PUENTE CULTURAL JUNIO 2022

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PUENTE CULTURAL TAMPICO, TAMS. JUNIO DE 2022

EDICIÓN 0005 | AÑO 1

SECRETARÍA DE CULTURA DE TAMPICO

RUMBO AL

“Ramón García Zurita” PÁGINA 08

José y Caín

Impulsores del talento juvenil

En

PÁGINA 04

La Crónica

El breve fulgor de García Zurita

La talacha los escritores locales del taller de creación literaria presentan sus obras finales PÁGINA 15

En el Mirador de los Artistas conoceremos las artesanías de Tecciztli Pág. 12 | Conmemoraramos los 25 años de la Fonoteca de Tampico con la Exposición Tampico suena a través del tiempo Pág. 06


CONTENIDO

#editoralia | del arte

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La Galería

Iván Reyes, del grafiti al cabellete

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La Crónica

Sandra Edith Muñoz Cruz

secretaria de cultura

El breve fulgor de García Zurita

06 Tampico suena a través del tiempo

En la celebración de los 25 años de la Fonoteca de Tampico

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Caín y José

Una charla con los impulsores de artistas juveniles

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Sin duda, el arte tiene mucho que decir en estos días.

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in duda el arte puede colaborar en muchas áreas del quehacer humano pero su principal valor será siempre su capacidad de humanizarnos, porque el arte es un instrumento formidable para entregarnos perspectiva, para ponernos en los zapatos del otro, de la otra. Hacer arte, más allá de brindar un sentido de di-

versión, es esencial para hablar con verdad al poder, para soñar con nuevas realidades y en última instancia para cambiar al mundo. Suena a utopía, lo sé, pero se puede -incluso en un mundo pandémico-; baste pensar en las miles de formas que los seres humanos confiamos en las representaciones artísticas para dar sentido a los cambios y las crisis. El gobierno municipal encabezado por Chucho Nader sabe muy bien de los aportes de los artistas a la vida cotidiana del puerto, es por ello que en todo este tiempo de contingencia, el municipio de Tampico es el único en todo el estado, que mantuvo contra viento y marea, la vigencia de los premios y estímulos económicos al arte y la cultura. Este junio, el regional de Pintura “Ramón García Zurita”, no solo se mantiene, llegando este año a la emisión número XXXII, sino que además aumenta su bolsa en un total de 10,000 pesos más que el año pasado. Cuando usted, lector, mire esta gaceta aún no habrá ocurrido la premiación, le invito pues, a conocerlos en nuestra gaceta de julio.

Mirador de los Artistas Tecciztli, un local donde podrás encontrar artesanías de piedras, tejidos, entre otras

Ilustración: Miguel Mar Hernández

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En voz de la Biblioteca Una breve charla con el bibliotecario José Alfredo Espriella

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Cultura Porteña

Un solitario flautista se roba el corazón de la ciudad

La talacha suplemento literario

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La perrocolumna del

La talacha

Presentación de las obras de los talleristas

En portada José Luis Díaz y Caín Valdez Loya en su taller

PUENTE CULTURAL DIRECTORIO

LIC. JESÚS NADER NASRALLAH presidente municipal de tampico

SANDRA EDITH MUÑOZ CRUZ

secretaria de cultura de tampico

02 | Puente Cultural | Junio, 2022

Aullido beethoveniano ¡Qué elegancia la de Francia, pero qué regocijo los de Tampico!, y es que, amigos perrunos, esto va a estar de pelos, claro, pero sin pulgas.

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es cuento que voy a asistir a mi primer concierto con una orquesta sinfónica, coros y solistas y lo mejor de todo es que es aquí en mi casita, la Casa de la Cultura de Tampico. Más de 80 músicos, sí leíste bien, más de 80 artistas reunidos para sonar una melodía que a mí me encanta y a veces tarareo o bueno guaguagueo, ok, ok, aúllo… Me refiero a la Novena Sinfonía de Beethoven, y no, no es mi tío abuelo san bernardo que es actor, si no un músico que trascendió por tan bellas

melodías y que me gustaría comentarte algunos datos de esta magna obra. Primero debes saber que parte de su melodía es el Himno de la Unión Europea, además de ser considerado un himno de paz mundial y que no hay canino que no la conozca. Bueno, otro de los datos interesantes es que tristemente cuando Beethoven la escribió ya no escuchaba, es decir era sordo y al momento de su estreno no pudo tampoco oírla, al grado que cuando la gente ovacionó, Beethoven seguía inmerso en los papeles de su obra, hasta que uno de los músicos tocó su hombro para que pudiera, aunque sea, ver los aplausos. Por cierto, ¿sabías que nosotros los lomitos tenemos un espectro auditivo de 65.000 Hertz? Es decir, escuchamos 3 veces más que los humanos, pero tranquilo, tranquilo, esta es una obra tan hermosa que sí puedo disfrutarla. Bueno, aquí me despido amigos, no sin antes invitarlos el domingo 26 de junio a las 19:30 horas en la Casa de la Cultura de Tampico, ¡adquiere tus boletos! ¡Guau! Escríbenos: culturatampico@gmail.com


#lagalería | artista urbano

Yo no soy digno de que entres a mi casa /colección: particular

Resquicio 1. De la serie resquicios / Tecnica:Mixta / lienzo 120 cm x 60 cm (2019) /fragmento Tampico de noche /fragmento - colección: secretaría de cultura de tampico

Survivor 2021 / Técnica: mixta/lienzo 120 cm x 90 cm (2021) /fragmento

Descanso forzoso /fragmento - colección: particular

Iván Reyes Quiroz Tres veces primer lugar del "García Zurita" Su incursión en el arte inició en 2009 cuando con un grupo de jóvenes grafiteros ingresó a las clases que José Luis Díaz y Caín Valdez impartían en la Galería ProjectArt. A partir de ahí ha estado explorando diferentes técnicas en las artes creando la propia que refleja su espíritu urbano. Silvestre Sánchez Artista plástico

Ha ganado en tres ocasiones el Premio Regional de Pintura "Ramón García Zurita" con sus obras: • 2010 Tampico de noche, acrílico sobre tela 120 x 90 cm • 2015 Descanso forzoso, acrílico sobre tela 100 x 80 cm • 2019 Yo no soy digno de que entres a mi casa, óleo sobre tela 120 x 90 cm Puente Cultural | Junio, 2022 | 03


#lacrónica | el breve fulgor de García Zurita

El breve fulgor de García Zurita Por:

Josué Iván Picazo Baños

Encargado del despacho de la Crónica Municipal

El pintor porteñovictorense es uno de los iniciadores de la todavía joven historia de las artes plásticas en Tamaulipas

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n 1957, el político y coleccionista Marte R. Gómez consideraba que, a dos siglos de haber comenzado la colonización de la Provincia del Nuevo Santander, nuestro estado aún no contaba con una tradición. Esta carencia era notoria, sobre todo, en el ámbito de las artes plásticas. En este sentido, el también ex gobernador veía en el trabajo de dos artistas tamaulipecos los cimientos de una incipiente tradición plástica: el victorense Javier X. Peña y el porteño Ramón García Zurita. En Tampico, el nombre de García Zurita se mantiene presente en el Premio Regional de Pintura que entrega el Gobierno Municipal cada año; además, un salón de la Casa de la Cultura tiene su nombre. Mientras que, en Ciudad Victoria, la galería de la Casa del Arte y una calle se llaman como el pintor. A pesar de estos homenajes, aún se desconoce mucho sobre la vida y obra de García Zurita. Nacido el 6 de abril de 1927 en Tampico, Ramón García Zurita se arraigó pronto en Ciudad Victoria, la tierra de sus padres. Su afición infantil al dibujo derivó, hacia finales de los años cuarenta, en su ingreso a la Escuela Nacional de Artes Plásticas —antigua Academia de San Carlos— de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde consolidó su formación con los maestros Ernesto Jorajuria, Antonio Rodríguez Luna y Carlos Alvarado Lang, así como con Alfredo Zalce y José Clemente Orozco. Pronto demostró dominio de va-

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Ramón García Zurita durante la realización de su mural «Tamaulipas histórico». Crédito: Archivo fotográfico de Alejandro Rosales Lugo.

rias técnicas: desde la pintura de caballete hasta la gráfica, principalmente aguafuertes, xilografías y linóleos. Durante la década de los cincuenta, el tampiqueño mantuvo una producción constante y su obra formó parte de exposiciones colectivas en la Ciudad de México. Realizó su primera exposición individual en 1957, en la galería Genoveva de la capital del país. Al año siguiente, también presentó una exposición individual en Ciudad Victoria; asimismo, comenzó a dirigir el Departamento de Artes

Plásticas del Instituto Regional de Bellas Artes de Tampico y Ciudad Madero, labor docente que desempeñó durante un breve periodo. En la trayectoria del pintor, un momento importante fue la exhibición de algunos de sus trabajos en la Bienal de Florencia, Italia, en 1959. La mayor parte del trabajo de García Zurita consiste en pinturas (sobre tela o papel) y piezas de gráfica, que quedaron dispersas entre sus familiares o entre coleccionistas locales. En los temas de su obra, predominan las escenas


#lacrónica | el breve fulgor de García Zurita

PARA SABER MÁS...

En junio de 2021, el Gobierno Municipal de Tampico presentó Premio Regional de Pintura Ramón García Zurita 30 años. 1991-2020, libro editado por la Secretaría de Cultura que recopila imágenes e información sobre las obras que han sido premiadas a lo largo de la existencia del concurso. La publicación, además, ofrece al lector un panorama sobre las artes plásticas del sur de Tamaulipas e incluye un esbozo biográfico del pintor García Zurita. Busque esta publicación en su biblioteca más cercana.

Autorretrato de Ramón García Zurita.

Crédito: Tomado de El pincel

y la memoria. Muralistas Tamaulipecos (Gobierno del Estado de Tamaulipas, Ciudad

Victoria, 2014), p. 101, por cortesía de Lucy Rivera de Etienne. Foto: Germán Siller.

realistas y las fiestas populares tamaulipecas. «Interesa por encima de todo —escribía el crítico Enrique F. Gual en 1957—, aparte de sus excelentes dibujos, la pesadumbre ambiental que consigue con el color, sobre sus lienzos parece posarse un cendal de aflicción que paradójicamente vitaliza la escena con originalidad.» En contraste con las numerosas piezas de pequeño formato que García Zurita realizó, su obra más reconocida —y la última de su producción— fue «Tamaulipas histórico», mural de quinientos metros cuadrados en el que

«Matachines», grabado del artista tampiqueño inspirado en las danzas tradicionales. Crédito: Colección de Alejandro Rosales Lugo.

Detalle del mural «Tamaulipas histórico» que Ramón García Zurita pintó en el Palacio de Gobierno, en Ciudad Victoria. El pincel y la memoria. Muralistas Tamaulipecos (Gobierno del Estado de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 2014), p. 108. Foto: Germán Siller.

trabajó entre 1961 y 1964. La obra envuelve la escalinata del Palacio de Gobierno, en Ciudad Victoria, y ofrece al espectador un recorrido por algunos de los eventos y personajes más emblemáticos de la historia tamaulipeca, desde la época prehispánica hasta el periodo posrevolucionario. Para Alejandro Rosales Lugo, discípulo de García Zurita, este mural es «la más importante narración histórico-plás-

Crédito: Tomado de

tica de Tamaulipas». No obstante, el mural permanece inconcluso. A causa de una insuficiencia renal, Ramón García Zurita falleció el 2 de febrero de 1965, en la capital del estado, a los 37 años. El fulgor que deslumbró a sus contemporáneos permanece en las líneas y colores de García Zurita, artista que no alcanzó la plena madurez, pero cuya obra mantiene una fuerza expresiva que no deja de impresionar. Puente Cultural | Junio, 2022 | 05


#narraciónymemoria | fonoteca de Tampico

EXPOSICIÓN ACERVO

TAMPICO SUENA A TRAVÉS DEL TIEMPO El 27 de octubre de 1980 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconoció el valor patrimonial de los archivos sonoros y audiovisuales y recomendó su salvaguarda y conservación

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a Fonoteca de Tampico resguarda una riqueza que puede ser compartida gracias a la valiosa labor de catalogación, edición, publicación y difusión de discos y libros que se ha realizado a lo largo de sus 25 años de historia. El 22 de junio de 1997 José Castañeda registró el patrimonio sonoro de la ciudad al fundar la Fonoteca en el Archivo Histórico de Tampico, donde actualmente tiene su sede, con el propósito de salvaguardar la herencia sonora del puerto. En estos registros viven las voces que han tras-

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cendido a través del tiempo: vive la música que sonó en las antiguas rocolas de las cantinas del centro. Una aspiración es que también vivan los pregones que han caminado a lo largo de las calles por décadas, los loros huastecos, el canto de algunas aves como el sonido del pájaro carpintero y el característico paisaje sonoro de algunas colonias de nuestra ciudad. Para conmemorar este hecho, el 3 de junio fue inaugurada la exposición TAMPICO SUENA A TRAVÉS DEL TIEMPO en la Sala Yapur de Casa de la Cultura de Tampico.


#narraciónymemoria | fonoteca de Tampico

TAMPICO SUENA A TRAVÉS DEL TIEMPO En la muestra podrás encontrar portadas de vinilos, cassettes, discos compactos, documentos, catálogos y publicaciones, además de una línea del tiempo de la evolución del registro sonoro.

