SINGULARIDAD BARRIAL, UNA ALTERNATIVA POTENCIAL DE CAMBIO. El Caso de Recuperadores Ambientales En Suba – Tibabuyes Dr. Jaime Hernández García hernandez.j@javeriana.edu.co;
Psic. Edilsa Rojas Sanchez edilsa.rojas@javeriana.edu.co. Profesores Departamento de Estética Facultad de Arquitectura y Diseño Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
Resumen Este artículo tiene como objetivo argumentar una alternativa conceptual y proponer una herramienta metodológica interesada en el cambio de las condiciones socio-espaciales de la ciudad. Como alternativa conceptual indaga sobre la segmentariedad y cuestiona la oposición entre una ciudad formal/informal, legal/ilegal, entre riqueza/pobreza; desplazando esta radicalidad y promoviendo un campo de acción que permita re-significar las condiciones socio-espaciales desde la potencialidad de la singularidad como concepto constructivo de ciudad. Y como herramienta metodológica presenta el mapeo de la singularidad barrial como construcción participativa y propositiva de cambio. El estudio se realiza en el sector de SubaTibabuyes en Bogotá con una población dedicada al reciclaje, o de recuperación ambiental, como ellos mismos se denominan. Palabras clave: barrios informales, informalidad, singularidad, fragmento, planes de composición. Introducción Algunas percepciones actuales sobre lo urbano y lo social (cultural-económico) tratan de superar los dualismos establecidos por una filosofía heredada de los principios espaciales de orden greco-romano, éticos-morales cristianos y capitalista-neoliberal económico, todos ellos incluidos en lo que se ha denominado la filosofía o sistema de pensamiento occidental. “Bajo este predominio occidental laten las creencias y costumbres de la diversidad” (Giraldo Isaza, 1.999: 15). En este sentido las categorías o segmentariedades duales, centro/periferia, legal/ilegal, y en este caso formal/informal, riqueza/pobreza, inclusión/exclusión, generan controversias y radicalidades.
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El otro aspecto a tocar es el “mejoramiento”, término que nos lleva ya no a una categoría sino a una jerarquía, con su connotación valorativa y normativa, de superación y progresiva; en el pensamiento pre-existe un modelo, una tendencia hacia un punto “0” o hacia una supuesta `perfección`, filosofía que también conforma el pensamiento occidental. La pregunta aquí seria en ¿cuál es el modelo a seguir?, ¿cómo se mejora o empeora?, ¿qué y quien determina este mejoramiento? Estos paradigmas han hecho difícil la transición al entendimiento del pensamiento complejo contemporáneo, donde se pone de manifiesto la dificultad en los desplazamientos conceptuales, y por ende en los comportamientos sociales, en la economía y en la cultura. Según el filosofo Edgar Garavito (1999: 63) “el desplazamiento de un concepto transforma la sensibilidad y los afectos del medio social que recibe el nuevo pensamiento”. Deleuze & Parnet (1980: 149) nos dicen que “la única forma de escapar de los dualismos es desplazarlos, hasta encontrar entre los términos un desfiladero estrecho semejante a una frontera, que va a convertir al conjunto en una multiplicidad independiente del numero de partes”; la frontera, el desplazamiento esta en la singularidad, término que consideramos desplaza la radicalidad y el modelo predeterminado, busca un intersticio y promueve un campo de acción que nos permite re-significar las condiciones socio-espaciales como concepto constructivo de ciudad, desde esta potencialidad. Esta alternativa conceptual se basa en la significación y pragmática del concepto de singularidad desarrollado por Guattari & Rolnik (2005: 28) como un: “…proceso de singularización, una manera de rechazar todos esos modos de codificación preestablecidos, todos esos modos de manipulación y de control a distancia, rechazarlos para construir modos de sensibilidad, modos de relación con el otro, modos de producción, modos de creatividad que produzcan una subjetividad singular”. Desde esta alternativa, la ciudad informal no puede ser vista desde su opuesto formal (Hernández García, 2012), sino desde su singularidad para que genere transformaciones y cambios trascendentales en su devenir. Esta otra ciudad posee unas características y dinámicas propias e independientes, razón por la cual las condiciones socio-espaciales se movilizan y solucionan de forma diferente por su misma especificidad y particularidad. La singularidad está relacionada mas allá de lo urbano, es un tipo de desarrollo económico, con prácticas sociales y culturales diversas y distintas a las consideradas homogéneas, formales, que proponen otras características en términos económicos del capitalismo neoliberal y global, de la ciudad planeada e institucional. Estas singularidades no se remiten solamente a explorar e inventariar las dinámicas espaciales, sino que también permite acercarnos a esos otros modos diversos de relación social, para abrir paso a la participación, a conocer la manera de construir la planificación, no
