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Edición 1153, Semanario Comunión Qro.
La Comunicación, hace la Comunión
No. 1153 Año 23 | 29 de marzo de 2020
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Urbi et orbi
Una plaza vacía, pero millones unidos a través de las redes sociales con el Papa Francisco en la oración para pedir por el fin de la epidemia del COVID19. La bendición solemne que imparte el Papa para la Navidad y Pascua ahora se realizó de forma extraordinaria por la situación de pandemia que vive el mundo entero. Con ello se ganó también la Indulgencia Plenaria que, bajo las condiciones actuales, requiere una contrición perfecta (examen de conciencia, aborrecimiento de los pecados y el propósito de no volver a pecar), una comunión espiritual a falta de la sacramental y rezar CON y POR el Papa y sus intenciones.
“Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas”, empezó diciendo el Papa.
“Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”, continuó el Santo Padre.
“Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque sabemos que Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7)” Terminó diciendo.