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#encharlacon | rumbo al XXXII Ramón García Zurita

Caí Jos

IMPULSORES DE TALENTO JU

y

POR: JUAN DE DIOS BARRIOS

| FOTOGRAFÍA: ROKGZ

Hablar con artistas, emprendedores, visionarios y promotores del arte y la cultura de nuestra ciudad siempre abona a tener perspectivas más abiertas

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n esta charla pretenderemos centrarnos en el papel que como impulsores de artistas plásticos en la zona han desempeñado, ya que el taller que comparten la dupla creadora, es semillero de grandes exponentes. Al cruzar el umbral de la puerta que da paso al taller de la calle A donde tienen su taller soy consciente que ingreso a un mundo donde todo es posible, donde las emociones pueden plasmarse en un lienzo imperecedero. Entre pinceles, pinturas, marcos, caballetes y una estantería con libros, se va creando una atmósfera propicia para echar a volar la imaginación. El polifacético artista oriundo de Tuxpan nos recibió con una sonrisa y nos invita a acomodarnos en la salita junto a la ventana interior. Al otro lado del estudio,

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ín sé

UVENIL

#encharlacon | rumbo al XXXII Ramón García Zurita que está ahí (señala hacia la puerta). Soma. ¿Quién iba a pensar que Soma iría a Europa cada año, dos tres veces… ¡por año!? ¿Quién? Alemania, Francia, Italia, España, Inglaterra, Polonia… en talleres de allá iba a tatuar dos, tres veces al año. Hasta que un día, no sé, allá hay leyes, lo agarraron trabajando y solamente no tiene derecho de… aunque ya va a regresar, creo que ya pasaron los dos tres años, y actualmente se mueve en el país: Monterrey, Guadalajara, Cancún, Estados Unidos… y una de ellos, Diana, son hombres y son mujeres también que han ganado también el “García Zurita”. [Se levanta un momento y va a la mesa contigua donde una chica trabaja en una hoja] ¿Qué les interesaría a ustedes saber? Yo a grandes rasgos le estoy planteando, porque después se fueron y se creó ProjectArt, ¿sí? Él (señalando a José Luis que se encuentra en una mesa de trabajo con dos pupilos) y yo abrimos, nos quedamos, quisimos seguir. Ahí todavía no llegaban los grafiteros. Llegaron hasta que nos quedamos como ProjectArt en Río Sabinas, en Sierra Morena, sí, allá por el Campestre. Ahí se inició ProjectArt y hemos… hasta que nos corrieron de la casona, la tiraron y estamos aquí. Entonces ha sido pues una grande experiencia, tú ya has escuchado muchas veces esto (con sorna mientras se dirige a Rodrigo, el compañero fotógrafo). Pero… (deja flotando en el aire un tiempo la conjunción adversativa) ¿pues de qué se trata?, ¿de qué se trata… el arte y la cultura? Como que no se invierte mucho en el arte y la cultura, ¿verdad?

inclinado en la mesa donde enseña a un estudiantes, el arquitecto José Luis Díaz sonríe en ademán de saludo.

ANTECEDENTES

Así a grandes rasgos ha sido un esfuerzo -nos platica el maestro Caín. Empezamos primero con un grupo de artistas mucho antes que se llamaba Visual 15 y hacíamos exposiciones en plazas. La mayoría artistas, hombres y mujeres, compañeros y compañeras, nos dedicamos a incursionar en el arte y la cultura. Dábamos clases. Estuvimos primero en la calle Cerezo y nos pidieron la casa de allá, era importante para ellos el tener el espacio, estuvimos varios años ahí. Nos pasamos a lo que era “La Caperucita”, frente al panteón que ahora es un hotel o algo así. Ahí estuvo Visual 15. Pero pasando los años se disolvió el grupo, muchos tuvieron que dedicarse a otra cosa, Sánchez Tudón, el gran pintor, era parte de... Hiram Céspedes y así tuvieron que migrar. Sí se logran objetivos, ver a tantos. A pesar de que los padres les digan que no se dediquen al arte porque se van a morir de hambre. ¡Mírame! Estoy hecho un hueso (sonríe). Muchos de ellos ahora los ves, profesionistas, se dedican a la cultura o estudiaron arquitectura. Pero los papás no querían que se dedicaran al arte: psicólogos, filosofía, arquitectos y así, pero muchos de ellos son los mejores tatuadores, ahí tienes a Soma que cuando era joven hizo aquel cuadrito largo

"No es por el dinero, si no por crear algo. Es lo que nos sostiene" CAÍN VALDEZ /artista plástico El presupuesto es mínimo… (digo) ¡Era mínimo! -me ataja Caín enfático- porque a partir de este nuevo gobierno las cosas ya no… según eso me dijeron (ríe). ¡Hey! En toda la vida, en toda la vida, esto… ¡ya me quitaste mi lugar! (se dirige de nuevo al fotógrafo que buscando el mejor ángulo se mueve por el espacio). En serio -retoma. Mínimo. Les interesa mucho el dinero, turismo… ¿Eh?, ¿eh? -responde al comentario de que es importante el turismo y mueve la cabeza hacia arriba y abajo. Pues sí, pero no hay museos. ¡Por favor! -con énfasis- en el Estado de México, Toluca tiene más de 30 museos, ¿no? Guanajuato, Guadalajara, Monterrey, ¿qué le pasó a Monterrey cuando la iniciativa privada…? ¿Si saben la historia? Apoyó a los pintores. Se unieron los grandes empresarios e invirtieron en espacios para los artistas, compraron la obra de los mejores pintores y están en los museos y los, esos pintores se

fueron para arriba. También en el Paseo Santa Lucía están exhibidos varios… y van cambiando -complementa Rodrigo. ¡Sí! -se anima Caín. ¿Y Tampico? …van por temporadas. ¿Mande? -contesta Caín. Se ha ido rezagando... ¡Ei! -afirmativamente con cierta resignación. Pero lo que importa aquí es el ser humano. Ser -enfático- humano. Y tal vez algún día si las cosas cambian -esperanzado- ya no les dirán a sus hijos “estudien otra cosa porque se van a morir de hambre”. ¿Si me entienden? José Luis cuando te desocupes ¿puedes venir por favor? Hemos corrido con… ha sido maravilloso. Claro que ahora en la pandemia estos años han… nosotros no contamos con apoyos, de ninguna índole. En cuarenta años hemos ganado dos veces… “la beca”. Una beca ahora. Hace muchos años la ganó un grupo de teatro, porque también teníamos un grupo de teatro, “Perros de Agua”, tú eras niño, yo creo en aquellos años. Perros de Agua. Fuimos invitados por Bellas Artes de México, a ¿cómo se llama? A presentarnos allá en dos lugares, teatro, además fuimos incluidos en el programa nacional de Bellas Artes, pero… eso fue en noviembre, pero hubo cambio de director y demás y llegó enero que nos iban a dar y nos dejaron fuera, o sea si era política, ¿verdad? Pero ¡lo hicimos!, ¡llegamos! Yo creo que era un buen grupo ¿no? Porque alguien lo vio aquí e hicieron que nos invitaran allá, alguien que lo había visto aquí en el teatro, que nos fue a ver, le gustó, nos recomendó… era escritor y nos recomendó. Ese escritor ya murió, no me acuerdo su nombre. Inclusive escribió una obra de teatro que por ahí la tengo, que nunca la puse, porque él la escribió una obra de teatro para el grupo, pero se deshizo el grupo y se fueron de aquí. ...Torres, que está acá en Naranjos, creo, sigue dando clases de teatro ella. Otro, un gran actor, se fue a Monterrey a trabajar y allá fue reconocido como pintor, performance, escritor, porque esa beca que ganamos me dio para pagarles maestros de música, de canto, de… eran pintores, eran escritores, literatura, todo, o sea se armaron. He recibido, hemos recibido reconocimientos hasta el estatal, mucho crecimiento, siempre nos reconocen una labor de tantos años. ¡Qué bueno! Se los agradezco, nada más lo que siempre he dicho: “no es por el dinero, si no por crear algo”. Es lo que nos sostiene. La respuesta de los que han sido amigos, algunos, es cierto, ese cariño, esa amistad, ese amor, no, no tiene nada que ver con el dinero. Preguntas. José Luis, ya ven para que te hagan preguntas, ¡ja, ja, ja! Vente, pásale por acá por donde estoy o allá, mira te va a dar lugar. Él tiene mejor memoria que yo. Mucho mejor. Todos los días igual que un servidor, todos los días hemos sido puntuales en la enseñanza. Puente Cultural | Junio, 2022 | 09


#encharlacon | rumbo al XXXII Ramón García Zurita EN CHARLA

Para empezar, nos gustaría que nos pudieran hablar sobre ¿cómo iniciaron, ¿cuándo decidieron dedicarse al arte? CV Pues todo se fue dando en la vida. Sí. Porque estudié también psicología y filosofía aplicada, él también ha… lee mucho. Sí, es un enfermo de la lectura (risas). Eh, queremos donar libros, pero ninguna biblioteca nos acepta… Circunstancias… JLD Yo creo… que no fue planeado. Era, era, yo formé parte del grupo Visual 15, yo era muy joven pero ya andaba en eso. Y el que era maestro de Artes Plásticas dentro del grupo Visual 15, que inclusive yo era alumno de él, era Gustavo Sánchez Tudón. Y un día sin previo aviso pues dice que se va a Monterrey, y él tenía un grupo de alumnos en Visual 15, entonces este Caín y yo decimos: oye, pues realmente Visual 15 vive de las clases más que de la pintura, pero, bueno, yo creo que sería bueno que ese grupo no desparecería que siguieran… entonces nos quedamos con el grupo, nosotros, como maestros. Este, ahí iniciamos, bueno la promoción ya la habíamos empezado, pero como maestros ahí empezamos. Esto ¿en qué año fue? JLD En los ochenta, a mediados de los ochenta, no recuerdo exactamente el año, pero debió haber sido como en el 86. Y después me invitan, o nos invitan a integrarnos como maestros a lo que era el IRBA en aquel entonces, que no tiene nada que ver como está actualmente. Yo me integro como maestro de artes plásticas y Caín como maestro de teatro. Seguimos dando clases en Visual 15 y Visual 15 desaparece como grupo alrededor del 94, que es cuando surge la galería ProjectArt y este, ahí nos vemos como maestros… el IRBA también cierra más o menos por esas fechas, y no, ya no estaba en condiciones… CV Nos cerraron de la noche a la mañana. JLD Sí, no estaba en condiciones de recibir alumnos. El salón donde yo daba clases prácticamente quedó inutilizado. CV Fue simpático (sonríe) JLD Fue simpático, pero es una historia un poco… (risas) Yo me quedé sin salón, terminé el curso dando clases en otros salones que estuvieron disponibles y quedó inutilizable y es… CV Salíamos a botear a la plaza… JLD …y es cuando cierra. Y es cuando cierra el IRBA ya definitivamente y así permanece varios años hasta la reconstrucción de lo que ahora es. Nosotros seguimos en la galería ProjectArt en Río Sabinas, en la colonia Sierra Morena, ahí estuvimos varios años hasta el… hasta ¿qué? ¿Cómo 2007? CV Y ahí empezamos con nuestros grafiteros. JLD Hasta el 2007. Ahí empezamos. Empezamos con un joven que su mamá tenía problemas con él. Como andaba de grafitero ya lo habían detenido varias veces y no entendía y una amiga de ella le dice “¿por qué no lo metes a clases de pintura? Yo hablo con Caín y a lo mejor lo reciben”. Fue como llega Jonathan Chirinos. 10 | Puente Cultural | Junio, 2022

Él resulta muy… CV Muy especial. JLD Sí, bueno, eso es después, después (risas). Le gusta la clase, invita a amigos, entre ellos a Iván Reyes. Creo que eran cuatro en total, no recuerdo bien el nombre de todos. Y después ya fueron el doble y llegaron a ser muchos, ya no cabíamos en el taller y Caín habló con la administración de Cultura de ese entonces y pide permiso para dar clases en la Casa de la Cultura, es donde llegan muchísimos. Se hizo la invitación, llegaron muchos. El primer grupo sigue trabajando, entre ellos entró… que ahora casi todos se dedican al tatuaje, ¿verdad? porque es bastante redituable, Soma, entre ellos, Uziel, ¿quién más estaba? Serek y Othem, que es DuoTag Y eran muchos. Dejamos también por esas fechas la casa de Río Sabinas y nos vinimos aquí, a este lugar. Duramos varios años, tal vez unos cuatro años y nos hacen la invitación de cambiarnos a la casona, aquí a dos cuadras y ahí estuvimos pues este como diez años, es donde tenemos espacio suficiente para exposiciones, para grupos numerosos y siguen llegando grafiteros. También es el lugar de ensayo de la Orquesta de Cámara María Teresa (Cortinas), tenemos cineclub que, hay un grupo de teatro que ahí ensaya. Pero, bueno, la casa se vende y ya no podemos seguir haciendo uso de ella, nos regresamos a este lugar donde no tenemos tanto espacio como allá, pero al menos seguimos trabajando. CV Aunque, dos años … de la pandemia. JLD Aparte, sí (risas). CV …pero seguimos adelante. No perdimos.

