Nueva York, 2006.
Ernesto Cortázar Hernández, es la historia que se expande casi imperceptible a las nuevas generaciones; el actor, músico, compositor, guionista, argumentista, productor y director, nace en Tampico, Tamaulipas un 10 de diciembre de 1897; el año de la muerte de Johannes Brahms y del nacimiento de William Faulkner, Nobel de Literatura (1949), también a setenta y cuatro años de la fundación del Puerto.
Toca a Cortázar aparecer en un pujante Tampico, azotado en el periodo de 1898 a 1900 por la fiebre amarilla. Se inicia el empedrado de calles y ensamblado del edificio de la Aduana Marítima en 1896, ordenado directamente por Porfirio Díaz, para ser inaugurado por el propio general el 16 de octubre de 1902. Este paisaje es parte de la primera experiencia de vida que palpó, embriagado con el olor a río, barro, cestas de otate, arena y brisa de mar.
El tampiqueño funda Los Trovadores Tamaulipecos en 1926, un quinteto integrado por Lorenzo Barcelata, Alberto Caballero, Antonio García Planes, Andrés Cortés Castillo y el propio Ernesto, el que aparece por primera vez en la escena cinematográfica en Mano a Mano, dirigida por Arcady Boytler, en 1932. Participó activamente en 60 películas, dando muestra de sus aptitudes y diferentes facetas. Junto al músico y compositor Juan S. Garrido, escribió la música de fondo y las canciones de las películas El tesoro de Pancho Villa, bajo la dirección también de Arcady Boytler y La familia Dressel, dirigida por Fernando de Fuentes, ambas del año 1935.
Como escritor de cine, Ernesto Cortázar creó historias para producciones que abordaron géneros de arraigo popular: comedia ranchera, melodramas y cine de rumberas, las que fueron piezas donde lucieron artistas como Carmen Guerrero, Mapy Cortés, Carlos López Chaflán, Joaquín Pardavé, Meche Barba, Pedro Armendáriz, Jorge Negrete y para la película donde debutó Germán Valdés “Tin Tan”, Hotel de verano.
En 1938, junto al también músico y compositor, Lorenzo Barcelata, crea la productora de cine, Producciones Barcelata-Cortázar, con la que realizan películas como La reina del río dirigida por René Cardona (1938) y Noche de ronda (1942), primera película de una serie de 17 filmes que dirigió desde entonces hasta 1953.
Asimismo, alcanzó éxito como letrista de muchas de las canciones mexicanas más representativas de la Época de Oro de la Cinematografía Nacional, haciendo mancuerna con el maestro Manuel Esperón, quien se encargaba de la composición musical. Dicha dupla creó, entre muchas más canciones: “Ay Jalisco no te rajes”; “El apagón”; “No volveré”; “Esos Altos de Jalisco”; “Cocula”; “Noche plateada”; “Serenata tapatía”; “Yo soy mexicano”; “Maigualida”; “Amor con amor se paga”; “Tequila con limón”; “Hasta que perdió Jalisco”; “Carta de amor”; “El ahijado de la muerte”. Se suman: “Traigo un amor”; “Cuando quiere un mexicano”; “El charro mexicano”; “Fiesta mexicana”; “Qué te cuesta”; “Dicen por ahí”; “Aunque me cueste la vida”; “Chaparrita cuerpo de uva”; “Al diablo con las mujeres”; “A la orilla del mar”; “Necesito dinero”; “Águila o sol”; “El aventurero”; “Guadalajareña” y “Arandas”, que son algunas de las más conocidas. Realizó las letras de numerosas canciones en coautoría con otros compositores renombrados de la época, como el propio Lorenzo Barcelata, Pedro Galindo, Rafael de Paz, Miguel Prado, Luis Alcaraz, Chucho Monge, Abel Domínguez, entre otros. Ocupó el puesto de presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México, del que fue fundador.
Ernesto Cortázar muere en un accidente automovilístico cerca de Lagos de Moreno, Jalisco, el 30 de noviembre de 1953.