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Semanario Comunión Edición 1156
La Comunicación, hace la Comunión
No. 1156 Año 23 | 19 de abril de 2020
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Por tu dolorosa pasión,
ten misericordia de nosotros...
Es ya el segundo domingo de Pascua, la Iglesia ha celebrado la victoria de Jesucristo sobre la muerte y el destino glorioso que se nos abre a todos en nuestra búsqueda, a veces más inconsciente que consciente, de la eternidad.
El Papa san Juan Pablo Segundo, en el año dos mil, proclamó esta fi esta de la Divina Misericordia nacida de las revelaciones a una religiosa, paisana suya, Sor Faustina Kovalska.
El cuadro ya es de por sí atractivo, la misericordia, agua y sangre brotadas del costado de Cristo, deteniendo la mano justiciera de Dios se vuelve más atractivo en tiempos de pandemia porque podemos ocupar esta última para renegar de la fe pensando en un castigo divino o, como los que saben utilizar la fuerza e impulso del oponente, convertirla en aliada y motivo para crecer como cristianos que dependen en su vida y en su muerte de la misericordia santificante y de la misericordia extraordinaria o final en el juicio.
A estas alturas hay todavía gente afi rmando, lo constaté esta mañana, que el virus es una mentira, aunque la evidencia nos muestra un número creciente de muertos que, tal vez por la Infi nita Misericordia no son familiares, amigos o conocidos nuestros porque tal vez todavía no estamos preparados para una prueba mayor.
Mientras seguimos suplicando al Señor de la historia por la gente del personal de salud para que ante esta crisis sanitaria sean fortalecidos en nuestra lucha, porque es de todos, donde ellos son los soldados de la primera línea mientras que a nosotros nos toca cuidar el no contagiarnos y no ser propagadores de contagio.
Ante la pregunta, de esta mañana, si era realidad o ficción el tiempo que vivimos, respondí que parece de ficción, una escena sacada de alguna película deun mundo extraño.
La realidad es que las escuelas, comercios y plazas han cerrado, nos hemos recluido en las casas para protegernos, estamos al pendiente de las noticias así como no queriendo, hemos sentido el peso del fastidio que trae consigo la reclusión, pero también es cierto que se abrió una súper carretera para que cada uno desarrolle su relación familiar y su fe desde una Iglesia doméstica. Señor, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.