"En realidad nosotros trabajamos… procurando no influir en los alumnos. Que cada quien saque lo propio, ha sido nuestro trabajo" JOSÉ LUIS DÍAZ /artista plástico He conocido personas que en la disyuntiva dicen, bueno voy a estudiar una licenciatura, una ingeniería, pero de repente el corazón puede más… el maestro Caín estaba en arquitectura, pero en algún momento se interesó más por el arte… CV Es que la arquitectura es arte… Pero, ¿en qué momento decide voltear a lo que es pintura, fotografía…? CV Desde el principio. Es que tuve los maestros. Barragán, ¿sabes quién es Barragán, el arquitecto Barragán? El gran arquitecto mexicano. Llevé en la escuela donde estudié... es muy especial. Yo empecé en la Nacional y no sé, por circunstancias fui a caer en esa escuela en Cuernavaca, Morelos. Alguien me recomendó que fue-

ra a conocer si quería seguir estudiando arquitectura, estaba en segundo año iba a entrar a tercero y me doy cuenta… ¡Qué maestros! ¡Los mejores del país! Entré ahí. Tenías que llevar arte, entendido que la creatividad es arte. Entonces, ahí te enseñaban pintura, ¡todo! Filosofía, tienes que estudiar filosofía, tienes que estudiar psicología, tienes… el conocimiento. De lo que platicaremos más adelante. Aquí el maestro… (señalando a José Luis) JLD Bueno, el asunto es el concurso, ¿no? El concurso… yo participé varias veces antes de que se llamara “García Zurita”. No sé, varias veces y pues gané un segundo lugar y luego unos dos primeros lugares, no recuerdo bien. En 1986 ganó ese concurso, creo que era el Premio Municipal, no me acuerdo del nombre… JLD Sí, sí. Y en el 91 fue la primera edición y en 96… JLD Pero ya como “García Zurita” fue el primero fue en 91 y también lo gané y participé una, una o dos veces más. Dejamos de, yo dejé de participar… CV Yo también participé antes de que se llamara… JLD …de que fuera “García Zurita”. Yo dejé de participar en parte porque ya teníamos muchos alumnos y los alumnos participaban… CV ¿Cómo vas a participar si tus alumnos…? JLD ¿Cómo voy a estar en el concurso cuando voy a competir con los alumnos, no? Y dejé de participar ya desde hace un buen número de años. CV Pero participamos con nuestros alumnos (risas). ¿Si conocen el libro? Bueno, ahí pueden ver que la mayoría, el gran porcentaje… Tengo que entre sus alumnos están Nefertiti Saucedo, que ha ganado varias veces: Iván Reyes, Adriana Hidalgo, Enrique Clausen, Chirinos, por supuesto, More Castillo, Adam Yadir… JLD …es Serek, el de DuoTag. PC …y Juan Pablo Rodríguez, son hermanos ellos ¿no? JLD Adam Yaddir… CV También está quien ha ganado varias veces… JLD Samantha. Samantha Venegas... CV También, entre otros. También Olga González… JLD Julia…

LOS GRAFITEROS

CV No, no, nunca dijimos mal camino. JLD Nunca se hizo campaña en contra del grafiti. Este, simplemente se daban clases de pintura y dibujo a alguien que… CV …y como los becábamos. JLD La idea era darles opciones, si les gusta el grafiti. Les gusta pintar vamos a darles herramientas para que pinten mejor. CV ¡Que grafiten mejor! JLD Gradualmente algunos dejaron el grafiti por la pintura ya más formal. CV Ya como pintores. JLD Y otros… Pero nunca hicimos campaña contra el grafiti. Al contrario. CV Al contrario. Sabíamos qué pasaba en Inglaterra, en Nueva York, en todas partes del mundo… quienes grafitaban, grandes


#encharlacon | rumbo al XXXII Ramón García Zurita pintores. Entonces les dieron un curso y la oportunidad para ellos también… CV Aquí los querían meter a la cárcel. Inclusive a mí me llamaban varias de la sociedad “a que ¡Ya! Detuviéramos a los grafiteros”. Inclusive así, agrupaciones sociales me invitaban a los medios para decirme ¡ya dejen de manchar la ciudad! (enfático) No les voy a platicar hasta dónde llegó eso. Son gente que… no. Que era mejor cerrar un camino a que siguieran… JLD De ahí varios se hicieron la Licenciatura en Artes Plásticas, entre ellos Samantha… CV Se fueron de aquí a Artes Plásticas fuera. JLD Samantha a Xalapa, a Guanajuato se fue Rey… CV …en Madero venían. JLD …este, Jonathan Chirinos se fue al DF, estuvo en la... no terminó pero estuvo ahí y la hija de Julissa también se fue a Querétaro, ¿no? CV ¿O a Xalapa? JLD No, a Querétaro. ¿Nos podrían hablar sobre las obras que ustedes han producido (risas de Caín) y cómo les ha ayudado a inspirar a los jóvenes? JLD En realidad nosotros trabajamos… procurando no influir en los alumnos. Que cada quien saque lo propio, ha sido nuestro trabajo y hay que poner atención en eso, porque, digo, no se trata que todos pinten como uno, se trata de que ellos encuentren su propio lenguaje, ha sido parte de nuestro objetivo. La Galería ProjectArt nació después de Visual 15, ¿Cuáles fueron los obstáculos más difíciles que tuvieron que salvar al inicio? JLD ¿Cómo Galería ProjectArt? Pues son los mismos al final de cuentas, era más difícil en aquel entonces, no había tanta respuesta de la gente, iba a eventos, sí, pero… íbamos a todos los eventos, pero… CV …de teatro, de música, conciertos, de literatura, grandes escritores en Tampico y la ciudad no los conoce; de aquellos años ahí tienes a Arturo Castillo Alva, ahí tienes a Gloria Gómez Guzmán y entre ellos otros más. JLD Fernando Vega y Gómez… CV Y así, podríamos tener esa… ¿qué fue lo más difícil? Sí, sí tuvimos dificultades, pero eso no nos detuvo, nos enriquecía esa, tener esa decía de que no te destruye, te enriquece y te hace más fuerte. Los talentos que han formado aquí, ¿consideran que le han dado un giro propio al “Ramón García Zurita”? ¿lo han enriquecido? JLD Sí, claro. CV Si no son ellos… (risas) Samantha, Nefertiti, todos ellos. Hey, así como los escritores que son desconocidos siendo tan grandes… ¿Tú sabes que Gloria Guzmán está considerada una de las mejores poetas del mundo? En España, ¿quién la ha leído aquí? Yo dejé de pintar porque nadie me compraba mis cuadros, todos me los pedían regalados. ¡Así! Gente que… yo tengo relación con todos, todos me los pedían regalados, hasta que dije, ya. Sí los regalaba, pero llega un momento que ya. El maestro, -señala a José Luis- gran pintor, ganador de una bienal, la de Chihuahua. Su

cuadro está en, allá en el museo… pero… JLD Yo le bajé al trabajo, sigo pintando, pero le bajé mucho porque pues lo único que hacía era… almacenar cuadros (risas). CV …almacenar cuadros (al unísono) JLD Dices ya, ya. ¿Dónde los meto? Claro, este, en aquel. Si ahora se vende poco, digo, pero se vende, pues en aquel entonces estábamos peor. Digo sigo pintando, pero, pero, menos. CV Y lo peor que te puede pasar es que llegue alguien y que quiera que le pinte “un cuadro como este”. Una copia. Quiero un bodegón así, así y así. Y sí hizo bodegones, pero propios. Sí se vendían pero muy baratos.

todas se quedaron así. Nos va a criticar, nos va a decir cuál es el problema. Su problema es que viven en Tampico. ¡Váyanse de Tampico para que sean reconocidas! JLD Otra cosa que les dijo fue: los cuadros se tienen que mover, expongan y todo, pero se quedan con ellos. Si nadie se los compra regálenlos, intercambien, hagan lo que sea pero que los cuadros circulen, no se queden con ellos… se pierde mucho el ánimo por pintar si nada más estás acumulando cuadros. Si no los compran regálenlos. CV Y seguimos adelante. Eso fue en Río Sabinas (sonríe).

Sus alumnos... pensaba sobre cómo el "García Zurita" se ha mantenido durante 32 años, que debió haber nacido de un sueño de algún grupo de artistas, ¿de qué manera podríamos seguir incentivando a los demás artistas para que sigan produciendo para que sean reconocidos… de qué manera el Ramón García Zurita ha ayudado a sus alumnos a que sean reconocido, a que sean aupados? CV Hace muchos años en la Galería ProjectArt, en Río Sabinas, tuvimos la visita de una gran crítica de arte, ¿cómo se llamaba? JLD Raquel Tibol. Vino a otro asunto y algunas de las compañeras de las señoras que trabajaban en la galería, la invitaron para que viera su trabajo. Y ella fue de muy buena manera. CV En la mañana. Hicimos café y algo de galletas. Llegó tranquila. Y fue viendo cada cuadro señalándoles cosas que esto y esto y esto. Le gustaron (sonríe). Les decía usted aquí esto y esto. Así una por una. Y todas atentas una por una, una por una. Aquí te voy a decir algo (sonríe)… Llega un momento en que el último cuadro está al fondo, lo ve y dice: aquí maestro por favor ¿me trae a quien pintó este cuadro? Quiero hablar con ella. Era una señora ya grande. Le hablo, la pongo a lado de ella, me voltea a ver: Arquitecto, le dije que me trajera a la que pintó este cuadro. ¡Es ella! ¿Usted pintó este cuadro? Sí. No esperaba ver que una persona mayor tuviera ese cuadro. Gracias, muchas gracias, me voy – se despide de todas. Ha sido un gusto estar con ustedes, ¡adiós, adiós! -Se voltea, se va, regresa. ¡Perdón! Tengo algo que decirles: Todas ustedes tienen un gran problema –y

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#elmirador | Tecciztli artesanías

Tecciztli artesanías Redacción Cultura

N

allely Lara Olivo, es Licenciada en Diseño Gráfico y es una de las artesanas que puedes encontrar en la Bajada 20 de Noviembre en el céntrico barrio del Cascajal. Su local se llama Tecciztli artesanías, donde Nallely trabaja el macramé, "que es tejido a mano, lo hago con hilos encerados y utilizo cuarzos, piedras naturales". También elabora anillos con acero inoxidable. ¿Cuánto tiempo tienes haciendo esto?

RANGOS DE PRECIOS

¿Cómo surgió la idea?

En Tecciztli artesanías puedes encontrar, entre otras cosas:

Doce años.

Pues vi unos chavos vendiendo afuera del CETis cuando yo estaba ahí y me enseñaron y pues ya cuando entré a la Universidad empecé a hacer así cositas sencillas y dejé, cuando acabé la Universidad empecé ya a meterme en esto y empecé a hacer cosas más laboriosas con otros materiales. ¿Has tenido algunos cursos?

No, -ríe- solo tutoriales de YouTube. ¿Qué es Tecciztli?

A mí me gustaban los caracoles y me puse a investigar cómo se decía caracol en náhuatl, me salió tecciztli y me gustó como sonaba y como se escribía. También he estado estudiando diseño, pues de ahí saqué el logotipo, me las ingenié, saqué…

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• BAJADA 20 DE NOVIEMBRE Este es un espacio recién recuperado y rehabilitado para convertirlo en un pequeño bazar en una popular zona; puedes llegar por la calle 20 de Noviembre y donde se une a la calle Héroes del Cañonero (a un costado del exhotel Rivera), o bien desde la plaza del Mariachi yendo a la ruta del coche Morelos-Moralillo.

• •

Pulseritas desde $30, promociones si se llevan más productos los vendo a $25 Anillos dedes $50 Collares más laboriosos $350

Tecciztli artesanías Tecciztli artesanías 833-452-4282 Mirador 20 de Noviembre lunes a sábado | 11:00 a 17:00 h


#elmirador | Tecciztli artesanías

Puente Cultural | Junio, 2022 | 13


#literatura | en voz de la biblioteca

En voz de la

BIBLIOTECA Con 14 años trabajando en la biblioteca “Jesús Quintana”, el bibliotecario José Alfredo Espriella del Toro se ha desempeñado en contacto directo con la población al haber tenido a su cargo el ParaLibros de la Plaza de Armas de Tampico.

El ParaLibros es una sala de lectura al aire libre, un remanso literario en medio del ir y venir de los transeúntes que a menudo se detenían y tomaban un descanso en la banca de este lugar, lo que aprovechaban para leer, charlar, incluso a veces tomar un libro a préstamo o para reunirse en las actividades que tenían lugar en las tardes: el Círculo de Lectura o las Tardes de Ajedrez, de la que el maestro Espriella es instructor los miércoles y viernes a las 16:00 h en la Biblioteca “Jesús Quintana”.

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En el marco de la celebración del XXXII Premio Regional de Pintura “Ramón García Zurita”, la lectura recomendada es el catálogo que recoge a los ganadores de este premio publicado por la Secretaría de Cultura de Tampico en 2021 bajo el título “Premio Regional de Pintura “Ramón García Zurita” 30 Años” bajo el cobijo del Gobierno municipal 2018-2021. Es una lectura ligera pero sustanciosa de lo acontecido durante las primeras tres décadas de este prestigioso galardón, que todo amante de la plástica necesita leer. Puedes encontrarlo en la Biblioteca “Jesús Quintana”.


La talacha suplemento literario de

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#latalacha | taller literario

Unas palabras respecto a La talacha «Una historia cuenta siempre dos historias»,

por: roberto gonzález elizalde

palabras más palabras menos, fue la premisa que el escritor argentino Ricardo Piglia nos legó tras una esclarecedora lectura de Chejov, Hemingway, Kafka, Borges. Según su planteamiento, en los entresijos de cada cuento se va trasminando una segunda historia que el lector debe articular con los indicios que se van dejando en la trama principal y más evidente. De manera que esta historia oculta, sigilosamente, aparece en la superficie al final del relato y lo vuelve memorable. Pienso que los textos reunidos aquí, nueve narraciones y un poema, elaborados y/o revisados durante el taller de creación literaria La talacha, son sólidas muestras de una buena comprensión y ejecución de lo propuesto por Piglia —que en modo alguno es dogma, nada más alejado de la literatura que las fórmulas y las prescripciones—, pero que ciertamente arroja luz entre quienes emprenden el inagotable recorrido que consiste en darle forma a un texto literario. En algún diccionario se define «talacha» como las labores de cuidado o mantenimiento de algo. Me parece muy significativa la idea de procurar y sostener un texto; creo que el taller brindó ese espacio para sus participantes. Recalco que me encontré con personas a las que las sesiones les sirvieron para afinar su ya de por sí aguda sensibilidad (quiero pensarlo así). Mientras que, quienes comienzan, ahora se pronuncian con un titubeo menor y avanzan con una voz que irá madurando (espero). En esta breve pero consistente muestra, el lector se percatará de dos tendencias en los textos. Están aquellos donde lo insólito incide y trastoca el mundo cotidiano, donde lo fantástico confronta a los personajes de estas historias con sus miedos, sus heridas, su forma de estar en el mundo. Por otra parte, están los textos de tono realista, donde temáticas como la violencia impune, la culpa, la venganza, la compasión, son tratadas con habilidad y estremecimiento. Concluyo con una invitación a las lectoras y lectores para no perderle la pista a estos autores y en lo inmediato se acerquen a estos textos que en estos momentos —postpandémicos, bélicos, y con una emergencia ambiental impostergable ya- nos recuerdan que la literatura siempre será el sitio dónde re-encontrarnos con las pasiones que componen al ser humano, que nos devuelven la mirada hacia nosotros y, en consecuencia, hacia nuestro entorno. Tampico, junio de 2022

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#latalacha | taller literario

Ya no más Aiza Verástegui

Rosa ¿Cómo pudiste traicionarme de esa manera? ¡Por Dios, tenemos 15 años de casados, y esta es la primera vez que me haces algo así! ¡Dejé todo por ti! Abandoné el éxito que tenía en mi carrera, las salidas con mis amigas, la vida social que tanto disfrutaba para convertirme en lo que tú querías; una ama de casa, una madre de tiempo completo. Todo lo hice por ti. Su maleta vacía me mira desde la cama mientras me desahogo sola. Me siento a un lado de ella, y me vienen a la mente los buenos recuerdos. No lo puedo culpar del todo, yo cedí feliz. Me levanto y comienzo a llenar el interior de su valija. Mañana viernes se va de viaje, me aseguró que es de negocios, pero no le creo. Hace tiempo sé que se va con ella. Sin mí no hubiera podido llegar hasta donde ha llegado. Solamente yo conozco sus necesidades, sus preferencias, cómo le gusta que se hagan las cosas. Y aunque él no lo sepa, no puede vivir sin mí. Viernes por la mañana Preparo a los niños para ir los a dejar a la escuela. Mi mente le da mil vueltas a lo sucedido. Después de dejar a los niños, voy al centro comercial para despejar la mente. Por más que intento olvidarlo todo, no puedo. Entro a una de las tiendas departamentales, y la veo. Me volteo rápido, me alejo y pago. De pronto entro en pánico, camino de prisa hacia el carro, siento que alguien me está observando, subo y lo arranco.

