LA VIVIENDA EN LOS BARRIOS DE RANCHOS

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LA VIVIENDA EN LOS BARRIOS DE RANCHOS: DE EDIFICACIÓN CARENTE A ELEMENTO CONFORMADOR DEL PARQUE INMOBILIARIO RESIDENCIAL Norma García de Hernández. Programa Ciudad y Territorio. Grupo de Investigación Arquitectura y Sociedad. Decanato de Investigación. Universidad Nacional Experimental del Táchira. San Cristóbal. Táchira. Venezuela normagh@cantv.net ; ngarcia@unet.edu.ve

En las ciudades latinoamericanas, los asentamientos informales se han ido adueñando de extensos territorios. En esta medida, han actuado como forma de crecimiento urbano pero diferenciada, por la manera cómo se producen y reproducen, fuera de mecanismos establecidos. Así, han erigido un hábitat carente, segregado social y espacialmente. En el Eje Palmira-San Josecito, ubicado al occidente venezolano, en el estado Táchira, específicamente en el ámbito urbano de los municipios Guásimos, Cárdenas, San Cristóbal y Torbes, en parte del Área Metropolitana de San Cristóbal, se evidencia la presencia significativa de estos asentamientos; es decir, de nuestros barrios de ranchos i . A partir de 1883, cuando este ámbito espacial era incipiente, los barrios de ranchos comenzaron a ganar espacio prontamente en el Eje Palmira-San Josecito (EPSJ). Y a mediados del siglo XX, diferentes registros dan cuenta de la existencia de 24 zonas de barrios de ranchos esparcidas a lo largo de un notado eje. A finales del año 2002, en el ya consolidado y conurbado eje, se esparcen en 43 zonas, ocupan 902,2 hectáreas, el 17,54% de la superficie del EPSJ, y sus 159.080 habitantes, representan el 38,45% de la población, quienes residen en 32.313 viviendas (Figura1).

M u n ic ip io G u ás im os M u n ic ip io C á rd e n as M u n ic ip io S a n C ristób a l M u n icip io T o rb e s

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Determinar de qué manera participan las carentes viviendas implantadas en los barrios de ranchos en el mercado inmobiliario residencial del EPSJ, lo consideramos como un objetivo a lograr. Presentar parte de los resultados hallados en la meta planteada, constituye el propósito de este artículo. Para alcanzar el fin propuesto, y relacionar datos y establecer conjeturas, estimamos procedente dividir el período tomado para el trabajo, 1883 –2002, en tres cortes temporales. El primer espacio corresponde con el surgimiento del primer barrio de ranchos en el EPSJ, se inicia en el año 1883, y culmina en 1951. El segundo período comienza en 1952, cuando se presenta el primer instrumento de planificación para parte del área del EPSJ: el Plan Regulador de San Cristóbal. Y finaliza, en 1975, cuando en Venezuela se pretendía arrancar con otro ambicioso plan, el Proyecto Gran Venezuela. Proyecto, que buscaba grandes transformaciones. En el estado Táchira, empiezan a realizarse obras de importancia. Pero, los hechos indican otros tiempos, se avecinaba otro panorama. Los barrios de ranchos se hacían sentir, de manera significativa, en todas las ciudades venezolanas. La tercera etapa, corresponde con la época donde entran en vigencia diferentes instrumentos de planificación en el EPSJ. Arranca en 1976, cuando se sanciona el primero de ellos, el Plan de Desarrollo Urbano – Ordenanza de Zonificación de San Cristóbal y termina en el año 2002, para acotar el espacio temporal, pues los barrios de ranchos siguen apareciendo y su contribución en la conformación del parque inmobiliario residencial del EPSJ continúa. Los datos concernientes para determinar aspectos cuantitativos y cualitativos del parque inmobiliario residencial, en cada una de las etapas establecidas se obtuvieron de la revisión de diferentes fuentes. Destacan registros censales del estado Táchira y referencias de población y vivienda contenidas en los diagnósticos realizados a propósito de la elaboración de los diferentes instrumentos de planificación urbana para el área comprendida dentro de los límites del Eje Palmira- San Josecito. Y ante la inexistencia de datos concretos, en algunos casos, hicimos cálculos aproximados. El propósito de este artículo se revela en tres segmentos ii . En el primer apartado, denominado Un contexto necesario, a manera de preámbulo, se da una visión de las condiciones imperantes en el ámbito temporal establecido. En el segundo fragmento, titulado, El parque inmobiliario residencial en el Eje Palmira-San Josecito: 1883-2002, se explica la conformación del parque habitacional en los tres períodos determinados. Y el último segmento, se refiere a la manera como las viviendas de los barrios de ranchos integran el parque habitacional, su título confiesa la intención: La vivienda en los barrios de ranchos: su participación como elemento conformador del parque residencial.

