EL PROYECTO URBANO-ARQUITECTÓNICO PARA UN HÁBITAT EVOLUTIVO DE LA POBLACIÓN DE BAJOS INGRESOS

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EL PROYECTO URBANO-ARQUITECTÓNICO PARA UN HÁBITAT EVOLUTIVO DE LA POBLACIÓN DE BAJOS INGRESOS. UNA REFORMULACIÓN DE LOS PROBLEMAS POR ABORDAR Y DE SUS ESCENARIOS DE ACTUACIÓN Luis Fernando Fique Pinto. Arquitecto. Profesor Asociado, Escuela de Arquitectura y Urbanismo Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. lffiquep@unal.edu.co, lfique@telecom.com.co. Agosto de 2007.

Ante el agotamiento de las hoy usuales respuestas urbano-arquitectónicas dirigidas al aprovisionamiento de la vivienda y su entorno para la población de más bajos ingresos -con las limitaciones que implica el no detenernos aquí a examinar sus antecedentes, contextos y motivos- y con la intención de contribuir a precisar esos contextos y a darle nuevos sentidos a la modelación espacial y formal propia del quehacer del diseño, cabe proponer una reformulación de nuestras comprensiones acerca de las realidades a intervenir y de los problemas por abordar, comprensiones que, implícita o explícitamente, definen aquellas respuestas (aunque no solo ellas). Este texto plantea un enfoque de esas realidades y una definición de sus problemas. Además, propone la inserción del proyecto urbano-arquitectónico en marcos renovados y específicos de gestión y de políticas públicas, que le aporten precisiones usualmente ignoradas o subestimadas, pero necesarias, acerca de las situaciones a resolver y creen las condiciones que lo hagan realmente pertinente y factible, integrándolo a procesos productivos complejos, es decir, amplios, diversos y con múltiples interrelaciones; cambiando así los hoy usuales escenarios productivos conformes con premisas y supuestos inerciales y reducidos por intereses particulares (por lo general los de la promoción privada inmobiliaria) y acomodados a procesos lineales y premisas solamente técnico-financieras (por lo general los de la consultoría). Dicho de otra manera, configurar y desarrollar una oferta integral de soluciones adecuadas y asequibles, ante la necesidad de vivienda de los grupos de población de los más bajos ingresos (E. 1 y 2) -hasta ahora insatisfecha y creciente en aspectos cualitativos y cuantitativos- exige, por una parte, identificar las directrices de política pública y los marcos de gestión en los que se configuren sus características y factibilidad y, por otra, precisar el enfoque o punto de vista acerca de las realidades y de los problemas por abordar, desde el que se reformulen las usuales comprensiones y se busque, con ello, una necesaria reconfiguración de las habituales respuestas, incluidas las urbano-arquitectónicas.


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EL ENFOQUE Usualmente, el examen que la Arquitectura y el Urbanismo hacen de las situaciones y de los problemas a abordar en el proyecto de la VIS se ha centrado en forma predominante -y así parece natural- en reflexiones acerca de la conformación y el ordenamiento físico-espacial, morfológico, tipológico y constructivo de los desarrollos 1 , con lo cual la búsqueda de respuestas adecuadas se ha confinado a la intervención -plástica, técnica y/o financiera, hay que reconocerlo- en las solas estructuras físicas, aislada o desarticulada de acciones integrales que la contextualicen adecuadamente -aportándole nuevos sentidos- y, además, la hagan factible. No se ha interesado suficientemente en el conocimiento de los procesos en los cuales se configuran estas formas y espacios objeto de la acción disciplinal 2 . Reconocer los procesos en los cuales se forman estos productos y sus problemas implica, ante todo, ver la existencia de agentes que interactúan en forma permanente y cambiante, tomando las decisiones que en diferentes fases van definiendo esas características, apoyadas o simplemente legitimadas en las actuaciones profesionales, o al margen de sus propuestas parecería indiferente- como puede constatarse con crudeza en la actual situación. Reconocer el valor de las decisiones tomadas en estos procesos conduce, a su vez, a identificar y desarrollar una comprensión acerca de las motivaciones (intereses y valores) que movilizan los actores en dichos procesos. Estas motivaciones (públicas y privadas, técnicas, sociales y económicas) y las decisiones en las que se resuelve su confrontación tomadas desde las fases de formulación e implementación de las políticas públicas hasta las fases propiamente productivas- se materializan en las condiciones y características de la vivienda y la ciudad producidas, que, por tanto, resultan configuradas como producto en el que se resuelven las tensiones surgidas entre esos intereses y valores, en procesos en las que las decisiones tomadas desde las políticas públicas han privilegiado a las motivaciones económicas privadas 3 . El enfoque predominante ha desconocido el punto de encuentro en el que sociedad y medio -los dos polos de la relación ambiental/territorial/habitacional fundamental- se transforman mutuamente, en procesos de apropiación de la sociedad hacia el medio 4 , mediante acciones 1

