Circulo de la amistad 10/01/18

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EJERCITO DE SALVACION Territorio Oeste de Sudamérica Avda. España 46 – Teléfono 26957005 – Santiago de Chile (Circulo de la Amistad – www.ejercitodesalvacion.cl)

enero 2018 Queridas amigas, Un año más… así dice una canción popular para esta fecha del año. Puedo imaginar a cada una de ustedes haciendo preparativos para recibir el nuevo año, ojala en familia o con amigos. Pero no deja de sorprenderme al tener más años, que el trecho entre enero y diciembre cada vez parece ser más corto, si pareciera que solo fue “ayer” que estábamos intercambiando abrazos y buenos deseos al inicio del 2017. Y sin embargo el 2018 ya está aquí. Y, que bueno es recordar que Dios ya está allí para acompañarnos, guiarnos y bendecirnos. Podemos confiar un futuro incierto a un Dios de certezas. Les envio un abrazo con los mejores deseos de prosperidad en lo material, de salud, física y mental, pero sobre todo en lo espiritual, donde podamos sentir la mano de Dios en nuestras vidas, guiando, dirigiendo y enseñando. Que todos nosotros podamos estar receptivos a su voluntad. Un día a la vez El primero de enero, siempre me hace sentir que, a pasar de haber cometido errores en el año que pasó, ahora tengo la oportunidad para empezar de nuevo… otra oportunidad de probarme a mí misma. Hay tanto que quiero lograr, y siempre empiezo con las mejores intenciones, como el corredor que espera la partida para el inicio de la gran carrera. Me fijo metas, como organizar mejor mi tiempo, recordar fechas de cumpleaños y ocasiones especiales de la familia y amigos, responder lo más pronto posible a cartas recibidas, mantener una dieta saludable y hacer ejercicios en forma regular. Pero, después de un tiempo, empiezo a relentizarme y me voy quedando. Ya no puedo mantener el ritmo y empiezo a perder de vista las metas fijadas. Mi energía y entusiasmo empiezan a decaer y antes de darme cuenta he dejado de cumplir con lo propuesto. ¿Cómo puedo evitar caer de nuevo este año en lo mismo? Jesús nos da un consejo que es adecuado para esta situación: “Así que, no nos afanemos por el día de mañana, Dios cuidará también del día de mañana. Vivan un día a la vez” (Mateo 6: 34, La Biblia al día). Si tomo este consejo y me fijo metas acotadas que sé que puedo cumplir, tendré un año más feliz. Y tendré una sensación de éxito, más que de fracaso. Porque al final, es como usamos cada día lo que cuenta. Si eso lo hago correcto, el resto se cuidará solo. Sin punto de retorno Ray Stedman, un pastor californiano le dijo a su congregación: “En la noche de Año Nuevo más que en otro tiempo de nuestra vida nos damos cuenta que no podemos volver atrás en el tiempo. Podemos mirar hacia atrás y recordar, pero no podemos rehacer ni un solo minuto del año que pasó.” Luego él se refirió al pueblo de Israel cuando estaban al borde de una nueva oportunidad. Después de cuatro décadas de vagar por el desierto, la nueva generación podía preguntarse si tenían la fe y fortaleza para poseer la Tierra Prometida. Su líder, Moisés, les recordó “vuestros ojos han visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho” (Deuteronomio 11: 7) y que su destino era “una tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin”. (vers. 12). Al iniciar un nuevo año, podemos temer al futuro por hechos del pasado. Pero no necesitamos permanecer atados a nuestros recuerdos porque podemos movernos hacia adelante enfocados en Dios. Como el Señor cuidó la tierra y a su gente, así también sus ojos estarán sobre nosotros. El cuidado fiel de Dios se extenderá a cada día del nuevo año. Podemos confiar en esa promesa.


Sonría:

Suena el teléfono: - “Aló… ¿La casa del Sr. Fernández?” - “Sí, yo soy el Sr. Fernández.” - “Bueno, lo llamo de la Comisaria… Acá tenemos a su suegra” - “¿Y ha dicho algo?” - “No, no ha dicho nada… ha estado muy callada” - “Entonces hay un error… no es mi suegra”

Rincón casero. Escones: Combine 2 razas de harina con ½ cucharadita de sal y 4 cucharaditas de polvos para hornear, añada ¼ taza de mantequilla incorporándola hasta tener la mezcla en forma de pequeñas granos. Agregue 1 taza de leche fría de a poco hasta formar una bola de masa. No amase ni apriete. No debe quedar una masa muy húmeda. Transfiera la masa sobre una superficie enharinada levemente y aplaste suavemente hasta tener un espesor de 5 cms. Corte en círculos y lleve a lata de horno. Hornee por aproximadamente 18 minutos o hasta dorados. Retire del horno, deje enfriar en una rejilla. Sirva tibios con mantequilla o mermelada y crema. %%%%%%%%%% Oración: Dios, concédenos al empezar un nuevo año, la gracia de usar todas las horas de nuestros días; no para nuestros intereses egoístas, y nuestra voluntad de caminos errados Sino enséñanos a usar nuestro tiempo para orar y hallar tiempo para escucharte, para que cada día sea bien usado, y sabiamente hagamos lo que Tú deseas que hagamos.

Meditación: Dios te ve Sarai estaba tratando mal a su sierva Agar, por lo que ésta huyó al desierto. Mientras Agar permanecía de pie junto a una fuente en aquel desolado y solitario lugar, el Ángel de Jehová la visitó. Le aseguró que el mismo Dios era consciente de su situación. Agar respondió “Tú eres un Dios que ve” (Genesis16: 13). Ella encontró gran consuelo al saber que el Señor Dios la veía y sabía de su angustia. Tú y yo podemos tener esa misma confianza en la vigilancia de Dios. Podemos estar seguros de que el Señor Dios está con nosotros dondequiera que vayamos, y que sabe todo lo que nos sucede. Como Dios todopoderoso, puede resolver todos nuestros problemas, por muy abrumadores y perplejos que puedan ser. Nunca estamos solos, nunca somos olvidados, y nunca estamos fuera del alcance de la esperanza. Cualesquiera que sean tus circunstancias perturbadoras, ya sea que estés afligido por una enfermedad o lesión, con el corazón destrozado por la pérdida de un ser querido, o desilusionado porque tu amigo más querido te ha traicionado o rechazado. Dios lo sabe y le importa. Tal vez estés profundamente deprimido, o quizás te embargue la soledad y el desaliento. Sin embargo, puedes tener la confianza de que estás bajo la mirada vigilante de Dios. Al igual que Agar, puedes saber que Dios te ve. Saludos afectuosos, M. Angélica Salvany Secretaria Corresponsal


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