UN CONTEXTO NECESARIO Desde el año 1810 y hasta las tres primeras décadas del siglo XX, Venezuela dependía de la exportación de productos agrícolas. A partir de 1930, con el inicio de la explotación petrolera, el país se convierte en suplidor de hidrocarburos a escala mundial. Y suceden cambios sustanciales en la economía y en la ocupación territorial, comienzan a darse concentraciones poblacionales significativas.

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES Por su ubicación geográfica, el estado Táchira, no se vio envuelto en este proceso de concentración. Antes bien, al igual que en los demás estados integrantes de la Región Andina, el comienzo de la producción petrolera representó flujos migratorios negativos. Quizás por esta circunstancia y por la situación política del país, Rosales (1991) menciona que es sólo hasta el año 1936, cuando el estado Táchira despega, cuando tiene incremento y fisonomía iii . Pues hasta ese entonces, San Cristóbal, la capital del estado, era la que acusaba mayores adelantos y para Castillo era (1987:34) un poblado quieto y apacible que creció lento (…) Nacía una casa o una calle al compás de muchos años… El parque habitacional del Eje Palmira-San Josecito reflejaba el lento desarrollo del estado. Las acciones emprendidas por el Banco Obrero, a escala nacional, no se hacían sentir en esta entidad iv . Es este el contexto reinante en el primer período establecido. Entre 1952 y 1975, la conformación del parque habitacional cambia notablemente. En Venezuela, en esa época, resalta la promoción oficial de viviendas, por la abundante producción. Se construyen conjuntos habitacionales de envergadura. A decir de Cilento y Fossi (1998), entre los años 1953 y 1958, la puesta en ejecución de las políticas para eliminar los ranchos en el país significó la construcción del 46,5% de viviendas construidas para la época por el Banco Obrero. En este período, la labor llevada adelante por esta institución destaca no sólo por la cantidad de viviendas ejecutadas sino por la elaboración de un conjunto de políticas tendientes a determinar las condiciones financieras que regirán en el mercado inmobiliario de viviendas. Así en 1960, se elaboran los estudios básicos para la creación de un sistema de ahorro y crédito. Durante los primeros 20 años de funcionamiento, el establecimiento de la banca hipotecaria sirvió como fuente de financiamiento, tanto para la construcción como para la adquisición de viviendas, a las familias de ingresos medios. Es este el escenario donde se producen las viviendas que entrarán a formar parte del parque habitacional del EPSJ, en el período comprendido entre los años 1952 y 1975. En Venezuela, al final de esta etapa sucede un conjunto de situaciones que en un primer momento servirán de estimulante para el auge de la construcción y, más tarde, para entrar en un período de inactividad. En 1975, en el país se hacen sentir los efectos de la guerra árabe – israelí, nuevamente se dejaban ver las bondades del petróleo en la economía venezolana. En el sector de la construcción, los valores alcanzaron cifras impredecibles. La bonanza económica permitía vender y comprar a precios exorbitantes. El período de bonanza duró poco y la crisis económica comienza a rondar, Venezuela entra en una etapa profunda de desestabilización. En el sector construcción, el gobierno para tratar de solventar parte de las dificultades, en 1976, fija topes en el precio de ventas de las viviendas. Para 1978, ya el ingreso petrolero había disminuido y se recurre a la deuda externa. Nuevamente, se establecen políticas y el gobierno nacional con el objetivo de activar el desarrollo del interior del país dicta un conjunto de medidas. Acción, que paraliza prácticamente la construcción de viviendas en la capital del país. La aplicación de estas medidas trajo consecuencias nefastas debidas, entre otras causas, a la falta de estudio del mercado al que se debería atender, algunos proyectos tenían precios muy elevados para la capacidad de los compradores, se hicieron algunas construcciones de baja calidad y el subsidio habitacional no funcionó adecuadamente (Malaret, 1989). En adelante las condiciones económicas en el país empeoran y, con ellas, la del sector de la construcción. Las consecuencias se evidencian a mediados de la década del ochenta en la cantidad de viviendas frías y sin terminar. La cifra se acercaba a las 80.000

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES unidades residenciales. Cilento y Fossi (1998:33), caracterizan la crítica situación por la que se pasaba de la siguiente manera: …La política de estímulos y el subsidio habitacional habían generado condiciones para que los compradores se convirtiesen en morosos potenciales. Se estaban otorgando préstamos hasta por el 95% del precio de venta, con plazos mayores a 20 años, comprometiéndose hasta el 40% del ingreso familiar (y a veces más), con intereses variables y una tasa artificialmente reducida pero creciente en el futuro. Estas condiciones en lugar de favorecer el acceso a viviendas más económicas, lo que realmente favorecía era un mayor endeudamiento…

En la década de los años noventa, la situación desmejora. El deterioro económico y político en el que cae el país influye, reiteradamente, en la contracción de la actividad constructiva. Al final de estos años las condiciones no sufren variaciones, las altas tasas de interés repercuten en una caída brusca de la demanda de vivienda y en la disminución de la oferta. Y a comienzos del año 2002, las condiciones restrictivas del mercado inmobiliario residencial sólo permitían a 1 de cada 10 venezolanos optar a un crédito hipotecario (Rodríguez, 2002). A grandes trazos, es este el panorama en el que se produce el parque habitacional del Eje Palmira-San Josecito entre los años 1883 y 2002.

