Circulo de la Amistad

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EJERCITO DE SALVACION Territorio Oeste de Sudamérica Avda. España 46 – Teléfono 26957005 – Santiago de Chile (Circulo de la Amistad – www.ejercitodesalvacion.cl)

Noviembre 2015

Queridas amigas, En muchos países este mes los cementerios se llenan de flores y de personas que van a recordar a sus seres queridos que ya han partido de esta tierra. Otros estamos en el viaje de la vida que nos ha dado Dios. Pero el apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses, nos recuerda que como cristianos “somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso”(3:20). O sea, nuestro destino es el cielo. Destino que podemos anticipar con alegría. Tendremos un nuevo cuerpo, sin defectos, sin enfermedades, sin limitaciones. Y, más encima, los que vivimos anticipando su venida recibiremos una corona especial: “Me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo me otorgará en aquel día, y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida” (2 Timoteo 4:8). *****

Reacción juvenil

Una maestra de una clase para niños de unos 5 años de la Escuela Dominical decidió hacerles unas preguntas. “Si yo vendo todo lo que tengo para ayudar a una familia pobre, ¿iré al cielo?” Los niños en conjunto contestaron: ¡No!“Y si me porto bien y siempre obedezco a mi mamá, ¿iré al cielo?” Los niños contestaron ¡No! “Y si voy todos los domingos a la escuela dominical ¿iré al cielo?” Los niños respondieron ¡No! “¿Y qué tengo que hacer para ir al cielo?” Y Juanito, el niño más listo de la clase respondió: “Tiene que morirse”


***** Ahora…. En serio, No llores por mí. Mathew Henry, estudioso bíblico del siglo 17, escribió una carta antes de morir, que pidió leyeran en su funeral: “Ustedes seguramente van a querer hacerme algunas preguntas: ¿Les gustaría saber dónde estoy? Pues estoy en la casa de mi Padre, en la mansión que me tenía preparada… Ya no estoy sembrando, ahora estoy cosechando. No estoy en un mar embravecido sino en un puerto seguro y tranquilo. ¿Les gustaría saber cómo estoy?” Estoy en perfecta santidad, disfrutando de la gloria de la gracia. ¿Les gustaría saber qué estoy haciendo? Veo a Dios cara a cara… estoy cantando aleluya a Jesús, quien está sentado a la derecha del Padre.. ¿Les gustaría saber con quién estoy? Mejor acompañado que en la tierra….con un coro de ángeles y con conocidos con los que trabajé y oré y que llegaron acá antes que yo. ¿Les gustaría saber por cuanto tiempo estaré aquí? Es un día que no terminará nunca…. Después de millones y millones de años será tan fresco y dulce como lo es hoy. Por lo tanto, no lloren por mí. ***** A una amiga…. Amiga mía, De vez en cuando, regálame una flor de tu jardín... Por humilde que sea, será para mí más hermosa que la más fina orquídea. Cuando me encuentres, dime una palabra bondadosa. Será más importante para mi corazón que un discurso con mil lisonjas. Cuando me veas, ¡sonríeme! Una sonrisa tuya valdrá mucho, más que lágrimas derramadas sobre mi tumba. Gracias Desde ya.

Rincón casero.

(Algo para preparar para la Navidad)

Merengues: Juntar en un bol 6 claras de huevos (a temperatura de ambiente) con media taza de azúcar granulada y 12 cucharadas de azúcar flor (impalpable). Batir unos 10 minutos a ‘baño maría’, o sea, sobre olla con agua casi hirviendo, preocupándose que el bol con claras no toque el agua, hasta obtener merengue brillante y algo duro. Retire de ‘baño maría’ agregue azúcar flor y siga batiendo hasta que los merengues se vean secos. Con manga pastelera dejar caer merengues sobre la lata del horno untada con mantequilla y hornee hasta que los merengues estén levemente dorados y duros al tacto. Apague el horno y deje enfriar los merengues una hora dentro del horno. Despegue los merengues con cuidado y luego únteles con manjar o crema de lúcuma o castaña.


Sonría:

Después de examinarla, el médico le dice a la señora anciana: “Usted es como una Capilla abandonada.” ¿Por qué?, pregunta la señora. “Porque no tiene cura.” *****

Meditación - Una historia muy triste. Una de las historias más breves y más tristes que encontramos en la Biblia es la del rey de Judá llamado Jorán, que leemos en 2 Crónicas 21:20. “Jorán tenía 32 años cuando ascendió al trono y reinó ocho años. Murió sin que nadie guardara luto por él y fue sepultado en la ciudad de David, pero no en el panteón de los reyes.” Temprano en su reinado, Jorán había matado a todos sus hermanos y a algunos de los jefes de Israel. Luego, dice la Biblia, hizo lo que ofende al Señor y el Señor lo castigó mandando una plaga a su pueblo y a él una enfermedad realmente terrible y murió en una horrible agonía. Y murió sin que nadie guardara luto por él. Nosotros debemos cuidar la forma en que vivimos, debemos obedecer el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, para que cuando muramos en nuestra tumba no pongan como epitafio: “Aquí yace un hombre (o mujer) por quien nadie lloró.” ***** Una oración diferente. Señor, desde mi ventana, desnudo de follaje, un árbol alcanzo a ver, y ese árbol me recuerda otra desnudez, la desnudez final. Es cierto, Maestro, que un día nos iremos tan livianos de equipaje como estuvimos al llegar. ¡Es algo que nos debe hacer pensar! Despojarse de cosas normalmente es gradual. Posiciones y salud nos las quita la vejez, los seres amados uno a uno se nos van y el tiempo va matando a veces la amistad. Al desnudo, Señor, veremos al final lo que cada uno es en realidad, no lo que otros parecían ver, ni lo que uno mismo creyó ser- ¡Despojados de todo, desnudos a la luz nuestro valor real! Pero hay un cosa de la que nadie nos puede despojar. Tu presencia, Señor, nadie la podrá quitar. Despojados de todo, lo tenemos todo, la gloriosa esperanza de ir a estar contigo dejando los ropajes de una vida terrenal y heredando sin amarras una vida eterna.” (Escrito por Comisionada Flora Larsson en su libro Mi Dios y yo.) ***** Para los que creen, la muerte significa ir al cielo, significa felicidad eterna con el Padre. Jesús nos prometió: “En el hogar de mi Padre hay muchas moradas. Si no fuera así, os lo hubiera dicho. Voy a prepararles un lugar… vendré a llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté-“(Juan 14:2). ¡Muchas bendiciones!

Con afecto, Mary Salvany Secretaria Corresponsal


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