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desde lo formal, sino la propuesta por el poblador barrial. Si el mapa mental de la planificación es diferente, puede convertirse en un plan como lo plantea Deleuze & Guattari (1997: 272): “de composición”; penetrado por el azar y el acontecimiento, trayectual, de construcción de devenir. Entonces, ¿cómo entender la singularidad?, ¿Cómo aprender a escuchar las voces de la diferencia y la diversidad social, a destacar el potencial creativo de la sociedad local?, ¿Cómo reconocer las potencialidades, construir un territorio desde quienes lo habitan?, ¿Cómo superar los discursos binarios para aproximarse desde otra perspectiva? Se plantea entonces el mapeo de la singularidad barrial, como metodología que puede contribuir a identificar y comprender estas singularidades. El análisis y la participación de cualquier población involucrada en un territorio aportan significativamente a la construcción conjunta de planes de composición territorial, de tal forma que se logra obtener una organización socio-espacial, cultural, económica que posibilita un pre-diseño y un cambio barrial participativo. Además, permite realizar planes que en determinado momento relaciona fuerzas y establece alianzas entre el poblador, instituciones estatales, ONGs, academia; en la construcción de ciudad. Esta metodología busca contrarrestar la escasa capacidad institucional para respetar y combinar una dinámica propia del sector espacial-social-económica, que no se ajusta ni amolda a los lineamientos dados por un poder de planeación que pretende ser único y homogéneo ante una heterogeneidad y multiplicidad propia de cada sector. Lo anterior se discutirá en un sector periférico de Bogotá, Suba-Tibabuyes, y al estudio de la actividad del reciclaje y la población involucrada de recicladores o como se autodenominan “recuperadores ambientales”. Después de esta introducción, se hace una breve presentación desde la teoría sobre tres temas que le dan asiento a la discusión de este artículo: barrios informales, informalidad y singularidad; revisando algunas posturas conceptuales y empíricas que han desarrollados distintos autores. Luego se explica la metodología usada para este estudio, la cual es parte sustancial de lo que este artículo propone, y después se introduce el lugar de trabajo: SubaTibabuyes. Continuando con la presentación de los resultados y la discusión de sus implicaciones en torno a la singularidad como potencial de cambio. El artículo cierra con unas conclusiones que retoma los temas tratados, y propone nuevos retos y preguntas. Barrios Informales “Los barrios informales son ahora la forma dominante de producción urbana y de vivienda en las ciudades Latinoamericanas. Estos asentamientos son la suma de acciones continuas de hogares de bajos ingresos, cada uno tratando de representar en términos físicos su visión
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de vida y valores a los que aspiran. Estas visiones son ambiciosas y requieren de una prodigiosa energía y creatividad, llevando a su vez a la aparición de una arquitectura doméstica híbrida rica en significado. La exploración de estos entornos auto desarrollados pueden ofrecer pistas acerca del importante rol de la arquitectura doméstica en la transformación y consolidación de las relaciones económicas y la identidad cultural” (Kellett, 2005: 28) Los asentamientos informales no sólo comprenden una gran porción de las ciudades latinoamericanas, sino que también son una parte dinámica de éstas, en términos físicos, sociales y culturales. Fiori & Brando (2010: 188) argumentan que: “La informalidad urbana está entretejida inexorablemente con la ciudad como un todo – en todas las escalas y niveles- y tiene que ser vista como otra vía de ser en la ciudad y construirla”. Los asentamientos informales también son vistos como innovadores y creativos: “Hoy reconocemos el genio innovador de los hogares de bajos ingresos, que toman ventaja de las oportunidades culturales específicas para sobrevivir y mejorar sus condiciones de vida” (AlSayyad, 1993: 5). En términos del espacio construido, éstos entornos están sujetos a distintas interpretaciones: “Nosotros no creemos que ‘informal’ signifique sin forma. Para nosotros implica que surge de sí mismo y de sus realizadores, cuya forma no ha sido reconocida aún, pero está sujeta a reglas y procedimientos potencialmente tan específicos y necesarios como aquellos que han gobernado la construcción de ciudad oficial y formal” (Brillembourg & Klumpner, 2010: 120). O en la asociación con arquitectura vernácula: “... los asentamientos espontáneos [informales], no menos que aquellos asentamientos tradicionales vernáculos tan ampliamente admirados, pueden enseñar mucho a los diseñadores” (Rapoport, 1988: 7273); en los cuales los procedimientos de diseño y construcción enraizados en contextos locales pueden ser similares a los encontrados en asentamientos tradicionales (Oliver, 2006). Por otra parte los asentamientos informales consolidados son imposibles de distinguirse de los asentamientos iniciados formalmente, ya que por una parte los barrios informales tienden a “formalizarse” (Kellett, 2009) mientras los barrios formales tienden a “informalizarce” (Tarchopulos & Ceballos, 2003); desdibujando así la dicotomía formal/informal y sus implicaciones. Para algunos, la informalidad urbana “surge de un paradigma de liberalización” y no puede ser entendida fuera del contexto de la globalización como una vía alternativa de pensamiento y actuación: “... la informalidad urbana no sólo es una alternativa económica y política, sino también una forma de vida” (AlSayyad, 2004: 26-27). La investigación ha sugerido por años que lo formal y lo informal son caras de la misma moneda (Bromley, 1978; Moser, 1994; Santos, 2000; Ward, 2004); Kellett (1995: 27) por ejemplo argumenta que “... lo formal y lo informal son sólo dos dimensiones que están