EL PARQUE INMOBILIARIO RESIDENCIAL EN EL EJE PALMIRA SAN JOSECITO: 1883-2002 Para 1883, en el incipiente Eje Palmira-San Josecito, el parque habitacional existente, 4.599 unidades habitacionales, se había conformado gracias a operaciones realizadas por el sector privado formal. Para esta época, el parque residencial daba fe del lento desarrollo del eje. En los pequeños caseríos que conformaban Palmira, Táriba y San Cristóbal, unas casas tenían techo de teja y otras, de paja v . En adelante, al parque inmobiliario, le acompañaran la producción de otros sectores, se le sumaran las unidades residenciales promovidas por la gestión pública y, además, las precarias viviendas ejecutadas en los barrios de ranchos, las producidas por el sector informal. A finales del año 1951, resulta difícil ahondar en detalle acerca de las características del parque habitacional en el EPSJ. Sin embargo, datos tomados del Censo de 1950, nos indican que la situación de la vivienda en el estado Táchira se perfilaba mejor, que en la de sus estados vecinos: Mérida, Trujillo y Barinas. Para las viviendas de San Cristóbal se señalaban, entre otros rasgos, escasa proporción con piso de tierra, techo de paja y paredes de bahareque; mayor número con paredes de adobe o tapia. En cuanto a los servicios, en porcentaje cercano al 80%, disponían de agua, de acueducto y de facilidades para eliminar las excretas; no obstante, tenían dificultad para la disposición de basura. La casa y la quinta predominaban como tipo de vivienda. Estos rasgos, permitían aseverar que, la situación habitacional en la ciudad de San Cristóbal había mejorado notablemente en todos los aspectos entre los años 1941 y 1950. Características, que podemos extender para el resto del Eje Palmira-San Josecito. Estas mejoras, igualmente, se apreciaban cuantitativamente, entre los años 1883 y 1951, el aumento del parque habitacional en el EPSJ ascendió a 5.821 unidades. De esta cantidad, la producción del sector privado formal llevaba la batuta, sumaban 4.294

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES unidades. Mientras que 1.282 viviendas, el 22,02%, las construyeron sus habitantes, correspondían a las localizadas en los 24 barrios de ranchos de ese entonces. Y fruto de la acción oficial, sólo se realizaron 245 viviendas. Así el parque inmobiliario residencial, al final de este período llega a 10.420 unidades residenciales, ocupadas por 61.707 habitantes (Tabla 1). Parque inmobiliario residencial. Periodo 1883 - 1951 Producción Sector privado formal

EPSJ Palmira Táriba San Cristóbal Total por sector Total General

1883 147 881 3.571 4.599

1951 71 214 4.009 4.294 (73,77%)*

8.893 (85,35%)**

Sector privado informal

1883

1951 104 162 1.016 1.282 (22,02%)*

1.282 (12,30%)**

Sector público

1883

1951

245 245

Ejecutada en el periodo

175 376 5.270 5821

(4,21%)*

245 (2,35%)** 10.420

Tabla 1 * Porcentaje respecto de la producción del parque inmobiliario residencial en el período 1883 – 1951. ** Porcentaje respecto de la conformación por sectores del parque inmobiliario residencial del EPSJ en 1951 Fuente: Registros censales del estado Táchira. FUNDACOMÚN-OCEI, III Inventario Nacional de Barrios, Caracas, 1993. MINDUR Plan de Ordenación Urbanístico del Área Metropolitana de San Cristóbal Diagnóstico 1993 – 1995, Caracas, 1995. Elaboración propia.

A pesar de las ventajas, que presentaba el parque habitacional del Eje PalmiraSan Josecito, con relación a otros estados del país y de la cantidad de viviendas surgidas entre los 1883 y 1951, de los datos del Censo de 1950 podemos inferir la existencia de déficit habitacional, al menos del tipo estructural, en número cercano a las 1.000 viviendas. Así, se entra en el próximo período con un parque habitacional con un saldo desfavorecedor. En la segunda etapa considerada, entre los años 1952 y 1975, notamos la participación representativa de otros sectores y un abultado crecimiento del parque habitacional. La producción informal hace su mayor estallido en el EPSJ, surgen 81barrios de ranchos vi . Resulta muy elevada, en relación con el período anterior, 10.688 unidades, representa el 45,61% del parque residencial construido en esta fase. El mayor número de esta producción se localiza en la ciudad de San Cristóbal, pero comienzan a tomar presencia significativa en el resto del eje. Se instalan en áreas bastante distanciadas del centro San Cristóbal, Táriba y Palmira, en sus periferias. Así se encargan de conformar esas áreas inacabadas, inconclusas. Igual visual ofrecen las precarias viviendas instaladas dentro de sus límites. Producto de la política financiera reinante en el país, diversos actores privados desarrollan urbanizaciones residenciales localizadas en diferentes sitios de San Cristóbal. Estos desarrollos, además de abultar el parque residencial existente, de manera destacada, con un 39,61%, participan en la extensión de la ciudad y consolidación del mercado inmobiliario residencial. Las primeras iniciativas privadas se vuelcan hacia los sectores más pudientes. Luego, la dirección se inclina hacia otro segmento: la clase media. Igualmente, se inicia, de forma planificada, la ejecución de viviendas para alquiler.

