Estado totalitario y vigilancia

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La Estatalidad Indice 1. Un mito de nuestro tiempo 2. El Estado neocolonizado 3. Teorías globalizadoras y estatalidad 4. Globalización y globalismo pop 5. Estatalidad y Estado derrotado-endeudado 6. Estatalidad regresiva y estatalidad progresiva 1. Un mito de nuestro tiempo James Petras sostiene que el mito de nuestro tiempo es que en este mundo actual no hay EstadosNación (1). Es interesante el desafío de reflexionar sobre este mito. Primeramente porque está relacionado con la existencia de los macrosujetos sociopolíticos (2). Se quiere negar el macrosujeto Estado-Nación, como forma de negar todo lo subjetivo político en sus diversas formas (ideología, historia, sentimientos de pertenencia y de identidad, etc.) El mito tiene una izquierda y una derecha. La izquierda se comporta como si estuviera negando un dios que lo encubre todo, como si se presentara en el marco de un nuevo ateísmo (3). La derecha logra una de sus finalidades, encubrir el poder, encubrir el centro de decisión que prodiga el otorgamiento de privilegios a los más ricos. La lucha de clases, el conflicto social de hoy, traspasa los Estados Nación y pasa por los Estados-Nación. Los polos en disputa miran hacia el Estado-Nación. La izquierda no percibe, al volverse atea del dios Estado, o al volverse paráfrasis de Nietzsche en aquello del “Dios ha muerto” al “Estado ha muerto”, la lucha de clases en su verdadera dimensión y a escala mundial. Sí. Puede decirse Dios ha muerto si se consigue entender que a Zeus lo sigue Yavé, que Huitzilopotchtli viene después de Quetzalcoatl (4). Y así. Por eso a un tipo de Estado sigue otro tipo de Estado. Si siempre hay un dios vivo que sucede a un dios muerto, hay un Estado vivo que sucede a otro muerto. Porque lo que importa no es demorar en tipos especiales de Estado sino en la centralidad de la estatalidad. Eso es lo que importa (6). Petras dice que el Estado interviene de manera omnipresente en la economía. Y no sólo en la economía. Regula aspectos culturales y sociales con mucho autoritarismo. Y lo está haciendo hoy. Es una cuestión de inteligencia del Estado norteamericano exhibir la película Pearl Harbor en Japón para saber si se mantienen vestigios de un nacionalismo japonés a pesar de que en las escuelas niponas no se enseña la historia japonesa de 1931 a 1945. A la inteligencia nortemericana le interesa saber si los Estados Unidos son simpáticos o no a los japoneses, más allá del difusionismo cultural. Necesitan saberlo porque puede haber un frente de guerra muy grande en el Extremo Oriente, por el resurgimiento chino como potencia hegemónica regional. El Estado imperialista está detrás de la exhibición de un film en una cancha de basquet el 22 de junio en Tokio. La exhibición se realiza justo después que hace unos pocos días, Rusia y China se pronunciaron creando el Pacto de Shanghai (7) contra el escudo antimisiles de George Busch. El Estado neocolonizado – el nuestro – regula en forma regresiva, pero regula. La pelea del campo popular, es para lograr algunas progresividades (8)

2. El Estado neocolonizado ¿Qué es el Estado neocolonial o neocolonizado? Es el Estado de la soberanía decaída, el Estado que estatuye en nombre del Otro-externo-dominador-imperial, en interés de ese Otro. Estatuye, gendarmeriza, estataliza la función pública. El Estado neocolonizado es un Estado que estataliza en función e interés del Estado imperial. Su posibilidad de ejercer la fuerza está conducida desde un comando externo a él. Su monopolio de la violencia se deslegitima en la medida en que se va