Esto, de hecho, ha marcado o, mejor, ha legitimado el sentido de nuestras políticas públicas en vivienda en algunas fases de la historia de la intervención estatal en el sector habitacional (políticas higienistas, de planificación, de producción) y persiste más enfáticamente en las políticas nacionales vigentes -no por motivaciones conceptuales precisamente- interesadas casi exclusivamente en configurar y garantizar la producción de nueva vivienda. 2 Lo mismo sucede con otros campos disciplinales (la economía, el derecho, la sociología, por ejemplo) -que se han enfocado en aspectos económicos o sociales, ocupándose predominantemente de problemas como la asequibilidad, la tenencia o el impacto social y cultural de las intervenciones- centrados en las estructuras sociales y casi igualmente desinteresados en los procesos en los cuales los sectores de población de menores ingresos se aprovisionan de un alojamiento. 3 Esta comprensión ha permitido desarrollar explicaciones y configurar interpretaciones de la realidad del sector habitacional lo cual, por su parte, busca contribuir a reconfigurar la reflexión específicamente disciplinal aludida al inicio y a redefinir su pertinencia. Este es el sentido de la propuesta desarrollada en reciente estudio del autor: “Vivienda social en Colombia. Política Públicas y Habitabilidad en los años noventa”, Colección Punto Aparte, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Mayo de 2006. 4 Y de reacción del medio, según la noción ambiental básica que reconoce mutuas acciones y reacciones entre el medio y la sociedad, en cualquier escala.


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de producción material y/o simbólica, que configuran el territorio/su hábitat De esta manera, el hábitat, no es ni uno ni otro, pero se configura con su interrelación, que es de naturaleza productiva. El reconocimiento contemporáneo -incluso en el terreno institucional y político 5 de este campo de relaciones como elemento esencial de las realidades por conocer y transformar, sugiere/conduce a buscar e identificar espacios de intervención en los escenarios en los que estas interrelaciones se materializan, es decir, en los procesos productivos. Una primera conclusión que nos interesa está relacionada con este punto: resulta necesario identificar el punto/la situación/el estado de los procesos en curso en el hábitat en el que se intervendrá -los que suceden en el medio, los que viven sus habitantes, y los que produce su interacción- e insertarse/ubicarse orgánicamente allí para generar respuestas originadas en su naturaleza y dinámicas. Esto sugiere una posibilidad en relación con los procesos que desarrolla la población de más bajos ingresos para aprovisionarse de alojamiento, en los que comienza por recurrir a soluciones asequibles, en fases muy precarias (arriendo, inquilinato). En etapas posteriores se “aventura” a la autogestión de su vivienda, comprometiendo mayores y nuevos recursos, los que usualmente son captados por la oferta informal de suelo y utilizados en procesos espontáneos de desarrollo progresivo para la construcción de su alojamiento, pero que avanzando en la propuesta presentada en este escrito- ofrecen la oportunidad de ser canalizados y potenciados por una oferta integral originada en la acción pública -en la que se integren recursos públicos y privados- que en lo esencial lo que debe/puede aportar es un soporte con características y condiciones adecuadas para que la población continúe y desarrolle los procesos en los que viene (sociales, habitacionales, económicos). RECONFIGURACIÓN DE NOCIONES La articulación connatural e indisoluble de los procesos sociales y económicos que vive la población con los procesos de desarrollo progresivo en los que construye su alojamiento, nos permiten hablar de un hábitat evolutivo en el que se materializan y soportan. Caracterizar cada situación en la que el proyecto urbano-arquitectónico debe intervenir en este hábitat evolutivo implica reconocer al menos dos hechos que interesan en la definición de los problemas por abordar y en la configuración de propuestas de solución adecuada. EL DESARROLLO URBANO. Ciudad formal y ciudad informal. Nuestro desarrollo urbano moderno se ha configurado, a la luz de los análisis desarrollados por J. Aprile-G.(1992), en el encuentro de los mecanismos espontáneos del mercado para, por una parte, ocupar y asignar los suelos y, por otra, para producir el espacio habitable en nuestras ciudades. Los primeros han caracterizado nuestras formaciones urbanas en lo fundamental por la expansión, la desarticulación urbana y la segregación socio-espacial, 5

En Colombia -en forma reconocidamente pionera en Latinoamérica- incluso en la fase normativa de los procesos, pues, por ejemplo, la Ley de Ordenamiento Territorial, superando la sola normalización física usual en las normativas previas, se ha ampliado, por ejemplo, a la definición de instrumentos y procedimientos de gestión del desarrollo urbano y a definir los principios y procedimientos para el reparto de sus cargas y beneficios, aspectos estos esenciales en la interrelación de los agentes en los procesos en los que, con sus acciones productivas configuran el desarrollo urbano.