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES La producción pública se caracteriza porque aparte de proporcionar alojamiento, actúa como factor de desarrollo urbano. Las principales ejecuciones de promoción oficial se ubican en la periferia de San Cristóbal. Sólo un conjunto habitacional se localiza fuera de los límites de la capital del estado, en áreas cercanas al centro poblado Táriba. En su intervención participa el Banco Obrero, conjuntamente con otros organismos nacionales y locales. Las viviendas aportadas por este sector, suman 3.462 unidades, representan el 14,78% del total del parque inmobiliario residencial ejecutado en este período. Para finales de los años setenta, en la ciudad de San Cristóbal, a pesar del incremento de unidades residenciales y que, los tipos de vivienda de mayor de significación eran la casa o la quinta, el parque habitacional existente resultaba insuficiente, debido al número de viviendas inadecuadas, no obstante, en su mayoría contaban con servicios de acueducto, cloacas y electricidad. El déficit se situaba en 1.421 unidades para la ciudad de San Cristóbal, para los demás centros poblados del EPSJ no se dispone de datos concretos. En este escenario, el parque habitacional en este periodo aumentó a 33.852 unidades. De esta cifra, las producidas por el sector privado formal representan el porcentaje más alto, 53,69%, las ejecutadas por el sector informal el 35,36%, y las de menor representación, 10,95%, corresponden con las del sector público (Tabla 2). Parque inmobiliario residencial. Periodo 1952 - 1975 Producción Sector privado formal

EPSJ Palmira Táriba San Cristóbal Total por sector Total General

1952 218 1.095 7.580 8.893

1975 1.110 1.081 7.091 9.282 (39,61%)*

18.175 (53,69%)**

Sector privado informal

1952 104 162 1.016 1.282

1975 155 561 9.972 10.688 (45,61%)*

11.970 (35,36%)**

Sector público

1952

245 245

1975 122 3.340 3.462

Ejecutada en el periodo

1.265 1.764 20.403 23.432

(14,78%)*

3.707 (10,95%)** 33.852

Tabla 2 * Porcentaje respecto de la producción del parque inmobiliario residencial en el período 1952 - 1975 ** Porcentaje respecto de la conformación por sectores del parque inmobiliario residencial del EPSJ en 1975 Fuente: Registros censales del estado Táchira. FUNDACOMÚN-OCEI, III Inventario Nacional de Barrios, Caracas, 1993. MINDUR Plan de Ordenación Urbanístico del Área Metropolitana de San Cristóbal Diagnóstico 1993 – 1995, Caracas, 1995. Elaboración propia.

Y entre los años 1976 y 2002, en el último período establecido, a pesar de las contrariedades económicas citadas, el parque residencial aumenta de manera significativa, es el de mayor productividad. Del número de unidades residenciales ejecutadas, 67.655, el sector privado formal aporta al parque habitacional el porcentaje más elevado: 60,19%. En menor proporción, se ubican las ejecutadas por el sector privado informal. La cantidad de viviendas construidas en los barrios de ranchos, 20.343 unidades, representa el 30,07%. Mientras que, las viviendas promovidas por la acción oficial significan la producción más baja, el 9,74%, del parque habitacional construido durante esta etapa (Tabla 3).

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES Parque inmobiliario residencial. Periodo 1976 - 2002 Producción Sector privado formal

EPSJ Palmira Táriba San Cristóbal San Josecito Total por sector

1976 1.328 2.176 14.671 18.175

2002 5.241 16.238 18.729 516 40.724

Sector privado informal

1976 259 723 10.988 11.970

(60,19%)*

58.889 (58,03%)**

2002 1.089 3.079 9.214 6.961 20.343

Sector público

1976 122 3.585

Total General

167 4.687 1.734 6.588

3.707

(30,07%)*

32.313 (31,83%)**

2002

Ejecutada en el periodo

6.330 19.484 32.630 9.211 67.655

(9,74%)*

10.295 (10,14%)** 101.507

Tabla 3 * Porcentaje respecto de la producción del parque inmobiliario residencial en el período 1976 - 2002. ** Porcentaje respecto de la conformación por sectores del parque inmobiliario residencial del EPSJ en 2002. Fuente: Registros censales del estado Táchira. FUNDACOMÚN-OCEI, III Inventario Nacional de Barrios, Caracas, 1993. MINDUR Plan de Ordenación Urbanístico del Área Metropolitana de San Cristóbal Diagnóstico 1993 – 1995, Caracas, 1995. Elaboración propia