Carolina Anoche lo hablamos; la va a dejar, pero necesita tiempo. Quiere hablar bien con ella para que el divorcio no afecte a los niños. Sus hijos son su prioridad, siempre me lo

Aiza Verástegui ciudad madero,

ha dicho, y lo entiendo. Pero ella no lo es. La veo en el centro comercial, se ve mejor en persona. La noto inquieta y nerviosa. Tal vez ya habló con ella. Hoy nos veremos, y seguro me dará la noticia. Veo que se va muy rápido. La sigo. Primero pasa por los niños a la escuela. No creo que se haya dado cuenta que la sigo, va absorta en el camino, ni siquiera voltea por el retrovisor. Por poco le pega a un auto en dos ocasiones. Los veo llegar a su casa, los niños son adorables. Si no fuera por ella, ya estaríamos juntos y yo sería la señora de la casa. Cuidaría a sus hijos como si fueran míos. Si tan sólo ella no existiera. Me mira y entra a la casa.

1996

Estudió Ing. Industrial y de Sistemas en la UNE. Es artista visual y autora del libro Poesía, frases y reflexiones.

Rosa Llego por los niños a la escuela. Todo me da vueltas, siento un peso en el pecho. Sin desearlo, las lágrimas caen. Los niños van atrás cantando, y no se dan cuenta por los lentes de sol que llevo puestos. Cuando llegamos, ella está ahí, merodeando por nuestra calle, mirando hacia mi casa. Mi casa. Qué poca dignidad. La veo mejor, es una escuincla. No ha de tener ni treinta. ¿Qué acaso esta generación no tiene decencia? Mínimo antes la amante conocía su lugar. Entro y me encierro en el baño. No sé qué hacer. No puedo lidiar con esto, es demasiado para mí. Yo no quería que mis hijos perdieran a su padre. Todo esto es culpa mía. ¡Ya no puedo más! Salgo y la llamo por su nombre. Duda en venir, pero comienza a caminar hacia mí. Saco la maleta de la cajuela, y se la entrego. —Vete con él. Es todo tuyo —le digo mientras las lágrimas caen desesperadamente. Toma la maleta, se ensucia las manos, la inunda el olor a sangre. Por fin, todo acabó.

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#latalacha | taller literario

Escalera de conciencia Itzia Rangole

El universo es un infinito, gélido y negro ultravacío. Esa es la información crucial, mi nombre no es de interés. Tú y yo nunca vamos a conocernos. Si tienes mis palabras en tus manos, estoy muerta. Son variados los rumbos a los cuales te puede conducir el haberte topado con estas hojas. Puedes optar, hasta donde tu equilibrio emocional te lo permita, por ser indiferente, ser un desquiciado o, como yo lo hice, transformarte en un burócrata de la insensatez trabajando para la Agencia. Todo empezó con una idea, cuando se la comuniqué al Departamento de Literatura, mi equipo colapsó. Al ser nuestra responsabilidad, informamos a los mandos superiores de mi conjetura. Uno a uno fuimos desapareciendo. Yo soy la última. Ahora lo comprendo, después de largas y tormentosas cavilaciones al fin lo veo. La Agencia oculta información a sus propios miembros. El acceso al conocimiento depende de tu posición en el organigrama de la corporación. Mi grupo sabía algo fuera de nuestra incumbencia, por eso nos convertimos en un lastre. Nuestro cerebro era un lugar repleto de detalles dantescos sobre la existencia humana, no podíamos andar merodeando por ahí, éramos un peligro. Me están dando caza. No los culpo por intentar asesinarme, sus actos están motivados por la lógica. No te confundas, ellos no son malas personas, no importa su reputación, actúan con rectitud, de no hacerlo, tú sabrías la verdad. Antes yo también hubiera guardado silencio, sin embargo, ahora, en el otro lado de la línea, me declaro anarquista. Allá afuera no hay nada, en absoluto nada y por nada quiero decir nada. A la Tierra la cubre una oscuridad inmensa sin principio ni fin. El espacio es un ente inexpresivo y vano. A excepción de nosotros, el universo está desprovisto de vida. El cosmos es una enorme ausencia. Hace siglos diversas personas interrogaron al mundo y hallaron la nada, entonces, fundaron un grupo de poder, la Agencia. Una organización secreta encargada de vigilar el conocimiento. Su especialidad es restringir la inteligencia humana. Su objetivo es controlar el mundo. Su cuota de ingreso consiste en contemplar las tinieblas. Se decidió ocultar la verdad al público, el engaño favorece la estabilidad mental de la sociedad. La Agencia inventa y difunde teorías sólidas para perpetuar la mentira. Todo cuanto has aprendido en tu vida es ficticio. La primera misión espacial de la historia confirmó las sospechas de nuestros fundadores: nada es nada. Los tripulantes se toparon con un escenario vacío. Quienes han replicado el experimento se han encontrado con circunstancias exactas a las descritas. ¿No me crees? Divisa el cielo. Va a costarte un poco de trabajo, pero convéncete: solo hay carencia, entonces, serás capaz de ver todo cuanto te rodea tal y como es. Asegúrate de estar preparado, al abrir los ojos, estos van a toparse con un sitio lóbrego, donde no hay ni sol, ni luna, ni estrellas. El lugar donde estás se va a transformar en un orbe renegrido. Al deshacerte de todas las estructuras intelectuales concebidas, vas a cundir ante delirios. Si carecemos de universo estamos desprovistos de integridad: adiós al tiempo, al espacio y a la materia. No existe ni una partícula de polvo ni una galaxia. La luz y el calor se desvanecen. Nuestra ubicación es el borde de la infinitud. La expansión del espacio se detiene. Los civiles no pueden tener ninguna noticia con respecto a la nulidad. La angustia provocada por el descubrimiento destruiría su

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Itzia Rangole tampico,

1991

Licenciada en Filosofía y Ciencias Sociales por el ITESO. Obtuvo la beca de Jóvenes Creadores en la categoría de cuento en el PECDA Tamaulipas 2020. Es directora de la revista electrónica Miseria. Ha publicado en las revistas Medium, Letralia, Monolito, Espora, Abigarrados, Clarimonda y El Narratorio. Actualmente trabaja como redactora para diversas agencias.

mundo. Por eso, el Departamento de Cordura detiene la divulgación de cualquier rastro de información no aprobada por la Agencia. Mi trabajo consistía en imaginar un cosmos infinito con cientos de miles de millones de cuerpos celestes. Fueron buenos días. Los domingos en la tarde inventaba agujeros negros. Me divertía al desglosar con rigurosa minuciosidad lo inexistente. Solía bromear en acaloradas controversias sobre si Plutón es o no un planeta. Todo terminó al emitir mi último reporte de labores. Una idea compuesta de dos palabras me destruyó: no existimos. La consigna cartesiana apunta: pienso, luego existo. Es un error. La persona confirma su realidad por medio de su capacidad de razonar, pero esa es la única certeza, fuera de ello, la ciencia, los instrumentos y todas las experiencias son falsas. El absoluto es un solipsismo. A Hegel se le escapó una opción, es imposible la síntesis cuando la antítesis convierte al absoluto en nada. Los filósofos mienten, no buscan la verdad, amparan su ignorancia bajo el manto de la epistemología. Son un fraude. La Agencia es una institución peligrosa. El Departamento de Cordura está conformado por mercenarios. Nadie quiere a los de su oficio, no obstante, su valor de utilidad es alto, se les contrata para diferenciar entre quienes merecen la guillotina, la casa de la risa o ser ignorados. En sus ratos libres destruyen vidas. Por ejemplo, arruinaron mi psique. Toda esta fantasía está ocurriendo en mi mente, por supuesto, es real para mi cerebro, no importa a dónde vaya, estoy acorralada, escucho a cada momento los pasos de mis captores. Están a mis espaldas. Estoy perdida. No veo ningún futuro. La existencia es una escalera de conciencia y no llega a ninguna parte. No importa cuántos libros lea, nunca hay una respuesta. No hay nada. No hay nada. No hay nada.


#latalacha | taller literario

El puente Eugenia Nájera Verástegui Lup dup, lup dup, podía escuchar en el silencio sepulcral, me invadía cada vez cuando estaba frente a ese lugar. Un paso, otro paso. Todo está bien. Un pie delante del otro. Hay unas pocas gentes, caminan de ida o de vuelta. Mirada fija al otro extremo, esa es la meta. Mi corazón bombea más fuerte. Está cerrado y con malla de protección. Un escalón y luego otro. Es seguro, no puede ocurrir nada malo, sin embargo, solo llegaba hasta antes de la mitad, mis piernas temblaban, la taquicardia empeoró y una vez más no logré cruzar el puente peatonal. Caminé muchas cuadras para poder cruzar la avenida. Eso me enojaba y frustraba, aunque busco en la memoria, nunca me ha sucedido nada en los puentes, solo acompañado puedo cruzarlos, pero no siempre habrá alguien para ayudarme y ese día llegó, ahora a correr para llegar a tiempo al concierto en el auditorio. Llegué al filo de segundos, inventé la perdida del autobús, no podía revelar mi secreto, ya lo había hecho en otras ciudades y siempre sucedió lo mismo, discriminación, burlas, críticas crueles e insensibles. Desde hace años lo padezco, pero he tratado de sobrellevarlo, porque en otras ciudades más grandes es un lío, por lo regular están llenas de puentes. Al finalizar el concierto se me fue el tiempo, ya no había autobuses y la única forma de acortar camino era un puente. Esto no podía ser. Así llegaríamos de inmediato para cenar algo en la cafetería al final del puente, comentó mi acompañante, disimulé y pensé podría ocultar todo, pero algo inusitado ocurrió. Me pareció ver una mujer, luego se desvaneció, él no lo notó. Quizás mis lentes o mis ojos por el cansancio eran la causa, seguí paso a paso, entonces sentí una mano, tocó mi espalda y un choque eléctrico me hizo caer. Cuando desperté, él estaba junto a mí y dijo tener sospechas de lo sucedido, quise negarlo, pero él me confesó tener pavor a los perros. Al fin una persona con quien hablar. Entonces me recomendó ir a terapia. No, fue mi respuesta, esas personas necesitan ayuda, había visto varios: eran insensibles, nada empáticos, corruptos y hasta querían obligarme a dejar mis sueños, eso nunca, había hecho muchos sacrificios para conseguirlos.