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dejando los suelos de baja calidad para la ubicación de la vivienda de los sectores de más bajos ingresos. Por su parte, los mecanismos espontáneos en la producción y distribución de espacio construido han configurado, de un lado, una actividad formal interesada en la producción de una oferta asequible a las demandas con mayor capacidad económica para su adquisición y, de otro, y en consecuencia, han definido una actividad productiva llamada “informal” 6 , con la que la población que no puede adquirir la oferta formal -luego de fases previas con soluciones aún más precarias- se aprovisiona de su alojamiento, en procesos de desarrollo progresivo. Los procesos políticos y sociales concluyentes en la expedición de la Ley de Ordenamiento Territorial, reconocidamente pioneros en Latinoamérica, y su muy reciente -aun cuando difícil- aplicación en algunas entidades territoriales, constituyen un avance en la necesaria intervención de los mecanismos espontáneos del mercado del suelo urbano, mediante el esfuerzo por transformar el tradicional desarrollo urbano de predio a predio en uno de operaciones urbanas significativas, orientadas a obtener suelos de mejor calidad (ubicación, accesibilidad, infraestructura y equipamiento), estructurados en territorios ordenados. Los avances a los que se ha hecho referencia en la intervención de los mecanismos espontáneos de asignación del suelo, constituyen un marco de actuación y un nuevo contexto para el desarrollo de ofertas de vivienda social que, en consecuencia, encuentran un espacio propicio para enfocarse en propuestas centradas en la reconfiguración de los formatos de producción del espacio habitable y, enmarcada en ellos, en la reformulación urbana y arquitectónica. LA VIVIENDA PROCESO Y LA VIVIENDA PRODUCTO. Bien de uso y bien de cambio. No ha sucedido lo mismo con una necesaria intervención en los mecanismos del mercado para producir y distribuir el espacio habitable. La producción formal privada ha afianzado su posición y garantizado la recuperación y rentabilidad de su inversión de recursos en la actividad productiva, sin asumir su responsabilidad social, lo que viene agudizando la perdida de calidad y la muy baja asequibilidad de sus pocos productos para la población de más bajos ingresos. La producción informal, por su parte, continúa, de hecho, ofreciendo una posibilidad de aprovisionarse de una vivienda y dando cabida al aprovechamiento de cuantiosos recursos informales e informales de sus habitantes, que de otra manera no han podido entrar en juego en la producción. Sin embargo persiste en sus usuales ineficiencias e ineficacias, con los usuales problemas ambientales, urbanos y arquitectónicos de seguridad, de funcionalidad y de habitabilidad principalmente, que siguen generando la necesidad de emprender procesos de habilitación urbana y habitacional a todas luces insostenibles.

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“Las ciudades son reinventadas todos los días por un gran número de decisiones y esfuerzos individuales, familiares y comunitarios descoordinados, y por impulsos impredecibles que no están sujetos a planes, normas y standards oficiales... El resultado ha sido y es la co-existencia de dos ciudades paralelas: la de los que pueden pagarla y la de los que no pueden pagarla... un primer paso es comprender... y apoyar estos procesos mediante los cuales los grupos de bajos ingresos adquieren, mantienen, mejoran y amplían sus viviendas” Jorge E. Hardoy “Repensando la ciudad en América Latina”, en “Una mirada a la periferia”, Documentos Barrio Taller, Serie Ciudad y Hábitat Nº 2, Bogotá, 1996, pgs. 19-20.


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Esta visión sugiere, como segunda conclusión, que resulta pertinente -y es factible en el marco de una decisión política propicia- encontrar puntos de articulación entre las dos formas de producción (como ya se dijo, enmarcadas en operaciones urbanas que permitan ubicarlas en suelos con mejores condiciones), orientadas a la complementación de recursos y de formas de gestión, con el fin de ampliar la asequibilidad de lo producido y de ubicar claramente en los procesos la participación asistida de los habitantes en la toma de decisiones, con lo que se obtenga mayor adecuación del hábitat producido. Ante esta posibilidad es pertinente precisar y tener en cuenta la naturaleza del alojamiento producido por los sectores de más bajos ingresos, en la reconfiguración de una oferta formal que pretenda articularse “orgánicamente” en los procesos sociales de construcción de un hábitat evolutivo y potenciarlos dándoles un soporte adecuado. La producción informal, siempre autogestionaria, en la que la motivación es obtener, por lo menos inicialmente, un bien de uso y en la que los recursos siempre son escasos, ha venido configurando un hábitat en procesos de desarrollo físico progresivo que se corresponden con procesos sociales en los que los grupos familiares evolucionan social y económicamente (vivienda-proceso). Estos procesos se materializan y soportan en este hábitat evolutivo, pues los constantes cambios sociales y económicos, propios de estos procesos se reflejan y apoyan en las transformaciones, ampliaciones y/o complementaciones con las que los habitantes intervienen constantemente sus viviendas. La producción formal, por su parte, es motivada en la obtención de un bien de cambio, es decir, en la producción de una oferta para comercializarla en el mercado, en el cual tradicionalmente/inercialmente se demanda una vivienda completa/terminada/definitiva (vivienda-producto) 7 , aún en los grupos de población que difícilmente pueden adquirirla, y a los que, además, no les resulta adecuada, dadas sus diversas condiciones y características sociales y económicas y los dinámicos procesos de cambio que debe albergar su hábitat. La salida para producir una oferta de esta naturaleza para esta demanda ha sido reducir de tamaño y especificaciones (en un proceso que en los años setenta se calificó de “jibarización”) a la vivienda completa/definitiva/terminada ofrecida a la población de mayores ingresos, configurando unas construcciones que muy pronto deben ser intervenidas -incluso hasta ser prácticamente remplazadas por sus habitantes- dada su inhabilidad para posibilitar eficiente y eficazmente las necesarias transformaciones/complementaciones/ ampliaciones, propias de sus procesos evolutivos. De esta manera esta población está adquiriendo un producto que no necesita, o, lo que es lo mismo, compra volúmenes de construcción que no le sirven, aplicando recursos que debería poder utilizar solo en su desarrollo. De la observación de esta situación, como tercera conclusión, se plantea que es necesario reivindicar la noción de vivienda-proceso 8 en la configuración de una oferta adecuada y

