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EL DESEMBARCO DE LOS EMPRENDEDORES TECNOLÓGICOS
El 29 de julio de 1966 se produjo, en Argentina, el desalojo forzoso de las cinco facultades de la UBA. Ese acto de la dictadura de Juan Carlos Onganía tuvo un importante impacto en la historia de la informática en Uruguay. «El sector del software de Uruguay nació durante ‘La noche de los bastones largos’, cuando se echó a profesores y científicos, entre ellos a Manuel Sandosky, el padre de la informática en Argentina», relata Estenssoro. «Sandosky vino con su equipo a Uruguay y creó la carrera de informática en la Udelar. La primera del tipo en Latinoamérica. Esto derivó en que tempranamente Uruguay tuvo una buena formación y hoy es el primer exportador de software per capita de la región». Estenssoro señala que algo similar ocurrió años más tarde en la pelea del kirchnerismo con los productores sojeros, quienes también saltaron el charco para desarrollarse en Uruguay. «Ustedes aprovechan lo que nosotros, por razones ideológicas, expulsamos», señala. «Ahora, en el siglo XXI la materia prima es la tecnología y la innovación y, por razones políticas e impositivas, estamos expulsando a quienes podrían ser piezas claves». Este es el caso de Marcos Galperín de Mercado Libre; Martín Migoya y Guibert Englebienne de Globant, por nombrar algunos. «Lo que pasó en los sesenta cuando vinieron los matemáticos y los informáticos a crear el sector, la expectativa es que los argentinos ayuden a crear un polo de innovación tecnológica en Uruguay», afirma la periodista. «El gobierno uruguayo ya hizo un acuerdo con Globant y Mercado Libre, dos empresas argentinas, para traer Newlab, una aceleradora para ayudar a las empresas uruguayas a dar ese salto hacia la economía de este siglo».
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¿Cuánto se conoce de la realidad política uruguaya en Argentina? ¿Es comparable con lo que nosotros conocemos de aquella? Nos llama la atención lo mucho que el uruguayo sabe [de la política argentina]. Del otro lado se sabe poco. Hay gente que por su trabajo sabe más, pero para la mayoría era un lugar de vacaciones. Eso está cambiando, pero no consumimos los medios uruguayos como ustedes los argentinos.
¿Cómo está cambiando? En los últimos años, desde la pandemia, repercutieron mucho algunos eventos, como el abrazo de José María Sanguinetti con José Mujica, o el viaje de ambos con el presidente Luis Lacalle Pou a la asunción de Lula. En países muy polarizados, no solo la Argentina, sino también EEUU o Brasil, donde Jair Bolsonaro no estaba para hacer la transmisión del mando, esto llama la atención. Desde la pandemia, Uruguay surgió como un oasis democrático y de prosperidad económica. La pandemia enfrentó a tantos países con sus miserias, con el estado calamitoso de sus gobiernos y estados para cuidar a su población. Sin embargo, Uruguay salió distinguido, y lo fue internacionalmente por la revista Nature en la figura de Moratorio. Hubo un Estado presente, que tomó decisiones y que cuidó a la población.
En Laboratorio Uruguay destacan al país como la democracia liberal y republicana más exitosa de América Latina. Tenemos que entender el contexto que estamos viviendo. Las democracias de matriz republicana y liberal están en crisis. Hubo un auge después de la caída del muro de Berlín y hoy se ven en crisis. Ocurre en Francia, EEUU y Europa del Este; se está yendo hacia gobiernos autoritarios y populistas, como es el caso de Venezuela, Argentina y Bolivia. Hay un gran descontento con la democracia y están surgiendo alternativas muchos más autoritarias porque los ciudadanos dicen: «A mí ya no me importa si es autoritario o democrático si resuelve mis problemas». En ese contexto, esta cultura cívica uruguaya de ponerse de acuerdo, entender que deben vivir todos juntos, y no volver a la situación de los setenta y ochenta, es algo que resalta en el mundo. Nosotras entendemos que esa es la base del progreso; no las ideas de un líder carismático que nos va a salvar. El mundo conoce esa alternativa y ahora vuelve a sentir la tentación.
Uruguay se mantiene firme. En las encuestas de Latinobarómetro sobre el estado de la democracia en la región, el 70% de los ciudadanos de Latinoamérica dice no estar conforme con la democracia y el 51% dice