3 minute read

STORIES S

Next Article
BE FREE S

BE FREE S

LA «MARAVILLA» URUGUAYA

En la construcción del libro se destacan múltiples datos, relatos y opiniones recogidos por las autoras, pero hay una anécdota, protagonizada por Estenssoro, que ilustra de buena manera parte de la imagen que Laboratorio Uruguay destaca de nuestro país. El 21 de marzo de 2021, Marcos Galperín, cofundador de Mercado Libre y unos de esos emprendedores tecnológicos argentinos que se han relocalizado a Uruguay, celebraba en Twitter la adjudicación de las fechas para las dos primeras dosis de la vacuna contra el Covid-19. «49 años; reserva para vacunación confirmada para fin de mes; a través de internet y esperando mi turno; la segunda dosis también confirmada para mediados de mayo. Gracias Uruguay!», escribía el empresario. Ese mismo día, y con el mensaje de Galperín presente, Estenssoro completaba sus compras en un supermercado de La Paloma, donde el cuidacoches compartía su alegría de que había recibido la fecha para la vacunación. «¡Qué maravilla un país donde uno de los hombres más ricos de Latinoamérica y un cuidacoches reciben el mismo trato!», destacó Estenssoro. Waldemar Trujillo, el protagonista de la historia, será parte de la presentación del libro realizada en Punta del Este. Antes que la autora pudiera gestionar su traslado al evento, Trujillo le señaló que él podía resolverlo: «’Mi hija es abogada con estudio en Punta’, me dijo. El padre es un carpintero jubilado, un ser divino que cuida coches, y la hija es abogada. Esta es la maravilla de Uruguay, del ascenso social y de la igualdad», enfatizó Estenssoro que no le importa si es un gobierno autoritario o no, mientras solucione los problemas. En Uruguay es al revés: el 74% está conforme con la democracia y la mayoría no querría un gobierno autoritario. Hay una crisis de representación política, de desencanto de los ciudadanos con los partidos, pero los uruguayos siguen votando por lealtad partidaria. Por eso figuran con los países escandivanos como las democracias con mayor apego al modelo.

Advertisement

Caetano dice que en Uruguay estas ideas hegemónicas no funcionan. Es algo que no gusta. También tienen la idea del poder transitorio. Tal vez tienen una cierta madurez como ciudadanos, que no necesitan paternalismos, que es parte de los populismos. Otro valor enorme es la censura social a la corrupción. En Argentina no hay esa censura, en Uruguay la hay. Es algo cultural que ojalá no se pierda.

¿Por qué Uruguay no es seducido por esas formas de gobierno? Creo que, en el contexto latinoamericano, una gran diferencia de Uruguay es que es una sociedad políticamente laica. Uruguay muy temprano separó las cosas del cielo con las de la tierra. En el resto del continente latinoamericano tanto la iglesia como los militares han tenido mucha injerencia política. Loris Zanatta, que es un historiador y sociólogo italiano de la Universidad de Bologna, enfocado en los populismos y, en particular, el peronismo, dice que el populismo le habla al pueblo como la iglesia católica le habla al pueblo de Dios. El pueblo es una masa indiferenciada que necesita salvación. La república le habla al ciudadano, un individuo con derechos y obligaciones. El soberano es el ciudadano.

El líder está por encima de la ley, de la justicia. Es lo que vemos en los Trump, los Kirchner y los Bolsonaros. Gerardo

¿Cómo se cuidan estos valores? Uruguay terminó de manera exitosa la transición democrática, responsabilidad de los cinco expresidentes. Quienes gobernaron desde 1985 hasta Lacalle Pou, se cuidaron mucho, tal vez porque ellos vivieron las épocas de la violencia y la intolerancia. Ahora hay un cambio generacional. Lacalle Pou es el primer presidente de otra generación, alguien que creció y se formó en democracia. Ojalá Uruguay mantenga esos liderazgos de personas que disienten fuertemente, pero resuelven las cosas votando, no tirando piedras, tomando las calles o tomando el Congreso. Ustedes usan los institutos de democracia directa, los plebiscitos, y los gobernantes acatan.

La educación como el gran debe

Laboratorio Uruguay no presenta todo color rosa. Uruguay es un país «demasiado caro», un problema tanto para los que aquí habitamos como para traer talento fuera de fronteras. Pero el principal debe de la modernización uruguaya está en la educación.

¿Cuál diría que es el problema más importante que enfrenta Uruguay? El problema más grande que tienen está en la educación. Que más de la mitad de los jóvenes no terminen el secundario es una bomba de tiempo. El índice general de 9% de la población bajo la línea de pobreza no es alto comparado con el resto del mundo, es todavía abordable con políticas y mayor crecimiento. Pero en la infancia es ya de un 20%, porque muchos de los jóvenes que no estudian y trabajan tienen embarazos precoces, más hijos y no pueden salir de ese círculo de pobreza. La educación pública no está siendo la herramienta que permita la movilidad social.

¿Esto también es un efecto del atraso del paradigma productivo? Ricardo Pascale, dos veces presidente del Banco Central y autor de un libro maravilloso, Del freno al impulso, dice que Uruguay se salteó dos revoluciones tecnológicas: la digital, porque si bien hay un sector fuerte no es una economía atravesada por lo digital; y la cuarta revolución, que es la actual y trata de cambiar el paradigma productivo. Es un problema latinoamericano, pero creemos que Uruguay, como hizo los deberes en las otras áreas, puede hacerlo.

¿Cómo se logra? Uruguay necesita producir más. Tienen un PBI per capita

This article is from: