DIARIO DE UNA CIUDAD
EN EXILIO Christian Saumeth
DIARIO DE UNA CIUDAD EN EXILIO
5:45 AM, mucho silencio s贸lo en tres n煤meros y dos letras.
Hora de los Muertos:
Soy el resultado de todo el rencor reunido en un coraz贸n, el m铆o. El resultado de todo odio guardado por el mundo.
-Christian Saumeth-
02
DIARIO DE UNA CIUDAD EN EXILIO
Nota del escritor:
Una ciudad cerca del infierno 00:00, abril 28, año 2021.
La vida de ensueño. Pero la vida tienen la mala costumbre de perder el rumbo cuando no estás
mirando. Entré desde el frío en la oscuridad, afuera la ciudad era tan drecrepita como siempre hacía más frío que en el corazón del diablo; afuera llovía, algo no iba bien respecto a todo. Actualmente en la ciudad la muerte estaba en el aire, cualquiera podría ver pasar su vida delante de sus ojos, la ciudad era un flashback. Indescutiblemente, la ciudad se había tornado insegura, la sensación alcanzaba directamente como un disparo a quemaropa en la cara, las 9mm yacían nerviosas debajo de los abrigos, llovía hielo, como si el cielo estuviera listo para caerse. Las personas corrían como si no hubiese un mañana, mientras eran alcanzadas por la oscuridad de la noche. Claramente sucedía algo, algo que yo debía averiguar. Sabía que no iba a ser fácil, sabía que tan sólo respirar podría causar mi muerte pero más allá de eso, quería saber porqué la ciudad era un completo caos. Quería saber si dicho caos era causado por aquellos estúpidos seres que se hacían llamar humanos, los cuales en ellos no era encontraba humanidad alguna. O si era algo más, algo que para el mundo era desconocido. Me preguntaba una y otra vez ¿qué ganare con saberlo? De poder saberlo ¿qué podría hacer sólo un fotográfo y su pequeña cámara? Eran muchas incógnitas momentáneas. Por aquellos días no podías pensar en morir, pues ya estabas muerto. Alguien como yo sólo era un insignificante parásito dentro de un nido repugnante ¡un nido llamado *nombre de la ciudad*! La idea estúpida de que un hombre puede cambiar el mundo por sí solo atormentaba mi mente, la idea absurda y frustrada de poder arreglarlo todo; pero en esta ciudad era totalmente diferente. No entendía como podía pensar en cambiarlo todo cuando yo era uno de ellos, un despreciable «humano». El corazón de algunas personas era tan frío como el rencor de lucifer hacia Dios, pero al mismo tiempo eran miserablemente felices viviendo en un ambiente hipócrita lleno de máscaras con valor. En algunas ciudades podrías encontrar clases sociales, pero aquí todo era igual, tan marginal como siempre. Vivir aquí significaba la muerte, con sólo pasar 30 segundos en la ciudad podías sentir que dios no entraba desde hace mucho, un lugar abandonado por el mismísimo dios. Este era un lugar donde el odio era reflejado en si mismo, las balas hacían lo suyo, asesinos con dedos impacientes dispuestos a desahogar su odio en todo aquello delante suyo, con la desafinada armonía de un coro de maniacos depresivos. Mujeres dispuestas a vender sus entrañas con el único fin de obtener de cualquier forma un poco de Psycho, una droga destructiva capaz de llevar a quien la consumiese tan lejos del punto sin retorno que ni siquiera pudiese recordar durante 30 minutos quien era antes de consumirla.
04
DIARIO DE UNA CIUDAD EN EXILIO
Nota del escritor: Día 1 Hora de los muertos: 5:30 AM, 20 de mayo, año 2021.