En este último período, la producción del parque habitacional se caracteriza porque se extiende de manera más uniforme en todo el ámbito del eje urbano. Ello obedece a que las últimas urbanizaciones residenciales promovidas por el sector privado se han ubicado en las afueras de San Cristóbal, principalmente en predios del área urbana del municipio Cárdenas. Mientras que en jurisdicción del municipio Torbes se concentra la producción promovida por los sectores público y privado informal. Las particularidades del parque residencial, en esencia, son las mismas de finales de la época anterior, varían sólo en términos cuantitativos. Para finales del año 2002, el parque habitacional lo conforman 101.507 unidades. De esta cifra, 58.889 viviendas, 58,03%, se han producido por acciones de actores privados formales. Mientras que las promovidas por el sector público, 10.295 unidades, equivalen al 10,14%, y las 32.313 viviendas ejecutadas por el sector privado informal, equivalen al 31,83%, se encuentran repartidas en 130 barrios de ranchos. En resumen, podemos afirmar que la proporción en la producción de los distintos sectores participantes en la conformación del parque habitacional en el EPSJ se ha mantenido. La tendencia nos indica el predominio de la producción privada formal, secundada por la actividad informal y, además, muestra la poca presencia del sector público (Tabla 4). Parque inmobiliario residencial. Periodo 1883 - 2002 Periodo

1883 - 1951 1852 - 1975 1976 - 2002

Sector privado formal

Sector privado informal

Sector público

8.893

1.282

245

(85,35%)

(12,30%)

(2,35%)

18.175

11.970

3.707

(53,69%)

(35,36%)

(10,95%)

58.899

32.313

10.295

(58,03%)

(31,83%)

(10,14%)

Total

10.420 33.852 101.507

Tabla 4

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES Fuente: Registros censales del estado Táchira. FUNDACOMÚN-OCEI, III Inventario Nacional de Barrios, Caracas, 1993. MINDUR Plan de Ordenación Urbanístico del Área Metropolitana de San Cristóbal Diagnóstico 1993 – 1995, Caracas 1995. Elaboración propia.

Con relación al tipo de vivienda que conforma el parque residencial del Eje Palmira-San Josecito, al tomar como referencia la clasificación asumida por el Instituto Nacional de Estadística, encontramos que, para finales del año 2002, prevalece, en todas las formas de producción, la vivienda tipo casa. Del total del parque residencial, las 69.756 casas existentes representan el 68,61%. El apartamento, en edificio o en casa, le sigue en orden aunque el porcentaje baja significativamente, representa el 8,87% y 9,04%, respectivamente. Los 7.005 ranchos registrados corresponden con el 6,89% del total. Y por último, las 176 casas de vecindad estimadas representan un porcentaje bastante bajo, 0,17%. En los barrios de ranchos, el tipo de vivienda predominante es la casa, secundado por el rancho (Tabla 5). Tipos de viviendas en el EPSJ, año 2002 Producción privada Tipo de vivienda

Informales Cantidad

Casa Quinta

%

2.301

7,12

22.807

Apartamento casa Apartamento edificio

Casa

Rancho Casa de vecindad Totales

Formales Cantidad

%

Cantidad

%

7,08

6.527

7,16

70,6

40.462 69,11

63.268

69,36

1.357

4,20

7.670 12,85

9.027

9,90

472

1,46

4.738

7,94

5.210

5,71

5.264

16,3

1.741

2,92

7.005

113

0,35

63

0,10

58.899 58,03

32.313 31,83

4.226

Producción publica

Total

Cantidad

%

Total Cantidad

%

6.527

6,42

69.576

68,61

9.027

8,87

9.197

9,04

7,68

7.005

6,89

176

0,19

176

0,17

91.212

89,86

101.507

100,00

6.308

3.987

10.295

58,96

41,04

10,14

Tabla 5 Fuente: INE, Censo de Población y Vivienda 2001. FUNDACOMÚN-OCEI, III Inventario Nacional de Barrios, Caracas, 1993. MINDUR, Plan de Ordenación Urbanística del Área Metropolitana de San Cristóbal Diagnóstico, 1993-1995. Caracas, 1995. Elaboración propia.

LA VIVIENDA EN LOS BARRIOS DE RANCHOS: SU PARTICIPACIÓN COMO ELEMENTO CONFORMADOR DEL PARQUE RESIDENCIAL Como hemos visto, las viviendas de los barrios de ranchos forman parte del parque residencial del Eje Palmira-San Josecito, pero hasta ahora hemos señalado sólo su participación cuantitativa. Entonces, vale la pena que nos hagamos la pregunta ¿En qué condiciones las viviendas de estos barrios integran el parque residencial? Pues, en condiciones totalmente diferentes al resto de las viviendas que lo conforman.

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES Las viviendas de los barrios de ranchos forman parte del parque residencial, pero con desventajas, las carencias que les asisten influyen en esta circunstancia. Carencias, que se advierten a simple vista, las apreciamos en diferentes órdenes: en el constructivo, por su forma de producción; en el espacial, por su configuración, y en el legal, por las irregularidades que les particularizan. La forma cómo se produce la vivienda en los asentamientos informales está relacionada con los escasos medios económicos de sus ocupantes. Esta condición, no les permite construir este bien social en una sola etapa. Hacerse de una vivienda, en este medio, es un proceso dilatado en el tiempo. Es una constante, que el proceso de su producción y el de consumo se superpongan. Además de relacionar la forma de producción de estas viviendas con las penurias de sus residentes, nos parece lógico pensar en que esta situación guarda estrecha vinculación con la manera como se ha producido el asentamiento. Y si el barrio de ranchos ha surgido a partir de invasiones, tal como se ha originado un número representativo de estos asentamientos, entonces los invasores para fijar posesión del suelo tomado deben erigir algo que indique el estar ahí. Así surge una precaria vivienda o aquella primera instalación que se pudiera considerar como tal. Esa primera instalación, se produce al compás del acto inicial del establecimiento del barrio, con carácter de urgencia, emergente, de la noche a la mañana. De esta forma, se improvisa algo que funja como vivienda, pues de ese modo se logra delimitar un territorio y fijar posesión. Erigir cuatro estacas, significa poseer el derecho a tener dónde vivir. Es por ello, que las penurias económicas más el posicionamiento de un lugar han formado una cultura: la de hacerse de una vivienda urgida, con carácter de provisionalidad. A los pobladores de los asentamientos informales, la inmediatez no les permite pensar en cómo será la vivienda. Desde un primer momento reina lo provisional. Característica, que se acompaña del acusado ingenio de sus residentes para solventar dificultades. Luego, el proceso de transformación de esa primitiva vivienda se hace largo, así las carencias perduran, se eternizan. Esa constante permanencia de carencias en la vivienda la debemos entender, en el contexto de los asentamientos informales, como causa y efecto de la necesidad y de la urgencia en la que viven sus habitantes. Y afirmamos que, es con este carácter emergente como se han resuelto o se tratan de resolver sus problemas las familias de los barrios de ranchos. Acaso por estas particularidades, Rosas (1995) manifiesta que las viviendas, en este medio, resultan de la emergencia y de la dinámica cultural. En la concepción y producción de la vivienda, la improvisación ha prevalecido. En esta forma construida se mantienen las características del lugar del emplazamiento, independientemente de la manera como haya surgido el asentamiento, sea producto de invasión o de otros factores. Las deficiencias del barrio de ranchos las palpamos, igualmente, en la vivienda. Desde el momento en que se inicia su ejecución no se sabe si se dispone o no de servicios; no se tiene previsto qué tamaño va a tener; cómo va a estar conformada; de qué materiales van a ser sus pisos y sus paredes; qué tipo de componentes constructivos se van a emplear; cuánto tiempo va a durar su construcción y, menos aún, un estimado de su posible costo. En resumen, rige un estado de absoluta imprevisión. Además de la imprevisión reinante, la construcción de la vivienda está signada por la activa participación de sus ocupantes. Con regularidad, el jefe de hogar asume la dirección al construir, en su totalidad, la vivienda con su familia o contratar parte de la

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES obra. En el primer caso, la cuadrilla de obreros la componen los demás integrantes de la familia —madre, hijos y otros parientes— que frecuentemente forman el grupo familiar. Circunstancia, que influye en la calidad de la vivienda, sus ejecutores no están capacitados para realizar todas las actividades en una construcción. Aun cuando estos ejecutores han estado empapados del proceso constructivo, pues en los asentamientos informales, en decir de Rosas (1995), se puede hablar de un saber constructivo innato, formado en la producción de su hábitat y en el desempeño de actividades relacionadas con la construcción. Sin embargo, de manera constante, observamos en las viviendas una serie de deficiencias técnicas debidas, principalmente, al desconocimiento de la práctica constructiva por parte de quienes se encargan de llevar adelante su ejecución. La forma de producir, de construir, ocasiona otro efecto relacionado con el elevado costo de la vivienda. El alza guarda relación con la forma cómo se obtienen los materiales de construcción. Las condiciones económicas de sus residentes no les permiten hacer compras en volúmenes considerables, al mayor, las hacen al detal. Relacionamos, igualmente, el incremento en el costo de la vivienda con el tipo de materiales empleados, algunas veces son provisionales, otras de desecho. Esta situación conduce a doble inversión, pues más tarde serán sustituidos por otros, más duraderos. Estas condiciones, inciden en que en el proceso de construcción de la vivienda impere la progresividad. La dinámica constructiva es lenta. En esa dinámica, la vivienda cambia constantemente. La transformación corre de acuerdo con las posibilidades de sus ocupantes. Por ello, su ejecución es un proceso distanciado, discontinuo, irregular en el tiempo. Esa irregularidad, ha dado lugar a que en las unidades residenciales se perciban, claramente, los cambios por los cuales pasa una vivienda. Como un rancho, poco a poco, va cambiando su precaria facha, hasta convertirse en una vivienda consolidada, pero casi nunca terminada. Este rasgo no es exclusivo de los barrios de ranchos del EPSJ, ésta es una de las tantas señales, que distinguen a la vivienda de los asentamientos informales en cualquier otro ámbito. Otro aspecto característico de las viviendas en los barrios de ranchos es el relacionado con su aspecto formal. Independientemente de que su conformación, pareciera heredada del rancho. Su volumen prismático se mantiene, en esencia, pero con dimensiones mayores y cambio de materiales. La sinuosidad del trazado del barrio de ranchos difiere de la rigidez de sus viviendas. La dureza volumétrica, la relacionamos con la simpleza que prevalece en la construcción de las viviendas debido a razones económicas y técnicas. La rigidez y simpleza en las viviendas, las encontramos en los barrios de ranchos de Maracaibo. Igualmente, la hallamos en ámbitos más lejanos, en España, en las coreas de Barcelona, definidas por Busquets (1999) como habitáculos de proporciones rectangulares, de características muy elementales. Y los aspectos ilegales, los relacionamos con la continuidad de transgresiones que suceden en el contexto de los barrios de ranchos. Se vinculan con la indisponibilidad de títulos, que demuestren la propiedad del suelo ocupado y de la vivienda; con la ausencia de permisos para la autorización de la construcción, con la manera ilícita como se obtienen los servicios, y con la indebida disposición de aguas servidas. Por estas transgresiones, a estos asentamientos se les han calificado irregulares, ilegales o informales. La suma y continua presencia de los aspectos citados en las viviendas de los barrios de ranchos restringe su participación como elemento conformador del mercado

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Seminario Internacional PROCESOS URBANOS INFORMALES inmobiliario formal, limita el acceso a fuentes de financiamiento y a formar parte de la oferta del producto inmobiliario. Respecto, de esta situación, Cilento (1999) es enfático cuando menciona que el patrimonio residencial de los habitantes de los barrios de ranchos en su totalidad está fuera del mercado inmobiliario. Entonces, las 32.313 viviendas existentes en los barrios de ranchos del Eje Palmira-San Josecito forman parte del parque residencial, pero no tienen acceso al mercado inmobiliario formal. Aunque es importante acotar que estas viviendas sí se comercian, pero como bien señala Cilento (1999) lo que acontece es un mercado de bienhechurías, pues en aquellos casos en los que no se cuenta con la propiedad de la tierra sólo se venden las mejoras. Para A. Echeverría y M. Chourio (1999), la vivienda en los barrios de ranchos se negocia, y hasta se especula con ella, dentro de lo que estos autores denominan dinámica inmobiliaria informal (Fotos 1 y 2).

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Esta dinámica comprende un conjunto de prácticas informales, con carácter económico, que asisten en estos asentamientos. Sus habitantes conciben a la vivienda como una mercancía, con valor de cambio y cuando las transacciones no las pueden registrar, de manera convencional, recurren a otros mecanismos. Se forma una suerte de mercado inmobiliario paralelo. A este mercado, diferentes autores, entre ellos Duhau(1998) y Lovera (1998), lo califican como sub-mercado de la vivienda. ¿Y a qué precio se negocia la vivienda en los barrios de ranchos? Pues a pesar de los elevados costos de su producción, esta forma construida se vende a un precio bastante por debajo, que el transado por la libre oferta y demanda de viviendas en el mercado inmobiliario del EPSJ. Al relacionar los precios de venta de viviendas en una muestra de ocho zonas de barrios de ranchos con los de viviendas localizadas en áreas residenciales formales cercanas, encontramos que en éstas últimas el precio por metro cuadrado de construcción, con regularidad, es mayor. Se eleva en rangos, que van desde 1,6 hasta 2,7 veces más (Tabla 6). Situación contraria hallamos en la muestra tomada en el municipio Torbes, en la zona de barrios de ranchos El Corozo – Santa Lucía. En este asentamiento, el precio por metro cuadrado de la vivienda con relación a la urbanización residencial más cercana está levemente por encima. Este hecho obedece a que la urbanización Juan Pablo II, tomada como referencia, surgió producto de la acción del sector público. Y estas viviendas, se venden a un precio por debajo del establecido en el mercado inmobiliario, pues son subsidiadas. Aunado a ello, las urbanizaciones de promoción pública en este municipio presentan un deprimente estado de deterioro.