Entonces creí mencionaría algo como hipnosis. No, saltó en mi mente, si decía un psiquiatra menos lo vería, capaz me quiere encerrar en un psiquiátrico, pero en eso mencionó algo, él tenía sangre indígena, conocía un chamán, jamás había pasado esa idea por mi cabeza. Eso ya cambió mi perspectiva, la medicina ancestral ha existido desde milenios en las culturas antiguas. Las personas de esas épocas vivían añales, quizás ellos podrían ayudarme con este tormento, quizás por fin volveré a poder dormir bien y el insomnio desaparezca para siempre. Recuperar algo de la paz perdida en mis sueños o despierto. Como estábamos en la hora de las confesiones pregunté si vio a la mujer, no fue su respuesta, sin embargo, mencionó con seguridad que se debía a que iba con él y había invocado a algún ancestro. Eso me tranquilizó por un lado, aunque por otro ¿quién era él?. Días después llegamos al pequeño poblado en donde radicaba. El chamán no era como lo esperaba, imaginaba una persona muy mayor con piel de pasita, pero casi tenía mi edad o quizás hasta más joven, apenas me vio se alteró mucho, él me reconocía, yo no. Durante la ceremonia la mujer volvió a manifestarse, pero esta vez me tocó, sentí sus cálidas manos sobre mi piel. Me agradeció por haber salvado su vida. Tampoco recordaba eso. El chamán colocó sobre mi cuello un talismán, me ordenó fuera con ella, tenía unas horas para traspasar el tiempo. Al cruzar el umbral abierto tras ella, estábamos al inicio de un antiguo puente hecho de piedras, ya no era mi época, estábamos en una era pasada, rodeados de hermosos paisajes naturales, una villa custodiada de un imponente castillo rojo, por instinto un

Eugenia Nájera Verástegui tampico

Técnica en computación. Su pasión por la música fue la principal inspiración para comenzar a escribir. Creadora del proyecto multidisciplinario Los Portadores y guionista del cómic El secreto del violín. Posee un Diplomado en Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas por el INBAL. Forma parte del Colectivo Líneas Negras.

sobresalto me invadió. Ella tomó mi mano y comenzamos a caminar. Mi corazón latía con cada paso, al llegar al centro algo atravesó mi pecho, pude ver y sentir la cálida sangre, mi sangre. Todo se oscureció, el tiempo transmutó y pude ver un enfrentamiento de espadas chispeantes, era el yo de épocas pasadas contra un ser oscuro, éste había aprisionado a la mujer en una burbuja negra, quien trataba a toda costa de evitar le arrebataran una brillante estrella colgante en su pecho. Más sombras llegaron, para salvarla dejé atravesar mi cuerpo, cuando el líder se acercó, abrí mi puño, liberé una mezcla de zatrinas violetas y carmesíes estás los desintegraron. La burbuja prisión se desvaneció y ella corrió a mi lado, intentó curarme, pero no era inmortal como ella. Me juró esperaría para agradecerme por salvar su mundo, esperaría y esperaría por toda la eternidad en aquel puente de piedra. Sin embargo, por mi debilidad perdí el control de una de las zatrinas oscuras, la más peligrosa de las varias especies y la única fatídica para un inmortal, ésta la devoró. Yo la había asesinado. No podía perdonármelo, por eso el insomnio y el terror en el que vivía. El chamán apareció, me abrazó con fuerza y susurró al oído algo que tranquilizó mi alma. Puente Cultural | Junio, 2022 | 19


#latalacha | taller literario

La sombra de la culpa Piedad Esther González

Diecinueve años manejan el coche contagiado de sueños y alegrías. Lleva por carga preciosa amigos nuevos, ansias eternas. La carretera, la curva, el tráiler… el golpe, la velocidad, vuelcan el auto. Y esa tarde ensombrecida, la Muerte los envejece.

Los años hieren. Flota en el aire la sombra de la culpa: Un risco en el camino de aquel cansado chofer calma su conciencia por siempre.

20 | Puente Cultural | Junio, 2022

Piedad Esther González tampico,

1952

Estudió licenciatura en educación en la Universidad Pedagógica Nacional. Disfruta la lectura y la expresión poética. La editorial Voces de Barlovento le publicó su plaquette La Puerta en 2021. Trabaja en el taller Olas de Pleamar.


#latalacha | taller literario

La muerte de don Amado Anne Luengas

Don Salvador abandonó la mano ahora fría del anciano, descolgó el estetoscopio y lo guardó en su maletín. Adoptó la máscara compasiva de rigor y untó su voz de la miel indispensable para dar la mala noticia:

Contempló un instante el rostro apacible del difunto. Le pareció percibir un reproche en la mirada vacía. Un escalofrío recorrió su espalda. Tiró el pañuelo en la papelera; con un gesto vivo colocó su mano sobre la cara inerte y con los dedos cerró los párpados. —Perdón. Murmuró.

—Ya descansa. El suspiro de Irene se insinuó en el haz de polvo inmóvil entre las cortinas. Cinco años se perdían en esta exhalación. Cinco años de lucha y de tormento, sesenta meses, doscientos sesenta semanas, mil ochocientos días. Irene los había registrado uno a uno, calendario tras calendario como si esta simple acción pudiera salvar al hombre querido. El médico y ella habían recorrido juntos los senderos aterradores de la enfermedad y compartido hasta esta última hora tanto los peldaños de la esperanza, como el infierno de las recaídas y las planicies desérticas de la incertidumbre. Ella tenía suficiente confianza para liberar frente a él (por fin) la tensión acumulada en las últimas semanas, cuando el dolor del esposo laceraba su alma, cuando su mente la invitaba a devolver los días y los años de felicidad con tal de no vivir el calvario presente. ¿Por qué, pero por qué casarse con un hombre treinta años mayor? ¿Acaso no había candidatos de su edad? Sí, sí los había, numerosos de hecho, pero el corazón tiene sus razones que la razón ignora y con la ceguera de la juventud, había seguido la razón de la sinrazón y pagaba el precio.

Don Salvador firmó (por fin) el certificado de defunción antes de agregar con el mismo acento afectuoso digno de su larga amistad: Anne (Souchaud de) Luengas pont de beauvoisin, isère,

1949

Nacida en Francia, mexicana por matrimonio, maestra y bibliotecaria por años y por gusto; hoy jubilada, compartiendo saberes, escribiendo y publicando (Voces de Barlovento: Pinceladas en el tiempo (2018), El destino de los animales (2019), Literapluvia (2018), Letras en el Puerto (2021), Fenalem (2021), Société Française d’Architecture (Prix Henri Jacques Le Même, 2022), Ediciones Morgana (2022), Taller de Poesía Sarita (2022).

—Ya no sufre. —No, ya no sufre. El galeno atribuyó la expresión angustiada de la mujer a los trámites en ciernes, a la despedida íntima, a la soledad. Trató de permanecer amable hasta la puerta y se fue. El infarto de don Amado era algo sorpresivo, pero después de luchar por la vida con tanta desesperación, ¿quizás el viejo había desistido? Irene recogió la bolsa de basura donde había escondido la aguja, apretó el nudo y hundió el paquete entre otros de contenido similar. Llamó al sacerdote para la extremaunción. Mientras el hombre cumplía con los ritos, se arrodilló. Logró mantener la calma hasta el fin de la ceremonia. Al terminar ésta, sin cambiar deposición empezó: —Confieso a Dios todopoderoso…

La boca semiabierta, incapaz siquiera de gemir, absorbía la sal de sus lágrimas, se limpiaba la nariz y se acercaba a la cama.

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#latalacha | taller literario

Inventario Fabián Pérez

E

s lunes, Daniel despierta cerca de las ocho de la mañana, hoy comienza a trabajar desde casa, por fin dejará de despertar a las cinco para tomar el transporte a las seis y llegar al trabajo a las ocho no sin antes desayunar apresuradamente unos tacos que compró cerca de la oficina; de hecho, hasta cree que ponerse a dieta es buena idea, además tendrá más tiempo para leer así que se pondrá al corriente con el reto anual que nunca cumple, en fin, este trabajo parece un regalo. Saliendo de su habitación va al baño y alcanza a ver al viejo labrador con su hocico lleno de canas sentado a un lado de la puerta de la sala, su departamento es pequeño y el baño está justo entre la sala y su cuarto, de modo que el perro puede ver hasta su cama siempre que la puerta no esté cerrada, buenos días viejito, déjame atender unos negocios y después atendemos los tuyos ¿ok? Lo adoptó hace un mes, el pobre perro seguía fielmente a un vagabundo que pasaba seguido frente al departamento, un día que era obvio que necesitaba un veterinario Daniel se ofreció a llevarlo, pero a su regreso el hombre ya no estaba. No quiso dar al perro en adopción, pensó en cuidarlo lo mejor que pudiera para que pasara sus últimos años o quizá meses, lo más cómodo posible. Rocky solo pasea cuando tiene ganas y se lo hace saber parándose justo delante de la puerta, pasa el resto de la mañana tomando el sol dormido en el balcón o dormido en la sala o, desde hoy, dormido a un lado del escritorio de Daniel, en su habitación, mientras trabaja. *** Es viernes y Daniel se levanta de la cama cerca de las siete para comenzar la misma rutina que tiene desde hace un año, despierta temprano, desayuna, saca a pasear a Rocky y regresa, se da un baño, se pone ropa cómoda y se sienta en la computadora para una junta donde revisa pendientes con su jefe y el equipo de trabajo, el resto de la mañana puede que trabaje un rato, divaga en internet, trabaja otro rato más hasta que da la hora de la comida y luego trabaja por tres o cuatro horas seguidas hasta que den las cinco de la tarde, sale a su balcón con un té y un libro, se mete hasta que anochece y entra a su cuarto, Rocky sabe que esa puerta no se abrirá hasta el día siguiente. Los sábados es día de hacer el súper así que, después de atender a Rocky y desayunar, se pone unos pantalones y una camisa de botones con algún estampado de su serie animada favorita, sí, Daniel es uno de esos adultos que quiere dejar en claro que jamás estuvo de acuerdo con la sobriedad que se le impuso desde pequeño por sus mayores. Cuando sale de casa, Rocky está en el balcón mirándolo. Salir temprano es mejor porque no hay mucha gente ni en el transporte ni en la tienda. Al bajar del autobús cruza un puente peatonal y se detiene un momento a ver el asfalto desde arriba, pero hoy su mirada se desvía a la ambulancia que pasa a toda velocidad haciendo sonar con urgencia su sirena, entonces baja corriendo los escalones, marca un número de teléfono al que pensó en llamar hace unas semanas, y por suerte una alguien contesta. Al terminar sus compras y pagar le da una buena propina al anciano que empaca todo en bolsas, sale y pide un coche, en parte para no cargar las bolsas y en parte para no tener que estar amontonado con otras personas en el autobús. Llegando ve que Rocky está en el balcón moviendo la cola, acostado. Lunes por la tarde, su celular le manda una notificación: cita a las 5 pm no olvidar contestar el cuestionario. El día que llamó por teléfono para agendarse le pidieron llenar un cuestionario que encontraría en la página de internet así que lo revisa para poder enviarlo antes de conectarse a la consulta. Instrucciones: Este cuestionario consta de 21 grupos de afirmaciones. Por favor, lea con atención cada uno de ellos cuidadosamente. Luego elija uno de cada grupo, el que mejor describa el modo como se ha sentido las últimas dos semanas, incluyendo el día de hoy. Daniel lee el cuestionario y se repite la primera pregunta un par de veces: ¿Me he sentido triste las últimas semanas? Él no sabía si lo que sentía era tristeza, en realidad lo que le pasa es

22 | Puente Cultural | Junio, 2022

Fabián Pérez tampico,

1993

Estudió una carrera que no ejerce y tiene un podcast dónde habla de libros, ahora resulta que quiere escribir.


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que no puede encontrarle gusto a casi nada de lo que hace, y luego tiene la responsabilidad de hacerlo aunque no quiera y al final termina agotado de ese ciclo interminable. Si pudiera hacerse en una imagen de sí mismo, diría que es como esos focos que se fundieron hace un buen tiempo, pero nadie se ha dado cuenta porque casi nadie está en esa habitación de noche, entran de día, lo ven, y piensan que funciona, pero cuando oscurece él no puede hacer nada contra la negrura que lo rodea; quizá lo más prudente sea pensar que eso es estar triste y así lo marca en el cuestionario. Tristeza 0 No me siento triste 1 Me siento triste gran parte del tiempo 2 Me siento triste todo el tiempo 3 Me siento tan triste o soy tan infeliz que no puedo soportarlo Piensa un poco en la siguiente pregunta y se dirige a un lado de su escritorio a Rocky, me preguntan cómo veo mi futuro, ja,ja,ja,ja , creo que tú tienes suerte Rocky, no te hace falta trabajar porque yo te mantengo, que conste que no me molesta, pero yo tengo que soportar a mi jefe diciendo las cosas que hago mal todos los días y sin notar las que hago bien, y ahora hasta a mí me cuesta verlas, además ya me estoy poniendo viejo, estoy en mis treintas y de no ser porque mis papás me dejaron vivir en este departamento seguiría viviendo con ellos, benditos sean; aun así, ellos no me van a durar para siempre y este trabajo tampoco, no tengo ahorros, no tendré pensión, me voy a volver viejo y no voy a entender las nuevas tecnologías y dejaré de tener trabajo, terminaré de empacador de supermercado si bien me va o quizá voy a ser un vago… tranquilo viejito todavía falta un rato para eso. Entonces piensa, pero no lo dice, que primero esperaría a que Rocky muriera antes de vivir en las calles, esa no es vida ni para un perro. Pesimismo 0 No estoy desalentado respecto de mi futuro 1 Me siento más desalentado respecto de mi futuro que lo que solía estarlo 2 No espero que las cosas funcionen para mí 3 Siento que no hay esperanza para mi futuro y que solo puede empeorar El cuestionario sigue, y después de hacerlo reflexionar sobre los sentimientos de culpa y el fracaso, llega al llanto; nunca le ha molestado llorar con una película o un libro triste, las muertes de animales le van especialmente mal pero, hubo una ocasión, no hace mucho tiempo, en que estaba cantando algo de Queen mientras terminaba de lavar los trastes por la noche, sonaba The show must go on y cuando llegó a la parte en que dice “Inside my heart is breaking, My makeup may be flaking, But my smile, still, stays on” 1 no pudo seguir cantando, su voz desapareció y la reemplazó un nudo terrible que lo ahogaba y le impedía respirar mientras su vista se volvía acuosa, apenas logró tomar una bocanada de aire y comenzó a llorar a lágrima viva sin parar durante el resto de esa canción y la siguiente. Desde entonces se ha encontrado aguantando el llanto incluso cuando está viendo algún programa cómico. Llanto 0 No lloro más de lo que solía hacerlo 1 Lloro más de lo que solía hacerlo 2 Lloro por cualquier pequeñez 3 Siento ganas de llorar pero no puedo Casi termina de contestar y llega a la pregunta que le hizo tomar el teléfono el sábado pasado: pensamientos suicidas. Esa vez en que lloró mientras lavaba los trastes, el celular terminó

