Historia de dos amores, Cecilia Sanz de Ridaura. Bajo la mirada de Jesús Guerrero

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Bajo la mirada de Jesús Guerrero

SCulturaTampico


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uyendo de una España convulsionada retoma el camino apoyada en sus dos amores, su esposo y Tampico. Entre visos de enfant terrible y sabelotodo, Cecilia crece “inquieta, despierta y con ganas de aprender” , en una España llena de promesas que después no volvería a ser la misma. Empieza a leer a los cuatro años y ya en la primaria participa en todo evento que se le atraviesa: cancioncitas, declamaciones, pantomimas y obras cortas de teatro; era feliz. Pero pasarían muchos años antes de encontrarse con sus dos grandes amores, Vicente su esposo y la ciudad que les dio una nueva posibilidad de vida, Tampico. A Cecilia Sanz y Sanz nace en el pueblo de Játiva en la provincia de Valencia, un 5 de diciembre de 1914; es la segunda de cuatro hijos. Su padre era médico, muy prestigiado y amado. Pertenecía a una familia de clase media alta en aquel pueblo de 20,000 habitantes. A los seis años de edad, tuvo que enfrentar la muerte de su madre y vivir bajo la tutela de una tía, hermana de su padre, “más loca que una cabra” recuerda en sus memorias; tras poco más de un año, tiene la fortuna de que su padre se case de nuevo y gana así “una verdadera madre” .

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De joven entra a un colegio para señoritas de religiosas de claustro, donde señala “vegeta por tres años”, y antes de poder ser expulsada por su inquieto comportamiento, es sacada por su padre para matricularla en una escuela de varones, siendo la única muchacha, entonces, que estudiaba el bachillerato.

una hija de por medio, para inicios del mes de junio año de 1939, tras la derrota republicana, Cecilia Sánz de Ridaura y familia logran embarcarse en el Sinaia rumbo a México y llegan un 13 de junio de ese año junto a casi mil seiscientos refugiados españoles.

Decidida a vencer todos los obstáculos (la oposición de su padre, de los amigos de la casa y de todo mundo), pero con el apoyo de su nueva madre, entra a la carrera de medicina y tiene gran éxito como estudiante; ahí conoce a Vicente Ridaura Álvarez:

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“ Se p ro d uce e l h ec h o q ue tuvo mayo r trascendencia en mi vida: conozco al hombre más extraordinario que conocer se pueda y que luego fue mi marido: inteligente en grado sumo, iconoclasta, ingenioso, culto, feo y enormemente atractivo (…) Nos casamos el 14 de julio de 1936, cuatro días antes que estallara la guerra civil (española)…” . Iniciada la guerra y enrolados como médicos en el Ejército Re p u b l i c a n o, d e s p u é s d e peligrosas e intensas peripecias nada menores que los situó en campos de triaje y de concentración con

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Provenientes de un clima mediterráneo típico, no fue extraño que hubieran elegido lo más parecido a ello. Su esposo Vicente decide adelantarse y llegar a Tampico, Tamaulipas, pues consideraron que se trataba de una plaza no sobrecargada de médicos. Era principios de enero de 1940 y como la única idea que tenían de Tampico, era la de un sitio donde siempre hacía un calor insoportable, deja en la ciudad de México el único saco y suéter que te n ía , lleva n d o so lo ro pa veraniega; luego le comentaría que nunca en su vida había sentido mayor frío que en aquel invierno tampiqueño. Tal vez el frontón neoclásico o l a cúpul a de l a Catedral tampiqueña pudo recordarles

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en algo al de la Seu de Xàtiva o Templo Catedralicio -de tamaño muy superior a la nuestra-, de su pueblo natal. Lo que haya sido hizo posible de este Puerto su hogar definitivo; por así decirlo, nunca tuvieron fronteras, su casa siempre estuvo abierta a todos los que tocaban a su puerta. Las circunstancias no le permitieron revalidar sus estudios de médico en el país, como su marido y su primo, sin embargo, por décadas fue una mujer incansable: participó en la fundación de la Normal Superior del Sur de Tamaulipas (en la biblioteca de la escuela aún cuelga un retrato de ella); fue maestra en la Preparatoria Tampico y en la Matías S. Canales; encargada de la biblioteca de la UNE y de la biblioteca municipal de Tampico por mucho tiempo; en las noches corría para el montaje o participación en alguna obra de teatro. La casona en Bellavista recibió tanto a intelectuales, artistas, amigos y familiares asiduos al arte, la cultura y la bohemia. Un mes de octubre de 1980, muere el amor de su vida, Vicente Ridaura Álvarez, ella lo acompañaría el 20 de diciembre de 1997 a los 84 años, dando cierre perfecto a un ciclo de vida, en esta ciudad que llegó a amar tanto como para quedarse en el corazón de muchos tampiqueños.

Compilación: Jesús Guerrero Valdez. Fuentes: Textos reunidos, Cecilia Sánz de Ridaura. Departamento de Fomento Editorial U.A.T. pp 11 – 13 y 17. “El 27 de diciembre de 1937, nace su primera hija” Textos reunidos, Cecilia Sánz de Ridaura. Departamento de Fomento Editorial U.A.T. pp 14. Agradecemos los datos y material fotográfico, proporcionados por Caín Valdez, José Luis Díaz y Gloria Cecilia Torres Valdez.

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