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intrínsecamente interconectadas: ... la formalidad y la informalidad desde una variedad de disciplinas han demostrado que los dos sectores están lejos de ser independientes y separados”. Todavía existe un dualismo vivo en el discurso alrededor de la ciudad formal e informal, tanto en la formulación de políticas como en el debate académico. Estas percepciones han influido en sub-valoraciones con las cuales los asentamientos informales son vistos comúnmente: ilegales, marginales, fuente de problemas e incapaces de generar alternativas propositivas de cambio; y a sobre-valorar las mediciones cuantitativas en contra de los entendimientos cualitativos. En éste sentido algunas de las visiones actuales y alternativas sobre los asentamientos informales buscan superar estos discursos binarios, aproximándose a ellos desde una perspectiva cualitativa y entendiéndolos dentro de su propio contexto, enfatizando la naturaleza dinámica de los asentamientos informales constituidos como procesos sociales en lugar de categorizaciones estáticas (Lombard, 2012). Informalidad Para muchos el tema fundamental de los asentamientos informales es justamente la informalidad. En América Latina está relacionada no solamente con lo urbano, se considera también un tipo de desarrollo económico de la región, y de prácticas sociales y culturales caracterizadas por expresiones y manifestaciones que difieren de la corriente principal. Lo informal es comúnmente definido como lo opuesto a lo formal; en términos económicos lo formal es el capitalismo neoliberal y global; en materia urbana lo formal es la ciudad planeada, institucional y legal; en lo cultural se podría decir que lo formal es la tradición moderna establecida. El tamaño del sector informal de la economía se ha incrementado rápidamente, la mano de obra informal en 2005 en América Latina correspondía al 48.5% de la población (International Labour Organization, citado en Donovan, 2008: 32). Para Hernando de Soto (1987), la economía informal es ‘el otro sendero’ al desarrollo económico, una ‘revolución silenciosa’ de gente pobre para obtener recursos y ganarse la vida en las ciudades. La economía informal comprende un amplio rango de actividades, y tal vez el único aspecto común entre ellas es que no están registradas con el gobierno, y no pagan impuestos (Ruiperez Palmero, 2006). Santos (2000) argumenta que hay dos circuitos económicos, uno superior o formal y uno inferior o no formal, no obstante, ambos están interconectados, uno depende del otro y viceversa, en el sentido de que ambos son parte del mismo todo. El sector informal tiene poca tecnología, poca productividad, reclutamiento informal del trabajador y auto empleo (Plan Regional de Empleo para Latinoamérica y el Caribe, citado en Ruiperez Palmero 2006). Palma (1988) explica las actividades económicas en los barrios informales, como “los valores, prácticas y expresiones culturales basadas en la ayuda mutua”. El llama estas prácticas ‘populares’, que incluye participación de la familia, y
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estrategias de supervivencia individuales y colectivas. ‘Lo popular’ comprende también organización y cultura; para Palma ‘lo popular’ y pobreza no son necesariamente lo mismo, por esto lo popular no es definido por lo que carece, sino por las propuestas, iniciativas y contribuciones de las personas. “Estas [practicas económicas informales] han pasado de ser observadas de transicionales a una formalización, a ser vistas como una alternativa válida y necesaria para la supervivencia de muchos en el continente. ‘Esta alternativa’ no sólo comprende un tipo económico sino que es visto como un medio de organización que incluye dimensiones tanto sociales como culturales” (Ruiperez Palmero, 2006: 105). Se podría decir que la discusión sobre la informalidad en relación con la formalidad esta en el centro del actual debate sobre los asentamientos populares: es informalidad próxima a lo ilegal, y en esos términos debe ser erradicada, como lo implican las corrientes tradicionales? O es la informalidad una alternativa y debe ser permitida e incluso promovida como algunas corrientes actuales defienden? Es la informalidad una etapa del viaje hacía la formalidad? No hay respuestas a éstas preguntas, pero si, elaboraciones e interpretaciones que confirman la complejidad del tema. Pero si es claro que los asentamientos informales son una parte consistente de las ciudades Latinoamericanas, no son un componente marginal sino un componente central (Brillembourg, et al., 2005; Hernandez & Kellett, 2010). Más aún “las prácticas informales de urbanización y vida urbana, coexisten con el desarrollo urbano regulado en un vasto territorio de condiciones físicas, legales y sociales contrastantes” (Lima & Pallamin, 2010: 39). Singularidad La construcción de ciudad requiere de una permanente transformación física originada desde la forma como habita el poblador y materializada en la modificación espacial. Intentar construir ciudad solo desde los imaginarios formales es desconocer que otras `formas` existen. Hay que basarse en las diferencias, en la dinámica que propicia la ciudad informal, no desde los opuestos sino desde la singularidad que ella misma propicia. Se entiende que la ciudad como sistema está compuesta por fragmentos en donde cada uno tiene características diversas y singulares, no son partes homogéneas de una totalidad que se unen de acuerdo con lo similar, sino que se conectan por sus multiplicidades: no se une desde lo homogéneo, se conecta desde lo heterogéneo. No se puede seguir viendo la ciudad desde lo funcional o estructural únicamente, la complejidad dinámica hace tambalear el pensamiento lineal tradicional, la movilidad permite ser flexible en las categorías de periferia, pobreza, marginalidad, ignorancia, exclusión, e inicia un cruce de fronteras e híbridos que imponen la indefinición, la mezcla, la sobre posición, con resultados instantáneos que a su vez son fragmentos en el tiempo, consistentes y contundentes para el momento que se requiere, sostenibles para un devenir que se construye.
