos encontramos un retrato de Vetusta —ciudad que en la vida real se corresponde con Oviedo—, que simboliza una sociedad caracterizada por un ambiente mediocre y corrompido. Es una obra que destaca no solo por la acertada caracterización de los personajes, de los que se ofrece una detallada penetración psicológica, sino también por las técnicas narrativas (el objetivismo de la descripción, el narrador omnisciente, la visión de los personajes a través del estilo indirecto libre, saltos temporales que sirven al autor para reconstruir el pasado de los personajes...). Tiene un comienzo in media res y se estructura en dos partes: Una primera parte, de 15 capítulos, en la que la acción transcurre en tres días y donde se presenta a los personajes y se describen los ambientes físicos, sociales, religiosos e ideológicos de Vetusta. Una segunda parte, los 15 capítulos finales, que comprende tres años de la historia y donde se desarrolla en realidad la trama narrativa: la lucha de Fermín de Pas por Ana Ozores, la Regenta (llamada así por el cargo de regente de su marido, Víctor Quintanar, que no participa en ningún momento en el triángulo amoroso) y el triunfo de Álvaro Mesía, el donjuán, ante la mirada complaciente de los habitantes de Vetusta. La novela acaba con Ana hundida en su soledad, rechazada por la ciudad y por don Fermín. Fue una novela muy polémica, por la actitud anticlerical que contenía, lo que motivó la prohibición de su publicación en distintas épocas. Los elementos naturalistas se advierten en el determinismo del medio y las circunstancias que han marcado a la Regenta: la orfandad, una infancia infeliz, una educación severa y cruel y la realidad asfixiante de la ciudad, Vetusta. Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-1921). Es una de las máximas defensoras del Naturalismo de Zola, aunque desde su particular óptica cristiana. Su naturalismo es puramente formal: situaciones escabrosas, ambientes degradados, crudas descripciones, escenas de desmesurada violencia, etc. Así, muestra predilección por los temas de la sórdida vida rural de su Galicia natal en su obra más importante, Los pazos de Ulloa, y su continuación La madre naturaleza, en la que la degeneración y la ruina progresiva de una familia aristocrática son reflejadas duramente y sin piedad. La autora describe la Galicia campesina del siglo XIX, un mundo lleno de ignorancia, violencia y crueldad. Es la oposición civilización/barbarie, ciudad/campo, una oposición en la que los personajes del medio rural son aristócratas decadentes y degradados, criados brutales y codiciosos, caciques y los personajes de la ciudad, indefensos y débiles, sufrirán un proceso de marginalidad y destrucción.


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