La Otra Puerta - Revista Literaria

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Año 0, Núm. 0, Octubre de 2011.

la otra puerta revista

literaria

edic ió n

Rumores de la Muerte

espec i al


Editorial La otra puerta, revista literaria, y su edición especial para la fiesta del Hanal Pixán titulada «Rumores de la Muerte», es la concreción de un trabajo colectivo en el que los alumnos del Taller de Expresión Oral y Escrita (ahora Taller de Teatro 2) de Tercer Año de secundaria realizaron poemas y narraciones en los cuales se dan a la tarea de reflexionar sobre la muerte de diferentes formas. Cada texto tiene una visión muy particular sobre el fenómeno de «pasar a mejor vida», «colgar los tenis», «ver crecer los rábanos desde abajo», el «ya bailó con la más fea», «se nos adelantó». Estas miradas, estas reflexiones, van desde lo cómico y a la vez cruel que podría resultar la narración de la tragedia de alguien; el amor que sin tenerlo significa perder el aliento de vida; la muerte como algo absurdo cuando es provocada por la violencia y el vicio, la tristeza que significa el ser ignorado y olvidado, que es como estar muerto en vida; la muerte como parte natural de la vida, como un proceso, una transición; hasta ver el deceso como un alivio o un honor cuando se muere por una causa digna y, por qué no, también vemos el lado simpático de la muerte. Todos estos textos nos harán reír o ponernos tristes o, simplemente, pensar, y con todas éstas reflexiones sentidas y auténticas estaremos de acuerdo o no; pero siempre será grato e interesante saber cómo ven estos nueve jóvenes el proceso de la muerte, al menos por ahora.

Jessica Cortés. 1


Rumores de la muerte Por: Aranzazú Arámburo Vizcaíno

Ellos dicen dicen, pero no saben. Ellos dicen dicen que casi no duele. Ellos dicen dicen que ves una luz que te guía. Ellos dicen dicen que despiertas del sueño. Ellos dicen dicen que todo está bien. Pero tú dime dime, ¿quién ha estado ahí?, ¿quién de nosotros quiere probar lo que se dice?

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La Calavera Rockandrolera. Por: Sebastián A. Ramírez Cervantes.

Un día estaba la Muerte tocando la guitarra tan fuerte, que explotó más de un cohete e hizo un boquete. Las llamas del fuego se extendieron sin dudar, quemando a su paso todo el boulevard. Pelona Pelona ya no eches tu rola, mejor toma Coca-Cola y así te pones más bola Calavera calavera, no te quiero contar de todas las desgracias que pasan por tu crueldad.

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Anécdota de mi final y reinicio. Por: Fanny Yesenia Roa Torres. Dicen que cuando vas a morir tu vida pasa frente a tus ojos… desgraciadamente yo los tuve cerrados casi todo el tiempo.

Lo último que recuerdo antes de morir fue que estaba en una isla tropical hasta que sentí un fuerte golpe en la cabeza, creo que fue el parabrisas del auto; verán, yo iba de vacaciones con unos amigos pero me quedé dormido en el asiento del copiloto... eso explicaría el sueño que tuve con la isla tropical... pero lo que no logro explicar es lo siguiente… Cuando oí un sonido mudo y abrí un poco los ojos vi una luz al frente de mí que se acercaba; como me dio miedo

cerré los ojos, empecé a escuchar voces conocidas; pero una fue la que me llamó más la atención; me dijo: «Es tu decisión». Sentí como si una fuerza me jalara hacia abajo… posiblemente la de gravedad... ya que en ese momento dejé de sentir suelo. Curiosamente, el golpe de la caída fue lo que me hizo volver a abrir los ojos, ahí vi la cosa más rara del mundo. Era una criatura oscura, con ojos grisaseos, con la apariencia de un ciempiés largo, con cola de alacrán... creo que tenía como 8 o 9 lenguas; su mirada era directamente hacia mí.