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Dentro de esta visión de superación de los discursos espaciales, sociales y académicos duales, el desarrollo del concepto de “singularidad” planteado en este articulo saca de la discusión de las categorías de oposición el tema de la informalidad y lo pone en un campo en donde se acepta la multiplicidad de fuerzas y los aspectos dinámicos que se movilizan en un territorio; en un fragmento de ciudad que posee unas características que le son propias, que actúan por y en si mismas y en la conexión de estas líneas o fuerzas es en donde se construye la singularidad. No solamente trasciende el discurso de la hibridez cuestionando los límites y las categorías puras, para mezclarlas a través de la generación de una frontera, sino que va mas allá, establece las relaciones y conexiones tanto de lo espacial, como de lo económico, social (gestión, política) y cultural, dejando ver todas las líneas que resquebrajan y emergen de la rigidez intrínseca de las categorías y jerarquías. Godard dice “no solo son importantes los dos campos que se oponen y se confrontan sobre la gran línea, la frontera también cuenta, frontera por donde todo pasa y huye siguiendo una línea quebrada molecular orientada de forma distinta”(citado en Deleuze & Parnet, 1980: 149). Mas allá de las categorías que codifican y encierran al sujeto, al espacio, a lo económico en un deber ser, en un pertenecer, está aquello que emerge, que modifica, que se desvía, que resiste, que no es ni lo uno, ni lo otro pero que se hace presente, generando dinamismo, sucesos. Se ha producido un cambio en la distribución, en las relaciones, a aparecido algo nuevo. La singularidad es presente, es el tiempo del aquí y el ahora, es lograr tomar el elemento sin preconcepciones, categorías ni jerarquías, es lo existente, dejar hablar a ese otro, establecer la relación y construir, no desde la visión que se tiene de organización y planeación de un territorio, sino de todos los signos que emite sin que pase por la interpretación. Como plantea Calabrese (1999: 89), “es el fragmento por si mismo, en donde a partir de sus particularidades se puede establecer la conexión con otro, no es la parte de la ciudad que se tiene que acomodar al esquema establecido, predeterminado aun sin tener las características del modelo requerido”. Metodología Se plantea el mapeo de la singularidad barrial como metodología, que consiste en el levantamiento de sucesos reales, transitorios y dinámicos en un territorio donde constantemente aparecen modificaciones. Este mapa se construye a través de todas las líneas sensibles, emergentes, funcionales, jerárquicas, sujetos, economías, que surgen o se encuentran estáticas; su conexión crea la singularidad. Puede aparecer lo habitual, lo cotidiano, lo extraño, lo que esta demasiado atrapado en las categorías, los afectos, la institución (estado, la iglesia, la familia). Hay que estar alerta a leer, a atrapar aquello que emerge, que fluye para armar las cartografías. Estas fuerzas o líneas las traza la población
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involucrada, quienes a partir de sus trayectos contribuyen significativamente a establecer diversos planes de composición territorial, desde donde surgen otras organizaciones socioespaciales, culturales, económicas que posibilita un pre-diseño y un cambio barrial participativo. Para obtener la singularidad barrial se requiere de los planes de composición (Deleuze & Guatari, 1997: 272), “fundamentados en construcciones de rutas a partir de lo inesperado, de líneas que trazan unas cartografías no predeterminadas”. No son planes de organización y desarrollo, puesto que se da paso al azar, a la posibilidad de encuentro con lo otro, a la inestabilidad e inseguridad, siempre se está a la expectativa de que algo surja. Es un plan constituido por elementos aun no formados, donde se entienden las relaciones de movimiento, dinamismo o reposo del territorio, y donde convergen todo tipo de fuerzas. Es un plan que reúne los heterogéneos, los heteróclitos (singulares, extraños), asegura la consolidación de las multiplicidades. Es importante reconocer que se opone a todo plan de principio o de finalidad, implica evitar categorizar, jerarquizar y significar, abstraerse de la totalidad dada para indicar una re-significación que parta de las singularidades de lo existente. El mapeo busca lo que está fuera de las categorías formal e informal, de lo preestablecido, definido, bien sea desde lo económico, lo legal, lo lingüístico, lo social, persigue las conexiones, las alianzas entre el poblador, instituciones estatales, ONGs, academia; con el sentido de construir la singularidad, un fragmento de ciudad. A partir de esta metodología se respeta una dinámica propia del sector, se crea otra condición espacial-social-económica diferente, propia que no tiene por que ajustarse ni amoldarse a ninguno de los lineamientos dados por un poder de planeación que pretende ser único y homogéneo ante una heterogeneidad y multiplicidad propia. La singularidad reconoce los valores de las sociedades locales, sus potencialidades, estrategias de convivencia, en fin, trata de construir un territorio desde quienes lo habitan. Suba - Tibabuyes El estudio toma un sector periférico de Bogotá, Suba-Tibabuyes, barrios de Santa Cecilia (I y II), Villa Cindy, Santa Rita, San Pedro, Berlín y Lisboa (figura 1); enmarcado dentro de un conjunto de acciones destinadas al cambio espacial y socio-cultural del reciclaje y de los recuperadores ambientales, donde se fomentan las capacidades, la autonomía y el reconocimiento de la identidad cultural de este poblador como habitante de la ciudad transformadores de su espacio vital.