produciendo esta forma de estatalización en este contexto. Porque estataliza en lo represivo, en el orden impuesto por el Estado imperial (9). Petras señala que el Estado imperial concentra poderes en el interior de la Nación, en tanto que ejerce una proyección hacia el exterior, con esferas de influencia y dominio. El Estado neocolonizado, mientras tanto, concentra regulación regresiva y represión en el Interior de la Nación, en el marco de una compleja incontrolabilidad. Eso es lo que se percibe en la crisis salteña de mayo-junio del 2001. Hay una contradicción entre el intento de medidas progresivas y medidas policiales. Estas últimas son la expresión de un tipo de estatalidad hacia la derecha: operativos de prensa con finalidad represiva, uso de declaraciones de dirigentes sociales como forma de obtener un extracto de argumentos para luego estirarlos y suministrarlos mediantes dosis. Toda una posologíade la argumentación política y mediática. Un tipo de estatalidad creada para ejercer provocación desde una violencia suministrada con la finalidad de romper el sitio que los piqueteros imponen en determinados momentos. Es una forma de romper el sitio sitiando: el piquetero corta en las vías de comunicación. El Estado neocolonizado corta en los medios de comunicación (10). Esa es su jugada inmaterial, por así decirlo. Una especie de humo de neumáticos argumentales quemados. Pero también reprime en forma concreta y evidente. Ambos movimientos son convergentes: Majul preguntando policialmente a Santillán por la violencia y tratndo de dejarlo pegado a la lucha armada. El invento de los francotiradores de Santa como consecuencia del fracaso represivo en Jujuy, días antes, con la propia detención de Santillán. La muerte de un Carlos Santillán en General Mosconi, el 17 de junio. Por la espalda. Toda una señal. Todo un mensaje. Daniel Hadad (11) leyendo un cable tras otro para destacar que vuelve la guerrilla. Y de esa manera romper cualquieer frente que pueda agrupar al sector defensa como trabajadores estatales, de otra forma, y en un nuevo bloque histórico. Todo esto es parte de la estatalidad de la derecha liberal, de la estatalidad encubridora del verdadero conflicto. Por el otro lado, el centrismo progre, que comparte algún espacio de poder, intenta algunas medidas progresivas planteadas por algunos funcionarios dentro del esquema regresivo general del modelo.

3. Teorías globalizadoras y estatalidad Las teorías globalizadoras tienen una falla de fábrica: no pueden negar que hay una estatalidad, es decir, un proceso de producción y de reproducción del Estado bajo formas históricas, cambiantes, bajo una serie de resignificaciones. Estatalidad o estatalismo, como se quiera, es el Estado en movimiento, no es el Estado en lo estático, el Estado en la visión de la teoría política tradicional. El estatalismo puede utilizar muchos instrumentos, pero los principales están dentro del propio Estado. Más aún, une, suelda, vincula, los instrumentos no estatales con los estatales. Toca y convierte en estatal lo que toca, como pasa con la publicidad oficial (12). Al pretender que el Estado ha muerto, la izquierda pierde la visión del estatalismo actual. No lo ve en todas partes donde verdaderamente está. No percibe que casi todos los pretendidos liberales de hoy son neoestatalistas, viven de lo estatal, tratan de controlar el proceso de estatalización actual. Es decir: reciclan, resignifican, reconvierten instrumentos para provocar la reestatalización regresiva en su conveniencia. El Estado no es anacrónico: hay estatalidad creciente que opera en todos los ámbitos. No está en decadencia: está en decadencia el ámbito frío de ciertas fórmulas de los juristas y los politicólogos. Es una realidad: lo menos realista es negar la realidad del Estado (13). Una nota de William Glaberson en el New York Times demuestra los extremos a que se está llegando con esta neoestatalización imperialista, desde 1980 en que una cámara de apelaciones de Nueva York actualizó una ley de 1789 que permite demandar extranjeros en los Estados Unidos, originariamente en los casos de homicidio y tortura. la Corte Suprema de Estados Unidos se considera a sí misma como un tribunal de justicia global. Los tribunales norteamericanos atienden diversas causas que son verdaderas intromisiones en la autonomía y soberanía de las otras naciones: en el 2000, 5 ciudadanos chinos demandaron al primer ministro chino por la represión de la plaza de Tiannamen, sucedida hace ya varios años. En setiembre del 2000 fue acusado ante los tribunales noreamericanos Robert Mugabe, libertador de Zimbabwe, por 400 millones de dólares por matanzas, torturas, etc. Un grupo de judíos de Canadá y Estados Unidos presentaron un escrito ante un juez de Brooklyn reclamando contra un ferrocarril francés que llevó gente a un campo de concentración antes de 1945. Ante los tribunales norteamericanos se han presentado denuncias contra Slobodan Milosevic, contra el gobierno de Irán. Pero ante una acusación contra el Príncipe de Gales por violación de los derechos humanos en Libia y a Margaret Thatcher por violación de los derechos humanos en Irlanda, los tribunales norteamericanos no hicieron nada. Todo esto no tiene nada que ver con los derechos humanos. Todo esto no es otra cosa que la estatalización acelerada del Estado imperialista a escala mundial, para sostener su hegemonía en los cinco continentes y para frenar cualquier desafío que pueda provenir de Estados.Nación hegemónicos a escala regional (14).