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Concebida como producto terminado, es decir, que pretende ofrecer todas las utilidades y espacios usuales en una oferta tradicional, a la que se busca emular con lo que en los años setenta se llamó su “jibarización”. La vivienda completa se concibe como un producto estático y cerrado, es decir, definitivo, o, por lo menos, suficiente. 8 Las nociones de vivienda-producto y vivienda-proceso se han desarrollado en el trabajo académico de la profundización en vivienda del Programa de pregrado en Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en la Sede Bogotá. La profundización en vivienda es el conjunto de asignaturas básicas por las que pueden optar los estudiantes de la carrera de Arquitectura en sus semestres 8 y 9, previo a la realización del trabajo de grado


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asequible para los sectores de población de más bajos ingresos, es decir, una oferta en la que se reconozca que debe albergar, habitantes con muy diversas características “familiares”. Las características y condiciones que conformen una oferta adecuada serán las que respondan a la dinámica y la diversidad referidas. De la caracterización presentada en las anteriores consideraciones se concluyen los dos elementos básicos del problema y, por tanto, de las soluciones que este texto propone abordar decididamente en el proyecto para el hábitat evolutivo de la población de más bajos ingresos: su asequibilidad 9 y adecuación. Los términos en los que se propone su reformulación se presentan enseguida.

LOS PROBLEMAS DE INTERÉS Lo expuesto hasta aquí puede recogerse en el esquema que sigue. Con base en esta comprensión se esbozan allí mismo elementos -a nuestra manera de ver- indispensables en una propuesta proyectual insertada en una oferta integral para un hábitat evolutivo. Cabe anotar aquí, como referente, que con el conocimiento de la naturaleza del proceso de producción espontáneo denominado como “informal”, de la llamada “producción social” de la vivienda y el de las fases que pueden observarse en su desarrollo, se han ido definiendo sus logros y sus potencialidades, pero también sus dificultades. Igualmente, con el conocimiento de los aspectos sociales y económicos de las prácticas que conforman esta producción. Estos elementos han contribuido en la definición de los problemas que el proyecto para un hábitat/vivienda evolutiva debe abordar. Aspectos que van desde la naturaleza de los fenómenos sociales que se resuelven en la “producción social”, pasando por los formatos de gestión y participación en los que sería posible su promoción en las actuales condiciones nacionales, hasta los problemas físicoespaciales que siendo críticos en los tradicionales asentamientos de desarrollo progresivo como su vulnerabilidad sísmica, su deficiente habitabilidad, su desconfiguración e imagen urbanas, su ineficiencia técnica en el uso de los recursos- que deben ser abordados prioritariamente, constituyen objeto de estudio e intervención en la conformación de una oferta integral de hábitat evolutivo que, por ello, no puede reducirse al ahora usual suministro de objetos arquitectónicos.

del programa. La profundización está constituida por un taller de diseño, un seminario complementario y un seminario electivo en cada semestre. La profundización cambió de orientación en el año 2003, cuando, reconociendo la importancia de abordar el proyecto de la vivienda desde la naturaleza de los procesos en los que la sociedad la produce, se definieron dos módulos (uno en cada semestre): “la vivienda producto” en el que se elaboran proyectos que responden al usual modelo de gestión de la promoción inmobiliaria estatal o privada que ofrece “productos terminados” y el módulo “la vivienda proceso” en el que, por su parte, se han venido desarrollando los referentes conceptuales, las metodologías y las propuestas de diseño relacionadas con la llamada “producción social” de la vivienda, cuyo formato de producción tradicional es el desarrollo progresivo, tanto del urbanismo como de la vivienda misma. 9 Es un hecho que el comportamiento espontáneo del mercado ubica mayoritariamente la oferta VIS en los sectores de demanda del mayor ingreso, dada la competencia de demanda presente en el este mercado (por un bien escaso: la vivienda subsidiada) y, por otro lado, que las rebajas de costos que se logran en su producción no se traducen en reducción de los precios.


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LOS PROBLEMAS DE INTERÉS “Vivienda adecuada para tod@s”

ASEQUIBILIDAD

CALIDAD

La población de más bajos ingresos (E 1 y 2 y menores) no tiene capacidad económica para adquirir la oferta usual en el mercado VIS.

• • •

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La adecuación social y ambiental de la oferta (3). Las condiciones de habitabilidad y de seguridad tanto en la construcción inicial como en sus desarrollos. El impacto de las altas densidades.

1. Abordar estos problemas implica reconocer que:

Esta población no puede adquirir una VIVIENDA COMPLETA/TERMINADA/DEFINITIVA, por tanto, configura su vivienda en procesos de desarrollo progresivo.

Una vivienda terminada/definitiva NO ES ADECUADA ante la diversidad y el constante cambio social y económico de esta población.