la canción en curso y comenzó con Bohemian rhapsody, esta cuenta la historia de un chico que mata a un hombre y siente no solo remordimiento si no desesperación por las consecuencias de sus actos, cuando el chico dice “I don’t want to die, I sometimes wish I’d never been born at all” 2 da justo en el clavo, así se sentía Daniel, como si hubiera sido mejor jamás haber nacido, en alguna ocasión leyó las primeras páginas de El hombre en busca de sentido y su definición del existencialismo le pareció totalmente razonable: “Vivir es sufrir, sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento. Si la vida tiene algún objeto, éste no puede ser otro que el de sufrir y morir” 3, su pensamiento evolucionó desde ese punto, pero nunca leyó más allá de esos renglones. Aunque no ha vuelto a escuchar a Queen, un día después de aquello era sábado y fue al supermercado, aún escuchaba ecos de la noche anterior cuando subió el puente peatonal, miró los coches desde arriba y alboreó la idea; entonces buscó a alguien que le ayudara y durante un par de semanas tuvo el número del consultorio guardado en el celular sintiendo cómo esa idea encontraba cada vez menos resistencia en su interior. El sábado pasado se abrió paso tan fácil que de hecho no había bajado del autobús cuando ya le rondaba la cabeza, ni siquiera la sirena de la ambulancia era tan fuerte como para opacarla, solo el recuerdo de Rocky esperando en el balcón le hizo bajar corriendo los escalones y tomar por fin el teléfono. Pensamientos o Deseos Suicidas 0 No tengo ningún pensamiento de matarme 1 He tenido pensamientos de matarme, pero no lo haría 2 Querría matarme 3 Me mataría si tuviera la oportunidad de hacerlo. El test está completo, y el teléfono muestra un recordatorio: cita online con el psicólogo en 10 minutos; al mismo tiempo, en el balcón, Rocky ladra y chilla con mucha inquietud a un hombre en la acera, es raro porque él no es un perro que le ladre a las personas, Daniel sale y ve a un hombre que lo saluda con una sonrisa enorme, es el vago, pero pareciera que está disfrazado de persona normal. Apenas se abre la puerta de la entrada Rocky la atraviesa corriendo y baja las escaleras para toparse con aquella versión bien vestida de su viejo amigo, es tanto el ímpetu que al viejito se le olvida su edad y de un salto tira al suelo al trotamundos para poder lamerle la cara mientras su cuerpo parece seguir por completo los mandatos de su cola que se agita vigorosamente de un lado a otro. El hombre explica el motivo de su ausencia y el cambio en su vida, pero Daniel no puede prestar atención a nada de lo que oye, solo mira lo feliz que están ambos por encontrarse finalmente reunidos. Unos minutos después Daniel se despide de Rocky que está en el asiento de enfrente de una camioneta vieja y pregunta al hombre por el rumbo que piensa tomar. —Voy por la avenida principal hasta salir de la ciudad —le dije. —¿Me podrías dar un aventón? Te queda de paso. —Claro que sí, ¿a dónde vas? —. Y Daniel contesta: —Nada más voy al súper.

Notas: 1 Por dentro, mi corazón se rompe, mi maquillaje se descascara, pero mi sonrisa, aún permanece. 2 No quiero morir, a veces desearía nunca haber nacido. 3 Frankl, V. E. (1999). Prefacio. En El hombre en busca de sentido (20.a ed., p. 11). Herder.

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Apesta

Francisco Zamudio

Hay un olor muy particular, uno desprendido por los jugos concentrados en los grandes vertederos, en depósitos viejos, en contenedores atiborrados de desperdicios. Se destilan de la materia en descomposición, del óxido, de hongos, podredumbre, heces y demás para formar esta esencia única, la culminación de lo llamado “olor a basura”.

Ella tenía varios días percibiendo este olor al estar por llegar a casa, siempre a partir de un viejo canal de desagüe a pocas cuadras de su hogar, en algunas ocasiones había visto cadáveres de animales en él, hinchados por el proceso natural de putrefacción, esparciendo el aroma a muerte que todos estamos condenados a despedir después de nuestros últimos momentos, pero esta peste era peor, más intensa y penetrante. La semana había sido larga pesada y para cerrarla con broche de oro había salido del trabajo mucho más tarde de lo usual, poder iniciar el breve descanso del fin de semana la consolaba, solo debía soportar un viaje más cerca del pestilente canal. Para su sorpresa, al acercarse a la repudiada sección del trayecto a casa, el hedor había desaparecido por completo. Un excelente presagio, sin duda, por desgracia su optimismo y buena fortuna no duraron mucho más. Al llegar a casa y cerrar con llave la puerta se percató del nauseabundo aroma, con los ojos enrojecidos se apresuró a abrir ventanas para circular el aire, al llegar a la cocina se encontró con la fuente de la fetidez, con aquello que tenía varios días acechándola. En el extremo opuesto una figura extraña intentaba mezclarse con las sombras, permanecía allí, inmóvil, encorvada, envuelta en harapos ennegrecidos por desperdicios, así como la piel que se asomaba por entre

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los agujeros y rasgaduras de sus ropajes, la horrible maraña de cabellera junto con la oscuridad de la noche la hacían ver carente de faz, la hacían ver como algo salido de una pesadilla. En la mano derecha de la criatura pudo apreciar una superficie reflejando algo de la poca luz que entraba por las ventanas, un largo cuchillo, el mejor de la casa, aquel cuyo filo no se perdía con facilidad. Con un alarido y el arma en alto la fuente de la pestilencia se abalanzó sobre ella, quien por instinto se cubrió con su bolsa de mano sujetada a ambos extremos, el cuchillo perforó la piel sintética y la tela, pero quedó de igual modo atorado a escasos centímetros de su objetivo, tras un intenso y breve forcejeo, el cuchillo y la perforada bolsa fueron arrojados a la obscuridad, la víctima había repelido a su atacante por ahora. La mujer no comprendió por qué su atacante detuvo el asalto, por qué retrocedió como si se tratase de una pelea justa, por qué le permitió recuperar el aliento, pero de momento no interesaba la razón. Mientras vigilaba a la cosa envuelta en porquería consideró sus opciones, huir de la casa o pedir auxilio no eran opciones viables, las llaves y su teléfono habían quedado perdidas en algún rincón, dentro de los retazos de su bolso, cerca del arma blanca, gritar por ayuda de algún vecino no le resultaría en absoluto, incluso de día parecían sordos cuando le llamaba a la puerta, además esto

Francisco Zamudio tampico,

1988

Egresado de licenciatura en psicología por parte de la UAT. Aficionado a las historias.


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sumaba el riesgo de quedar sin aliento para intentar correr. Aún no distinguía rostro alguno en la criatura, la mugre, el cabello como nido de pájaros y las sombras se lo impedían, pero le fue fácil imaginarse cómo escudriñaba el lugar, cómo la observaba, cómo buscaba su próxima arma… o quizás tan solo un movimiento en falso el cual aprovechar como apertura para atacar. A falta de un plan claro para escapar de su invasor, optó por lo más simple, lo ordenado por el instinto, de golpe dio media vuelta y salió con presteza hacia las escaleras y subió al segundo piso, sin voltear a ver si era perseguida, la permanencia del nocivo olor era suficiente evidencia, alcanzó a refugiarse en su habitación, puso seguro a la puerta y comenzó a mover un pesado buró de madera hacia la puerta para formar una barricada, comenzó a sentir al cuarto cerrarse sobre ella ¿Tan intenso había sido el esfuerzo de mover el mueble y ahora la hacía sentir mareada? ¿O el impacto del susto mostraba ya sus severas consecuencias? La respiración comenzó a faltarle, intentó sobreponerse, aferrarse al estado consciente para sobrevivir, se abofeteó una y otra vez, pero no tuvo efecto alguno, no sentía su rostro ni su mano, se encontró de rodillas, agitó con violencia la cabeza en un intento más por permanecer despierta, quizás había algo más en aquel aire nauseabundo. En breve cayó al suelo, inconsciente. Su mente comenzó a divagar entre recuerdos, a revivirlos en tercera persona, le trajo una inquietud profunda contemplar su existencia como algo ajeno, quizás así es como al final de la vida se le ve pasar ante los ojos, pero el rememorar a seres queridos pasados y presentes en un destello, al júbilo recibido y otorgado con amor resultaba inoportuno dada la situación, preferiría estar consciente, aún en la lucha por su vida. A las gratas remembranzas se infiltró la peste, y las escenas placenteras en el banco de su mente fueron reemplazadas poco a poco por momentos recientes, aleatorios, sin importancia aparente, escenarios en donde se contemplaba a sí misma desde lejos, y conforme se le mostraban más y más estas escenas, el hedor se intensificaba con cada una de ellas hasta llegar a tal

punto que volvió en sí. Despertó de vuelta en su habitación, tendida en el piso con su asaltante sobre ella, se sintió sumergida por completo en aquel horrible miasma que había llenado sus pulmones, su estómago, a pesar de ello no hubo algún impulso por vomitar, el terror paralizaba incluso sus reflejos instintivos, la asfixiaba mucho más que las delgadas manos presionando su garganta en un patético intento por arrebatarle el aliento. En un instante el pavor cedió lugar a la razón, comprendió lo débil de su atacante, se impuso ante el fuerte instinto de repulsión y al pánico, tomó al detestable ser por los brazos, delgados y frágiles como pequeñas ramas, forrados por repulsiva piel, en partes seca, áspera y en otras viscosa como bañada por alguna especie de baba o mucosidad, al fin su cuerpo y reflejos despertaron por completo del letargo provocado por el horror, en su boca sintió el sabor ácido del vómito. Con sorprendente facilidad sometió a la criatura, la forzó primero a un costado, se colocó ahora ella encima con un movimiento subsecuente y la comenzó a ahorcar. Le había resultado fácil dominarla, más fácil que la última vez. ¿La última vez? Si, había familiaridad en el acto, esta no era la primera ocasión donde sometía a esta enfermiza criatura. ¿Pero… cómo? ¿La había atacado en otro momento, en otro lugar? ¿Había ya forcejeado antes con este ser por su vida? ¿Por alguna vida? Mientras las dudas la envolvían su agarre sobre el frágil cuello del extraño ser se debilitó, le permitió respirar de nuevo. La luna se asomó de entre las nubes donde había permanecido oculta esa noche e inundó de tenue luz el cuarto, iluminó el rostro del sucio ser, revelando un conjunto de facciones femeninas similares a las de la mujer, con los ojos exhaustos, los pómulos hundidos, la piel cuarteada, infecta y dañada, era su misma cara, después de ser arrastrada por el infierno. La revelación le provocó mareos, de nuevo el mundo pareció colapsar sobre ella, allí, encima de su sometida atacante. Más destellos del pasado aparecieron en su cabeza, recuerdos recientes, reprimidos, en los que observaba a la mujer repulsiva antes de convertirse en la criatura harapienta, en los que la acechaba, la sometía, memorias de una noche donde al fin la tomó des-

prevenida y sola, la arrastró a la oscuridad del canal de desagüe cerca de su hogar donde bebió su sangre, consumió su carne y la dejó a morir en la humedad penumbra para tomar su lugar. Esta mujer había sido su presa hace algunos días, la había dado por muerta y ella se aferró a la vida. Esta mujer sucia, putrefacta, cubierta de cicatrices, de costras, de infecciones había regresado a recuperar lo que se le arrebató por fuerza sobrenatural. La impostora, la criatura que había usurpado la vida de la mujer sucia, se bajó de ella, retrocedió un poco y permaneció sentada sobre el piso a la luz de la luna. Examinó sus manos, contempló cómo cambiaban, cómo el músculo y el hueso se contorsionaba, perdiendo la forma humana, retomando su figura original, la piel se tornó pálida y gris, los dedos se alargaron y endurecieron como garras. Mientras que la transformación del cuerpo era indolora, el choque de identidades causaba estragos en su psique, la naturaleza retorcida y depredadora que había dejado atrás en directo conflicto la paz y tranquilidad de vida amable, a través de los ojos de la mujer, la bestia había probado lo que ahora consideraba felicidad, un premio que jamás podría tomar con zarpas empapadas en sangre inocente. La culpa y el arrepentimiento empequeñecieron su voluntad para sobrevivir. Mientras el extraño ser permanecía absorto en sí mismo, la terca mujer recuperó el aliento, se puso de pie y del cuarto que nunca dejó de considerar como propio procuró una pequeña y filosa navaja, una usada en mejores tiempos para abrir cajas de paquetería. La empuñó con ambas manos, se plantó frente a la criatura, la extraña forma y el gran tamaño tomado al dejar de emular un cuerpo humano la intimidó, pero un coraje propio de los desposeídos y desesperados le empujó adelante. En una voz quebrada por la ira y el agotamiento, le ordenó: “Devuélveme mi vida.” La criatura en algo similar a una voz le contestó: “Tómala, te pertenece” Durante los siguientes minutos el aroma pútrido que impregnaba ya la casa cedió, reemplazado poco a poco por un extraño olor, dulce y metálico, vagamente parecido al de la sangre.

