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Preámbulo. Palabras de Andrés Allamand, Secretario General Iberoamericano

Preámbulo

Asumí como Secretario General Iberoamericano casi un año después de la exitosa XXVII Cumbre Iberoamericana de Andorra. En ella, los 22 países de la Comunidad Iberoamericana tenían una prueba de fuego para mostrar su resiliencia ante la adversidad, y cumplieron a lo grande. No solo renovaron su compromiso con el proyecto iberoamericano —aquel que cree en el enorme potencial de prosperidad compartida, que nace de nuestros profundos vínculos históricos, culturales y económicos—, sino que consolidaron en la región a las Cumbres Iberoamericanas, en su 30º aniversario, como un espacio transversal de diálogo político al más alto nivel.

Este libro conmemora los excelentes resultados obtenidos en la Cumbre de Andorra, y es también un homenaje a toda la trayectoria del trabajo colectivo que hizo posible este evento culmine en circunstancias extraordinarias. En efecto, fue la primera Cumbre celebrada en formato semipresencial ya que contó con la presencia física de los Jefes de Estado y Gobierno, por un lado, de la troika iberoamericana, Guatemala, Andorra y República Dominicana, y por otro, de los países de proximidad geográfica a la Secretaría Pro Tempore, España y Portugal. Por mi parte, quiero sumarme a este reconocimiento y agradecer a todos los países miembros por sus compromisos y aportes, a Andorra por ser un anfitrión ejemplar y a Rebeca Grynspan, mi antecesora en el cargo de Secretaria General Iberoamericana, que después de siete años de impecable liderazgo encabezó en Andorra su última Cumbre al mando de la SEGIB.

Los logros de la Cumbre trascienden su amplia convocatoria y su profusa divulgación entre la ciudadanía por medio de plataformas virtuales, incluyendo compromisos significativos alcanzados bajo un espíritu de consenso en tiempos de creciente polarización. Al más alto nivel político, se firmó la Declaración y el Compromiso de Andorra con la Innovación para el Desarrollo Sostenible, a través de la cual la Comunidad Iberoamericana tomó postura en un amplio abanico de temáticas importantes y urgentes para nuestra región, entre ellas: la respuesta internacional frente a la pandemia, la salud, el financiamiento, las vacunas, la recuperación económica, sostenible e inclusiva, la tecnología e innovación, la administración pública, la cultura, la educación, las desigualdades, la delicuencia organizada y la cooperación iberoamericana.

Asimismo, se firmó un Programa de Acción mediante el cual los países miembros, junto con delinear los mandatos a la SEGIB y la agenda de la Conferencia Iberoamericana, aprobaron cuatro nuevas iniciativas de cooperación iberoamericana. Primero, la Iniciativa de Prevención y Erradicación de la Violencia de Género, para atender una trágica arista del desproporcionado e injusto impacto que la crisis actual ha tenido sobre las mujeres. Segundo, la Iniciativa de Ciudadanía Global, para concientizar a la ciudadanía iberoamericana sobre la Agenda 2030. Tercero, la Iniciativa sobre Chagas Congénito, cuyo objetivo es acabar con la transmisión maternoinfantil de la enfermedad de Chagas. Y, por último, la Iniciativa Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas, gracias al compromiso del FILAC y los países que la apoyan.

Resultan sumamente destacable, además, los 16 comunicados especiales emitidos por iniciativa propia de los países miembros. Esto es una muestra más del potencial de la plataforma iberoamericana para canalizar los anhelos multilaterales de nuestra comunidad sobre temas diversos, que en esta ocasión abarcaron desde el acceso a las vacunas hasta medio ambiente y recuperación económica post COVID-19, pasando por alivio de la deuda externa y el acceso al financiamiento.

A pesar de las diferencias, comparto la convicción de que en Iberoamérica es más lo que nos une que aquello que nos separa. Especialmente hoy, nos enfrentamos a desafíos globales que requieren una respuesta conjunta. Nos necesitamos. Afinar el coro de voces iberoamericanas será fundamental para que juntos podamos armonizar respuestas en un mundo enfrentado a una acelerada reconfiguración de su orden geopolítico, al crucial reto del cambio climático y a la necesidad de alcanzar un crecimiento económico sostenible e inclusivo. Pero no podemos abogar por más multilateralismo y una mayor integración regional solo advirtiendo de los peligros de no hacerlo, sino que debemos adecuar las herramientas multilaterales para enfocarnos en las verdaderas preocupaciones de nuestra ciudadanía. Necesitamos un multilateralismo que equilibre el aprecio por lo intangible, como el diálogo, con el imperativo de lograr resultados tangibles con impacto directo, como la cooperación iberoamericana. Para esto no tenemos que reinventar la rueda, sino construir sobre lo que con mucho trabajo hemos conseguido y seguir el norte que acordamos en la Cumbre Iberoamericana de Andorra.

I

XXVII CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO

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