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Figura 1: Localización. Fuente: Google Earth. Recuperado Abril 2011. Este territorio está constituido mayoritariamente por población recicladora que tienen allí su sitio de vivienda, se apropian del espacio publico (calles, vías) con su labor de seleccionar y clasificar el material y realizan recorridos en sus diversas formas de transporte (zorras, zorros, bicicletas, camionetas) movilizándose por todo el territorio. La dinámica social, económica, de vivienda es la de los recicladores, territorio de apropiación por parte de esta población en donde viven su cotidianidad, donde se generan hábitos y costumbres de acuerdo a su actividad laboral, a sus recursos y deseos; población encargada de proponer una cartografía de re-significación de adentro hacia afuera. Resultados y Discusión Después de profundizar en la dicotomía presente en los discursos sobre asentamientos informales/pobres/ilegales/populares, y en donde teóricos del hábitat concluyen el respeto por las dinámicas espaciales y sociales que hay que tener para el estudio de estos asentamientos, de reconocer que nos brindan una oportunidad de construcción de ciudad y constituyen un elemento primordial del espacio urbano; la propuesta intenta a través de la relación entre la filosofía, el contexto socio-cultural que excluye o normaliza, y el urbanismo, dar un punto de vista que aporta a esta controversia.
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Es así, como tomando algunos pensamientos de filósofos contemporáneos como Deleuze, Guattari, Garavito, se propone la aplicación o la pragmática de un concepto como la singularidad, para sacar de la oposición y jerarquización el pensamiento moderno occidental atrapado en estas categorías e iniciar el desplazamiento o transformación de un saber o pensamiento acorde a la complejidad contemporánea, que esperamos logre poner a pensar de una manera diferente los cuestionamientos urbanos y sociales. La discusión se plantea desde el campo filosófico pero se adentra en lo empírico, y se reconoce como la esencia en el constructo del discurso, es a partir de esclarecer y aprehender el concepto de singularidad cuando sucede el desplazamiento del pensamiento, un otro paradigma que asume la complejidad desde la multiplicidad y nos acerca al conocimiento de algo que desconocemos desde otro concepto sin categorías, sin jerarquías, sin predeterminaciones ni interpretaciones, solo conocer desde lo que aparece. Esta esencia permitió cruzar las fronteras para descubrir las conexiones, relaciones que surgieron de las diferentes fuerzas que se cruzan en el territorio. Podría pensarse que se trata de un diagnostico, pero en realidad es un geonàlisis, un mapa creado partir de las “líneas de errar”, referido a “la puesta al día de un trazar que no viene guiado por ninguna intención” (Deligny & Álvarez de Toledo, 2005: 8). Un mapa tendiente a la búsqueda de la complejidad y singularidad territorial, acercarse para descubrir los movimientos, aquellos difíciles de discernir, los que fluyen en el intersticio, invenciones entre segmentariedades, lo que transita por el medio proponiendo otras cartografías en diferentes campos: económico, espacial, social, cultural, político. Hasta el momento, los resultados son fragmentarios, inacabados, en donde según la metodología está en continuo cambio a la espera del devenir, incertidumbre en las conexiones que modifican el fragmento. Estos fueron algunos trazos para acceder a esa realidad, a la construcción del plan de composición (acercamiento, espacio-temporal y sociocultural) y al mapa de la singularidad. PLAN DE ACERCAMIENTO Con este plan se estableció la aproximación a la comunidad (figura 2). Constituido por dos elementos, la observación y el andar, cada uno con sentidos propios. La observación como medio para indagar y descubrir lo incomprensible, aquello que se escapa a las categorías tradicionales (formal/informal); y el andar como acción que constituye los recorridos de exploración, de reconocimiento, sin puntos de referencia estables, de espacios y lugares predeterminados, andar sin finalidad y objetivo, a la deriva, donde se tiene la opción, la capacidad para construir a cada instante un propio mapa e indagar sensorial y perceptualmente un territorio.
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Figura 2: Anotaciones y comentarios en el mapeo inicial. Elaboración: Edilsa Rojas y José Ignacio Torres. Mayo 2011. Este método, denominado “transurbancia” lo propuso Careri (2002: 186) y su grupo Stalker en 1995 (investigadores dedicados al arte urbano, con especial atención en las zonas periféricas de las ciudades), se trata de pasear, de recorrer el territorio levantando mapas no convencionales, de recuperar el descubrimiento en la periferia de la ciudad llena de contradicciones. A estos dos elementos, se le incluyen las imágenes fotográficas, conversaciones casuales con el poblador. PLAN DE COMPOSICIÓN ESPACIO-TEMPORAL Requirió el traslado de la información recogida a los mapas, una geo-referenciación, la revisión en Google Earth para establecer la relación real-virtual detallada y la ubicación de cada uno de los lugares que intervienen en la dinámica del reciclaje. Para conocer minuciosamente el territorio y hacer los levantamientos se realizo una división espacial estratégica del territorio, en este caso se dividió en 3 espacios: el centro del sector Tibabuyes, 6 km de ronda del rio Bogotá correspondiente al sector y ronda del humedal Juan Amarillo (figura 3).