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CONCLUSIONES Al entender la vivienda como un bien social y económico, suponemos que además de servir de morada, de escenario para el desarrollo de la vida familiar, constituye un activo, un valor de cambio, que integra el patrimonio familiar. Y para la mayoría de las familias residentes de los barrios de ranchos, por sus bajas condiciones económicas, la vivienda es el único bien o quizás, uno de los pocos activos en su escasa lista de haberes. Un activo, que como sabemos, ha sido producto del esfuerzo de muchos años de trabajo y de ahorro familiar. Pero, debido a las características tan particulares del medio donde están implantadas y a la manera cómo esas viviendas se han ido conformando, el mercado inmobiliario formal las excluye, las descarta, aunque formen parte del parque residencial y del patrimonio construido del Eje Palmira-San Josecito. La concatenación de situaciones plagadas de irregularidad, ilegalidad e informalidad incide en esta consideración. Situaciones, que día tras día aumentan y se agravan a ritmo acelerado en los países menos adelantados. La escalada de la pobreza ha servido de detonante. El ser pobre, impide a las familias de escasos recursos acceder a los mecanismos establecidos para obtener una vivienda de manera formal y así, se ha ido formando un parque inmobiliario disminuido: el de los barrios de ranchos venezolanos, el de las favelas brasileñas, el de las barriadas limeñas, el de las villas periféricas bolivianas… Un parque en el que se estima vive el 50% de los latinoamericanos. i

En la Tesis Doctoral titulada La Dinámica urbana informal: Eje Palmira-San Josecito. Área Metropolitana de San Cristóbal, defendida, por la autora de este artículo, en la Universidad de Valladolid, España, en marzo de 2005, se tomó como ámbito para estudiar esa dinámica el área urbana que conforman los municipios Guásimos, Cárdenas, San Cristóbal y Torbes del estado Táchira, por ser un espacio en el que se ha ido dando un proceso de integración, de concentración de comunidades, de conurbación y, aunado a esta consideración, en ese espacio los asentamientos informales han actuado en su extensión y configuración. Para efectos de esta tesis, ese espacio lo denominamos Eje Palmira-San Josecito. Palmira, Táriba y San Josecito, figuran como capitales de los municipios Guásimos, Cárdenas y Torbes, respectivamente. San Cristóbal, es a la vez, cabecera del municipio de igual nombre y del estado Táchira y son estas capitales las que conforman el Eje Palmira-San Josecito. Para finales del año 2002, el eje se extendía en una superficie de 5.143 hectáreas, y su población alcanzaba 413.080 habitantes. ii Parte del contenido de este artículo se encuentra inmerso en la Tesis Doctoral La Dinámica urbana informal: Eje Palmira-San Josecito. Área Metropolitana de San Cristóbal. iii En 1935, murió el General Juan Vicente Gómez, quien gobernó a Venezuela, bajo régimen dictatorial durante veintisiete años. Algunos historiadores consideran la época de su mandato un atraso para el país. Por esta razón, se estima que la nación venezolana entró en el siglo XX, en 1936. iv El Banco Obrero se crea en Venezuela en el año 1928 con el propósito de de dotar de viviendas baratas e higiénicas a clase obrera venezolana. v No se hace mención a San Josecito en este período porque los datos correspondientes a su espacio territorial están incluidos dentro de los registros de San Cristóbal. A partir de 1975, la parroquia Torbes, perteneciente hasta entonces al municipio San Cristóbal se eleva a municipio (Torbes) y San Josecito es su capital. Por esta razón, es que aparecen los datos separados en el último período establecido. vi Una posible explicación de la intensificación del surgimiento de los barrios de ranchos pudieran ser los acontecimientos políticos del país, pues en 1958 finaliza la dictadura, que durante 10 años se había instalado en Venezuela, y con ello se inician cambios radicales. Ante la represión que se dejaba, la instauración del período democrático entra en una actitud permisiva en todos los órdenes. Con los asentamientos informales, la actuación fue igual.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Echeverría, A., y Chourio, M. Hacia una reinterpretación de la dinámica barrial en Maracaibo. En Memorias del V Encuentro Nacional de la Vivienda, I Encuentro Binacional, Vivienda 99, San Cristóbal, 1999, s.p. LOVERA; A., “Mercantilización del mercado de vivienda de las barriadas populares”, en Memorias de la Conferencia Internacional de Urbanismo y Vivienda URVI 98 9th Anual Rinker International Conference on Building Construction, URVI, Barquisimeto, 1998, pp. 167-173. MALARET, H, “Aspectos financieros”, en RUBINSTEIN, j. y CORRALES, A., (coordinadores), La vivienda en Venezuela Un enfoque multidisciplinario, Fundación de la Vivienda Popular, Caracas, 1989, pp. 69-75. Ministerio de Fomento Dirección General de Estadística y Censos Nacionales Octavo Censo General de Población, Caracas, 1950. Oficina Central de Estadística e Informática .Censo General de Población y Vivienda, Caracas, 2002. ROSALES, R., Estampas de la villa, Monte Ávila Latinoamericana, Caracas, 1991. ROSAS, I., “La cultura constructiva popular en las áreas de barrios de ranchos”, en AMODIO, E., y ONTIVEROS, E., Historias de identidad urbana Composición y recomposición en los territorios populares urbanos, Fondo Editorial Tropykos Ediciones Faces-UCV, Caracas, 1995, pp. 21-29. RODRIGUEZ, C., “La proeza de comprar vivienda en Caracas Solo 1 de cada 10 venezolanos puede optar a un crédito hipotecario”, en El Nacional, Caracas, Venezuela, 10/03/2002, G/4-G/5.

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