. La vivienda progresiva es la materialización y el soporte de procesos de desarrollo social y económico de unidades “familiares” con características diversas que, además, se encuentran en estados diferentes de esos procesos. Esta articulación define un HÁBITAT EVOLUTIVO. En el que los cambios en las condiciones y posibilidades sociales y económicas de los habitantes generan la necesidad de permanentes adecuaciones, transformaciones, ampliaciones y/o complementaciones de la vivienda y su entorno. 10

Los compromisos planteados por la Conferencia UN-HÄBITAT de Estambul propusieron como objetivo de la acción pública la consecución de una Vivienda adecuada para tod@s, con lo que se enfocan en los dos problemas fundamentales del alojamiento de los sectores de población de más bajos ingresos: la calidad y la asequibilidad. Estos son, en una formulación general, los problemas que aquí se propone abordar.


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2.

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Por tanto, es necesario obtener, dentro de una oferta integral, una FASE INICIAL:

ASEQUIBLE

Y ADECUADA

a esta población, en condiciones que no comprometan su capacidad de movilización de recursos futuros*, necesarios para el desarrollo de la vivienda.

− *Condiciones que pueden obtenerse con una oferta integral que no se limite a la hoy usual producción/adquisición de unos productos inmobiliarios.

Que ofrezca FLEXIBILIDAD a diferentes usos (habitacionales, productivos, de servicios) y a diferentes formas y procesos de apropiación, transformación y desarrollo. Con un manejo adecuado de las altas densidades, originadas en los precios del suelo. Que ofrezca solución, además, a los problemas más relevantes de los asentamientos y la vivienda de desarrollo progresivo espontáneo mediante: * el logro de la seguridad estructural del desarrollo total. * la orientación de las intervenciones de sus habitantes, de manera que con ellas se obtengan condiciones adecuadas de habitabilidad y de funcionalidad. * la configuración de espacios colectivos caracterizados y apropiables para su adecuado desarrollo (superar la precariedad urbana).

3.

y acompañar/orientar/apoyar/asistir el proceso social en el cual se desarrollen las viviendas y su entorno 11 , es decir, se constituya un hábitat evolutivo con condiciones adecuadas.

11

Cabe reiterar que el desarrollo progresivo de la vivienda hace parte integral de procesos de evolución social y económica de los habitantes y que un acompañamiento/apoyo estatal/institucional a estos procesos -no solamente el acompañamiento/asistencia a la construcción de las transformaciones/ampliaciones/ complementaciones de la vivienda misma- le sería más orgánico (enfocado en su origen y naturaleza) al proceso de apropiación y desarrollo del hábitat de esta población, que, como se ha dicho no solo se enmarca en sus procesos sociales y económicos sino que, a su vez, los soporta. Este es el sentido de la noción integradora de hábitat evolutivo que se utiliza aquí.


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EN CONCLUSIÓN El estudio y desarrollo de propuestas para la formulación, definición y diseño de una oferta habitacional factible, pero asequible y adecuada, implica dar respuesta a una amplia gama de situaciones urbanas y de condiciones sociales y económicas de la demanda y tener en cuenta la conveniencia que, para el desarrollo urbano y para la factibilidad económica de los proyectos, tiene una adecuada combinación y diversificación. Sin embargo, el mayor reto lo plantea la oferta que se desarrolle para los grupos de población de más bajos ingresos (la llamada VIP 1 y 2), a la que hemos tenido apenas acercamientos poco exitosos y que, como se ha dicho, seguramente exige que no sea no solamente una oferta físico-espacial, sino social y económica, es decir integral. Reiterando lo expuesto hasta aquí, los problemas centrales por abordar están dados por dos hechos. Uno, su imposibilidad económica de adquirir una vivienda completa, definida y terminada (por lo que debe pensarse en una fase inicial, pero asequible) y, otro, la inconveniencia social y funcional de adquirir esa vivienda “completa” -en el caso hipotético de que así pudiera ser- pues la diversidad de condiciones de los demandantes y de estados en sus procesos de evolución social y económica exigen en esa oferta flexibilidad y eficiencia a la hora de permitir/apoyar/orientar los procesos de adecuación/complementación/transformación que sus habitantes -especialmente estos grupos de población- tradicionalmente han realizado en su vivienda 12 . Es necesario, entonces, concebir “estructuras abiertas” que, para comenzar, alberguen esa fase inicial respondiendo adecuadamente ante la diversidad y, luego, permitan los proceso de cambio sin que deban ser sustituidas; aceptando, por el contrario, la gran cantidad de recursos tradicionalmente movilizados por los habitantes para su desarrollo, pero ofreciendo seguridad y habitabilidad.

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Insistiendo en este aspecto, la observación de la “producción social” espontánea ofrece referentes valiosos para la evaluación de logros y fracasos en la búsqueda de soluciones a estos problemas centrales. De hecho la “producción social” espontánea es una práctica que ha permitido el acceso a un alojamiento y ha hecho factibles unos procesos sociales y económicos de evolución; pero, ¿en qué condiciones?, ¿a qué costos sociales, culturales, económicos y ambientales se obtiene?, ¿qué ciudad se está construyendo con ella?, ¿qué caracteres sociales se forman en estos procesos?. Los problemas habitacionales allí son primordialmente de orden cualitativo. La calidad de la ciudad y del ambiente -físico y social- que se construye mediante esos procesos productivos está en cuestión y su sostenibilidad parece imposible, así que las acciones públicas deben ineludiblemente enfocarse en este problema. No parece posible, en un mediano plazo por lo menos, remplazar este patrón productivo, pero lo que si resulta factible es que, reconociendo sus logros, se busque aprovechar sus recursos y mejorar sus productos.