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Desplegó sus alas oscuras y se levantó al la Muerte es uno de tantos. vuelo... debo admitir que sus alas era lo -Entonces… yo, estoy… ¿muerto? único que me gustaba, ya que se asemeja-Casi si o tal vez no; perdiste conban a las de un ángel, sólo que éstas eran tra mí, pero luchaste y eso es digno negras. de apreciar. Ahora es tu decisión. Tenía mucho miedo pero algo en mí «Ahora es tu decisión». me decía que si ganaba saldría de ese ex-Mi decisión… entonces tú fuiste traño sitio. Pero, ganar ¿qué? ¿Qué tenía quien… que hacer? ¿Volar… Correr? Bueno, soy -No, yo sólo me encargo de llevarhumano, por ende no podía volar; pero sí me almas. Quien te lo dijo es Alguien correr, así que trate de huir; pero esa superior a mí; la opción que te dio es criatura me atrapó y casi me devora. Me porque aún no te tocaba. Dime, decía, mientras a¿quieres desbría, la boca: cansar o vivir? «Nadie puede vencer «¿Crees que puedes Una cortina a la muerte, huir de mi?, ¡Ah, se abrió y ahí nadie puede huir de vi a mi mejor pero sí luchar mi!» Observé y ceramigo Jack, para obtener otra oportunidad» ca de mí vi una esestaba hablanpada, la tomé y le do con un ser corté una de sus lenguas; la criatura simparecido al mío, pero en cuanto me plemente lanzó una sonrisa y usando su miró me dijo: cola como hoz trataba de rebanarme en -¡Hola amigo mío! Siento mucho lo dos, o tal vez tres... bueno, la verdad, que sucedió, pero el coche se desconnunca le pregunté... la cosa es que la lentroló... en serio, no quería dañar a gua recién cortada le volvió salir como si alguien. Y he decidido rendirme, no nada. quiero luchar. No me rendía, seguí luchando por lo -Espera; pero, ¿por qué no?... Es que aún no sabía qué era, di todo lo que que yo… tenía, y escapaba de lo que me venía. Sin -Tú vas a volver… me alegro, así me embargo… perdí la batalla, su cola afilada iré en paz; por favor, diles a mis paapuntaba hacia mi cuello; luego se detuvo, dres que estaré en un lugar mejor, miró hacia mis ojos y me dijo: «Bien me lo acaban de anunciar. hecho… lo conseguiste». Ya no me parecía Me dio un abrazo y se fue tomado fea, al contrario, ahora más bien se asede la mano de aquél ser. Mientras el mejaba a una humana: mío se puso al frente de mí, me su-¿Quién eres? -le pregunté. surró algo en el oído y me empujó a -He recibido varios nombres, Ángel de un vacío.

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Cuando abrí los ojos, estaba en un hospital. Todos se preguntaban porqué estaba vivo; les pregunté qué había sucedido, me sentía cansado, débil y mareado. Charlotte, mi amiga, me lo contestó. Al parecer me morí y volví a vivir, Jack no corrió la misma suerte. Aún recuerdo lo que me dijo aquél ser: «Nadie puede vencer a la muerte, pero sí luchar para obtener otra oportunidad».

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El amor es nada. (También todo lo demás)

Una muerte nacionalista.

Por: Tobías Álvarez Di Desideró. Mi vida siempre fue fría, fría como la nada. Y como la nada me refiero a nada. Ni siquiera sé qué es vida. Sólo sé que vida es nada, que la muerte es nada. Precisamente no sé, no sabemos qué es la vida o la muerte. Sólo creemos en la vida, en una palabra y sentido. Si el sentir es vida, entonces nunca he vivido. Quizá nunca he muerto. Probablemente sólo exista, exista para nada. Quizá he muerto y nunca vivido y no sé qué es el existir. ¿Pero qué no es morir, parte de la vida? Si nunca he sentido. Creo que… morí y olvidé sentir y olvidé todo. Sólo estoy muerto, siempre pensando en nada.

Me vestía para salir a caminar un rato. Salí por el parque de la esquina y compré un libro en el mercado. Un libro corto, como el tiempo que me quedaba de vida. Y pues así, decidí que el último libro que leería sería éste, el que compré. Yo tengo mucha suerte, voy a ser “sacrificado”. Siempre he pensado que el día que muriera, muriera por mi país. El día que sea, el que muera, leeré el último párrafo del libro y caeré al piso con los ojos abiertos orgulloso y fácil. Durante mi vida no he logrado mucho, lo único que he podido hacer es amarme, amar a mi país. Por eso muero por amar a mi país. Por amar algo que cuando muera, quien sabe si podré pensar en ello. Se dice que el sexo reemplaza al amor. - Párrafo último «Pues la amor».

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muerte reemplaza al


Sin título.

Por: Pedro Lamadrid Miguel. Una vez en un pueblo muy alejado de la ciudad, había una familia. Tenían dos hijas, ellas se llamaban Rocío y Alejandra, tenían 11 y 14 años; su padre se llamaba Carlos y su mamá Karla. En ese pueblo se rumoraba que en las noches había un asesino y mataba a la gente. Una noche, estaban Rocío y Ale caminando a su casa; venían de la tienda y escucharon un grito, corrieron a su casa y les contaron a sus papás; pero no les creyeron nada. Hasta que un día estaba Rocío con su novio y desaparecieron y a la mañana siguiente aparecieron muertos en la puerta de su casa.

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La vida, obra y muerte de Juan Cualquiera. Por: Luis Roberto Vázquez Domínguez.

Juan Cualquiera no era nadie especial. Juan Cualquiera creció en una familia de clase media, en un barrio de clase media. Los señores Cualquiera eran unos padres atentos que se preocupaban por Juan y sus hermanos menores, Pedro y Felipe Cualquiera. Sin embargo, no podían cuidarlos de cerca, ya que ambos trabajaban todo el día. Juan Cualquiera no creció siendo un héroe. Se graduó con calificaciones decentes y obtuvo un trabajo de oficina con un sueldo decente. Pronto se enamoró de Gabriela, compañera suya de trabajo y se casaron después de cinco años de noviazgo. Tuvieron un hijo y una hija. Juan Cualquiera no envejeció con ninguna gracia. Antes de los 50 tenía todos los cabellos plateados. Sus hijos lo visitaban todos los sábados a la hora de la comida con los nietos, hijos de su hija. Juan Cualquiera Hijo había decidido no tener niños, decisión que Juan Cualquiera nunca entendió completamente. Juan Cualquiera murió a los 72 años de

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de edad de un infarto causado por su negligencia ante su hipertensión. Sus hijos se repartieron la herencia sin problemas y Gabriela le sobrevivió por 10 años más. Juan Cualquiera vivió su vida sin luchar contra ningún gobierno opresivo y sin liderar ninguna revolución cultural. Juan Cualquiera existió, pero el mundo jamás se dio cuenta.


Incomprendida. Por: Andrea Gabriela Monroy Borrego.

hecho tarde y llegó corriendo a la casa de Era un día como algún otro en la anla señora; al llegar tuvo que, con la misma tigua Venecia del Renacimiento, prisa, ir al mercado como todos los días, Alexandra tenía que hacer exactamenpero fue tal su prisa que tropezó y todas te las mismas cosas de siempre: ayusus compras cayeron al suelo. dar a su madre, darle de comer a sus Llevaba días viendo a un muchacho que hermanas e ir a la casa de la señora siempre estaba en el mercado igual que Prechento a cuidarla para recibir la ella, haciendo las compras, y con su inforpaga para mantener a su familia. tunado accidente él la Al llegar a la ayudó comenzando así casa de la señoElla lo seguía amando su amistad. ra, la cuidaba y estaba dispuesta a morir El tiempo pasó y sus hasta el atardepor ese amor. encuentros se volvieron cer y solía hacer más frecuentes y lentatodos los debemente los dos se fueron enamorando mures; pero la señora estaba muy deprituamente, hasta que un día pasó lo inevitamida por la pérdida de su esposo y ble. Ella deseaba decirle a él cuánto lo amaun día decidió nunca más salir de su ba; pero a lo largo de su vida nunca había casa a recorrer las calles de Venecia, tenido un amor correspondido y siempre quedándose sentada a ver la vida a había terminado todo en tragedia, así que través de la ventana esperando a la «¿por qué intentarlo ahora?» Pero él fue muerte que viniera por ella. más rápido y la tomó de brazos, la miró a Por su parte, Alexandra, ahora que los ojos y le dijo un «te amo». Ella no podía la señora Prechento no saldría, tenía creer lo que pasaba, simplemente supuso que ir al mercado a hacer las comque era un sueño; para sellar la autenticipras. Aquella mañana se le había