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Figura 3: División del territorio, comentarios y anotaciones. Elaboración: Edilsa Rojas y José Ignacio Torres. Mayo 2011. En cada espacio se detectaron los centros de acopio de almacenamiento y/o comercialización; la Vivienda (permanente, transitoria, propietarios, arrendatarios) teniendo en cuenta los materiales de construcción, la distribución espacial; los espacios abiertos (parques, residuales, ronda de rio, ronda de humedal, calles) y las actividades que realizan (selección y clasificación, ocio, parqueadero de zorra y caballo, agricultura urbana – ornamentación, pan coger -huertas-). En cuanto a Movilidad: Trazado de rutas (recorridos), medios de transporte (carros, zorras), accesos, vías por donde transitan. Con el fin de averiguar la dinámica de los recicladores se realizo un trabajo de campo que incluyo visitas, conversaciones, reuniones. Se elaboraron unas fichas técnicas en donde se les pregunto sobre el material que reciclan, importancia, cantidad, distribución, horarios, ciclos, lugares de selección/clasificación, el medio de transporte, los recorridos internos, rutas de acceso al sector.
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Algunos de los resultados obtenidos hasta el momento se pueden resumir de la siguiente manera: Espacialidad sector Se especifico la división por barrios de las funciones de los ciclos del reciclaje, es así como en Santa Rita-Villa Cindy se realiza en mayor medida la selección-clasificación del material, en Lisboa-Santa Cecilia: el almacenamiento, distribución y comercialización, barrios donde se encuentra el mayor número de centros de acopio, bodegaje y comercio, y por ultimo en la ronda del humedal Juan Amarillo se encontró el almacenamiento y venta de flejes. Tipologías de centros de acopio 20 bodegas de almacenamiento y clasificación (figuras 4 y 5): se selecciona y almacena por material, la selección algunas veces se realiza al aire libre dependiendo del clima, de la cantidad de material que llegue y del día en que se realice la recolección. 8 bodegas de comercialización: caracterizada por la compra y venta de material. Existe una balanza, una persona que pesa y una distribución espacial, el material es temporal de acuerdo a la comercialización del sector y a la temporada del material. 14 bodegas de flejes: dedicados al almacenaje y doblaje de la varilla de hierro. Poseen la máquina de doblaje, algunos tienen elementos de ferretería, 11 de ellas ubicadas entre las carreras 147 y 147ª y 3 ubicadas en la carrera 151D lugar denominando “la bota”
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Figuras 4 y 5: Almacenaje y clasificación del material recolectado. Fotos: José Ignacio Torres. Mayo 2011. Vivienda Algunos recicladores construyen sus espacios o de bodegaje o vivienda con el material que consiguen, constituyéndose en collage de materiales y de técnicas, la mayoría de las veces por adición o sobre posición de capas (figura 6). Su vivienda cuando es propia se va desarrollando y ampliando de acuerdo a las necesidades. Cuando la vivienda es alquilada,
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un espacio de ella está dedicado a almacenar el material y a guardar su medio de transporte (bicicleta o zorro o carruaje).
Figura 6: Vivienda con materiales reciclados. Con el tiempo la vivienda se va mejorando con materiales más permanentes. Foto: José Ignacio Torres. Mayo 2011. Calle Se puede hablar de diferentes maneras de apropiarse de la calle:
cuando la calle se viste de costales de gran tamaño, allí la actividad es la selección del material y el empaque en los “globos”, calles donde se parquean las zorras o carretillas y los globos, calles donde está la zorra, el camión, los globos y el caballo, animal que recibe su alimento en este lugar mientras descargan lo reciclado calles cerradas por un costado límite del humedal enrejado y con salida a una principal vehicular usada para parqueo mientras cargan el camión ocasionando trancones calle que da a la ronda de rio: cambuches que le dan la espalda al jarillon, en el centro se realiza la actividad de selección de material y al otro lado vivienda calle que da a humedal: se realiza el proceso de selección, parqueo de carretillas, se alimentan los caballos. El límite del humedal esta enrejado.
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Espacio abierto Es la prolongación del trabajo del reciclaje, se apropian de los lotes vacios, de la ronda del rio y del humedal, de las calles (figuras 7 y 8).
Figuras 7 y 8: Actividades de selección y clasificación en el espacio abierto. Fotos: José Ignacio Torres. Mayo 2011.