En “Vivienda social en Colombia.Políticas públicas y habitabilidad en los años noventa” (L. Fique, 2006: 179 a 183), se presenta, como elemento para la intervención, una reflexión adicional orientada a valorar las potencialidades de una intervención pública que reconociendo los recursos materiales y sociales que se movilizan en esta producción, los oriente y aproveche en un modelo reconfigurado de gestión pública/privada/social.


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EL OBJETIVO DE LA PROPUESTA Contribuir a reducir el impacto cultural, social, ambiental y económico de las ineficiencias y vulnerabilidades: URBANAS

ARQUITECTÓNICAS

-Riesgos e impactos ambientales - Condiciones ambientales y -Sostenibilidad urbana y ambiental. funcionales inadecuadas -Largos períodos de consolidación (habitabilidad). urbana (indefinición del espacio colectivo, - Ineficiencias en los procesos de adaptación y ampliación. imagen urbana), - Densidades bajas (ineficiencia en el uso - Uso ineficiente del espacio. - Imposibilidad del disfrute del suelo) - Dificultades de apropiación, desarrollo y sensorial y estético del hábitat. mantenimiento de los espacios comunes.

CONSTRUCTIVAS - Vulnerabilidad sísmica. - Funcionamientos técnicos deficientes. - Altos costos de producción, mantenimiento y transformación.

que el autogestor popular está teniendo en la producción de su hábitat

Mediante la provisión de

SOPORTE (1) Cuyos componentes básicos son:

UNA ESTRUCTURA “ABIERTA” : -Que pueda usarse y desarrollarse de diversas formas. -Que “oriente” y facilite mejores decisiones de las familias en el desarrollo de sus viviendas. -Que constituya desde el inicio los elementos clave en la conformación y caracterización del entorno urbano. -Que garantice la sismo-resistencia del desarrollo total.

UN PROCESO DE APROPIACIÓN en el que se elaboren y apropien sus posibilidades de desarrollo (2): -Acerca del espacio ocupable para no afectar sus propias condiciones de habitabilidad y la de sus vecinos. -En relación con la intervención de la estructura portante para no afectar su capacidad. -En relación con las posibilidades de aprovechamiento del espacio y de las facilidades técnicas previstas. -En relación con las técnicas constructivas más d d d ll

cuyo diseño se afine de acuerdo con las especificidades y expectativas de

por parte de

sus futuros habitantes

Mediante PROCESOS PARTICIPATIVOS, en el marco de una OFERTA INTEGRAL. (1) N.J. Habraken “ SOPORTES, una alternativa al alojamiento de masas”. Utrech, 1962. (2) “Si el habitante usuario no conoce la manera mas adecuada de hacer las modificaciones, el soporte corre el riesgo de no ser usado en la realidad”. Gustavo Romero- Rosendo Mesías, “La participación en el diseño urbano y arquitectónico en la


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EL PROYECTO EN UN MARCO DE GESTIÓN RECONFIGURADO. Volvamos ahora al valor que tiene para la configuración de un proyecto urbanoarquitectónico eficaz y adecuado para un hábitat evolutivo, el desarrollo de marcos de gestión de una oferta integral que, por una parte, alimenten y propicien la concepción de productos urbanos y arquitectónicos apropiados y de calidad y, por otra, hagan posible su materialización. Sabemos que las características del producto arquitectónico y urbano se definen con las decisiones tomadas por la cadena de actores y agentes vinculados a los procesos productivos, desde la formulación de la política pública misma, hasta la gestión, la planeación y la producción y distribución. En estos procesos las decisiones de diseño constituyen un campo restringido y dependiente de decisiones anteriores de política, de gestión y planeación y posteriores de producción y mercadeo, además de que, hay que reconocerlo, muchas veces no son tomadas por arquitectos. De esta manera, es claro que las condiciones de calidad de la vivienda social y su entorno son la materialización de esta toma de diversas decisiones y que es allí en donde se encuentra la raíz de los problemas, no en el producto mismo. No tiene sentido intentar avanzar, en una acción disciplinal interesada en la solución a los problemas de calidad y asequibilidad, con la sola reconfiguración de los productos, sin abordar antes la intervención en los procesos en los que se concibe, diseña, produce y distribuye la vivienda y su entorno, con la previa reconfiguración de buena parte de las decisiones tomadas en cada una de dichas fases, basada, a su vez, en la revisión de los modelos de gestión en los que se desarrollan (sus actores y motivaciones -intereses y valores- e interrelaciones). Interesarse en el proyecto de lo físico-espacial, ahora centrado enfática e insistentemente en el producto arquitectónico -el “módulo de vivienda”- descontextualizado de un marco de gestión, consolida la visión, tradicional pero equivocada, que -implícita o explícitamente- le ha otorgado al proyecto urbano-arquitectónico potencialidades que no tiene para cambiar las motivaciones y las relaciones en el mercado, que son las que en la práctica están definiendo las características de la vivienda y su entorno (ante las que la incidencia de una participación profesional eficaz del arquitecto sigue disminuyendo). Las decisiones tomadas allí 13 , interesadas solo en darle “realismo” técnico-financiero a la producción, han dejado de lado el necesario debate sobre los modelos de gestión de la llamada “vivienda de interés social” y la posibilidad de que el desarrollo de esos modelos

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Resguardadas en el hecho de que esta pretensión equivocada acerca del valor de la reconfiguración de los productos, propia de la labor profesional -que se asume como natural y con mucho interés e intensidad en los discursos académicos, profesionales, gremiales- distrae de la pertinencia de abordar, con ópticas renovadas, la transformación de los procesos.