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dad de sus palabras, Leo la besó. Todo era ALEXANDRA: ¡Entonces, ¿por qué estatan irreal, tan perfecto y, de pronto, su pemos juntos si tú amas a Verónica?! queño instante en su mundo se quebró con el grito de la señora Prechento llamando a LEO: Te amo a ti, ella es el pasado ¿O Alexandra por su tardanza y ella tuvo que preferirías que te mintiera? partir y dejar ese estado de completa felicidad. ALEXANDRA: No puedo lidiar con la Al día siguiente se volvieron a reenconverdad… no puedo (tira en llanto). trar, ella ya no estaba segura de que realmente el día de ayer hubiera sucedido; pero LEO: Mi amor, olvídalo… no importa él solo se lo reafirmó tomándola de los bra(pone su mano en la espalda de Alexanzos y susurrándole en el oído un «te amo» dra). que hizo que ella sintiera mariposas por todo su in- simplemente morí sola ALEXANDRA: Claro terior… volar, volar. Se en mi cuarto que sí importa… lo amaron como nunca, todos sin importarle a nadie siento, pero no puedo los días mutuamente espesoportar la idea de que raban con todas las ansias posibles poder ames a otra. ¿Creí que me amabas? volver a verse. (Aparta la mano de Leo bruscamente). Ella simplemente no podía creer lo que sucedía. Y se percató de algo; un día llegó LEO: ¿No soportas la idea? ¡Entonces temprano al mercado y quería darle una termina con esto! sorpresa a Leo, pero lo descubrió hablando con Verónica; supuso que era una amiga, ALEXANDRA: No puedo… (con tono no lo interrumpió y se fue; pero siempre tímido) te amo demasiado. que estaba con Leo, él hablaba ocasionalmente de ella… la dichosa Verónica. LEO: Bien, ¡terminamos! Alexandra comenzó a sospechar que Leo amaba a Verónica, hasta que sus celos no ALEXANDRA: ¡Pero, Leo! No puede ser pudieron más y desató su furia. (cae al suelo en llanto). ALEXANDRA: ¿Acaso amas a Verónica o por qué siempre estás hablando de ella? ¿Me amas? LEO: Sí, te amo. Pero siento algo por Verónica. Te amo con todo mi corazón, ella sólo es parte de mi pasado.

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LEO: … (se va y deja a Alexandra sola). El llanto y la tristeza se apoderaron de Alexandra. Sólo podía pensar en Leo, se culpaba por cómo había acabado aquello y todas las noches el llanto acudía a ella cuando los recuerdos de Leo la ase-