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Material Los materiales que más se recogen y comercializan son: Papel, cartón, metal, flejes y el plástico. Hay otros como el vidrio y los huesos con el que se hace concentrado para animales. Otros recogen, compran el material y lo llevan a diferentes fábricas fuera del territorio como a vidrios-Peldar, la chatarra la llevan a Engativa y el plástico a Soacha. Economía Manejan unos precios de compra y venta del material que por lo general son respetados por todos los centros de acopio y comercialización del lugar, saben las características del mercado en lo relacionado al comercio internacional como por ejemplo que Venezuela está exportando pulpa de papel y en consecuencia el precio para ellos se ha disminuido, lo mismo sucede con el hierro (flejes). Los meses de febrero y marzo son de baja comercialización, junio, julio y agosto de alta. Los mayoristas de las empresas de plásticos y otras recogen el material 2 veces por semana. Movilidad Entran al territorio con el material que recogen en diferentes puntos de la ciudad por la vía de la 80 o la de los “puentes”, por la 132D y la 139, lo venden en los centros de comercialización. Algunos poseen carretilla con tracción humana cuyos recorridos de recolección son cortos, otros con carretillas de tracción animal con recorridos más largos y los últimos con camiones o carros de 2 ejes que se pueden desplazar por toda la ciudad. PLAN DE COMPOSICIÓN SOCIO-CULTURAL Pretendió promover y movilizar la participación social desde el lugar de enunciación en donde se encontrara el sujeto (reciclador, poblador, institución, desplazado, joven, arrendatario…), dando cabida a escuchar la voz del otro desde la diferencia. Esta narrativa surgida de la interacción elabora la cartografía social desde la multiplicidad de discursos, de posiciones, de opiniones que intangiblemente forman el territorio espacial. La cartografía se cruza con los lugares de enunciación Institucionales locales, Distritales, Nacionales; con los decretos y normas vigentes relacionados con el reciclaje, con las propuestas de vivienda de interés social o de interés prioritario, con POT y con todo plan de desarrollo y organización con fines y objetivos predeterminados para esta población. Los recicladores trazan su discurso cuando por iniciativa propia e interés vinculan a los otros pobladores del sector para sensibilizarlos de su quehacer, iniciar una integración social, establecer una estrategia de acercamiento a la forma en que realizan su trabajo y como
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contribuyen en la construcción de un territorio sostenible. Entonces, promocionan diversas actividades como talleres de formación destinados al reconocimiento y manejo del material reciclable con cartón y PET, materiales que transformados permiten ser revertidos en objetos utilitarios (figura 9), en la construcción de la vivienda y cambios en el entorno.
Figura 9: Objetos artísticos y utilitarios realizados con material reciclado. Foto: José Ignacio Torres. Mayo 2011. De la misma forma para movilizar a los pobladores a la apropiación de espacios abiertos propusieron unas “tomas transitorias e itinerantes”, y así atraer de forma contundente a la población invitándolos a compartir un rato con ellos, realizando trabajos con el material (botellas PET, cartón…), jugando con los niños provocando la apropiación (figura 10), mostrando las particularidades y aprehendiéndolo de otra manera; dejando en el espacio, en el reciclador y en el poblador unas huellas transitorias. Estas tomas se llevaron a cabo en la ronda del rio Bogotá en un sector denominado “la bota”, el parque de Villa Cindy y Berlín.
Figura 10: Actividades recreativas en el espacio publico con la “excusa” del reciclaje, generando dinámica social y apropiación espacial. Foto: Camila Cifuentes. Mayo 2011.
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MAPA DE LA SINGULARIDAD: CONEXIÓN DE PLANES Lograr la conexión de los planes seria el ideal para la transformación socio-espacial del barrio. Se ha recogido la voz del poblador desde la singularidad, desde un fragmento de ciudad que nos permitió ver los intersticios, lo que fluye en el medio, sus movimientos particulares. El fragmento nos habla desde la vivienda, que además de ser el lugar de descanso, se destina también como espacio de almacenamiento, bodegaje de material, y parqueo de su vehículo, estas son las necesidades espaciales del recuperador ambiental, ¿hasta donde se tienen en cuenta?. Las calles, consideradas funcionalmente como un lugar de tránsito se subvierte, son ocupadas con diversas labores de selección de material, de parqueo, de ocio, de encuentro, soluciones espaciales donde cada una merece una respuesta particular de acuerdo a las características dadas. Las vías, pequeñas, jerárquicamente v…inexistentes, locales, usadas para el tránsito, los recorridos en distintas formas de transporte (zorras, zorros, bicicletas, camionetas) logran movilizar al reciclador por todo el territorio. Vemos que estos resultados propician la transformación espacial desde otros requerimientos a tener en cuenta tanto en la vivienda como en el espacio público (cambio de diseño de andenes, de calles, de bahías de parqueo…), a priorizar vías y su flujo o circulación. Como resultado del plan espacial, en lo relacionado a movilidad y de acuerdo a la manera como transitan los recicladores en este territorio, habría que intervenir una serie de vías locales prioritarias para ellos e iniciar la apertura, la permeabilidad de la periferia a los centros de la ciudad, incluyendo de esta forma el fragmento, conectándolo física y socialmente. Esta apertura, estaría basada en la población del sector, sus recorridos principales, flujos, formas de comunicarse, espacios que unen… El desarrollo económico sostenible del sector propone el desplazamiento de la inversión y costos de otro sistema masivo a la generación de una infraestructura viable y de fortalecimiento. Económicamente sobra decir que conocen el material que manejan, saben lo que les produce, conocen el mercado tanto nacional como Internacional, se maneja por afectaciones, controlan y auto-determinan los precios en el sector y fuera de él. Socialmente no se consideran un gremio, prefieren actuar por individualidades, cada uno se constituye y asume su labor como independiente, saben que pertenecen a una cadena productiva pero no es de su interés continuarla de hacerla secuencial.