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alimente y cree condiciones para la concepción, el diseño y la producción de vivienda y entorno con un nuevo “realismo” 14 . Interesarse únicamente en el producto arquitectónico y urbano -sin avanzar en la reconfiguración de los procesos que les definan nuevas “realidades” y, por tanto, nuevos referentes, constituyéndolos así en aportes verdaderos en la solución de la situaciónprofundiza la visión equivocada aludida antes, generalizada en las prácticas académica y profesional, que ubica el origen de los problemas en sus síntomas y pretende, por tanto, el hallazgo de soluciones solo con la intervención en los productos. Este, equívoco nos ha confinado a girar acrítica y, tal vez cómodamente, alrededor de un esquema de gestión por lo general supuesto o abordado inercial, parcial y/o superficialmente- y, en consecuencia, a explorar infructuosamente en el diseño de un producto que puede llegar a ser adecuado, pero que no por ello resulta “realista” y, a la vez, a presenciar que, como hemos dicho, los productos realmente factibles en el modelo vigente tienen cada vez peores condiciones de calidad. Es necesario desvirtuar el equívoco en cuestión, es decir, reconocer las limitadísimas posibilidades que tiene, más ahora, en la solución de los problemas de calidad y asequibilidad de la vivienda un proyecto urbano-arquitectónico crítico pero desligado de una gestión y unos procesos productivos renovados. Modelos de gestión reconfigurados o nuevos pueden darle nuevo sentido a la búsqueda académica y profesional de solución a 14

Cabe referirse aquí a algunas reflexiones surgidas del juzgamiento del Concurso Universitario CONVIVE (SCA, ACFA, CNPA, Revista Escala, METROVIVIENDA, Bogotá, 2006). Las bases del concurso convocaron a “proponer soluciones realistas” orientadas a mejorar las condiciones de calidad de la usual oferta de Vivienda de interés social producida en el marco del modelo de gestión acuñado por METROVIVIENDA, la entidad Distrital encargada de la provisión de suelo urbanizado para la producción de vivienda de interés social. En este modelo, un suelo urbano en mejores condiciones ahora, pero a precios igualmente altos que siguen resolviéndose en densidades crecientes, confluye con los intereses económicos inherentes al modelo de producción y mercadeo de la promoción privada, entrando en conflicto con el precio máximo, establecido por norma, de las viviendas prioritarias. Esta situación ha venido materializándose en viviendas y tejidos residenciales con problemas de calidad. Este modelo de gestión -que desde nuestro punto de vista ha sido concebido en forma importante para dar cabida al formato de operación de la promoción inmobiliaria privada en la producción y mercadeo de las viviendas- implica unas prioridades y unos intereses en la toma de las decisiones sobre precios y costos (las concluyentes en la cadena de decisiones inherentes a este modelo), tanto de los insumos (suelo, planeación y diseño, técnicas, materiales) como de los productos (casa y barrio), que están afectando las características físicas y la adecuación social de estos productos. Es un hecho que las “soluciones realistas” producidas en este marco de gestión presentan los problemas de calidad que motivaron la convocatoria del Concurso. Parece evidente que el esfuerzo en la elaboración de propuestas -como efectivamente lo hicieron varias de ellas en la convocatoria- debía ir más allá de elaborar nuevos re-diseños para un producto “realista” correspondiente con este modelo de gestión. Desde el enfoque presentado, era necesario proponer intervenciones posibles en este modelo y/o desarrollar modelos alternativos de gestión, también posibles, aún en el marco de las políticas vigentes. Sin embargo, el interés del jurado se centró enfáticamente en el producto arquitectónico -el “modulo de vivienda” es insistentemente reconocido en el acta de juzgamiento- aún cuando, de todas maneras, a juicio del jurado no alcanzó condiciones de factibilidad, pues “ningún proyecto se acerca a los 50 smmlv”. El acta muestra el desinterés del jurado en el reconocimiento y valoración de propuestas acerca de los formatos y de los instrumentos de gestión que harían “realista” ese producto. Propuestas en este sentido se hicieron en diez de los proyectos presentados, incluso en algunos de los que recibieron premios o menciones. La decisión del jurado, orientada por ese interés, dirigió la mirada académica, la profesional y la de la misma opinión pública (el diario “El Tiempo” tituló superficialmente: “casa de tres pisos por $20 millones”), hacia el proyecto de lo físico-espacial, hacia “el módulo de la vivienda”, otra vez más descontextualizado de un marco de gestión que lo hiciera “realista”.


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los problemas que nos interesan, orientando la concepción de productos diferentes y dándole factibilidad (“realidad”) a su materialización 15 .