Se trata de una típica estatalización de derecha, hipócrita y encubridora, cuando conviene. Así se percibe en el caso Menem (15), que estuvo preso en la Argentina por ser sospechado de jefe de una organización contrabandista de armas con destino a Croacia. Menem recibió directivas del gobierno norteamericano, del propio Clinton. Es decir: el Estado neocolonizado instrumenta políticas ilegales ordenadas o insinuadas por el Estado imperialista, para que las armas lleguen a Croacia y así llevar la guerra contra Servia. En 1996, el ex embajador norteamericano en Croacia dijo ante una comisión de la Cámara de Representantes de su país, que: “…Clinton estaba en contra del embargo de la ONU y que por lo tanto no urgía a otros países que lo respetaran. Clintos pensaba que el embargo era fundamentalmente equivocado, que provocaba una saituación en la que los agresores, los bosnios-servios, que tenían todas las armas, podían atacar ciudades, pueblos, proceder a una limpieza étnica sin precedentes con total impunidad, mientras que las víctimas (los croatas) no se podían defender”. Clinton no quiere ahora, en el 2001, que él hubiera ordenado nada a Menen respecto de venta de armas a Croacia. El Estado imperialista se encubre detrás de los movimientos de los Estados neocolonizados. Y los gobernantes de estos últimos hacen negocios a cambios de aplicar las políticas imperialistas, es decir, la estatalización a escala mundial del imperialismo. Que existe, que no es una palabra anticuada, que no puede ser eclipsada por la expresión globalización, por más que se lo intente.