Una vez más era mi cumpleaños número 21, como en todos los anteriores años me encontraba completamente solo, era mi mejor día. Normalmente no tenía la costumbre de salir ese día.pero no quería quedarme en casa con mi tan gratificante soledad; así que decidi salir... A menudo que iba caminando por la ciudad, podía oir como las ráfagas celebraban mi cumpleaños, todo marchaba bien. Los disparos y los ensordecedores gritos de ayuda era muy comunes en esta parte del mundo, ya estaba acostumbrado. Después de llevar 30 minutos caminando por el paraíso oscuro de mi ciudad, escuché mi nombre con la siguiente frase acompañada: «Maten al maldito fótografo» entre sonidos confusos, miré hacia todas la direcciones pero no había nadie; pensé que era mi imaginación, así que me di un golpe en la cien y me dije: «Vamos, es sólo es tu imaginación». Más tarde seguía caminado pero sentí la sensación de que me observaban, pero no había nadie. Entré sin darme cuenta en Dark Street, la peor calle de la ciudad; con sólo mirar esa calle tenías la sensación de estar en el infierno, una larga calle de aproximadamente 5 cuadras, y sólo veías escasos 2 bombillos que a mi parecer tenían varios años ahí; segui caminando, a menudo que seguía avanzando cada paso se hacia más frío, pero de repente uno de los bombillos estalló, volteé un poco el rostro y pude ver un pequeño niño que me miraba fijamente, y se reía. Ya no podía ser mi imaginación, así que para no contradecirme si era real lo que estaba viendo, decidí sacar mi cámara, pero pasó algo curioso ¡Mi cámara no estaba! Alcé la mirada y vi al niño sosteniendo algo, mi cámara... Yo estaba perplejo, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo; el niño dejó de sonreír, bajo la mirada, cogió la cámara y presionó el obturador ubicando el lente hacia donde yo estaba, no podía entender que pasaba.. De repente oí disparos detrás de mi, gire la cabeza rápidamente y volví a mirar donde estaba ubicado el niño, pero ya no estaba, busqué nuevamente en mi bolso y ahí estaba mi cámara. Sugieron muchas preguntas momentáneas «¿Fue real lo que mis ojos vieron?» De ser así ¿qué tiene que ver conmigo? De camino a casa decidí desviarme y tomar otra ruta, pues en la ciudad no debías regresar por el mismo lugar donde tus pies ya habían pisado, así que me desvié un poco de mi destino. Seguía caminando con mi corazón intranquilo, y pude notar que algo no andaba bien respecto a la calle que tome, pues por lo generar las calles en la ciudad eran prácticamente paraísos llenos de basura, por lo que supe que algo no andaba bien, y así era. Aparecieron 3 personas que jamás había visto, y uno de ellos me dijo: -Vaya, vaya… - ¿Quién eres? Sonrío y me dijo: -¿Qué quién soy? -Sí, ¿quién eres y qué demonios quieres? -Eres igual de arrogante al bastardo de tu padre. Me quedé en silencio por un momento y pensé: ¿Padre? ¿De qué está hablando?
05
DIARIO DE UNA CIUDAD EN EXILIO
Nota del escritor: Día 1
-¿De qué demonios estás hablando? -¿No lo sabes? No importa, no tienes porqué saberlo, y con un tono psicópata les dijo a los 2 sujetos que lo acompañaban: ¡Mátenlo! No dude ni un segundo y me eche a correr, no pensé en nada más que no fuese salir de allí lo más pronto posible; y ahí estaba yo, esquivando balas como si fuesen gotas de lluvia, corriendo tan rápido que no podía oír mis propios pasos, sólo podía oír las sirenas policiacas y los casquillos de las 9mm cayendo armónicamente al suelo. Una vez más la muerte, y su olor repugnante estaba en el aire. Minutos después los había perdido de vista, pero aún no estaba completamente a salvo, pues aún no había dejado Dark Street. No entendía la razón por la que no me querían respirando, tenía que averiguar que pasaba. Ya estando en casa, me eché a dormir; la mañana siguiente recordaba todo, así que pensé que era una dramática pesadilla, tomé el bolso, saqué mi cámara, la encendí y quedé estupefacto, pues en la cámara había una foto mía en Dark street, y detrás de donde estaba de pie, había un niño sosteniendo una cruz en sus manos, era el mismo con el que creía haber soñado. Intenté borrar la foto muchas veces pero me fue imposible, decidí traer el ordenador y pasar la foto para así poder eliminarla pero fue inútil. Empecé a mirar detenidamente la foto, y pude ver que el nombre de la foto decía: «No puedes matar a alguien que ya está muerto» Senti pánico, pero me preguntaba: ¿Qué podría significar? También recordé a los 3 hombres, y lo que uno de ellos me había dicho me daba vueltas en la mente una y otra vez: ¿De qué padre hablaba? Debía estar equivocado, pues yo no tenía padres, jamás los conocí. Decidí no pensar más en eso, lo que me había pasado era normal en la ciudad. Escuché un sonido muy particular, tenía hambre, así que abrí el refrigerador, tomé un pan que parecía tener más de tres días allí y una botella de agua, pues no había más nada; en la ciudad cualquiera mataría por tener al menos leche y un poco de cereal pero lastimosamente no había nada, tampoco había televisión, los teléfonos no funcionaban. Era como volver en el tiempo de una manera drástica y violenta, una época prehistórica llena de asesinatos, drogas y resentimiento.
06