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La metodología del mapa de la singularidad barrial y sus planes de composición, quiere dejar sobre la mesa inquietudes que permitan posteriormente desarrollar acciones en territorios urbanos, consolidados periféricos, en los que propuestas singulares, sean capaces de generar grandes cambios y de esta forma aumentar la complejidad urbana. Concretar la ejecución de las resultantes de estos mapas, contribuye a la conformación de la ciudad fragmentaria singular y en consecuencia a que las condiciones sociales, de apropiación por parte del poblador de su hábitat, este acorde y coherente a lo que ellos mismos han creado y aprehendido. Conclusiones Propositivamente consideramos que la singularidad es una alternativa a las dicotomías férreas (formal/informal, legal, ilegal, pobreza/riqueza) desde donde se ha visto la ciudad, la economía, la sociedad; para tener otra visión de ciudad, de pobreza y de mejoramiento urbano, fue importante encontrar un concepto que desplazara esta dicotomía, borrara el limite entre los opuestos y estableciera la frontera donde se dejara entrever la multiplicidad. Los asentamientos informales son una realidad evidente, ha sido para muchos la única forma de acceder a vivienda y facilidades urbanas; son el presente para una gran porción de la población urbana en América Latina; pueden dar lecciones importantes en términos de riqueza formal, ingenio individual y colectivo, además ofrecen una perspectiva para entender diferentes formas de ver y pensar la ciudad (Brillembourg, et al., 2005; Hernandez & Kellett, 2010; Roy, 2009). Estos asentamientos no son las estructuras físicas, son especialmente los pobladores y lo que ellos hacen por construir su propio entorno y bienestar. La pobreza, la lucha, la vida, los deseos, el trabajo así como muchas otras fuerzas son parte de ésta cotidianidad, buscar como se conectan, que surge de ellas es el camino que indica como se esta construyendo hábitat. Estos barrios están llenos de posibilidades y realizaciones que involucran a personas deseosas de hacerse responsables de sus propios entornos y sus vidas, son lugares extraordinarios, con gente realmente única y con características arquitectónicas y urbanas excepcionales de las cuales mucho podemos aprender. El barrio, al ser tratado como fragmento, da la alternativa de iniciar una conexión con otros, no desde la totalidad de ciudad homogénea, en donde cada espacio es programado desde la norma existente así no tenga las características para que surja ese cambio o desarrollo, sino desde la heterogeneidad que relaciona, que conecta. El fragmento permite realizar una intervención puntual y a la vez eficaz, con la intención de transformar la ciudad fragmento a fragmento. Al ser intervenido un fragmento, se inicia una re significación de los lugares tradicionales, una relectura de los elementos urbanos para lograr importantes efectos de recuperación urbana en un entorno próximo. Entonces, no tenemos barrios informales,
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pobres, periféricos, ilegales sino barrios construidos desde sus potencialidades diversas, múltiples, con dinámicas económicas sostenibles. A partir de esta transformación de pensamiento se puede producir un proyecto urbano de planeación y organización participativa que implica el levantamiento de las condiciones actuales de los lugares, de singularidades y heterogeneidades sociales, espaciales (viales y de espacio publico), económicas, componentes trazados por los pobladores y cuya propuesta genera una otra organización espacial. Un método inductivo que construye devenir, e implica una alternativa potencial de cambio. Bibliografía AlSayyad, N. (1993). Informal Housing in a Comparative Perspective. On Squatting, Culture, and Development in a Latin American and a Middle Eastern Context. Review of Urban and Regional Development Studies, 5, 4 - 15. AlSayyad, N. (2004). Urban Informailty as a 'New' Way of Life. En A. Roy & N. AlSayyad (Eds). Urban informality: transnational perspectives from the Middle East, Latin America, and South Asia. Oxford: Lexington Books. Brillembourg, A., Feireiss, K. & Klumpner, H (Eds). (2005). Informal City: Caracas Case. Munich: Prestel. Brillembourg, A., & Klumpner, H. (2010). Roles of Engagement: Caracas and the Informal City. En F. Hernandez, P. Kellett & L. Allen (Eds). Rethinking the Informal City: Critical Perspectives from Latin America (119 - 136). Oxford: Berghahn Books. Bromley, R. (1978). The Urban Informal Sector: Why is it Worth Discussing? World Development, 6(9/10), 1033 - 1039. Calabrese, O. (1999). La era Neobarroca. Detalle y fragmento. Madrid: Cátedra Careri, F. (2002). Walkscapes, el andar como práctica estética. Barcelona: Gustavo Gili. Deligny F. & Álvarez de Toledo, S. (2009) Permitir, trazar, ver. Barcelona: Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. Deleuze, G & Guattari, F. (1997). Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. Devenirintenso, devenir-animal, devenir-imperceptible. Madrid: Pretextos. Deleuze, G & Parnet C. (1980). Diálogos. Valencia: Pretextos De Soto, H. (1987). El Otro Sendero. Bogotá: Oveja Negra. Donovan, M. (2008). Informal Cities and the Contestation of Public Space: The Case of Bogotá's Street Vendors 1988 - 2003. Urban Studies, 45(1), 29 - 51. Fiori, J. & Brandao, Z. (2010). Spatial Strategies and Urban Policy: Urbanism and Poverty Reduction in the Favelas of Rio de Janeiro. En F. Hernandez, P. Kellett & L. Allen (Eds). Rethinking the Informal City: Critical Perspectives from Latin America. Oxford: Berghahn Books. Garavito, E. (1999). Escritos Escogidos. Medellin: Editorial Universidad Nacional de
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