4. Globalización y globalismo pop Hace pocos meses atrás, el intelectual mexicano John Saxe Fernandez habló en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ, de la diferencia entre lo que sería la globalización y el globalismo pop. Lo que se nos vende es esto último. Pero el extremo de la estatalización, que llama la atención y convoca a la curiosidad, es la red Echelon, por medio de la cual, los Estados Unidos quieren espiar todos los mensajes y todas las comunicaciones que anden por la tierra, por el subsuelo y por el espacio exterior. Echelon es un espionaje satelital cada vez más poderoso. Está instalado en Washington en un subsuelo del Departamento de Defensa y tiene nada menos que una hectárea de superficie. Allí hay cantidad de computadoras potentísimas que reciben las señales de Echelon. Los miles de millones de palabras en cientos de idiomas son intercepadas y analizadas de manera tremendamente veloz. De esa manera todo lo que se comunique a nivel político, financiero, comercial o lo que sea – hasta conversaciones particulares – son chequeadas por al aparato de inteligencia norteamericano. Lo han venidoescuchando al Papa desde 1995 a 1998, por eso ahora el Vaticano ha tratado de estructurar un muro de encriptación para evitar que sus conversaciones sean detectadas. La información recorre un camino: va a Echelon, luego a NSA (Agencia Nacional de Seguridad) y desde ahí a la CIA. Echelon es la estatalización paranoica más grande que se haya conocido. Se parece al pasaje bíblico del Libro de Daniel en el cual el emperador le pide a los adivinos y caldeos que les cuente su sueño (no que se los interprete sino que se lo cuenten. Quiere saber si alguien sabe qué es lo que soñó, si alguien está dentro de su subconsciente. Para satisfacer este deseo paranoico hay varios satélites espías dando vueltas por el espacio exterior. Se comunican con una antena en Menwhit Hill que tiene la friolera de 22 terminales satelitales. El presupuesto de espionaje y defensa es de 30 mil millones de dólares. Echelon pertenece a un sistema que se llama ISR (Intelligence, Surveillance, Reconaissance, es decir, Espionaje, Vigilancia, Reconocimiento). Echelon no espía para el globo ni para la globalización. Espía para Estados Unidos y por su intermedio para sus únicos socios intocables o absolutamente confiables: El Reino Unidos e Israel. Todo lo demás es motivo de desconfianza. Por supuesto: los mensajes y comunicaciones de Israel y Gran Bretaña también son revisados y tamizados (16).

5. Estatalidad y Estado derrotado-endeudado Hay un tipo de estatalidad que se relaciona con un tipo especial de Estado, es decir el Estado derrotadoendeudado. En un ensayo de 1997 (17) hicimos los siguientes razonamientos sobre esta realidad que no es más que una manifestación de la actual forma neocolonial de sistema estatal. Dijimos que primeramente cabe tener en cuenta que el Estado es el monopolio de la violencia, mientras que la política es una economía de la violencia, una regulación de ésta. Agregamos entonces que el Estado tiene el monopolio de la violencia física, esa expresión lleva implícita una diferenciación. Eso que decimos cuando hablamos de violencia física significa que están implícitas otras formas de violencia que no son físicas. Y a partir de ahí sobreviene la pregunta que nos conmueve en los actuales días: ¿Qué es un Estado endeudado? ¿Es algo así como un Estado derrotado que paga indemnizaciones de guerra? El Estado


que paga indemnizaciones de guerra, el Estado derrotado, el Estado obligado a someterse ante un vencedor, otro Estado, o un conjunto de banqueros, es el Estado más regresivo que se conoce.

