Ilustraciones/Diseño Gráfico. Sebastián Camilo Salgado Muñoz Textos. Helen Parra Salgado / Carolina Sanabria Bello Todos los derechos reservados. Impreso en Bogotá, Colombia 2017
Memorias de Doris, es la historia de Doña Doris Tejada Castañeda, madre del joven Oscar Alexander Morales Tejada, víctima del fenómeno denominado “Falsos Positivos”. La historia fue recopilada por las Psicólogas Helen Parra Salgado y Carolina Sanabria Bello, que realizaron su práctica profesional como estudiantes de la UNAD en el Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria; fundado a comienzos del año 2013 por las psicólogas Claudia Girón (Fundación Manuel Cepeda Vargas) y Ana María Ramírez (FEDES), y por el artista plástico Francisco Bustamante (Asociación Minga). El Costurero hace parte del Proyecto de “Los Oficios de la Memoria”, promovido por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá.
Soy Doris Tejada Castañeda; nací en Montenegro, Quindío. Cuando tenía 11 años llegué a Bogotá desplazada por la violencia. Mi padre murió a los 55 años; mi madre, que no tenía trabajo, quedó a cargo de 11 hijos.
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A los 18 años conocí a Darío Morales, mi esposo. La primera vez que lo vi fue en una fiesta de fin de año. Fue amor a primera vista. Recuerdo que vestía una minifalda. Bailamos y hablamos toda la noche. Me flechó...
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Aquel Diciembre en que conocí a Darío, una vecina me recomendó colocar un huevo en un vaso de agua... Esto revelaría el destino del año que estaba por llegar... Lo hice, y al día siguiente la vecina predijo que me casaría muy pronto... Yo me reí, porque ni siquiera tenía novio. Pero su predicción se hizo realidad.
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Recuerdo una vez: Darío y yo íbamos en una buseta; el conductor frenó y terminamos uno muy cerca del otro. Sentí un escalofrío que pasó por mi cuerpo y me di cuenta que él era el indicado.
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Al mes y medio de conocernos, nos casamos sin pensarlo y seguros de lo que sentíamos. El huevo tenía razón.
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Producto de ese amor, tuvimos seis hijos: Cuatro hombres y dos mujeres. Una de ellas falleció en un accidente; el penúltimo era Oscar Alexander, que murió a manos del Ejército Nacional, como un “Falso Positivo”.
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Oscar fue un joven amable, servicial, noble y trabajador. Siempre le gustĂł el fĂştbol; jugaba hasta el cansancio. Fue honesto, caballeroso; nunca le hizo mal a nadie.
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Recuerdo que le encantaba ir a jugar fĂştbol en un lugar muy especial... Era un hermoso camino de piedra .
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Ya mayor, decide partir a Cúcuta para trabajar. Desde que viajó a esa ciudad, tenía la costumbre de llamarme seguido. La última vez que supe de él, fue el 31 de Diciembre del año 2008. Como no nos volvió a llamar, a partir de ese día mi vida se empezó a desmoronar...
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Después de tres años de incertidumbre y desesperación, nos informaron que su cuerpo estaba enterrado, junto a otros, en un cementerio del Municipio de El Copey (Cesar). En medio del asombro y del dolor, nos enteramos que había sido dado de baja por el Ejército en un supuesto enfrentamiento con la guerrilla. Saber que los restos de nuestro hijo estaban en ese lugar nos alivió la angustia, pero nuestro calvario apenas comenzaba... Nunca comprendimos por qué se decía que nuestro hijo era guerrillero.
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Conocí la historia de otras madres que sufrieron la desaparición de un hijo a manos del Ejército Nacional: Las madres de Soacha. Me uní a ellas para reclamar justicia frente a lo ocurrido con nuestros hijos, esperando que los crímenes no queden en la impunidad, y que los responsables sean juzgados por la Justicia Penal Ordinaria y no por la Justicia Penal Militar.
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Decidí vincularme al Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria; un lugar donde se reúnen víctimas y ciudadanos del común a conversar y a narrar sus historias en torno a la costura y el tejido. Entre las participantes del Costurero estamos algunas de Las Madres de Soacha. Para nosotras ha sido una experiencia única, una posibilidad de sanación, una manera distinta de compartir nuestras vivencias...
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El 7 de Noviembre del año 2104, el Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria, en solidaridad con la familia Morales Tejada, realizó una Peregrinación al Municipio de “El Copey”, ubicado en el Departamento del Cesar. El objetivo de esta actividad fue recuperar el cuerpo de Oscar Alexander para poder enterrarlo dignamente, de acuerdo a las creencias religiosas de sus allegados. Esta Peregrinación fue una acción de denuncia e incidencia política, encaminada a recuperar el buen nombre de este joven, para lograr que su familia pueda elaborar el duelo frente a su terrible pérdida. A raíz de esta acción, se logró que el proceso judicial pasara de la Justicia Penal Militar a la Justicia Penal Ordinaria.
“El acto de testimoniar es un ejercicio de memoria, es una acción, es una práctica, es un oficio... Es la memoria en movimiento, es la palabra de la vida y de la muerte; es subir y bajar, es recorrer 2.000 kilómetros entre Bogotá y El Copey, tejiendo muñequitos, flores y paisajes que narran la historia de Colombia, y que invitan a conversar sentados en un parque, mientras los niños corren alrededor.” Francisco Bustamante Díaz
La Peregrinación al Municipio de El Copey (Cesar) fue promovida por Francisco Bustamante Díaz; Artista plástico y defensor de los Derechos Humanos de la Asociación Minga; Organización No Gubernamental, Co-Fundadora del Proyecto Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria.
Después de la Peregrinación, mi esposo Darío y yo sentimos un gran alivio en el corazón... Ese día, recorriendo el cementerio, sentí que Oscar me hablaba desde el cielo iluminado por un hermoso arcoiris... Al menos ya sabemos dónde está enterrado nuestro hijo, y soñamos con el día en que nos entreguen sus restos para poder honrar su recuerdo. Seguiremos en la lucha diaria contra el olvido y la impunidad, esperando que algún día prevalezca la Justicia.
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La experiencia de Acompañamiento Psicosocial a Doris Tejada, una mujer que transformó nuestras vidas. En el año 2014 comenzamos nuestro trabajo como practicantes de Psicología de la UNAD, acompañando el proceso organizativo del Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria. El objetivo de este proceso es generar un espacio de encuentro y diálogo entre víctimas de diferentes sectores afectados por el conflicto y ciudadanos del común, para resignificar las memorias dolorosas de la violencia, a partir de un trabajo narrativo que se plasma en la costura y el tejido testimonial. Para nosotras realizar esta práctica fue una valiosa experiencia de formación profesional y de formación ciudadana. La relación que logramos establecer con la señora Doris nos permitió construir con ella un vínculo personal basado en
el respeto y la confianza, en la medida en que elaboramos una serie de ejercicios narrativos que, además de ayudarla a expresar su miedo, su rabia y su dolor frente a la incertidumbre y la impunidad en que se encuentra el crimen de su hijo, le permitieron compartir sus recuerdos, sueños y esperanzas. El resultado de este trabajo de acompañamiento psicosocial se plasma en este sencillo libro sobre la historia de una esposa y madre de familia que decidió luchar hombro a hombro junto a otras víctimas, que al igual, que ella, son emprendedoras de memoria que reivindican sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral, pero sobre todo, su derecho a vivir, algún día no muy lejano, en un país en Paz. Helen Parra Salgado y Carolina Sanabria Bello