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En el nombre del rey José Carlos Gallardo

La noche llegaba una vez más. Habían pasado doscientas desde la última vez que Edkir partió de casa dejando a su esposa y sus hijos bajo el marco de una puerta de madera que había prometido arreglar. Aquella tarde que se había tomado libre para hacerlo, un hombre vestido de ropas oscuras con detalles en color oro llegó a interrumpir para dejar un mensaje: el rey Olklam hacía un llamado de obligatoriedad a todos los hombres que pudieran levantar un arma. Los rumores habían corrido desde días anteriores a aquel día, Edkir había decidido no tomarlos como reales o siquiera posibles, pero aquel hombre confirmaba lo contrario. La presencia del mensajero real les decía a todos los hombres del pueblo una cosa: tenían que despedirse de su familia esa noche, pues pronto comenzaría la marcha hacia el sur del reino. Pasó toda la noche con su esposa hablando de sus planes y de cómo tendría que hacer ciertas actividades sin él; de cómo debía defenderse en caso de que algunos hombres de los clanes andantes aparecieran en el pueblo. También habló de aquello que no quería, pero debía: de cómo criar a sus hijos si no volvía. Edkir le hizo prometer que, llegada la situación en la que no pudiera alimentarse ni ella ni sus hijos, buscaría un nuevo esposo que pudiera ayudarle. Melit, su esposa, soltó algunas lágrimas mientras asentía a lo que él le pedía. Aquella noche se despidió de sus hijos mientras dormían y decidió que, como último recuerdo, quería dormir bajo el árbol fresno abrazado a Melit. Pese a que faltaba un par de horas para el amanecer, no recordaba haber dormido con tanta tranquilidad como esa noche. Por todo el pueblo se veía como los hombres se despedían de sus hogares a la primera hora del sol. Se escucharon los llantos de las madres, esposas e hijas que agitaban su mano en el aire en señal de

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despedida, se escucharon los sollozos de los niños que tenían que convertirse en adolescentes, y adolescentes que tenían que convertirse en hombres. Los más pequeños no entendían y reían imitando el gesto de despedida. También hubo lágrimas de hombres por dejarlo todo atrás. Edkir no lloró. Una sonrisa se asomó apenas y, besando la frente de Melit, se unió a la marcha. El roce del filo de una espada contra la roca lo hizo regresar a aquella noche número doscientos. Llevaba bien la cuenta, pues cada noche pinchaba un pedazo de cuero con un alfiler haciendo un pequeño hoyuelo. Quien afilaba la espada era Nuyet, un muchacho que apenas había llegado a la edad adulta; cumplió veinte un día antes de que el mensajero real llegará a su pueblo. A menudo bromeaba de que el destino le tenía reservada la prueba más difícil de la adultez. Edkir no deseaba conocer a fondo a los demás, sabía que en algún momento llegaría la hora de verlos tirados en el suelo muertos. Fuese cual fuese el destino al que marchaban, estaba seguro que no era hacia la tierra de miel y avena. Solo hay dos razones para que un rey convoque a todos los hombres en una gran marcha: defender al reino de invasores o conquistar nuevas tierras para expandir su poder. Hacía más de cien años que el reino Kreter no tenía disputas por invasiones, por lo que solo la segunda ra-

José Carlos Gallardo tampico

Ingeniero Químico egresado de la Universidad Tecnológica de Altamira. Lector de fantasía y ciencia ficción; escritor aficionado en tiempo libre. Participó en talleres de escritura y corrección de textos. Publicó El Faro en Un río de muchas voces: antología letras del puerto.


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zón era posible. ¿Qué más habría que conquistar? —se preguntaba Edkir. Pese a ser un simple hombre de pueblo sabía que, en teoría, todo Kreter llegaba hasta los confines del continente limitándose a no entrar a las cordilleras grises en la punta sur, la tierra de nadie. ¿Olklam quiere apoderarse de ese lugar? ¿Qué hay de la prohibición de las antiguas? Nadie del ejército del rey decía algo, decían desconocer el destino y que solo se limitaban a seguir la orden. Edkir se sentó frente a la hoguera de aquella noche. Pese a todo, Olklam había ordenado que durante las noches la caravana debía descansar y dormir. Parecía que no le importaba cuán rápido llegar al destino. Tomó un pedazo de carne y la acompañó con una bebida de akabanela, una especia que se hacía hervir en agua para extraer su sabor. Los demás hombres a su alrededor platicaban de tal manera que lo harían con su amigo más cercano. Habían establecido lazos de amistad y compañerismo; Edkir se negaba a hacerlo. —¿Sigues sin querer hacer amigos, Edkir? —le preguntó Nuyet. Su respuesta fue solo un tarro levantado a señal de brindis. Nuyet sonrió e hizo el mismo gesto. La cena continuó así por un par de horas. En otras hogueras se escuchaban risas, cantos, bailes, peleas y el sonido de dados y fichas. A la marcha se habían unido bardos, ilusionistas, actores de teatro y demás. Algunos habían sido convocados por el rey, otros habían encontrado en la marcha una fuente de ingresos. Los bardos pasaban entre las hogueras ofreciendo sus servicios tocando sus laudes en acordes relajantes. Una poetisa también se había integrado días antes. Nadie sabía su nombre, solo se hacía llamar Voz en Aura, sea lo que sea que eso significaba. Tampoco nadie conocía su verdadero rostro; había un encantamiento que hacía que cada persona la viera de forma distinta. Algunos con un rostro hermoso, otros como una pobre aldeana, otros ni siquiera podían ver algo en su rostro. Voz en Aura caminaba en otras hogueras cercanas a Edkir. Desde esa distancia, para Edkir, su rostro era una mezcla de Melit y sus hijos. Eso es jugar sucio, pensó. Aquella noche número doscientos después de partir de casa, era la noche del fin de año del calendario real de Kreter, la razón por la que todo el campamento tenía un ambiente de felicidad entremezclado

con nostalgia. Edkir no había escuchado a alguien de su hoguera mencionarlo. — Saben que hoy es la última noche del año, ¿verdad? —habló para que todos lo escucharan. Algunos en verdad habían perdido la noción del tiempo, otros habían calculado que faltaba un día más. Nuyet sonrió al ver que Edkir por fin se dirigía a los demás con algo que no fuera cosa de la marcha. Brindaron con sus tarros y continuaron con su cena. Finalmente, Voz en Aura llegaba a la hoguera. Tocó tres acordes melodiosos y sonrió a cada uno de los presentes. Pese que no había un líder declarado de ese grupo, Edkir tomó la iniciativa y asintió para invitarla a formar parte de la cena. —¿Sabes qué noche es hoy? —pregunto Edkir. —Por supuesto, Aliknetu, fin de año — respondió ella con una voz incomparable con la de otra persona. —Al menos alguien no lo olvidó —dijo Nuyet sonriéndole. En su rostro veía rasgos de su madre y hermana. —¿Hay algo que pueda tocar para ustedes, señores? —preguntó ella mostrando una sonrisa sincera. —¿Qué puede recitar una poetisa como tú en un día especial como este? —preguntó Barok, otro hombre del grupo. Voz en Aura estiró sus manos hacia el frente y un humo color violeta salió de ellas. Cuando se disipó, un laúd de color roble apareció. Tenía grabados símbolos que Edkir no pudo identificar. Afinó sus cuerdas y, en ese momento, pareció que todo el campamento había guardado absoluto silencio para escucharla recitar. Tocó varios acordes y comenzó a recitar en melodía: «Hubo batallas internas que nadie jamás sabrá que pasaste. Hubo guerras tan feroces con la vida misma que hasta los dragones hubieran abandonado sus guaridas. Hubo allegados que cayeron en la gesta que hicieron pedazos tu corazón y las heridas no han sanado y tardarán mucho en hacerlo. O jamás lo harán. Hubo días tan oscuros, que pensaste seriamente en qué sería más fácil rendirte y soltar tu espada, esperando a que el destino acabará de una vez por todas con tu vida. Pero debes recordar que, pese a esos mo-

mentos de oscuridad, hubo destellos de luz. Una luz tan brillante que iluminó todo a tu alrededor. Una luz que venía de la sonrisa de aquellos más cercanos a ti, familia y amigos, que reían incluso sabiendo que enfrentaban su destino. Es por esa luz por la que peleamos, por la que vale la pena levantar tu espada y escudo. La luz más brillante que hay: esperanza. Has luchado tanto que hoy es un día en el cual mereces descansar. Lo has ganado con tu sudor. Aquí, frente a esta hoguera rodeado de tus compañeros, puedes sentarte a comer y beber. Pues hoy es el final del año. No significa que con el nuevo inicio todo se acabe; el destino sigue su curso. Las batallas continuarán, nuevas guerras comenzarán; así también nuevos compañeros se unirán, guerreros que probablemente se volverán tu familia te habrán de acompañar. Descansa guerrero, disfruta hoy del gran banquete que hay frente a ti y de quienes te acompañan alrededor de la hoguera. Descansa guerrero, pues mañana habrás de volver a ponerte en pie y empuñar la espada, armarte de la armadura, escudo y capa. Descansa guerrero, pues hoy es fin de año» Voz en Aura terminó sus últimos acordes y exhaló profundamente, dedicó una sonrisa a todos. Algunos sollozaban, otros la miraban fascinados, otros dejaban caer lágrimas sin pena de ser vistos. Edkir tenía un ligero nudo en la garganta. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que muchas otras hogueras habían guardado silencio para escucharla. —Hace mucho tiempo que no recito algo así en noches como esta. Ha sido un alivio y placer. Gracias por pedirlo —dijo nostálgica. —¿Cuánto será tu pago, bella Voz en Aura? —pregunto Nuyet. —Solo tomaré esto y será suficiente —dijo sujetando un tarro de akabanela al mismo tiempo que se retiraba. El laúd se convirtió en humo nuevamente y ella se perdió entre el campamento. Nadie más habló aquella noche. Se marcharon a dormir y la hoguera se consumió lentamente bajo un

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cielo estrellado con la luna asomándose por el norte. Cien días después del año nuevo, finalmente las cordilleras grises se asomaban a la distancia. Tal vez a tres o cinco días más de camino. El rey Olklam había aparecido en el campamento saliendo de un portal de un conjurador. Varios portales más habían aparecido y de ellos salieron hechiceros, nigromantes, antiguas que habían abandonado la logia, guerreros investidos de armaduras con formas casi imposibles para un herrero común. La reina Amalid también había llegado por otro portal distinto al del rey. Toda la carga mágica del reino conocido había llegado. Edkir, desde lo lejos, pareció ver algo raro en Olklam; parecía más…grande. No en edad, si no en cuestión física. De pronto todo el campamento se quedó en silencio cuando el rey se alzó en el aire haciendo brillar su armadura. Edkir sintió algo en su cabeza y de repente, pudo escuchar la voz del rey dentro de ella. —Kreter ya no tiene más tierras que conquistar. Todo lo que salta a la vista está bajo nuestro reinado. Por mucho tiempo pensé que la expansión de mi reino había llegado a su fin. Pero he encontrado algo. Las cordilleras grises no son el final de la tierra, ni la división de reinos. Las cordilleras son los restos de una puerta. Una división de mundos; el portal entre ellos. Hoy inicia la gesta que define el rumbo de la existencia. ¡Hoy conquistamos! Edkir no entendía nada. ¿Otro mundo? ¿Conquistar otro mundo? Observó que incluso personal del propio rey no había entendido su discurso. ¿Qué está sucediendo? Olklam, todavía suspendido en el aire, se giró hacia las cordilleras. Extendió su mano en el aire y apareció una espada larga y brillante en un color que Edkir no pudo describir. La espada emitió un resplandor cegador y Olklam la enterró al centro de una gran piedra de la cordillera. Los hechiceros, nigromantes y antiguas alzaron sus brazos y descargaron energía en el pomo de la espada. Olklam retrocedió en el aire y con ambas manos también descargó energía. La reina Amalid se limitó a observar. Algunos hombres de la caravana quisieron retroceder y escapar del lugar, pero un largo grupo de guerreros investidos formaban una línea al final de la caravana. Alzaron sus espadas y esperaron a atacar a cualquiera que quisiese huir. La espada comenzó a emitir destellos de luz distinta a la energía que recibía; eran cada vez más recurrentes. Edkir sintió que tomaron su mano y se giró, era Voz en Aura. —Esto no debería estar pasando. El puente fue cortado en la división de los universos. El puente estaba sellado y sin embargo… —¿Qué sabes de esto, qué está sucediendo? —preguntó angustiado Edkir. Su rostro falso se desvaneció como una bruma y dejó entrever un par de ojos en un azul que era imposible que existiera en la naturaleza. Edkir era la primera persona en ver aquellos ojos desde hace miles de años. La espada se infundó en aquella luz distinta y explotó en una gran esfera de luz que engulló a todo el campamento incluyendo a los guerreros investidos en la última línea. Edkir notó como Voz en Aura comenzaba a desvanecerse lentamente; dejó de sentir su mano contra la de él. En los últimos segundos, ella convirtió su laúd en una espada larga y brillante y se la entregó. Antes de que pudiera hablar, había desaparecido completamente. Edkir no podía dar crédito a lo que veía.

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Alrededor de la espada enterrada en la cordillera, se formó una gran puerta que comenzó a resquebrajarse, los pedazos de piedra eran engullidos hacia dentro de la propia piedra. Los hechiceros y demás dejaron de dar energía al espada, incluido Olklam que seguía flotando en el aire. La puerta brillaba con multitud de luces y absorbía el aire de alrededor, pues las hojas de los árboles se desprendían con facilidad para ser tragadas. Olklam, con un rostro serio y decidido, contempló el portal frente a él. Su capa ondeaba en el aire y su cabello danzaba. Miró a su esposa y le dio la señal. Amalid caminó hacia la puerta y, usando sus dedos, absorbió la energía que emanaba el portal. Después de eso, todo quedó en silencio, Amalid había estabilizado la energía del puente. Se quedó en pie un momento para después caer muerta al suelo. Uno de los nigromantes se acercó y vació energía en sus labios para despertarla de la muerte. La reina abrió sus ojos y se puso en pie nuevamente. Olklam descendió y tomó la espada que había abierto el puente. Caminó hacia la entrada y finalmente pudo ver hacia el otro lado. Ahí estaban. Los portales que conectaban a otras dimensiones. El camino a conquistar todas las realidades bajo el reino Kreter. La campaña avanzó cruzando la puerta lentamente. Edkir se aferraba a la espada de Voz en Aura como si fuese lo más valioso en su vida. No comprendía porque se la habían entregado. Del otro lado del portal los recibieron con una gran batalla; de alguna manera los estaban esperando. Las flechas volaban en lo alto y caían acertando en los corazones de los hombres. Levantó su escudo para cubrirse y sintió cómo se clavaban en la madera y metal sobre su cabeza. Se giró buscando a Nuyet, quien también estaba cubriéndose. Nuyet sonrió antes de que un guerrero del otro lado del portal apareciera detrás de él y le atravesara el corazón con la espada. Cayó de rodillas dejando caer el escudo y una docena de flechas acertaron en su cuerpo. Edkir no podía correr hacia él, moriría antes de llegar. Lo vio ahí tirado, sangrando sin vida. Lo más cercano a un amigo que había decidido no tener. —¿Sabrá el rey lo que es perder a alguien? —se preguntó. —¿Sabrá qué es ver el cuerpo sin vida de alguien que unos momentos antes sonreía? No lo sabe, pues los reyes solo ansían poder y pleitesía. ¿Qué sabe el rey de comer frente a una hoguera frente a un montón de desconocidos que extrañan su hogar y sus familias? ¿Qué sabe el rey de dejarlo todo atrás? Él, que mientras nosotros esperamos la muerte, espera en su palacio buscando la forma de conquistar aquello que ni siquiera estaba aquí. No sabe nada. Pero aun así debo levantar mi espada y escudo. Debo luchar contra algo que no conozco. Melit, ya no sé si estoy en la misma realidad que la tuya. Espero poder regresar en algún momento. Espero que el rey, al menos en esta ocasión, sepa lo que hace y cómo volver. Levantaré mi espada y gritaré en éxtasis de guerra. No lo hago por mí, propiamente. Lo hago para que los demás alrededor encuentren valor si lo han perdido. Lo hago para que aquellos que no lo han perdido me vean luchar hasta el cansancio y se contagien aún más de ese valor. Lo hago para sobrevivir una jornada más. Lo hago para salvar nuestro mundo, ahora que sé que hay otros. Lo hago por mí, por ti, por mis hijos. Lo hago por nosotros. Y, por último, aunque odie, lo hago en el nombre del rey.