6. Estatalidad regresiva y estatalidad progresiva En realidad, es prudente destacar que en un Estado regresivo no todos pierden, no todos son derrotados. Hay un demos favorecido por la derrota, un bloque histórico asociado al vencedor, una clase que sirve para disciplinar al resto de la sociedad y que extrae los recursos para el pago de indemnizaciones de guerra. Esa estatalidad regresiva es un proceso que se conforma a partir de ese macrosujeto sociopolítico, con sus comunicadores, con sus grupos de enriquecimiento rápido, con sus grupos de poder a todos los niveles (incluído el académico). Lo que hemos vivido en la Argentina en las últimas semanas del 2001, así lo confirma: la estatalidad regresiva a favor de los grupos capitalistas más concentrados quedó patentizada con la incautación de los depósitos para salvar diez bancos que están en default selectivo. La estatalidad regresiva es, también, un tipo especial de estatismo. Se trata de un estatismo paradójico (el Estado dedicado a sostener a todo trance la concentración capitalista). La historia de la convertibilidad (tipo de cambio fijado por el Estado y no por el mercado) se hizo para beneficiar los intereses de los “mercados”, es decir, de los lobbies y las estructuras de presión de los grupos concentrados. Sí, la estatalidad es muy importante. Un filósofo griego contemporáneo, Panajotis Kondylis, nos dice: “…la organización en Estados […] seguirá siendo el refugio tanto de las Naciones grandes como de los pequeñas frente a los imponderables políticos de los principios relativos a la ética universal y a los derechos humanos […] los hombres tienen una necesidad inextinguible de lazos afectivos y sustanciales y de una identidad correspondiente” (18) (1) PETRAS, James: Centralidad del Estado en el mundo contemporáneo (Rebelión, 2001) (2) En mi concepto, los macrosujetos políticos son tres: el macrosujeto individual posesivo, el macrosujeto Estado-Nación y el macrosujeto social propiamente dicho. El macrosujeto individual posesivo crea el mundo social del capitalismo, el macosujeto Estado-Nación crea el mundo social de las relaciones Estado-sociedad y el macrosujeto social propiamente dicho debería haber creado un nuevo mundo social superador del capitalismo, según una larga tradición utópica y profética que combinada con visiones cientificas. La forma más perfecta, en mi criterio, de macrosujeto sociopolítico se da en la antigüedad clásica con la polis porque el mundo social que ella crea es la propia polis. Pero siempre hay una hybris, una desmesura que descompone la macrosujetividad sociopolítica. (3) Si la izquierda cree en el comunismo, cree en un absoluto. Tiene una teleología, un fin dialécticamente diferente del movimiento. Si cree en el movimiento, al estilo de Bernstein (“el fin no es nada, el movimiento es todo”), es compatible con el liberalismo occidental, racionalista. Es por eso que una izquierda termina acercándose hacia el tradicionalismo y otra hacia el neopositivismo lógico. Es interesante el análisis que sobre la dualidad entre tradición y revolución de los bolcheviques rusos, hace Antonio Fernández Ortíz: “El hombre, el cosmos, la ciencia y el bien. Los soportes éticos de la ciencia soviética”. Abaco, Revista de Ciencias Sociales, 10 de junio del 2001. (4) Sobre los dioses por más que parezca que se ha dicho todo, siempre hay mucho que decir. Sobre el conflicto socioteológico de los mexicas y sobre la contradicción entre Quetzalcoatl y Huitzilopochtli, uno de los libros que he leído con más pasión es el de Laurette Sejournée: “Pensamiento y Religión en el Antiguo México”, FCE, 1970. (5) Estatalidad teniendo en cuenta que en Maquiavelo lo stato es un participio que deviene sustantivo. Eso lo ha recalcado siempre en sus clases y conferencias el doctor Eduardo Luis Leonardelli. (6) El conflicto entre potencia hegemónica regional y potencia hegemónica global se va a producir en diferentes escenarios del mundo. Uno de ellos es el Mar Caspio y el Asia Central, en este momento de enfrentamiento armado. El otro es América Latina donde los norteamericanos apuntan a Brasil y Perú (Los Andes-Amazonas). Y el más difícil es el extremooriental, China vs. Estados Unidos por Taiwan y ulteriores proyecciones espaciales en mar, tierra y aire. (7) El Pacto de Shanghai es un acuerdo entre Rusia y China y países periféricos. El mundo Occidental pudo imponerse en los ochenta por el conflicto entre Rusia y China, que venía desde los años cincuenta. El pacto de Shanghai apunta a disolver ese conflicto, tratando de regular en forma lo más autónoma posible la realidad euroasiática. (8) La socialdemocracia, cuando cae en posiciones como lo que se denomina liberalismo de izquierda, o concilia con el individualismo atomístico del neopositivismo lógico, pierde la idea de absoluto y se transforma en una opción pretendidamente humanizante del capitalismo. La idea de una sociedad superior – como lo es el comunismo – es una forma de Absoluto. Un fenómeno como la tercera vía