chavan al dormir, fueron noches en verazón estaba roto. Ahora ya no había más la llorando por él. Aquél amor que codudas para ella, Leo la había olvidado y su menzó y terminó repentinamente. corazón ya estaba ocupado por otra. El tiempo pasó, la señora Prechento Ya no resistía más, Alexandra sufría demurió; Alexandra se mudó porque su masiado. Siempre que veía a Leo deseaba madre empeoró y tuvieron que buscar decirle cuánto lo amaba, aunque sabía que un nuevo médico que la pudiera curar, él ya no la amaba, que él ya la había olvidaasí que acudieron a Florencia esperando do, y lo corroboraba viéndolo besando a encontrar allí la cura de lo que atorVerónica. mentaba a su madre. Pero después de Por su parte, Leo creía que Alexandra ya años de buscar, nunca encontraron nalo había olvidado, que él formaba parte de da; hasta que su madre murió y su pasado y que nunca volvería a ser parte Alexandra y sus hermanas tuvieron que del presente de ella. regresar a Venecia a su antiguo hogar, La tortura de ver a Leo todos los días en lo único que les quedaba. la ciudad era una idea insoportable; verlo y Un día Alexandra vio a Leo, él ni se recordar la sensación que la invadía al percató porque no podía ni verla: se le abrazarlo y darse cuenta de que ya era pardestrozaba el cote del pasado y que nunca razón. Leo estaba Eso ya no importa ahora volvería a ser parte del lleno de furia porque hoy, de que todo había cariño, culpaba a Alexandra acabado, de que nunca el dolor ha desaparecido de cómo habían tervolvería a pasar, el simple minado las cosas; hecho de pensar en eso la para siempre pero a la vez la exdestrozaba. Leo no podía trañaba y la amaba; pero quería que verla a los ojos, siempre que la veía se queella viera como ya no significaba nada braba su corazón; el saber que había perdipara él, porque creía que Alexandra ya do su amor. lo había olvidado. Alexandra tomó la decisión, su cuerpo ya Leo contrató a Verónica para que no soportaba más el dolor; la sensación pretendiera ser su amante, y cumplió desgastante de un vacío en su interior consu propósito: Alexandra estaba camisumiendo todo a su alrededor la estaba nando por el mercado haciendo las matando lentamente. Sabía que él ya no la compras de todos los días cuando vio a amaba, que todo el amor que sentía por él Leo con ella; él, por despecho, sujetó a sería rechazado… no había otra salida. Verónica, la tomó en sus brazos y la Sus hermanas lo sabían, sabían de la debesó. Alexandra siguió caminando, pero sesperación que mataba a Alexandra, no en cuanto se volteó, lágrimas comenzaexistía manera alguna de convencerla de ron a correr por sus mejillas: su coque no valía la pena sufrir por él; sólo re-

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forzaban los recuerdos de Leo en su mente. Ella lo seguía a amando y estaba dispuesta a morir por ese amor. Corrieron a avisarle a Leo lo que sucedía para poder salvar a su hermana. Alexandra tomó la llaga y se cortó las venas cubriendo su cama de sangre, desangrándose igual que su corazón se desangró por él, y cubriendo su rostro de cascadas de lágrimas, las mismas que derramó por él. ALEXANDRA: No recuerdo, no estoy segura qué pasó. Una parte de mí me cuenta de un recuerdo: que Leo entró corriendo a mi habitación, me trató de salvar, me dijo miles de «te amos» y me llenó de besos esperando que despertara, aunque nunca lo hice; pero, otra parte de mí me dice que simplemente morí sola en mi cuarto sin importarle a nadie… MUERTE: Eso ya no importa ahora cariño, el dolor ha desaparecido para siempre; sólo vámonos, él ya te alcanzará… pronto. (La toma de la mano y se van)

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El bosque de la muerte. Por: José Andrés Machado Soberanis.

Francisco y Mario se quedaron un largo tiempo contemplando la fogata sin decirse nada. Ambos se habían perdido cuando vinieron a acampar, ahora ellos dos estaban destinados a ayudarse mutuamente para sobrevivir y quizás lograr escapar de ese bosque. Realmente nunca fueron amigos, pero los dos sabían que tenían que ayudarse mutuamente si querían sobrevivir. -¿Por qué estás aquí? -preguntó Francisco. -Bueno, verás, mi hermano siempre quiso venir a acampar aquí, así que se me ocurrió que sería una buena idea traerlo a este lugar para su cumpleaños -respondió. Ambos guardaron silencio por un breve momento. -¿Y dónde está él? -preguntó Francisco. -Murió -dijo Mario. -Ah... ¿de qué murió?

-Ya habían pasado dos días desde que nos perdimos. Era de noche, ambos dormíamos. Pero mi hermano despertó con demasiada sed y decidió ir a tomar un poco de agua del lago; al parecer estaba lleno de bacterias. Al día siguiente vomitaba como loco y tenía mucha calentura. Dos días después murió. La verdad es que yo sí tenía agua esa noche, sólo que la había guardado y no la logró encontrar... -respondió Mario sin despegar su mirada de la fogata. -Jejeje. -¿De qué te ríes -preguntó Mario. -Es que tienes que admitir que esa muerte es graciosa -contestó. -Jaja, bueno, ya sé... pero, jaja... -los dos individuos estallaron en carcajadas. Después de un minuto lleno de risas, Mario preguntó: -Y, dime, ¿por qué estás aquí? -Siempre he querido venir acá, me parecía un lugar bastante interesante así que vine con un guía. -Déjame adivinar: el guía también murió. -Sí -dijo Francisco-. Cuando vinimos, el