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Cochambre Pablo Violante

Taylor baja del escenario, en la mirada se nota el fastidio y la molestia, la cual contrasta con la sonrisa de Dave, su joven manager, el clásico asunto de la óptica del vaso lleno o vacío. Dave trata de hacerle ver que hubo buena audiencia, pero Taylor recuerda que hace un par de años la banda dio conciertos en teatros y anfiteatros, no en lugares de mala muerte con 30 asistentes y la mayoría debieron ser colados para ver a la otra banda que se presentó en el recinto. Dave lanza un comentario inofensivo para levantar el ánimo, diciendo que nada es igual sin Donald, sin embargo, esto hace molestar más a Taylor quien lo empuja y se marcha, ante un Dave incrédulo. Mientras se dirige a su vieja Toyota 91, la que ya suena demasiado por falta de mantenimiento, recorriendo los oscuros pasillos del recinto, recuerda cuando con su amigo Donald conquistaban el mundo, tocando con las mejores bandas de grunge codo a codo, cómo eran los favoritos de la disquera y pasaban a recogerlos, tenían dinero para instrumentos sin parches, asistentes para cualquier cosa, y crédito sin fin; ahora sin Donald y con el apogeo del pop o bandas de rock de plástico, su momento se fue y ahora suenan a bandas de abuelos tocando rock. Apenas se sube a la camioneta, pone la radio para no escuchar los desperfectos del vehículo y va a toda velocidad a su casa, escucha el último cd, él compuso todas las canciones desde la desaparición de Donald y la crítica lo había hecho pedazos en las reseñas, incluso le dieron mejor clasificación a lo último de ¡Kid Rock! Eso era ofensivo, un escupitajo al orgullo, en pleno 1999 se sentía peor que Sting sobreviviendo musicalmente en medio del torbellino alternativo. ¿Dónde está Donald cuando se le necesita? Cruzando esa vieja puerta de madera de la casa, tratando de evadir las jeringas y platos sucios tirados por el suelo, se sienta en el viejo sillón, se acerca a la mesa con

ceniceros llenos de colillas; destapa la botella de whisky barato que le regaló Dave por ser telonero ese verano. Celebraciones mediocres. Aún recuerda la última vez que vio a Donald, fue un encuentro agrio, ya que pelearon por el control de la banda ¿Quién se cree para cuestionarle su autoridad ese junkie? Llegaron a los golpes, si no fuera porque estaba presente el dealer quizá cruzaba la línea, quizá… Ante la desaparición de su exsocio, decidió seguir con la banda, pero todo ha ido en espiral hacia abajo, se esfumaron los éxitos, los conciertos en lugares masivos, la carta de retiro de la disquera y ahora menos regalías por culpa de Napster, esos nerds informáticos le están mermando los ingresos, los peores años para ser rockstar. Mejor prende su televisión Trinitron, cuando ve una nota que lo estremece, en un pantano de Florida hallan un cadáver, y por la licencia de manejo, identifican, por fin a Donald. Tal vez sería un momento de paz, si no supiera que la verdad puede alcanzarlo, el asesinato de Donald, las cosas no se quedarían a medias, decide confrontarlo a solas y ahora sí, nadie lo detiene; Taylor no quiere pasar la burla en los medios y el morbo, no tiene ánimo de eso, decide sintonizar Mtv, va por una cuerda para brincar de plano, quizá debería dejar una nota como Cobain, pero eso está muy trillado, mejor deja un Lp de la película de The Crow en el piso, y se convierte en un fantasma andante.

Pablo Violante tampico,

1984

Escritor y guionista. Publicó en Canadá su cómic Hurricane, en Guadalajara Horrorteria y en 2021 lanzó la novela gráfica Félix. Mención honorifica en la FILIJ de 2014 en el certamen de Novela Gráfica y también en guion de cine en 2021. Cuentos suyos se han aparecido en más de 20 publicaciones de México, Argentina y Chile.

Puente Cultural | Junio, 2022 | 29


#latalacha | taller literario

Una voz apagada Priscila Galindo de los Santos

Durante su clase de matemáticas, el maestro Ernesto notó a su alumno destacado como ausente. Raúl había pasado de ser el estudiante de mayor rendimiento a uno más del salón solo en un par de semanas; pero no resultaba extraño debido a la pérdida familiar que había sufrido él y su padre. A pesar de ello Ernesto sentía la necesidad de acercarse a Raúl y recordarle nuevamente que contaba con su apoyo. Pero Ernesto había adquirido más responsabilidades en su clase; el próximo concurso de matemáticas le exigía más tiempo, aunado a los exámenes que estaban por venir, por lo cual seguía postergando el momento para retomar esa conversación con Raúl, conversar sobre este cambio y cómo sobrellevar lo emocional sin demeritar su curso escolar. —Bueno chicos, dejaremos hasta el ejercicio 1.1 la clase de hoy, pero de tarea continúen las páginas 125, 126 y 127 de su libro volumen 2. —Es mucha tarea, maestro, también tenemos el trabajo de artes —También debemos estudiar para science —replicó otra voz. Varios alumnos se unieron a la queja, pero Ernesto hizo oídos sordos. —Tienen toda la tarde; más que suficiente. Los veo mañana —se limitó a decir. Los alumnos salieron de prisa; el receso duraba 35 minutos, de los cuales, algunos hacían escala en la cafetería y después, la mayoría de los varones, aprovechaban para patear un balón. Raúl fue el último en salir, sin prisa, con la mirada ausente, ajeno al grupo. Ernesto le dirigió una sonrisa, a la que apenas reaccionó asintiendo la cabeza, sin mayor interés. —Raúl, sigo organizando el programa para el concurso, tengo el tiempo encima, confío en que estás siguiendo el repaso, cuento contigo ¿verdad? —Sí, maestro. —Todavía hay tiempo y sé que te ayudará a mantener tu mente ocupada en esta etapa que atraviesas. — Sí, quizás —con un tono desalentador e incrédulo contestó.

30 | Puente Cultural | Junio, 2022

Pasó a un lado de ellos la maestra del grupo B, caminando con prisa y haciendo una seña de esperarlo en la sala de maestros. —Tengo que adelantarme, continuamos la conversación mañana Raúl, terminando la clase —aceleró sus pasos, con algo de entusiasmo, dejando atrás a su alumno. Raúl se dirigió a la biblioteca, se sentó en una mesa situada en el rincón, cruzó sus brazos sobre la misma y recostó su cabeza. No tenía interés realmente en leer algún libro ni mucho menos adelantar alguna tarea, solo esperaba que transcurriera el receso pasando inadvertido. De regreso al salón, sintió un jalón en la camisa, un zape y se escucharon las voces que últimamente eran como un coro cruel para sus oídos. —¡Loser!, quítate, estorbas idiota. —Déjalo, si no va a llorar, ¿verdad, maricón? —Ya hazle un favor al salón…desaparece, ¿no? Los insultos y carcajadas se detuvieron a unos pasos de la puerta del salón, mientras Raúl apretaba sus puños y contenía las ganas de llorar. Era parte de su rutina diaria desde hacía semanas. No comprendía por qué había iniciado esta situación, ni tenía la convicción para acercarse con algún asesor, ni siquiera con Ernesto, que era el maestro con quién más comunicación tenía.

Priscila Galindo de los Santos tampico,

1978

Arquitecta en Diseño y asesoría CG Arquitectos Tampico. Apasionada de la fotografía y la escritura.


#latalacha | taller literario

Transcurría la clase de inglés, pero miss Melisa tuvo que salir del salón unos minutos, dejando solo al grupo conformado por ocho chicas y doce chicos, de los cuales cuatro eran el tormento de Raúl, sin que ningún maestro lo notara y ante la indiferencia de los demás compañeros. —Ruly, me quedé con hambre, no me pagaste mi mollete loser, ni mi refresco… ¿no fui claro contigo? —Memo le reclamó mientras le pateaba la silla por la espalda y al mismo tiempo Juan le arrojaba al piso sus cuadernos, por el simple gusto de hacerlo. —Quizá necesita un recordatorio, perdón, un correctivo como dicen los maestros, jaja…— dijo Juan. El grupo de bully, se rieron disfrutando la crueldad que se les daba por naturaleza y cruzando miradas confirmaban su complicidad. Terminaba el horario de clases, al salir del salón Raúl se cruzó con Ernesto. —Mañana continuamos, Raúl —le recordó. —Hasta mañana —suspiró Raúl y continuó su paso. Ernesto sintió el impulso de alcanzarlo y no esperar hasta mañana, pero vino a su mente que debía recoger los exámenes de dirección, se concentró en eso y en otros pendientes que seguían acumulándose. Raúl caminó por la explanada techada del colegio, hacia donde terminaba el campo de deportes (donde acostumbraba a recogerlo su papá, para evitar la fila de autos); pero antes de atravesar la bodega deportiva, sintió algo caliente escurrir por detrás de su oreja hacia el cuello; palpó el área y vio sangre, en el suelo visualizó una piedra; no tuvo tiempo ni siquiera de ver a su agresor…pero él sabía quiénes eran desde antes de caer al césped y comenzar a sentir las patadas en su espalda y brazos, con los que trataba de protegerse. Después de 2 horas, Raúl despertaba en el hospital; a un lado se encontraba su padre, tomando su mano, con el rostro resquebrajado, sin poder comprender tanta maldad, dolido y furioso a la vez. Con rabia hacia los agresores de su hijo y también hacia el colegio, que no lo había protegido, ni siquiera en esta etapa de duelo que atravesaban. Se recriminaba no haber dado importancia cuando su hijo le había comentado su inquietud de conocer otros colegios, no haber prestado atención a esos moretones en sus brazos (que justificaba por jugar futbol). Y se repetía: si mi esposa estuviera, ella lo hubiera notado, esta pesadilla no estaría pasando. Despertando de sus pensamientos, lo abrazo con delicadeza, mientras le susurraba al oído. —Nadie volverá a hacerte daño, aquí estoy hijo, para lo que necesites siempre. No volverás a ese colegio y esta agresión no quedará sin castigo. Mientras Raúl a sus posibilidades reaccionaba al abrazo y se aferraba a la mano de su padre, la enfermera checaba el suero con el medicamento fluyendo correctamente, supervisando con ternura todo lo que el chico necesitaba. En la sala del mismo cuarto, sin que Raúl se diera cuenta se encontraba su maestro Ernesto, que se estaba informando de su estado de salud con la otra enfermera en turno y en espera de poder saludarlo, si el padre se lo permitía. El llanto tanto del padre, como de Raúl se iba debilitando, mientras Ernesto observaba desde la sala. —Tiene fractura en el brazo, una costilla rota y unos golpes en la mandíbula…pero tuvo suerte, la costilla no dañó ningún órgano. Le llevará de 8 a 12 semanas recuperarse, pero estará bien —dijo la enfermera. Ernesto se sentó en un sillón, reprochándose el no haber estado ahí para Raúl, el dejarlo para después. Se sentía culpable, sabía que era una falla irreparable, cómo no había podido notar nada en los compañeros bullys, cómo la crueldad y violencia se había adueñado de sus alumnos. —Mi compañera y yo estaremos al pendiente de Raúl, con permiso —comentó la enfermera. Ernesto volvió su mirada hacia Raúl en esa cama, tratando de contener la culpa. Con las mejillas ardientes de vergüenza, se puso fuera del alcance de la luz de la lámpara y escuchó como disminuían paulatinamente los sollozos del niño; lágrimas de arrepentimiento le llenaron los ojos*.

*Las últimas líneas pertenecen al cuento Una nubecilla, de James Joyce (trad. Alonso Donado).

Puente Cultural | Junio, 2022 | 31


cultura porteña

Wongflute Redacción Cultura

En el corazón del Centro Histórico de Tampico nos encontramos con Iván Martín Wong García, un peculiar falutista que ameniza el paisaje urbano de nuestra ciudad. Iván, como muchos otros, ha tenido que hacer frente a la pandemia, cuando era parte de una agrupación de música popular, desde entonces ha estado por los rumbos del centro tocando con su flauta melodías populares que pueden ir desde una balada hasta una cumbia. “Empecé en la zona peatonal de Tampico y después vine a ‘crear’ el espacio

CONTACTO:

Wongflute

32 | Puente Cultural | Junio, 2022

Wongflute

en la Héroes del Cañonero, frente a la Plaza de La Libertad”. Iván es Licenciado en Música, toca la flauta transversa, las quenas, a veces saxofón y diferentes flautas étnicas. ANECDOTARIO “En esta, uf, bastantes, bastantes buenas. Desde candidatos, artistas, el más cercano que se me viene a la mente con Álvaro Marichalar, que es el que está recorriendo el mundo en su moto acuática y así, infinidad, Gloria Trevi, el Danny Ocean...”

833-118-4031

wongflute@gmail.com


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