(de Giddens y compañía) es una reforma cosmética del sistema. Su lógica es meramente una lógica de cálculo inmediatista, sin grandeza. Eso es el progresismo en su visión occidental-atlántica. (9) La represión es el orden impuesto por la autoridad imperial. Eso se nota palpablemente en la actitud de algunos funcionarios que insuflan una paranoia conspirativa frente a la protesta social o a las acciones de los grupos de lucha contra el hambre. (10) La estructura de la mentira mediática (el telenarcótico) tiene formas muy precisas: el problema de la crisis actual y la injusticia social es el alto gasto político, no tienen la culpa los banqueros, las privatizadas, el capitalismo subsidiado. El secreto no está en la plusvalía sino en el sueldo de los senadores o de los concejales. La mentira mediática no está en criticar el sueldo escandaloso y los privilegios, sino en no decir que esto se obtiene a cambio de dar o consentir que se den, ventajas y privilegios a los bancos, las privatizadas y el capitalismo subsidiado. La mentira mediática es para desviar la focalización del enemigo. (11) De Daniel Hadad se ha vuelto a hablar en estos días. Egresado de la Universidad Católica Argentina, Daniel Hadad es abogado y periodista. Especializado en la Universidad de Navarra por gente del Opus Dei. Ganó 2 millones de dólares en cinco años (sólo contando las propiedades). Lo investigó, por ese asunto, la DGI. Pero luego no pasó nada porque lo salvó Carlos Corach, entonces ministro del Interior. Medió en ese asunto Carlos Ruckauf. Tiene un dúplex en Villa Devoto, y un departamento de 350 mil dólares en Palermo. Pero su casa más importante es la del Club de Campo Mayling: vale 1,5 millón de dólares. Se inició en la televisión con Guillermo Cherasny en “La Trama y el Revés”. Ese programa tenía relación con empresarios ligados a los servicios de inteligencia. La empresa Benito Roggio le paga una mensualidad a él y otra a Longobardi, pero no hace publicidad en sus programas. En declaraciones a La Prensa, el 20 de diciembre de 1992, dijo: “el deber ético de la empresa informativa es ganar dinero”. Tuvo una relación íntima con dos mujeres muy jóvenes muertas en forma misteriosa. Una de ellas era hermana de Héctor Colella, actual sucesor de Alfredo Yabrán. Hadad tuvo importantes vinculaciones con el grupo Yabrán. Hadad trató de seducir periodísticamente al grupo carapintada, al cual luego abandonó para seguir una línea pronorteamericana. (12) SCHILLER, Dan: El pulpo publicitario, Le Monde Diplomatique, 18 de mayo del 2001 y RAMONET, Ignacio: La piovra publicitaria, Le Monde Diplomatique, 20 de junio del 2001. Estos dos artículos son fundamentales. Pero hay que destacar que nosotros consideramos la publicidad estatal como forma de estatalidad regresiva, como relación gobierno-medios que consolide la concentración de poder en las manos de los más poderosos. (13) A menos que lo que se procure sea encubrir esta realidad para ocultar los intereses de los más poderosos, que a su vez esgrimen un discurso liberal, antiestatal, mientras viven del Estado. Hay otro aspecto que conviene destacar y es el mito del consenso como fundante de lo normativo, tal como lo plantea Jürgen HABERMAS en Facticidad y Validez. (14) Como China, como Rusia, como Brasil (a escala sudamericana), etc. (15) Ahora – últimos días del 2001 - Carlos Saúl Menem cumple otra función: la de liderar la “portoriqueñización” de la Argentina mediante la dolarización y la regionalización. (16) En este aspecto, nada está excluido. El sistema de exclusión social no excluye nada de la visión de sus mecanismos de Inteligencia táctica. (17) ILLANES, Daniel y OROZCO, Silvia: El Estado derrotado-endeudado y su violencia contra el pueblo (modelo), 1977. (18) citado por MOHLER, Armin: Kondylis, el anti-Fukuyama. La política planetaria tras la guerra fría, en Tabularium (Archivo General de la Disidencia).

Trabajo enviado por: Daniel Illanes changoillanes@infovia.com.ar Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan, República Argentina.


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