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primer día el guía había encontrado una avioneta estrellada en un árbol… más o menos por ese lado -apuntó con el dedo al otro lado del lago-. El guía pensó que sería buena idea escalar el árbol para ver si había algo útil en aquella avioneta... pero algo cayó de esa avioneta... dirigiéndose rápidamente hacia él. -¿Qué era? -Apenas puso un pie... cayó... vi cómo lentamente caía hasta impactar en su cabeza. Ese objeto... era un vulgar, enorme, relu-

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ciente y fláccido pepino encurtido. Ledio un golpe bastante fuerte en la cabeza y lo mató. Los dos se quedaron viendo la fogata callados. Las lágrimas empezaron a correr por la cara de Francisco. -Vaya... lo siento -dijo Mario- es algo sumamente triste. Francisco vio por un momento a Mario y ambos se abrazaron y lloraron bajo la luz de la luna.


La muerte y el alcohol no se llevan. Por: Juan Carlos Ramón Gallegos.

cuando yo la observaba desde el pasillo. Yo La muerte es algo que un día puedes amaba a mi madre, pero aprendí a vivir sin vivir triste y otro más triste. Una noella. No me quedé destruido, al contrario, che mi padre, como cada noche, llegó rompí con todas las barreras. Hoy tengo 18 lleno de alcohol, tomando día a día. años, mi papá venía a buscarme Mi madre y yo ya nos haLa muerte es a la escuela en carro porque bíamos acostumbrado al nunca me dio uno para mí. Yo vicio de mi padre, que día a veía cómo, briago, todos los días día acababa con nosotros. algo que me iba a buscar al colegio. HaMi pobre madre, todos los bían pavimentado la calle y pudías golpeada, su belleza un día sieron un gran tope en medio. Al incomparable se había enver el gran tope pensé: «ojalá mi tristecido. Mi padre siempuedes papá no venga borracho hoy». pre le cortó las alas, no Pero fue un mal pensamiento quería que creciera más vivir triste mío, porque desde lejos vi el coque él. Un lunes como cualche con el borracho. Al verlo me quier lunes, mi papá no y sentí muy triste; pero mi dolor pensaba en el malísimo vihacia mi madre siempre fue macio que tenía, por eso deotro yor. Lo observé volando con el cidí hablar con él. Pero cocarro usando el tope como rammo siempre, inventó que pa... de pronto se estrelló con un tenía demasiado trabajo, más triste. árbol gigante. Corrí a buscarlo, aunque no había ningún pero me sorprendí al ver un peso en casa. Mi madre, fuerte golpe en su cráneo. Mi padre falleharta de los golpes, decidió suicidarse ció, hoy ya soy una persona grande. Tengo cortándose lentamente las venas

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hijos, por lo cual no repetirĂŠ la misma historia con ellos ni con mi esposa. DecidĂ­ nunca ingerir alcohol, ya que el alcohol me

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destruyĂł la vida lentamente, aunque no lo haya bebido.


Índice de ilustraciones: Portada: José Andrés Machado Soberanis. Página 2: Fanny Yesenia Roa Torres y Aranzazú Arámburo Vizcaíno. Página 3: Sebastián A. Ramírez Cervantes. Página 4: Fanny Yesenia Roa Torres. Páginas 6 y 7: Tobías Álvarez Di Disideró. Página 8: Pedro Lamadrid Miguel. Página 9: Luis Roberto Vázquez Domínguez. Página 13: Andrea Gabriela Monroy Borrego. Página 15: José Andrés Machado Soberanis (archivo personal). Página 17: Juan Carlos Ramón Gallegos.

La otra puerta, revista literaria, año 0, número 0, octubre de 2011, es una publicación editada por las y los estudiantes del Taller de Expresión Oral y Escrita (ahora Teatro II) del Área Artística, 3o. de Nivel Secundario, del Centro Educativo Piaget, A.C.

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Centro Educativo Piaget, A.C. Octubre de 2011.


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