EL MARCO DE POLÍTICA PÚBLICA. Los compromisos planteados por la Conferencia UN-HÄBITAT de Estambul, que plantearon la consecución de una Vivienda adecuada para tod@s -en los que se apunta a los dos problemas fundamentales del alojamiento de los sectores de población de más bajos ingresos: la calidad y la asequibilidad- involucrados luego en nuestra Constitución, son también acogidos en la política Distrital con una dimensión que los pone en la base de la formulación de una política pública de hábitat y vivienda social equitativa e incluyente que persigue el logro de un Hábitat digno para todos. Con esta directriz el plan de desarrollo “Bogotá sin indiferencia” (administración 20032007) identifica la acción combinada en dos frentes: el desarrollo de una estrategia distrital para enfrentar el creciente déficit de vivienda que afecta a los habitantes de menores ingresos en la ciudad y la aplicación de una política integral para la gestión de suelo que canalice hacia los propósitos colectivos de obtener un mejor entorno, los beneficios generados por el desarrollo urbano. En este marco el Sector Hábitat Distrital ha venido promoviendo operaciones urbanas en las que se integran las dos acciones referidas -centradas enfáticamente en obtener asequibilidad en la oferta producida y calidad urbana- pero enfatizando, ahora, el interés público por abordar con real sentido social los problemas de calidad de la vivienda misma 16 en la que ha venido resolviéndose insatisfactoriamente la cadena productiva del hábitat con la que la acción estatal ha buscado alternativas a la producción informal de suelo y espacio habitable. El objetivo es configurar, en términos más amplios, un modelo de actuación en esa cadena productiva dirigido a la obtención de un hábitat digno para todos. Esbozos de un renovado modelo de actuación pública distrital en Bogotá -en el que, hasta ahora, se han articulado, en el modelo de METROVIVIENDA, la participación del Estado y la de los de propietarios y productores privados 17 - buscan integrar en forma activa, en un esquema de gestión de “tercera generación”, a actores adicionales -de hecho partícipes 15

El modelo de METROVIVIENDA ha generado un contexto de gestión en el que la pretensión, o por lo menos el referente, ha sido proveer viviendas “completas/terminadas”. Sin embargo, la conciencia de que esta no es solución adecuada ni asequible para los grupos de población de más bajos ingresos ha abierto el espacio a ejercicios proyectuales académicos de vivienda evolutiva en estos terrenos, cuyos términos de factibilidad están por desarrollarse con la reconfiguración del modelo de gestión. Dentro de algunos esbozos de esta reconfiguración se han venido desarrollando mas recientemente las propuestas de diseño para una “vivienda-proceso” en la Profundización en vivienda del programa de Arquitectura de la Universidad Nacional en Bogotá. 16 La noción de calidad se acota, con fines operativos, a la repetidamente aludida aquí, adecuación social y ambiental de la vivienda y su entorno, es decir, se refiere a la correspondencia de las condiciones y características de la oferta con la diversidad social de los sectores de más bajos ingresos y con la necesidad, más sentida entre ellos, de tener soporte en un hábitat para el desarrollo de sus procesos de evolución social y económica, en los diversos estados que estos procesos presentan. Esta noción incluye pero supera la acostumbrada calidad técnico-constructiva a la que, en forma explícita y enfática -sin embargo, no en la mayoría de los casos- reduce su oferta la producción inmobiliaria en el mercado. 17 Con la oferta desarrollada hasta ahora por la promoción privada y, eventualmente, por una Organización Popular de Vivienda.


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en los procesos de producción de vivienda- como los financieros, la producción y distribución de insumos y servicios, la asistencia técnica. Con ello busca un “cierre del ciclo de producción”, yendo más allá del acostumbrado “cierre financiero” de los recursos con que cuenta un comprador para la adquisición de su vivienda. Cabe recordar, sin embargo, que, especialmente en el caso de la vivienda de los sectores de población de más bajos ingresos, el ciclo productivo no se cierra en el momento de “adquirir” una solución de vivienda, sino que, como se ha dicho, allí comienzan nuevas fases en las que los habitantes ponen en juego gran cantidad de recursos formales e informales para su adecuación, complementación y/o transformación, es decir, para su desarrollo. Este desarrollo se hace en procesos evolutivos -que no son solo de su alojamiento sino, ante todo, de su economía y de sus grupos sociales y familiares- cuyo reconocimiento ofrece/sugiere/impone elementos de juicio contundentes e ineludibles a la hora de concebir la oferta -físico-espacial, social, financiera- que resulte adecuada para posibilitar/apoyar/orientar/asistir estos procesos y que, por otra parte, aproveche con anticipación los recursos que allí se movilizarán. Reconocer estos fenómenos y las posibilidades alternativas que ofrece su reorientación y asistencia, de cara a configurar ofertas asequibles y adecuadas para la población de más bajos ingresos, constituye una apertura política que debe materializarse en decisiones de actuación, para darle factibilidad a propuestas como la que aquí se ha expuesto.


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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS APRILE-GNISET, Jacques (1992): La ciudad moderna Colombiana. Bogotá: Banco Popular. FIQUE P., Luis (2006): Vivienda social en Colombia. Políticas públicas y habitabilidad en los años noventa. Bogotá: Colección Punto Aparte, Fac. de Artes, Universidad Nacional de Colombia. HARDOY, Jorge E. (1996): Repensando la ciudad en América Latina. En: Una mirada a la periferia. Bogotá: Documentos Barrio Taller, Serie Ciudad y hábitat, N° 2.


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